Capitulo 9: El Orgullo De Un Guerrero
Ruinas Misteriosas.
Himeya observa asombrado las ruinas de las antiguas torres, sus ojos brillan con curiosidad mientras se sumerge en la belleza del paisaje. La combinación del cielo nublado de color naranja y las estatuas rodeadas de relieves de animales le provoca una sensación de misterio y fascinación.
Cuando el halcón blanco de dos metros sobrevuela las torres y se posa en una estatua, Himeya siente una conexión instantánea con el majestuoso animal. Sus ojos se iluminan con emoción mientras sigue con la mirada al halcón, esperando ansioso lo que está por suceder.
La luz que sale disparada desde el castillo y se transforma en Delta Victory, el ser humanoide con grandes ojos blancos y una V en el pecho, provoca en Himeya una mezcla de asombro y admiración. Su corazón late con fuerza mientras observa al ser acercarse a él, sintiendo una energía poderosa y desconocida llenar el aire a su alrededor.
—Sé que tienes dudas, pero puedo resolverlas ahora mismo —le dice Delta Victory, su voz llena de calma y confianza.
La mente de Himeya se llena de preguntas y curiosidad, pero también de una leve inquietud. El desconocimiento sobre el lugar en el que se encuentran y las ruinas misteriosas despiertan en él una intensa necesidad de respuestas.
—¿Qué es este lugar? El bosque, el cielo naranja y esas ruinas misteriosas. ¿Dónde estamos? Siempre me lo he preguntado —expresa Himeya, su voz reflejando su anhelo por descubrir la verdad.
Delta Victory se toma un momento para observar a Himeya, sus ojos transmiten comprensión y sabiduría. Con voz serena, comienza a explicarle la naturaleza de aquel enigmático sitio.
—Después de derrotar a Hifflon en los Himalayas, perdí mi cuerpo físico, pero mi alma sobrevivió y ha descansado en estas ruinas. El halcón usó sus poderes para crear un lugar oculto de la humanidad. El espacio y tiempo de este lugar están deformados. Un minuto aquí equivale a un segundo en la Tierra.
La revelación de Victory deja a Himeya sin palabras por un momento. Su mente se llena de maravilla y asombro ante la existencia de un lugar tan extraordinario y oculto. La belleza de la jungla que los rodea y la exuberante vegetación que se extiende hasta donde alcanza la vista lo cautivan por completo.
Los árboles altos y majestuosos, las lianas y enredaderas que cuelgan de sus ramas formando una red intrincada, todo esto despierta en Himeya una sensación de conexión con la naturaleza. Siente cómo la vida palpita a su alrededor, llenándolo de energía y emoción.
—Me recuerda mucho a las ruinas del valle de Shingal. Yo y mis amigos venimos aquí para buscar un tesoro porque creí en ti, todo lo que me contaron no era fantasía —expresa Himeya con tranquilidad, su voz revelando una mezcla de nostalgia y gratitud.
Victory sonríe, su mirada refleja un profundo aprecio hacia Himeya y sus compañeros. La confianza y el coraje que el joven ha demostrado le llenan de admiración y respeto.
—Fue por eso que desperté; esas emociones fuertes me atrajeron. Tu coraje para enfrentarte a cualquier enemigo sin miedo. Has comenzado a creer en mi poder y en el tuyo. Por eso ahora estoy dentro de tu cuerpo para recuperar mi poder otra vez —afirma Delta Victory, su voz resonando con determinación y esperanza.
Himeya siente un escalofrío recorrer su espina dorsal, una mezcla de emoción y responsabilidad se apodera de él. Sus ojos brillan con determinación mientras asimila las palabras de Victory, sabiendo que su destino se entrelaza con el de aquel ser extraordinario que ha encontrado en el corazón de la selva.
—Y ese halcón blanco me salvó la vida cuando tenía 10 años, durante un ataque terrorista en mi hogar. Luego, el halcón me trajo a este extraño lugar. Desde entonces, casi siempre aparece en mis sueños. ¿Qué significa?
—El halcón trato de darte un mensaje a los 10 años. Solo tenías que encontrarme para poder usar los poderes de Keizer. Ese es tu destino y lo has hecho hace 7 años. Elegiste usar estos poderes para destruir a tus enemigos. Ahora, estás listo para usarlos nuevamente.
Con paso firme, Himeya se acerca a Delta Victory y fija su mirada en esos grandes ojos blancos que destellan sabiduría. La confianza comienza a crecer en su interior mientras asimila la importancia de su conexión con aquel ser extraordinario.
—Estoy dispuesto a aceptar esta responsabilidad y a seguir adelante en esta aventura. Creo en tu poder y en el mío. Juntos, encontraremos las respuestas que buscamos y enfrentaremos cualquier desafío que se presente en nuestro camino —declara Himeya con convicción, su voz resonando con una determinación renovada.
Delta Victory asiente con una sonrisa reconfortante, como si supiera que Himeya está listo para abrazar su destino y convertirse en el guardián de ese poder ancestral. El viento susurra suavemente entre los árboles, llevando consigo una sensación de anticipación y cambio.
—Ahora vamos a entrenar un poco para que te adaptes bien al poder de Keizer —dijo Victory con una mezcla de entusiasmo y determinación.
Himeya asintió, sintiendo una chispa de emoción y nerviosismo recorrer su cuerpo. Estaba listo para enfrentar los desafíos que le esperaban y desarrollar al máximo su potencial.
Victory entregó una medalla verde a Himeya, y en ese instante, el cielo y la jungla se iluminaron con un resplandor mágico. En un abrir y cerrar de ojos, ambos fueron transportados a través de un túnel de luz hasta llegar a un lugar en medio de un vasto desierto. Himeya abrió los ojos y se encontró de pie en la cima de una montaña, observando el paisaje árido que se extendía ante él.
Una mezcla de asombro y curiosidad se apoderó de Himeya mientras absorbía la majestuosidad del entorno. La sensación de estar en un lugar completamente distinto y la inmensidad del desierto despertaron una mezcla de emociones en su interior.
—Recuerda que en este campo, el espacio y el tiempo son diferentes. Solo puedes estar aquí durante 10 minutos —advirtió Victory, su voz llena de precaución y sabiduría.
Himeya asintió, tomando nota de la limitación de tiempo. Aunque consciente de la efimeridad de su estancia en aquel lugar, su determinación no menguó. Estaba decidido a aprovechar al máximo cada segundo.
—Está bien. Recuerdo que la medalla era de plata, ¿por qué tiene color verde? —preguntó Himeya, su curiosidad teñida de sorpresa.
Victory sonrió, sus ojos brillando con complicidad mientras explicaba el origen del color de la medalla.
—Cuando regresé al nuevo planeta de los victorianos, descubrí que tenían la habilidad de usar los cuatro elementos de la naturaleza: fuego, aire, agua y tierra. A mí, personalmente, me atrajo más el elemento tierra. Cada elemento tiene su propio color, y es por eso que tus brazaletes dorados cambian a verde cuando te conviertes en Keizer —explicó Victory, su tono cargado de nostalgia y amor por su hogar.
Himeya asimiló la información con interés, maravillado por la conexión entre el color de la medalla y el poder que le otorgaba. La singularidad de su transformación y su vínculo con el elemento tierra lo llenaron de una sensación de pertenencia y propósito.
—Entiendo. Entonces podré usar el elemento tierra solo cuando esté transformado en Keizer —respondió Himeya, su voz resonando con una mezcla de entendimiento y emoción.
Victory asintió con satisfacción, admirando la rápida comprensión de Himeya. Su confianza en el joven crecía con cada palabra y gesto.
—Exactamente, el poder es demasiado para que un victoriano lo maneje por sí solo. El halcón se unirá a ti y, cuando eso suceda, tu cuerpo se transformará en Omega-Keizer. Los brazaletes que llevas son tecnología victoriana, diseñados para ayudarte a controlar tu energía y poder. Pero los victorianos les añadimos una habilidad especial: escanear medallas para transformar nuestros cuerpos en luz —explicó Victory, su tono lleno de orgullo y conocimiento.
Himeya asimilo la información mientras sentía cómo una nueva oleada de determinación y emoción crecía en su interior. Saber que tenía acceso a un poder tan vasto y tener a Victory como su guía despertaba en él una sensación de gratitud y una determinación renovada.
—Entonces, ¿por qué la unión fue más débil cuando luché contra Zaigor? Recuerdo que hace 7 años no era tan difícil usar el poder de Keizer —comentó Himeya, una pizca de confusión y nostalgia tintando su voz.
Victory suspiró, un rastro de tristeza en su expresión mientras recordaba aquellos eventos pasados.
—Nuestro poder estaba debilitado en ese momento, por eso no duró mucho tiempo. En la pelea que tuvimos hace 7 años, ambos lo controlamos: tú utilizabas tus propios poderes y yo ejecutaba las técnicas de Keizer, ya que aún no conocías todas sus habilidades. Pero ahora, estás en el camino para descubrir y dominar tus propias capacidades.
Himeya asintió, su determinación reafirmada al recordar cómo había superado adversidades en el pasado y cómo ahora estaba más preparado para enfrentar cualquier desafío.
—Comprendo muy bien. Cuando aprenda todos los poderes de Keizer, podré controlarlos por mí mismo —declaró Himeya con su voz llena de confianza.
Victory esta feliz y sintiendo cómo la esperanza se renovaba en su interior. Había encontrado a un discípulo digno, alguien dispuesto a aprender y crecer en poder y sabiduría.
—Sí, y con cada paso que des, te volverás más fuerte. Para eso, debes entrenar. Ahora, transformate en Omega-Keizer. ¿Recuerdas cómo lo activaste hace 7 años? —preguntó Victory, su voz llena de entusiasmo y anticipación.
Himeya cerró los ojos, permitiendo que los recuerdos de su pasado resurgieran en su mente. Recordó el ritual de transformación, el toque de la medalla y la chispa de energía que lo envolvía. Una sonrisa se formó en sus labios, y sus ojos se abrieron con determinación.
—Todo lo que sucedió hace 7 años, lo recuerdo diariamente —afirmó Himeya, su voz llena de convicción y emoción.
—Entonces. ¡Haruki, hazlo! —dijo Victory, transmitiendo una mezcla de expectativa y confianza en las habilidades del joven.
Himeya presiona la medalla verde, una mezcla de emoción y anticipación se apodera de él. Una voz masculina emerge de la medalla, resonando con autoridad y misterio mientras declara las palabras:
— "¡Keizer Original!"
La medalla fue colocada cuidadosamente sobre el cristal del brazalete derecho, permitiendo que este capturara su esencia y desencadenara el proceso de transformación.
—"¡Dimensión Load! ¡Falcón Suprenimal!" —una voz vibrante anunció, llevando consigo un sentimiento de emoción y poder.
Luego, desliza su mano izquierda hacia el brazalete, preparándose para la transformación que estaba por venir.
—¡Keizer! —El grito de Himeya resonó en el aire, lleno de emoción, mientras elevaba su brazo derecho hacia el cielo.
El cuerpo de Himeya se ilumina y la forma brillante de un Halcón blanco se aleja volando, el joven lo sigue en forma de una esfera de luz, fusionándose ambos seres. La escena muestra a Keizer elevándose hacia una túnel de luz verde.
—"Ultimate Rising: Omega-Keizer" —la voz declara la forma del humanoide.
Finalmente, la luz se desvanece, revelando la forma del humanoide de 2 metros. Su armadura brillante verde y su mirada resuelta muestran que está listo para enfrentar cualquier desafío que se interponga en su camino.
—Esto es increíble —exclamó Himeya, su voz llena de asombro y emoción, experimentando la plenitud de su nueva forma y poder.
—Escucha, Himeya —dijo Victory, su voz llena de solemnidad y sabiduría—. Omega Keizer posee un poder sin igual. A través de esta forma, puedes canalizar la energía de los victorianos de manera extraordinaria. Tu habilidad de volar la practicaremos ahora.
El viento cálido acariciaba la armadura de Omega Keizer, mientras Himeya levantaba la mirada hacia el vasto cielo. Una mezcla de emoción llenaba su ser, recordándole el objetivo que tenía por delante: aprender a volar con su nueva forma.
El desierto se extendía ante Himeya en vastedad y aridez, sus dunas doradas ondulaban bajo la incandescente luz del sol. Con el poder de Omega Keizer resonando en su ser, Himeya se lanzó audazmente hacia adelante, corriendo a una velocidad sobrehumana que le permitía superar cualquier obstáculo en su camino.
Tomando una respiración profunda, Himeya se embarcó en su entrenamiento, sus movimientos fluidos y precisos. Corrió a través del desierto, su velocidad sobrehumana le permitió borroso más allá de las dunas. Sus músculos se tensaron con cada paso, alimentados por la determinación y una sed insaciable de mejora.
Saltando en el aire, Omega Keizer se elevó sin esfuerzo, desafiando la gravedad por un momento mientras se deleitaba con la sensación de ingravidez. El viento acariciaba su rostro, trayendo los ecos de los ánimos de Victoria. Pero mientras intentaba sostener su vuelo, las leyes de la naturaleza le recordaron sus limitaciones.
Una repentina ráfaga de viento barrió contra él, haciéndolo perder el equilibrio. El cuerpo de Omega Keizer se desplomó al suelo y la arena brotó a su alrededor tras el impacto. Él gimió, la decepción mezclándose con el ardiente deseo de tener éxito.
Victory se acercó a él, la preocupación grabada en su rostro, pero también una sensación de comprensión.
—Dominar el vuelo no es una tarea fácil, Himeya —dijo, su voz suave pero firme—. Se necesita tiempo y práctica. Pero recuerda, el fracaso es solo otro paso en el camino hacia el éxito".
Himeya se levantó de la arena, su determinación inquebrantable. Desempolvándose, miró hacia el vasto cielo, sus ojos brillaban con determinación.
—No me rendiré, Victory— declaró con voz decidida. "Aprenderé a volar. Me elevaré por los cielos y protegeré a los necesitados".
—Concéntrate, Himeya. Siente el flujo del viento a tu alrededor y permítele llevar tus pensamientos y emociones. No te preocupes si al principio te cuesta controlar el vuelo, Himeya. Es un proceso de aprendizaje —instruyó Victory, sus ojos fijos en su joven aprendiz.
Keizer asintió, dispuesto a superar cualquier obstáculo en su camino. Una vez más, se elevó en el aire, esta vez con mayor firmeza y estabilidad. Sus músculos se ajustaron a las corrientes de viento, mientras su cuerpo se adaptaba a la sensación de flotar en el éter.
Con cada intento, Keizer ganaba confianza y control. Sus movimientos se volvían más gráciles y fluidos, imitando el vuelo del halcón blanco que lo había acompañado durante su transformación. El exploró el desierto desde una perspectiva única, observando las dunas y los oasis desde las alturas. Su vuelo lo llevó sobre vastas extensiones de arena dorada, montañas rocosas y cañones profundos. Cada movimiento era una demostración de su fuerza y destreza sobrehumanas.
La emoción llenaba a Keizer mientras se deslizaba por el cielo del desierto, abarcando distancias cada vez mayores. Sentía una conexión profunda con la naturaleza, con el viento susurrándole secretos y guiándolo a través de los cielos.
Victory observaba con una sonrisa en su rostro, impresionado por el rápido progreso de su estudiante. Veía en Himeya no solo el potencial de un gran guerrero, sino también el espíritu de un orgulloso guerrero.
Mientras surcaba los cielos, Keizer se dio cuenta de que volar no era solo una cuestión de fuerza física, sino también de conexión con su entorno y de control de sus propios pensamientos y emociones. Aprendió a escuchar el susurro del viento y a sentir las corrientes de aire cambiantes.
El tiempo pasó volando mientras Keizer se sumergía en su entrenamiento. Aprendió a maniobrar entre las dunas, a surcar los cielos con velocidad y a realizar acrobacias aéreas que desafiaban la gravedad misma. Cada logro le proporcionaba una sensación de logro y confianza renovada. Himeya aterrizó con suavidad en la arena, sintiendo una mezcla de cansancio y satisfacción. Miró a Victory con gratitud en sus ojos.
—Gracias, Victory. Gracias por creer en mí y por guiarme en este camino. Cada día me siento más cerca de convertirme en el héroe que el mundo necesita.
Victory se acercó a Himeya y colocó una mano reconfortante sobre su hombro.
—El viaje hacia la grandeza nunca es fácil, Himeya. Pero sé que tienes el coraje y la determinación para superar cualquier desafío. Continuaremos entrenando y puliendo tus habilidades. Juntos, forjaremos un legado que perdurará a lo largo de los tiempos.
El entrenamiento en el desierto se convirtió en una etapa transformadora en el viaje de Himeya, reforzando su conexión con la naturaleza y fortaleciendo su determinación para enfrentar los desafíos que aguardaban. Con las alas del conocimiento y el espíritu libre, se preparó para emprender el siguiente capítulo de su aventura, dispuesto a conquistar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino y así convertirse en el meteoro de plata.
Próximo Capitulo: (CAPITULO 10: "Nueva Misión")
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