Una despedida es un comienzo.
Holi, esto es un capitulo un poquito fuerte. Así que modo serio. Si no te sientes listx, guardalo para después.
Les tqm. Gracias por leer.
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—No mames, no mames, no mames.
—Miguel, debes calmarte. Bebe el maldito suero y cálmate— exclamó serio su padre.
La situación era delicada, muchísimo. Socorro y Priscila llevaban una semana desaparecidas, aún contra lo que ellos querían, habían sido llamados a Sanfransokyo, donde con mucho conflicto, los grandes héroes le habían explicado la situación.
Hiro había estado serio. Pese a que contaba con el traje no se atrevió a decir ninguna palabra. Así que fue espectador de que como la mirada de sus suegros y su novio iba entrando en conflicto con cada palabra.
El cómo el corazón de sus suegros se rompió con la última frase que Gogo había dicho.
"Es una posibilidad que no podamos sacarla a tiempo"
—¡Es una estupidez!, ¡¿Realmente quieren que nos quedemos aquí, sin hacer más que esperar?!
—No es que puedas hacer algo más, Marco— dijo seria su madre al ver su hijo mayor maldecir—. Si pudiera, yo sería la primera en salir a buscar a mi hija, pero no puedo.
—¿Y le vamos a confiar todo a unos extraños con trajes?—ahora fue el turno de Miguel de intervenir.
Él era el primero en querer ir tras lo que sea que tuviera a su hermanita y su amiga. Porque si tan sólo él hubiera ido a recogerla ese día, si hubiera declinado la invitación de sus compañeros, ellas estarían ahí. Eso no hubiera sucedido.
—¿Tienen una puta mejor idea?, Estamos atados de manos Miguel, no sabemos qué carajo es a lo que se están enfrentando esos extraños con trajes. Pero se tomaron dos minutos para explicar el riesgo en el que está su hermana.
—¡¿Y sólo por eso debemos quedarnos aquí sin hacer nada?!
—Escucha Marco, estoy demasiado ansiosa y preocupada por tu hermana para reprimirte, pero si no te callas la boca en este momento voy a darte un madrazo para que lo hagas— amenazó su madre logrando el efecto deseado.
Ella no iba a hacerlo, los cuatro lo sabían, pero todos estaban ansiosos por la situación.
Los grandes héroes los habían dejado en un Airbnb cerca del centro de la ciudad, con la excusa de tener mejor protección. Pero en realidad los querían alejar de los límites de la ciudad por cualquier cosa.
Kyle había estado con la familia, llevando víveres y apoyándolos. Hiro a veces se presentaba, en realidad mandaba más mensajes, pero no podía distraerse, debía ser el capitán de los grandes héroes por encima de su yo civil. Así que Tía Cass había empezado a acompañar a la familia en el lugar de sus sobrinos.
Si bien esa no era la mejor situación, de esa forma la familia se había conocido. Tía Cass conociendo a la familia que había recibido a su niño, y Nona también, la familia de Marco.
Una familia que apenas salía de salvar a uno de sus hijos para entrar en conflicto por otro.
—Iré a buscar a Hiro. Necesito hablar con él.
—No debemos salir Miguel, fueron claros.
—No puedo seguir aquí sin hacer nada. Si logro convencer a Hiro de que nos ayude a rastrear algo o no sé, algo que ayude. Necesito hacer algo.
—Iré con Miguel. Regresaremos lo más rápido que podamos mamá.
—Tengan cuidado, por favor mis niños.
—Lo tendremos— susurraron saliendo de ahí. Ambos estaban tensos, querían aprovechar y buscarla, pero sabían que no podían, ellos no sabían como o por donde buscar.
Habían intentado pedirle a Sofí y Ale que buscaran, que investigaran. Gastarían cada peso que tenían para encontrar a su hermana. Pero los detuvieron. Los grandes héroes los detuvieron.
Si eran sinceros, para ambos hermanos, esos héroes no les daban confianza.
Ellos harían todo por encontrar a su hermanita, y unos raros con traje no iban a impedírselos.
—¿Llamaste a Sofí?
—Sí, ya están investigando lo que pueden.
—Bien, vamos a buscar a Hiro.
.....
—¡Mierda!
"—¡Debemos irnos!, ¡Hiro!, ¿Dónde estás?"
La voz preocupada de Honey apenas era audible para el genio. La interferencia era muy fuerte y apenas eran entendibles algunas palabras.
—¿Puedes levantarte?
—Sí, eso creo— susurró sintiendo su cabeza punzar con fuerza.
—Vamos geniecillo, debes levantarte—dijo preocupada la chica mientras intentaba sacar el cuerpo de Hiro debajo de esa viga de acero. El cuerpo del genio estaba bastante lastimado, el traje apenas si había logrado mantenerlo en una pieza, pero el casco estaba roto—. Vamos Hiro.
—¿Pri?— su voz fue baja, su cabeza estaba punzando horrible y sentía como en cualquier momento se desmayaría.
—Sí. No sé cómo demonios llegaste hasta aquí geniecillo, pero no es buen lugar para morir. Vamos— dijo seria logrando cargar el cuerpo del omega y alejarlo del desastre de metales que hasta hace unos momentos, eran parte del techo. Hasta una orilla de aquella habitación donde Socorro dormía plácidamente.
Había sido bastante complicado controlar el celo de la menor. Pero con algo de mimos y feromonas, había logrado calmarla. Se sentía afortunada de que nadie se hubiera acercado al sentir el aroma de un omega presentándose.
Y aunque por un momento había sentido que esa paz se había esfumado al escuchar el ruido, su esperanza aumentó al ver al chico bajo el casco. Sí, tal vez unos meses atrás se habría reído de sentirse tan feliz de ver al omega, pero ahora era así, estaba feliz y agradecida de ver un rostro conocido, aún si este estaba lleno de sangre y mal herido.
—Vamos, intenta mantenerte despierto. Por favor...
—Pri... ¿Coquito?
—Está bien, no nos han hecho nada, pero estamos en problemas, Socorro es un omega y está en celo.
—¿Omega...?—susurró bajo sintiendo su cabeza doler más.
No estaba procesando del todo, no lograba procesar nada.
Socorro es omega. Algo en esa frase estaba mal, realmente mal, pero no podía entender el que, no sabía porque una parte de su cabeza le informaba que debía reaccionar ante esas palabras, pero su cabeza era un caos. Y antes de decir algo, escuchó un disparo y el grito de dolor de Priscila mientras se cernía sobre él.
—Cada vez me sorprende más tu estupidez, Capitán encanto— su voz era divertida, burlesca. Luego un silencio largo—. Qué sorpresa más maravillosa. La niña es omega.
—¡Ni siquiera te atrevas a acercarte hijo de puta!
Hiro iba perdiendo conciencia, sabía que debía aguantar, debía despertar. Habían disparado. Pero no podía, su conciencia empezaba a abandonarlo.
—Sólo eres un extra en esta situación— otro disparo y otro grito de dolor por parte de la chica lo hizo regresar momentáneamente de su partida de conciencia.
—Eres un hijo de la verga, puedes dispararme, matarme si quieres, pero no tocarás a la niña.
—Tienes carácter, preciosa. Déjame calmarte de una forma que te gustará.
Pudo sentir el aroma cambiar drásticamente. Eran feromonas de alfa.
Priscila vio con miedo como el ovillo de socorro empezaba removerse, eso era malo.
—De acuerdo, pero en otra habitación, te mantendrás lejos de ella. No la tocarás, yo haré lo que sea.
—Pff, y ni siquiera tuve que decirlo otra vez, se nota que les encanta. Bien, pero no puedo arriesgarme.
—No se te ocurra tocarla.
—No lo haré—dijo de forma sínica, sacando de su bolsillo una ampolleta. Con tranquilidad se acercó a la menor, escuchando los gritos y maldiciones de la omega tras suyo. E inyectar sin pena a la menor—. No dejaré que otro la toque antes. Primero me divertiré contigo.
El rostro de la chica era de pánico, estaba pálida por las palabras. Había logrado conseguir tiempo, pero no sabía si el suficiente. Si Hiro lograba recuperar la conciencia y llevársela, sería perfecto. Pero podría ser insuficiente.
Necesitaba encontrar la forma de escapar de ese sujeto y salvar a Socorro.
Si debía salvar a alguien, tenía en claro a quién sería, porque ambos eran adultos. Ambos sabrían que Socorro era a quién debían salvar.
—Te vendaré el brazo al menos. Me dará asco mancharme de sangre.
—Haga lo que guste— susurró sin más.
Si salía de esto, no sabría cómo podría verse al espejo después de eso. Ella no quería eso, pero si podría salvar a esa niña, lo haría.
Y sólo por ello, tomó fuerza.
....
Cuando despertó, notó que algo no estaba bien. Ya no tenía su casco, su cabeza aún le taladraba las ideas. Pero además de ello, su cuerpo estaba débil, con mucha dificultad se sentó, notando su traje manchado de sangre.
Sostuvo el aliento viendo a Socorro dormir, su respiración era demasiado lenta y estaba tan pálida que no pareciese que tuviera una tonalidad de piel morena. Intentó concentrarse y escuchó sollozos. Provenientes de la habitación de al lado, sentía ese aroma fuerte proveniente de un alfa excitado. Entendió de forma demasiado veloz lo que pasaba.
Ahí le faltaba una chica.
Mordió con fuerza el interior de su mejilla. ¿Cuánto tiempo estuvo inconsciente?
Se levantó sintiendo su cuerpo demasiado débil, reconocía sus síntomas. Estaba por tener un ataque de pánico. Pero no podía, debía sacarlas.
Antes que cualquier cosa.
Debía sacarlas.
Debían escapar.
¡Debía ayudar!
Sintió su pecho apretarse, sus respiraciones eran muy lentas, sentía que el aire no llegaba, no podía respirar. La sensación abrumante de que algo malo estaba pasando, comenzó a invadirlo.
Escuchaba un pitido en sus oídos, pero el sonido de los sollozos ahogados estaba presente.
Priscila estaba siendo...
Ella estaba con ese alfa...
Estaba siendo abusada en la habitación de alado.
Sintió como sus piernas perdían fuerza, su estómago no dejaba de sentirse nervioso y las náuseas comenzaban, quería vomitar del miedo.
Un disparo lo sacó de su momento, se acercó de inmediato poniéndose entre socorro y lo que sea que viniera.
No se sentía nada listo para enfrentarse, pero no dejaría que tocaran a la niña. Por encima de todo, iba a protegerla. Escuchó otro disparo y las feromonas de alfa se intensificaron.
Feromonas molestas, un olor picante y desagradable.
Otro disparo a lo lejos y luego otro más cerca. Sintió su respiración cortarse al ver la sombra por debajo de la puerta. Buscó algo para defenderse, pero no había nada, su traje no funcionaba. Intentó usar magnetismo, pero fue inútil, no pudo mover nada.
Sentía su corazón bombear con fuerza, no podía enfocar bien, empezaba a sudar y su vista se iba poniendo borrosa. Un disparo frente a la puerta y se abrió de una forma dolorosamente lenta.
Al enfocar la vista, vio a Priscila con el arma, su cuerpo temblaba y podía notar el pánico en ella.
Una mirada perdida y ansiosa. Su mejilla estaba llena de sangre y podía reconocer el fluido que lo acompañaba.
—Lo maté..., acabo de asesinar a alguien...—su voz era baja, estaba rota y asustada.
Hiro lo entendía. sabía que se sentía eso. Matar a alguien.
—Hiciste lo que tuviste que hacer para salir de ahí— susurró bajo acercándose a la chica, tocando sus mejillas—, ¿Te hizo algo?— preguntó con un nudo en la garganta. Sabía lo que pasó.
—Estuvo a punto de...— antes de terminar la frase la chica se quebró sollozando con fuerza. Hiro la abrazó, aún si él quería quebrarse, no era momento, ella lo necesitaba.
—Estás a salvo ahora, no dejaré que alguien vuelva a ponerte una mano encima. Lo prometo. Fuiste muy valiente, ya estás a salvo— susurró bajo sintiendo como la chica se aferraba a él.
Si en algún momento les hubieran dicho que estarían en esa situación, siendo el apoyo del otro, ambos se habrían reído, habrían maldecido, pero ahora mismo, se sentía como el mayor salvavidas. Y Hiro estaba agradecido con el mundo, que ella estuviera bien.
Tal vez después tendrían esa conversación. Pero ahora, debían escapar.
—Debemos irnos— susurró con voz baja separando a la chica y limpiar sus mejillas. Ambos se acercaron a Socorro y sintieron el pánico recorrerlos, sus labios empezaban a tornarse morados, estaba en proceso de cianosis.
—Hiro, ¿Cómo salimos de aquí?
—Tengo una idea— susurró tomando su brazalete y colocárselo a la chica—, es un inhibidor de feromonas. Serás invisible de olor. Tiene un rastreador, y comunicación. En cuanto salgamos de aquí, manda tu ubicación a Tadashi, es mi hermano— dijo serio colocándose su casco y cargar a socorro.
Pudo apreciar lo mal que estaba. Sintió miedo.
Regresó su mirada a la chica a su lado, estaba herida. Era cierto, le habían disparado dos veces.
—Escucha, esto será un poco inestable, pero es la única forma. Confía en mí, ¿Sí?
—Confío en ti, Hiro.
Susurró la chica. Con miedo por el equilibrio Hiro avanzó con Socorro en brazos. Aprovechando la puerta ahora abierta salieron corriendo, deteniéndose por momentos y escondiéndose. Mientras estuviera dentro de las instalaciones no podría unirse con su equipo, no podría atacar. Su traje estaba prácticamente inservible. Necesitaba mandar la señal de intervención. Aún si Megan no estaba presente, les había dejado a hombres a su cargo. Los suficientes para poder rescatar a ambas chicas. Pero las cosas iban mal.
Sintió su respiración detenerse al escuchar la voz de Fred. Luego golpes.
—¡Habla maldito imbécil!
—¡Prefiero morir antes de decirte algo, imbécil!
Escuchó con claridad las palabras de Fred. Estaban atrapados. Apretó con fuerza el cuerpo de Socorro y volvió a correr alejándose de esa área. Escuchó un disparo demasiado cerca suyo. Vio a la chica a su lado, había disparado al alfa que se les acercaba.
Con nervio tomó el arma que el alfa había soltado, con ayuda de sus guantes con magnetismo y tenerla lista por si acaso.
Ambos omegas lo entendieron de inmediato. Eran ellos o los otros.
Y antes de que Hiro se hubiese preparado, ya estaba disparando a los sujetos armados.
No tenía tiempo de preguntarse si ellos eran inocentes o culpables, si sólo eran trabajadores, si eran parte, si tenían familia. Si alguno era mujer, o padre de familia.
Sólo podía pensar en proteger a la niña que llevaba en brazos y salvar a su mejor amigo de esa habitación. Si más de sus amigos estaban en la situación de Fred, debía sacarlos.
Siguieron avanzando entre disparos, la adrenalina era absurda. Ambos se detuvieron de golpe. Un chico les apuntaba, pero ambos lo sabían, no debía tener más de quince años. Se veía muy joven.
—¡Regresen a su habitación!, ¡AHORA!
Antes de que Hiro intentara razonar, Priscila disparó. Vio al chico caer sin más.
—No tiene sentido que perdamos tiempo intentando razonar, es tiempo valioso que Coquito necesita— razonó volviendo a correr y Hiro tras suyo. Vio la mano de la menor, estaba empeorando, la cianosis estaba empeorando, su corazón no estaba bombeando la sangre suficiente.
....
—No nos están entendiendo, queridos amigos. Sólo queremos saber cómo encontraron este lugar.
Fred y Gogo se quedaron en silencio viendo a los alfas frente suyos. El resto del equipo debía estar preocupado.
La explosión los había hecho terminar dentro, pero por la última conexión que habían logrado escuchar, Honey seguía fuera. Y esperaba que los demás también, que estuvieran por antevenir.
Gogo cerró los ojos con fuerza al escuchar el golpe. Vio de reojo a Fred, estaba en el suelo, sangrando.
—Bien, sí que son molestos. Vamos primor, ¿Tú podrías darnos la información?
El rostro de la chica no cambió. Vio con repulsión al alfa y sintió nuevamente otra cortada en sus brazos. Ahogó un grito de dolor apretando con fuerza sus labios. No les daría el placer de verla sufrir. Además que si lo hacía, Fred respondería con tal de mantenerla a salvo.
—Veo que eres igual de testaruda— susurró acercándose a su cuello y gruñir bajo—. Estás enlazada a alguien, ¿Tu pareja sabe que su chica está entre alfas usando un provocativo traje?, apuesto que eres infiel siempre que puedes.
La mirada de Gogo no cambió. Se mantuvo en silencio viendo con odio al frente. Sintió al alfa retirarse de su cuello. Gruñó por lo bajo viendo atentamente sus movimientos. Si lograba zafarse, si lograba sacar a Fred, podría salvar sus vidas.
—Veo que no lo harás. ¿Por qué no te despides de tu amigo? — sonrió mostrando sus dientes, preparando el arma y apuntando a la cabeza del rubio.
Fred para este punto apenas podía mantenerse consciente, sabían que era un porcentaje muy alto de fallar. Muy poca posibilidad de salir victoriosos de esa intervención, pero aceptando el riesgo lo hicieron.
Un disparo los distrajo, luego muchos más. La alarma de intrusos se activó, con molestia el alfa disparó, escuchó el grito de dolor de Fred y luego ella recibió uno en el costado.
Los alfas salieron con prisa, ambos jóvenes se quedaron en silencio, iban a morir, ahí, desangrados o por una infección.
—Gogo... ¿Puedes moverte?
—No... Me dispararon en el costado.
—Wasabi viene en camino
—No puedo sentirlo Fred— dijo con brutal honestidad. Se sentía asustada por ello, pero debía intentar calmarse. Un disparo a la puerta la hizo voltear y encontrar a su pareja ahí. Pudo ver el miedo en sus ojos al verla.
—Te dije—dijo burlón en alfa.
Wasabi se adentró liberando las manos de su pareja y luego el de su amigo.
Vio con miedo el estado de ambos. Estaban muy malheridos, sus cuerpos estaban llenos de cortes y golpes. Los habían torturado en ese tiempo.
—Debo sacarlos de aquí.
—¿Qué está pasando Wasabi?
Fred con mucho esfuerzo se podía mantener de pie. Su cabeza sangraba, veía el hilo de sangre escurrir desde su frente hasta detrás de su oreja, su hombro sangraba, su rostro estaba hinchado de tanto golpe. Pero pese a que su cuerpo quería rendirse, su mente se lo prohibía. Si no había muerto de forma inmediata, entonces aún debía luchar para salir de ahí.
Wasabi cargó a su novia. Estaba sangrando, su cuerpo estaba lleno de cortes, y su nariz sangraba.
Apretó con fuerza la herida del balazo, con un inútil esfuerzo de detener la hemorragia.
Ambos chicos salieron huyendo de esa habitación, escuchando la guerra de balas que ocurría a su alrededor. Fred tomó dos que estaban en el suelo y empezó a disparar para cubrir a la pareja.
Apenas podía enfocar bien, estaba dejándose llevar por sus instintos para disparar. Debía proteger a sus amigos. Después podría dejarse caer.
—¿Dónde está Hiro?
—No lo sabemos, lo perdimos desde que hubo la explosión. Creímos que estaba con ustedes— dijo sincero el moreno llegando donde Honey atacaba con su químibolso. Creó una barrera para protegerlos. Estaban atrapados, y la protección de Honey era lo único que les mantenía con vida, en cuanto cayera, morirían.
....
—Hiro...
—Debo salvarlos. Escucha, manda la ubicación, Ya di la orden de ataque. Mantente aquí, estarás a salvo. Ellos te encontrarán, y las llevarán a un lugar seguro.
—Hiro, no nos dejes, por favor, tengo miedo. No puedo...
—Pri..., no puedo dejarlos morir, son mi familia. Ustedes están a salvo ahora, no tardan en llegar. Mantente oculta— susurró suave abrazando a la chica por última vez y regresar corriendo como pudo a la base.
Pudo ver varios cuerpos en la entrada, varios caídos, de los suyos y de parte del tráfico. Apretó con fuerza el arma que llevaba en sus manos, listo para disparar en cualquier momento. Se recargó en una pared viendo como la poca señal se iba. Nuevamente su única seguridad era esa arma. Esperaba que los chicos tuvieran sus trajes completos, que aún pudieran usar sus armas.
Esperaba que Baymax estuviera lejos de esa base o recuperarlo sería un dolor de cabeza.
Disparó sin miedo, en ese día había arrebatado más vidas que en todos los años que llevaba como héroe. Ya no había marcha atrás, era cuestión de supervivencia.
Sí, no era la mejor idea volver. Pero Priscila y Socorro estaban fuera de aquí. Pronto las encontrarían y las llevarían al hospital más cercano. Las mantendrían a salvo. Si él y sus amigos morían aquí, estarían juntos.
No los abandonaría.
Jamás.
Disparó sin miedo, por la espalda a esos hombres. Vio el asombro en sus amigos. Pero no podía importar menos. Vio a Gogo y Fred heridos.
Vio la sangre en ese lugar. Debían escapar.
Con una señal, Honey y los pocos hombres que seguían con vida se prepararon. La barrera cayó, hubieron más balas, Honey congeló a gente, Fred y Hiro dispararon matando gente.
Wasabi pese a su moral, usó sus navajas contra personas, para proteger a Gogo, ella estaba inconsciente en el suelo.
El grupo era consciente, las cosas eran más serias, cargaban con la sangre de varias personas. Ya no había marcha atrás. Y ni siquiera habían llegado a la línea de tráfico principal, era sólo una base secreta, la cual daba paso a la ruta de México.
Iban a morir en esa ruta, sin Megan, sin apoyo, morirían antes de llegar. Ahora sabían que debían jugar bien sus cartas. Debían hacer todo lo posible por ganar.
El lugar se quedó en silencio. Hiro sentía un pitido en sus oídos, una calma abrumadora. Vio los cuerpos en el piso. Un oficial lo jaló sacándolo lo más rápido de ahí. Wasabi cargaba a Gogo, Dos oficiales ayudaban a Fred a avanzar. Honey junto a dos oficiales más cuidaban el paso.
Cuando llegaron al auto subieron rápidamente, escucharon una explosión fuerte. La habían hecho explotar. Un alivió lo invadió viendo a Honey, ella lo abrazó con fuerza y se permitió relajar su cuerpo. Estaban vivos, por ahora. Vio como el otro auto, donde iban Fred, Gogo y Wasabi se desviaba, iban al hospital. Y luego el auto en el que iban, siguió el mismo camino.
Estaban vivos.
Habían salido de ahí.
Sintió la fuerza de su cuerpo abandonarlo, además de una sensación de dolor horrible recorrerlo y quedar inconsciente nuevamente. La adrenalina se había ido. Podía dejarse caer.
....
Cuando Hiro abrió los ojos por segunda vez, sintió el conocido aroma de alcohol. Su cuerpo dolía, su cabeza le estaba matando. Subió su mano a su frente, sintiendo una venda en ese lugar.
—No deberías moverte Hiro. Te dispararon siete veces, a veces me sorprende como tu cuerpo aguanta tanto— la voz de Megan lo sacó de su soledad viéndola, le costó un poco enfocarla al inicio, pero poco a poco se fue acostumbrando.
—¿Siete?, ¿Por eso siento como si un tráiler me hubiera aplastado?
—Te aplastó una viga de metal, tan equivocado no estás. ¿Cómo te sientes Hiro?
—Cómo si me fuera a romper. ¿Dónde me dispararon?— susurró sentándose con cuidado.
—Dos en el hombro, dos en la cadera, uno en el antebrazo y dos en la pantorrilla— murmuró acercándose y sentarse en la camilla de su amigo—. Si eso no te mató, está claro que será difícil sacarte del camino.
—Pfff, casi lo logran— suspiró mirando sus heridas, estaban perfectamente vendadas—, ¿Cómo no morí en ese momento?
—La adrenalina hace maravillas. Neutralizó el dolor, fuiste atendido a tiempo—respondió acariciando la venda en la cabeza de su amigo.
—¿Cómo están los demás?
—Están... estables. Gogo está en cuidados intensivos, la bala no salió— susurró seria viendo el rostro de su amigo— le dieron en el pelvis, la arteria circunfleja iliaca profunda, llegaron a tiempo, lograron detener la hemorragia y retirar la bala antes de que hubiese una infección— su rostro era serio y la de Hiro se volvió similar. Vio su espacio, era el hospital del trabajo de su amiga. Era un hospital militar.
Lo entendía. Debían mantener en secreto sus identidades. Si hubiesen ido a otro, su tía ya sabría la verdad, no podían permitirse eso.
—Fred está bien, la bala salió, le dispararon en el hombro. Sus heridas por la tortura está siendo tratada, y respondió bien al tratamiento. Wasabi tuvo heridas superficiales, y Honey por fortuna no recibió ninguna bala— explicó viendo el rostro de Hiro calmarse. Podía ver el alivio en sus ojos.
Suspiró sintiendo el alivio invadirle, sus amigos estaban vivos. Habían salido bien de ese lugar.
Antes de permitirse cerrar los ojos para descansar un recordatorio le saltó con fuerza.
—¿Y Priscila y Socorro?
El silencio llenó la habitación. Megan se puso más seria viendo la camilla.
—Priscila está bien, fue atendida, sus heridas eran superficiales por fortuna, pero está en el departamento de psicología. Fue un evento traumático, pero está estable pese a todo. Su mayor impacto fue superado de una forma satisfactoria. Ella estará con nosotros un rato.
Hiro asintió levemente. Entendía lo que significaba. Pri había sido secuestrada, había estado con un alfa a solas, había matado para sobrevivir. Era entendible que ella buscara seguridad.
—Por fortuna, la pericia psicológica descartó abuso sexual grave. No hubo penetración ni contacto. Ese asqueroso sólo quería oral. Lo suficiente para general un trauma, pero por fortuna, ella se siente calmada, y está siguiendo su proceso.
—Hablaré con ella después— susurró serio. Una parte de él se sentía tranquilo de que no hubiera escalado más. Pero eso no quitaba que ella había pasado por un momento desagradable.
—¿Y Socorro?
El silencio volvió. Megan apartó la mirada viendo la pared blanca. Hiro siguió su mirada viendo la silla de ruedas al lado.
—Llévame—exigió, Megan le regresó la mirada
—Llegamos tarde—susurró viendo a su amigo.
—¿Qué?...
—Socorro se presentó como un omega. La drogaron para suprimir el aroma, con la declaración de Priscila suponemos que fue para que ningún otro alfa dentro del área lo notara. Ese asqueroso quería aprovecharse. La dosis fue demasiada. Su corazón se detuvo camino aquí.
—No... ella...
—Lo lamento Hiro. Murió antes de llegar.
—Sus padres... ¿Ellos...?
—Fueron informados, necesitábamos su autorización para hacer análisis de sangre, para detectar qué droga usaron— susurró viendo a su amigo. Los ojos de Hiro estaban llorosos, pero no salía ninguna lágrima.
—Mierda...—dijo molesto subiendo su mano para cubrir su rostro con frustración.
—Cómo explotamos el lugar, eso complica las cosas. Perdimos evidencia. Las cosas ahora están muy serias Hiro. Fallamos. Perdimos más de lo ganamos.
—Lo sé... ¿Ahora qué?
—Haré un trabajo de encubierto. Tenemos una fuente de información. Esperaré a confirmar su veracidad antes, y les hablaré de ello cuando sea seguro. Por mientras, deben descansar y reponerse.
—¿Cuánto tiempo he estado inconsciente?
—No mucho, desde ayer en la tarde y toda la noche. Estarás aquí unos días.
—Debo ir con Miguel y sus padres. Debo estar con ellos.
—Por ahora, no es conveniente. Es arriesgarte mucho, tanto como tu identidad, como en general. Debes descansar.
—No puedo quedarme Megan. Debo estar con ellos. Al menos en este momento.
Un suspiro salió de la chica. Se levantó saliendo de la habitación y poco después regresar con una muda de ropa.
—Vístete. No puedes ir como si fueras paciente. Después no te vas a levantar de esta cama hasta que los doctores digan que puedes. ¿Entendiste?, y si tienes dolor o te sientes débil, me dirás y regresaremos, no vas a sobre-esforzarte Hiro.
—Lo entiendo. Gracias.
Megan salió de la habitación dejando a Hiro vestirse. Después de unos momentos Hiro salió caminando lento. Asintió y ambos caminaron al ascensor.
El pecho de Hiro dolía. Su corazón estaba agitado y su cuerpo estaba tembloroso, eso sumado a lo débil que se sentía. Sacó todo el autocontrol que tenía para salir del ascensor y acercarse a la oficina del fondo. Podía escuchar los sollozos provenientes de ese lugar. Sentía el ambiente tenso y le costaba respirar.
Se acercó a pasos lentos siendo recibido por el aroma triste de la familia.
Megan tocó la puerta y la abrió. Vio el rostro destrozado de su suegra. Y la sorpresa en ambos hermanos al ver a Megan.
—Comandante—dijo la mujer en la silla hacia Megan. Ella asintió con la cabeza.
—Traigo a un amigo de la familia. Hiro pasa— dijo calmada dejándolo pasar. Lo primero que vio fue a Miguel, su rostro era triste. Con nervio se acercó rápidamente, pese al dolor, Hiro lo abrazó con fuerza. Pudo sentir cómo su cuerpo empezó a temblar y sus lágrimas empezaron a empapar el hombro del genio. Dolía un poco, pero no importaba. Cualquier dolor físico en ese momento era secundario.
Y Hiro era consciente de ello.
La sensación abrumante de la situación le hizo soltar sus lágrimas por fin. Acercó lo mejor que pudo a su novio dándole el espacio para desahogarse. Vio de reojo como su suegra lloraba en brazos de su esposo. Y Marco sollozaba viendo el suelo.
—Lamentamos su pérdida, señores Rivera. Y sabemos que es importante para ustedes el tener el cuerpo de su niña con ustedes, pero... — La mujer vio con duda a la familia y luego a Megan.
Megan suspiró acercándose a la mayor, agachándose para estar a su altura.
—Señora Luisa, no sé si me recuerda, soy amiga de Hiro, nos dio lugar en su hogar.
Al ver su asentimiento, Megan subió su mano y sujetó la de la mujer.
—Soy agente de la CIA, trabajo en esto, mi trabajo es pesado y peligroso, Coquito— susurró y el rostro de la mujer se contrajo en dolor y más lágrimas salieron—. Ella fue muy valiente, fue victima del trafico de omegas. Es algo en lo que he estado peleando desde hace mucho tiempo con mi equipo, y creo que conoce a los grandes héroes. Ellos nos ayudan con esto.
La mujer por fin vio a los ojos a Megan, con una mirada de dolor profundo.
Un dolor insoportable que nadie podría entender, el de una madre que acababa de perder a su hija, a su niña.
—Sé que es mucho pedirles, pero quisiéramos que nos dejaran tomar unas pruebas. Socorro fue...— se detuvo sin saber cómo continuar. Normalmente ella decía todo sin rodeos. Pero conocía a la mujer, conocía a la familia. No podía tener la brutal honestidad que siempre—. Usaron una nueva droga con ella, que fue fatal, pero necesitamos esas pruebas, para saber cómo funciona y contrarrestarlas. Créame que no quisiera pedirles esto, lo que menos quisiera es pedírselos, pero es necesario.
—No... no dejaré que perturben el cuerpo de mi niña. ¿Es por ello que no hemos podido llevárnoslo?— habló muy molesta la mujer apartando de un golpe la mano de Megan. Ella se hizo hacia atrás viendo a Hiro.
Él le regresó la mirada. Sabía que Megan esperaba que le ayudara. Entendía que no querrían hacer eso, sabía también que ellos no lo harían sin el permiso, no porque no pudieran, sino porque Megan no se los permitiría. Porque ella quería a Socorro y no iba a profanar nada de ella.
Sabía que Megan no lo haría, que ella podría ordenar que les dieran el cuerpo y hacer el traslado a México, pero sabía también que esa prueba era necesaria. Habían sacado una al momento de hacer la autopsia. Pero era necesario una segunda. Y cada segundo era fundamental.
Hiro se separó lentamente de su novio y se acercó a su suegra. Tomó su mano con fuerza y la mujer lo vio con duda.
—Esto es difícil. Y no sé lo que está sintiendo completamente, mi dolor y el de todos nosotros, que fuimos cercana a ella, no se acercarán al dolor que ustedes sienten, pero es necesario.
—Hiro..., no dejaré que usen a mi niña como un experimento de investigación.
Antes de que la mujer apartara la mano de Hiro nuevamente. Hirto la apretó más.
—Esto puede sonar feo, pero sólo es una muestra de sangre, no le harán nada más. Megan se encargará de que nadie haga nada más. Esto ayudará a saber a que nos..., a que se enfrentan.
La mirada de la mujer fue de dolor. Vio con duda a Hiro y apretó su mano.
—No podría hacerle eso a mi niña. No podría.
—Sé que es horrible, pero es necesario.
—No sabrás lo que se siente, Hiro.
Hiro se mordió con fuerza la mejilla y suspiró.
—Lo sé... pero sé que Socorro no murió por nada, y si ella puede ayudar a que esto no suceda o tengan una base para ayudar a quienes estén en esa situación. ¿No es mejor?
—¿Por qué insistes tanto Hiro?, no queremos que le hagan nada a Socorro— la voz de Marco era seria y enojada.
—Marco...— advirtió Miguel viendo a su hermano y a su novio.
—Porqué sé que esa prueba puede ayudar.
—La respuesta es no, por favor Hiro, deja de insistir— el padre de los hermanos habló y Hiro guardó silencio.
Megan vio a la mujer que les atendía y esta asintió.
Lo harían a escondidas.
—Hiro, vamos, por favor, inicien el papeleo para el cuerpo. Si desean transportarlo, yo misma me encargaré— Megan habló tranquila viendo a la madre de los Rivera.
—Gracias Megan— susurró bajo soltando la mano de Hiro y este caminara con Megan fuera.
Hiro sabía lo que harían. Pero no podía evitarlo, era necesario para la investigación.
Ambos caminaron al ascensor y Hiro sintió el dolor en sus heridas. Suspiró cansado mirando la puerta.
—Sólo será una muestra, ¿Verdad?
—Haré que lo reduzcan a eso. No dejaré que la toquen.
—Gracias.
—No lo hago por ti.
Dijo seria saliendo del ascensor y ambos caminar a la habitación de Hiro.
Volvía a ser un paciente.
....
La familia Rivera había estado en duelo, una semana entera donde fue mucho papeleo, lágrimas, crisis y gritos. Al final, desistieron de enviar a Socorro a México. Y la familia tampoco quería regresar.
Ya no sentían seguro ese lugar. No era más su hogar.
Kyle les dio lugar en su casa. No era un lugar grande, pero suficiente para tres más. Marco estaba acostumbrado a ese espacio, que llamaba hogar, y tener a sus padres y hermano ahí, le hacía sentirse mejor. Pero faltaba uno.
Socorro estaba en el cementerio de la ciudad, donde los cuatro restantes de la familia iban a visitarla siempre, sus padres estaban en duelo, un duelo horrible. Hiro y Megan los convencieron de ir a terapia, lo cual fue aceptado por ambos mayores. Y seguido poco después por ambos hermanos Rivera.
Ahora los cuatro, junto a Priscila, se encontraban buscando una residencia permanente o al menos lograr estadías más largas. No querían volver al lugar que les arrebató a su pequeña.
Y ese nuevo comienzo era complicado, doloroso, demasiado. Pero estaban buscando un soporte. Pero ese nuevo cambio, fue algo que el grupo de héroes no tomó como problemática hasta que fue muy tarde.
Un ataque al banco de la ciudad, donde intervinieron Fred y Hiro, y por un error, habían sido descubiertos por Miguel. Ahora la situación era tensa, no podían fingir que no era verdad, no podían hacer nada para evitarlo, o negarlo. Ahora el chico estaba en la base del grupo. Con una mirada seria y de molestia.
Hiro tragó saliva con fuerza mientras veía de reojo a su novio. Le habían confesado a grandes rasgos lo de ser héroes, pero Miguel, no decía nada.
Y podía entender. Miguel no era estúpido, él lo sabría. Megan había dicho que ellos trabajaban contra el tráfico hace unas semanas. Sabría que ellos sabían de Socorro.
Que ellos no lograron salvarla.
Que él no había logrado salvarla.
Sintió la mano de Miguel tomar la suya con fuerza. Miguel ahora lo veía fijamente.
—Eres el maldito jefe de estos locos, ¿No es así?
—Así es— susurró bajo viendo la mesa. Sintió a su novio tomar su mano con más fuerza.
—Estás demente Hiro, realmente desquiciado.
—Lo sé.
—Haz que paguen esos hijos de perra— su voz era vacía, había tanto dolor escondido ahí.
Y era de entenderse. Habían perdido a Socorro.
—Lo haré.
Hiro envolvió a su novio en sus brazos escuchándolo llorar nuevamente. Sintió sus lagrimas bajar también y se dejó fundir en el dolor que aquella situación le provocaba.
Dolor y vacío.
Vio a Megan y ella asintió.
—Haré que esos idiotas paguen, cada maldita respiración que den, ellos desearán estar muertos.
Prometió dejando que Miguel sollozara en su hombro.
Iba a vengar a Socorro, sin importar el precio.
Iba a terminarlo.
Por ella.
....
Hola, Oh Dios, esto es largo, bueno, en realidad la escena de Pri y Hiro es lo que inició esta historia, así que por fin pude escribirla jajaja. Feli por eso.
Sé que las cosas son densas, pero vamos a empezar con cosas nuevas. Y debo decir que no pensaba meter algunas partes, pero una historia me destruyó hace unos días y debía sacarlo, me inspiró un poco jaja.
Y una disculpa por lo de Socorro, pero nunca la mencioné en el futuro xd, el spoiler estuvo ahí.
Gracias por leer, les tqm, espero les haya gustado pese a todo.
Nos vemos en la siguiente.
Bye bye.
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