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Capítulo 6

El lago celestial parecía más vivo que nunca, reflejando la luz de la luna en su superficie. La brisa nocturna llevaba consigo el aroma de los árboles y flores circundantes, mezclándose con el incienso que Jungkook desprendía. La noche parecía diseñada por la misma naturaleza para ser el escenario perfecto.

El alfa caminaba con calma alrededor del nido que había preparado, ajustando los últimos detalles mientras sentía la ansiedad recorrer su cuerpo. Era un momento crucial, uno que había soñado desde el instante en que supo que Minnie era su destinado. Sus manos, acostumbradas a las luchas y el liderazgo, ahora temblaban mientras colocaba delicadamente las flores de loto en la manta.

Cuando escuchó los pasos acercarse, Jungkook se enderezó. Su tigre rugió en su interior, emocionado por la cercanía de su omega. Entonces, el aroma familiar a lavanda lo envolvió, calmándolo de inmediato. Minnie apareció, vestido con una túnica blanca que resaltaba su delicadeza. La luz de las lámparas de querosene iluminaba su rostro y sus orejas, que se movían con timidez. A su lado, Taehyung lo acompañaba, aunque se mantuvo a cierta distancia para no interrumpir el momento.

-Omega, -saludó Jungkook con una voz suave pero firme, extendiendo su mano para guiarlo hacia el centro del nido.

Minnie tomó la mano del alfa, sus mejillas ya coloreadas por el nerviosismo y la emoción. Observó el entorno, sus ojos brillando con admiración.

-Todo esto es precioso, -murmuró, y su voz tembló ligeramente.

Jungkook sonrió, sintiendo que su esfuerzo había valido la pena. Sacó una canasta de un rincón y, con cuidado, tomó la corona de flores que había preparado durante días. Se acercó al omega, sus movimientos lentos y respetuosos.

-Este es el inicio de mi cortejo hacia ti, omega, -dijo mientras colocaba la corona sobre la cabeza de Minnie-. He tejido esta corona con mis propias manos como símbolo del inicio de nuestro amor y nuestro compromiso.

Minnie llevó una mano temblorosa a la corona, sus dedos rozando las flores mientras una pequeña sonrisa curvaba sus labios.

-Gracias... -susurró, su pecho se llenaba de una cálida sensación que le hacía sentir amado y protegido.

-Deberás usarla hasta que el cortejo termine, -indicó Jungkook con seriedad, aunque su mirada mostraba ternura.

El alfa se arrodilló frente a Minnie, tomando sus manos con delicadeza. El contacto hizo que el conejito bajara ligeramente las orejas, aunque su corazón latía con fuerza.

-Esta noche damos inicio al día del agua, -comenzó Jungkook-. El agua nos purifica, nos une, y nos recuerda que juntos podemos adaptarnos y fluir como un río en medio de los obstáculos.

Los ojos dorados de Jungkook se clavaron en los de Minnie, intensos y llenos de devoción.

-Omega, -dijo, su voz apenas un susurro mientras acariciaba con sus pulgares las manos del conejito-. ¿Estás dispuesto a iniciar una vida conmigo? ¿A aceptar mis errores y los tuyos para ayudarnos a crecer juntos?

El corazón de Minnie se aceleró, sus mejillas ardiendo por las palabras del alfa. Su mente repasó los días que había pasado junto a Jungkook, desde el momento en que lo salvó en el bosque hasta ese instante bajo la luz de la luna. No había dudas en su interior.

-Estoy dispuesto, -respondió con firmeza-. A iniciar una vida a tu lado y a aceptar nuestros errores para tener una vida próspera.

Jungkook cerró los ojos, llevando las manos de Minnie a sus labios y besándolas con cuidado.

-Entonces, oficialmente el cortejo inicia, -anunció, su voz cargada de emoción-. Gracias por confiar en mí.

Minnie, incapaz de contenerse, se lanzó hacia el alfa, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello en un abrazo lleno de calidez y gratitud.

-Gracias, alfa, -murmuró el omega contra su hombro, sintiendo las manos fuertes de Jungkook rodearlo con firmeza.

Después de unos segundos, Jungkook se separó ligeramente, observando el rostro de Minnie con suavidad.

-Tengo algo más para ti, -dijo, alcanzando nuevamente la canasta. Sacó primero un collar hecho con ágatas azules, cuyos colores parecían reflejar el mismo lago bajo el cual estaban.

-Este collar de ágata azul ayudará a calmar el enojo y traerá paz a nuestro vínculo, -explicó mientras lo colocaba alrededor del cuello de Minnie.

A continuación, sacó una pulsera de aguamarina, sus tonalidades claras y brillantes tan delicadas como el omega que tenía frente a él.

-Esta pulsera reducirá las peleas y nos mantendrá en armonía, -continuó mientras la colocaba alrededor de la muñeca de Minnie, quien observaba cada detalle con admiración.

Finalmente, Jungkook sacó un atrapasueños tejido con hilo blanco y decorado con pequeñas plumas.

-Este atrapasueños, que he hecho para ti, te protegerá mientras duermes y alejará cualquier mal que intente perturbar tus sueños, -dijo, entregándoselo con cuidado.

Minnie lo tomó entre sus manos, sintiendo las texturas de los hilos y las plumas. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no de tristeza, sino de gratitud.

-Gracias, Jungkook, -susurró.

El alfa acarició su mejilla con el dorso de sus dedos, limpiando una pequeña lágrima que rodó por su rostro.

-Este es solo el comienzo, omega, -prometió.

Y bajo la mirada de la luna, sus destinos se unieron aún más, marcando el inicio de un ritual que no solo sellaría su amor, sino también su compromiso con un futuro juntos.

ᐢ..ᐢ

Minnie ajustó la corona de flores sobre su cabello mientras se miraba en el pequeño espejo de la cabaña. Habían pasado algunos días desde que comenzó el cortejo, y aunque era un ritual que Jungkook debía liderar, el omega sentía la necesidad de aportar algo. Sus dedos rozaron la pulsera de aguamarina en su muñeca, recordándole el compromiso del alfa de construir una vida llena de paz y amor.

Cada vez que salía de la cabaña, los miembros de la manada lo llenaban de halagos. "Te ves radiante", "Esa corona es hermosa, pero no tanto como tú", le decían los omegas, y Minnie no podía evitar sonrojarse y sonreír. Poco a poco, se sentía más parte de la manada, menos como un forastero y más como alguien que pertenecía.

Sin embargo, había algo que no lo dejaba tranquilo. Minnie sabía que el cortejo era un esfuerzo liderado por el alfa, pero quería demostrarle a Jungkook cuánto lo apreciaba. Después de mucha insistencia, convenció a Taehyung para que le ayudara a planear algo especial. Y así nació la idea: cocinar el plato favorito del alfa.

La tarea no sería sencilla, especialmente porque Minnie nunca había manipulado carne antes. La simple idea le revolvía el estómago, pero su determinación superaba cualquier incomodidad. Observó la presa de carne sobre la tabla de picar y respiró hondo.

-Esto no puede ser tan difícil... -murmuró para sí mismo, aunque sus orejas temblaron ligeramente de nerviosismo.

Taehyung le había dado instrucciones precisas: utilizar las especias del huerto, cortar la carne en piezas exactas y cocinarla al punto perfecto. Incluso Yoongi, con su habitual tono burlón, le había dado el dato exacto: "Jungkook ama la carne asada con un toque de romero". Minnie seguía cada paso con cautela, su rostro arrugándose ocasionalmente mientras intentaba superar su repulsión inicial.

Cuando finalmente el aroma de la carne asada llenó la cabaña, Minnie sonrió, sintiendo que el esfuerzo había valido la pena. Colocó los vegetales alrededor de la carne, buscando que el plato se viera perfecto. Justo cuando terminaba de ajustar los últimos detalles, la puerta de la cabaña se abrió, y el aroma llamó la atención del alfa.

Jungkook entró y quedó inmóvil al ver la escena frente a él. Minnie estaba en la cocina, vestido con un delantal un poco grande para su tamaño, con guantes puestos y el cabello ligeramente despeinado. A pesar de las manchas de salsa en sus mejillas y su expresión concentrada, para Jungkook, Minnie nunca había lucido tan adorable.

-Llegaste, -dijo Minnie con una sonrisa, dejando los utensilios y caminando hacia él. Se puso de puntitas y, con una timidez que no podía esconder, dejó un beso rápido en los labios del alfa-. Siéntate.

Antes de que Jungkook pudiera decir algo, Minnie lo empujó suavemente hacia una de las sillas cerca de la mesa. El alfa, todavía sorprendido, obedeció sin protestar. Aspiró el aroma que llenaba el aire y entrecerró los ojos.

-¿Qué estás haciendo, omega? -preguntó con una mezcla de curiosidad y diversión en su voz.

-He preparado tu comida favorita, -respondió Minnie mientras ajustaba sus guantes y caminaba hacia el horno. Abrió la puerta con cuidado y sacó la bandeja con la carne perfectamente cocida.

El alfa observó embelesado cómo el omega trabajaba con precisión, cortando la carne en porciones iguales y colocándolas en un plato junto con los vegetales. Minnie mordió su labio inferior mientras arreglaba los detalles finales, asegurándose de que todo estuviera perfecto.

Cuando dejó el plato frente a Jungkook, Minnie se quedó de pie a su lado, sus manos entrelazadas y sus ojos fijos en el alfa. Había un nerviosismo palpable en su postura, como si estuviera esperando un veredicto importante.

Jungkook tomó el cuchillo y el tenedor, cortó un trozo de carne y lo llevó a su boca. Minnie contuvo la respiración, observando cada pequeño movimiento del alfa.

-Es... delicioso, -dijo Jungkook después de tragar, su rostro iluminándose con una sonrisa-. Tienes un gran talento culinario, omega.

Las palabras hicieron que las orejas de Minnie se movieran emocionadas, y una sonrisa tímida apareció en su rostro.

-¿Entonces te gustó? -preguntó con voz suave, pero sus ojos brillaban con anticipación.

Jungkook dejó los utensilios a un lado, se limpió la boca con la servilleta y se puso de pie. Caminó hacia el omega y, sin previo aviso, lo rodeó con sus brazos, atrayéndolo hacia un abrazo firme. Minnie dejó escapar un pequeño jadeo de sorpresa, pero rápidamente se relajó entre los brazos del alfa.

-Me encantó, -susurró Jungkook cerca de su oído, su voz ronca pero llena de cariño.

Minnie sintió su corazón acelerarse mientras las palabras del alfa resonaban en su interior. Había valido la pena enfrentar sus miedos, tocar la carne, soportar las miradas burlonas de Yoongi y escuchar las instrucciones interminables de Taehyung.

-Quería hacer algo especial para ti, -murmuró el omega, escondiendo su rostro en el pecho del alfa.

-Todo lo que haces es especial para mí, -respondió Jungkook, apretando al omega un poco más contra él.

Jungkook se separó lo suficiente para mirarlo a los ojos. Su mano subió hasta acariciar la mejilla de Minnie, limpiando una pequeña mancha de salsa que aún quedaba.

-Eres increíble, ¿lo sabías? -preguntó Jungkook, y Minnie bajó la mirada, sus mejillas encendiéndose de nuevo.

El alfa soltó una pequeña risa antes de inclinarse y dejar un beso en la frente de Minnie. Luego regresó a su asiento y continuó comiendo mientras el omega se sentaba frente a él, observándolo con una mezcla de orgullo y ternura.

Esa noche, Minnie se dio cuenta de algo importante: aunque el cortejo era un ritual liderado por el alfa, su amor por Jungkook lo impulsaba a querer devolver cada gesto, cada esfuerzo, con algo igual de significativo.

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