₆. Sₑ𝚌ᵤₑ𝘴𝚝ᵣₒ
⋆┊ ┊ . ┊ . ┊✩.𝕺𝖒𝖊𝖌𝖆𝖛𝖊𝖗𝖘𝖊 ✫ ┊° ☪⋆ ✯. • ° ⋆ ┊
¿Jungkook?¡Omega bonito! ¡Ven aquí amor! —Fue la primera vez que lo llamo amor...
Una semana después, Jungkook despertó de un profundo sueño; se veía pálido, estaba débil, su cuerpo dolía como si hubiera caído o sido arrastrado. No había tenido descanso en esa semana, puesto que las altas temperaturas que tuvo estaban por acabarlo. Taehyung nunca lo dejó solo, cuidando que su temperatura estuviera bien y no se dejara morir; sus feromonas fueron la fuente de estabilidad en esa semana difícil.
Esa mañana despertó y se vio solo en la habitación; se removió en las sábanas asomando solo la mitad del cuerpo para ver por la ventana. Afuera estaban muchas personas como en fiesta; se levantó despacio, moviéndose de un lado a otro porque estaba muy débil. Desde la puerta lo llamó una vez, pero no hubo respuesta; entonces esa vocecita lo hizo llamar.
—¡¡Taehyung!!... "Alfa estúpido, ¿Dónde estás?"
—¿Sigue sin despertar? ¿Has ido a preguntarles a tus padres qué saben sobre lo que viste?
—Sigue igual; mis padres dicen que ahora más que nunca debo casarme con él; siendo yo un alfa, él el mi destinado y con los recientes acontecimientos creo que con esto vamos a cesar el mal comportamiento de las manadas.
—Tae, no pueden casarse, sigue siendo menor de edad; imagina si en su casa se enteran de eso.
—Es un hecho que no regresará de nuevo a su casa. —La chica no dijo nada, solo se quedó mirándole.
Estaban a punto de continuar la charla cuando lo escuchó: fuerte, claro, exigente; solo podía ser su destinado que le hablaba con desespero. Se levantó de la mesa y,despidiéndose, corrió por el jardín, encontrándose lleno de flores que lo perfumaron al pasar; cuando llegó al pie de la escalera, lo vio parado, apoyándose en el pasamanos con fuerza.
—¡Jungkook!
En dos pasos largos ya estaba arriba, tomando esa pequeña cintura y levantándolo del piso; su mirada se encontró con esos ojos negros grandes. Sin decir más, anduvo hasta la recámara, donde lo dejó en la cama y volvió a él recostándose a su lado.
—¿Qué me pasó? ¿Dónde está Jimin? ¿El regreso?
—¿Te refieres al humano? Está con Min.
—¿No vino contigo? —¿Por qué se quedó? —Se levantó de nuevo, mirando al lobo que solo lo miraba a la nada.
—No lo sé, vine inmediatamente de regreso aquí; solo me preocupas tú.
—Vamos, tenemos que ir por él.
—No...
Los ojos de Jungkook se quedaron pasmados, mirando al lobo que no dijo más. Se levantó de la cama y Tae supo que no se quedaría con esa respuesta. Por alguna razón había muchas cosas de las cuales debía advertir al humano, pero no sabía por dónde empezar sin parecer que lo estaba obligando u orillando y en este momento ir por el humano de Min no era una prioridad frente al increíble tiempo que estaban viviendo; ya que desde que se enteraron de la llegada de Jeon al bosque, los ataques a la manada no se detenían y por lo visto no lo harían hasta robar al lobo mítico.
—Si no lo haces, lo haré yo; no me importa lo que tenga que pasar.
—Para empezar, no sabes en dónde lo tiene ni cómo; y para terminar, hay cosas más importantes que discutir que el pelear por un hombre que tú mismo desprecias a muerte.
—Lobo estúpido es un conocido mío. ¿Cómo piensas que no voy a preocuparme por él? De acuerdo, me ha hecho mucho daño, pero eso no quiere decir que le deseo el mal.
—¡Cuida esas palabras conmigo, niño! Estás aquí y vivirás aquí; debes de respetarme.
—A la mierda el respeto; eso se gana y tú... —Tae se levantó de la cama y, dando dos pasos, quedó de frente a Kook; sus palabras se quedaron en sus labios y sus manos en el pecho del lobo que lo miraba en silencio.
—¡Dije que te calles ahora mismo! —Pareció que palideció con la orden; aun había cosas que no conocía de este hombre, no sabía cuáles eran sus límites y desconocía si podía cruzar al menos uno con él. —Ahora ven a tomar asiento a mi lado; necesito decirte algo.
Sus nervios se relajaron cuando el lobo quedó a distancia de él, todavía le resultaba difícil que se acercara tanto; es decir ya habían tenido su primera vez, la necesidad salvaje que encontraron el uno por el otro parecía que vivía encendida día y noche; se comían con la mirada, pero en realidad no sabían nada del otro; sus vidas, sus pasatiempos, sus amigos, sus tristezas, no sabían nada aunque parecía que tenían una vida entera juntos; algo en eso no se sentía desconocido, y para kook el tener un hombre tan hermoso como destinado le removía el corazón con fuerza; su lobo era fuerte, alto, varonil, guapo y jodidamente sexy desnudo; de solo imaginarlo mordía sus labios y apretaba las piernas para no dejar que sus instintos dominaran; cada que tae lo miraba olas de excitación bajaban por su estómago a su entrepierna y solo quería llevar al límite al contrario para sentirlo más cerca.
—Vamos a contraer matrimonio dentro de 15 días; soy el único Alfa de mi familia, por lo que será una celebración de días y el ritual entero debe respetarse; empezaremos a prepararnos en una semana; tú solo debes estar tranquilo y descansar; creo que el aura mágica del bosque te ha hecho sentir mal, pero conforme pase el tiempo, sin duda te sentirás mejor.
—¿Has dicho matrimonio? —Mordió su labio con nerviosismo; de acuerdo, sí, su abuela decía que "si te entregas a alguien o alguien se entrega a ti, debes responder y casarte", y aunque él siempre pensó que era una regla moral bastante retrógrada, nunca pensó en qué pasaría si era su caso.
Hasta hoy.
—Sí, matrimonio, es probable que estés en cinta; deben nacer en un matrimonio estable.
El humano abrió los ojos sorprendidos y se tocó el vientre; sus ojos yendo al espejo y mirándose con miedo; miles de pensamientos vagaban por su cabeza, de los cuales uno en específico le atemorizó en demasía.
"¿Qué voy a decirles a mis padres?"
Con sus 14 años, Jungkook ya era un hombre casi maduro; parecía que tenía 20 años por el cuerpo y sus proporciones; un perfil casi increíble, una criatura hermosa en todo sentido, los de la manada lo decían en sus pláticas: el omega del alfa es hermoso; así que con el embarazo él sería mucho más aún; pero no se atrevía a pensarse en cinta; él sabía que había hecho todo para estarlo , pero no creía que eso fuera posible; no aún.
—¿No quieres? —A través del espejo kook miro al lobo sentado en la cama; sus ojos y sus rasgos transmitían tristeza; no sabía cómo hacer para no romper o herir el sentimiento de aquel hombre, tenía miedo y cuando algo le generaba miedo no podía sentirse a gusto de ninguna forma.
—No así. —Se hizo un silencio sepulcral. Tae mordía su labio y movía sus pies con ansiedad, mientras Kook seguía perdido en el espejo, mirándose diferente cada vez más; nunca había entendido "si miras el abismo, el abismo mirara dentro de ti" hasta hoy, sus pensamientos traicionándolo cada vez más.
—¡Taehyung! —¡Tus padres quieren verte! —La voz de la abuela luna los sacó de su silencio incómodo; los dos se miraron y Tae se levantó para abrir la puerta.
—¿Qué pasa?
—Tres de tus hermanos están perdidos; ¡No aparecen!
—¿Desde cuándo pasó eso? ¿Dónde están los demás? ¿Dónde están los guardias?
—No sé qué sucedió; a la hora de llamarlos a comer no aparecieron y no están en ningún lugar.
—Cuida del omega; volveré más tarde.
—¡Llévame contigo! —La abuela y Tae lo miraron en silencio; no era tiempo, aun no estaba del todo recuperado y por alguna razón tampoco podía sentir sus emociones como con los demás; cuando un omega quedaba en cinta, todo mundo lo sabía porque olía diferente y se veía diferente; sin embargo, Jeon no era un omega común; dominaba más la parte humana y no por gusto, sino porque creció como uno, así que era difícil saberlo; se sabría hasta que tuviera un tiempo más; mientras tanto, solo eran suposiciones; el único que podía afirmar eso era el mismo Kook, pero, ¿sería capaz de compartir esa información?
—No, debes descansar, así que quédate aquí y pórtate bien; no pongas en riesgo tu vida.
—Lo siento, pequeño. —La abuela le sobó la espalda para que no llorara; ya no quería estar en casa, quería salir; pero el lobo fue muy preciso en sus palabras.
—¡Jungkook! —Sea presentimiento o no; Taehyung no era tonto y, a pesar de no conocer a Kook, sabía que le daría más problemas de ahora en adelante que cualquier otra cosa en sus últimos 1000 años de vida. —Tu vida ya no es tuya; ¡ahora me perteneces, la marca en tu nuca lo dice, y si estás esperando! Por sobre todo debes cuidar la descendencia de esta manada; así que quédate aquí y no salgas, piensa bien lo que te conviene antes de poner un pie afuera.
—¡Pero!
—Sin peros; solo quédate aquí.
Se fue, sin ninguna otra razón más que sus hermanos, kook leyó libros, vio las interminables habitaciones de la casa; los cuadros, las pinturas, escucho música, salio al jardín y reviso cada flor pero aun así no paro la ansiedad que sentía; de pronto de una de las esquinas una niña rubia con una vestimenta en particular se acercó a él dándole una hoja doblada que no dudo en tomar y leer, cuando termino de leer bajo su mirada de nuevo; en su lugar un pequeño lobo blanco esperaba expectante y Jungkook no dudo ni un poco giro a ver una vez atrás la casa y recordado las palabras de tae, su corazón se apretó entre obedecer e irse pero era ahora la única persona que lo sabía no podía hacer caso omiso.
—¡Llévame, vamos!
"Hermanos, Abuela; no dejes que se entere nadie o lo lamentarás".
Caminaba en el bosque tan rápido como podía, su corazón al límite; no podía solo dejar que algo malo le pasara a su abuela y, si los pequeños hermanos de Tae estaban allí, también estaba interesado, ya que eran pequeños niños que no tenían la culpa. Después de un tiempo caminando, llegó a un lugar donde había más personas con la misma seña en la frente. Se detuvo cuando varios hombres lo rodearon y apuntaron con sus armas, mostró la nota y entonces, de un costado donde estaban, entró el mismo hombre que lo amenazó aquella noche en la cascada.
—¡Llegaste, belleza! —Sus ojos, sus labios, incluso ahora mismo, así como vestía, lo hacían ver fuerte, imponente, atractivo en realidad, pero algo de maldad escondía su ser.
—¿Dónde están? ¿Por qué los tienes tú? ¿Que no sabes que son pequeños y que no tienen culpa? —¿Y mi abuela qué culpa tiene? —Se dejó ir con los puños cerrados, pero en el camino fue detenido por los hombros y obligado a arrodillarse.
—Tranquilo, no hay necesidad de ser agresivos; mira, déjame mostrarte. —Los tres lobos estaban en una jaula, sus ojos yendo y viniendo entre él y la persona que los secuestró.
—¡Eres un infeliz; solo son niños!
—Eso es lo que te hacen creer; en realidad son los que más miedo infunden de su manada. Taehyung los ha entrenado bien. Tenía que verte una vez más; no creo que te importe mucho si sacrifico a alguno de ellos para que podamos tener una buena conversación los dos, ¿cierto? —Uno de los cachorros fue tomado a la fuerza y jalado fuera de la jaula; empezaron a amarrarle las patas con una soga. Kook no podía ver tanta maldad en un animal y menos sabiendo que era una persona.
—¡No, espera! ¡Por favor, no hagan eso, por favor, es solo un niño! —¡Por favor! —El lobo gemía de dolor y los demás solo se reían; no se dio cuenta en qué momento empezó a llorar con desespero, pero no permitiría tanto dolor en un niño. —¡Por favor, SeokJin!
Y ya fuera por las lágrimas, el tono con que empleo aquella petición o la simple forma en que lo dijo no se perdió como Jin giro sorprendido a verle; deteniendo en el momento toda tortura al pequeño, durante lo que fue mas de segundos se quedaron en silencio, Jin se acercó al humano y acuno su mejilla mojada, perdiéndose en esos ojos grandes y obscuros, seco sus lágrimas con los dedos y delineo su rostro despacio, como si se llenara de su imagen al tacto "bonito", sus manos ardieron por no poder tocar más allá de solo el rostro, algo dentro de él le fascino verlo llorando y suplicando, le encanto escuchar su nombre de esos labios, daría lo que fuera por estucharlo de nuevo suplicante ya fuera de dolor o placer y estaba seguro de que si en el dolor era atractivo en placer seria jodidamente destructivo; eso solo lo excito de más.
—Ahora entiendo la necesidad de Tae; al tenerte con él, haces que perdamos la cabeza contigo.
—Solo, no lo lastimes, no les hagas nada, ¡por favor!
—No lo haré; pero debes portarte bien.
—Lo haré, lo que sea, solo déjalos, por favor.
Soltando sus brazos, corrió a abrazar al pequeño que se quejaba y, abrazando a los otros dos contra su pecho como protección, se levantó con el pequeño en brazos y las dos niñas abrazadas a sus muslos. Jin le indicó con una mano el camino dentro de la mansión. Avanzando entre la multitud, una vez dentro lo llevaron a una recámara amplia donde descansaba una cama amplia y un estante enorme donde había libros y juguetes; posiblemente el dormitorio de alguna esposa de Jin. Una vez dentro, dejó al pequeño en la cama y revisó a las niñas.
—¿Eres el humano de Tae?
—Eres la galleta de dulce; hueles a dulce.
—¿Están bien? —¿Les hicieron algo? —Reviso sus manos, su cuello, todo centímetro de piel reviso preocupado; ellas solo sonreían.
—Estamos bien; nuestro hermano menor es el que está muy herido de sus manos. —El pequeño con sus ojos llenos de lágrimas lamía sus heridas, corrió al baño buscando un botiquín; una vez empezó a limpiarlo, mejoraron las lágrimas.
—¿Cómo es que llegaron aquí? ¿Por qué están aquí? Tae está desesperado.
—Estábamos jugando cuando nos metieron en una jaula. Nos dijo que si manteníamos silencio nos dejarían ir, pero ya tenemos desde la mañana y aún no hemos comido.
—No te preocupes por eso, cuiden de su hermano; voy a salir por algo de comida.
Lavó sus manos y, dando un último vistazo, salió de la habitación, encontrando a dos guardias en la puerta, los cuales lo detuvieron, indicándole que debía regresar. Comenzaba a creer que los hombres de las manadas eran mandones y prepotentes, que solo querían mantener a quien se dejara encerrado. Lástima que Jungkook nunca fue muy sumiso en ningún aspecto, por lo menos hasta que conoció a su alfa.
—Regrese dentro, por favor. —Kook golpeó su mano y, avanzando con prepotencia, empezó a gritar.
—A mí nadie me va a detener; son niños, están en contra de su voluntad cooperando con su retorcido alfa y no les dan de comer; al carajo sus órdenes, quiero que coman estos niños ahora mismo.
—¡Vaya, aún no tienes ni una hora aquí y ya estás mandando como se debe!
—Seokjin, los niños no han comido, ¿como puedes tenerlos así?
—No se van a morir por algunas horas; pediré a la sirvienta que les traiga algo.
—Si no te importa, me gustaría atenderlos a mí; quiero cocinarles algo y cuidarlos.
—Como desees, pero no estés planeando nada estúpido o lo lamentarás por ellos.
—Ya es un suplicio estar aquí obligado, ¿por qué haría que fuera peor?
Haciéndole una seña con la mano, avanzaron hasta la cocina; buscando entre los almacenes y la nevera, encontró algunas verduras y pasta. Comenzó a cocinar todo bajo la mirada de Jin, que no podía dejar de sentir admiración por el humano. Sus ojos iban y venían escaneando la figura del hombre que se movía delante de él.
—¿Qué le viste a Taehyung? —Jeon levantó la mirada perdida de la estufa y miró a Jin.
—No le he visto nada, me tiene a la fuerza en este lugar; cuando llegué quise regresar y no me dejó.
—¿Y esa marca? En la mano y en la nuca.
—¡A esto! —Se talló con recelo, recordando cómo las obtuvo; algo lo estremeció.
—¡Me casaré contigo, ya está decidido! —Los ojos del humano se agrandaron y se atragantó del susto.
—¡No puedes! Yo ya tengo un destinado; no puedes solo venir y hacer algo así.
—Dices que te tiene a la fuerza; yo también puedo tenerte; si puedo hacerlo antes que él, entonces será mucho mejor.
—Pero mi marca; ¡no puedes!
—Eso se puede borrar; en el mismo momento que te anude, borraré esa marca en ti. —Se acercó a él rápido y en silencio. Kook retrocedió sin dejarse tocar, tomando en el camino uno de los cuchillos que estaba usando. Jin se detuvo y levantó las manos en rendición.
—Escucha, vine aquí por los niños y mi abuela, no estoy por algo más; será mejor que no inicies algo que no vas a poder lidiar.
—¿Te refieres a un Tae molesto porque tome sus juguetes y los arruine? Puedes apostar a que me gusta tanto o más que a él llevar sus límites al borde del desquicio.
—No soy una pieza de colección, ni tú ni él me tomarán en matrimonio nunca, así que deja de acosarme porque no sucederá.
—¡Veremos! Ahora ve y atiende a esos cachorros; sus lloriqueos me estresan.
—¡Tú tienes culpa de eso, no los has alimentado! —Salió de la cocina corriendo por los niños mientras su corazón se calmaba del semejante susto de tener a Jin tan cerca; no quería ser tocado por él, no ahora que el recuerdo de Tae estaba tan presente en él, sobre él, con él.
Su corazón estaba afligido, no estaban en ningún lugar ni había rastro de ellos. Los trillizos eran los más pequeños de sus hermanos Arany, Alanys, Ariday; eran traviesos e inquietos, pero jamás se alejarían por su propia voluntad. Desplegó a todo mundo a buscarlos, pero no los vieron. La madre de Tae estaba en llanto completo y el padre estaba muy molesto, un "¿dónde estabas?", ""por qué los descuidaste?", tirando cada 5 minutos de sus labios y cayendo sobre la culpa de Tae.
Regresó a casa por Kook, no quería dejarlo solo y había sido muy grosero con sus palabras; se sentía un mal esposo: "esposo"; la idea atravesó su cabeza, pero se sintió en su corazón: estaba completamente enamorado de Jungkook, de su piel, de sus ojos, de sus risas, de sus jadeos. "Condenado todo aquel que mire al Omega y no sucumba ante tal belleza".
—¿Jungkook? ¡Omega bonito! —¡Ven aquí, amor! —Fue la primera vez que lo llamó amor; se sintió invadido por la pena y sus mejillas ardieron, pero el omega no respondió. Revisó la cocina, los jardines, la recámara; él no estaba; ¡Jungkook no estaba! Y esa información estaba terminando de arruinar su existencia.
—No me importa un carajo dónde; ¡solo encuéntrenlo!
Donde le pusiera las manos encima a Jungkook, haría que se arrepintiera por desobedecerlo. Dijo claramente que no saliera; no había forma de que algo lo enojara más que dar una orden y ser ignorado, más si esa orden era a su compañero de vida. Si no podía hacerle caso una vez con algo tan simple,¿qué sería con algo que involucrara peligro?
Quince días después de la desaparición de los trillizos y Jungkook, la desesperación de Tae comenzó a hacer estragos en su carácter, haciendo que medio mundo huyera con solo verlo; cerca estaba siendo muy grosero y demandante, ¡hasta que los escuchó! Tres aullidos, fuertes y lastimeros. Sus hermanos estaban a pocos metros de llegar a casa. Corrió atravesando el jardín y, metros más adelante, se dejó caer de rodillas acunando a los tres pequeños en sus brazos, respirando profundo y sintiendo a cada uno abrazarse a él.
—¡Dios mío cómo están! ¿Dónde estaban? ¡Merecen el peor castigo por jugar de esa manera!
—No hay tiempo, Tae, ¡no hay tiempo!
—¡Corre, hermano, corre a la manada del primo Jin!
—¡Jungkook nos sacó de allí a escondidas! Pero lo va a obligar a casarse hoy por la noche.
—¡Jungkook! ¿Estaba con ustedes? ¿Dónde? ¿Cómo es que...?
—¡No hay tiempo, Tae!
Se puso de pie llamando a su abuela y, una vez que estuvieron en resguardo los pequeños, salió corriendo a la casa de Jin; al llegar, estaban todos preparando la mesa del banquete y el lugar donde se sentarían los recién casados; se quedó en silencio expectante al mejor momento de atacar.
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