Capitulo 8: Eros
Atención: el capitulo contiene contenido para mayores de edad, se recomienda discreción. (NAH, mentira, disfruten).
Marzo, año 2016, Tokio. Japón.
Habían pasado alrededor de cinco días desde que Víctor llego a la residencia Katsuki. Desde entonces se encontraba recluido en la misma habitación desde que llego, la cual, aunque veía equipada con una cama, un baño, los armarios y una mediana ventana que te dejaba observas las alturas de la ciudad de Tokio, solo tenía eso. El alfa comenzaba a sentirse algo claustrofóbico a pesar de que su entrenamiento le instara a sobrellevar la situación, en esos cinco días solo tenía como único contacto con el exterior a uno de los guardias del hogar. Este era el encargado de supervisarlo en ausencia del omega, y de este solo había escuchado su nombre una vez cuando al otro guardia le había llamado. Minami, era lo único que sabía de este chico que parecía ser mucho menor que él, no le miraba con el mismo desprecio que el omega, pero tampoco le trataba con cordialidad, solo con el mínimo respeto que merece un ser humano.
En los primeros días que estuvo allí había intentado trazar algunos planes de escape a los que dio todos por inútiles luego de repasarlos bien, los guardias de la residencia estaban provistos de armas paralizantes que en el caso de que se revelara, no temerían usar, y aun con toda su fuerza, se le haría difícil contraponerse a ambos. Víctor sabía que de ese modo estaba en una situación complicada, no tenía armas ni acceso a algunas menos rudimentarias, no podía salir sin acompañamiento del omega. Si aun pudiese lograr vencerlos y escapar de esa residencia, estaba en el centro de la capital de Japón, con características alfa notorias, con sus reflejos muy disminuidos al igual que su fuerza, carente del conocimiento sobre el idioma de ese país y completamente incomunicado con el exterior, no conseguiría avanzar más de unos cientos de metros. Era una operación suicida, sería capturado y enviado nuevamente al centro de reclusión en el mejor de los casos, la fortaleza absoluta que representaba actualmente Japón era algo de temer.
El estado japonés era muy estricto, incluso Víctor se atrevería a decir sin pena que era dictatorial por la forma en la que trataban a los alfas. Eran algo semejante a los esclavos, sin derechos, solo obligaciones que eran premiadas con la protección de su vida, no se les garantizaba nada más. No conocía la historia de aquel país lo suficiente como para entender que era lo que los había impulsado a llegar ese nuevo sistema, y reconocía que en el resto de las naciones el trato a los omegas era muy por debajo de los betas, ni que decir de los alfas que los veía solo como incubadoras. Pero el coronel no aprobaba que el fuego se pagara con fuego, caer en el rencor no solucionaba nada.
Debió dejar sus reflexiones cuando la puerta de la habitación, pudo ver como los dos guardias entraban y uno de ellos lo ataco con el arma paralizante, cayo inmediatamente al suelo reconociendo en la puerta la figura del omega de cabellos oscuros.
Al abrir los ojos se encontró completamente atado a la cama, sus manos y piernas estaban amarradas a cada extremo sin posibilidad de moverlas un centímetro, Víctor no sabía que estaba ocurriendo hasta que se encontró con la mirada burlona de Yuuri a pocos metros de él. La sonrisa del omega estaba de par en par, con sus cabellos oscuros peinados hacia atrás y vistiendo solo vistiendo un Baby Doll de encajes negros mientras subía sobre la cama para estar con él. El alfa entendió con rapidez que era lo que el omega quería, sus ojos llenos de deseo lo delataban al igual que su sonrisa lujuriosa, pero nunca se imagino que en tal situación, un simple aroma y el traje que estaba usando el japonés habían hecho que su cuerpo perdiera los estribos fácilmente.
— ¿Qué buscas con esto? —preguntó sintiendo las delicadas manos de Yuuri sobre su pene, este lo masajeaba suavemente buscando despertarlo más de lo que ya se encontraba, el alfa jamás había sentido una erección tan fuerte, y aun con sus instintos bajo raya, el aroma del omega lo estaba volviendo loco.
— Nada en particular—respondió el japonés sin mirarle directamente, sus ojos estaban enfocados en otra cosa más grande—. Solo me sorprende tu reacción—sonrió divertido—, tan primitiva.
Víctor ahogo un gemido que amenazado con salir de sus labios cuando las manos del omega lo dejaron y fueron reemplazadas por las caderas de este, lentamente, de manera tortuosa se movía encima de su miembro, rozándose con él mientras el rosado pene de este se frotaba un poco con su estomago, varios gemidos de placer fueron vocalizados por Yuuri y la erección de Víctor se endureció más de lo que ya estaba.
—Eres un buen partido Nikiforov, quizás por eso te escogí —y con esas palabras se penetro por completo, sacando un jadeo a ambos.
Prontamente empezó a moverse encima del alfa que no podía creer todo lo que estaba pasando. Era una situación inimaginable en su estado como prisionero, ni siquiera podía pensar con claridad, la vista y el aroma del omega lo dejaban que hiciera de él lo que quisiera ¿acaso era un embrujo?
No pudo disfrutar más tiempo de la vista porque este le coloco un antifaz oscuro, Víctor solo podía escuchar sus jadeos y gemidos, mientras sentía sus suaves paredes enrollarlo y abrazando con fuerza, nunca en su vida un alfa le había cabalgado de tal forma, era tan delicioso que quería acabar como si fuera un virgen, no era su primera vez y su pene parecía que quería explotar por todas las sensaciones que sentía, sin embargo, le fue impedido cuando el omega salió de él y coloco un anillo en la base de su pene que lo mantenía erecto pero que provoca un dolor fastidioso para el alfa. Parecía que el omega había entendido sus intensiones y coloco ese anillo en su miembro para que pudiera continuar satisfaciéndose sobre él. Pasaron solo unos cuantos minutos, Yuuri seguía montado sobre él, bajando y subiendo sobre su miembro mientras el alfa sentía una dolorosa presión en su pene gracias al hecho de no poder correrse. Las paredes internas de Yuuri comenzaron a contraerse, y bajo un agudo gemido el alfa sintió como su estomago era empapado por lo que suponía, era la esencia del omega. Permaneció un par de minutos más en su interior hasta que este salió de él, provocando un gruñido de insatisfacción en el alfa. Sin poder ver nada solo escuchaba el movimiento de unas telas, Víctor ya no soportaba el dolor en su pene a lo que decidió tragarse su orgullo y pedirle al japonés que le ayudara.
— A—Ayúdame.... ayúdame a correrme —pidió con voz queda, al mismo momento escucho como la voz del omega les respondía con burla y sorna.
— Yo ya me encuentro satisfecho, no tengo porque tocarte más.
Y diciendo aquello, se retiro de la habitación dejando a Víctor en aquel lamentable estado. Pasaron unos minutos en las que el coronel ruso permaneció en la soledad de la habitación, aun atado a la cama. Cuando las puertas fueron abiertas, lo poco de su orgullo se fue a la basura de inmediato.
— ¡Q-Quítame esto, por favor! —pidió desesperado. Los guarias lo miraron casi con lastima y por una vez, decidieron hacer caso a la petición de un alfa.
Con algo de incomodidad, uno de los guardias retiro el anillo del pene de Víctor mientras el otro le desataba de la cama. Casi sin poder esperarlos, y sin quitarse el las vendas de los ojos, corrió hasta el baño al estar desatado el alfa, encerrándose en él y tocando desesperadamente su miembro. Cuando logro alcanzar la liberación casi de inmediato se quito las vendas de los ojos, soltó una gran maldición en lengua materna mientras le propinaba un golpe a la pared. Jamás en su vida se había sentido tan humillado y usado, no soportaba el dolor en sus genitales pero era muchísimo más grande el golpe a su orgullo.
— ¡Maldito seas Katsuki Yuuri! —vocifero mientras seguía golpeando fuertemente la pared con sus manos desnudas.
Víctor jamás había sentido tanto odio por otra persona que no fuese su padre, por primera vez sentía que entendía el nivel de infamia que podía tener aquel omega, pero eso no debía quedarse así, Víctor juro que las cosas cambiarían, tomaría una venganza que hasta el propio Katsuki habrá decido liberar a Víctor Nikiforov.
¡Hola! ¡Por fin después de meses un capitulo de Omega Domination! Me disculpo con los seguidores de este fic, pues las ideas aunque ya las tenia planteadas en borradores, no me sentía bien para escribirlas, pero ahora la inspiración brota y tengo un par de capítulos que ir desarrollando en las próximas semanas, la cosa se pone candente.
¿Que tal les pareció el capitulo?
A partir de ahora veremos algunos más subidos de tono, y también veremos muchas cosas divertidas y sentimentales, así que preparen tanto el vino como el cloro. Recuerden que estamos en mundo inverso, aquí los omegas mandan y los oprimidos son los alfa que antes estaban en la cima de la pirámide, algo puede estallar aquí, pero no sabemos cuando.
Un saludo desde Venezuela, y nos leemos en la siguiente semana, se me cuidan.
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