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Prólogo.

Mina hablaba animadamente en el receso, un gentío sentado en una mesa de la enorme cafetería escuchándola parlotear sin apartar la mirada como era de esperarse, encantados con todo lo que decía la omega a pesar que muchos se perdían por colgarse en la belleza que ejercía como la chica sociable y encantadora que es o eso era lo que demostraban los aromas amenos que expulsan haciendo de sí el panorama más cálido y cómodo.

Menos para una persona, Nayeon se hallaba atrás de toda esa vigilancia, engullendo los palillos en su desayuno de manera triste y cabizbaja por muchas razones, una de ellas era que le daba pena no poder acercarse a la omega de flequillo y poder decirle lo bien que estaba asumiendo su papel como presidenta del consejo estudiantil y lo fantástica que se veía con el símbolo del puesto en su uniforme.

Lo otro era que no le parecía mucho que una alfa de esa mesa se mantenga como chicle hacia su omega, es decir sólo eran compañeras de comité, un equipo de dos o un dúo entrelazado en un mismo consejo estudiantil, lo que sea ¿Por qué justamente debía ser alfa esa chica? Y lo peor ¿Por qué sensibiliza machucar su pecho al sólo atisbar a ambas sonreír entre sí porque al parecer logran congeniar con exactitud?

Nayeon quería soltarse en público como esa alfa lo hacía con Mina, pero no, de manera sutil se escondía de los demás en una esquina como la cobarde que era. Se encoge en su lugar intentando mantenerse estoica para que sus agrias feromonas no ataquen, sin embargo fue inútil cuando los demás pegaron una risa por una broma por parte de Park Jihyo, el sonido en coro se expandió hasta provocarle pegar un salto desde su estancia, golpeando su trasero con el suelo y de paso jalando su bebida al querer sujetarse de algo por inercia, logrando arrastrar la mano hacia la bandeja y desparramar todo en su encima.

La alfa cree que este es el peor día de su vida ya que nadie se había dado cuenta del desastre que había armado, ni siquiera su novia, como si fuera un exanime en el olvido. Se levanta con un suspiro largo, maldiciendo al haber ensuciado su ropa con el usual pudín de los viernes que para el colmo le gustaba mucho, mezclado con los fideos desde luego. Sus ojos arden por irritación, odiaba ser tan torpe y despistada, la castaña levanta la bandeja dejándola sobre la mesa, dispuesta a ir hacia su casillero aprovechando que nadie la estaba mirando, sacar algo de ropa extra y cambiarse, no obstante, unos aplausos la detienen, fijando la atención una vez más en la mesa del centro. Mina se veía tan feliz por otro lado hablando inocentemente, proponiendo ideas para incoar sus propuestas, ajena a lo que le pasaba a Nayeon.

—Entonces ¿Les gusta la idea de tomar clases de asesoría? —pregunta Mina al haber terminado, con una sonrisa ancha adherida en sus labios esperando la respuesta de los demás, los restantes no demoran en aplaudir y esbozar millones de afirmaciones complacidos por la charla.

—Presidenta, creo que también podrían realizar una prueba pequeña de cinco preguntas cada viernes en la tarde, algo no muy tedioso y que no fomente mucho en sus calificaciones, así tal vez ayude con el aprendizaje sin que haya quejas —agrega la alfa, captando el miramiento de Mina, ella le sonríe—. Supongo que...

—Eres fantástica, Jihyo —alega Mina cuanto antes—. Me gusta tu idea, así ya no habrían más malas calificaciones.

La alfa asiente orgullosa, sin tener ni la más mínima idea que otra persona estaba apretando los puños en la distancia, tragándose el malestar que le causaba presenciar cómo ambas chicas eran felices encapsuladas en su burbuja, en una burbuja que era incapaz de reventar a efecto que sería mal visto actuar como idiota delante de todos por impulso aunque ella no supiera qué hacer en realidad, era la primera vez que se siente de esta forma, y no le gustaba sentirse así.

—Las dos hacen un buen equipo —se atreve a decir Sana con un tono muy alto, una omega de cabellos rosados—, se complementan con las ideas de una forma tan inigualable, estoy segura que este año será diferente gracias a ustedes.

Mina y la alfa pelinegra sonríen al mismo tiempo, Jihyo posicionándose al costado de Mina y tomar su mano con toda la confianza del mundo, gesto que la alfa castaña no demora en notar, la rabia subiendo de pronto en todo su ser.

—Minari es la que apoya más, es muy creativa.

Miniri is li qui ipiyi mís, is miy criitivi. Imitó Nayeon en su cabeza, pero luego se siente mal por haber hecho eso tan infantil, aunque no haya afectado a nadie directamente, no le gusta esta sensación que se ha generado dentro de sí, la odia mucho, tal vez este exagerando el tema con Jihyo y en realidad no debe el porqué enfadarse ¿verdad? Sólo son compañeras, sólo son compañeras, sólo son compañeras, vamos, no cree que Jihyo sea ciega no vea la marca que esta en el cuello de Mina.

Aunque esa marca debe renovarse ya que casi no se está notando.

—¡Basta, Hyoie unnie! Me sonroja, tonta.

—Solo digo la verdad, Minari-ah ¡Eres tan buena en esto! ¡Incluso se te ve increíble el símbolo de presidenta en el uniforme!

Nayeon aprieta los dientes y gruñe, pegando la vuelta e irse a cambiarse de ropa, olvidando el hecho que usualmente esperaba a Mina para partir a clase juntas, pero se ve tan bien con Jihyo que de seguro lo olvida, hace un puchero ante el pensamiento que la golpea hasta el punto de aguar sus ojos, no le gustaba sentirse así de inútil u olvidada, ella añora ahora mismo la atención de la omega, de su omega y Mina no se daba cuenta de eso ¿Pero cómo diablos debería darse cuenta si Nayeon no se le acercaba a charlar con ella para contarle lo que últimamente le pasaba? Al parecer, la situación avanzaba a una difícil de comprender.

Camina por los pasillos arrastrando los pies y con mala gana vislumbra la hora por el reloj del pasillo, se da cuenta que aún le quedan quince minutos para cambiarse. Suspira, encontrándose con el casillero que tanto buscaba, la alfa abre la puerta y sin esperar más saca su ropa de frente, dispuesta a irse luego de pasar por los baños, sin embargo antes de cerrar ve una foto pegada en la puerta del casillero, una foto en donde aparecen Mina y ella abrazadas, la omega recargando la cabeza en su hombro con una gran sonrisa mirando a la cámara, se veía tan feliz a su lado que de misma forma la hace sonreír.

Porque tal vez de alguna u otra forma la sonrisa de Mina existió para hacer la suya.

No obstante, ese detalle no logra apaciguar su sentir, al contrario solo la obliga a rebuscar más y más en sus pensamientos, la inseguridad jugando con ella una vez más como puede. Sus manos aprietan ante la idea de si ella en totalmente suficiente para la omega debido a que, pues, Nayeon no es alguien relevante como lo es Jihyo, ella no saca buenas calificaciones o tal vez sí pero no tan altas en comparación de la otra alfa, tampoco era sumamente inteligente y esto provoca que no tenga metas en la vida aún además de su indecisión, y ni hablar de su comportamiento ¡Jesús! no era ejemplar; se sentía a veces muy aniñada, pueril y retozona. Sin recalcar que debido a ello, Nayeon tampoco podría asegurarle un buen futuro nido a Mina cuando quieran hacer cachorritos.

Ella era un desorden como persona, en cambio Mina era una omega más firme, aplicada y decidida. Y maldita sea, son diferentes en tantos aspectos que le daba miedo, y provoca que la castaña sólo cierre de golpe la puerta ante la idea y recuesta su cabeza en el casillero de forma triste—. ¿En serio eres feliz conmigo, Miguri? —pregunta en susurro, su voz saliendo rota.

Necesitaba aire fresco.

. . .

—Estás celosa —es lo único que puede soltar Chaeyoung con una pequeña risita muy dulzona, la alfa de cabellos castaños hace una mueca—. Pobre Nayeon unnie.

Nayeon sólo se atreve a fruncir el ceño y cruzar de brazos, a punto de hacer una rabieta por la risa de la omega ¡Esto no era gracioso! Todo lo contrario, era grave. Jamás había experimentado los celos, es decir sí pero no de una forma tan... Dolorosa.

Esa tarde, luego de cambiarse decidió faltar a clases. Ahora mismo se hallaba encerrada en la biblioteca de la preparatoria. Haber vivido esa escena en la cafetería hizo que no tenga ganas de asistir al resto de clases ya que se sintió tan mal, tan triste. Además que tenía una justificación de la enfermera del instituto por un falso dolor de estómago, pues aquella sólo  le pidió reposo y que se vaya a su hogar pero Nayeon le dijo antes que se quedaría en la biblioteca ya que en su hogar no habría nadie quien la espere.

Pero la idea de pasársela sola no funcionó debido a que por su suerte se encontró con Son Chaeyoung, la omega de su mejor amiga, que al perecer fue retirada del salón por impertinente una vez más. Sus feromonas delatándola frente a ella el momento que le preguntó del porqué tenía la nariz roja y los ojos del mismo color, así que ni tuvo nada más de opción que contarle los hechos, lo que pasaba en su cabeza y cómo se sentía ¿Pero todo para qué? Para que la tonta chiquilla sólo le responda con obviedad mientras se reía un poco de ella.

—Tú que sabes, mocosa inútil —reniega Nayeon, abrazándose a sí misma, hundiendo su rostro lloroso entre sus piernas—. N-No estoy celosa ¿Por qué debería en primer momento? No tengo porqué estarlo ¿Sabes? El hecho que Jihyo sea más fuerte que yo, más inteligente, más alta, popular y se vea a larga distancia que le hace ojitos a mi omega no debería ponerme cel... ¡Agh! ¡Quiero chillar, no me mires!

Nayeon no termina porque ya estaba hundiendo su cara otra vez en sus piernas, ocultando sus mejillas calientes por la rabia acumulada, lo peor es que no debía ponerse celosa porque Mina ni siquiera era por decirse de su pertenencia, siempre le habían inculcado de cachorrita el hecho de que un omega jamás de los jamases será un objeto como para tacharle como suyo. Y eso estaba mal, lo que sentía estaba mal... No debía sentirlo. Si bien sabía que Mina era su omega pero eso no le prohíbe a divertirse con otros alfas, tampoco pasar tiempo con ellos. Pero le enojaba, le enojaba que Jihyo sea alfa y le haga ojitos a Mina, que la mire de la misma forma que ella lo hace, y lo peor, Mina es muy despistada como para darse cuenta y ella muy sentimental por ponerse a llorar en vez de buscarle solución a su problema.

Chaeyoung la mira, suavizando su semblante. Sentía un poco de pena por Nayeon y su sensibilidad.

—¿Sabes algo? No eres la única, a veces Tzuyu-ssi también tiene celos de otros alfas que se quedan comiéndome con la mirada y cada vez que eso pasa ella hace algo... —le comenta la omega de cabellos rubios, intentando animarla.

Inmediatamente Nayeon saca su cara de su escondite, pretendiendo prestarle atención a la más baja.

—¿Uh? ¿Hablan de eso?

—Sip.

—¿Y qué hacen para resolverlos?

Chaeyoung sonríe de forma extraña.

—Pues... Tenemos sexo y de paso me renueva la marca, ocupando territorio —cuenta como si fuera lo más normal del mundo, su sonrisa otra vez ensanchando—. Ya sabes, cosas de alfas.

La alfa de cabellos castaños parpadea, intentando procesar todo lo que escuchó de su menor.

—Ay, Lunas ¡Ni sé porqué vine para preguntarte a ti! —chilla Nayeon, ocultando otra vez su rostro lloroso entre sus piernas.

¡Esto era el colmo!

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