Día 12: "Días difíciles"
Shipp: Myscenas x Fudo
Universo Alterno.// Modern AU.// Drabble.// Headcanon.// Leve OoC.
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Un fuerte aroma a frutos rojos se había adueñado por completo de la casa. No era común en él renegar, pero si había algo que realmente odiaba con todo su ser, eran esos malditos días del mes. Muchos le decían que debería considerarse afortunado, ya que su celo duraba apenas 3 días y eran controlables con supresores orales, mientras que a otros les duraba hasta una semana entera o a duras penas les servían para controlarlos... Alphas tenían que ser.
- Ya quisiera ver a uno de esos imbéciles aguantandolo ésto.- Gruñó fastidiado, dejándose mimar por su Alpha.- Que primero intenten soportar sentir como si un cuchillo les cortara el interior, la fiebre, los escalofríos, y la incomodidad de sentirte todo mojado, sin contar que tengas que soportar a todos jugándote si el celo te sorprende en público, y cientos de Alphas estúpidos que se sienten tan hermosos como Apolo acosándote.
Myscenas no decía nada. Con el tiempo había aprendido que en esos días, Fudo lo único que quería era ser escuchado, desahogarse y soltar todo lo que cargaba encima. Sin recibir consejos, ni palabras de aliento, ni tampoco regaños... Solo que lo escuchara.
- Todo ésto es horrible...- Murmuró, antes de que se le quebrara la voz, y se refugiara en los brazos de Myscenas, quién lo recibió.
Fudo no era una persona llorona, todo lo contrario, rara vez se dejaba ver vulnerable. Pero durante el celo, sus hormonas eran un verdadero desastre, haciéndolo pasar del llanto a la euforia en cuestión de segundo, sin que él mismo supiera el motivo.
- ¿Necesitas algo?- Ofreció el Alpha cuando el Omega locro calmarse un poco.- ¿Agua?, ¿algo de comer?...
- Quizás... Algo de pay de zarzamora.- Respondió, limpiandose el rastro lágrimas.
- ¿Y algo de helado de vainilla?- Sugirió con una ligera sonrisa Myscenas, logrando contagiarle la sonrisa a Fudo.- ¿Y algo de malteada de chocolate?
- Me conoces tan bien...- Rió bajo el peli-verde.
- Sabes que en estos días, mi mayor prioridad es mimarte.- Respondió, abrazándolo.- Sabes que a todo lo que pidas durante estos días, la respuesta es sí. No importa qué tan raro sea.
Fudo se dejó abrazar, acurrucándose un poco. Vaya que lo sabía, y más de una vez había aprovechado para sacar ventaja...
- ¿Cómo cuando te pedí matrimonio?- Rió Fudo.
- Claro. Y si me lo volvieras a pedir, te volvería a decir que sí. Aún si vuelve a ser gritos, después de que casi estragulas al taxista de camino a casa.
Ambos se rieron unos segundos al recordar aquel día. Lo que debía ser una cita al cine y a comer, con una pequeña sorpresa por parte de Fudo durante la comida, terminó en ellos volviendo a casa a toda velocidad. Con Fudo medio enloquecido por el celo y el dolor que producía, desesperado por llegar a casa por sus supresores en hora pico, y dándole el susto de su vida al pobre taxista. Myscenas disculpándose con medio mundo y protegiendo a su Omega de cualquiera que intentase pasarse de listo en el trayecto— aunque no fue necesario. Fudo sabía cuidarse sólo bastante bien—, y quedándose a cuidarlo por petición del mismo Fudo. Tan solo para que, probablemente bajo los efectos de las hormonas alborotadas, pasó el anillo por debajo de la puerta, mientras desde el otro lado le gritaba la típica pregunta de: ¿Te casas conmigo?
- Te dije que algún día íbamos a reírnos de ese día.- Sonrió Myscenas.
- Y cómo siempre, tenías razón.
Ambos se sonrieron, y después de un pequeño beso, Myscenas se levantó, no sin antes arropar a Fudo.
- Iré por tus cosas. Enseguida vuelvo.
- Aquí te espero.
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