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🌸 Capitulo 3 🌸


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Después del encuentro nada amigable con Karma los chicos decidieron patrullar las calles para relajarse un poco. Ahora mismo los cinco chicos se encontraban sentados bajo un árbol mientras la suave brisa golpeaba sus rostros. Nirei se encontraba con la espalda pegada al árbol, el resto de alfas se encontraba hablando animadamente.

—Valla que ha sido un día difícil —comentó el chico de cabellera rosada.

—Ni me lo recuerdes —exclamó Sakura con enfado en su voz—No entiendo por que ese chico es uno de los reyes celestiales y mucho menos como es que Umemiya pudo.. no permitió eso.

—Eso no sabría decirte —respondió Suo con su habitual tranquilidad —Solo él lo sabe.

—No podemos intervenir en la decisiones, por lo que tenemos que aceptar a ese chico —dijo Tsugerua.

—Como sea —bufo con fastidio Sakura— Y tú Nirei, ni se te ocurra acercarte a ese chico.

El mencionado que hasta el momento se había mantenido al margen de la conversación, observó como sus compañeros los observaban fijamente, como esperando su respuesta. Cerró los ojos y luego los abrió.

—Es lo menos que quiero —respondió lo suficientemente alto como para que los chicos lo escucharan.

—Sí intenta otra cosa —comenzó Suo sin apartar la mirada del rubio—No dudes en decirnos.

—Claro que sí —sonrió ampliamente sintiendo una calidez en su pecho ante la preocupación de sus amigos.

—Lo que Suo dijo —siguió Tsugerua—Sí ese alfa intenta algo como lo de hoy, estaremos listo para molerlo a golpes.

Ante aquella respuesta todos comenzaron a reír, sin embargo dos alfas no estaban del todo relajados, sentían como sus lobos seguían atentos, como si estuvieran esperando algo.

—Bueno chicos, me voy —dijo Kiryu mientras se levantaba y sacudía su ropa—Nos vemos al rato

El pelinaranja imito la acción del pelirrosa.

—Yo también.

Ambos chicos se despidieron de los otros tres, dejando al trío en el parque.

—Creo que ya descansamos mucho hay que seguir patrullando—dijo Nirei, levantándose del suelo mientras sacudía su ropa. Ambos alfas lo imitaron.

Los tres chicos iban caminando por las calles del barrio, Suo y Sakura ambos aun lado de Nirei, por otro lado el chico rubio extrañamente se sentía incómodo, ninguno de los dos había dicho algo, simplemente seguían callados, quien más le sorprendía era Sakura ya que era bastante energético.

—¿Sucede algo chicos? —preguntó de repente Nirei deteniéndose en medio de la acera.

Los dos alfas se detuvieron y observaron a Nirei atentamente, aquello provoco un escalofrío en el rubio.

El silencio se prolongó volviéndose incómodo, Nirei rascaba su mejilla con nerviosismo, buscando alguna explicación del raro comportamiento de sus amigos, pero simplemente no se le ocurría nada que haya hecho para que estuvieran así, a menos que siguieran molestos por lo que ocurrió en la escuela.

—Sakura, Suo que ocurre —murmuró suavemente, observando a los mencionados.

El lugar estaba solo y silencioso. Sakura se acercó a Nirei, aquello lo desconcertó ya que no respondió como el esperaba y más al ver que seguía acercándose, aquello le provoco algo de miedo, por lo que no pudo evitar retrocer. Casi gritó al ver que Suo se acercaba también pero por detrás.

《¿Qué rayos》

Sus pensamientos eran confusos y su corazón latía desenfrenadamente, finalmente se vio atrapado entre los dos alfas.

—Chicos

Sus palabras sonaron al vacío. Nirei sentía su cuerpo cálido y ansioso al mismo tiempo, jamás había tenido aquel tipo de acercamiento, menos con dos alfas y peor siendo estos sus compañeros. Sakura estaba enfrente de Nirei mientras que Suo estaba detrás, las manos de ambos chicos se encontraban sujetando su cintura.

La tensión en el aire era palpable, Nirei sentía el roce de las manos de ambos alfas, la calidez de sus presencias lo envolvía de una manera que jamás había experimentado. El corazón le latía con fuerza, sus pensamientos se entrelazaban en un torbellino de incertidumbre y deseo reprimido.

Sakura, con su usual seguridad, lo miraba fijamente, mientras que Suo, detrás de él, parecía estar tan cerca que Nirei podía sentir su respiración en su cuello.

—Chicos… ¿qué está pasando? —su voz tembló ligeramente, sin poder ocultar la ansiedad que sentía.

Sakura sonrió levemente, pero no de una manera tranquilizadora, sino con esa intensidad que siempre lo había desconcertado en él. Suo, por otro lado, era más enigmático, su rostro grave y serio mostraba solo una mínima pizca de curiosidad.

—Relájate, Nirei —dijo Suo, su voz grave resonando en sus oídos. Su mano presionó suavemente la cadera de Nirei, haciendo que el chico se tensara aún más. Sakura, sin apartar la mirada, avanzó un paso más cerca, su cercanía ahora imposible de ignorar.

El aire se volvió denso, cargado de una tensión palpable entre los tres. Nirei no podía apartar la mirada de ellos, pero la sensación de estar atrapado y rodeado por la presión de esos dos alfas, lo llenaba de una mezcla de confusión y un miedo inquietante, pero también algo más… algo que no lograba identificar del todo.

—¿Qué quieren de mí? —susurró, su voz casi ahogada en el aire.

Pronto lo entendió, el aroma que invadió sus sentidos era abrumador, una mezcla dulce y amarga que parecía envolverlo completamente. Chocolate y café, dos olores que, por alguna razón, lo hacían sentirse aún más vulnerable. Su cuerpo reaccionaba de manera involuntaria, las feromonas de ambos alfas comenzaban a tener efecto en él, y sus piernas temblaban con una mezcla de deseo y confusión.

—D-Demonios —balbuceó, sonrojándose hasta las orejas.

Sakura observó la reacción de Nirei con una sonrisa sutil, un brillo travieso aparecio en sus ojos.

—No tienes por qué ponerte tan nervioso, Nirei —dijo en un tono suave pero cargado de un matiz que dejaba claro que no era solo una broma.

Suo, por detrás, acercó aún más su cuerpo al de Nirei, sus manos firmemente sujetando la cintura del chico mientras se inclinaba levemente hacia él.

—Solo relájate —susurró cerca de su oído, el sonido de su voz provoco que los temblores de Nirei se intensificaran. La tensión en el aire se podía cortar con un cuchillo y Nirei no sabía si debía dar un paso atrás o rendirse a la situación.

Sus pensamientos volaban a una velocidad vertiginosa, pero una cosa era clara: estaba atrapado entre los dos alfas, sus cuerpos, sus aromas, todo lo que los rodeaba parecía hacerlo sentirse más cerca de un abismo del que no sabía si quería salir.

—No te resistas, Nirei —dijo Sakura, acercándose más. Su tono era suave, pero había algo en su voz que lo desbordaba, como si lo conociera de una manera más profunda de lo que él mismo entendía.

Suo, sin apartarse, respiró cerca de su cuello, sus labios apenas rozando la piel de Nirei. La cercanía lo hacía estremecerse, y no pudo evitar morderse el labio inferior al sentir la presión de las manos de ambos alfas.

—Eres tan... irresistible —susurró Suo, su tono bajo y profundo, enviando un escalofrío a través de su columna.

Nirei, atónito y avergonzado, no sabía qué hacer. Su cuerpo reaccionaba a las feromonas, pero su mente luchaba por mantenerse firme y no ceder a sus instintos. Sabía que ellos estaban bajo los efectos de su celo y por eso actuaban así.

—Omega, no te resistas —la voz grave de Sakura caló en su ser, estremeciéndolo. Pero no solo fue eso, sino que lo llamó omega.

—¿Qué? —preguntó, consternado, sintiendo una presión en su pecho. —No soy un omega, soy un beta —mintió, tratando de aferrarse a lo poco de control que le quedaba, sintiéndose vulnerable porque ellos habían descubierto su secreto.

Sakura lo miró fijamente, su expresión implacable pero suave, como si ya lo hubiera sabido todo desde el principio.

—No lo eres... y lo sabes —respondió Suo, su voz cargada de seguridad, como si no estuviera sorprendido en lo más mínimo. Sus ojos brillaban con una intensidad que hizo que Nirei se sintiera expuesto, como si lo estuvieran viendo a través de cada capa de su fachada.

Nirei tragó con dificultad, su corazón acelerado y por un segundo pensó en apartarse, en huir de esa situación incómoda, pero algo lo detenía. Las feromonas en el aire lo envolvían y aunque su mente gritaba que debía alejarse, su cuerpo deseaba otra cosa, algo más primitivo, más impulsivo.

—¿Cómo lo saben? —preguntó, buscando una respuesta, aunque temía la respuesta que pudieran darle. Un miedo sordo se apoderaba de él y su mente divagaba entre la vergüenza y la confusión.

Sakura, que seguía tan cerca, se inclinó hacia él, sus ojos fijos en los de Nirei con una calma que lo desconcertaba aún más.

—No importa como lo sabemos, Omega. Lo sabemos, y tú también lo sabes. Tu cuerpo no miente, y ahora... está reaccionando de la manera en que un omega lo haría. —La sonrisa de Sakura era suave, pero contenía algo que Nirei no pudo identificar, una mezcla de desafío y aceptación.

Suo, que estaba detrás de él, deslizó una mano por su espalda, tocando con suavidad la curva de su cuello, lo que hizo que Nirei se estremeciera.

—No tienes que esconderlo. No estamos aquí para juzgarte —dijo Suo, su voz suave, como si estuviera tratando de calmarlo. Pero al mismo tiempo, había un tono profundo, un deseo que Nirei no pudo ignorar.

Nirei tragó nuevamente, sintiendo que el aire se le hacía pesado. Estaba atrapado entre el deseo que lo quemaba y la necesidad de mantener su orgullo intacto. Pero, ¿qué pasaría si realmente lo habían descubierto? ¿Y si todo lo que había tratado de esconder había quedado expuesto de la peor manera?

—No soy... —empezó a decir, pero las palabras se desvanecieron cuando Sakura lo miró con una intensidad que lo hizo callar.

—Lo sabes, Omega —dijo Sakura, con un susurro suave, como si estuviera tocando una verdad que él mismo no quería aceptar.

Nirei negó con la cabeza, como si al hacerlo pudiera negar también la verdad que lo envolvía. Estaba atrapado en una maraña de emociones y no sabía cómo escapar.

—No, yo no... —seguía repitiendo, aferrándose a su mentira con desesperación, pero en lo más profundo de su ser, sabía que no podía huir de lo que estaba sucediendo.

De repente, Suo lo rodeó con sus brazos, abrazándolo con fuerza y un toque de ternura que lo estremeció hasta los huesos. El calor de su cuerpo, tan cercano, tan dominante, hizo que Nirei dejara de resistirse por un momento, sintiendo cómo cada fibra de su ser reaccionaba al toque.

—Omega, deja de negarlo —susurró Suo en su oído, su voz profunda y envolvente, como un hechizo que Nirei no podía romper—. Eres un precioso omega, y solo eres nuestro.

Las palabras le quemaron la piel, pero antes de que pudiera reaccionar, la voz de Sakura se unió a la de Suo, resonando con la misma intensidad, con la misma verdad que no podía escapar.

—Así es —comentó Sakura, su tono suave, pero con un matiz de certeza que Nirei no podía ignorar. Era como si todo hubiera sido planeado, como si ya lo supieran todo antes de que él siquiera tuviera la oportunidad de comprenderlo.

Nirei miró a los dos alfas, sintiendo una confusión tan profunda que su mente no lograba procesar la realidad. Fue entonces cuando algo en su interior despertó. El aire cambió, y al mirarlos, ya no vio a sus amigos, no vio a los chicos con los que siempre había compartido momentos. No, lo que vio ahora fueron a sus lobos, aquellos seres salvajes, protectores, dominantes que habitaban dentro de ellos.

Ambos estaban ahí, completamente presentes, sin máscaras ni caretas. Los lobos de Suo y Sakura se manifestaban en cada mirada, en cada palabra, en cada movimiento. Nirei entendió, por fin, que aquello que lo rodeaba no era solo deseo, no era solo el efecto del celo. Estaba rodeado por dos presencias que no podían ser más reales, dos lobos que lo reclamaban, que lo veían como lo que realmente era.

—Lo sabes, ¿verdad? —Suo acercó más su rostro al de Nirei, su respiración entrecortada, cargada de deseo. —No tienes por qué pelear contra esto. Ya no hay marcha atrás.

—No puedo... —murmuró, pero sus palabras se ahogaron en el susurro de los alfas, que, al unísono, respondieron.

—Sí puedes, Nirei. Y lo harás.







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