🌸 Capitulo 8 🌸
Maratón 2/3
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—¿Quién más lo sabe? —preguntó Sakura, con una mirada curiosa pero comprensiva.
—Solo ustedes dos y mi familia. Y quiero que siga así —respondió Nirei, con una mezcla de nervios y determinación en su voz.
Sakura asintió lentamente.
—Tranquilo, no diremos nada —aseguró, con una sonrisa tranquilizadora. —Tu secreto está a salvo con nosotros.
Suo, que había estado en silencio hasta ese momento, se inclinó ligeramente hacia Nirei, su rostro reflejaba una expresión de confianza y apoyo.
—Así es, Nirei. Nos cuidamos mutuamente, ¿recuerdas? Esto es entre nosotros tres, nadie más tiene por qué saberlo.
Nirei respiró hondo, sintiendo una oleada de alivio. A pesar de sus inseguridades, de todo lo que había tenido que ocultar, ahora se sentía más libre que nunca. La conexión que había formado con los alfas era genuina, y sabía que podía confiar en ellos.
—Gracias, de verdad —dijo, sonriendo con gratitud.
Tanta fue la emoción de Nirei que se inclinó hacia adelante para expresar su agradecimiento, sin darse cuenta de que la sudadera que llevaba puesta, que le quedaba algo holgada, se deslizó un poco más hacia abajo, dejando al descubierto un poco más de su piel. La visión fue suficiente para que los alfas se sonrojaran profundamente, especialmente al notar los moretones y marcas que aún quedaban en su cuerpo.
Suo apartó la mirada rápidamente, claramente incómodo por la situación, mientras que Sakura, que intentaba mantener la calma, no pudo evitar tragar saliva. Ambos alfas estaban visiblemente nerviosos, intentando desviar sus pensamientos, pero era imposible no notar lo vulnerable que se veía Nirei en ese momento, algo que solo aumentaba su deseo de protegerlo.
Nirei, ajeno a la reacción de los alfas, siguió sonriendo con gratitud, sin darse cuenta del efecto que causaba en ellos. Su rostro se sonrojó ligeramente al ver la incomodidad en sus rostros, pero no entendió por qué.
—¿Lo siento? —preguntó, todavía sin comprender lo que había sucedido.
—No es tu culpa —dijo Suo, intentando calmar la situación, aunque su voz traicionaba un leve nerviosismo.
Nirei los observó confundido, sin entender del todo la razón de la incomodidad en los alfas. Justo cuando la tensión parecía desvanecerse, Sakura no pudo evitarlo más y le lanzó su chaqueta a Nirei con rapidez, cubriendo su cuerpo.
—Cúbrete, bobo —dijo Sakura, su tono de voz algo brusco, pero con un atisbo de preocupación en su mirada.
Nirei, con un puchero en el rostro, miró la chaqueta antes de levantar las manos en señal de confusión.
—Pero estoy cubierto —respondió, sin entender por qué todo el alboroto.
«Adorable» pensaron al unísono tanto Suo como Sakura.
Ambos alfas, incapaces de evitar el pensamiento, sintieron un torrente de afecto por el rubio frente a ellos, lo que solo hizo que la situación se volviera aún más incómoda para los tres.
Nirei, aún un poco confundido, observó a los alfas, intentando procesar lo que acababa de suceder.
—Bueno, yo... mmm, voy a salir, así que tienen que irse —dijo, señalando la puerta con una ligera incomodidad.
—¿A dónde? —preguntaron ambos alfas, con curiosidad.
—Voy a ir a un festival en Shibuya y tengo que cambiarme para llegar a tiempo —respondió Nirei, mirando hacia su habitación como si estuviera pensando en los detalles.
Sakura levantó una ceja, luego se giró hacia Suo, quien asintió con una sonrisa.
—Cámbiate, vamos contigo —dijo Sakura, como si fuera lo más natural del mundo.
—¿Qué? —Nirei los miró con los ojos bien abiertos, sorprendido por su propuesta.
—Por mí no hay problema —respondió Suo, con una ligera sonrisa traviesa.
«De hecho, me gustaría acompañarte», pensó, pero no lo dijo en voz alta.
Nirei, aun un poco en shock por la sugerencia, no pudo evitar sentirse un poco aliviado por la compañía. Sin embargo, la incomodidad de la situación seguía presente.
El viaje fue tranquilo, o al menos eso pareció para Nirei. Caminaba por las animadas calles de Shibuya, sin percatarse completamente de la tensión en el aire. Mientras él trataba de concentrarse en el bullicio a su alrededor, los dos alfas se mantenían alerta, vigilando cada movimiento, cada sombra que se deslizaba entre la multitud. A pesar de que intentaban disimularlo, sus miradas no podían evitar deslizarse hacia él de vez en cuando, con una mezcla de preocupación y posesividad que no podían ocultar.
El ambiente de la ciudad era animado y vibrante, las luces de los carteles brillaban intensamente mientras las personas se movían rápidamente por las aceras. Sin embargo, para los alfas, nada de eso importaba. Lo único que les preocupaba era Nirei, quien avanzaba con paso firme, pero inconsciente de la creciente presión en el aire. La forma en que otros alfas y betas fijaban su mirada en el omega rubio no pasó desapercibida para ellos. Cada vez que alguien lo miraba con demasiada insistencia, el malestar en los alfas crecía y la irritación se hacía más palpable.
Sakura, al caminar ligeramente delante de Nirei, frunció el ceño al ver cómo un par de alfas lo observaban con más atención de la que él consideraba apropiada. Los ojos de Suo también se entrecerraron, claramente molestos y su postura se tensó, como si estuviera listo para reaccionar ante cualquier amenaza.
Nirei, por su parte, no notaba completamente la tensión que sus acompañantes estaban experimentando. Estaba demasiado concentrado en evitar el contacto visual con la multitud, nervioso por la situación y en cierto modo, también avergonzado. No era común para él caminar por la ciudad acompañado de dos alfas tan imponentes y mucho menos que toda la atención se centrara en él. Pero el hecho de que ellos lo siguieran de cerca le daba un cierto grado de seguridad, aunque no podía evitar sentirse un tanto abrumado por la presión que generaba la presencia de los alfas.
—¿Todo bien? —preguntó Nirei con voz suave, intentando aligerar la tensión, aunque no estaba seguro de qué podía hacer para cambiar el ambiente que lo rodeaba. Su tono intentaba transmitir una calma que no sentía por completo.
—Sí, todo está bien —respondió Suo rápidamente, su tono más brusco de lo que hubiera querido. Luego, al notar su reacción, suavizó un poco la expresión—. Solo... sigue caminando. No te preocupes por nada.
A pesar de sus palabras, Nirei notaba la incomodidad de ambos alfas. No sabía exactamente qué les pasaba, pero su instinto le decía que algo no estaba bien. Decidió seguir adelante, pero el ambiente se volvía más denso a cada paso que daban.
La ciudad continuaba su ritmo sin detenerse, pero para el trío, el mundo parecía haberse reducido a una esfera tensa y cargada, donde cualquier distracción podía convertirse en una amenaza. Los alfas, siempre atentos, seguían de cerca al omega, como sombras protectoras y Nirei, aunque agradecido por su presencia.
—¿Oye, Nirei, y de qué es el festival? —preguntó Sakura, con los brazos detrás de su cabeza y una sonrisa relajada en el rostro.
Nirei miró hacia el frente mientras continuaba caminando, tratando de mantenerse tranquilo bajo la mirada curiosa y protectora de los alfas.
—Es un festival de luces —respondió. La idea del festival parecía un buen escape para calmarse, pero su mente seguía ocupada con la presencia constante de los alfas cerca de él. —Van a haber varias exhibiciones y... comida, claro —añadió, intentando hacer la conversación más ligera.
Sakura sonrió, sintiendo un poco más de alivio por la naturaleza relajada de Nirei. A pesar de que la tensión no desaparecía del todo, la compañía del omega parecía suavizar el ambiente.
—Entiendo, por eso venimos a esta hora —dijo Suo con su habitual calma, caminando con los brazos detrás de su espalda, disfrutando de la brisa fresca que recorría Shibuya. Su tono parecía desconectado de la realidad que estaban viviendo en ese momento, pero era claro que su mente aún estaba alerta.
—Exacto —sonrió Nirei, sintiéndose un poco más relajado a medida que avanzaban, disfrutando de la compañía. La charla ligera lo ayudaba a alejar la ansiedad que se acumulaba lentamente en su pecho.
—¿Y pensabas venir tú solo? —exclamó Sakura, frunciendo el ceño y mirándolo con sorpresa y algo de reproche en su tono. La incredulidad en su voz era evidente, pero la preocupación no se había ido de su expresión.
—Sí —respondió Nirei sin pensarlo demasiado, con un encogimiento de hombros como si fuera lo más normal del mundo. La idea de ir solo no le parecía tan descabellada, pero al ver la reacción de los alfas, se dio cuenta de que tal vez no era tan prudente como pensaba.
—¡No, no! —Sakura se detuvo en seco, mirando al rubio con los ojos abiertos, sorprendida por su respuesta. La seriedad de la situación pareció calar de inmediato. —¡Eso es una locura! ¿Cómo vas a ir solo a un festival de noche? ¿Y si pasa algo?
Nirei sonrió ligeramente, sin poder evitar que una pequeña risa escapara de sus labios al ver la reacción de Sakura. Aunque su tono era relajado, la preocupación detrás de las palabras de Sakura lo tocó de alguna forma.
—No soy tan débil —respondió con una mirada tranquila, aunque, en el fondo, agradecía que los alfas estuvieran allí con él. La seguridad que ofrecían no pasaba desapercibida, pero no quería admitir lo mucho que su presencia lo tranquilizaba.
Suo observó la escena entre los dos con una ligera sonrisa, pero no dijo nada. Sabía que Sakura tenía su propia forma de preocuparse por Nirei y que su manera de expresarlo era a veces un poco exagerada. Pero, por otro lado, él entendía que la seguridad del omega era una prioridad.
—Bueno, ahora no estás solo —dijo Suo, como si todo fuera una conclusión obvia, dándole un pequeño empujón a Nirei en el hombro. Aunque su tono era relajado, las palabras transmitían algo de confianza, algo que Nirei agradeció, incluso si su mente seguía en alerta.
Nirei lo miró, algo confundido, pero al final decidió seguir caminando, disfrutando de la presencia de los alfas a su lado, aunque no estuviera completamente acostumbrado a toda la atención que atraía. Sus pasos se volvieron más ligeros mientras avanzaban por el sendero iluminado por las luces del festival.
Las luces del lugar sorprendieron a los tres cuando llegaron, iluminando el ambiente con colores vibrantes y una atmósfera festiva. Las personas se movían por todas partes, vestidas con trajes tradicionales y coloridos, mientras que los cachorros corrían y jugaban, llenando el aire con risas y alegría. Los grandes puestos de comida, con sus delicias y aromas, ofrecían un festín visual y olfativo, que hacía agua la boca.
—Está increíble —exclamó Sakura, con una sonrisa de entusiasmo, mirando a su alrededor mientras sus ojos brillaban con emoción. El aire fresco y el ambiente festivo parecían relajarlo un poco, aunque sus ojos seguían alertas.
—Demasiado —añadió Suo, su voz también cargada de admiración, mientras observaba todo lo que lo rodeaba. La vibra del lugar le transmitía una sensación agradable, aunque su mente seguía parcialmente alerta por cualquier peligro que pudiera surgir.
Nirei, en el medio de los dos alfas, sonrió al ver sus expresiones. Era la primera vez que experimentaba algo tan lleno de vida y color, pero lo que más le llamaba la atención era el hecho de que no estaba solo. Sus pasos se volvieron más lentos mientras se sumergía en la atmósfera alegre que lo rodeaba. Miró a ambos alfas y, por un momento, se permitió dejarse llevar por el momento. Se sentía afortunado de tenerlos a su lado.
—Es... increíble —dijo Nirei, con una sonrisa tímida, observando cómo todo parecía tan vibrante a su alrededor. Los colores, los sonidos, todo era un espectáculo fascinante para él. Pero lo que realmente le llamaba la atención era lo que sentía al estar acompañado de los alfas. No estaba solo, y eso, de alguna manera, lo hacía sentirse más completo.
Los chicos recorrieron el lugar poco a poco, disfrutando de cada rincón del festival. Olvidaron lo ocurrido, sumidos en la atmósfera alegre y festiva que los rodeaba. Nirei se sentía relajado y feliz al estar tan cerca de los alfas, disfrutando de su compañía sin pensar en nada más. El bullicio de la ciudad los envolvía, pero para ellos tres, el tiempo parecía detenerse mientras caminaban juntos.
De repente, Nirei sintió una extraña sensación en su mente, como si una voz suave susurrara en sus pensamientos, interrumpiendo su paz momentánea.
"Mis alfas"
Nirei se sorprendió, mirando alrededor como si esperara encontrar alguna explicación a lo que acababa de escuchar. La palabra "mis" resonaba en su mente con una fuerza inesperada, como si hubiera sido una afirmación irrefutable.
"No son tuyos", respondió su propia mente rápidamente, con una reacción rápida y algo molesta.
"Sí lo son, son míos... bueno, nuestros", replicó su omega con una actitud juguetona, como si no tuviera intenciones de callarse.
El rubio se sonrojó profundamente al escuchar aquellas palabras, sintiendo una oleada de calor recorrer su cuerpo. ¿Qué estaba pensando su omega? pensó confundido. Trataba de concentrarse en el entorno, en las risas y luces a su alrededor, pero esa voz interna no dejaba de darle vueltas en la cabeza.
Decidió ignorar la loca idea y centrarse en disfrutar el momento, aunque no pudo evitar que una pequeña sonrisa se asomara en su rostro ante la absurda conversación interna. Quizás, por primera vez, empezaba a sentirse algo más cercano a lo que estaba sucediendo. "No pienses demasiado" se dijo a sí mismo, mientras volvía a fijar su atención en los alfas, que seguían caminando a su lado con sonrisas relajadas.
Sakura, al notar la pequeña sonrisa en el rostro de Nirei, no pudo evitar sonreír también. Siempre había sido perceptivo, y aunque Nirei intentaba esconderlo, podía ver que algo en él estaba cambiando, aunque fuera un pequeño paso.
—¿Estás bien? —preguntó Sakura, acercándose un poco más a Nirei, su tono de voz fue más suave ahora.
Nirei asintió rápidamente, intentando disimular la incomodidad que aún sentía en su pecho.
—Sí, solo... me siento bien —respondió, sin querer dar demasiadas explicaciones. El ambiente del festival, las luces brillantes y las risas de los niños, lo envolvían de una manera reconfortante. Estaba tan acostumbrado a la soledad y al aislamiento que de alguna manera lo extraño era ahora sentirse rodeado de tanta gente y sin embargo, estar tan bien.
Suo, caminando al lado de Nirei, le lanzó una mirada tranquila que siempre parecía tener.
—Disfruta del momento —dijo Suo, como si leyera sus pensamientos. —A veces, no es necesario pensar demasiado en lo que está pasando.
Nirei lo miró, notando la sinceridad en su tono y por un momento se permitió relajarse. Las tensiones que había estado cargando comenzaron a desvanecerse poco a poco, reemplazadas por una sensación de tranquilidad que no había sentido en mucho tiempo.
Sakura, que había estado observando la escena, sonrió de nuevo y señaló un puesto de comida que había a lo lejos.
—¿Vamos a probar algo? —preguntó, intentando animar aún más el ambiente.
Nirei asintió, disfrutando de la propuesta. El aroma a comida se mezclaba con la música lejana, creando una sensación cálida y acogedora. Decidió que, por esa noche, dejaría de lado las dudas y disfrutaría de la compañía de los dos alfas que lo acompañaban. Tal vez no todo estaba tan mal después de todo.
El momento se volvió tan íntimo entre los tres que Nirei, movido por un impulso, recargó su cabeza suavemente sobre el hombro de Sakura. Al principio, él se tensó, sorprendido, por el gesto inesperado. Nirei, por su parte, sintió un cosquilleo agradable en su pecho, una sensación reconfortante de no estar solo, de estar acompañado por aquellos que, aunque complicados y a veces desconcertantes, realmente se preocupaban por él.
En un acto de reflejo, tomó la mano de Suo, entrelazando sus dedos con suavidad. Aquella acción, que había sido natural para él, pareció causar una pequeña sacudida en los alfas, quienes se miraron por un instante, sorprendidos por la vulnerabilidad de Nirei. No esperaban esa faceta de él y eso los dejó un poco descolocados.
La incomodidad que los tres sentían comenzó a pesar sobre el ambiente. Aunque no lo mostraron de inmediato, había algo en la atmósfera que se volvió tenso, como si no supieran cómo reaccionar a lo que acababa de suceder. Suo, por su parte, intentó disimular su desconcierto, pero no pudo evitar sentirse un tanto incómodo al ser tan cercano a Nirei, aunque sabía que no había malicia en el gesto.
Fue Nirei quien, al notar la tensión que se había instalado entre ellos, se apartó rápidamente, casi sin pensar. Su rostro se sonrojó levemente por la vergüenza, y una sensación de incomodidad lo invadió. Alzó la vista hacia los alfas, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza por el arrepentimiento.
—Lo siento... —murmuró con voz suave, como si intentara disculparse por algo mucho más grande de lo que realmente había sucedido. Miró al suelo, incapaz de sostener la mirada de los dos alfas. Se sentía tonto, como si hubiera hecho algo inapropiado. No había esperado que su gesto fuera malinterpretado, pero ahora se sentía vulnerable y torpe, como si hubiera cruzado una línea invisible entre ellos.
Sakura, aunque algo sorprendido, sonrió suavemente y tocó su hombro en un gesto reconfortante.
—No tienes que disculparte, Nirei —dijo con un tono calmado, intentando aligerar el ambiente. —Solo... no nos esperábamos eso, pero está bien. No te preocupes.
Suo, por su parte, también trató de suavizar la situación, su voz tranquila y su mirada atenta.
—Sí, lo entendemos —agregó. —No fue algo malo, simplemente... fue una sorpresa.
A pesar de las palabras de los alfas, Nirei no pudo evitar sentirse un poco avergonzado, como si su gesto, hubiera roto alguna barrera que no debía haber tocado. Pero a pesar de la incomodidad, se sintió un poco aliviado al ver que, aunque sorprendidos, los alfas no lo habian rechazado.
El sonido de varios motores rugiendo y los gritos que parecían ser de batalla comenzaron a llenar el aire, rompiendo la calma que había caído sobre ellos. La atmósfera festiva del lugar, que hasta entonces había sido relajada y llena de risas, se tornó de repente densa y tensa. El bullicio que antes era una mezcla de alegría y música se desvaneció ante ese ruido fuerte y caótico.
—¿Qué es eso? —preguntó Nirei, mirando a su alrededor con una expresión de curiosidad, aunque su voz traicionaba una ligera preocupación. El sonido parecía estar acercándose, y la intensidad con la que se manifestaba lo hacía sentir inquieto.
—No lo sé —respondió Sakura, encogiéndose de hombros, aún desconcertado. Su mirada se desvió hacia las luces que antes iluminaban el camino, pero ahora parecían algo más sombrías.
—Tal vez sea alguna obra o evento de la zona —sugirió Suo con su tono habitual de calma, como si no quisiera darle demasiada importancia al caos que los rodeaba. Sin embargo, su postura erguida y su mirada atenta denotaban que no podía evitar sentirse ligeramente inquieto. Algo en su interior le decía que aquello no era tan inocente como parecía.
Nirei frunció el ceño, sus ojos buscaban el origen del bullicio, pero la confusión se apoderaba de él mientras el ruido aumentaba.
—¿Podemos ir? —preguntó con una ligera ansiedad en su voz, claramente preocupado por lo que pudiera estar sucediendo. Algo en el aire había cambiado, como si la calma que los rodeaba anteriormente fuera solo una fachada, y ahora una energía pesada y peligrosa comenzara a tomar su lugar. Su corazón latía con más rapidez de lo que le gustaría admitir, pero la necesidad de descubrir qué estaba pasando lo empujaba a moverse. Quería saber.
Sakura y Suo intercambiaron una mirada silenciosa. Ambos sabían que no podían quedarse al margen de lo que ocurría, ya que el caos no parecía ser algo trivial. Después de un momento de incertidumbre, Sakura asintió y se levantó de la banca rápidamente, seguido por Suo, quien, aunque más cauteloso, también sintió que debía acompañarlos.
—Vamos —dijo Sakura, con un tono decidido, aunque su mirada mostraba una mezcla de curiosidad y alerta. La inquietud de Nirei parecía contagiar a los dos, y juntos comenzaron a caminar en dirección al origen del bullicio, adentrándose en las calles más oscuras y menos transitadas del festival. Cada paso que daban los acercaba más a un lugar desconocido, donde el ruido de los motores y los gritos se intensificaba.
A medida que avanzaban, las luces del festival se desvanecían poco a poco, y el aire parecía volverse más denso, como si algo pesado y desconocido estuviera a punto de suceder. Las voces que se escuchaban no eran festivas ni alegres; más bien, parecía haber una mezcla de órdenes y confrontación, algo que solo aumentaba el misterio de la situación.
—Espero que no sea algo peligroso —dijo Nirei, su voz un poco más grave, mientras sus ojos se dirigían hacia los alfas, buscando una respuesta o alguna señal de que no estaban al borde del peligro. Aunque su corazón latía más rápido, su curiosidad era más fuerte. No podía detenerse ahora, no cuando el deseo de descubrir la fuente de ese caos le quemaba por dentro. Había algo en el aire, algo que lo empujaba a seguir, aunque no supiera qué esperar.
Al llegar al centro del caos, los tres se quedaron paralizados, sorprendidos por la escena que se desplegaba ante ellos. Un grupo de chicos, alfas y betas, se golpeaban entre sí con una violencia tan cruda e intensa que era difícil de creer. Los puños chocaban contra la carne con un sonido sordo, como si cada impacto tuviera el propósito de destrozar. Algunos de ellos vestían uniformes negros, mientras que otros se diferenciaban por los de color verde, lo que claramente indicaba una división entre ellos, aunque no sabían si era una simple rivalidad o algo más profundo.
Los gritos llenaban el aire, no solo de dolor, sino también de furia y desafío. La violencia en sus rostros era palpable, y el ambiente estaba cargado de una tensión tan densa que casi se podía cortar con un cuchillo. Los alfas y betas se enfrentaban sin importar el daño que se causaran mutuamente, y las palabras que se intercambiaban no eran más que maldiciones y amenazas. El caos parecía haberse desbordado, sin que nadie intentara detenerlo.
—Tokyo Maji... —murmuró Nirei, sus ojos ampliados de asombro y miedo al reconocer la escena. Había oído hablar de esa banda antes, una de las más peligrosas en la ciudad, pero nunca imaginó que se encontraría en medio de una de sus confrontaciones. Los miembros de Tokyo Maji eran conocidos por su brutalidad, por no tener miedo de ensuciarse las manos y por desatar el caos dondequiera que fueran. Era una banda que aterrorizaba a la gente común, y ahora, Nirei se encontraba frente a ellos, sin saber qué hacer ni cómo reaccionar.
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Tan... Tan... Tan.
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