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Capítulo 9

—Tienes que calmarte, SeHun.

—Pero lo escuché, ChanYeol —respondió, repitiendo lo mismo que llevaba diciendo durante casi una hora—, te juro que lo escuché. Gritaba tan fuerte que me dolían los tímpanos y sentí que el corazón se me partía en mil pedazos. —El dolor todavía seguía fresco en su pecho, un eco del ardor insoportable que había experimentado un tiempo atrás.

Llegó cuando había estado sentado en la camioneta, esperando a reunirse con otros Deltas de manadas diferentes. Un grito de agonía reventó en su cabeza, como si alguien se hubiera metido en ella solo para soltar tal alarido, y lo hizo doblar en dos. Quien gritaba era BaekHyun, lo presentía; pero no entendía por qué él podía escucharlo cuando estaban tan lejos, y cuando nadie más podía. Ni siquiera estaban apareados, no se habían dejado una marca de compañeros el uno al otro. Y a pesar de todo, ese grito había llegado a él. Ya sabía que BaekHyun estaba en problemas, pero con eso solo lo corroboró.

ChanYeol había escuchado su explicación atentamente, pero contrario a lo que solía hacer, no le dijo una teoría o suposición del por qué; solo llamó al resto y les dijo que se pondrían en marcha de inmediato.

—Ya estamos cerca —le aseguró ChanYeol. Había sido un ancla al mundo real durante todas esas horas de espera que lo tenían con las garras a punto de salir.

SeHun asintió, apretando los puños sobre su regazo. Trató de tomar una respiración para calmarse, pues sabía que no servía de nada estar alterado cuando iba a luchar. Sin embargo, estaba intranquilo. Los del Concejo habían reportado un gran movimiento en la casa Alfa de la manada de DongHoon: al parecer los tipos se estaban preparando para escapar esa misma noche. SeHun tenía miedo de que se encontraran con un ejército de lobos dispuestos a matarlos a todos con tal de defender al hijo de puta de DongHoon. Pero por sobre todo, le daría mucha pena tener que luchar contra los compañeros Delta de BaekHyun, lobos con los que tiempo atrás había compartido una misión y habían creado un buen ambiente de camaradería. Él no deseaba luchar contra ellos. Se había convertido en Delta para defender a todos los de su especie. Luchar contra uno era... ir en contra de todo lo que él aspiraba.

Y, sin embargo, para defender a su BaekHyun, lucharía con cualquiera que se le pusiera en el camino, sin importar quién fuera.

—Es aquí —anunció ChanYeol tras un rato más de viaje.

SeHun bajó de la camioneta, con su mirada perdida en el denso follaje del bosque que sabía que escondía a la manada de BaekHyun. Solo esperaba que ningún inocente se pusiera en peligro esa noche. Debían aprovechar que todos dormían para emboscar a DongHoon y su séquito sin que nadie más saliera herido.

—¿Sería mejor si nos transformamos? —preguntó.

La luna estaba llena esa noche, así que sería fácil hacerlo. Sin embargo, no siempre su lado racional persistía cuando los lobos se convertían durante la luna llena, y algunos tendían a perder el control.

—No es mala idea —dijo EunWoo, apareciendo junto a ellos.

—El Concejo ya ha dado su permiso para... —ChanYeol se calló lo último, pero todos sabían lo que quería decir: había dado permiso para matar.

SeHun, ChanYeol, EunWoo y otros Deltas de otras manadas habían escuchado claras las instrucciones del Concejo. Ellos tres eran los únicos de su manada que habían ido esa noche a la misión, ya que debía ser discreta y sin causar revuelo. Habían otros lobos de otras manadas que ya se habían dispersado alrededor, esperando el momento en que ChanYeol decidiera atacar, después de todo lo habían designado el líder de la misión.

El plan era simple: iban a rodear la casa del Alfa, y ante la primera señal de ChanYeol iban a atacar cuando estos estuvieran desprevenidos planeando su huida. El Concejo había previsto que el soplón entre ellos le iba a avisar de inmediato a DongHoon, así que estaban seguros de que DongHoon huiría rápidamente. Solo que la misión se había mantenido entre el círculo más cerrado de Deltas, no dejando que quienquiera que fuera el traidor supiera para poder avisarle al jodido Alfa. Como la mayoría de las misiones tardaban casi medio día en planearse, DongHoon debía creer que todavía tenía tiempo para huir. Sin embargo, ya no lo hacía. Y lo mejor que podían hacer para emboscar al hombre, era darle a creer que tenía la ventaja.

Aunque el plan quedó totalmente en segundo plano en su cabeza cuando escuchó ruidos de pisadas silenciosas a lo lejos, acercándose entre los árboles del bosque.

—Vienen varias personas —advirtió a sus compañeros.

EunWoo tomó su rifle y se alejó corriendo hacia quién sabe dónde, pero SeHun sabía que los iba a cubrir a lo lejos mientras ellos se enfrentaban a quienes se acercaran y dispararía al instante que ChanYeol le diera una señal. EunWoo era el mejor tirador del equipo, no los decepcionaría.

—Puedo oler a JongIn —susurró ChanYeol de repente, cuando los pasos estaban más cerca.

—¿Crees que esté del lado de DongHoon?

El olor de ChanYeol, que solía ser picante y azucarado, de repente se volvió amargo.

—Por el bien de todos nosotros, espero que no.

Se quedaron quietos, esperando a que el grupo que se acercaba se revelase. Las pisadas eran varias y decididas. Así, pronto de las sombras emergieron cinco lobos, y a todos ellos SeHun ya los había conocido anteriormente: MoonBin, YoonOh, y HoSeok, ZuHo y JongIn. Eran los Deltas de la manada de BaekHyun, compañeros de equipo del Omega.

—ChanYeol —dijo JongIn de inmediato, sus ojos brillantes—. Qué bueno verte.

ChanYeol no reaccionó de buena manera, sino que su postura se endureció.

—Yo no puedo decir lo mismo —soltó, resignado—. Tu Alfa está en problemas.

—Lo sabemos. —JongIn se pasó una mano por el cabello castaño, mirando a sus compañeros con pena—. Sabía que algo andaba mal, así que reuní a los chicos conmigo a las afueras de la manada.

ChanYeol suspiró, visiblemente aliviado de saber que JongIn no estaba del lado de DongHoon, y se acercó al hombre para tocarle suavemente el brazo. SeHun estaba muy seguro de que su amigo quería hacer más que solo tocarlo de aquella forma inocente, pero que debía mantener la compostura como líder de la misión.

—¿Están todos bien?

—Sí, pero... Vi cómo se llevaban a JunMyeon y no pude hacer nada.

SeHun no pudo evitar morderse el interior de la mejilla al recordar la conversación telefónica en el mismo instante que lo habían secuestrado. La impotencia y la rabia no podría olvidarla nunca.

—Sabía que irían detrás de nosotros luego por ser compañeros de BaekHyun, y por eso escapé; los Gamma son muchos más que nosotros, dos a uno, nos superan en número... y tamaño. Yo... hubiera querido ayudarlo, pero sabía que si salvaba a mi equipo quizás podría hacer algo con ellos que realmente fuera de ayuda.

—Por eso estamos aquí ahora —aseguró ChanYeol—. Lucharemos.

—Y hay más de nosotros —añadió SeHun.

—No lo digas en voz alta. Nunca sabes dónde pueden haber oídos —dijo MoonBin, mirando hacia algún punto detrás de SeHun y ChanYeol—. Por cierto, ya puedes salir, EunWoo. Te vi a un kilómetro, de verdad debes aprender a camuflarte mejor.

Un golpe y unas pisadas después, EunWoo se unió a ellos, yendo hacia MoonBin para empujarlo suavemente del hombro.

—Mi escondite era perfecto, no es mi culpa que tengas los ojos como un telescopio.

Mientras ellos hablaban y aligeraban el ambiente, SeHun se quedó viendo hacia los árboles, tratando de trazar un plan. Realmente las distracciones no harían ningún efecto en él en ese momento; solo podía pensar en BaekHyun.

—¿Pueden decirme dónde se ubica exactamente la casa del Alfa? —dijo tras unos momentos—. Estoy demasiado seguro de que el hijo de puta pretencioso lo tiene ahí.

—Eso pensé también —dijo JongIn—. Lo debe estar usando para desencriptar las computadoras. Escuché que BaekHyun hizo eso para él hace un tiempo.

Sehun asintió.

—¿Hay alguna forma de acercarse por el bosque?

—Sí. Es el camino más largo, pero como la casa queda casi en la base de la colina, no van a esperar que alguien los embosque desde atrás. Los Gamma de la manada no son los más brillantes ya que son unos matones, así que deben estar esperando un ataque de frente, como ellos lo harían...

—Y no entienden que el arte de los Delta es el sigilo mortal —añadió MoonBin, también sonándose los nudillos—. He estado esperando un buen tiempo para patearles la cara a algunos de ellos. Y ahora que secuestraron a BaekHyun y a JunMyeon...

Recordando el dolor en su pecho de esa misma noche, SeHun apretó los puños y respiró profundo.

—Cuanto más tardemos, peor lo van a pasar. Pongámonos en marcha ahora mismo.

El grupo se enderezó y asintió con expresiones severas, antes de echar a correr sigilosamente por el bosque rumbo a su destino de esa noche.

SeHun no podía quitarse de la cabeza el rostro de BaekHyun, su sonrisa hermosa, y la posibilidad de que alguien le hubiera hecho daño. No podía soportar esa posibilidad. Si alguien le había tocado tan solo un pelo cuando lo hallara, no sabía en qué tipo de bestia se convertiría.

Bajo la luna llena, sus ojos brillaron de forma sobrenatural, un azul intenso, y su piel bajo la sombra de los árboles, absorbiendo el brillo plateado del astro, se vio como un fantasma de su pelaje de lobo. Pronto la forma de su alma saldría a la luz, y pobre de aquel que se pusiera en su camino hacia su compañero.

*

—¿Cuánto tiempo más vas a demorar? Ya ha pasado una hora y sigues con el computador —dijo DongHoon, exigente, paseando de un lado a otro en el pequeño estudio.

BaekHyun observó la línea de carga en la pantalla del computador a punto de terminar y se encogió de hombros.

—Quizás quince minutos más —mintió con descaro, solo por el gusto de atrasarlo.

—Será mejor que no me estés jodiendo, BaekHyun —murmuró el desagradable Alfa. Peinó su cabello grasiento y volteó hacia los guardias que cuidaban la puerta—. JeeHae, ve a preguntarle a TaeSung si ya está todo listo.

Uno de los gorilas salió rápidamente de la habitación en busca del tal TaeSung. BaekHyun no recordaba los nombres de los Gammas de la manada excepto por JunMyeon, que era su amigo. Pero JunMyeon nunca había estado bajo las órdenes directas del Alfa, sino que se encargaba de cuidar los lindes de la manada con el bosque y sus alrededores, por eso era distinto a los cabeza de chorlito que eran los matones de DongHoon. JunMyeon jamás hubiera estado de acuerdo con secuestrar a alguien y obligarlo a hacer trabajos sucios para el Alfa. BaekHyun no sabía de dónde DongHoon había sacado a tantos tipos maliciosos para que trabajaran para él.

Volviendo la vista a la pantalla, BaekHyun se fijó en la transferencia de datos y sonrió apenas para sí. DongHoon era más estúpido de lo que había creído, un idiota demasiado pretencioso y muy fácil de engañar.

—¿Qué has hecho? —preguntó DongHoon de repente, sorprendiéndolo. Se encontró con el tipo delante del escritorio mirándolo con los ojos en llamas, brillando de color rojo por el inminente cambio de forma.

—¿De qué hablas? —preguntó con el tono más inocente que pudo reunir.

—Te acabo de ver sonreír.

—¿No puedo sonreír por hacer un buen trabajo? Sabes que me gusta lo que hago.

DongHoon entornó los ojos hacia él y se estiró para agarrarle el brazo. Le inmovilizó la muñeca y tiró de él, haciendo que BaekHyun se clavara el borde del escritorio en el estómago.

—Tu aroma siempre ha dicho todo sobre ti, BaekHyun. A mí no puedes engañarme. —Clavó las garras en su piel, sacando sangre y haciendo que BaekHyun siseara de dolor—. Dime lo que estás tramando.

—¡No estoy tramando nada!

—Con ese aroma no engañas a nadie. Corta el show y dime qué has hecho.

BaekHyun se mordió con fuerza el labio y bajó la mirada a la computadora. Ya estaba hecho: la transferencia había terminado. También había descargado un programa que grababa todo lo que el micrófono de computadora captaba, el cual estaba encendido y transmitiendo en directo a una nube de datos conectada a las computadoras del Concejo. Les pediría perdón por hackear e ingresar en sus sistemas luego.

—Te diré lo que he hecho —respondió—, solo si me dices por qué.

La pregunta tomó por sorpresa a DongHoon.

—¿Por qué? ¿A qué te refieres?

—¿Por qué traicionaste a los tuyos y los vendiste a los cazadores? —dijo lentamente, odiaba que el tipo se hiciera el desentendido—. ¿Cuál es la razón?

El rostro de DongHoon pasó por varios colores hasta que lo miró más enojado que antes.

—Yo no vendí a nadie. Solo estaba protegiendo a la manada. Eran ellos o nosotros.

—¡Podrías haberlo reportado al Concejo! ¡Ellos te habrían ayudado a proteger a la manada!

—No entiendes cómo funciona el mundo. ¿Cómo lo harías? Tan solo eres un inútil y estúpido Omega cegado por sus ideales de lucha y justicia. —El agarre en su brazo aflojó, pero solo un momento—. El dinero no crece de los árboles, BaekHyun. Desde que llegué a la manada, ¿quién la ha hecho crecer? Yo, solo yo, hice lo que pude con los medios que tenía a mi alcance.

—¿De verdad duermes tranquilo creyendo esa mentira? No has hecho absolutamente nada por la manada, te has aprovechado de la servicialidad de todos y encima has lucrado vendiendo la vida de otros lobos. ¡No mereces llamarte Alfa!

—Si tan malo soy, ¿por qué nadie me ha quitado mi lugar, eh? ¿Por qué nadie se ha quejado, y mucho menos me ha desafiado?

—Porque hay una fila de matones cubriéndote la espalda.

—Simplemente hago lo necesario para asegurar mi lugar, así como el tuyo.

BaekHyun frunció el ceño ante sus palabras, sintiendo un tirón en el estómago.

—¿A qué te refieres? Tú no has hecho nada por mí, y nunca necesité absolutamente nada de ti.

—¿Ah, no? —dijo DongHoon con claro tono burlón—. Mírate, Omega. ¿En serio crees que estarías en el equipo Delta si no fuera por mí? Eres tan solo un lobito debilucho, incompetente, y biológicamente roto. Si yo no hubiera dicho que , ellos nunca te hubieran aceptado en el equipo. Nadie te querrá nunca como eres, no sirves para nada. Solo sirves cuando estás bajo mi ala, yo soy la razón por la que eres alguien.

El interior de BaekHyun llegó al punto de ebullición, sabiendo que de la boca de DongHoon salían puras mentiras. Él sabía que valía mucho. SeHun... SeHun se lo había demostrado. Él podía ser querido, y siempre había demostrado que valía por su cuenta. Ese desecho de lobo... el verdadero malvado e inútil de la historia... no tenía ni una pizca de razón en sus palabras.

La realización de estar seguro de sí mismo lo hizo sentir satisfecho, y miró a DongHoon a los ojos con una sonrisa casi perversa.

—Realmente eres un idiota egocéntrico, ¿te lo he dicho antes? —dijo con toda la sorna que fue capaz de reunir, sabiendo que había ganado tiempo y pruebas para lo que quería. Iba a ignorar por completo su intento de echarlo abajo; el que no valía nada, era DongHoon—. Tan prepotente que das por sentado que el mundo solo gira alrededor de ti y que las personas no tienen más voluntad que las que son tus órdenes.

DongHoon apretó la mandíbula, los huesos de su cara comenzaron a deformarse bajo su piel.

—Dime qué demonios has hecho. Ahora.

—¿Cómo? Si soy tan solo un Omega inútil —dijo con un puchero, haciéndose el desentendido por el mero gusto de sacarlo de quicio—, ¿qué podría haber hecho?

—¡Deja de jugar y dime!

—Ahhh, qué exigente. Pero bueno, si quieres saber... —Soltó una risita—. Le mandé toda la información de tus computadoras al Concejo de Lobos, y de paso, un bonus: un testimonio tuyo admitiendo haber vendido a otros lobos a los cazadores —explicó lentamente, sin borrar su sonrisa a pesar de que el aspecto de DongHoon le estaba dando miedo. Sabía que no había forma de luchar contra un Alfa y sobrevivir, ni en su forma humana ni lobuna, ya que él era un Omega; estaba hecho para aparearse con uno, no ganarle, y menos a uno que tenía un ejército de Gammas musculosos para respaldarlo—. Estás perdido, Alfa.

DongHoon le soltó el brazo como si el toque le quemara. Gruñó hacia él, enseñando sus largos colmillos a punto de transformarse, y dijo:

—Te voy a matar, maldito hijo de...

El resto de sus palabras quedaron perdidas bajo el ruido de un vidrio estallando en mil pedazos.

Como en cámara lenta, BaekHyun sintió un soplo de viento frío de la madrugada golpeando su nuca, junto a algunas astillas de vidrio. Entonces el mundo pareció oscurecerse cuando una gigante sombra saltó sobre su cabeza hasta impactar de lleno como un meteorito contra DongHoon, quien tenía una expresión de puro shock.

Tras la conmoción inicial, BaekHyun entendió lo que estaba sucediendo en realidad. La ágil sombra que había entrado por la ventana era, en realidad, un lobo grande —podría decirse que gigante— y negro, que rodó por el suelo junto a DongHoon, que estaba a medio transformarse. Para cuando acabaron de rodar, DongHoon ya se había transformado en un lobo gris, pero su tamaño no igualaba ni de cerca al otro lobo.

Solo bastó un segundo más para que BaekHyun se recordara a sí mismo respirar, aspirando de repente el olor a sangre, noche y feromonas. Justo entonces, entendió quién era el lobo que acababa de entrar.

SeHun, su SeHun, había venido por él.

Sus ojos se llenaron de lágrimas con la misma rapidez que se aceleró su corazón. Fue en ese instante que supo que tenía que hacer algo para ayudar a SeHun, porque el guardia ya se había convertido en lobo y estaba buscando la oportunidad de saltar encima de él para darle ventaja al Alfa.

El cambio pasó por su cuerpo como un rayo. No sabía si era la motivación de ayudar a SeHun, o si quizás había luna llena esa noche, pero fue una de sus transformaciones más rápidas. Pronto estaba en cuatro patas, sus huesos humanos se habían deformado por completo dando paso a la estructura ósea lobuna, y su piel quedó cubierta de un suave y largo pelaje, blanco como la nieve. Era el único con tal pelaje en la manada, ni siquiera sus padres habían tenido ese color tan puro.

Ya en su forma de lobo, solo pudo pensar en salvar a SeHun. Su SeHun. Su cabeza daba vueltas, el lobo en su interior tomando el control mientras saltaba encima del escritorio lleno de vidrios rotos y se lanzaba sobre el Gamma que lo había mantenido cautivo en la otra habitación, el que lo había amenazado con el cuchillo de plata que ahora estaba tirado por ahí. Saltó encima suyo como elemento sorpresa. Sabía que tenía que ser más rápido porque su tamaño no lo favorecía, así que le mordió fuerte el cuello, haciéndolo aullar. Sus fauces se llenaron de sangre, la lengua con un desagradable sabor metálico que lo hizo estremecer. El lobo se retorció y aulló debajo suyo, y cuando BaekHyun aflojó apenas su mordida para respirar, el lobo se soltó y salió corriendo de un salto por la ventana, huyendo como un gallina.

BaekHyun pensó en seguirlo, pero todo su cuerpo estaba pendiente de SeHun, como si hubiera un imán que no le dejaba dividir su atención más allá. Aunque era preocupante, no le importaba, porque quería colaborar con SeHun, ayudarlo, y al mismo tiempo ser guiado por él: y si SeHun atacaba y se quedaba ahí, entonces él lo haría también.

Había algo en SeHun, una fuerza que BaekHyun había notado desde la primera vez que se vieron, algo que hizo que su interior zumbara con calor. Como Omega, BaekHyun podía reconocer cuando un lobo era fuerte, y definitivamente SeHun era el lobo más fuerte que había conocido, eso que había ido a reuniones del Concejo con JongIn y había tenido la oportunidad de conocer a muchos Alfas de manadas diferentes. Definitivamente no se había encontrado a alguien con tanta fuerza contenida como SeHun, como si fuera él mismo una fuerza de la naturaleza. Hacía que todo su interior temblara, incluso su corazón, con la necesidad de seguirlo, de obedecer; por eso también se sorprendió que SeHun no fuera el líder de los Delta de su manada, o el mismísimo Alfa de ella, cuando fácilmente podría reclamar ese puesto y ganarle a cualquiera. SeHun seguramente sabía y conocía su fuerza, lo fácil que podría ser llegar al poder. Eso hablaba del buen carácter del hombre, de su respeto por sus superiores y su poca necesidad de dominar al resto. Era bueno. Era un buen hombre. Era increíble. Y BaekHyun lo amaba, lo amaba con todo su corazón. Desgarraría la garganta de cualquiera con tal de que a SeHun no le sucediera nada.

Y eso hizo, acercándose a donde SeHun luchaba ferozmente con DongHoon. Podía escuchar gruñidos y más ruidos de pelea provenientes de afuera de la puerta, pues seguramente SeHun no había venido solo, pero él únicamente podía concentrarse en el lobo negro que había venido a salvarlo. Quería intervenir, el problema era que no podía encontrar un hueco para hacerlo, y temía que SeHun eventualmente saliera herido si todo eso continuaba, aunque se veía que por el momento tenía controlada la situación. Por lo que, volviendo a su forma humana, BaekHyun decidió hacer lo más inteligente que se le ocurrió; se lanzó por el cuchillo de plata y una vez que lo tuvo en sus manos, se acercó a los dos grandes chuchos que estaban gruñendo y luchando.

Sin rastros de duda, clavó el cuchillo en la pata trasera del lobo gris, haciendo que este soltara un aullido insufrible y enseñara el cuello a SeHun en señal de rendición. DongHoon se convirtió en humano con rapidez tras la acuchillada, y BaekHyun lo retiró sin ningún tipo de remordimiento. Sabía que si hacía que DongHoon se rindiera ante SeHun, este no se pondría tan violento y no lo mataría, pero tampoco quería que escapara, así que herirle una pierna era una buena opción. Había hecho cosas peores que esas, y herir al traidor que había mandado a la ruina a quién sabe cuántos lobos y que había secuestrado a su amigo e incluso a él, no le daba ni un poco de remordimiento.

—SeHun, no lo mates —murmuró BaekHyun lentamente, notando que el lobo negro todavía seguía respirando agitadamente sobre el cuerpo ensangrentado de DongHoon, quien se veía pálido del susto ante los gigantes caninos del chucho. Atreviéndose sin miedo, le tocó suavemente el costado; su pelaje negro estaba húmedo de sangre pero estaba seguro de que se curaría rápidamente—. Se merece pudrirse en la cárcel, arrepintiéndose toda su vida de las vidas a las que condenó. Si le das una muerte rápida no valdrá la pena.

El lobo no giró para verlo, y parecía que no lo había escuchado, hasta que su pelaje se retrajo y pronto apareció la figura de SeHun. Su torso desnudo estaba manchado de sangre, pero BaekHyun se dio cuenta de que las heridas se curaron al instante ya que ni siquiera eran profundas, a diferencia del corte en la pierna de DongHoon que todavía sangraba.

—¡Me voy a desangrar! —gritó DongHoon, mirando su pierna.

BaekHyun lo ignoró, sus manos viajaron al rostro de SeHun para tomarlo entre sus palmas y ver en esos ojos oscuros que desde el momento uno lo habían fascinado. Las pupilas de SeHun estaban totalmente dilatadas por la pelea, la fuerza bajo su lampiña piel parecía vibrar como un terremoto silencioso, y le puso a BaekHyun la piel de gallina. Por la diosa Selene, había tantas cosas que quería decirle, pero en ese momento sabía que como Omega tenía que dirigir la fuerza de este poderoso Alfa para un bien mayor.

—Ve a ayudar al resto, yo lo ataré.

SeHun lo escaneó de arriba a abajo, preocupado, pero no parecía capaz de hablar, sus caninos largos dejaban en claro que todavía estaba a mitad del cambio.

—Estoy bien, no me lastimó —lo tranquilizó, leyendo sus pensamientos—. Me salvaste. Ahora ve con los demás, ellos te necesitan. Estaré contigo para cuando acabes. —Cuando SeHun lo miró con un ruego, BaekHyun sonrió—. Es una promesa.

Los ojos de SeHun brillaron de un azul sobrenatural, pero esa fue toda la señal que dio de haberlo entendido. Su rostro se distorsionó hacia adelante, su hocico de lobo creciendo de vuelta mientras atravesaba el cambio más rápido que BaekHyun había visto. Todavía estaba fascinado por lo hermoso que era ese lobo grande y negro, que le lamió la cara antes de correr hacia la puerta, la cual atravesó y le hizo un agujero como si fuera de papel.

BaekHyun sonrió y lo vio marcharse, sabiendo en el fondo de su corazón que el futuro que los esperaba traería muchos cambios que esperaba que fueran bienvenidos para ambos.

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