Capitulo 1: El incidente de la Muerte
"Estamos vivos... días pacíficos, como de costumbre. Sin embargo, detrás de cada escena de las personas, se oculta algo misterioso. Algo que la mayoría de la gente no llega a comprender. Pero si la realidad en la que vivimos, ¿fueran tan solo falsas ilusiones?"
07 De Marzo
Base Fuerza Aérea Militar, Buenos Aires.
En una base aérea situada en un lugar estratégico, se prepara el despegue de varias aeronaves militares. Estas cuentan con las instalaciones adecuadas para su mantenimiento y abastecimiento. Entre los soldados que participan en la misión, se encuentra el joven Himeya Khang, quien siente una mezcla de nerviosismo y emoción. Su madre y su hermana Zhera lo observan desde una distancia prudencial, junto con otras familias que también despiden a sus seres queridos. Himeya y compaña confían en su entrenamiento y en su compromiso con su país.
Himeya camina muy ansioso junto a sus compañeros hacia la Aeronave plateada de transporte militar saludando junto a sus compañeros, ellos son denominado el "escuadrón verde", quienes se alistan su equipamiento y otros armamentos militares.
El ejército argentino ha desarrollado varias armas de combate para enfrentar los desafíos de la guerra terrestre. Entre ellas se destaca el **FamCA**, una carabina de calibre 7,62 mm que puede disparar en modo semiautomático o automático y que cuenta con un adaptador para usarla como escopeta o lanzagranadas. Esta arma es utilizada por las **Compañías de Comando y Asalto Aéreo 601**, que son unidades de élite entrenadas para realizar operaciones especiales detrás de las líneas enemigas. Estas unidades se trasladan en aviones de transporte **C-130 Hércules**, que tienen una bodega de carga con una rampa trasera diseñada para la entrega aérea de personal y material. Mientras el avión se acerca al punto de lanzamiento, los comandos se preparan para saltar en paracaídas y cumplir su misión.
—Mi hermano vuela en aviones de combate, es un gran piloto. Ha participado en varias misiones peligrosas y siempre ha vuelto sano y salvo. Quiero ser como él cuando sea grande. Él luce genial cuando salta del avión con su arma y su equipo. Me gusta que sea parte del ejército argentino... sí, me gusta —expresó Zhera con admiración.
La aeronave se desplaza preparando sus motores para volar, todo el equipo se coloca su máscara y casco. El avión prepara sus propulsores, Himeya da la señal que todo es en orden y el avión comienza a moverse por la pista hasta despegar.
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Entre Ríos, Argentina.
Al mediodía, un hombre con su hijo de 10 años, corren a través del bosque. Ellos escuchan una tremenda explosión cerca, una casa ha sido destruida. Ambos continúan corriendo hasta que el niño ya no puede correr más. El padre trata de levantarlo y animarlo.
Cuatro militares que se encontraban cerca y logra verlos agitados cerca de los árboles. Unos terroristas corren hacia la carretera, los militares corren lejos ellos y les dice que deben escapar. Luego al estar cerca de una carretera, logran ver parada a una mujer ensangrentada en medio de la pista y esta extiende su mano intento llamar al niño.
El pequeño dice que es su madre lo está llamando e intenta ir con ella. Pero un vehículo negro atropella a la mujer. Varios encapuchados salen con sus fusiles y disparan a los militares. El hombre y su hijo se esconden detrás de un árbol, pero es tarde, ya que el niño recibió una bala en el brazo derecho. Los militares están tendidos en el suelo heridos, y los terroristas les dispara en la cabeza y a la mujer, luego se marchan del lugar.
Después, el padre e hijo aprovechan y huyen de ahí rápido al otro lado del bosque al ver que otros soldados aparecen. La asistencia médica está en camino y atiende al niño.
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Por otro lado, el avión de transporte sobrevuela la zona y el escuadrón verde se prepara para saltar, sintiendo una mezcla de determinación y nerviosismo ante la misión que se les ha encomendado. La adrenalina fluye por sus venas mientras esperan las órdenes de su general, sintiéndose comprometidos y listos para cumplir su deber.
—Ya lo expliqué en el cuartel, no sabemos de dónde vienen estos terroristas, pero lo averiguaremos. Ustedes solo impedirán que lleguen a las fábricas, si tienen que matar, háganlo, pero también capturen algunos generales para interrogarlos, es todo, suerte —dice el general, transmitiendo una mezcla de seriedad y confianza en sus habilidades.
El avión abre su rampa y el escuadrón verde se lanza al vacío, sintiendo la emoción y la libertad que les brinda el vuelo en caída libre. Despliegan sus paracaídas y, al llegar a tierra, se percatan de la presencia de otro grupo militar que ya está en la zona, sintiendo una leve tensión y cautela al encontrarse con ellos. Observan cómo los civiles cercanos son llevados a lugares seguros por vehículos militares de defensa civil, sintiendo una sensación de alivio y esperanza al ver que se protege a los inocentes.
La división de Himeya se dirige al bosque con la determinación de infiltrarse en una de las fábricas en desarrollo, construidas con materiales ecológicos. A poca distancia, avistan un tren oxidado que parece abandonado y deciden abordarlo, sintiéndose intrigados y esperanzados ante la posibilidad de utilizarlo para su misión. El capitán Carrillo, líder del equipo, observa el radar y llega a una conclusión audaz sobre cómo utilizar el tren como una vía de acceso sorpresa. Siente una mezcla de valentía y cautela al proponer su plan al equipo.
—Esta es la única manera de entrar, esto puede sonar loco, pero hay que intentarlo —opina el capitán Carrillo, dejando entrever su determinación y valentía. Luego, enciende el tren y se dirige directamente hacia el aparcamiento desocupado donde se esconden sus rivales, una corporación que contamina el medio ambiente con sus productos químicos.
Los terroristas en los muros observan a lo lejos cómo un tren se acerca rápidamente, sintiendo una mezcla de sorpresa y alarma al percatarse de la inminente amenaza. Comunican la situación a sus generales con urgencia, preparando sus armas y adoptando una postura de defensa, mostrando una determinación feroz y dispuestos a repeler cualquier ataque.
De pronto, un avión de transporte aparece por sorpresa. La rampa se abre lentamente y un vehículo militar enciende sus motores modernos, saltando del avión y desplegando sus paracaídas. El escuadrón verde observa la inesperada llegada del vehículo, sintiendo una mezcla de asombro y gratitud al ser sorprendidos con apoyo adicional en el momento justo, experimentando una oleada de alivio y renovada determinación.
—¡¿Quién es ese tipo?! —cuestiona Himeya, con una mezcla de sorpresa y curiosidad en su voz, mientras observa el vehículo que ha llegado a su rescate.
—Eso no importa, vamos, ¡acelera esta cosa! —ordena el Capitán, transmitiendo una combinación de urgencia y determinación a su equipo.
El escuadrón dispara a través de las ventanas del tren, enfrentando a los guardias enemigos con una mezcla de destreza y furia contenida. El carro militar despliega sus cañones y lanza misiles hacia los muros, destruyéndolos por completo. El tren choca contra la compuerta del aparcamiento, rompiéndola en pedazos, mientras el equipo salta rápidamente del tren antes de que explote y se estrelle contra los vehículos enemigos. Sienten una combinación de adrenalina y determinación mientras realizan estas acciones arriesgadas.
Una vez dentro del aparcamiento, el equipo se prepara para el enfrentamiento y abre fuego contra cualquier ataque enemigo, sintiendo una mezcla de tensión y concentración. El carro militar recorre la zona, su piloto identifica a personas merodeando el lugar y dispara con sus cañones, haciendo que exploten en pedazos. La acción es rápida y letal, y cuando un enemigo intenta trepar por una ventana, el piloto saca un rifle y dispara directamente a la cabeza, demostrando una combinación de destreza y determinación para proteger a su equipo.
Mientras continúa el tiroteo, Himeya utiliza cohetes para destruir las residencias de los terroristas, sintiendo una mezcla de furia y sed de justicia mientras se enfrenta a sus enemigos. La escena se llena de vehículos destrozados que se han convertido en parte del sombrío paisaje, y el equipo se mueve con cuidado, manteniendo una mezcla de cautela y valentía en medio del caos de la guerra.
Un conjunto de 8 adversarios, todos ellos enemigos, disparan contra el escuadrón, desencadenando una mezcla de peligro y urgencia en el aire. Himeya se oculta detrás de ellos, sintiendo una mezcla de determinación y coraje, mientras propina puñetazos y patadas con una potencia extraordinaria. La adrenalina fluye por sus venas mientras se enfrenta cuerpo a cuerpo a sus oponentes, aprovechando su fuerza sobrehumana para derrotarlos uno por uno.
Uno de los enemigos saca un cuchillo, lo que genera un aumento en la tensión de la situación. Himeya rápidamente toma una puerta de un vehículo y la lanza contra su adversario, sintiendo una combinación de determinación y furia mientras elimina la amenaza. Luego, saca granadas pequeñas y las lanza, haciendo que el terreno de arena explote, generando una mezcla de sorpresa y satisfacción al ver el resultado de su estrategia.
Himeya libera dos drones más pequeños, sintiendo una mezcla de cautela y control, para que los observen desde el cielo, proporcionándoles una ventaja adicional en la batalla. En ese momento, un general corpulento y terrorista se acerca y desafía a Himeya a un enfrentamiento mano a mano. Himeya, lleno de confianza, acepta el desafío, sintiendo una mezcla de valentía y determinación.
El general furioso comienza a golpear, pero Himeya, ágil y rápido, esquiva sus ataques con facilidad, sintiendo una combinación de destreza y orgullo por su habilidad de evadir los golpes. Finalmente, Himeya detiene el último golpe del general con su mano y contraataca con un cabezazo y un rodillazo en el rostro, lanzando al terrorista al suelo. Una sonrisa se dibuja en el rostro de Himeya mientras se dirige al general derrotado, disfrutando el enfrentamiento y mostrando una mezcla de confianza y desafío.
La batalla continúa y Himeya se enfrenta a un grupo de terroristas que lo atacan con un misil. La tensión se intensifica mientras Himeya reacciona rápidamente y neutraliza el proyectil lanzando una esfera de energía desde su mano derecha, demostrando su poder y habilidad mágica. Luego, saca un lanzagranadas y apunta al enemigo, quien se pone nervioso y comienza a disparar con una ametralladora. Himeya, ágil y preciso, salta en el aire y dispara granadas, eliminando a sus oponentes de manera implacable, experimentando una mezcla de destreza en sus acciones. Finalmente, propina una patada al líder terrorista, quien sale volando y se estrella contra un coche, generando una sensación de triunfo y justicia.
La batalla sigue y los terroristas intentan escapar en coches. El general lanza una bomba que cae sobre el parabrisas de uno de ellos, haciendo que explote en una llamarada de fuego. Los otros tres vehículos pierden el control y se chocan contra las paredes del estacionamiento, generando un caos y una mezcla de caída y derrota para los enemigos.
Himeya, herido, localiza a más enemigos y se resguarda detrás de un coche, sintiendo dolor y una mezcla de precaución. Dispara a dos de ellos, pero un tercero le dispara por la espalda, causándole una herida en el hombro y provocando que caiga al suelo, sintiendo una mezcla de dolor y debilidad. Sin embargo, en el momento crítico, un carro militar aparece de repente y atropella al enemigo, salvando a Himeya de un destino peor. El alivio se apodera de él mientras se recupera, y el consejo del piloto le deja una sensación de aprendizaje para actuar en equipo en el futuro.
—Oye chico, mira a tu alrededor y no actúes solo la próxima vez —aconsejo el piloto a Himeya que le deja una sensación de aprendizaje y determinación para actuar en equipo en el futuro.
El joven se levanta aliviado y dispara a su enemigo directo en la cabeza sin dudarlo, camina hacia donde está su equipo que ha logrado capturar algunos hombres que estaban arrodillados en frente del capitán, pero el equipo estaba dudando si matar a estos hombres. La calma vuelve y el capitán del equipo tomara decisiones.
—¿Te dispararon? —preguntó sargento Morales, mostrando preocupación en su rostro.
—Me dio en el chaleco, aquí en el hombro derecho —respondió el joven soldado mientras quitaba la bala de su chaleco, sintiendo una mezcla de alivio y valentía. —Estoy bien, no se preocupen. Por otra parte, ¿qué haremos con ellos?
—La misión es matarlos a todos, excepto a los jefes. El capitán se encargará de ellos —explicó sargento Morales, mostrando determinación en su voz.
Himeya observaba al capitán Carrillo hablando con los jefes terroristas que estaban arrodillados con las manos en la nuca. Sentía una mezcla de indignación y sed de justicia al escuchar las acciones brutales que habían cometido.
—Tenemos la oportunidad de saber qué sucede, ellos nos lo dirán. Si no cooperan, los mataremos —mencionó Himeya, mostrando una feroz mirada.
El capitán Carrillo se dirigió a los jefes terroristas con autoridad, explicando las consecuencias de sus actos y expresando su deseo de que reconsideraran sus acciones. Himeya, al escuchar las palabras del capitán, experimentó una combinación de frustración y desprecio hacia los terroristas que no mostraban remordimiento.
—Soy el capitán Miguel Carrillo, hace un mes hubo una llamarada solar, eso destruyo nuestros satélites que vigilaban nuestro país, ustedes aprovecharon eso y mataron más de 120 policías a sangre fría. Muchos de ellos eran amigos míos.
—Los tenían merecidos esos andinos —opino un general de mala manera que tenía un moretón en la cara, y el capitán carrillo lo vio de manera amenazante.
—Una persona en un tejado, guindo a estos terroristas para cometer asesinatos, es en sí un asesino. Espero que después de este encuentro, ustedes reconsideren ayudar a alguien actuando en contra de los principios de la ley —expreso el capitán carrillo para luego sacar una pistola.
—¿Me tengo que cagar del susto o qué? —cuestionó uno de los jefes terroristas, intentando ocultar su miedo detrás de una actitud desafiante.
El capitán Carrillo, con una mirada amenazante, respondió con determinación, disparando en la cabeza del jefe terrorista, provocando su muerte instantánea.
—¿Me hago entender? ¡Eso es lo que sucede cuando intentan venir a mi país y matar gente sin razón alguna! —exclamó el capitán Carrillo con firmeza, mostrando su determinación de proteger a su país y su pueblo. —Ahora, ustedes irán a declarar ante los generales. Revelarán sus objetivos, sus líderes y nos dirán dónde están sus bases. Guardaré estas balas doradas tatuadas como recordatorio, en caso de que se nieguen a hablar.
Himeya experimentó una mezcla de satisfacción y determinación al escuchar las palabras del capitán Carrillo, consciente de que estaban un paso más cerca de desmantelar la organización terrorista y obtener información vital para proteger a su país.
El capitán, junto con su equipo Alfa, se adentra en las instalaciones mientras el equipo beta se encarga de trasladar a los generales terroristas capturados a la base militar en helicópteros. La tensión se siente en el ambiente, y cada paso que dan parece adentrarlos en un territorio cada vez más peligroso.
—Equipo delta, rodeen las 4 fábricas. Si encuentran una salida, nos reuniremos allí. Equipo Alfa, vengan conmigo. Entraremos a las instalaciones —ordena el capitán, transmitiendo una mezcla de determinación y cautela.
Los cinco miembros restantes avanzan por el interior de las instalaciones, encontrándose con cuerpos sin vida en la entrada. La situación se vuelve aún más extraña y aterradora a medida que exploran.
—Esto es una antigua base militar. ¡Ugh! Y el olor a sangre, es horrible —expresa uno de los miembros del equipo, mostrando su repugnancia y angustia.
Al descender por un pabellón, se topan con un lago donde reposa un submarino de gran tamaño.
—Capitán, tenemos una pista —informa el sargento Morales, señalando el imponente submarino sumergido en el lago.
—Nunca vi un submarino dentro de una base. Eso significa que estos desgraciados tenían mucho dinero —comenta el capitán, revelando su sorpresa y preocupación ante tal descubrimiento.
—Intentaron transportar materiales pesados a través de estos lagos. Es muy misterioso, claramente no querían ser identificados —opina Himeya, examinando el vehículo oxidado con curiosidad y perspicacia.
—El lago podría conectar con el río de la Plata y permitirles moverlo hacia otros países. No solo son asesinos por naturaleza, también deben tener líderes muy astutos para construir algo así en nuestro país —concluye el capitán, mostrando una mezcla de indignación y admiración por la maquinación de sus enemigos.
El equipo descubre indicios de una operación mucho más compleja de lo esperado. La presencia del submarino sumergido en el lago añade un nuevo nivel de intriga y desafío a su misión, mientras los personajes se enfrentan a la brutalidad de los terroristas y se adentran en un juego de inteligencia y supervivencia.
Tres miembros del grupo se infiltran en una habitación llena de carpetas con documentos confidenciales. Con cuidado, revisan los archivos y encuentran información sobre personas asociadas a una organización criminal. Rápidamente, guardan los documentos más importantes en sus mochilas y se preparan para escapar sin ser descubiertos.
El capitán Carrillo, con una mezcla de intriga y temor, observa la ventana rota en el techo y el perturbador rastro de sangre que se extiende por los salones hasta llegar a lo alto.
—Morales, ¿estás grabando esto? —pregunta el capitán, buscando documentar todo lo que están presenciando.
—Sí, capitán. Está todo registrado. Enviaremos el informe al presidente para que lo vea —responde el sargento Morales, consciente de la importancia de capturar cada detalle.
—Nuestros lanzacohetes no lograron romper esas ventanas tan resistentes, pero tengo la sensación de que algo oscuro, de pura maldad, ha escapado de esta área —explica Himeya, dejando entrever su preocupación y una pizca de inquietud en su voz.
—Dios mío... ¿Quién podría tener la fuerza suficiente para romper esas ventanas? —pregunta el capitán, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.
—Estas enormes instalaciones fueron utilizadas para experimentar algo monstruoso, para crear materiales como esas ventanas resistentes. Todo esto es un problema, todo se ha salido de control, ha colapsado. Tal vez... fue un accidente —expresa Himeya, intentando buscar una explicación lógica a lo que están presenciando, aunque su tono de voz revela una mezcla de confusión e inseguridad.
El grupo se adentra en otros salones, siguiendo el rastro de sangre en el suelo y las paredes. Encuentran personas muertas, víctimas de la situación desbordada. El lugar parece haber sido diseñado para llevar a cabo investigaciones sin ninguna interferencia, un espacio aislado del mundo exterior.
Himeya, rompe la puerta de una sala enorme y observa cómo la luz parpadea, creando una atmósfera aún más inquietante. El suelo y las paredes están salpicados de múltiples rastros de sangre, indicando la violencia que ha ocurrido en ese lugar.
—No sé quién lo haya hecho, capitán, pero el responsable de esto es un experimento. Hay garras enormes en una jaula. Una criatura más estaba aquí encerrada. Ya sea por error de la seguridad, sin querer lo libero —comenta Himeya.
—¿Quién diablos eran estas personas? —pregunto Morales muy inquieto.
—Nos informaron que unos terroristas, llegaron al país, sabían de este lugar y querían tomarlo. No sé qué empresa es la responsable de esto —responde el capitán—. En unas horas esos generales serán interrogados, así sabremos que tramaban aquí.
Varios cadáveres por varias partes, alguien o algo escapo y quizá ataco a esta gente. Siguen observan las instalaciones secretas, la mejor ubicación para crear algo. Observan un cadáver de una mujer que derrama sangre verde oscura, pero esta tenía dientes de un animal y garras en vez de uñas.
—¡Dios mío! ¿Qué le hicieron a esta pobre mujer? esto es una aberración. Tenemos que encontrar al responsable y hacerlo pagar —murmuro el capitán mirando el cadáver putrefacto.
—Escuche que, en Sudáfrica, había algo parecido, esto fue hace muchos años, que la gente se convertía en mutantes, que escupían sangre verde. Fue producto de una extraña sustancia llamada "K-47", un científico trato de modificar en humanos y salió mal —Mientras avanzaban por el pasillo, Morales les contó lo que sabía sobre el origen de la infección.
—¿Son como humanos infectados, con dientes afilados y garras? —pregunta Himeya, mostrando un dejo de repulsión y preocupación en su voz.
—Es una mutación. Este virus fue un problema en Sudáfrica. Es solo una teoría. Quién sabe qué pueda ser realmente.
—Maldita sea, estas personas tenían armas biológicas. Debemos llamar a las fuerzas de élite para que nos brinden apoyo —comenta el capitán, notoriamente enfadado y frustrado por la situación.
—Capitán, informan que el equipo delta está en las afueras de la base —informa un soldado a través de la radio.
—Bien, vámonos de aquí. ¡Esto es demasiado, no soporto ver esta masacre! —exclama el capitán, evidenciando su disgusto y deseo de abandonar el lugar lo antes posible.
Mientras continúan caminando unos metros, se encuentran con una enorme compuerta de 5 metros de altura. En ella, observan un logo grabado en la puerta oxidada y destrozada.
—¿Quién tiene la fuerza para romper estas puertas? —reflexiona Himeya, dejando entrever su asombro y preocupación ante la evidencia de la violencia desatada.
—Un monstruo es responsable de las muertes de estas personas. Lo descubriremos a través de nuestra red militar —afirma el capitán, anunciando su determinación en encontrar respuestas.
De repente, escuchan el sonido de helicópteros acercándose. Deciden hacer explotar la compuerta con bombas y dirigirse hacia la salida. Varios helicópteros llegan al lugar, rodeando las fábricas abandonadas. Han llegado a la conclusión de que muchos científicos estaban llevando a cabo investigaciones de una naturaleza desconocida y peligrosa.
El carro militar se sube al avión de trasporte y se lo lleva lejos de aquí.
—¿Quién diablos era ese tipo? —pregunto Himeya.
—No informaron que habría uno de esos, pero lo que importa es que esta de nuestro lado —dijo el soldado Morales.
—Oigan idiotas, miren eso —se molestó el capitán señalando al equipo de Himeya en ver el rastro de sangre que se extiende de la fábrica hacia un rio.
—Sea lo que sea, se metió al rio y justo al frente están los valles de colonia de Uruguay. Esa cosa esta suelta, capitán. En unos días habrá muchos muertos en Uruguay —Supuso Himeya.
—Tenemos que avisar sobre esto al presidente. Ya muero ver la cara de la prensa cuando se entere de esto —cometo el capitán al ver que el misterio de las muertes de estas personas.
—¿Quién será el responsable de este accidente? —se preguntó Himeya con muchas dudas en la mente y además estaba orgulloso de su equipo por la gran misión que ha terminado o eso pensó.
Los mini drones que Himeya había enviado previamente para explorar el área regresaron con información sobre las fábricas y el motivo por el que estaban dispuestas en forma de rombo. El ejército militar seguía investigando las posibles pistas que explicaran la masacre ocurrida en las instalaciones abandonadas.
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Las luces se encienden e iluminan un escenario, las cámaras de alta definición se prenden listos para grabar. El presidente de Argentina, Rufino León aparece en la escena vestido formalmente, el mira directo a las cámaras y pronuncio el siguiente discurso:
—Los seres humanos siempre buscaran riqueza y poder, tener en control de la población. Eso representa el ejército de Hifflon, quien nos amenazó con invadir una de nuestras ciudades importantes. Nos dejó varias pistas para descubrirlo, para ellos era un juego. Todo el 2021, intentamos armar el rompecabezas, hasta que, en noviembre, descubrimos que era Buenos Aires. He visto la crisis que afronto Europa, luego eso llego aquí también, y me pregunto si esa es la razón por la cual, los de Hifflon, no nos invadieron hace meses.
"Muchos creen que no atacaran, ellos nunca atacaron una ciudad grande. Solo invaden valles y pueblos de algunos países de Sudamérica, pero invadir ciudades nunca se atreverían. Yo les recuerdo que, en el 2019, ellos invadieron Sao Paulo en Brasil, fue una masacre total.
"La Primea Oleada, será algo parecido. Alguien debe imponer sanciones a quienes incumplen los derechos humanos. Creo que la OEA, no podrán con esta situación, es demasiado ya que nunca intentaron solucionar esto. Están ocupados con los Omega-Humanos en distintos países y resolver estos problemas no les interesa. Los de Hifflon, solo piensan en el poder, no piensan en las consecuentes, cuando se plantean un objetivo, no les importa si destruyen una familia o una ciudad.
"Yo les diré algo al ejército de Hifflon, puedo mandar mi ejercito militar de elites contra ustedes, no importa en qué lugar sea la guerra, venceremos otra vez. Ya fueron derrotados en el 2015 por las fuerzas armadas, somos el primer país en hacerlo. Haré lo posible para evitar la Primera Oleada con mi proyecto. Al final del día, todos ustedes estarán muertos, y pueden creer eso.
El presidente al terminar su discurso se va caminando seriamente del escenario. Las cámaras se apagan uno a uno y las luces del estudio también lo hacen.
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Academia Inter Global, Buenos Aires / Hora 7: 17 Pm
Himeya tenía que ser discreto y cauteloso. La misión que le habían encomendado era de alto secreto y no podía revelar nada de lo que había presenciado. Su general le había dado la orden, pero no era el único que le exigía silencio. También era vital que los medios de comunicación no se enteraran de nada. No sabía el motivo de tanta reserva, pero tampoco podía cuestionar las directrices de su misión.
El muchacho se dirigía a la academia con la mente inquieta, hasta que llegó a la puerta del aula de tecnología donde le esperaba su mentor Gregor Martínez. Para su sorpresa, estaba solo reparando pantallas de varios drones.
—Profesor, buenas noches. ¡Qué gusto verlo de nuevo! —saludó Haruki con una sonrisa.
—Hola Haruki, pasa. Siempre es un placer verte por aquí —respondió el profesor Gregor mientras abría la puerta.
——Vine a decirle que mañana no podré estar en la academia, tengo que ver a mi padre. Está en el hospital, pero después tendré que volver en la tarde a la base para continuar entrenando —explicó Haruki con un tono de preocupación.
——Oh, lamento escuchar eso. Espero que tu padre se recupere pronto. Entonces tendré más tiempo en arreglar algunos drones "kamikaze", me he dado la libertad de colocarlo un GPS, también miras láser para mayor presión.
—Sorprenderte, ha mejorado los diseños el armamento de mi equipo —expreso Himeya al ver a su mentor sonreír brevemente. —¿Y qué hay del pedazo de vidrio que le di?
—Ah eso, pues investigue y del por qué es muy resistente, es que esta hecho de un material parecido al vidrio templado, procesado por tratamientos térmicos y químicos, para aumentar su resistencia en comparación con el vidrio normal —explico el profesor.
—¡Impresionante! En las fábricas había muchos vidrios con ese material, lanzamos bombas y no se rompían, pero algo monstruoso sí puedo romperlo. Es todo un misterio. Así que esto queda entre nosotros —comentó Haruki con asombro.
—Ya entiendo, no le dijiste a nadie que estaba investigando este material. No te preocupes, esto queda clasificado para los demás.
—Gracias, profesor, ya debo irme tengo que cenar en 30 minutos.
—Espera Haruki, invite a un grupo de alumnos para la robótica, estoy interesado ayudarlos a crear un curso especial para ellos y a las personas que no tengan muchos recursos para entrar aquí. Quiero que vengas en unos días para que seas mi ayudante, para que demuestres que has aprendido.
—Suena genial, profesor, pero no podre asistir estos días, tengo el objetivo de entrar a la elite militar para enfrentar a los terroristas que nos invadirán. El presidente ya dio el aviso y estoy dispuesto a pelear.
—¿Crees que te dejaran? Haruki, esto no es un juego, el presidente solo amenazo, no dijo nada interesante, es preocupante, lo es, pero no podemos alarmar a la ciudad con crear una guerra.
—¿Por qué piensa eso? Ya invadieron una ciudad importante en Brasil, pueden hacer lo mismo aquí —insiste Himeya.
—Porque ahí los soldados están corrompidos. Ellos no tienen la tecnología suficiente para invadir buenos aires, si lo hacen, serán derrotados otra vez como sucedió en el 2015 —comento el profesor Gregor quien notaba algo raro en Himeya.
—Perdone profesor, no puedo ir con usted, tengo una misión y es acabar con los de Hifflon de una vez por todas. Si las naciones unidas no pueden, entonces nosotros tenemos que hacer algo por nuestro país.
—No sé qué pensó al presidente al decir esas amenazas, parece que está dispuesto a todo, sacrificar soldados por defender la ciudad. Debemos tener cuidado que tipo de misión te encargan, aun eres muy joven para ir a otros países para combatir.
—Si lo sé, pero tengo algo experiencia en combate, yo necesito ir a la guerra...
—Haruki... eres mi alumno hace 7 años en esta industria, no dejes que la ira se apodere de ti esta vez. Piénsalo dos veces bien antes de actuar, por favor. Pueden suceder cosas inesperadas, si piensas así —suplico el profesor Gregor.
Sin decir una palabra, Himeya se retira del salón con ciertas dudas, terminando así la conversación. Gregor notó algo extraño en la actitud de su estudiante y sintió cierta preocupación por lo que podría suceder, pero Himeya no está de acuerdo con la forma de ver la situación. El camina directo a la salida de la academia rumbo a la base aérea.
"Realmente ya no se en que creer. Solo debo confiar en mí mismo, sobre todo cuando nadie más lo hace. Pero yo desde ese momento, tuve que comenzar a esperar por una oscura realidad, de la que nada sabia"
Próximo Capitulo: (CAPITULO 2: "Anomalía")
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