Un paso a la vez
—¿Están despiertos?— la voz de la menor de la familia irrumpió el silencio de la habitación.
Era temprano, algunos ruidos de la calle podían escucharse pero en general se escuchaban demasiado lejos para importar.
—Uhm—
—Miguel, tengo clases, son las siete cuarenta. Vamos tarde.
—Uhm... ¡¿Qué?!
De un saltó algo torpe, salió de la cama, cayendo de forma patética al suelo mirando a su hermana menor. Era cierto. Día de escuela, al menos se sentía agradecido que su hermanita era lo suficientemente autosuficiente para alistarse sola.
—Dame cinco, de lo que saco el carro, te llevaré en carro. Ah... despierta a Hiro, no tardo— anunció saliendo de la habitación a cumplir su actividad.
Una parte de él no quería aún ver a su novio, es más ¿Aún eran novios?, bueno, se había insinuado que ya no, pero la conversación cambió en algún punto, así que aún lo eran, ¿O no?, las cosas habían cambiado con ellos, así que, lo eran.
Se maldecía por estar borracho en un momento tan importante de su vida.
Con toda la rapidez que pudo tener, había logrado sacar el auto y cerrar el portón. Podría mortificarse en un rato, primero debía dejar a Socorro en su escuela, luego de ello, podría tener una batalla interna.
—¿Miguel?
La voz adormilada del omega lo sacó de su poca concentración, vio con duda al chico, su cabello estaba más alborotado que de costumbre, aún vestía la ropa del mexicano y podía notar su aroma a pesar de encontrarse en el extremo contrario de la entrada.
—Lo siento, debo ir a dejar a Socorro, era para avisarte—anunció acercándose con cuidado al chico y acariciar su mejilla, su piel estaba fría, la mañana estaba fría, y su alfa gritaba por llevar a su pareja su cama nuevamente y mantenerlo caliente y cómodo.
—¿Quieres que te acompañe?
Sí
—No es necesario, ve a dormir otro rato, no tardo— susurró besando la mandíbula del chico, su aroma era más fuerte, demasiado cerca de su glándula odorífera.
Demasiado tentador.
Demasiado peligroso.
—Puedo acompañarte, podemos dormir después.
—Genial, ustedes duermen, yo iré a la escuela—protestó la menor mientras avanzaba al auto y se alejaba de la pareja. No iba a admitirlo en voz alta, pero estaba enojada y dolida, la noche anterior había sido extraño, y se sentía incomoda, con Hiro y con su hermano.
—Descuida Hiro, no tardo—otro beso, ahora depositado en la frente del japo-americano mientras se alejaba rumbo al auto. Esperando hasta que su pareja se adentrara de nuevo en la casa.
Una vez dentro, se dispuso a subir al auto y manejar como sólo un hermano con la responsabilidad de su hermana menor podría, rompiendo todas las leyes de transito y rezando porque no lo detuvieran.
—Llegaré tarde de igual forma, no tiene caso que nos mates en el proceso— murmuró con molestia mirando por la ventana.
—Aún hay tiempo, tranquila, puedo hacerlo. No es la primera vez.
—¿Eso debe enorgullecerte?
—¿Qué?
—Nada, continúa.
—No, dímelo.
Un silencio incómodo llenó el momento, el ruido de los carros y el tráfico era lo único que evitaba que fuera tan tenso.
—Coquito...
—No es nada Miguel.
—Lo es, estás enojada, ¿Qué es?
—Nada.
—No puedo ayudarte si no me dices.
—No es como que me ayudes en algo, para empezar— susurró apretando su mochila a su cuerpo. ¿Por qué había dicho eso?
—¿Qué se supone que significa eso?
—Nada.
—Socorro.
—¿QUÉ?, ¿Qué quieres que te diga?— estalló viendo a su hermano—. Nunca estás Miguel, ni tú, ni Marco, ni mis papás, ¡Nadie!, la única persona que logró darme un espacio ha sido Hiro, ¿Y qué hiciste?, lo arruinaste con algo, y yo fui afectada, ¿Yo que culpa tengo de tus estupideces?, ¿O las de Marco?, ¿Por qué yo debo quedarme con los gritos de casa?
—¿Qué demonios estás diciendo?, ¿Qué necesitas, qué me quede en casa contigo?, ¿Qué deje mi carrera?, ¿Qué mis padres no trabajen?
—¡No!, Claro que no. Entiendo que es importante
—¿Entonces porqué estás actuando como una mocosa?
—Por si no lo has notado, ¡Soy una mocosa!, tengo ocho años, soy una niña, una niña que ha estado sola la mayor parte de su vida, porque sus padres han estado muy ocupados viendo que su hijos mayores no hagan nada estúpido, que sus hermanos pondrían una maldita guitarra antes que su hermana. Y que la única maldita razón por la cual estoy aguantando todo esto, es porque prefiero verlos a ustedes felices antes de quejarme.
—¿Y por qué ahora lo haces?
—¡Por que ya no puedo!, Marco está entre la vida y la muerte, tú eres un imbécil que decidió que irse a tomar era una genial idea, que hizo algo estúpido y yo tuve que pagar con Hiro. Por que lo único que necesito ahora es un hermano, no un estúpido cantante.
—Soy tu hermano, sobre cualquier otra cosa, soy tu hermano, antes que un cantante.
—Eso nunca lo has demostrado.
—Socorro...
—Olvídalo, ¿Quieres?, Caminaré desde aquí—murmuró abriendo la puerta y saliendo antes de que Miguel pudiera decir o hacer algo. los carros no le permitían moverse, y salirse no era una mejor idea. Observó a su hermana acercarse a la banqueta donde varios padres llevaban a sus hijos.
Socorro era la única que llegaba sola.
Y se maldijo por ello.
.....
—¿Miguel fue a la disquera otra vez?
—Sí, me pidió que viniera a recogerte... ¿Quieres un helado?
—No es necesario Hiro.
—Lo sé... pero cuando tu madre habló conmigo yo tenía uno en la mano, creí que sería mejor.
Los labios de la menor se apretaron mientras asentía.
Hiro lo sabía, probablemente la vería como una mocosa, así como su hermano.
Compraron un helado y caminaron buscando una banca o un lugar donde sentarse, entraron a la iglesia sentándose en una banca y quedar en un tenso silencio.
—Coquito.
—No debes hacer esto. No importa.
—Lo hace—sonrió mirando a una paloma que corría por el suelo caliente.
—No, está bien. Sonó muy egoísta.
—Está bien ser egoísta, más si son tus sentimientos. Yo también soy el hermano menor, lo sabes. Muchas veces me sentí excluido de mi hermano, empece a tomar malas decisiones buscando que me notara.
—¿Las peleas robóticas?
Una risa salio del genio pero asintió.
—Sí, entre otras cosas. Un día también le grité como me sentía, estuvimos raros un tiempo, luego nos arrestaron, y después me enseñó su universidad y supe que quería hacer. No digo que deban hacer lo mismo o que serás seguidora de los pasos de tus hermanos, si lo veo del lado de la ciencia, perderíamos alguien sumamente talentosa— elogió acercándose un poco más a su pequeña cuñada y verla—. Pero decir las cosas no están mal, Miguel es... bueno, es un poco imbécil, pero no es malo, quiero confiar en ello.
—No, no lo es, es el mejor chico que conozco.
—Lo es, hablarlo no es malo, si quieres expresarlo adelante, dejarte sentir es importante. Tus padres, tus hermanos, deben escucharte, si no lo hacen, puedes venir conmigo, encargarme de tu educación será un placer.
Una pequeña risa salió de la menor, pero también su rostro cambió, sus lagrimas empezaron a salir mientras intentaba cubrirse.
Importando poco su helado, o la mancha en su ropa, Hiro abrazó con fuerza a Socorro. Apretándola contra su pecho, escuchado los sollozos de la pequeña.
—Tranquila, llora lo que necesites, estoy aquí, para ti, estás segura— susurró dando caricias en su espalda en un intento de consuelo.
Se sentía ansioso, bastante, verla llorar le dolía, le hacía sentir nervioso el no poder ayudarla, pero sabía que ella necesitaba eso, llorar.
Y él haría todo para ser un lugar seguro para ella.
—Sólo quiero que Marco esté bien, sólo eso.
—Lo estará... te lo prometo.
Sabía que no debía hacerlo, no podía prometer, no podía afirmar.
Pero por esa niña, Hiro regresaría de la muerte a Marco, porque no quería volver a ver a su cachorro llorar.
Iba a proteger a esa niña, sin importar el costo.
Después de unos minutos, el llanto empezó a cesar, pequeños hipidos fue lo que quedó, con lentitud el abrazo se fue soltando viendo a la menor. Sus ojos estaban rojos y moqueaba.
—Lo siento.
—No debes disculparte, ¿Estás más tranquila?
—Sí...
—Bien— susurró pasando un pañuelo y que la menor se limpiara.
—¿Quieres ir a casa?
—Creo que es lo mejor... Hiro
—También debo disculparme, por lo de ayer. No debí gritarte. Lo lamento.
—Está bien, ya pasó
—No, no lo está, y me disculpo en serio Socorro.
El silencio volvió, ambos miraban el piso con distracción, efectivamente, el piso estaba hecho de piso.
—¿Es cierto... que me llevarías contigo?, ¿Para mi educación?
—Sí
—¿Por qué?
—¿Por qué no?, tienes un potencial enorme, tienes pasión, eres de las chicas más inteligentes que conozco, pero te falta ese impulso.
—¿Crees que pueda?
—Por su puesto. Llegarás muy lejos, y yo quiero ver eso.
—No creo que a mis padres les guste, que quiera irme...
—No soy quién para decirlo, no tengo padres, pero creo que al final, ellos no decidirán sobre ti, si ese es tu camino, síguelo, además, sería un poco hipócrita, tomando en cuenta donde están los otros dos.
—Creo que sí.
—Pero hablaré con ellos, no pienso robarte sin más, si no aceptan tal vez lo considere, pero no será mi primera opción—sonrió logrando una en la menor, una bonita sonrisa sincera.
—Gracias Hiro.
—De nada Coquito.
—Serás estupendo padre, si tienes hijos algún día... serás genial.
Una opresión recorrió el pecho del chico, claro, aun quedaba ese detalle, doloroso detalle, ahora que sabía que tenía un instinto materno que quería usar.
—¿Crees?, tal vez...
—Estoy segura, al menos a mí, me habría gustado que fueras tú.
—Tu madre me mataría si te escucha decir eso.
—Por eso lo dije ahora... aún así, me alegra tenerte ahora. Como un hermano.
—Y aquí estaré, aún si no estoy con Miguel, aún si no estuviera con él, ese día, cuando te conocimos, todos notamos tu potencial, sin importar tu hermano, yo iba a ofrecerte el impulso a la robótica.
Serías la pequeña que nunca tendré.
—¿Desde ese momento?
—Sí, me impresionaste, y a los demás. Tenerte unos días en Sanfransokyo y verte desenvolverte en el área, nos hizo reafirmarlo. Esto es lo tuyo, y lo que decidas hacer con ello, serás la mejor.
—Gracias, daré lo mejor de mí.
—Sé que lo harás. Pero por ahora, vamos a casa, creo que lavaré tu uniforme antes de que Miguel lo vea.
—Debo hablar con él, ¿verdad?
—Ciertamente no estás obligada, pero si te sientes lista, y quieres hacerlo, adelante. Si es por ti.
—Me alegra que estés con mi hermano.
—También yo. Ven, vamos. Antes de que olvidé como regresar a casa.
Con una sonrisa pequeña ambos se dirigieron de nuevo a la calle a esperar el trasporte. Socorro podría haber considerado ese uno de sus peores días, pero se estaba solucionando, tener a Hiro a su lado le ayudaba, podía entender porque a Miguel le gustaba Hiro, y porqué lo escogería antes que a los demás. Ella en sus zapatos, también escogería a Hiro. Y si la vida se lo permitía, quería conocer a alguien como él y enamorarse como su hermano lo estaba haciendo.
El camino a casa fue en silencio, uno cómodo donde la mano de Hiro no soltó la de Socorro, en una muestra de afecto fraternal y apoyo. Le había mentido, y se sentía mal, pero no pudo negarse al ver a Miguel así de afectado en la mañana.
Ambos debían tener una platica, como hermanos, Socorro era una niña, pero no por ello era idiota, entendía y resentía, además de venir de una familia donde las emociones suelen estar a flor de piel. Hiro lo notaba, y no podía imaginar lo que esa pequeña niña podía resentir en ese ambiente. Miguel debía dejar de ser un imbécil y ser el adulto en que su hermana podría confiar, y Socorro debía abrirse, antes de que esas emociones la consumieran. Aún estaban a tiempo.
Él no era quien para criticar el ámbito familiar, sus acciones o algo más, pero por esas personas que le habían recibido con los brazos abiertos, haría movimientos sutiles para ayudarles. Aunque este movimiento no era nada sutil.
Al llegar la mirada nerviosa de Miguel fue lo que les recibió. Con un leve apretón a su pequeña mano, Hiro la soltó para poder adentrarse en el hogar y que ellos se acercaran.
—Todo estará bien. Iré arriba— sonrió a la menor y a su pareja para subir las escaleras y dejarles solos. A él no le incumbía.
"¿Pasó algo?"
"Megan dijo que ibas a regresar, ¿Te retuvo?, ¿Necesitas que vaya?, En cuanto veas estos mensajes, responde genio."
Un suspiro salió del genio al leer los mensajes, por supuesto que Fred estaría alarmado después del descubrimiento. Y había hablado por el pánico, ahora que lo pensaba, salir en la noche en un país desconocido, si era muy imbécil.
Se acercó a la cama de Miguel y recostarse, dejándose llenar por el aroma del joven. Con algo de duda, se metió a las sabanas dejando que el aroma lo llenara por completo. Era cálido y seguro. Realmente se sentía raro, lo que el miedo podía lograr, que ese aroma tan agradable se volviera horrible. Se sentía feliz de que eso haya sido un error. Que todo estaba bien, que su lugar seguro seguía ahí. La puerta estaba cerrada, ya que no quería incomodar la platica entre hermanos. Un suspiro salió permitiéndose cerrar sus ojos y disfrutar.
La platica que tuvo con la menor regresó a su mente, sus palabras de afirmación. Hiro no quería admitirlo, nunca se permitió pensar en formar una familia, luego esa idea fue totalmente arrebatada. Y aunque tenía momentos donde eso le llegaba a atormentar en el que hubiera pasado, nunca lo había tomado con tanta importancia. Suponía que ahora, el verse de forma seria con Miguel y la familia de donde este proviene, le hacía desearlo. Sólo podía tener eso.
Un deseo.
Bajó de forma lenta su mano a su vientre, casi con duda hasta posarla con cuidado. El sentimiento era vació, demasiado doloroso. Una sensación extraña, pero triste. Y Hiro por primera vez, anhelaba un bebé con todas sus fuerzas. Quería esa posibilidad. Y por ese niño que no nacería jamás, él iba a terminar con esos bastardos.
—Hiro, pediremos pizza para comer, ¿Hay alguna que te...?, ¡Hey!, ¿Estás bien?— con duda, Socorro se acercó a la cama de su hermano, la cabeza de Hiro sobresalía de las cobijas—, ¿Pasó algo?
—¿Por qué lo dices?, todo está bien— sonrió levemente sentándose y verla.
—Bueno, tu aroma es... triste, uhm, no debes decirme, pero... si quieres expresarlo, aquí estamos, tú lo dijiste, no es malo hacerlo— sonrió levemente sentándose en la cama para quedar más cerca suyo.
—No es nada, tranquila. ¿Tú estás mejor?
—Sí... Miguel y yo estamos mejor. ¿Seguro que no quieres hablar?
—Hoy no pequeña. Ven, vamos con Miguel— respondió cargando a la menor y caminar escaleras abajo, donde pudo ver a Miguel leyendo un folleto de pizzas.
—¿Tienes un sabor favorito de pizza Hiro?
—Uhm, no realmente. ¿De queso tal vez?
—Debes probar estas entonces.
—Sí chino, debes probarlas, son geniales.
—No soy chino— murmuró frunciendo el seño y bajar a la menor.
—Lo sé, pero es un apodo con cariño— sonrió acercándose al omega y besar su nariz en un acto tierno. La sonrisa del moreno se perdió un poco mirando a su novio. Algo no estaba bien—. Voy a pedirlo. Coquito haz tu tarea por mientras.
—Claro, claro. Asegúrate de pedir sin champiñones— reprochó mientras caminaba a las escaleras dejando a los mayores ahí.
—Debe aprender a comerlos— susurró con un sonrisa mientras marcaba para pedir.
Al finalizar la llamada, volvió a abrazar a su novio besando su mandíbula con ternura, afirmando sus brazos al rededor del chico para tenerlo cerca.
—¿Quieres decirme que pasa?
—¿De qué?
—No lo sé amor, te ves decaído.
—Estoy bie...
—No digas que estás bien si no es así. Hiro, soy tu novio, quiero apoyarte, pero no sé como hacerlo si no sé que pasa.
—Todo está bien Miguel.
—Hiro...
—Miguel...
—Bien, pero si quieres hablar de lo que sea, estoy para ti mi amor.
—Lo sé, y lo agradezco.
—¿Puedo besarte?
—Puedes hacerlo.
Sin despegarse del cuerpo del omega, Miguel se agachó a juntar sus labios con los de su pareja, un beso suave y tranquilo, un beso tierno para mostrar el afecto a su pareja.
Con un poco de nervio, las manos de Hiro subieron para aferrarse al cuello de su pareja. Y de una forma extraña, su beso empezó a tener más iniciativa por parte de él. Miguel se mantenía sereno, dejando a su novio tomar el control, disfrutando el beso y la calidez del chico en sus brazos.
El beso empezó a tomar más fuerza, volviéndose intenso, un beso nuevo para ellos, pero nada desagradable, el aroma de Hiro empezaba a salir, y en contraparte el de Miguel, su instinto de marcar a su pareja.
—Debemos detenernos bonito— sonrió levemente el moreno viendo a su novio, una preciosa imagen, sus mejillas rojas y ojitos brillantes. Unos ojos que mostraban cuan enamorado estaba de Miguel Rivera.
—Creo que sí, es lo mejor— susurró nervioso sin bajar la mirada de los ojos del mexicano.
—Tal vez... después, y cuando Socorro esté en la escuela— susurró volviendo a acercarse sin dejar el contacto visual con su novio.
—Miguel...
—Hasta donde tu me permitas Hiro—susurró en sus labios viendo aún a su pareja, una suplica silenciosa. Sin importar el momento, pediría permiso siempre, para besarlo, tocarlo y para continuar.
—Bésame—susurró sin poder separarse, sintiendo la respiración del alfa tan cerca.
El beso fue retomado, de una forma profunda, aunque con una calma propia que sólo Miguel podía ofrecerle para su seguridad. Una seguridad que sólo él podía ofrecerle. Ahí, en sus brazos, con su aroma, con sus besos. No había ningún tipo de peligro, al contrario. Todo era correcto, y él quería continuar.
—Hiro... ¿Puedo tocarte?
—¿Qué?...
—Lo siento, no, olvídalo—susurró separándose apenado mirando a otro lado y cubrir su boca con su mano. Su expresión avergonzada por su petición.
Miguel no era un adolescente hormonal, ya era mayor, debía controlarse. Pero algo que era cierto, nunca había sentido esa atracción física cómo la sentía con su novio, pero era consciente, la comodidad y seguridad de Hiro iba primero.
—Sí... uhm, ¿Vamos arriba?
—¿Quieres?... ah.. ¿Ver una película?
—Sí, suena bien— sonrió levemente tomando la mano del alfa y colocarla en su mejilla—. tranquilo, no tengo miedo.
—Lo sé, por eso no quiero arruinarlo.
—Mientras me cuentes las cosas, no hay razón para eso.
—Y otra vez me disculpo amor. Ven, vamos arriba— sonrió levemente tomando la mano de su pareja e ir a su habitación.
El aroma leve de tristeza que el omega había dejado momentos atrás, fue sustituido por un aroma salvaje por parte del alfa, un momento instintivo de tener en total comodidad y seguridad de su pareja.
—Miguel...
—No haré nada, sólo quiero tenerte aquí.
—No me iré— susurró abrazándolo nuevamente—. No te tengo miedo. Confió plenamente en ti, ahora que lo sé, no tengo nada que temer.
—Hiro, voy a protegerte, en todo sentido— susurró besando el cuello del chico frente suyo. Tan cerca, tan atractivo.
—Mi.. ¡mgh!— un pequeño gemido salió de Hiro al sentir la lengua del mexicano en su glándula. Algo demasiado intimo para ambos, demasiado para ignorarlo o querer retractarse—, Muerde.
Los colmillos de Miguel habían salido, una respuesta natural al sonido y aroma de su omega. Lo tenía frente suyo, tan cerca, sólo suyo. El aroma era tentador, bastante atrayente para este punto. Y por más que lo intente, Miguel era humano. Y era débil.
Mordió con fuerza, sintiendo el sabor metálico característico de la sangre. Apretó más la mordida hasta sentir el dolor que lo hizo detenerse. Se separó de su novio sintiendo como su antebrazo punzaba del dolor. Podía sentir el sabor metálico en su boca, mirando el rostro de su pareja, tenía miedo de verlo.
Para su sorpresa, la mirada de miedo que esperaba no estaba ahí. Tenía una de confusión, pero también podía notar un deje de alivio en sus ojos. Aún no era momento, y ambos lo sabían.
—Voy a lavarme, ponte cómodo— sonrió besando su frente con ternura.
—Miguel.
—¿Sí?
—Gracias...
—No debes agradecer, te adoro Hiro.
—Debo hacerlo, otro alfa...
—No soy otro alfa. Mientras me permitas estar contigo, no dudes por ningún momento, que eres mi prioridad.
—Y hasta donde tu me dejes estar contigo, quiero protegerte, y estar ahí.
—Cómo lo dije anoche, soy leal a ti, y tienes mi vida. Voy a estar aquí contigo— murmuró besando sus labios de forma tranquila nuevamente—. Y si me lo permites, quiero tenerte en mi vida, todo lo que reste de ella.
—¿Me estás pidiendo matrimonio, Rivera?— susurró en burla mirando a su pareja.
—No, eso lo haré después. Tómalo como, umh, no lo sé, una afirmación. Soy tuyo, simplemente eso. Aún si la vida nos separa, soy tuyo.
—Miguel...
—Ya vengo mi amor, me lavaré la herida—sonrió besando sus labios una ultima vez y separarse para dirigirse al baño y hacer lo dicho.
Una sonrisa enamorada se quedó en el rostro del omega, mirando con ternura a la puerta, donde su novio se había ido. Sí, estaba profundamente enamorado de ese chico, aunque había agradecido su gesto, si Miguel lo hubiera marcado, no se hubiera inmutado. Una parte de él si lo quería.
El sonido de su celular lo sacó de su pensamiento, mirando la pantalla el nombre de "Fredzilla", así que respondió.
—¿Hiro?, ¿Todo bien?
—Fred, sí, está todo bien— respondió tranquilo yendo a sentarse en la cama del moreno.
—¿Seguro?, Megan me dijo
—Lo sé, pero todo está bien. Hablaré con ella después.
—Hiro, si no estás seguro puedes...
—Estoy bien, en verdad, sé la verdad, me explicó, y confió en él.
—Hiro, no me da confianza, a ninguno de nosotros, ¿Por qué defenderías eso?
—No lo..., escucha, hay una razón detrás, si no confían en él, confíen en mí.
—Bien..., pero si hace algo, nosotros haremos que pague.
—Gracias Fred, pero todo está bien. Estamos bien.
—De acuerdo, confío en ti Hiro. Si necesitas algo, no dudes en decirnos.
—Gracias, uhm, ¿Ha habido noticias de Marco?
—No realmente, no hay mejoras. No queremos pensar eso, pero tememos que pase lo mismo que con Dashi, no sabemos si vaya a despertar o se vaya a ir. Cualquier cosa te informaré.
—Gracias Freddy. Espero todo mejore, estará bien.
—Nosotros también, Kyle ha estado junto a Marco todo este tiempo. Estaba asustado de que sus suegros quisieran asesinarlo por la marca.
—Bueno, creo que cualquiera tendría miedo en su lugar.
—Bueno, tienes razón. Ya conocieron a Nona, ella es quien nos ha informado cualquier cosa. Ha preguntado por ti.
—Me tranquiliza saber que ella está con Kyle. ¿Qué le respondieron?
—Le dijimos que fuiste con tu novio, se sorprendió que hayas querido irte a otro país pero está feliz porque estés tranquilo. También dijo que le llames cuando puedas. Supongo que el que le cuentes tu historia de amor le ayudará a sentir algo más que preocupación.
—Tal vez. Le llamaré a Nona más tarde.
—Sí, estoy seguro que le alegrará un poco.
—Sí, oye ¿Qué ha pasado con ese tema?, ¿Ha habido algo?
—Hiro, por el momento, no vamos a meternos en eso, y tú no debes pensar en ello ahorita, si pasa algo serio, no dudes que responderemos, pero por ahora, olvídate de esto.
—Sabes que no puedo, no puedo simplemente ignorar eso.
—No, no puedes, pero no debes dejar que eso sea toda tu vida. Hiro, como tu amigo, necesito expresarte que es suficiente.
—¿De que hablas?
—Hiro, tienes una relación, una que no pensamos que formarías, pero estás ahí, estás saliendo adelante, ¿Quieres mandar eso a la basura por seguir a unos enfermos?
—Fred, sabes perfectamente porqué, lo que me hicieron, lo que hacen.
—Lo sé, pero Hiro— un suspiro se escuchó desde el otro lado, un indicio de que Fred no sabía como expresar algo—. Hiro, todos queremos partirle las piernas a esos bastardos, no dudes de eso, pero es suficiente. Marco está entre la vida y la muerte, Honey estuvo a punto de ser abusada, ¡TÚ! estuviste a punto de ser abusado por segunda vez. No quiero minimizar esto, pero no podemos seguir el paso, no sin sacrificar mucho. Por mi parte, no tengo miedo, Wasabi y Gogo lucharán, Megan luchará, Honey quiere una familia, y si ella decide retirarse es aceptable, por seguridad.
—Yo también seguiré.
—Lo sé Hiro, pero no deberías. La vida te está dando una oportunidad enorme. Estás pudiendo sanar con Miguel, ¿Qué harás si esto sucede de nuevo?, si el que está en la posición de Marco es Miguel, ¿O Socorro?, ¿O tú?, ¿Qué harás cuando se entere de los grandes héroes?, o lo que estamos haciendo, que su hermano pasa por esto por nuestra culpa, por nuestra lucha. ¿Qué harás cuando su familia lo sepa? — nuevamente otro suspiro se escuchó por parte del rubio. No quería decirlo, pero debía—. Nuestra vida no es normal Hiro, lo sabes. Y debes decidir, si seguir con esto, afrontando los riesgos y estar dispuesto a perder más de lo que vamos a ganar, o dejarlo y elegir paz mental.
—No podría tener paz sabiendo que están sueltos.
—Tampoco la tendrás peleando, y si algo malo llega a pasar, sabes que no podrás detenerlo.
—Fred, no estoy entendiendo.
—Somos objetivos Hiro, ya no importa, pero aun podemos salvar a quienes amamos. Y yo te amo, tal como a Tadashi y Honey, o a Gogo y Wasabi o a Megan, o a tía Cass o mis padres. He estado hablando con los chicos. Quisiéramos hacer una reunión para ver como continuar. O si vamos a terminarlo... Megan y yo estuvimos hablando, y preferiríamos que te mantuvieras al margen. Ese plan cambió al saber lo de Miguel, pero si dices que podemos confiar, está bien.
—No pueden decidir por mí.
—Lo sabemos, pero cómo tu quieres hacer todo para proteger a los demás, permítenos protegerte también.
—Iremos a SanFransokyo en unos días. Socorro saldrá de vacaciones, estamos esperando eso para poder ir. Hablaremos ahí.
—Bien, sólo piénsalo, ya no somos sólo nosotros, hay personas detrás Hiro. Sólo piénsalo. Ten una buena noche.
La llamada terminó dejando a Hiro aturdido, su buen humor se había esfumado. Y ahora las dudas empezaban a surgir. Fred tenía razón, pero él iba a seguir al final.
Eso debía hacerse, ¿No?, eso era lo correcto, lo que buscaba.
—Lo siento, no pude moverme. No entendí la llamada, pero, bueno, no tengo excusa, perdón por espiar. ¿Puedo apoyarte en algo?
—Miguel. Uhm, no, sólo, abrázame
—A tu servicio—sonrió abrazando con fuerza al omega y dejar salir su aroma para tranquilizar a su pareja. No sabía que era. sin embargo estaría ahí, para él.
Sí Hiro iba a luchar, él lo haría a su lado. Y hasta que él le confesara, él no hablaría. Al menos ya tenía una idea de a que se enfrentaba su novio.
Hiro era un héroe. En todo sentido. Y él iba a protegerlo.
.....
Holaaaaaaaaaaaaaaa
Nuevo capitulo, espero les haya gustado y gracias por acompañarme.
Les traigo dos noticias jaja, la primera, nos mudamos a AO3, porqué wattpad está un poquito delicado, la historia es... bueno, ya saben cómo es jsbdjhs, así que para evitar alguna tragedia, nos mudaremos.
He de advertir que mi usuario de esa plataforma es diferente, no soy Paola Toledo, así que no se asusten si tengo otro nombre, no es plagio ni nada, soy yo c:
La segunda es, busco lector beta, si estás interesadx, avísame jaja. He llevado este proyecto sola, pero necesito apoyo en algunas cuestiones con la trama, y que alguien me diga, "no te pases de vrga ya bajale"
Y como extra, les interesaría un grupito de puros fans de OH y QNSC, es que si quiero compartir mucho pero no quiero hacer spam innecesario por aquí. Esto es totalmente de ustedes.
Eso es todo, bai bai. les tqm.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro