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🌸 Capitulo 15 🌸

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El llamado de Nirei resonó como un eco cargado de vulnerabilidad, atravesando las barreras emocionales de los alfas presentes y encendiendo un instinto innegable de protección. Suo y Sakura reaccionaron casi al unísono, sus lobos internos rugiendo con una mezcla de posesividad y furia. Para ellos, Nirei no era simplemente un Omega, era su Omega, aunque sus lados humanos aún no lo aceptaran por completo.

“Omega mío”

Aquella frase resonaba en sus mentes como un lema, una verdad que no podían ignorar. El aire se llenó de tensión mientras Suo daba un paso al frente, sus ojos estaban fijos en Karma.

—¡Demonios! —murmuró Sakura, sus manos temblaban ligeramente al comprender por fin lo que estaba sucediendo.

Mientras tanto, Kiryu y Tsugerua, aunque no compartían el vínculo emocional de Suo y Sakura con Nirei, sintieron el peso de la situación. Ver a su amigo Omega en un estado tan vulnerable les provocaba una mezcla de preocupación y rabia.

Por otro lado, Karma parecía disfrutar de la tensión. Una sonrisa torcida se dibujó en su rostro mientras sus ojos brillaban con malicia. La vulnerabilidad de Nirei y el vínculo evidente entre los alfas y el Omega despertaron en él un deseo retorcido por provocar aún más caos.

—¡Ja! ¿Quién hubiera pensado que el gatito era un Omega? —se burló, su voz estaba cargada de deseo y una insidiosa diversión.

—¡Bastardo! —gruñó Sakura, dando un paso hacia él, los ojos destellando en furia.

Suo inhaló profundo, sabía que solo los estaba provocando, por lo cual decidió ignorar a Karma. Se dio media vuelta y camino hacia Nirei, sus movimientos eran firmes pero cuidadosos. Sin decir una palabra más, tomó entre sus brazos al rubio, como si la cercanía pudiera borrar cualquier rastro del miedo y el dolor que había sentido. Al instante, Nirei rodeó su cuello con sus brazos, buscando consuelo. Su nariz se hundió en el cuello de Suo, inhalando su aroma, y un ronroneo bajo brotó de su garganta. El simple contacto parecía calmar a su lobo interior, trayendo consigo una sensación de seguridad que no había sentido hasta ahora.

—Alfa… por favor, vámonos —murmuró Nirei, su voz apenas y se escuchó, la cual estaba cargada de súplica.

La mandíbula de Suo se tensó, pero su expresión se suavizó al mirar al Omega en sus brazos. Una leve sonrisa se dibujó en su rostro mientras lo sostenía con más firmeza, como si quisiera transmitirle que nunca más estaría solo ni desprotegido.

—Tranquilo, Omega —dijo Suo, su voz profunda y reconfortante—. Nadie te hará daño mientras yo esté aquí.

—Suo, Sakura, lleven a Nirei a su casa. Tsugerua y yo podemos encargarnos de Karma. —La voz de Kiryu resonó firme, sus ojos fijos en Karma.

Sakura dio un paso hacia adelante, su rostro reflejando pura furia. —¡¿Estás loco?! No me iré, ese imbécil debe pagar por lo que le hizo a Nirei. —Su voz estaba cargada de enojo, su lobo rugía internamente, exigiendo justicia.

Kiryu mantuvo la calma, aunque su mirada no abandonó a Karma. —Sé que debe pagar, Sakura, y te aseguro que lo hará. —Su tono era severo, dejando claro que no estaba proponiendo un simple escape—. Pero ahora, Nirei no está bien. Su lobo tomó posesión por completo de él.

Tsugerua suspiró pesadamente, interviniendo con un tono más neutral.

—Nirei necesita calma, Sakura. —La voz de Tsugerua era suave, pero cargada de razón. —Si queremos que se recupere, tenemos que sacarlo de aquí. Karma no irá a ningún lado. Confía en nosotros.

Sakura apretó los dientes, su cuerpo seguia tenso mientras una mezcla de frustración e impotencia lo invadía por completo. Su mirada helada se posó en Karma, quien lo observaba con una sonrisa burlona, claramente disfrutando de su reacción.

—Esto no ha terminado, imbécil. —gruñó Sakura, dando un paso hacia atrás, sus puños cerrados temblaban de rabia. —Lo que le hiciste nunca te lo voy a perdonar. Tal vez ahora no pueda darte la paliza que te mereces, pero te aseguro que lo haré.

Suo, quien hasta entonces había permanecido en silencio, ajustó su agarre en Nirei, quien seguía acurrucado contra él, buscando su aroma para calmar su respiración agitada.

—Vamos, Sakura. —dijo Suo en un tono bajo, pero firme. —La prioridad ahora es Nirei. No podemos perder más el tiempo.

Sakura lanzó una última mirada asesina hacia Karma antes de girarse. —Esto no termina aquí. —murmuró entre dientes mientras seguía a Suo, dejando a Kiryu y Tsugerua frente al alfa que continuaba sonriendo con arrogancia.

—Bien. —dijo Kiryu, mientras su postura se volvía aún más amenazante—. Ahora tú y yo vamos a tener una charla, Karma.


Sakura y Suo avanzaban con pasos firmes, el silencio entre ellos era pesado, solo interrumpido por el sonido de sus zapatos contra el suelo. Suo llevaba a Nirei en brazos, su expresión calmada contrastaba con la tensión que emanaba de Sakura. El rubio estaba envuelto en la chaqueta de Sakura, el aroma mezclado de café y chocolate había conseguido calmar al Omega, quien ahora dormía profundamente.

—Ese bastardo… voy a matarlo. —gruñó Sakura, apretando los puños con rabia. Sus ojos brillaban con una furia contenida.

Suo lo observó de reojo antes de mirar al rubio que descansaba contra su pecho. Su voz sonó baja, pero firme. —Sakura, he estado pensando. Yo creo que… No, Estoy completamente seguro, que Nirei es mi Omega destinado.

Las palabras de Suo detuvieron en seco a Sakura. Giró sobre sus talones para encararlo, su mirada estaba llena de incredulidad. —¿Qué estás diciendo?

Suo respiró hondo, ajustando ligeramente a Nirei en sus brazos. —Lo que escuchaste. Él es mi Omega destinado. Pero… también es el tuyo.

Sakura abrió la boca para responder, pero no encontró palabras. La revelación lo desarmó por completo. —Eso no tiene sentido, Suo.

—Lo tiene, si lo piensas bien —insistió el castaño, su mirada fija en Sakura. Su tono era firme, pero en su semblante había algo de inquietud, como si anticipara la reacción de él —. Desde el principio, nuestros lobos han reaccionado de manera similar hacia Nirei. Lo protegemos, lo necesitamos cerca. Piensa en el momento en que perdimos el control durante el celo... No fue casualidad. El simple hecho de que reaccionáramos bien ante algo así, que no nos volviéramos en su contra, es algo que no podemos ignorar, mucho menos negar. Y ahora, con lo que acaba de pasar, todo se hace más evidente. Por eso creo que sería mejor compartirlo.

Sakura no respondió de inmediato. Dio unos pasos más hacia adelante, con el cuerpo tenso y las manos apretadas en puños. Cualquiera habría pensado que había desechado las palabras de Suo, pero no era así. Estaba procesando cada una de ellas, tratando de encontrar algún sentido, alguna lógica que pudiera aceptarse. Su mandíbula estaba apretada, y su mirada permanecía fija en el suelo.

El silencio entre ambos se alargó, denso y cargado de una tensión que parecía llenar el aire. El sonido de las hojas bajo los pasos de Sakura apenas rompía la quietud, y Suo esperó con paciencia, observándolo con atención. Sabía que él estaba pensando, luchando con lo que acababa de escuchar.

Finalmente, Sakura se detuvo. Tomó aire profundamente antes de girarse hacia él. Sus ojos, normalmente claros y serenos, estaban ahora oscuros, como un reflejo de las emociones encontradas que se debatían dentro de él. Confusión, incredulidad, y algo más, quizá miedo, se reflejaban en su expresión.

—¿Compartirlo? —repitió, y su voz sonó llena de incredulidad, casi como si la idea misma le resultara imposible de comprender—. ¿Estás hablando en serio, Suo?

Su tono tenía un matiz de reproche, aunque no estaba claro si era por lo absurdo que le parecía la idea o por lo mucho que lo desconcertaba.

Suo lo observó con calma, ajustando ligeramente el agarre de Nirei en sus brazos, quien seguía profundamente dormido, refugiado en el aroma que lo envolvía. —No lo estoy tomando a la ligera. —Su tono era firme, pero no agresivo. —Nirei nos necesita, Sakura. A los dos. Si peleamos por él, solo lo dañaremos más.

El rostro de Sakura se endureció, pero sus ojos revelaban la batalla interna que libraba. —¿Y qué hay de nosotros? ¿Cómo vamos a manejar esto? Nunca hemos compartido nada, Suo, mucho menos a alguien.

Suo inclinó ligeramente la cabeza, mirándolo con seriedad. —No se trata de nosotros, Sakura. Se trata de Nirei. Lo que él necesita, lo que lo hará feliz. Si ambos somos sus alfas destinados, entonces es nuestro deber protegerlo y cuidarlo. Juntos.

Sakura desvió la mirada hacia el horizonte, apretando los puños. —¿Y si él no quiere eso? ¿Y si elige a uno de nosotros?

—Entonces respetaremos su decisión. —La voz de Suo fue tranquila, pero sus palabras tenían un peso innegable. —Esto no es una competencia, Sakura. No debería serlo. Si de verdad te importa Nirei tanto como a mí, sabrás que su bienestar está por encima de todo. Incluso de nosotros.

Sakura permaneció en silencio por un largo momento, sus pensamientos girando como un torbellino. Finalmente, suspiró y relajó su postura. —Odio cuando tienes razón.

Suo esbozó una pequeña sonrisa. —Lo sé. Pero aún tienes que darme una respuesta. —Lo miró fijamente, su expresión esperando algo más que una respuesta superficial.

Sakura lo miró directamente a los ojos, toda la dureza inicial sustituida por una extraña mezcla de aceptación y vulnerabilidad. —No voy a mentirte, Suo. Me cuesta aceptar esto. Pero si esto es lo mejor para Nirei… entonces lo intentaré.

Suo asintió, su sonrisa ampliándose ligeramente. —Es todo lo que necesitaba escuchar.

—¿Pero sabes que, en caso de que Nirei acepte esto…? —añadió Sakura mientras reanudaba el paso, aunque su tono denotaba preocupación—. Será complicado, ¿no?

—¿Te refieres a lo territorial? —preguntó Suo, alzando una ceja, aunque ya intuía la dirección de los pensamientos de Sakura.

—¡Claro que sí! —exclamó Sakura con un deje de frustración. —Un Alfa ya es de por sí protector y territorial con su pareja. Ahora imagina a dos Alfas compartiendo al mismo Omega. —Desvió su mirada hacia el rubio, que seguía profundamente dormido en los brazos del castaño. —Sé que Nirei es fuerte, pero esto… esto podría ser demasiado para él.

Suo suspiró, ajustando ligeramente su agarre en Nirei. —No lo subestimes, Sakura. Nirei no solo es fuerte; también es resistente. Si él nos acepta, estoy seguro de que también encontrará la manera de manejarnos a ambos.

—Eso no cambia el hecho de que somos Alfas, Suo. Nuestros instintos no desaparecerán solo porque decidamos trabajar juntos. Habrá momentos en los que uno de nosotros quiera reclamar más de lo que Nirei puede dar. ¿Qué haremos entonces?

—Entonces tendremos que aprender a controlarnos. —La voz de Suo sonó firme, pero no arrogante. —Si realmente queremos ser dignos de Nirei, debemos estar dispuestos a adaptarnos. Él merece eso y más.

Sakura lo miró de reojo, notando la convicción en sus palabras. Quería rebatirle, pero algo en su interior le decía que Suo tenía razón. A pesar de ello, no pudo evitar sentirse intranquilo. —Solo espero que esto no termine lastimándolo más de lo que ya ha sufrido.

Suo asintió, su mirada suavizándose al observar al Omega en sus brazos. —Yo también lo espero. Pero pase lo que pase, no pienso permitir que sufra nunca más. Haré lo que sea necesario para protegerlo, incluso si eso significa protegerlo de mí mismo.

Sakura guardó silencio, reflexionando sobre las palabras del castaño. Finalmente, dejó escapar un suspiro y murmuró: —Por su bien… espero que tengas razón.

Ambos continuaron caminando en silencio, conscientes de que el camino que tenían por delante sería difícil, pero determinados a recorrerlo si eso significaba estar al lado de Nirei y ofrecerle el amor y la seguridad que merecía.


—¿Karma, por qué te interesa tanto Nirei? —preguntó Kiryu, su tono cargado de desconfianza mientras mantenía la mirada fija en el Alfa.

Karma dejó escapar una carcajada baja y burlona antes de responder. —¿No es obvia la respuesta? —Su sonrisa torcida se ensanchó, sus ojos brillando con una crueldad fría. —Su mirada… esa maldita mirada que parece iluminarlo todo. Quiero apagarla. Quiero verlo roto, suplicando… —Levantó una mano al aire, cerrándola lentamente en un gesto simbólico de destrucción. —Extinguir una llama tan ardiente siempre es divertido.

—¡Estás loco! —exclamó Tsugerua, dando un paso adelante mientras el enojo ardía en su voz. —¿Escuchas siquiera las barbaridades que dices?

Kiryu apretó los puños, luchando por contener el rugido de ira que subía por su pecho. Su lobo interno estaba al borde, gruñendo con furia ante las palabras de Karma. Era evidente que el instinto protector hacia Nirei estaba empujándolo al límite.

Karma, sin embargo, no parecía intimidado en lo más mínimo. Por el contrario, sus labios se curvaron en una sonrisa aún más maliciosa mientras sus ojos barrían a ambos Alfas. —Los Omegas existen para dos cosas, y dos cosas solamente. —Comenzó a enumerar con los dedos, sus palabras impregnadas de un desprecio insultante. —Abrir las piernas… y divertirnos a nosotros, los Alfas.

El rugido de Kiryu finalmente estalló, resonando como un trueno en el espacio. —¡Cállate, maldito! —gruñó mientras daba un paso amenazante hacia Karma. —Hablas de Nirei como si fuera un objeto, pero no tienes idea de lo que valen los Omegas. Él es mucho más de lo que tú jamás podrías comprender.

Tsugerua colocó una mano en el brazo de Kiryu, intentando calmarlo antes de que perdiera el control. —No vale la pena ensuciarte con alguien como él. No hoy. Pero Karma… más te vale tener cuidado. Tus palabras no quedarán impunes.

Karma simplemente los observó con una expresión de falso aburrimiento, pero sus ojos brillaban con diversión. —Qué conmovedor, muchachos. Pero dejen de hablar tanto y muéstrenme si pueden hacer algo al respecto. —Su risa burlona llenó el aire, provocando aún más a los alfas.

Kiryu y Tsugerua compartieron una mirada tensa, sabiendo que su paciencia se estaba agotando. Pero también sabían que debían pensar en Nirei antes que en su rabia. Por ahora, lo importante era protegerlo, no caer en el juego cruel de Karma.

—¿Creen que van a poder proteger al pequeño de mí? —Karma dio un paso hacia adelante, su sonrisa cargada de burla.

—Lo haremos. —Tsugerua respondió con firmeza, aunque una sombra de tensión se reflejaba en sus ojos.

Karma inclinó ligeramente la cabeza, su expresión se torció en una mezcla de diversión y amenaza. —Nirei será mío, de una u otra forma. —La malicia en sus palabras hizo que un escalofrío recorriera las espinas dorsales de Kiryu y Tsugerua.

—Eso no lo voy a permitir.

La voz resonó detrás de ellos, firme y autoritaria, llenando el ambiente con un aura imponente. Los tres giraron hacia la dirección de la voz, encontrándose con una figura que emergía de las sombras.

—Umemiya… —murmuró Karma, su rostro se tensó al reconocerlo.

Junto a Umemiya, cuatro figuras lo flanqueaban, cada una irradiando una presencia igual de dominante. Eran los Cuatro Reyes Celestiales de la Furin. Sus posturas eran relajadas, pero sus miradas parecían capaces de perforar el alma de cualquiera que se atreviera a enfrentarlos.

—Karma. —dijo Umemiya, su tono bajo, pero cargado de un peligro contenido.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Karma, su arrogancia tambaleándose ligeramente ante la presencia del grupo.

—Para cuidar a mis compañeros no necesito invitación. —La voz de Umemiya resonó como una sentencia, y su mirada penetrante parecía aniquilar cualquier atisbo de arrogancia en Karma.

A su lado estaban Tsubaki, Hiragi, Momose y Mizuki, los Cuatro Reyes Celestiales de la Furin. Sus posturas eran firmes y sus miradas cargadas de desaprobación. Cada uno de ellos emanaba una autoridad que hacía que incluso el más valiente pensara dos veces antes de actuar.

Karma se tomó un momento para analizar la situación. Estaba rodeado por alfas con los que no podía competir, al menos no en ese momento. Aunque su mente trabajaba rápido, sabía que lo mejor sería retirarse por el momento.

—Supongo que escuchaste todo. —dijo Karma, intentando mantener la calma, aunque en su tono había un leve rastro de molestia.

—Así es. —respondió Umemiya, sus palabras cortantes como un filo de navaja. —Y sabes lo que eso significa: estás fuera de la Furin. —El peliblanco apretó la mandíbula, su enojo apenas y era contenido. —Lo que hiciste no tiene nombre.

Karma soltó una carcajada seca, intentando parecer despreocupado. —Exageran mucho las cosas. No hice nada que el chico no haya querido.

El comentario hizo que Tsubaki diera un paso adelante, sus ojos ardiendo con furia. —¡¿Qué no hiciste nada?! —gruñó con molestia, su tono lleno de desprecio. —Eres un cerdo.

Momose, que hasta ahora había permanecido en silencio, cruzó los brazos y lo miró con frialdad. —Tu descaro es impresionante, Karma. Si dependiera de mí, ya estarías enterrado.

Mizuki, con su habitual tono tranquilo, pero amenazante, añadió: —Deberías sentirte afortunado de que Umemiya tenga más paciencia que nosotros.

Hiragi se limitó a clavar su mirada en Karma, pero el gruñido bajo de su lobo dejó claro su estado de ánimo.

Karma apretó los puños, tratando de controlar su creciente frustración. —No tengo intención de disculparme. Si piensan que pueden intimidarme, están equivocados. Esto no ha terminado.

Umemiya dio un paso hacia él, y aunque su tono seguía siendo calmado, su presencia era abrumadora. —Tienes razón en algo, Karma: esto no ha terminado.

—En eso tienes razón, esto solo acaba de comenzar.

Karma lanzó una última mirada a cada uno de los alfas presentes, memorizando sus rostros antes de dar media vuelta y marcharse con pasos firmes, aunque su orgullo estaba claramente herido.

Cuando desapareció en la distancia, Tsubaki suspiró con frustración. —Deberíamos haberlo detenido ahora mismo.

—No. —dijo Umemiya, su voz firme. —Tendrá su castigo, pero no será bajo sus términos. Nosotros decidiremos cuándo y cómo. Pagará muy caro lo que hizo.

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Llegamos a las 3 mil lecturas 😭😭😭 gracias 🤧 por su apoyo

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