Día 11: "Un Omega diferente"
Shipp: Milo x Shaka
Universo de Saint Seiya siguiendo la línea temporal de Soul of Gold.// Final alternativo.// Headcanon.// What if...?
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Después de la batalla en Asgard, y recibir como retribución una nueva vida por gracia de Odin, volviendo al Santuario para apoyar en lo que pudieran, y culminando la guerra santa, trayendo de vuelta la paz a la Tierra, cada quién había seguido un camino diferente.
Mu había vuelto a Jamir al lado de su discípulo, quién lo recibió con inmensa alegría por saberlo vivo y a salvo. Aldebarán, había terminado siguiendo a Mu poco después.
Saga pasaba sus días sirviendo fielmente a Athena, lamentándose por la muerte de su gemelo.
Death Mask, después de todo lo vivido, parecía haber cambiado y si bien no era un ángel, al menos ya no era un maldito sádico con quienes no lo merecían.
Aioria y Aioros trataban de recuperar el tiempo perdido, poniéndose al corriente con sus vidas, y disfrutando cada momento por pequeño que fuera o insignificante que pudiera parecer.
Dohko pasaba sus días siendo prácticamente el guía de todos, el consejero a quien todos recurrían al ser el mayor de todos.
Shura había logrado limar asperezas con Aioria y Aioros, pero ahora sus días los dedicaba a saldar su deuda con su diosa. Sirviendo voluntariamente como escolta personal de Saori en su vida diaria.
Camus era quién más peso cargaba en sus hombros por lo ocurrido en Asgard. Todos eran conscientes de que todo había sido parte de un plan del aguador, pero aún así, les era difícil confiar plenamente en él. Camus lo sabía, y por eso prefirió tomarse un tiempo fuera del Santuario, sin que nadie supiera su paradero. Era claro que todos necesitaban un tiempo para sanar por completo esa herida y poder perdonarse genuinamente.
Afrodita, al igual que Death Mask, después de todo lo que vivió, cambió para bien. Ahora era mucho menos orgulloso y arrogante que antes. Al igual que Death Mask, había demostrado estar realmente arrepentido de sus actos, y buscaba la forma de enmendarlos. Aunque era consciente de que ganarse el perdón y recuperar completamente la confianza de todos sus compañeros no iba a ser fácil ni iba a ocurrir de la noche a la mañana.
Milo era de los más afectados por todo lo ocurrido. Su relación con el caballero de Acuario era un secreto a voces, algo que todos daban por cierto, pero de lo que nadie hablaba. Y de seguro todo lo de Asgard, y la huida de Camus, no debían estarle sentando nada bien.
Shaka era de los que aparentemente mejor habían asimilado la situación. Todo lo ocurrido parecía no haber afectado su vida, pero solo Virgo sabía lo que realmente pasaba por su cabeza desde que volvieron a la vida.
En esa generación hubo relativamente pocos Omegas, siendo solo 3: Aries, Escorpio y Piscis. A diferencia de otras generaciones, dónde habían llegado a ser al menos la mitad, y en algunas la mayoría. Ciertamente, su generación había sido bastante inusual en varias cosas, entre ellas, ser la primera en la que Virgo no era un Omega, sino un Alpha.
Shaka siempre vió a Milo con cierta intriga. A pesar de ser un Omega, físicamente no lo aparentaba y fácilmente podría ser confundido con un Alpha, de no ser por su aroma a jazmín, que siempre lo delataba.
Milo nunca ocultó, ni renegó o se avergonzó de su naturaleza Omega, cómo lo hicieron Mu y Afrodita en su momento, antes de finalmente aceptarse. Al contrario, Milo aceptó fácilmente su naturaleza Omega y nunca tuvo problema alguno para decirlo, genuinamente parecía orgulloso de ser lo que era. Y todo eso, logró llamar la atención de Shaka, aunque jamás tuvo la osadía de decírselo de frente. No lo creyó apropiado.
Pero después de los acontecimientos en Asgard, y ver la determinación de Milo en hacer entrar en razón a Camus, aún siendo un Omega contra varios Alphas. Nunca vaciló ni un segundo, llegando a enfrentarse en un mano a mano con Camus, un Delta, y contra ese dios guerrero, un Alpha. Todo eso, hizo que su interés en el custodio de la octava casa creciera aún más.
Por eso, cuando recibieron otra oportunidad de vivir, decidió intentar llegar al corazón de Escorpio.
Milo parecía algo reacio a la compañía, vaya que la partida de Acuario a un destino desconocido lo había afectado bastante. Pero poco a poco bajaba su guardia con Shaka, permitiéndole acercarse.
Con el correr de las semanas, se les veía cada vez más juntos, llegando a verlos incluso pasear por Rodorio. Y todo eso no pasó desapercibido para nadie.
- Shaka, ¿tienes un momento?
- ¿Qué pasa, Aioria?
El guardián del templo del león de Nemea, se acercó al guardián del templo de la virgen, hasta quedar frente a frente.
Shaka de inmediato se dió cuenta de que Aioria tenía algo importante para él de qué hablar, y no se iba a ir hasta hacérselo saber.
- ¿Cuáles son tus intenciones con Milo?
Aioria no se andaba con rodeos cuando algo le inquietaba, y no dudaba en ser directo.
- Ya ha pasado por demasiadas cosas, y te juro que como le hagas algo...
- Entiendo que te preocupes por él, Aioria. Pero te aseguro que no tengo ese tipo de intenciones.- Respondió tranquilamente el rubio.- Admito que me atrae, pero no pienso apresurar ni forzar nada. De momento solo estamos conociéndonos a fondo, es todo.
- ¿Ya te lo dijo?- Cuestionó Aioria. Shaka no entendió a qué se refería.- Ya veo. En ese caso, yo no voy a ser quién lo haga. Solo te lo advierto, Shaka, ten cuidado con lo que dices. Milo es más especial de lo que podrías creer, así que no le hagas daño.
- Puedes estar tranquilo.- Afirmó Shaka.- No soy esa clase de Alpha.
- Eso espero.- Murmuró Aioria, para después irse.
Esa pequeña conversación dejó pensando a Shaka por un buen rato. ¿Qué no le había dicho Milo?... Bueno, le daría tiempo al Omega de hablar.
Se encontraba sentado en la sala de su templo, esperando a Milo para tomar algo de té, cuando sintió un par de brazos abrazandolo por la espalda.
- Hola, Milo.- Suspiró con una sonrisa. Reconocería ese aroma a jazmín dónde fuera.
- Lamento llegar tarde.- Sonrió el peli-morado, sentándose frente a él.- Estuve... Pensando en algo.
- No te preocupes. ¿En qué estabas pensando?
Milo parecía algo dudoso, jugando con la taza de té que sostenía en su mano.
Shaka no quería hacerlo sentir presionado, así que se limitó a dar un pequeño sorbo a su té y esperar.
- Yo... Quiero hablarte de algo.- Suspiró Milo.- Si esto va a ir en serio... Tenemos que hablar.
- De acuerdo.- Accedió Shaka.- Te escucho.
Milo de nuevo parecía dudar, e incluso bebió más té y respiró muy profundo antes de decir algo.
- Shaka, yo... Lo siento, es que no es fácil para mí hablar de esto.
- Tranquilo. Tómate tu tiempo.
- Shaka... Tú...- Milo parecía bastante nervioso, y Shaka no entendía porqué. Quizás era algo grave, vergonzoso o delicado para él.- ¿Qué es exactamente lo que esperas de un Omega?
El Alpha rubio se sorprendió por esa pregunta, y no entendió exactamente a qué se podía estar refiriendo Milo. ¿Hablaba de apariencia física, de valores, opiniones, ideales...? Era demasiado ambigua como para darle una respuesta.
- ¿Podrías ser un poco más específico?- Pidió, tratando de no sonar agresivo. Milo respiró profundo, y dejó su taza de lado.
- ¿Qué esperas en una relación con un Omega?- Repitió Milo.- ¿Esperas sexo?, ¿quieres cachorros?, ¿aceptarías una relación sin sexo de por medio?
Bien. Quizás eso había sido algo excesivo, pero al menos ahora podía dar una respuesta.
- Pues, siendo sincero contigo, Milo. Mentiría si dijera que jamás he sentido atracción de índole sexual por alguien, y... Bueno, aunque pocas, en algunas ocasiones cedí a esa atracción.- Respondió tranquilamente.- Para ser franco, no me parece que el sexo sea algo primordial en una relación. Quizás suene raro, pero, las únicas personas por las que he llegado a sentir ese tipo de atracción, ha sido cuando existe un vínculo emocional de por medio. Jamás con alguien desconocido.
- ¿Y yo te atraigo de esa forma?- Volvió a preguntar Milo, sonando algo incómodo.
- No quiero hacerte sentir incómodo, pero sí.
Escorpio se acomodó mejor en su lugar, volvió a respirar para calmarse, y entonces habló.
- Shaka, hay algo que tengo que decirte. Y sé que quizás haga que no quieras continuar ni formalizar esto, así que... Creo que solo lo diré.- Suspiró.- Jamás he sentido atracción sexual por nadie. Y sí, sé que suena raro y que quizás no me creas, pero no puedo mentirte con algo así. Ya comprobé por las malas que mentir solo empeora todo.
Shaka no dijo nada. Sentía que Milo aún no terminaba su discurso, y lo dejó seguir.
- La verdad, es que sí me gustas, y creo que estoy enamorado de tí. Y quizás pueda aceptar hacerlo una o máximo dos veces al mes, pero solo eso.- Añadido Milo.- Así que si lo que buscas en un Omega es una vida sexual demasiado activa, creo que no soy el indicado.
Milo parecía decaído después de aquella confesión. ¿Eso era a lo que se refería Aioria?
Shaka se levantó y fue hasta él para abrazarlo, sorprendiendo a Milo, quién no esperaba esa reacción.
- Ya te dije que eso no es vital para mí. Así que si hay o no, realmente no me importa mucho.- Respondió el Alpha.- Me importa mucho más que un Omega sea alguien en quién puedo confiar, con quién puedo contar en mis peores momentos, alguien que sea sincero conmigo. Prefiero mil veces a alguien fiel a sí mismo, a sus ideales, fuerte, valiente, inteligente e independiente, que alguien que lo único que tiene para ofrecer es sexo. ¿Y sabes algo, Milo?, en Asgard me demostraste que eres el primer caso, y entre más te he conocido, más me convenzo de que eres el indicado.
Milo suspiró y agachó la cabeza, apretando los ojos para tratar de impedir la salida de unas cuantas lágrimas.
- ¿Has tenido malas experiencias al hablar de ésto?
Milo asintió con la cabeza, dejándose abrazar por Shaka.
- ¿Quieres hablar de eso?
- Los únicos que sabían de esto, eran Aioria y Camus, y ahora tú.- Suspiró Milo.- Muchas veces lo intenté, pero... Nada, no importa lo atractiva que sea una persona, o si siento algo por ella o no. Solo, no soy capaz de sentir ese deseo. Incluso me incomodo demasiado con la cercanía extrema con fines sexuales... Suena estúpido, ¿no?
- No.- Afirmó el rubio.- Eso, Milo, es ser asexual, y no tiene absolutamente nada de malo.
- Honestamente, aún es difícil para mí hablar de ésto.- Admitió el Omega, con un ligero rastro de lágrimas en las mejillas.- Me tomó años aceptarlo. De no ser por Camus, quizás jamás lo habría aceptado.
- Camus, para él tampoco debió ser fácil aceptar su realidad.- Mencionó Shaka, logrando captar la atención de Milo.- Sí, también sé que Camus es asexual, él fue de gran ayuda para mí. Así que entiendo cómo te sientes, hubo un tiempo en el que también creí serlo. Pero gracias a Camus descubrí que encajo un poco mejor en el término demisexual.*
- A veces desearía tener el mismo valor y coraje que Camus.- Suspiró Milo.- Al menos él lo admitió y aceptó rápido, yo lo negué hasta las últimas consecuencias. Pero fue Aioria quién me hizo entender finalmente, que no podía vivir engañándome a mí mismo y a los demás.
Bueno, ahora Shaka entendía que Aioria sí se refería a eso.
- Entonces, ahora que dijimos todo lo que teníamos que decir, ¿quieres formalizar esto?- Preguntó el rubio, separándose un poco para tomarse de las manos y verse a los ojos.
- ¿Te me estás declarando?- Sonrió Milo, intentando aligerar el ambiente.
- Sí.- Le devolvió la sonrisa Shaka.- ¿Me darías el honor de ser tu Alpha?
Milo soltó una pequeña risita por la ternura que aquella pregunta le causó, y responsable con un beso en la mejilla de Shaka.
- Honor concedido.- Respondió con una sonrisa.
Ambos rieron un poco, y volvieron a abrazarse por un par de minutos, antes de separarse y continuar tomando té y hablando por un largo rato.
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