🌸 Capitulo 5 🌸
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El canto de los pájaros, era acompañado por el murmullo de las personas madrugadoras donde los primeros rayos del sol, despertaron a Nirei. El se encontraba atrapado entre sus dos compañeros, quienes parecían descansar plácidamente tras los eventos de la noche anterior. Su cuerpo estaba completamente adolorido, como si incluso las uñas de sus pies dolieran. Al intentar levantarse, un agudo dolor lo obligó a ahogar un pequeño chillido.
El sonido despertó tanto a Suo como a Sakura. Ambos abrieron los ojos lentamente, aún sumidos en el letargo del sueño, pronto sus miradas se encontraron con la pequeña figura de su compañero atrapado entre ellos. Al principio, no comprendieron lo que veían, pero al observar con más atención, sus rostros se deformaron en muecas de horror. La expresión de Nirei era suficiente para alarmarlos: su rostro mostraba señales claras de agotamiento extremo, ademas de las multiples mordidas y chupetones que habia alrededor de todo su cuerpo. Y más al ver que este se encontraba cubierto por la suave cobijas que envolvía a los tres.
Suo tragó saliva, incapaz de ocultar la preocupación que comenzaba a invadirlo, mientras tanto Sakura, con el corazón latiendo desbocado, se llevó una mano a la boca en un gesto instintivo de temor. Ambos intercambiaron miradas rápidas, tratando de hallar una explicación silenciosa ante la situación en la que se encontraban, sin embargo no surgió ninguna.
Lentamente, como si temieran confirmar sus peores sospechas, bajaron la mirada hacia las cobijas que cubrían a los tres. Sus manos temblaron al acercarse al borde de la tela y por un pequeño instante, dudaron en levantarla. Sin embargo, la inquietud era demasiado fuerte como para ignorarla. Con un movimiento sincronizado y lleno de precaución, ambos alzaron las cobijas para descubrir lo que escondían debajo.
—Nirei... yo... —La voz de Sakura tembló y sus ojos se llenaron de lágrimas mientras miraba sus manos con un terror creciente. Cada línea, cada mancha en su piel parecía delatarlo, prueba de lo que había hecho.
Suo, por otro lado, estaba sumido en una furia silenciosa. Mordía con fuerza su labio inferior, al punto de casi romper la piel, mientras sus puños golpeaban repetidamente su cabeza, como si intentara expulsar el remordimiento de lo acontecido.
La escena era un cúmulo de emociones desgarradoras: la culpa, la vergüenza y el miedo pesaban como una carga insoportable sobre los tres. La respuesta de lo sucedido era evidente, demasiado clara para ser ignorada. En un momento de vulnerabilidad, los instintos habían tomado el control y el resultado de ello estaba frente a ellos. Su celo los había dominado, arrastrándolos a un límite que jamás imaginaron cruzar y Nirei había terminado envuelto en aquel caos.
Sakura bajó la mirada, incapaz de sostener la de Nirei, quien seguía atrapado entre ellos, su cuerpo aún temblando de dolor. Suo apretó los dientes con fuerza, luchando por contener un grito que parecía rasgar su pecho. Nadie se atrevía a hablar, como si las palabras pudieran empeorar aún más lo inevitable.
Nirei alzó la vista y observó a los dos alfas frente a él. Sus ojos, cargados de confusión y cansancio, pasaron de Sakura a Suo, intentando encontrar las palabras adecuadas, pero no había nada que pudiera expresar lo que sentía en ese momento. Sabía que ellos eran los responsables, que su fuerza y su instinto lo habían arrastrado a aquel punto, pero también entendía algo más, él no había hecho nada para detenerlos. Sino por el contrario.
Se había dejado llevar por el momento, por la intensidad del calor que los envolvía, por los impulsos que parecían incontrolables y por el inmenso deseo en el cual habia sucumbido. La culpa era un peso compartido entre los tres, las marcas visibles en su cuerpo eran evidencias, de que él fue quién había sufrido más debido a la intensidad de ellos, pero en el momento no le habia inportado.
Nirei respiró hondo, sintiendo cómo el aire le quemaba los pulmones, y apartó la mirada hacia un punto indeterminado en la habitación. No quería enfrentarse a los ojos de ninguno de los dos, temía encontrar lástima o arrepentimiento, o en el peor de los casos, desprecio y asco.
—No sé... —murmuró al fin, con la voz apenas audible. Tragó saliva y apretó los labios, tratando de contener la mezcla de emociones que lo invadía. Dolor, vergüenza, pero también una extraña sensación de entendimiento. En algún rincón de su mente, sabía que todos estaban lidiando con los mismos demonios.
Sakura extendió una mano temblorosa hacia él, pero se detuvo a medio camino, incapaz de completar el gesto. Suo, por su parte, desvió la mirada hacia abajo, incapaz de enfrentar lo que había hecho, mientras su mandíbula se tensaba con una mezcla de rabia y autodesprecio asi mismo.
El silencio que siguió fue insoportable, lleno de palabras que ninguno de ellos se atrevían a pronunciar.
Sakura no pudo soportar más la atrocidad que había cometido. Su pecho se llenó de un peso insoportable y sus lágrimas comenzaron a correr sin control. Sin decir una palabra, se levantó de la cama con movimientos torpes, casi desesperados, y se dirigió al baño. Cerró la puerta detrás de sí con un sonido seco, pero no lo suficiente como para ocultar el sollozo que escapó de sus labios al girar la cerradura.
Suo permaneció inmóvil por un momento, con la mirada fija en el suelo. Sus puños estaban apretados con tanta fuerza que sus nudillos se tornaron blancos. No había palabras que pudiera decir, ni excusas que sirvieran para borrar lo que había hecho. Finalmente, exhaló con frustración, se inclinó para recoger sus cosas del suelo y sin mirar a nadie, salió de la habitación. La puerta se cerró tras él con un eco que pareció durar una eternidad.
Nirei se quedó solo en la habitación, rodeado por el vacío y el silencio que habían dejado sus compañeros. Su cuerpo dolía como el demonio, muy y a duras penas habia podido sentarse, pero el dolor físico no se comparaba con el que sentía en su pecho. Era una punzada aguda, constante, era una mezcla de tristeza, rabia y una soledad que no había experimentado antes.
Desvió la mirada hacia el techo, intentando contener las lágrimas que amenazaban con salir. Pero fue inútil. Una sola lágrima resbaló por su mejilla, siguiéndole otra tras otra. No sabía si lloraba por lo que había sucedido o por la forma en que los otros dos habían huido, dejándolo a él solo con el peso de la culpa y las heridas que llevaban sus marcas.
El canto de los pájaros, que antes lo había despertado, ahora sonaba lejano, casi burlón. La luz del sol que se colaba por la ventana parecía ajena a su sufrimiento, como si el mundo continuara su curso, indiferente a su dolor.
En las afueras de la ciudad, bajo el cielo teñido de tonos cálidos por el amanecer, se encontraban dos chicos. Uno de cabello castaño, con una postura relajada y despreocupada, observaba a su compañero de frente. El otro, de cabellera rosada, mantenía una leve sonrisa de autosuficiencia mientras jugaba con un mechón de su pelo.
—No puedo creer que hayas entrado a la Furin —dijo el chico de estatura alta, su tono era una mezcla de asombro y admiración. Sus ojos brillaban con incredulidad, como si aún procesara lo que acababa de escuchar—. Eres un maldito genio, Karma.
El aludido, el chico de cabello rosado, simplemente alzó los hombros con desdén, como si lo que había logrado no tuviera la más mínima importancia.
—No fue la gran cosa —respondió con calma, sin dejar de sonreír. Su voz llevaba un toque de arrogancia, pero también de satisfacción—. Solo tuve que decir un par de cosas bonitas, y Umemiya aceptó.
El castaño soltó una risa incrédula y cruzó los brazos sobre el pecho.
—Un par de cosas bonitas, ¿eh? —repitió, arqueando una ceja—. A veces me pregunto cómo no te han descubierto aún. Esa lengua tuya es peligrosa.
Karma giró los ojos con fingida modestia y se inclinó ligeramente hacia su compañero, como si compartiera un secreto.
—Es cuestión de práctica —dijo, guiñándole un ojo antes de enderezarse y meter las manos en los bolsillos de su chaqueta—. Además, ¿quién podría resistirse a mí?
El castaño negó con la cabeza, pero no pudo evitar sonreír ante la confianza de su amigo.
El viento sopló suavemente, haciendo que los árboles cercanos susurraran entre ellos. Ambos chicos permanecieron en silencio por un momento, cada uno perdido en sus propios pensamientos. A pesar de su aparente tranquilidad, había algo en el aire, una tensión invisible que prometía que su charla era solo el preludio de algo mucho más grande.
—Basta de halagos —el tono de Karma cambió, su tono de voz adoptó un matiz más serio pero igualmente intrigante—. ¿Y tú? ¿Pudiste entrar a la Tokyo Manji?
El castaño sonrió con una arrogancia palpable, cruzándose de brazos como si la respuesta fuera obvia.
—Obviamente —respondió, dejando escapar una risa burlona—. Desde que Mikey tiene a ese omega rubio, las cosas son mucho más fáciles de manejar.
El desprecio en su tono era inconfundible, como si minimizara el peso de su logro. Pero a Karma no se le escapó el detalle y alzó una ceja con una sonrisa maliciosa.
—No deberías confiarte, Kira —espetó con burla, su mirada era afilada como si estuviera probando su temple—. Según tengo entendido, ese omega no solo es pareja de Mikey, sino también de varios de los comandantes.
El comentario hizo que Kira frunciera ligeramente el ceño, aunque rápidamente volvió a su semblante confiado.
—¿Y qué con eso? —preguntó, restándole importancia mientras se encogía de hombros—. Solo lo usan para satisfacerse entre ellos mismos. No es mas que una simple muñeca de trapo.
Karma dejó escapar una risa baja, un sonido que resonó en el aire como un aviso. Dio un paso hacia adelante, reduciendo la distancia entre ellos.
—Esa mentalidad podría ser tu perdición —dijo en un tono que bordeaba la advertencia y el desafío—. Subestimar a alguien así en un grupo como la Tokyo Manji es como jugar con fuego. Nunca sabes cuándo podrías quemarte.
Kira entrecerró los ojos, pero no dijo nada al principio. Sus labios se curvaron en una sonrisa tensa mientras el viento agitaba ligeramente su cabello.
—Tú ocúpate de Furin, Karma —replicó finalmente, con un tono que sugería que daba por terminada la conversación—. Yo sé lo que estoy haciendo.
Ambos se quedaron en silencio por unos segundos, mirándose como si midieran sus fuerzas. La tensión entre ellos se disipó cuando Kira desvió la mirada hacia el horizonte, aunque una chispa de rivalidad seguía latiendo en el aire.
—Lo haré, solo no quiero que arruines mis planes —respondió Karma con un tono despreocupado, pero había un filo en su voz que no pasó desapercibido por el castaño.
Kira soltó una carcajada sarcástica, inclinando ligeramente la cabeza hacia atrás.
—¿Tus planes? Dirás nuestros planes, idiota —espetó con una sonrisa burlona, enfatizando la palabra para dejar en claro que aquello era un esfuerzo compartido, aunque su tono sugería que no le sorprendía el egoísmo de Karma.
Karma rodó los ojos, exhalando un suspiro de exagerada resignación.
—Como sea —murmuró, moviendo una mano en el aire como si estuviera despachando la conversación. Su actitud despreocupada contrastaba con la chispa de irritación que brillaba en los ojos de Kira.
El silencio entre ambos volvió a instalarse por un momento, roto únicamente por el murmullo del viento que arrastraba hojas secas por el suelo. Era evidente que, aunque trabajarán juntos, había una tensión subyacente, una lucha constante por el control y el mandato ninguno de los dos alfas queria doblegarse.
Finalmente, Karma dio un paso hacia atrás, metiendo las manos en los bolsillos mientras una sonrisa astuta se dibujaba en su rostro.
—Solo no me hagas arrepentirme de confiar en ti, Kira —dijo con un tono más ligero, pero sus palabras llevaban una clara advertencia.
—Lo mismo digo —respondió Kira, devolviéndole la mirada desafiante.
Ambos intercambiaron una última mirada antes de dar por finalizada la conversación, cada uno manteniendo en su interior una mezcla de desconfianza y la firme determinación de llevar a cabo su misión, sin importar las consecuencias.
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La imagen del principio es la apariencia de Kira.
Ya salio la Tokyo Manji, la pregunta es, ¿aparecerán?
Posiblemente este actualizando esta historia cada domingo 🤔 aun no lose con certeza.
¿Que pasara en el siguiente capitulo?
¿Podrán Suo y Sakura hablar con Nirei?
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