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Capítulo 7

El suave susurro del viento acariciaba la piel de Minnie mientras se acercaba al punto de encuentro. Asegurándose de que la corona de flores estuviera bien colocada sobre su cabello y su túnica de seda inmaculada, inhaló profundamente el fresco aroma del bosque. Cada día del cortejo lo llenaba de emoción y nerviosismo, pero esa jornada parecía especial.

Al llegar, vio al alfa en su forma animal. Un majestuoso tigre de pelaje brillante y musculatura imponente, mucho más grande que cualquier otro miembro de la manada. La presencia de Jungkook era poderosa, pero sus ojos dorados transmitían una calidez que hacía que Minnie se sintiera seguro. El tigre inclinó su cabeza, acercándola al omega en un gesto de sumisión.

-¿Quieres que suba? -preguntó Minnie con una sonrisa, a lo que el tigre asintió con un movimiento de cabeza.

Con cuidado, Minnie acarició el suave pelaje del tigre antes de trepar sobre su espalda. Sujetó una pequeña canasta que estaba a su lado y se acomodó, sintiendo la fuerza de los músculos del alfa bajo él. Jungkook comenzó a caminar, sus patas moviéndose con gracia por el sendero boscoso.

El día estaba fresco, y Minnie disfrutaba de la brisa que despeinaba ligeramente su cabello. El recorrido era sereno hasta que el tigre dio un salto para cruzar un río, sus patas creando una lluvia de pequeñas gotas que alcanzaron al omega.

-¡Hey! -exclamó Minnie, riendo mientras intentaba esquivar el agua que salpicaba su túnica.

El tigre giró su cabeza hacia él, como si quisiera asegurarse de que estaba bien. Al ver la risa brillante del omega, Jungkook continuó su camino con más energía.

Finalmente llegaron a la cima de una montaña, donde el paisaje se desplegaba como un lienzo pintado por la naturaleza. Minnie descendió del tigre, sus pies descalzos tocando la suave hierba. Observó la inmensidad del bosque desde aquella altura, sintiendo una mezcla de asombro y paz.

Cuando volteó, vio a Jungkook en su forma humana. El alfa estaba de pie, con su cola de tigre moviéndose de un lado a otro, sus orejas ligeras pero atentas.

-¿Listo, omega? -preguntó Jungkook, con una sonrisa tranquila.

-Más que listo, -respondió Minnie con entusiasmo, sus orejas levantándose con timidez.

Jungkook tomó la canasta que Minnie había cargado y extendió una manta sobre la hierba. Sacó frutas y vegetales cuidadosamente preparados, asegurándose de incluir los favoritos del omega. Minnie observó cada detalle, sintiendo el esfuerzo y la dedicación del alfa en cada gesto.

-El aire es nuestra comunicación, -dijo Jungkook mientras tomaba asiento. Su tono era relajado, casi meditativo-. Hoy, hablaremos de nosotros, compartiremos nuestras historias y dejaremos que nuestras almas se conecten a través del viento que nos rodea.

Minnie asintió, acercándose al alfa con una sonrisa. Sin pensarlo dos veces, se acomodó entre sus piernas, dejando que Jungkook lo abrazara desde atrás. La calidez del alfa contrastaba con la frescura de la brisa, y ambos fijaron su mirada en el vasto paisaje del bosque.

-Tú sabes mucho sobre mí, -murmuró Minnie mientras jugaba con los dedos del alfa, sus movimientos pequeños y nerviosos-. Ahora quiero conocerte a ti, saber de tu historia, de quién eras antes de que yo llegara a tu vida.

Jungkook soltó un suspiro profundo, su pecho vibrando suavemente contra la espalda del omega.

-Mi historia no es tan tranquila, omega, -dijo, su voz teñida de una ligera melancolía-. Cuando era joven, mi manada enfrentó tiempos difíciles. Perdí a mis padres a una edad temprana, durante un conflicto con otra manada que buscaba invadir nuestro territorio. Desde entonces, he tenido que aprender a proteger a los míos, a liderar sin mostrar debilidad.

Minnie giró un poco su cabeza para mirarlo, sus ojos reflejaban una mezcla de tristeza y admiración.

-¿No tuviste a alguien que te ayudara? -preguntó con un tono suave, casi temiendo la respuesta.

Jungkook sonrió, aunque su mirada se oscureció un poco.

-Taehyung y Yoongi siempre han estado conmigo. Ellos son como hermanos para mí. Pero ser alfa y líder significa cargar con el peso de la manada. No podía mostrar miedo, ni siquiera cuando sentía que el mundo se derrumbaba a mi alrededor.

El omega tomó las manos de Jungkook entre las suyas, apretándolas suavemente como un gesto de consuelo.

-Eres fuerte, Jungkook. Y no porque seas un alfa, sino porque has enfrentado tanto y aún tienes amor para dar.

Las palabras de Minnie hicieron que el alfa bajara la mirada, una sonrisa más sincera y menos rígida curvando sus labios.

-Cuando te vi por primera vez, -continuó Jungkook-, mi instinto fue protegerte. Pero más allá de eso, me diste algo que no sabía que necesitaba: esperanza.

Minnie sintió su corazón acelerarse. Giró completamente sobre sí mismo, quedando de rodillas frente al alfa. Sus ojos se encontraron, y el aire pareció volverse más ligero, como si el viento danzara alrededor de ellos, llevando consigo las palabras que compartían.

-Yo también encontré algo contigo, Jungkook, -dijo Minnie, su voz temblando ligeramente por la emoción-. Un hogar.

El alfa levantó una mano y acarició la mejilla del omega, sus dedos rozando con suavidad la piel cálida.

-Estamos construyendo ese hogar juntos, Minnie. Día a día.

El omega asintió, dejando que su cabeza descansara contra el pecho del alfa una vez más. Ambos se quedaron en silencio por un momento, permitiendo que el sonido del viento y los cantos de los pájaros llenaran el espacio.

-¿Qué más quieres saber? -preguntó Jungkook después de un rato, su tono ahora más ligero.

Minnie sonrió, levantando la vista para mirarlo con curiosidad.

-Quiero saber todo. Tus sueños, tus miedos... y lo que más amas del bosque.

El alfa soltó una carcajada suave, besando la coronilla del omega.

-Entonces tenemos mucho de qué hablar, porque contigo, Minnie, no tengo nada que ocultar.

ᐢ..ᐢ

El sol comenzaba a descender lentamente, pintando el cielo de tonos naranjas y rosados mientras Minnie y Jungkook regresaban al campamento. Caminaron tomados de la mano, ambos disfrutando de la tranquilidad del momento hasta que una ardilla salió disparada de un arbusto. Jungkook, distraído por el aroma del omega, tropezó ligeramente con el pequeño animal, provocando la risa de Minnie.

-Eres un conejo muy burlón, omega, -gruñó Jungkook, aunque no podía ocultar la sonrisa que asomaba en sus labios al escuchar la risa de su pareja.

-No puedo evitarlo, -respondió Minnie entre carcajadas, llevándose una mano a la boca mientras miraba al alfa con ojos chispeantes.

Al llegar al área común, una figura conocida apareció frente a ellos: Yoongi, con dos pequeños tigres colgando de sus piernas. Su expresión mezcla de agotamiento y diversión provocó que Minnie soltara una risa suave.

-Par de tórtolos, -dijo Yoongi mientras intentaba caminar con dificultad-. Los sobrinos de Tae no me dejan en paz.

En cuanto los cachorros vieron a Minnie, sus pequeñas orejas se alzaron con emoción.

-¡Conejito! -gritaron al unísono antes de soltarse de Yoongi y correr hacia él.

Minnie se agachó para recibirlos, abrazándolos con cariño mientras ellos tiraban de su túnica y sus orejas con entusiasmo.

-¿Quieren jugar? -preguntó el omega con ternura, a lo que ambos cachorros respondieron con saltos y risas.

Antes de que Jungkook pudiera intervenir, los tigresitos tomaron las manos de Minnie y lo arrastraron hacia el área de juegos. Jungkook los siguió con la mirada, su sonrisa suave y sus ojos llenos de adoración.

-¿Te paso la cola para que te limpies la baba? -bromeó Yoongi, cruzándose de brazos mientras observaba al alfa embobado.

El gruñido de Jungkook fue inmediato, su expresión cambiando de tierna a seria en un segundo.

-Un conejo ya te domó, impresionante, -continuó Yoongi, disfrutando de la oportunidad de molestar al líder.

-Vuelve a abrir el hocico y te castro, -gruñó Jungkook sin perder la calma, aunque su tono no carecía de amenaza.

Yoongi soltó una carcajada, claramente sin tomarse el comentario en serio. Ambos caminaron hacia un par de troncos cercanos y se sentaron, teniendo una vista directa de Minnie jugando con los cachorros. El omega corría entre los juegos, sus risas mezclándose con las de los tigresitos, creando un ambiente cálido y familiar.

-¿Y de qué hablaron? -preguntó Yoongi, con una ceja levantada mientras tomaba una ramita del suelo y la giraba entre sus dedos.

-Chismoso, -respondió Jungkook, cruzando los brazos y apoyándose contra el tronco.

-Solo soy curioso.

-Entrometido.

Yoongi rodó los ojos, una sonrisa perezosa asomándose en su rostro.

-Oh, vamos. Todo el mundo sabe que estás haciendo este cortejo con seriedad. El gran Jungkook, alfa de los tigres, derritiéndose por un conejito. Es algo que nunca pensé que vería.

El comentario arrancó un gruñido más bajo del alfa, pero no negó nada. En lugar de eso, su mirada permaneció fija en Minnie, quien en ese momento había alzado a uno de los cachorros en brazos mientras el otro tiraba suavemente de su túnica, intentando llamar su atención.

-Ya sé lo que estás pensando, -dijo Jungkook sin necesidad de que Yoongi preguntara, su voz un poco más suave esta vez.

Yoongi lo observó con curiosidad.

-Y sí, -continuó Jungkook, sus ojos dorados brillando con una mezcla de anhelo y determinación-. Mi tigre está rugiendo en estos momentos, imaginándose a mi omega con nuestros propios cachorros.

El silencio que siguió fue cargado, pero no incómodo. Yoongi dejó caer la ramita al suelo y miró al líder con una expresión más seria de lo habitual.

-Es un buen sueño, Jungkook, -dijo finalmente, su voz casi un murmullo.

-No es solo un sueño, Yoongi, -respondió Jungkook, apretando ligeramente los puños-. Es lo que quiero. Quiero darle un hogar, una familia. Quiero verlo reír así todos los días.

Yoongi asintió, entendiendo perfectamente el peso de esas palabras. Sabía lo difícil que sería para el alfa mantener el equilibrio entre sus responsabilidades como líder y su vida personal, pero también sabía que Jungkook no era alguien que retrocediera ante un desafío.

-Entonces hazlo bien, -dijo Yoongi, apoyando un codo sobre su rodilla mientras observaba a Minnie desde la distancia-. Él confía en ti. No le des razones para arrepentirse.

El alfa no respondió de inmediato. En cambio, observó cómo Minnie corría hacia un pequeño árbol mientras los cachorros lo seguían, sus risas resonando como música en el aire.

-No lo haré, -dijo finalmente Jungkook, su tono cargado de determinación.

Yoongi soltó una pequeña risa, palmeándole la espalda al alfa antes de levantarse.

-Bien. Pero recuerda, si arruinas esto, tendrás que enfrentarme a mí... y a esos cachorros que ya lo adoran más que a ti.

Jungkook bufó, pero una pequeña sonrisa curvó sus labios mientras veía a Yoongi alejarse. Su atención regresó a Minnie, quien en ese momento lo miró y le hizo un pequeño gesto con la mano, invitándolo a unirse al juego.

El alfa se levantó, dejando que una sonrisa completa se formara en su rostro mientras caminaba hacia ellos. Su futuro estaba claro, y todo comenzaba con ese omega que había transformado su mundo por completo.

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