🌸 Capitulo 11🌸
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El regreso a la escuela no fue nada fácil para Nirei. Los nervios se apoderaron de él desde el momento en que cruzó las puertas principales del edificio. Saber que Sakura y Suo conocían su verdadera casta lo inquietaba profundamente. Aunque confiaba en ellos y sabía que harían todo lo posible por protegerlo, el miedo a que el resto de sus compañeros lo descubrieran no lo abandonaba. Era un temor constante, una sombra que pesaba sobre su mente.
Nirei sabía que su situación era delicada. La mayoría de los estudiantes de la escuela eran Alfas, y no cualquier tipo de Alfas: dominantes, orgullosos y siempre atentos a cualquier detalle que pudieran usar para reafirmar su posición. Ser quien era lo convertía en un blanco fácil, en alguien que debía caminar con pies de plomo para no llamar la atención equivocada. Desde ese momento, tendría que ser más cauteloso que nunca si quería que su secreto siguiera oculto.
Al llegar al salón, respiró hondo antes de abrir la puerta. Su corazón latía con fuerza, como si presintiera lo que estaba por venir. Apenas cruzó el umbral, sintió las miradas de todos clavarse en él como si fuera un imán que atraía la atención. No pasó ni un segundo, antes de que sus compañeros se levantaran de sus asientos y se acercaran a él.
—¡Nirei! ¿Dónde estuviste?
—¿Por qué no viniste a la reunión del viernes?
—¿Es verdad lo que dicen?
La lluvia de preguntas lo tomó por sorpresa. Era abrumador y las palabras se atropellaban en su mente, incapaz de formar respuestas coherentes. Intentó balbucear algo, pero su voz apenas y se oía entre el bullicio. Sentía el calor subir por su rostro, tiñendo sus mejillas de un rojo intenso que no podía ocultar.
Avergonzado, bajó la cabeza, deseando que la tierra se lo tragara en ese instante. La atención de tantas personas lo hacía sentirse pequeño, como si no encajara en ese lugar. Y, sin embargo, había algo en su expresión tímida y su nerviosismo que provocaba un efecto inesperado en sus compañeros.
"Lindo". Esa palabra cruzó simultáneamente por las mentes de todos los presentes. Su fragilidad y dulzura, combinadas con su evidente incomodidad, lo hacían destacar de una manera única. Nadie dijo nada en voz alta, pero las miradas lo decían todo.
Nirei, sin darse cuenta, había captado el interés de todos y eso, lejos de tranquilizarlo, lo hacía sentir aún más vulnerable. Sabía que el día apenas comenzaba y que tendría que reunir toda la fuerza posible para sobrevivir al resto de las horas en aquel lugar lleno de miradas.
Sakura tenía un tic visible en su ceja izquierda, una señal clara de que su paciencia estaba al límite. A su lado, Suo mantenía su característica sonrisa, aunque la ligera tensión en su mirada delataba que no estaba nada contento con la situación. Mientras tanto, Kiryu y Tsugerua observaban el alboroto desde la distancia con una mezcla de diversión y curiosidad. Sin embargo, cuando notaron el evidente malestar de Nirei, decidieron intervenir. No obstante, no esperaban lo que estaba a punto de suceder.
Sakura, incapaz de soportar un segundo más la escena, dio un paso al frente con determinación. Sin molestarse en pedir permiso o dar explicaciones, se abrió paso entre los estudiantes que rodeaban a Nirei, apartándolos con firmeza. Una vez frente a su amigo, lo tomó del brazo sin previo aviso y lo atrajo hacia sí, pegándolo contra su pecho de manera protectora.
—¡Maldita sea! ¡Lo están hostigando! —gruñó, su tono de voz grave cargado de autoridad. Sin darse cuenta, había usado su voz de mando.
El efecto fue inmediato. La voz resonó con tal intensidad que todo el salón se quedó en completo silencio. Nirei, sorprendido, se quedó estático en su lugar, incapaz de moverse. Su corazón latía con fuerza, tan rápido que sentía que podría salírsele del pecho. Pero mientras su mente estaba llena de confusión, su Omega reaccionó de forma instintiva, agitando la cola en respuesta al gesto protector de Sakura. Era una clara señal de que su lobo reconocía a Sakura como su Alfa, algo que seguía sorprendiéndolo.
El impacto de la voz de Sakura no pasó desapercibido para nadie. Los estudiantes retrocedieron, sorprendidos, incapaces de procesar lo que acababa de ocurrir. Incluso Sakura pareció quedarse perplejo por un momento, parpadeando mientras asimilaba lo que acababa de hacer.
—Sakura... —murmuró Suo, su voz apenas se escuchó un susurro, aunque se notaba que era una advertencia.
Kiryu y Tsugerua, por su parte, intercambiaron miradas rápidas. La tensión en el ambiente había alcanzado un nuevo nivel que ninguno de ellos esperaba y ambos sabían que lo mejor era intervenir antes de que las cosas se salieran de control.
—Bueno, creo que es suficiente drama por un día, ¿no creen? —dijo Kiryu con un tono ligero, dando un paso hacia el grupo para suavizar el ambiente.
—Sí, sí, todo el mundo a sus lugares. El espectáculo terminó. —agregó Tsugerua, utilizando su carisma habitual para dispersar a los curiosos.
Poco a poco, los estudiantes comenzaron a retroceder, aunque las miradas de sorpresa y curiosidad seguían clavadas en Nirei y Sakura. La mayoría no entendía del todo lo que acababa de suceder, pero una cosa era clara: nadie se atrevería a meterse con Nirei mientras Sakura estuviera cerca.
Nirei, todavía atrapado en el abrazo protector de su amigo, sintió un calor extraño extenderse por su pecho. No sabía si era vergüenza, alivio o algo más profundo, pero una cosa era segura: en ese momento, Sakura había dejado en claro que no permitiría que nadie lo lastimara.
Los chicos se acercaron a Sakura con precaución. Aunque ya habían presenciado su lado protector antes, la intensidad con la que había actuado en esta ocasión los dejaba desconcertados. Sabían que lo mejor era ser cautelosos, especialmente cuando Sakura parecía estar en un estado completamente a la defensiva.
Por su parte, Sakura libraba una batalla interna. No podía creer lo que acababa de hacer. Usar su voz de mando, algo tan instintivo, pero tan significativo, era un acto que no tomaba a la ligera. El peso de sus acciones lo abrumaba y cada segundo que pasaba parecía profundizar su confusión.
—Sakura... ya puedes soltarme. —La voz suave de Nirei rompió el tenso silencio.
El llamado lo sacó de su trance. Parpadeó un par de veces y casi de manera torpe, aflojó el agarre que mantenía sobre el brazo de Nirei. Lo liberó de inmediato, apartando la mirada hacia el suelo, claramente incómodo. Aún estaba procesando lo que había ocurrido, su mente estaba llena de preguntas que no sabía cómo responder o que intuía, pero no estaba dispuesto a admitirlo, al menos no aún.
Suo, observando la incomodidad de su amigo, decidió intervenir. Se acercó con pasos seguros y colocó una mano firme pero reconfortante sobre el hombro de Sakura.
—Tranquilo, bastará con que te disculpes. —Su voz era calmada, aunque cargada de comprensión. Suo sabía que Sakura no era del tipo que perdía el control fácilmente, aunque lo pareciera y lo que acababa de suceder debía ser algo que había salido directamente de lo más profundo de su ser, para ser más exactos su instinto Alfa y estaba seguro de que si Sakura no hubiera intervenido él mismo lo habría hecho, su Alfa se lo gritaba.
Sakura alzó ligeramente la mirada hacia Suo, buscando alguna señal de juicio, pero solo encontró apoyo. Soltó un suspiro largo y pesado, como si al hacerlo pudiera liberar algo del peso que sentía en su pecho.
—Tienes razón... —murmuró finalmente, aunque su tono era apagado.
Kiryu y Tsugerua intercambiaron miradas a unos pasos de distancia. Aunque la situación parecía estar calmándose, la tensión todavía era palpable, sobre todo considerando que Sakura es un Alfa dominante y ese tipo de reacciones suele verse más en los alfas al querer proteger a su pareja. Sabían que era imposible que Sakura y Nirei tuvieran algo más allá que una amistad, ya que Sakura se veía más interesado en Kotoha.
—Bueno, al menos no lo mató con la mirada... —comentó Tsugerua en voz baja, con un tono bromista que le ganó un codazo de Kiryu.
—Este no es el momento para tus comentarios. —le susurró Kiryu, aunque no pudo evitar rodar los ojos con una ligera sonrisa.
Mientras tanto, Nirei observaba a Sakura con una mezcla de sentimientos. Aunque estaba agradecido por la protección, no podía ignorar el extraño calor que todavía sentía en su pecho. Su Omega seguía reaccionando, como si la presencia de Sakura hubiera encendido algo que no lograba comprender del todo.
—Sakura... está bien. No te preocupes tanto. —Nirei intentó suavizar la situación, ofreciendo una pequeña sonrisa. Pero al verlo tan tranquilo, el sonrojo que apareció en el rostro de Sakura fue inconfundible.
El ambiente comenzaba a relajarse poco a poco, pero todos sabían que algo había cambiado. Aunque no se hablaba en voz alta, la conexión entre Nirei y Sakura había quedado al descubierto y eso no pasaría desapercibido por mucho tiempo.
Sakura caminó hasta el frente de la clase con pasos pesados, como si cada movimiento estuviera cargado de culpa. Una vez allí, se detuvo, respiró profundamente y bajó la cabeza en una profunda reverencia que captó la atención de todos los presentes.
—Lo siento mucho... —su voz era baja, pero llena de sinceridad— No quise utilizar la voz de mando. —Hizo una pausa, luchando por encontrar las palabras adecuadas—. Es... es solo que...
La tensión en el ambiente era palpable. Todos esperaban con atención, pero antes de que Sakura pudiera continuar, Sasaki, uno de los estudiantes más neutrales del grupo, decidió intervenir.
—Tranquilo, Sakura. —Su tono de voz era amable y conciliador—. Solo nos sorprendió a todos, eso es todo.
—Sí, tranquilo. —agregó otro estudiante desde su asiento.
—No pasa nada, de verdad.
El murmullo de aprobación se extendió por el salón y el peso que Sakura sentía en el pecho pareció aliviarse un poco. Lentamente, se incorporó y dejó que una pequeña sonrisa de alivio asomara en su rostro.
—Gracias... —murmuró con genuina gratitud.
Sin embargo, la atención no tardó en desplazarse hacia el motivo inicial del alboroto. Sasaki, quien parecía hablar en nombre de varios compañeros, tomó la palabra de nuevo.
—Solo estábamos preocupados por Nirei. —Sus palabras eran sinceras, pero su tono denotaba cierta cautela—. Pero imagino que todo esto tiene que ver con lo de la Tokyo Maji, ¿verdad?
El comentario cayó como una bomba en el salón. Sakura, Suo y Nirei intercambiaron miradas rápidas, claramente sorprendidos.
—¿Cómo saben eso? —preguntó Nirei con los ojos muy abiertos, su tono estaba cargado de incredulidad.
Sasaki se encogió de hombros, como si fuera algo obvio.
—Ya sabes cómo son las cosas entre pandillas. Todo se sabe tarde o temprano.
El resto de la clase murmuró entre ellos, algunos claramente más interesados en los detalles que otros. Nirei sintió un nudo formarse en su estómago. Si lo de la Tokyo Maji ya estaba circulando, significaba que la situación era más grave de lo que habían imaginado.
—No deberían meterse en asuntos así... —dijo Suo con un tono firme, su mirada ahora fría mientras escaneaba a los estudiantes, tratando de medir qué tanto sabían realmente.
—No nos estamos metiendo. —Sasaki levantó las manos en señal de paz—. Solo queríamos asegurarnos de que Nirei estaba bien. Eso es todo.
Aunque la explicación parecía suficiente, la tensión no desapareció del todo. Sakura cruzó los brazos, todavía alerta, mientras Nirei intentaba procesar lo que estaba pasando. La clase, aunque aparentaba estar calmada, seguía llena de susurros y miradas de curiosidad.
El sonido de la puerta del salón abriéndose interrumpió los murmullos que aún quedaban tras la conversación. Higari, con su habitual aire autoritario, entró al aula. Su presencia era lo suficientemente imponente como para hacer que el bullicio cesara de inmediato.
El silencio que se produjo fue absoluto y todos los estudiantes fijaron la mirada en él, expectantes. Higari escaneó el salón rápidamente hasta que sus ojos se posaron en el grupo que buscaba.
—Suo, Sakura y Nirei, vengan conmigo. —Su tono era firme y no dejaba espacio para preguntas. —Umemiya quiere verlos.
Los mencionados intercambiaron miradas de desconcierto y tensión. Nirei sintió un escalofrío recorrer su espalda. La mención de Umemiya no era algo que pudiera tomarse a la ligera. Sakura, que aún lidiaba con las emociones del incidente anterior, se irguió, ajustándose el uniforme como si necesitara prepararse mentalmente.
Higari no esperó a que preguntaran nada; simplemente giró sobre sus talones y salió del aula, esperando que lo siguieran. Los tres caminaron hacia la puerta bajo la atenta mirada del resto de sus compañeros, quienes apenas se atrevían a susurrar entre ellos. La atmósfera estaba cargada de intriga y tensión.
—¿Qué crees que querrá Umemiya? —preguntó Nirei en un susurro, mientras caminaban detrás de Higari.
—Sea lo que sea, no será algo sencillo. —respondió Suo con voz baja pero firme—. Será mejor que nos preparemos para lo peor.
Sakura no dijo nada, pero su expresión seria hablaba por él. Nirei, en cambio, soltó un leve suspiro, intentando aliviar la tensión.
—Bueno, al menos estamos juntos en esto, ¿no?
Nadie respondió, pero los tres sabían que algo importante estaba a punto de suceder.
El aire cambió tan pronto como llegaron a la azotea. Una ligera brisa acariciaba sus rostros, trayendo consigo el fresco aroma de las plantas que Sugishita regaba con cuidado en un rincón. Su expresión era tranquila, como si estuviera completamente ajeno a la tensión que se acumulaba entre los recién llegados y el grupo que los esperaba.
En el centro de la azotea, como si se tratara de un rey en su trono, estaba Umemiya. Su postura relajada contrastaba con la intensidad de su mirada, que parecía analizar cada uno de sus movimientos. Una sonrisa juguetona curvaba sus labios, pero había algo en ella que no inspiraba confianza.
A su alrededor estaban Tsubaki, Momose, Mizuki y, finalmente, Hiragi, quien se posicionó a su lado como si fuera su sombra personal. Cada uno de ellos parecía irradiar una autoridad que llenaba el espacio, haciendo que el ambiente se volviera más denso con cada segundo que pasaba.
—Al fin llegan. —La voz de Umemiya rompió el silencio, suave pero cargada de intención. Su sonrisa se ensanchó ligeramente, dándole un aire peligroso—. Los estábamos esperando.
Los tres chicos se detuvieron en seco, sintiendo el peso de la mirada de los presentes sobre ellos. Nirei intentó mantenerse calmado, pero el ritmo acelerado de su corazón traicionaba sus esfuerzos.
—¿Para qué nos llamaron? —preguntó Suo, tomando la iniciativa con un tono firme, aunque sus ojos no se apartaban de Umemiya.
—Paciencia, Suo. —respondió Umemiya, entrecerrando los ojos con diversión—. Todo a su tiempo.
Tsubaki soltó una risita baja, como si supiera algo que los demás no. Momose, en cambio, mantenía una expresión neutral, aunque su mirada se clavaba especialmente en Sakura, quien tensó la mandíbula al sentir la intensidad del Alfa.
Sakura decidió romper el incómodo silencio que seguía a las palabras de Umemiya.
—Si tienen algo que decir, sería bueno que lo hagan ahora. —Su tono intentaba ser casual, pero no lograba disimular del todo su nerviosismo.
—Siempre tan impaciente, Sakura. —intervino Mizuki con una sonrisa burlona—. Deberías aprender a disfrutar el momento.
Sugishita, mientras tanto, seguía concentrado en sus plantas, pero era evidente que estaba escuchando cada palabra. Su calma contrastaba enormemente con la tensión que dominaba la escena.
Finalmente, Umemiya se cruzó de brazos y dio un paso hacia adelante, con la mirada fija en Nirei.
—Quiero hablar sobre la Tokyo Maji y el papel que ustedes tienen en todo esto.
La mención directa de la Tokyo Maji hizo que todos los presentes se tensaran aún más. Nirei sintió que su respiración se aceleraba y tanto Suo como Sakura dieron un paso instintivo hacia él, posicionándose como una barrera protectora.
—¿Qué sabes sobre eso? —inquirió Suo, esta vez con un tono más agresivo, claramente a la defensiva.
—Oh, mucho más de lo que imaginan. —respondió Umemiya, dejando caer sus palabras como si fueran una bomba.
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¿Que será lo que Umemiya sabe de la Tokyo Maji?
¿Será que ya todos en la escuela saben o intuen la relación de ese trío?
¿Acaso serán más evidentes los celos de Sakura y Suo?
Descubrelo en el siguiente capitulo...
Y próximamente se estrena el booktrailer 😉
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