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♡Prologo♡

Jimin y sus guardaespaldas llegaron a la mansión de Jeon Jungkook. Al quitarse las gafas, sintió el gruñido amenazador de su lobo interior, un presagio de la tensión en el aire. Con un movimiento decidido, se bajó del vehículo, seguido por sus guardaespaldas, que se colocaron en formación alrededor de él, protegiéndolo con una presencia intimidante.

— ¡Ahora! — rugió Jimin, su enojo palpable.

Justo en ese momento, Jungkook apareció en el balcón, con Taehyung a su lado. Jungkook apuntaba con un arma a Taehyung, intensificando aún más la furia de Jimin y la agitación de su lobo interior.

— ¡Jimin, ayúdame! — gritó Taehyung, sus lágrimas y desesperación contrastando con la frialdad de la situación.

Jungkook soltó una risa cruel antes de lanzar a Taehyung al suelo con un empujón brusco, causándole dolor. Mientras Taehyung yacía en el suelo, Jungkook seguía apuntándole con una mirada despiadada.

— ¡Suelta a mi Omega! — rugió Jimin, su voz llena de una furia controlada pero inquebrantable.

Jungkook se inclinó ligeramente, su expresión despectiva mientras el cañón del arma seguía apuntando la cabeza de Taehyung.

— ¡Quiero el camino de salida despejado o tu querido Omega sufrirá las malditas consecuencias! — exigió Jungkook, su voz cargada de amenaza y frialdad.

La tensión en el aire era palpable, cada palabra y movimiento calculados para exacerbar el conflicto.

Jungkook, con su arma aún en la mano, avanzó hacia Taehyung, que yacía en el suelo, temblando de miedo y dolor. Con un brusco movimiento, lo agarró por el brazo y lo levantó, arrastrándolo hacia el interior de la mansión. Taehyung luchaba por liberarse, pero Jungkook lo mantenía firme, su mirada fría y decidida.

— ¡Déjame ir! — suplicó Taehyung, tratando de liberarse de su agarre.

— ¡Cállate! —replicó Jungkook con una voz dura, empujándolo hacia el garaje.

Una vez en el garaje, Jungkook abrió la puerta trasera de una camioneta negra. Sin ninguna consideración, empujó a Taehyung dentro del vehículo con una fuerza despiadada. Taehyung cayó pesadamente sobre el suelo del vehículo, su dolor y angustia evidentes.

— ¡Jungkook, no! — gritó Taehyung, sus lágrimas cayendo mientras se arrastraba hacia una posición más cómoda.

Jungkook lo ignoró, dando un golpe en la puerta trasera para cerrarla. Luego, se volvió hacia el garaje, donde Jimin y sus guardaespaldas estaban de pie, observando la escena con tensión contenida. Jimin, con una expresión furiosa, se adelantó y dio una señal a sus hombres.

— ¡Despejen el camino! — ordenó Jimin en un grito con su voz firme.

Los guardaespaldas de Jimin comenzaron a mover los vehículos y a despejar el garaje, haciendo espacio para que la camioneta pudiera salir sin impedimentos. Mientras tanto, Jimin no apartaba la vista de la camioneta, sus ojos llenos de furia.

En un par de minutos, la camioneta negra arrancó con un rugido, saliendo del garaje con velocidad. Jimin observó cómo se alejaba, su expresión un torbellino de frustración y enojo. Apenas se fue la camioneta, Jimin dio una señal a sus guardaespaldas, que se prepararon para seguir.

— ¡Vamos! — ordenó Jimin, mientras se subía a su propio vehículo. — ¡No podemos perderlos!

Los guardaespaldas de Jimin se subieron a los autos, y en cuestión de segundos, comenzaron a seguir la camioneta negra, que ya se adentraba en la carretera. La persecución había comenzado, y la tensión entre los dos grupos era palpable.

La camioneta negra avanzaba a gran velocidad, zigzagueando entre el tráfico mientras Jungkook mantenía un firme control del volante. Taehyung, en el asiento trasero, estaba encogido en una esquina, sus ojos llenos de desesperación mientras mira a través de la ventana.

— ¿A dónde me llevas? — preguntó Taehyung, su voz temblando.

Jungkook no respondió, su concentración en la carretera total. La camioneta atravesó varios barrios y calles, tomando curvas cerradas y acelerando en cada oportunidad que tenía. Finalmente, después de una serie de maniobras rápidas, el vehículo se aproximó a un estadio enorme, iluminado por las luces de la noche.

La camioneta se detuvo frente a la entrada principal del estadio, un lugar solitario y desolado en medio de la noche. Jungkook bajó del vehículo y se dirigió hacia la puerta de entrada, abriéndola para acceder al área interna del estadio.

Mientras tanto, los autos de Jimin seguían la pista de la camioneta con una precisión meticulosa. Al llegar al estadio, Jimin observó cómo la camioneta se detenía frente a la entrada principal. Con una mirada de determinación, Jimin ordenó a sus guardaespaldas que se prepararan.

— ¡Estén listos para cualquier cosa! — dijo Jimin con firmeza mientras salía de su coche. — No dejaremos que se nos escape.

Jimin y sus guardaespaldas se acercaron al estadio con rapidez, siguiendo los pasos de Jungkook y su prisionero. El sonido de sus botas resonaba en el estacionamiento vacío mientras se dirigían hacia la entrada del estadio.

Jungkook, ya dentro del estadio, estaba revisando algo en su teléfono cuando escuchó el rugido de los motores acercándose. Sabía que Jimin no se quedaría atrás. Con una expresión fría, se volvió hacia Taehyung.

— Quédate aquí y no te muevas — ordenó Jungkook.

Y se dirige hacia la puerta principal del estadio para enfrentar a Jimin.

Taehyung, aún aterrorizado, se quedó inmóvil en el interior del estadio, su mente corriendo a mil por hora. Desde su posición, podía escuchar los pasos apresurados de Jimin y sus guardaespaldas acercándose. La tensión era palpable, y el aire estaba cargado de una sensación inminente.

Cuando Jimin y su grupo finalmente entraron al estadio, el amplio espacio vacío parecía amplificar la intensidad del enfrentamiento que se avecinaba. Jimin miró a Jungkook con furia mientras se acercaba a él, su expresión un reflejo de la furia contenida.

— ¡Suelta a mi Omega ahora! — exigió Jimin, sus palabras resonando en el estadio vacío.

Jungkook se cruzó de brazos, su mirada desafiando a Jimin.

— No lo haré hasta que tenga lo que quiero — replicó Jungkook con una sonrisa desafiante —. Y si sigues presionando, no dudaré en hacer que el sufrimiento de tu Omega sea aún mayor.

— Vas a desear nunca haber nacido Jeon Jungkook — lo amenaza Jimin enojado.

Jungkook suelta una carcajada divertida y macabra.

— No te tengo miedo — le dice Jungkook riéndose.

La confrontación estaba en su punto máximo, y el estadio se convirtió en el escenario de una peligrosa confrontación entre los dos hombres, cada uno dispuesto a arriesgarlo todo por lo que creía.

Taehyung, desesperado por escapar de la situación, aprovechó un momento en que Jungkook estaba distraído y salió corriendo de la camioneta. Sus pasos resonaron en el estadio vacío mientras corría hacia Jimin, su último rayo de esperanza.

— ¡Jimin, ayúdame! — gritó Taehyung llorando.

Jungkook reaccionó de inmediato, su mirada se endureció. Sin vacilar, se lanzó hacia Taehyung y lo atrapó, sujetándolo con firmeza mientras mantenía el arma apuntada a su costado. Taehyung luchó por liberarse, pero el agarre de Jungkook era implacable.

— ¡No, por favor, déjame ir! — imploró Taehyung, mirando a Jimin con ojos llenos de súplica.

Jimin, con el rostro contorsionado por la furia, vio cómo Jungkook mantenía a Taehyung bajo su control. Los guardaespaldas de Jimin se acercaron rápidamente, rodeando a la camioneta y a los dos hombres. La tensión aumentó en el aire, con cada grupo en alerta máxima, preparándose para cualquier movimiento.

— ¡Suelta a Taehyung ahora! — ordenó Jimin, su voz firme y decidida.

Y sus guardaespaldas formaron un círculo defensivo alrededor de ellos, asegurando que no hubiera escape ni intervención externa.

Jungkook, con la sonrisa cruel aún en sus labios, mantenía su posición mientras Taehyung se debatía inútilmente en sus brazos. Sus ojos estaban fijos en Jimin, su arma sin moverse de su objetivo.

— ¿Y qué harás si lo hago? — preguntó Jungkook, su tono sarcástico—. ¿Crees que me dejarás ir sin que yo obtenga lo que quiero?

Jimin avanzó unos pasos, el odio en su mirada.

— ¡No tienes idea de con quién te estás metiendo, Jungkook! — su voz retumbaba en el estadio—. No me detendré hasta que te pagues por esto.

Jungkook ajustó su agarre alrededor de Taehyung, asegurándose de que no pudiera escapar. La situación estaba en un punto crítico, con cada movimiento calculado y cada palabra cargada de tensión.

— ¡No te acerques más! — advirtió Jungkook, su tono amenazante mientras miraba a Jimin y a sus guardaespaldas.

Jimin detuvo su avance, su expresión indicaba que estaba evaluando sus opciones. La escena estaba cargada de un conflicto palpable, y el resultado de este enfrentamiento dependería de las decisiones que tomaran ambos bandos en ese momento crucial.

Taehyung, con la determinación de alcanzar a Jimin, logró soltarse del agarre de Jungkook. Corrió hacia Jimin, mientras su angustia se transformaba en un acto desesperado de liberación. Sin embargo, a mitad de camino, se detuvo repentinamente al todos escuchar varios disparos, su mirada bajando hacia su mano, que está cubierta de sangre sintiendo a su lobo aullar desesperado.

— No... no puede ser... — murmuró Taehyung, mirando horrorizado la sangre que cubría su mano.

Su mirada se encontró con la de Jimin, quien había comenzado a correr hacia él, con los ojos desbordados de preocupación y furia. Taehyung cayó de rodillas dejando caer su pulsera de lobos a la arena, el dolor y la desesperación visibles en su rostro.

— ¡Taehyung! —gritó Jimin, corriendo hacia él con el corazón en un puño.

Jimin se arrodilló junto a Taehyung, envolviéndolo en sus brazos con una mezcla de pánico y rabia. Su mirada se levantó hacia las gradas del estadio, donde su hombre de confianza esta parado con una expresión de culpa, su arma temblando aún en la mano.

— ¡Tú! — gritó Jimin, su voz cargada de furia —. ¡Te dije que no dispararas!

El hombre de confianza de Jimin, con el rostro pálido y tembloroso, se quedó paralizado mientras los otros guardaespaldas lo rodeaban. La culpa y el miedo estaban grabados en su expresión, mientras Jimin abrazaba a Taehyung con desesperación.

— ¡No por favor! — imploró Jimin, sus manos temblorosas buscando detener el flujo de sangre—. ¡Por favor, aguanta!

Taehyung, con los ojos vidriosos, miraba a Jimin con una mezcla de dolor y gratitud sintiendo a su lobo interior débil. La fuerza que había tenido se desvaneció, y su cuerpo se relajó en los brazos de su alfa destinado.

— Lo siento... — susurró Taehyung, su voz apenas audible—. No... no quería alfa... no olvides que te amo...

Mientras tanto, los guardaespaldas de Jimin se acercaron a Jungkook, quien estaba en shock, su arma aún en la mano, mirando la escena con incredulidad.

— ¡Agárrenlo! — ordenó Jimin con voz firme pero temblorosa mientras seguía sosteniendo a Taehyung—. ¡No dejen que escape!

Los guardaespaldas se apresuraron a rodear a Jungkook, sujetándolo con firmeza y asegurándose de que no pudiera moverse. Jungkook, aún en estado de shock, apenas reaccionaba mientras los guardaespaldas lo llevaban a un lado, asegurando que no pudiera interferir más.

Jimin, con Taehyung en sus brazos, mira a su hombre de confianza, que esta siendo retenido por los otros guardaespaldas, su furia palpable. La escena esta cargada de una tensión insoportable, el dolor y la furia entrelazándose en el estadio vacío.

— ¡Llamen una maldita ambulancia! — ordenó Jimin, su voz rota pero autoritaria, mientras intentaba mantener a Taehyung consciente.

La desesperación de Jimin y la gravedad de la situación estaban claras. El enfrentamiento había tomado un giro oscuro, y el resultado de esta tragedia estaba aún por decidirse mientras el estadio se llenaba del eco de las decisiones y las súplicas.

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