🌸 Capitulo 10 🌸
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Mientras tanto, Suo y Sakura habían neutralizado rápidamente a los atacantes. Con movimientos precisos y letales, los derrotaron sin ninguna dificultad. Sacudieron sus ropas y ajustaron sus chaquetas.
Nirei, visiblemente preocupado, se acercó a ellos con pasos cautelosos. Observó con atención sus gestos, buscando señales de alguna herida o malestar.
—¿Están bien? —preguntó, su voz denotaba la inquietud que sentia en ese momento, aunque tratara de ocultarlo.
Sakura le dirigió una sonrisa que intentaba tranquilizarlo, aunque esta vez no era del todo despreocupada. Le dio un ligero golpecito en el hombro, como si quisiera restarle importancia a la pelea.
—Estamos bien... pero ¿tú? ¿Te hicieron algo? —dijo con un tono inusualmente serio mientras daba un paso hacia él, escaneándolo con la mirada en busca de cualquier herida que pudiera tener.
Suo, por su parte, frunció levemente el ceño. Aunque intentaba mantener su característica serenidad, la preocupación en sus ojos lo delataba.
—Nirei, ¿estás seguro de que estás bien? —preguntó con voz suave, pero firme al mismo tiempo. Se acercó hasta quedar frente a él, colocándole una mano en el hombro como un gesto de protección.
Nirei asintió con una leve sonrisa, tratando de aliviar la tensión que veía en sus compañeros. Sin embargo, su intento por tranquilizarlos no surtió efecto.
—Estoy bien, en serio. No tienen de qué preocuparse. —Levantó ambas manos en señal de calma.
Sakura lo miró fijamente, todavía desconfiado de su respuesta.
—¿Seguro? No te veo del todo bien. —Su voz llevaba un tono de genuina preocupación mientras sus manos se extendían hacia él, como si quisiera comprobar por sí mismo que estaba ileso.
—Si te duele algo, dímelo ahora. —Suo habló con una calma que contrastaba con la tensión en su postura. Su mirada penetrante parecía intentar descifrar si Nirei ocultaba algo.
La sonrisa de Nirei se ensanchó, esta vez con algo más de seguridad, aunque todavía con un leve dejo de inquietud.
—De verdad, estoy bien. Gracias por preocuparse, pero no es necesario.
Sakura suspiró, claramente insatisfecho con la respuesta y Suo intercambió una mirada con él. Finalmente, tras unos segundos de silencio, ambos dieron un paso atrás, pero la preocupación en sus rostros persistió. Aunque la pelea había terminado, ellos aun continuaban con la sensación de peligro y más si Nirei estaba presente. Su necesidad de protegerlo aunmentaba con cada segundo.
El sonido de los pasos acercándose de manera apresura, alertó a los chicos sobre todo a los alfas, quienes observaron a la distancia como un pequeño omega rubio apareció corriendo hacia ellos, su expresión era una mezcla de determinación y angustia, su uniforme negro se ondeada por el movimiento.
Detrás de él, venían varios alfas, con miradas desafiantes y movimientos que demostraban su fuerza. Sin dudarlo, Sakura reaccionó primero, tomando el brazo de Nirei y colocándolo detrás de él en un gesto protector. Suo, siempre atento, se posicionó a un lado de Sakura, formando una barrera entre el omega.
Ambos alfas emanaban una energía intimidante, su postura dejaba en claro que no permitirían que nadie tocara al omega bajo su cuidado. Los alfas que se aproximaban sonrieron con diversión ante la acción de los dos alfas, después de unos segundos que parecieron una eternidad el omega rubio llego ante ellos.
—Hola, chicos —comenzó a hablar el rubio mientras se rascaba la mejilla con la mano—. ¿No los lastimaron?
Sakura y Suo se observaron de reojo ante la pregunta del joven.
—¿Por qué debería contestar? —exclamó Sakura con tono de reproche. Su voz sonó más ruda de lo habitual, desconcertando al Omega, quien bajó la cabeza, apenado.
Mikey, al notar la incomodidad de su Omega, gruñó molesto. Sin dudarlo, se acercó a paso firme y se colocó frente a Takemichi, protegiéndolo.
—Cuida cómo le hablas a mi Omega —gruñó con más fuerza, sus ojos fulminando a Sakura.
Nirei, quien había permanecido en silencio, se estremeció ante la intensidad del momento. Ese gesto no pasó desapercibido para Suo ni para Sakura, quienes intercambiaron una mirada breve.
Sakura dio un paso al frente, dispuesto a enfrentar la situación, pero se detuvo al sentir el brazo de Nirei sujetándolo suavemente.
—Espera, por favor —pidió Nirei con voz baja, aunque había una firmeza implícita en su tono.
El gesto logró contener a Sakura, aunque sus ojos seguían clavados en Mikey. Nirei, por su parte, parecía intentar evitar que la tensión aumentara aún más.
El entorno estaba cargado de tensión; las feromonas de los alfas molestos inundaban el lugar, creando una atmósfera sofocante de dominio y rivalidad. Por el contrario, los omegas parecían a punto de desfallecer ante la opresión.
En medio de la tensión, Takemichi golpeó suavemente la cabeza de Mikey, rompiendo el ambiente hostil.
—¿Por qué me pegas? —exclamó Mikey, haciendo un puchero infantil mientras se llevaba una mano a la cabeza.
—Porque los estás asustando —respondió Takemichi con un tono severo, aunque contenía un deje de paciencia.
—¿Yo? —Mikey se señaló a sí mismo, con una mezcla de incredulidad y confusión.
Antes de que las cosas pudieran escalar nuevamente, Mitsuya intervino.
—Está bien, todos, vamos a calmarnos —dijo, acercándose con calma y levantando las manos en señal de paz—. No vinimos aquí a pelear.
Su voz tranquila y su postura relajada comenzaron a disipar un poco la tensión, aunque los alfas aún intercambiaban miradas desafiantes.
Suo dio un paso al frente, manteniendo una postura relajada pero vigilante.
—Nosotros tampoco vinimos a pelear —respondió con una sonrisa ligera, aunque sus ojos seguían atentos—. Solo pasábamos por aquí cuando nos vimos envueltos en este caos.
Mitsuya giró la cabeza para observar a sus amigos y, tras un momento, asintió. Sin dudarlo, los demás también se acercaron, relajando un poco la tensión en el ambiente.
—Lo siento mucho, chicos —se disculpó Takemichi, bajando la mirada con un deje de culpa.
—No es tu culpa —intervino Nirei rápidamente, con una voz tranquila y conciliadora.
Ambos Omegas, en un gesto inesperado, se inclinaron levemente uno frente al otro, provocando miradas incrédulas de los alfas presentes. Resultaba sorprendente para ellos lo rápido que habían entablado una conexión.
—De verdad, lamento lo ocurrido. Por cierto, soy Takemichi, encantado de conocerte —dijo el rubio, extendiendo una mano con una sonrisa cálida.
—Un placer, soy Nirei —respondió el otro Omega mientras tomaba la mano de Takemichi con suavidad.
El ambiente comenzó a relajarse poco a poco, aunque la tensión aún flotaba en el aire, especialmente entre los alfas que seguían observando con recelo.
—Sí, ya, ya, mucho saludo —espetó Mikey mientras sujetaba a Takemichi del brazo para apartarlo del Omega rubio.
—Mikey, deja en paz a Takemichi —intervino Draken, claramente irritado, mientras un tic nervioso se formaba en su ojo.
—No quiero —respondió Mikey, haciendo un puchero infantil que desentonaba completamente con la tensión del momento.
Suo, Sakura y Nirei intercambiaron miradas incómodas mientras una gota imaginaria parecía recorrerles la frente ante la escena que presenciaban. Por su parte, Chifuyu, Izana y Mitsuya no pudieron evitar sentir una intensa vergüenza ajena.
—Ignorando a esos idiotas y a Takemichi, me presento. Soy Mitsuya, y ellos son Izana y Chifuyu. Somos parte de la Tokyo Manji.
Su tono tranquilo logró disipar parte de la incomodidad en el ambiente, aunque algunos no pudieron evitar soltar una leve risa por la actitud de Mikey.
—Hola, soy Suo, y él es Sakura —respondió el castaño con una sonrisa divertida en el rostro, señalando a su compañero.
—Y yo soy Nirei —añadió el rubio, inclinando ligeramente la cabeza en un gesto educado.
Mitsuya observó detenidamente al Omega rubio y, sin poder contenerse, comentó con naturalidad.
—Eres lindo.
El comentario hizo que Nirei se sonrojara al instante, mientras un gruñido bajo se escapaba de los dos alfas, Suo y Sakura, quienes lo miraron con ojos entrecerrados.
Izana y Chifuyu, por su parte, no pudieron evitar sonreír con complicidad; ya estaban acostumbrados a las ocurrencias de Mitsuya y su tendencia a halagar sin filtro, algo que hacía constantemente con su compañero y pareja.
—Mitsu, deja de molestarlos —dijo Takemichi, acercándose junto a Draken y Mikey.
—Es verdad, es lindo —sonrió Mitsuya, sin inmutarse—, aunque no más que tú.
Nirei se tapó el rostro, completamente sonrojado, mientras Takemichi desviaba la mirada, igualmente avergonzado.
—Como sea —interrumpió Draken—, visto que ya nos presentamos y no ocurrió nada malo, será mejor que nos vayamos.
—Es cierto, no debe de tardar en llegar la policía —comentó Chifuyu, pensativo—. Ya solo quedamos nosotros, así que hay que irnos.
—¿Y los demás? ¿Cuándo se fueron? —preguntó Mikey, frunciendo el ceño.
—Les dimos la orden de irse cuando estaban hostigando a Takemichi —respondió Chifuyu con tranquilidad.
—¡Yo no lo estaba hostigando! —protestó Mikey, levantando las manos en señal de inocencia.
El ambiente se aligeró un poco con la respuesta de Mikey, aunque aún se mantenía algo tenso. Todos parecían aliviados de que la situación no hubiera ido más lejos.
—¿Vienen con nosotros? —preguntó Takemichi.
—¡No! —respondieron al unísono todos los alfas, sus voces firmes y contundentes, como si hubieran ensayado la respuesta.
Nirei desvió la mirada hacia Sakura y Suo, quienes mantenían los brazos cruzados y una expresión de molestia que resultaba difícil de ignorar. Aunque intentó comprender la razón de su actitud, no pudo encontrar una explicación. ¿Qué los había alterado tanto? Los chicos frente a ellos no parecían hostiles; al contrario, irradiaban amabilidad.
—Creo que será mejor que nosotros nos vayamos —murmuró Nirei, tratando de sonar firme, aunque el nerviosismo traicionaba su voz—. Además, no queremos causar problemas.
—No lo hacen —replicó Takemichi, su tono suave pero con un deje de reproche hacia los alfas.
—Claro que sí —intervino Mikey, su voz fría y desafiante, como si no estuviera dispuesto a aceptar otra versión de los hechos.
—Mikey —gruñó Takemichi, girando hacia él con una mirada severa—. No es necesario que seas tan hostil.
El intercambio de palabras tensó aún más el ambiente. Nirei, incómodo, bajó la mirada mientras sus manos jugaban con el borde de su chaqueta. No entendía por qué las cosas se habían complicado tanto. Solo quería evitar un conflicto que parecía inevitable.
Sakura frunció el ceño y lanzó una mirada fugaz a Suo, quien asintió en silencio, como si ambos compartieran un pensamiento que no estaban dispuestos a expresar en voz alta.
—No estamos aquí para discutir —dijo finalmente Sakura, con un tono cortante que dejaba claro su disgusto.
—Nadie lo está —respondió Takemichi, esforzándose por mantener la calma—. Pero si siguen actuando de esta manera, lo único que lograrán es que todos nos sintamos incómodos.
Un silencio incómodo se instaló entre ellos, tan pesado que parecía imposible de romper.
—Bien, creo que nos vemos luego —dijo Suo con un tono seco mientras tomaba la muñeca de Nirei con firmeza y, sin pensarlo demasiado, también la de Sakura. Tiró de ambos con una autoridad que no admitía réplica—. Bye bye.
Nirei apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de ser arrastrado por Suo. Intentó protestar, pero las palabras se atoraron en su garganta, mientras Sakura lo seguía sin oponer resistencia, aunque con una expresión de ligera molestia que no se molestó en ocultar.
Takemichi, que observaba la escena con una mezcla de resignación y curiosidad, suspiró profundamente. Aunque el comportamiento de los alfas lo desconcertaba, decidió no tomarlo como algo personal. Finalmente, esbozó una leve sonrisa, buscando darle un cierre amable al encuentro.
—Espero que nos volvamos a ver —dijo con sinceridad, alzando una mano en señal de despedida—. Cuídense.
—Claro que sí —respondió Nirei rápidamente, a pesar de estar siendo jalado con cierta brusquedad por Suo. Su voz sonó un poco apresurada, pero había una nota de genuina gratitud en ella.
Mientras los tres se alejaban, el sonido de los pasos de Suo resonaba firme, marcando el ritmo de su partida. Nirei se giró brevemente para mirar a Takemichi por última vez, dándole una pequeña sonrisa tímida, como una especie de disculpa silenciosa por la abrupta despedida.
Takemichi observó cómo desaparecían en la distancia, su sonrisa permaneciendo en sus labios por un momento más antes de desvanecerse. No pudo evitar preguntarse si realmente volverían a encontrarse.
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Capitulo corto
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