|4|👑|Predestinados al despertar
Reino de Eliah, frontera norte
El séquito real de Chang Sun cruzó los valles entre las montañas heladas en un número mucho menor que el habitual, para evitar llamar la atención innecesariamente de bandidos u otros individuos que pudieran servir de obstáculo en su travesía. El frío cortante natural de esa región también permitía un viaje tranquilo, evitando que se encontraran con animales feroces, por ejemplo, pues se retiraban a las zonas más cálidas del bosque.
Sin embargo, incluso después de tres días de viaje tranquilo, el rey de Eliah se veía estupefacto. En su elegante y confortable carruaje, apretaba los dientes cada vez que observaba a través de la ventanilla la exuberante e inamovible figura del hombre zorro mientras balanceaba sus nueve colas doradas y guiaba a la comitiva como si él fuera el monarca de todo lo que allí se encontraba.
Seokjin era su nombre. Hermoso, misterioso y fatal. Chang Sun lo odiaba con toda la fuerza de su corazón.
Al principio, cuando vio al joven cruzar el puerto de su palacio por primera vez, el rey de eliah estaba intrigado por su forma hermosa y mágica, similar ala de un zorro. Pocos fueron los que nacieron con peculiaridades distintas, y cada vez que sucedía, creía que podía ser una bendición de los dioses.
Sabiendo esto, Chang Sun se interesó rápidamente en Seokjin y pensó en darle la bienvenida en su harém como un símbolo de suerte, una gracia divina. Y este deseo se multiplicó cuando vio que el joven zorro llevaba con él la cabeza cortada de un lobo de plata con cuernos de marfil.
Desde allí, el rey estaba seguro de que Seokjin era su clave para la conquista de Adaman y para la gloria eterna.
Pero en cuanto el zorro puso un pie en el consejo de guerra de Eliah, todo cambió. Poco a poco, Seokjin se apoderó de las mentes de los lords y ministros de Chang Sun, seduciéndolos con su magia maligna, llevándolos a una profunda sumisión como si fueran un grupo de alfas enamorados de una omega en celo.
El rey comenzó entonces a notar la peligrosa fuerza de aquel zorro, pero cada vez que su conciencia iba más allá, volvía a pensar en las ventajas de tener a su lado a una criatura tan poderosa.
Chang Sun, un rey beta que no tenía nada que ofrecer, visualizó de repente en sus manos la cabeza del Omega de Plata y la posibilidad de invadir con éxito Adaman. Por lo tanto, ¿cómo podría sentirse intimidado? ¿Cómo su orgullo podía distraer
se con otros pensamientos que no fueran los de la conquista y la gloria?
Chang Sun estuvo cegado durante mucho tiempo, hasta que un día vio a Seokjin desparratado en su trono mientras follaba y era follado por las concubinas y los concubinos reales, con los sirvientes sirviéndoles frutas y bebidas a su alrededor. A partir de entonces, el rey de Eliag recuperó la vista y la claridad mental. Sin embargo, ya era demasiado tarde, pues casi todo su palacio obedecía ahora a ese joven traidor, y sólo unos pocos de sus generales permanecían cuerdos y leales a la corona.
El impulso de matar a Seokjin crecía como un parásito palpitante en el pecho de Chang Sun, pero la falta de interés del zorro por el título del monarca cambió radicalmente las circunstancias de la historia. A Seokjin le importaba poco si iba a ser señor, general o rey, se limitaba a ignorar a la gente de Eliah y la corona, y a satisfacerse con un lujoso confort. Además, parecía que lo único que anhelaba aquel joven era invadir Adaman y arruinar la realeza del reino vecino, un anhelo que Chang Sun también compartía.
Viéndolo en esos términos, el zorro y el rey de Eliah no eran enemigos. No. Podrían trabajar juntos, sería mucho más ventajoso así. Al menos por el momento.
Desde entonces, Chang Sun había estado tolerando al insidioso Seokjin y todas sus actitudes subversivas. Ese viaje a la frontera sur de Eliah, incluso, había sido solicitado y planeado por el joven zorro un día después de que los mensajeros trajeran noticias del Norte, sobre la situación de las tropas dirigidas por Han Untak.
Han Untak estaba muerto y el Omega de Plata había aparecido. Era una noticia demasiado aterradora para el orgullo de Chang Sun.
El rey de Eliah estaba enfadado con Seokjin y, al mismo tiempo, acobardado y patético. Le hirvieron las entrañas al escuchar a su gente reírse de su desgracia mientras lo tachaban de tonto.
Sólo había una manera de resolver esto, y desafortunadamente, no era matando a Seokjin. Al contrario, el poder del zorro era todo lo que tenía a su favor. Porque si realmente las leyendas de Adaman se estaban haciendo realidad, el Omega de Plata tenía que ser asesinado, ya que sólo entonces Eliah tendría alguna posibilidad de victoria en esta guerra.
Por lo tanto, Chang Sun, al enterarse del viaje a la frontera, sólo pudo agachar la cabeza y seguir a Seokjin hacia el destino desconocido.
Al cuarto día de viaje, cuando la comitiva real había llegado por fin al punto que dividía Eliah de Adaman, un lugar marcado por un enorme lago helado, tan grande que parecía un pequeño mar, Chang Sun solicitó con impaciencia la presencia de la figura de las nueve colas.
—Sí, Su Majestad... —La voz tranquila y suave de Seokjin casi hizo que su sarcasmo pasara desapercibido. Los ojos dorados del chico zorro miraban fijamente al rey de Eliah a través de la ventanilla del carruaje, con un brillo mortal que siempre helaba las entrañas del otro.
—Hemos recorrido un largo camino. Te he dado otro voto de confianza al creer que tus intenciones al venir aquí están relacionadas con la solución de mis problemas. Quiero que me digas claramente lo que pretendes, o haré que mis guerreros alfa más fuertes te arranquen todas las colas. —amenazó el rey con palabras débiles..
Seokjin escuchó en silencio, suspirando pacientemente y reprimiendo la sombra de una sonrisa en sus redondos labios.
—Qué bien que hayas traído a gente tan fuerte contigo, Chang Sun, pues necesitaré a cada uno de ellos en el Bosque Fúnebre. —el joven volvió los ojos para mirar el horizonte no muy lejano, en el que se encontraba un bosque que destacaba entre las coníferas de los alrededores.
Para empezar, los árboles en ese punto parecían muertos y secos, sus ramas se retorcían hasta formar una barrera contra la luz, oscureciendo toda la zona bajo ellos. La nieve no llegaba a ese lugar, pues algo visiblemente sobrenatural se cernía allí, formando una cúpula oscura y amenazante
—¿El bosque fúnebre? ¿Qué crees que estás haciendo, zorro? No enviaré a mis soldados allí. —rugió el rey.
—No irán solos. Tus lobitos irán conmigo y, por supuesto, Su Majestad. —dijo Seokjin en voz baja y se alejó por la orilla del estanque mientras transformaba su propio cuerpo en el de un gran zorro dorado, cuyo pelaje brillaba como el oro blanco.
Aunque era una criatura magnífica a la vista, que en ese momento conseguía arrancar suspiros de admiración a todos los miembros del séquito de Chang Sun, una sola mirada de ese zorro podía hacerles agachar la cabeza con miedo.
—Si quieres superar al ejército de Adaman, te sugiero que no tardes mucho en venir trás de mi con tus mejores soldados. —la voz feral de Seokjin, a diferencia de la humana, no era suave, sino más bien ronca, grave y etérea, con inquietantes risitas acompañando cada discurso.
A pesar de su desconfianza, la ambición de Chang Sun le llevó a dar los siguientes pasos hacia el Bosque Fúnebre. La idea de obtener ventajas que le permitieran vencer al ejército enemigo era como un manjar para el narcisismo ligado a su alter-ego interior. Por lo tanto, después de un gesto de la mano, Su Majestad de Eliah y sus guerreros alfa marcharon detrás de Seokjin.
El grupo caminó hasta que la nieve bajo sus pies desapareció y dio paso a la hierba seca y ennegrecida del bosque maldito. El sol poniente empezó a ser ocultado de repente por un grupo de ramas retorcidas, que formaban un techo natural sobre esa parte de la vegetación; y la oscuridad se hizo más profunda cuando una densa niebla envolvió el entorno, dando la impresión de que la noche había llegado pronto.
Chang Sun tragó saliva cuando, tras unos minutos más de marcha, divisó un claro circular en el centro del Bosque. De repente, el rey sintió una sacudida en su alma, y recordó las terribles historias que explicaban la aparición de aquel inquietante lugar.
Las leyendas decían que, en el pasado, el Bosque Fúnebre había sido un gran campo abierto, escenario de centenarias batallas territoriales entre Adaman y Eliah. Por ello, el suelo se llenó de la sangre de miles de vidas perdidas, impidiendo el crecimiento de una vegetación sana en él. Desde entonces, todo lo que nacía en ese terreno acababa teniendo su propia vitalidad chupada por los fantasmas de los guerreros muertos.
Aunque eran terroríficas, estas historias no eran el principal foco de interés de Seokjin cuando entró en el Bosque con el séquito real de Eliah, sino lo que se escondía en el oscuro interior de ese bosque.
El zorro de nueve colas atravesó el claro circular hasta situarse ante un portal de bronce que cerraba la entrada a una cueva. Se encontraba al final de la brecha entre los árboles secos, y estaba cubierta de magia antigua, musgo y zarcillos que habían crecido con el tiempo. El portal parecía una celda, pues estaba formado por barrotes oxidados, pero ese óxido no disminuía la impenetrabilidad sobrenatural de aquella prisión.
—Puedo oírte a ti y a tus soldados temblar, Chang Sun. —murmuró Seokjin tras notar que el rey de Eliah no había dado un paso más después de que el grupo llegara al claro.
—¿Qué hay detrás de esos barrotes, zorro? —Chang Sun colocó su mano derecha en la empuñadura de la espada que tenía en la cintura, inclinándose ligeramente en posición de defensa.
A pesar de ser un beta, los instintos del rey de Eliah podían captar algo peligroso dentro de la cueva que tenían delante.
—Una criatura a la que tus enemigos temen. —siseó en respuesta Seokjin.
A continuación, balanceó sus nueve colas y comenzó a acumular poder en ellas. Debido a esto, el brillo naturalmente dorado del pelo de su cuerpo se intensificó, y todo el aire a su alrededor comenzó a brillar.
Seokjin, con sus cuatro patas, saltó contra los barrotes y los arrancó por completo, utilizando un golpe de sus colas, que actuaban como látigos irrompibles.
No pasó ni un segundo antes de que la criatura atrapada en el interior de la cueva emergiera, corriendo a la velocidad de un rayo cruzando el cielo, y atacara al soldado de Eliah más cercano, arrancándole después la cabeza.
Chang Sun lo miró con horror mientras devoraba las entrañas de su víctima, llenando sus retorcidos y puntiagudos colmillos de carne humana recién sacrificada, y ensuciando su vello corporal negro como el carbón con sangre fresca.
Parecía un lobo alfa, pero era más grande y estaba lleno de deformidades, con dos patas más hinchadas que las otras dos, venas que implosionaban por encima de su pelaje, cicatrices que cubrían la mitad de su espalda y su cara, y ojos que se salían de sus cuencas normales. Era un espectáculo monstruoso y petrificante.
Los soldados alfa de Su Majestad comenzaron entonces a rugir, preparándose para atacar. Sin embargo, incluso ellos estaban completamente aterrorizados.
—¿¡Seokjin, ¿qué si-significa e-esto!? _Chang Sun apretó sus temblorosos puños. Temía hacer movimientos bruscos, pues no quería atraer la atención de la criatura asesina, que seguía distraída con la carne de su presa.
—Este monstruo no es más que un hombre que fue maldecido hace siglos, un alfa que perdió toda conciencia humana y actúa guiado por los instintos. —el zorro se rió, poniendo los ojos brillantes y moviendo las colas, pareciendo animado. —fue encarcelado porque arruinó a innumerables omegas tras violarlas. Matarlo no era una opción, porque su maldición aparecería en alguien más, y el ciclo del asesinato comenzaría de nuevo.
—¡Tú! Bastardo, ¿pretendes matarnos ahora con esa bestia? ¿Y nuestros planes? Invadir Adaman, derrocar a Jeon, ¡matar al Omega de Plata! —Chang Sun buscó una vez más la espada que llevaba en la cintura, prometiéndose a sí mismo que, antes de ser devorado por aquel monstruo, le cortaría la cabeza a Seokjin.
—Relájese, Su Majestad... —Seokjin comenzó a caminar alrededor de la bestia, caminando lenta y suavemente, casi seductoramente. —La pobre cosa sólo está satisfaciendo su hambre, no le importará tu presencia después de estar satisfecha...
—¿Qué quieres decir? —el rey de Eliah apretó la empuñadura de su espada de forma amenazante
Seokjin se cansó de satisfacer al rey beta y decidió seguir actuando para completar su plan.
—Hagan un fila, queridos alfas. —susurró el joven zorro, con un encanto que amansó por completo a los soldados de Eliah.
Como si fueran abejas siguiendo a su reina, los lobos se dispusieron obedientemente en una fila india, ante el completo terror de Chang Sun.
Tras sonreír satisfecho, Seokjin continuó dando las extrañas órdenes.
—Ahora acérquense.
Y así lo hicieron los alfas, caminando ebrios hasta acercarse peligrosamente a la criatura asesina
Con eso, Seokjin les dio la última orden de sus vidas.
—Sacrifiquense, porque lo necesito fuerte. —ordenó el zorro, casi tarareando.
Dejando escapar un gruñido de miedo, Chang Sun vio cómo todos sus mejores guerreros se entregaban a ser devorados por la criatura. Y lo hizo con una velocidad espantosa, tragándose a cada uno de ellos violentamente, esparciendo sangre y vísceras a su alrededor.
El rey de Eliah cayó al suelo, debilitado por la escena que tenía delante y el terror que se cernía sobre su cuerpo. No tendría ninguna oportunidad, había sido un completo idiota al arriesgarse a ir a ese malvado lugar y seguir las palabras del zorro traicionero.
Sin embargo, para alivio de Chang Sun, cuando la bestia terminó de comer, se quedó quieta, sin atacar a nadie, como si estuviera en trance.
Y, efectivamente, lo estaba.
El joven zorro le murmuraba palabras, susurros etéreos parecidos a antiguas canciones, encantos llenos de magia oscura que dominaban la cabeza de aquella fiera bestial.
—Tengo curiosidad por saber qué pasa cuando te mando a cazar antes de la hora ideal. —dijo Seokjin en melodía. —Busca al Omega de Plata... Haz lo que quieras con él, pero tráeme su cabeza...
🌔🌘👑🌖🌒
Reino de Adaman
Park Jimin se despertó sintiendo una brisa fresca que mecía los mechones de su cabello sobre su frente. Movió los párpados y luego parpadeó varias veces en un intento de acostumbrar sus ojos a la luz del día. Poco a poco, a medida que la brumosa sensación del despertar se disipaba de su cuerpo, el joven empezó a fijarse en su entorno. Era un lugar pequeño, estrecho como un coche, pero acogedor, con las paredes cubiertas de una tela acolchada, almohadas en todos los lados y pequeñas ventanas de cristal cubiertas por cortinas blancas.
Después de un balanceo, Jimin supo que estaba dentro de un carruaje, como los que había visto innumerables veces en las películas medievales. Pero ésta parecía mucho más elegante y cómodo, y los asientos habían sido sustituidos por una cama, en la que el joven se encontraba.
Park Jimin también se dio cuenta de que ahora llevaba ropa nueva, un pijama de seda gris, y su piel se veía limpia y olorosa.
¿Mi cabello huele a rosas? Pensó, después de inhalar.
Después de captar el aroma, Jimin notó que parecía más sensible a ciertas sensaciones, como la suave superficie de la pijama contra su piel y los olores circundantes que entraban en sus fosas nasales. Con tantas cosas nuevas que involucraban a sus sentidos, la cabeza del chico comenzó a palpitar ligeramente, lo que le dificultó organizar sus revueltos pensamientos.
Mientras Jimin se masajeaba las sienes con la punta de los dedos, una de las puertecillas del carruaje se abrió, y por ella entró la figura de Lu Keran, el sanador que el chico había conocido antes.
Lu Keran, como siempre, llevaba una toga tan roja como su pelo; y en medio de los muchos matices de rojo, sus penetrantes ojos azules destacaban.
—¡Su Magnificencia ha despertado por fin, por los dioses! —Keran se sorprendió al ver que Park Jimin se incorporaba, y estuvo a punto de volcar la bandeja que llevaba en las manos.
—H-hey, por favor no hables fuerte, mi cabeza me está matando. —Jimin se encogió entre las mantas. Todo su cuerpo se sentía hipersensible y un extraño calor hervía en sus venas.
—Claro, lo siento... Con permiso. —murmuró Keran y se arrastró hacia el interior, colocando la bandeja entre él y Jimin. —Yo me encargaba de su comida mientras dormía, también me dedicaba a comprobar su temperatura todo el tiempo y a cambiarle de ropa. Así que, discúlpeme por entrar aquí sin pedir permiso.
—Uh, gracias... —Jimin dirigió sus ojos hacia abajo y miró el contenido de la bandeja. Había una cuchara, dos cuencos, uno con sopa de pollo y otro con agua tibia, y un paño limpio doblado. El olor de la sopa hizo al chico salivar. —Ehm, no necesitas disculparte, uhm... Keran, ¿cierto? ¿Lu Keran? Así te llamó el General Kim. —el joven Park quería estar seguro.
La mención del general de Adaman hizo que las mejillas de Keran se colorearan un poco. El sanador respondió que sí con un movimiento de cabeza.
—Bien... Entonces, gracias por la comida. —respondió Park, agachándose para coger el cuenco de sopa. —Dios, me muero de hambre, ¡parece que no he comido en un siglo! —dijo sin miramientos antes de empezar a comer el caldo de pollo. El sabor picante fue la alegría del estómago del joven.
—Su Magnificencia no ha comido bien durante una semana, desde que se quedó profundamente dormido. Todos estábamos bastante preocupados por su salud, especialmente el rey... —murmuró Keran con un suspiro.
El comentario del curandero hizo que Park Jimin se congelara.
¡Una semana! ¡He estado durmiendo durante una semana! Los pensamientos del chico empezaron a girar de repente en su cabeza, desenredándose hasta desatar los nudos que ocultaban sus recuerdos más recientes.
Afloraron los recuerdos del último momento en que había estado despierto. Park Jimin recordó cuando Han Untak había salido de las sombras del bosque para matar a Jeon Jungkook, y también cuando mató al general enemigo en un movimiento desesperado para salvar al joven rey.
—Yo... yo maté a alguien. —musitó Jimin, poniéndose pálido. Sus manos empezaron a temblar tanto que unas gotas de la sopa caliente cayeron sobre él, quemándole.
—¡Señor! —Se apresuró Keran a coger el cuenco y limpiar el caldo derramado con el paño que había traído en la bandeja.
—Maté a una persona, yo... —el joven Park se miraba las manos, con sus ojos llenándose de lágrimas mientras intentaba recuperar el aliento.
—Señor, yo no estaba presente en ese momento, pero entiendo que sus acciones salvaron su vida y la del rey... Intente pensar en eso. —la voz de Keran era suave, tratando de calmar al otro chico.
Aunque las palabras del sanador no calmaron completamente la gravedad del hecho de que Park Jimin había matado a un hombre con sus propias manos, ni los sentimientos de culpa que empezaban a asolar el interior de su pecho, el joven sintió un poco de alivio al pensar que Jeon Jungkook estaba bien después de todo.
—¿Dónde está? —preguntó Jimin. —¿Dónde está el rey...?
El rostro de Keran formó una pequeña sonrisa.
—Su Majestad está dirigiendo las tropas adelante. Si lo desea, puedo informarle de su despertar en este mismo momento. —sugirió el sanador.
Los ojos de Jimin se abrieron de par en par, sintiéndose repentinamente nervioso ante esa idea.
—¡No-no! No es necesario, yo... Ni siquiera me he despertado bien, llevo una semana aquí tumbado, ¿no? Necesito al menos una ducha decente antes de encontrarme con él. —dijo Jimin mientras se rascaba la nuca, sintiéndose incómodo y extrañamente avergonzado. —¡No es que vaya a hacer algo con el rey que necesito un baño! Es simplemente una cuestión de educación, ¿captas?
—Oh... Creo que entiendo, sí, señor. —las cejas de Keran se arrugaron con confusión mientras pensaba en el posible significado de "captas".
El sanador añadió: —He oído que haremos una parada en un momento. Ahí, puede disfrutar de un baño.
—Oh, genial... —Los labios de Jimin se curvaron en una tímida sonrisa y volvió a concentrarse en el plato de sopa. El olor de esa comida permanecía en sus ahora sensibles fosas nasales.
Después de engullir todo el caldo, el chico llamó:
—...Lu Keran...
—¿Desea algo?
—Cómo está Ju... ¿Está el rey? Realmente no recuerdo lo que pasó después... —Jjimin se tragó la amargura de su garganta antes de terminar de hablar. —Después de la muerte de Han Untak.
—Oh. —el curandero cogió el cuenco vacío y lo acomodó en la bandeja que ahora yacía en sus brazos. —Sólo tenía heridas leves, si es eso lo que le preocupa.
Ante su respuesta, Park Jimin sintió que su interior se tranquilizaba un poco.
—... P-pero... —añadió Keran de repente, sin embargo cerró los labios en seguida y juntó las manos como si empezara una oración silenciosa.
—"Pero" ¿qué? _Jimin frunció el ceño, sin entender nada.
Después de unos segundos en trance, el sanador le mostró a Park Jimin una gran sonrisa llena de gratitud.
—Lo siento, estaba agradeciendo a los dioses por enviarlo aquí, porque recordé el hecho de que la leyenda finalmente está sucediendo, ah... —los ojos del curandero brillaron. —Mi maestro seguramente estará intrigado por usted, Omega de Plata, no puedo esperar a que sean presentadls cuando lleguemos a la capital Adwan.
—¡Espera un momento! ¿Adónde vamos? —el joven Park casi sintió que su propia alma se le escapaba del cuerpo.
—A Adwan, señor. La capital de nuestro Reino de Adaman. Ahí es donde está el palacio de Su Majestad y donde reside mi maestro, el alquimista real. —respondió Lu Keran, como si fuera lo más obvio del mundo.
El aire entonces se escapó de los pulmones de Jimin. El chico empezó a desesperarse interiormente.
Si estamos viajando a la capital, y este viaje comenzó hace una semana, entonces... Entonces estoy muy lejos de esos bosques donde aparecí por primera vez en este lugar. Maldita sea, ¿Y ahora?
Mientras el chico reflexionaba sobre su propia mala suerte, Lu Keran comenzó a retirarse del carruaje, llevándose la bandeja con él. Pero antes de que el sanador pudiera saltar del transporte y cerrar la pequeña puerta, Jimin levantó una mano y le gritó.
—¡ESPERA! ¿Por qué decidieron regresar de repente al palacio? Jung- quiero decir, ¿el rey no intentó retrasar su regreso o algo así? Ese día, después de que ahuyentamos a los soldados de Eliah, prometió que me llevaría de vuelta a casa... —se lamentó el chico.
—Ah, no señor, fue el propio rey quien ordenó el regreso inmediato a Adwan. —Keran miró a Jimin con una mirada confusa.
—¿Q-qué...?
—Sin embargo, no se preocupe, Su Magnificencia, porque su casa pronto será el palacio. —dijo el curandero con una sonrisa genuina en su rostro, como si sus palabras fueran la solución a todos los problemas de Park Jimin.
Al instante siguiente, Lu Keran saltó del carruaje y cerró la puerta tras de sí, dejando al otro chico solo en medio de su desesperación.
Jimin permaneció estático durante mucho tiempo, repasando la información en su mente sin parar. Quería reír y llorar al mismo tiempo, pensando en lo que había sucedido hasta ese momento, y también sentía que estaba dispuesto a enfrentarse a las tropas reales de Adaman para tener una conversación seria con Su Majestad. Una charla que incluía puños y golpes.
—¡Ese cosa de ser un Príncipe Azul me engañó!
Dijo que me iba a llevar a casa, aaaaaargh. —Jimin golpeó las almohadas. Dios, ¿qué voy a hacer ahora...? No puedo creerlo... —sentenció con amargura al recordar la última noche que estuvo despierto. La escena de Han Untak sangrando a sus pies probablemente lo atormentaría para siempre.
De repente, el carruaje dio una sacudida y dejó de moverse
—¡Retornaremos el viaje cuando se ponga el sol! —gritó un soldado desde fuera, anunciando la parada a mitad de camino.
Cuando el transporte aparcó bruscamente, algunas cosas que estaban organizadas en una estantería fijada al techo del vagón cayeron sobre la cama junto al joven Park. El chico vio que se trataba de sus pertenencias: la ropa que llevaba antes, su teléfono móvil, el regalo que su hermana pequeña Yeseo le iba a hacer a su mejor amiga y el libro de la menor.
Los ojos del chico se fijaron entonces en el libro de tapa dura. Después de sentir un pitido en su sexto sentido, Jimin lo sacó y lo hojeó.
—No me lo creo. —murmuró el chico, con los ojos saliéndosele de las órbitas tras ver las primeras páginas del libro.
Para el asombro de Park Jimin, algunas de las hojas que antes estaban completamente en blanco, ahora llevaban texto escrito y dibujos que, sumados, narraban lo que parecía ser el primer capítulo de esa historia. Sólo el primer capítulo.
El joven se puso entonces a leer para intentar comprender aquel suceso surrealista. Tal vez las respuestas a todos sus absurdos y misteriosos problemas estén ahí, entre los párrafos.
"Había una vez un pequeño príncipe alfa que nació imperfecto. No fue el primero de su linaje en nacer así, pero, siendo el segundo hijo de la valiente Reina de Adaman, y la segunda oportunidad para obtener un monarca adecuado, todas las expectativas estaban sobre él..."
Mientras leía, Jimin pasó la mano por encima de un dibujo que representaba a dos mujeres muy hermosas, una de pelo negro tumbada en una cama, con un bebé recién nacido en brazos, y la otra de pie junto a ella, con una lustrosa corona adornando su pelo castaño.
"...Cuando alcanzó la mayoría de edad, el pequeño príncipe alfa acompañó a la gran reina en sus campañas de conquista, yendo en lugar de su incapaz hermano mayor..."
—Así que este libro realmente está contando la historia de este lugar.... Y Jungkook parece ser el protagonista. —señaló Park, arqueando las cejas en un semblante de sorpresa.
Jimin continuó leyendo, consumiendo la información sobre, consumiendo vorazmente la información de cada página, prestando más atención sólo a ciertos momentos, como el que mostraba la muerte de la reina y el ascenso de Jungkook al trono. Un gran cuadro que representaba la coronación de la nueva Majestad ocupaba dos páginas enteras. Jeon Jungkook estaba dibujado encima de un podio, vestido con ropas ceremoniales negras y plateadas y con una corona de plata y rubíes en la cabeza. El nuevo rey estaba rodeado de lo que parecían ser sacerdotes y gente de la nobleza, todos con magníficas ropas en tonos grises y rojos. Los súbditos, justo debajo del podio, observaron el acto mientras levantaban faroles blancos con el escudo del reino de Adaman.
Había tantos detalles hermosos en ese cuadro, como la expresión solemne e intensa del nuevo rey y la forma en que la luz se reflejaba en su corona y sus pupilas, que Jimin pasó un largo rato perdido en él.
Páginas después, el joven Park jadeó al leer un pasaje que describía la aparición de un alquimista supuestamente loco.
—"La hazaña del desconocido, que no olía a alfa ni a omega, dio al rey y a su general el tiempo suficiente para que escaparan de las tropas de Elías y salvaran la vida del niño campesino que había quedado atrás... —¡¡Ca-ra-jo!! ¡Soy yo! ¡Estoy en el libro, Dios mío! —Jimin se pasó la mano por el pelo, echando los mechones hacia atrás con total incredulidad.
Mientras leía, el chico vio que, en realidad, todo lo que le había ocurrido en ese mundo estaba allí narrado en las últimas páginas de ese primer capítulo, como el momento en que todos confundieron a Jimin con el Omega de Plata, y aquel en que el chico apareció en el cañón haciéndose pasar por la entidad legendaria para poder ahuyentar a las tropas de Eliah. Cada una de esas hilarantes situaciones pudo encontrarse entre las páginas del libro.
—Hmm, hasta que se fui dibujado bonito. —Jimin murmuró, frotándose la barbilla mientras examinaba una de las pequeñas pinturas en la esquina de una hoja de papel. —Sí, sí. Muy bonito... hmmm. —el chico entonces sacudió la cabeza rápidamente —De acuerdo, este NO es el punto principal aquí, Jimin. ¡¡Con-cen-tra-te!
Jimin se cruzó de brazos, apretó los párpados y pensó un momento, luego volvió a hablar para sí mismo.
—Muy bien... Estoy abierto a todas las hipótesis posibles, incluso a las más descabelladas. —se pellizcó el puente de la nariz y frunció el ceño. —¿Es posible que me haya metido en este libro después de desmayarme al ir a ver a Yeseo? No se me ocurre nada más, ¡todo lo que me pasó está escrito aquí, después de todo! Y, si esa posibilidad es correcta, entonces tal vez no haya... no haya tomado la vida de una persona real... —tartamudeó el chico.
Jimin hojeó las páginas hasta llegar a la última donde había algo escrito. El resto del libro quedó en blanco.
La expresión de agonía en el rostro del muchacho se desmoronó entonces al vislumbrar el último dibujo de ese único capítulo. El cuadro representaba los hechos narrados por los últimos párrafos, mostrando una intensa escena que hizo que el corazón de Park Jimin latiera con fuerza.
Era Jeon Jungkook bajo la luz nocturna de un bosque, vistiendo su típica túnica real negra, llena de adornos de plata y rubí. Y en sus brazos había un chico un poco más pequeño que el rey, tal vez más delgado y pálido, con las mejillas sonrosadas y los labios gruesos, con finos cabellos castaños movidos por viento y con una vestimenta moderna que no coincidía con el aire medieval de aquella historia.
Jeon Jungkook miró al joven en su regazo con una intensidad casi feroz, abrazándolo como si fueran parte del otro, y mostró unos ojos rojos como la luna más sangrienta.
Jimin, tras perder el aliento ante la ilustración, leyó los párrafos de al lado:
"Tras la muerte del general enemigo, algo misterioso ocurrió entre el rey de Adaman y el peculiar alquimista, y fue tan mágicamente fuerte que implosionó, en el corazón de ambos y los lobos que antes dormían. El Alfa salió a la superficie, el Omega nació"
—Esto... Esto no está pasando, ¿verdad? Hahahahaha... —una risa desesperada comenzó a salir de la boca del chico. —Si lo que ocurre en este mundo pasa en este libro, entonces... ¡No, no! ¡No he convertido esa cosa de "omega" ¡No! Ni hablar, bastante tengo con ser maricón, ¿ahora voy a ser un maricón mágico? ¿Qué es lo siguiente? ¿Un cuerno de unicornio metido en el culo?
Volvió a hojear el objeto hasta que regresó al principio, donde estaba la introducción y los detalles sobre los personajes de la historia. Jimin miraba fijamente un grabado que se representaba a sí mismo. Definitivamente no estaba allí antes, de lo contrario el chico lo habría notado la primera vez.
El dibujo estaba bien hecho, dejando a Park Jimin con una apariencia presentable al delinear sus expresiones con elegancia y vestirlo con un traje parecido al de un sacerdote. Justo debajo de la ilustración había descripciones del chico, y entre todas las que ya conocía muy bien, -como su adicción a los juegos y a las historias de fantasía y sus conocimientos de química- encontró una que le dejó aún más atónito: "Omega"
Park Jimin se revolvió el cabello con las manos, como si tratara de desenredar sus pensamientos conflictivos.
Entonces saltó del carruaje, resoplando como un toro.
"¡No voy a caer en esto, maldito libro! ¡En absoluto!" Jimin refunfuñó mientras cruzaba la hierba del campo abierto que las tropas de Adaman habían elegido para descansar durante unas horas. "¡Sigo siendo el mismo, nada ha cambiado en mí! Me voy a ir de aquí, ¡oh sí! ¿Dónde está ese rey mentiroso? ¡Me debe un viaje a casa!"
Como estaba tan concentrado en reunir en su mente todas las maldiciones que conocía, Park Jimin no se dio cuenta de que, allá donde iba, algunos soldados alfa percibían su presencia y quedaban algo hipnotizados por su esencia. Una esencia que el chico apenas era consciente que exudaba.
Sólo al cabo de un rato, el chico miró hacia atrás y se vio sorprendido por una hilera de hombres y mujeres que le miraban con cara de desconcierto y las mejillas sonrojadas.
—¿Qué? ¿Qué es lo que están... ¿Mirando...? ¡¡¡Hmm...!!! —Jimin se llevó la mano a la nariz y dio un salto hacia atrás, sobresaltado por la mezcla de olores que ahora tomaba el aire a su alrededor.
Ella estaba allí desde la sutil fragancia de la hierba sobre sus pies hasta el fuerte aroma cítrico que provenía de aquellos alfas. Esto último hizo que Jimin sintiera algo que nunca antes había sentido, una sensación placentera que lo arrastró como una droga.
El chico recordó entonces lo que había leído en la introducción del libro de su hermana menor sobre las feromonas de los alfas y omegas.
—Que. Mierda. ¡Noo! —Jimin se arrodilló en una escena dramática. —no puedo haberme convertido en un marica mágico...
—Su Magnificencia... —llamó cortésmente uno de los alfas al chico.
Alerta, el joven Park sacó un palo del suelo y apuntó a los soldados que lo miraban.
—¡Miren, ustedes! ¡Ni lo piensen! Sólo porque tengo estos... Estos olores... no significa que puedan olerlo. NO QUIERO QUE NADIE ME TOQUE, ¿DE ACUERDO? Esto del calor y las feromonas NO es lo mío. —exclamó Jimin, rompiendo a sudar frío al recordar todo lo que había leído sobre el llamado "Universo omegaverse".
En el mismo momento, todas aquellas personas se arrodillaron, inclinando la cabeza, con expresiones de vergüenza, alarma y culpa en sus rostros.
—Mil perdones, Su Magnificencia. Por favor, no piense así de nosotros. —uno de los soldados se apresuró a hablar, parecía ser alguien de alto rango, como un coronel. —No somos salvajes incontrolados, la organización de las tropas existe por la disciplina militar. Además, es una regla absoluta alimentarnos siempre con hierbas para aliviar nuestros... instintos... Pero estamos sorprendidos por su... su presencia, señor. Es muy fuerte...
Esa explicación había hecho que Park Jimin se sintiera extremadamente avergonzado. Parecía que alguien había descrito la forma de sus partes privadas en público.
Entonces dio un paso atrás, y luego otro y otro, alejándose de todos hasta que finalmente se dio la vuelta y corrió hacia el bosque.
—¿"Presencia"? ¿Olor? ¡Ni siquiera soy un perfumista para estar rociando perfume! ¡Tengo que huir de estos locos! —Jimin charlaba consigo mismo mientras pasaba entre los árboles, saltando de las raíces expuestas aquí y allá, hasta estar seguro de estar bien lejos de cualquier tipo de feromona.
Cuando dejó de caminar, se apoyó en el tronco de un alto árbol y respiró profundamente para recuperar el aliento. Con cada inhalación, sus fosas nasales se llenaban de los aromas del bosque.
"Bueno, mi sentido del olfato está muy sensible. No puedo ignorar ese cambio" pensó Jimin, dejando escapar un largo suspiro.
Maldita sea, debí haber traído mis cosas cuando dejé el carruaje. No puedo huir sin ellos. —murmuró, pateando una piedra. Me gustaría saber qué día es hoy, hmmm...
Después de patear dos rocas más, los ojos de Jimin se abrieron de par en par y se llevó las dos manos a la cabeza, tirándose del cabello.
—¡ESPERA!... Si dormí una semana... Entonces, hoy comienza el campeonato de videojuegos. —El chico se golpeó la frente contra el tronco, gimiendo: —¿cuánto tiempo más voy a estar aquí? Tengo que volver a mi PC.
Park Jimin pasó varios minutos más así, llorando de amargura, mientras golpeaba su frente contra el árbol hasta hundirla unos milímetros en la superficie de madera. Hasta que sintió una "presencia" que captó su atención casi inmediatamente.
Entonces Jimin escuchó los sonidos de galopes, silbidos y exclamaciones humanas. Siguiendo todos los olores y sonidos, el chico caminó unos metros hasta acercarse a la orilla de un pequeño lago. Un segundo después de divisar a los dueños del ruido, se escondió detrás de unos arbustos y los observó.
Se trataba de un pequeño grupo de soldados Adaneses que llegaban cerca de la orilla opuesta del estanque. Entre ellos estaban el general Kim Namjoon y el joven rey Jeon Jungkook.
El pecho de Park Jimin se calentó al ver la cara de Su Majestad, y luego ese calor se extendió sin escrúpulos por el resto de su cuerpo al darse cuenta de que Jungkook sólo llevaba unos pantalones negros ajustados y unas botas oscuras, dejando a la vista todo el resto de su anatomía perfectamente diseñada.
—Ah, ¿me estás diciendo que te entristece que haya atrapado más liebres que tú, Kim Namjoon? —dijo Jungkook con una sonrisa burlona, y dejó caer al suelo una bolsa llena de animales recién cazados.
—Lo que me frustra, Su Majestad, es que esta vez me ha tomado desprevenido. No estaba al tanto de sus habilidades alfa mejoradas, así que no utilicé: toda mi capacidad. —el general a su lado habló de forma relajada mientras empezaba a quitarse los zapatos.
Tras unas risas contenidas, uno de los soldados comentó:
—Sólo el gran General Kim tiene el valor de hablarle así a Su Majestad.
Jeon Jungkook, con una sonrisa afilada y una mirada traviesa, se lanzó sobre los soldados y los empujó, tirándolos al estanque. Los dos alfas y un beta lucharon en el agua cristalina hasta que volvieron a la superficie riendo.
—Los enviaré a la guillotina. —el joven rey habló con seriedad, lo que asustó a los soldados al principio, pero luego esbozó una gran sonrisa divertida y devolvió la situación a la normalidad.
Ahora frente a Kim Namjoon, Jeon Jungkook chasqueó el cuello y los dedos, y dijo: —Por ahora, me concentraré en derribar a este lobo irrespetuoso.
Fue entonces cuando estalló una pelea entre el rey y su general. Los dos se empujaron e intercambiaron golpes más rápidos que un parpadeo, y tan potentes como los luchadores en un ring de la UFC. Park Jimin empezó a extasiarse con lo que estaba viendo, nunca había visto una pelea en vivo, y esta, aunque se realizara de manera informal y sin intención real de hacer daño, era demasiado buena para verla.
Tras un resbalón causado por una raíz resbaladiza, Kim Namjoon perdió momentáneamente el equilibrio de su cuerpo, un instante que fue rápidamente aprovechado por Jeon Jungkook. El joven rey empujó a su general y los dos cayeron al estanque, salpicando agua por todas partes. Los soldados gritaban victorias y aplaudían.
Ojalá hubiera tenido tiempo de quitarme la túnica antes de entrar en el agua, Su Majestad. —dijo Namjoon tras salir a la superficie. Se peinó con los dedos de la mano y empezó a abrirse la camisa empapada para quitársela, mostrando su escultural cuerpo de guerrero militar.
—También puedes quitártelos en el agua, Kim. —respondió Jungkook encogiéndose de hombros sarcásticamente. Park Jimin se sorprendió al conocer el lado libertino y juguetón del joven rey.
"Así que no es sólo un caballero emocional" pensó el chico.
—Hoy está mucho más soleado que otros días.
Sólo tienes que extender tu ropa y se secará rápidamente. —dijo el rey, y, al igual que los demás, se despojó de sus ropas mojadas.
Después de estar completamente desnudo bajo el agua, Jeon Jungkook se acercó a la orilla cerca de donde Park se estaba encogiendo, para poder dejar su ropa húmeda sobre una roca de cara al sol. Con ese acto, el joven rey salió lentamente del agua, revelando mucho más que un abdomen perfectamente definido, mostrando también un miembro bien dotado entre sus musculosos muslos.
Dios mío, pensó Jimin en cuanto vio al rey completamente fuera del estanque, en su completa desnudez, revelando cada centímetro de piel
Era guapo, demasiado guapo, y tenía unos músculos que añadían gran sensualidad a su belleza.
Además, el perfume de Jeon Jungkook era ahora abrumador. Jimin tragó en seco y se puso ambas manos sobre la nariz, para intentar controlar la reacción de su cuerpo a esa feromona alfa.
Pero el aroma era tan bueno... Daba la impresión de que Jungkook, a pesar de estar a metros de Jimin, lo envolvía en un cálido abrazo y un cálido beso. Y esto provocó una inusual subida de temperatura en el cuerpo del chico, con la sangre en sus venas hirviendo ligeramente.
Park Jimin no se dio cuenta, pero al reaccionar a la presencia del rey, su olor se hizo más fuerte. Realmente fuerte. Y actuó como una droga hipnótica en todos esos alfas que estaban cerca.
Jimin se dio cuenta de que, excepto el beta, todos dejaron de sonreír al mismo tiempo, y sus expresiones adquirieron un brillo de interés. Los alfas rápidamente giraron sus rostros hacia la fuente del aroma, y Jimin observó con miedo como su escondite era descubierto.
—¿No te vas a mostrar? —preguntó Jeon Jungkook, dirigiéndose hacia el arbusto donde se escondía Jimin. El rey también tenía ese intenso brillo en los ojos, pero su aspecto era algo diferente al de los demás. Tal vez un poco más reluciente.
Park Jimin, avergonzado por haber sido sorprendido espiando, se levantó del arbusto, con la cabeza inclinada, y se rascó la nuca con una mano.
—¿¡Señor Park Jimin!? —Kim Namjoon frunció el ceño tras verlo, preguntándose por qué el chico había mostrado feromonas por primera vez desde que lo conoció. Los soldados se miraron entre sí, también aturdidos por la presencia del chico.
El único que no parecía sorprendido en el grupo era Jeon Jungkook, y miraba a Jimin en silencio, con una expresión misteriosa en su rostro.
—Yo pasaba por allí y los vi. No quise e-escuchar a escondidas, ¡lo juro! Sólo me asusté por... —Con sus presencias, Jimin se sintió demasiado avergonzado para completar su explicación. —Ya me voy.
—Espera. —Pidió Jeon, levantando la mano como si quisiera alcanzar al otro chico.
Sin embargo, lo alcanzó. No con un toque, sino con su presencia alfa, que parecía haberse hecho más fuerte desde el momento en que sintió a Park Jimin. Este último acabó paralizado antes de que se diera la vuelta para salir de ese lado del bosque.
Entonces el joven rey se volvió hacia sus súbditos guerreros y, con una mirada inusualmente estrecha, les dio una orden.
—Déjennos a solas.
Kim Namjoon arqueó las cejas, sorprendido por la nueva y muy intimidante sensación que le daba Jeon Jungkook en ese momento. Con una mirada, el general Adaniano concluyó que los otros soldados alfa también parecían sentir lo mismo, pues sus expresiones eran temerosas y tensas. Era como si Su Majestad estuviera celoso, y por eso marcaba ese territorio con su propio olor, queriendo que los demás alfas se alejaran del omega que tenía enfrente
En respeto a eso y a la autoridad real, el General Kim condujo a los soldados fuera de la laguna, llevando con ellos sus ropas y las cazas que habían obtenido momentos antes, dejando al alfa y omega solos en ese punto del bosque. Mientras se retiraban, Jeon Jungkook se apresuró a ponerse de nuevo los pantalones, manteniendo sus ojos alejados de los de Jimin durante todo el proceso.
Tras un tiempo en silencio, escuchando sólo las libélulas que volaban cerca de la superficie del agua y el susurro del viento en las copas de los árboles, Park Jimin y Jeon Jungkook consiguieron por fin intercambiar sus primeras palabras. De alguna manera, todo entre ellos ahora parecía bastante incómodo.
—Ehm... entonces... —Jimin desvió la mirada hacia la laguna, luego hacia los peces que nadaban en ella y después hacia un tronco caído en el borde del agua.
Sintiendo que sus piernas se tambaleaban ligeramente, y juraba que era porque acababa de despertarse hace unos minutos, Jimin se arrastró hasta el tronco, se sentó en él y hundió los pies en el agua cristalina.
El joven rey, tras dudar un segundo, decidió sentarse cerca del tronco, sobre la hierba húmeda que cubría el borde del estanque, para estar un poco más cerca de donde estaba el otro chico.
—¿Te sientes bien? —preguntó Jungkook con un tono de voz bajo y contenido. —Has dormido durante varios días. Estaba... Preocupado.
¿Lo estaba? Park sintió que su corazón se aceleraba.
—A-ah, cierto, me desmayé. —Jimin también se sintió desconcertado por eso. —Nunca me había pasado, es raro... Pero estoy bien, sí.
El rostro de Jeon parecía más relajado tras la respuesta del otro jóven.
—Lu Keran ha estado cuidando de ti mientras tanto.
—Sí, me enteré de eso. Cuando me desperté, me trajo comida. _Jimin se relamió recordando la sopa que había traído el curandero.
—Eso es bueno. Le pedí que hiciera esa cosas, porque supuse que te sentirías más cómodo al lado de otro omega...
La cara de Park Jimin se desfiguró al escuchar la palabra "omega" saliendo de la boca de Su Majestad.
—Por favor, no digas eso, si no me volveré a asustar. —el chico se pasó las manos por la cara.
—Creo que no entiendo. —sentenció Jungkook con una mirada confusa.
—No digas que soy un omega, por el amor de Dios.
Yo no soy eso. Deja eso. —Jimin se encogió sobre el tronco y giró el rostro lejos la cara de Jungkook.
—Pero... ¿No lo sientes? ¿No me sientes a mí y a ti mismo. —el rey se levantó del suelo, aturdido. —¿no ves que has cambiado?
—¿Cambiar qué? ¿Acaso me crecieron cuernos y ahora me he convertido en tu Omega de Plata? Jaja, muy gracioso. —Jimin se cruzó de brazos, enfurruñado.
Después de escuchar el profundo silencio del joven rey, el muchacho sintió que le subía la desesperación a la garganta.
—¡Hey!. No me digas que... —se inclinó para mirar su propio reflejo en el agua, temiendo encontrarse con la imagen de dos cuernos de ciervo sobre su cabeza.
Para su absoluto alivio, todo seguía igual que antes No había cuerno, ni pelo plateado. Sólo el mismo Park Jimin de siempre.
—Dios, eso me asustó... —dijo el chico, con una mano en el pecho. Entonces se dio la vuelta asombrado para mirar a Jeon Jungkook: —¡Mire, Su Majestad! Estoy sintiendo olores raros, pero eso no cambia mi plan original, ¿vale? De hecho, ¡es exactamente por eso que vine a buscarte!
Jimin se levantó de su tronco y comenzó a acercarse a Jungkook, pisando con fuerza la hierba húmeda y señalando con un dedo al joven rey. Este último le miró fijamente con una mirada misteriosa.
—Ese día, me prometiste que me llevarías a donde iba a intentar llegar a casa. ¡Pero ahora, ni siquiera esperaste a que me despertara, antes de decidir volver a tu palacio! —Park picó el centro del pecho de Jungkook mientras éste entrecerraba los ojos.
Fue entonces cuando el rey tomó aquella mano atrevida y comenzó a separar sus dedos, acariciando la palma tensa hasta relajarla. Esa actitud hizo que los vellos del cuerpo de Jimin se erizaran.
—¿Olvidaste lo que pasó aquella noche? —preguntó Jeon en un susurro bajo, con un tono que transmitía cierta tristeza. No dio ningún indicio de que fuera a soltar la mano de Jimin.
Con la pregunta, el joven Park repasó sus recuerdos de los últimos momentos que había vivido antes de borrarlos durante toda una semana, y sumó cada recuerdo con lo que había leído en el libro de su hermana menor.
La sangre volvió a cubrir su rostro, enrojeciéndolo, mientras la imagen de él yaciendo inconsciente entre los brazos de Jeon Jungkook aparecía. Aquel momento parecía tan íntimo e intenso que sólo el recuerdo logró terminar de desquiciar los latidos de Jimin. Las feromonas de Jungkook habían hecho el resto.
—¿Qué estás haciendo... —Park apretó los labios, tratando de mantener la calma y la sensatez.
—Por favor, contéstame. —la mirada de Jeon era tan profunda y llena de expectación que Jimin tuvo que ampliar su campo de visión para no ceder a los extraños sentimientos que empezaban a nublar su mente.
—Recuerdo todo lo que pasó. Incluso recuerdo lo que le ocurrió al general de Eliah. —Park tragó en seco, bajando la cabeza.
—Me salvaste.
—Y también maté a alguien... Yo... —Park mordió su labio inferior. —No me arrepiento de haberlo hecho para ayudarte, pero, sinceramente, fue una pesadilla. A decir verdad, cuando me preguntaste antes si estaba bien, mentí. No lo estoy, no me siento bien, lo que hice es imperdonable, todo es muy extraño, este lugar es extraño, y esto... Estas cosas que siento son extrañas. Quiero ir a casa. Así que, por favor, mantén tu promesa y déjame intentar volver.
—Jimin... — el rostro de Jungkook parecía aún más triste. —No puedo.
Angustiado, Jimin retiró su mano y dio un paso atrás.
—¿Por qué? —apretó los dientes. —¿Adónde fue a parar toda esa charla sobre lo agradecido que estabas por lo que hice? No me vas a decir que has cambiado de opinión después de que ¡Que me convertí en esto!
—Sí, las razones están relacionadas. —una sombra se cernía sobre el rostro del joven rey.
Jimin lo miró fijamente y se rió incrédulo.
—¡Ja! ¿Crees que el hecho de que sea un omega ahora cambia algo? ¡Jungkook, no soy de aquí y no soy parte de ninguna profecía que te involucre! Mi cuerpo sólo debe haber cambiado para, no sé, obedecer las leyes biológicas de este mundo....
—Park Jimin. —Jungkook interrumpió el discurso del otro con una voz más grave, como si contuviera un sentimiento de frustración en su garganta.
—¿Q-qué? —la voz de Jimin vaciló.
—Huyes de este tema a propósito, has buscado soluciones que te alejen de mí y de todo esto que nos rodea desde que intercambiamos las primeras palabras...
—¿Y qué esperas que haga? ¿Sonreír y aceptar todo esto como algo natural? Este mundo ni siquiera debería ser real. No tengo ni idea de cómo he llegado aquí y ni siquiera sé por qué. ¡Es frustrante! No tiene ningún sentido ni lógica para mí...
—¡Me has despertado! —exclamó Jeon Jungkook, frunciendo el ceño. El tono de su voz asustó a Jimin, tomándolo por sorpresa. Al notar esto, el joven rey suspiró profundamente, cerrando los ojos, y volvió a hablar, esta vez en un tono de voz bajo. —¿No entiendes lo que significa? Esa noche, cuando me salvaste, todo cambió. Tú y yo cambiamos. Cualquier tonto puede darse cuenta de eso, ¡porque es muy obvio! No sé si estos cambios están relacionados con alguna leyenda o profecía, Park Jimin. Pero ahora, los pensamientos que más me afectan son los que tienen que ver contigo, ¡y sólo contigo!
— ¿Uhm...? —Jimin estaba listo para dar otro paso atrás, cuando las manos de Jungkook lo tomaron de los hombros. Con esa cercanía, las feromonas de ambos hombres se combinaron en un aroma embriagador y cálido, que los llevó a ambos al estupor.
—Pasé todos estos días vigilando mis propias acciones inconscientes, porque cada vez que mi mente se distraía, me arrastraba al vagón donde dormías, sólo para contemplarte mientras lo hacías. —un rubor marcó las mejillas de Jungkook, exponiendo su vergüenza al revelar esto. —Esa noche, cuando me salvaste la vida, reaccioné de una manera inexplicable, Park Jimin. Tan pronto como mis soldados se acercaron a nosotros, traté de atacarlos. ¡Incluso intenté atacar a Kim Namjoon, el hombre en el que más confío! Todo porque mi cuerpo reconocía el tuyo y deseaba protegerlo de cualquiera que se acercara.
El joven rey jadeó, como si hablar de esas cosas lo consumiera.
Observando el rostro de Su Majestad, Jimin captó la absoluta vergüenza, y también la determinación, que brillaba en sus ojos; y se sintió sacudido por ello y por sus palabras.
—¿A dónde quieres llegar...? —preguntó Park, tartamudeando. Temía la respuesta del rey, pero al mismo tiempo quería escucharla.
—Estoy diciendo que...Muy probablemente esté unido a ti —la voz de Jungkook no flaqueó, pero los sentimientos en su pecho eran tan fuertes que estuvo a un paso de hacerlo.
"Ah, no" pensó Jimin en cuanto escuchó la respuesta del otro. Cerró los ojos, sacudió la cabeza y contuvo una sonrisa desesperada.
—Estás hablando de esa cosa... el "vínculo", ¿eh? —El chico quitó las manos de Jungkook de sus hombros y se apartó de él.
"Los lazos son raros y sólo pueden existir entre omegas y alfas. Se producen cuando las parejas se identifican como predestinados al conectar emocional y profundamente. A partir de ese momento, las dos almas funcionarán como una sola, lo que una siente, la otra también lo sentirá. Por último, los vínculos suelen "registrarse" instintivamente a través de la mordida del alfa en el cuello del omega. La marca de ese mordisco nunca se desvanecerá, y esa es una de las pruebas de la existencia del vínculo", esta explicación fue escrita en la introducción del libro de Yeseo. Park Jimin procesaba ahora cada palabra mientras sacudía la cabeza de lado a lado, frotándose los ojos con los dedos.
—Esto es un libro, es una historia, o incluso podría ser el sueño más loco de mi vida. No importa, al final no es real, no puedo estar"'predestinado'" a alguien, eso... eso... —murmuró Jimin para sí mismo, en un estado de negación.
Desgraciadamente, el buen oído de Jeon Jungkook consiguió captar la última frase dicha por el otro chico, y le entristeció de nuevo.
—¿Cómo puedes despreciar todo lo que he dicho hasta ahora? ¿Crees que lo que siento no es real?
—No, no es eso. Podría ser real, pero... ¡Aaaaargh! Es arriesgado. —Jimin se revolvió el pelo con agonía.
—¿Cómo arriesgado?
Park Jimin ignoró la pregunta de Jungkook y volvió a concentrarse en sus propios pensamientos problemáticos.
—Esto es malo... bastante malo... Necesito salir de aquí antes de que las cosas se pongan demasiado grandes. ¿Pero cómo? No puedo intentar volver a ese bosque donde aparecí por primera vez en este mundo, estoy demasiado lejos de él... Piensa, Jimin, ¿qué harían los personajes de libros...?
Tras pensarlo un segundo, el chico miró el lago que tenía delante y entrecerró los ojos.
—Los personajes salen de los libros cuando... Mueren. —Jimin susurró con una sonrisa demente en su rostro. Llegó a esa conclusión porque su mente ya había estallado.
El joven Park comenzó entonces a entrar en el lago hasta que el agua cubrió su barbilla.
—¿¡Qué haces!? —exclamó Jungkook, todavía de pie fuera, frunciendo el ceño al tener un mal presentimiento sobre la repentina actitud del otro chico.
—Hasta la vista. ¡Me voy a casa! —en cuanto gritó eso, Park Jimin se zambulló y se dejó flotar boca abajo en el agua hasta que no pudo más. Pensó que tal vez entonces sería sacado del libro.
Durante los primeros segundos, Jimin se divirtió al ver un pequeño pez nadando alrededor de su cabeza. Era de color naranja y de la raza Betta -detalle que el joven encontró súper irónico-, y parecía gustarle mucho las mejillas del chico. Justo cuando estaba creando un nombre para el pequeño nadador, Jimin tuvo el cuello de su camisa agarrado y empujado hacia atrás en una repentina sacudida.
A causa del susto, Park se atragantó con un poco de agua y se removió hasta rodear con sus brazos la figura de Jungkook. El rey de Adaman lo levantó sobre el agua, sin la caballerosidad habitual, y lo obligó a mirarlo a los ojos.
—¿¡Estás loco!? ¡¿Qué has intentado hacer?! —la voz de Jungkook casi temblaba.
—¡COF! ¡COF! Intenté volver a mi... ¡mi mundo! —Jimin dijo entre toses. El agua que entraba por sus fosas nasales parecía quemarle los pulmones.
—¡Suicidándote! ¿¡Qué te pasa!? —Su mirada había perdido todo su brillo anterior- ¿Prefieres morir a estar vinculado a mí, Park Jimin?
—No-no es eso... ¡COF! —Jimin todavía estaba tratando de recuperar el aliento... Vale, lo que hice fue una locura. Me volví totalmente loco.
Jeon Jungkook lo observó en silencio, con cara de decepción y tristeza. Tras un asentimiento deprimido de cabeza, el joven rey se pasó una mano por el pelo desordenado y húmedo, y soltó a Park Jimin para darse la vuelta y alejarse.
Pero el otro chico le impidió alejarse sujetando su brazo con ambas manos temblorosas.
—Jungkook... Esto no tiene sentido para mí... Mira, nos conocimos, te ayudé un poco y luego entablamos una bonita amistad. ¡No estamos enamorados! Así que todo esto de la unión es ilógico en mi mente. ¿Siquiera sabes cómo funciona esto de los vínculos? —Jimin se apretó las sienes con los dedos-. —Hace unos días tú mismo me dijiste que ni siquiera sabías identificar a un omega porque no podías sentir las feromonas. De repente me convertí en eso y "despertaste" ¿Y qué?, yo sólo estaba allí en hora equivocada y el momento equivocado. Fui el primer omega que apareció frente a ti, eso debió marcarte, eso es todo.
—¿Cómo puedes hacer esas conclusiones con tanta certeza? La oscuridad en el rostro de Jungkook parecía más profunda. —Para mí es un hecho evidente, Park Jimin: eres tan ignorante sobre mi mundo como yo sobre mi futuro. Tus deducciones me parecen excusas y negaciones.
—¿Excusas para qué, Su Majestad? —los labios de Jimin se comprimieron.
—Para evitar aceptar la verdad. Mírame a los ojos y dime, con todas las letras, que sabes a qué has venido, que sabes cómo apareciste prácticamente delante de mí aquella noche de la Luna de Sangre, y que todo esto, desde nuestro encuentro hasta nuestras transformaciones, sólo pueden ser una mera coincidencia. ¿No te gusta la lógica y el razonamiento? ¡Entonces habla!
Los ojos de Park Jimin se abrieron de par en par y perdió el habla por un largo momento.
Mientras tanto, el joven rey relajó los hombros, suspiró profundamente y volvió a encarar al otro chico. Entonces, en un acto repentino, le abrazó con fuerza, pero sin hacerle daño, creando una especie de barrera que impedía que el frío y la incomodidad llegaran a la empapada piel de Park Jimin.
Park se estremeció bajo el abrazo de Jeon, no por miedo, sino porque se sentía espantosamente bien. Las feromonas del otro lo cubrían como una manta protectora, y el cuerpo de Su Majestad le proporcionaba una calma y una sensación de seguridad que el chico nunca había sentido.
Casi se rinde allí mismo.
—¿Realmente crees que soy el ser de la profecía...? —Jimin tragó en seco: —¿el Omega de Plata?
—No sé, a veces lo espero, pero eso no es realmente importante para mí, para lo que realmente quiero. —la voz baja de Jungkook parecía acariciar los tímpanos de Jimin.
Después de parpadear, el jóven Park, sintiéndose un poco angustiado, decidió exponer sus propios pensamientos.
—Antes dije que era arriesgado para mí porque existe la posibilidad de que no sea él. Y esa posibilidad es muy grande. —Porque, en el libro de Yeseo, sólo soy el "Alquimista Loco", y no un candidato al "Omega de Plata". Incluso tengo una página con mis descripciones, y está muy lejos de la página del ser de la profecía. Añadió el chico pensando
Deseó poder decir estas cosas, explicar la historia del libro a Jeon Jungkook, pero todo parecía empeorar y volverse más confuso. Además, Jimin no sabía si había efectos colaterales si hacía eso, así que prefirió ocultar ese detalle de la explicación.
—Entonces, un día, cuando aparezca, y sé que aparecerá... —porque eres el protagonista del libro, así como tu compañero predestinado, y claro que el Omega de Plata aparecerá en cualquier momento. —No tendré ninguna oportunidad y seré olvidado por ti.
La fuerza del abrazo de Jungkook se intensificó.
—Y otra vez estás haciendo suposiciones como si fueras el amo del futuro. —Jeon se apartó un poco de Jimin para mirarlo a los ojos. —¿Cómo puedes concluir que seré tan canalla como para olvidarte?
Los labios de Park formaron una débil sonrisa. Con una mano, retiró un mechón de pelo pegado con agua en el centro de la frente del joven rey. Un gesto suave que hizo que Jungkook se sonrojara ligeramente.
—No estoy diciendo que eso va a pasar por culpa tuya. Así es como funcionan los romances. —Los personajes secundarios no tienen mucho derecho en el amor... El chico pensó y luego añadió encogiéndose de hombros. —Bueno, son posibilidades... Siempre que decido hacer algo, pienso en todos ellos y calculo si vale la pena el costo. Como aún no tenemos sentimientos profundos que nos involucren, es mejor que nos detengamos.
Jimin entonces apartó a Jungkook cortésmente. El otro joven parecía desconcertado.
—¿Y todo lo que te dije sobre que nuestros cuerpos reaccionan entre sí? ¿Simplemente desprecias mis palabras?
—Es sólo un evento químico, Jeon, he estudiado sobre... Existen muchas especies que se reproducen así, pero eso no significa que los animales formen parejas eternas tras la ocasión. —dijo Jimin, entonando como un verdadero estudiante de ciencias exactas.
Si antes Jeon Jungkook encontraba linda y curiosa esa manera de ser del chico, ahora sólo podía sentir rabia y frustración.
Después de darse la vuelta para no seguir mirando a Jimin, el rey de Adaman, con los puños apretados bajo el agua, interrogó entre dientes.
—¿Cómo piensas volver a tu casa?
—Todavía estoy esperando el cumplimiento de la promesa que me hiciste.
Lejos del campo de visión de Jimin, Jeon Jungkook apretó los ojos.
—Muy bien, si quieres irte, entonces me encargaré de eso.... Sin embargo, hay algo que debes saber. —la voz del rey adquirió un tono tenso. —Justo después de que te desmayaras hace una semana, recibí un cuervo con noticias de la capital Adwan. Mi madre me envió un mensaje avisando que mi hermano estaba postrado en cama. Él... —Jungkook dudó: —En fin, tengo motivos para volver a Adwan urgentemente. Estamos a un día de la capital, así que espero que lo entiendas y me ofrezcas tu paciencia. Cuando lleguemos allí, resolveré este asunto adecuadamente.
—A-ah, sí... yo... lo siento mucho... Y gracias. —Park Jimin no sabía dónde mirar. Esa noticia sí que era seria, y por la forma en que Jungkook se veía angustiado, Jimin se sintió bastante miserable por quejarse y maldecir el regreso al palacio.
Sin siquiera un movimiento de despedida, Jeon Jungkook salió del lago y caminó a través del bosque para regresar a donde estaban sus tropas.
En cuanto se quedó solo, teniendo todo el lago para él, Park Jimin se vió agraciado por el silencio del bosque y el suave aroma de las plantas a su alrededor.
Se arrastró hasta la orilla y se sentó en ella, con los pies aún sumergidos en el estanque cristalino. Entonces Jimin sintió cosquillas cuando el pequeño pez Betta de antes reapareció y empezó a jugar con los dedos del chico.
—Gracias por hacerme compañía. Desgraciadamente tengo que estar de acuerdo con ese rey encantado con la reacción de mi cuerpo al suyo.... Después de que se fue, comencé a sentirme un poco solo...
🐾
Así quedé cuando me di cuenta de que los capítulos cada uno tiene de 8k a 10k palabras. Osea, los capítulos están igual que largos que los capítulos de Submissive.
Imagínense cuánto tardo en traducir 😭
Pero bueno, la historia lo vale siksi.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro