P r ó l o g o
Felix sonrió entre las traicioneras lágrimas, porque muy en el fondo sabía que tiene un destinado y que algún día vendrá por él.
Vendría por él y le sacaría de ese horrible lugar.
El pequeño omega vivía siendo esclavo de su familia mucho tiempo y no había quién lo ayude en la manada Lee, porque para los Lee un omega era una inmundicia.
Felix antes de dormir lloraba clamando que su destinado venga ya por él.
Pasaron meses, lo meses se convirtieron en años y el pequeño omega no tenía respuestas.
Felix empezó a creer que sus súplicas no eran escuchadas.
Lo que no sabía era que su destino estaba por cambiar rotundamente.
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