42
ωμέγα φεγγάρι
—Suéltame, tu aliento huele a alcohol. — Se quejó bajito con el alpha pegado a él.
—Tú hueles muy rico.— Volvió a quejarse al sentir al hombre restregarse contra él, intentando marcarlo con su olor, mas sus quejas cesaron al sentirle lamer su cuello.
—Tae... — Apretó sus orbes unos segundos ante la extraña humedad que dejó la saliva ajena sobre su piel.
La piel se erizó en reacción natural al sentir a Taehyung suspirar y volcar su respiración sobre el cuello del omega.
—L-lo siento... mi celo está cerca... y ya sabes cómo me pongo de necesitado. — se justificó con voz arrastrada. JiMin humedeció sus labios.
—Yo sé... amas marcarme con tu aroma mientras te acaricio el cabello. — le susurró en respuesta el omega. Con cuidado JiMin acogió las manos grandes del alpha sobre su vientre cubierto y entrelazó sus dedos, siendo algo torpe. Recargó su peso un poquito más sobre el pecho ajeno, refugiándose en su calor.
Escuchó a Taehyung casi ronronear a sus espaldas.
Se permitió cerrar sus orbes para poder disfrutar el rico calor ajeno cubriéndole, el ruido y las voces de la familia de Taehyung escuchándose de lejos y el frío del lugar reflejándose en el viento. La piel de sus piernas erizándose apenas ante el clima y siendo cubiertas torpemente por una pequeña manta.
Sonrió al pensar en lo impulsivos que se vieron, pues en medio de la cena que organizaron por el cumpleaños de Taehyung se fugaron al costado de la casona, ahí donde guardaban a los caballos.
El lugar apenas siendo alumbrado por un par de lámparas, la luz siendo apenas perceptible por entre la oscuridad, mas era la necesaria para poder distinguir lo que sucedía a menos de un metro de distancia.
JiMin se rió ante un recuerdo en aquel lugar.
—¿De qué te ríes? — Taehyung le preguntó suavemente.
—Me acordé cuando te caíste en el excremento de los caballos.— murmuró entre risas y Taehyung se quejó bajito con un mohín en labios.
—Eso no es gracioso~ — Taehyung tarareó.
—Para mí lo es. — JiMin volvió a reírse, mas la diversión no le duró demasiado, pues se removió ante la mordida que le otorgó Taehyung en su hombro en forma de reclamo. —¡Ay! No hagas eso, duele. — Taehyung siseó divertido y con cuidado besó la piel cubierta.
—Perdón, perdón. — El alpha volvió a besar repetidas veces por sobre la camisa del omega. JiMin sintió a su rostro arder ante el atrevimiento de Taehyung de remover un poco la tela para poder besarle directamente sobre su dermis.
Sus hombros se tensaron un poco cuando Taehyung le haló hacia atrás, haciendo que sus cuerpos se juntaran más de lo que ya estaban. Fue ahí cuando le sintió.
—¿Quieres? — Taehyung le preguntó mientras su diestra se arrastraba por todo su vientre, bajando de a poquito al sur. En un tacto que pretendía seducirlo.
No era idiota, sabía lo que el alpha quería desde que arribó a Seúl.
—Tu celo se va a adelantar.— Se excusó JiMin con los labios apretados.
—Ugh, ¿ni siquiera porque hoy es mi cumpleaños? — el omega tragó al sentirle restregarse —. Prometo ser gentil.
Y quizá sólo por la culpa que le provocaba haber rechazado al alpha en distintas ocasiones, aceptó en silencio.
Trató de relajarse a sí mismo con respiraciones profundas cuando el alpha lo condujo a su habitación, evitó cerrar los ojos al sentir la mano hábil del alpha detrás entrometerse por su camisa para tocar carne. Y joder que trató de disfrutar el toque suave que le proporcionó Taehyung.
Pero no pudo.
Taehyung amagó quitarle la camisa y él se rompió ahí.
—¡No! Ya no, basta. Detente, no quiero.— Le suplicó entrecortado, con la respiración agitada y con los ojos apretados. Sus manos pequeñas temblorosas sosteniendo los bordes de la tela para evitar que subiera más. Se arrastró por la cama hasta llegar a la cabecera, en donde se recargó con el rostro contraído y oh, la mirada preocupada de Taehyung no se igualó con nada.
—¿Qué sucede? ¿Te lastimé? Oh dios, lo siento. ¿Estás bien, amor? — El alpha le sostuvo el rostro y se alejó un poco para tratar de encontrar el origen de la incomodidad ajena.
JiMin negó y sollozó, dejando que las lágrimas empaparan su piel. —Mi amor, no llores. Está bien si no quieres, sólo dime si-
—No... no es que no quiera, es que simplemente no puedo... — susurró apenas, Taehyung frunció sus cejas preocupado, limpió con las yemas de sus dedos las mejillas húmedas del omega —. Tae...
JiMin tragó, tratando de deshacerse de ese feo apretón en la garganta que sentía y que le impedía hablar correctamente. Taehyung le miró con sus ojos grandes, paciente, como siempre. —¿Qué sucede? Sabes que siempre puedes decirme lo que sea, ¿mh?
El omega asintió entre hipidos e inhaló fuerte, queriendo conseguir aire para poder hablar como era debido. —Esto... es algo complicado, ¿vale? Antes de decirte... quiero que sepas que te comprenderé si dejas de quererme o si te doy asco.
—Hey, ¿qué cosas dices? Yo te amo así como eres. Estoy seguro que lo que sea que te tienes guardado no es tan malo como crees. Recuerda que siempre te apoyaré; si es que tengo que hacer algo por ti, lo haré.
Aquello hizo a JiMin formar pucheros. Mierda, Taehyung era tan lindo con él.
Mentiría si dijera que no vaciló, con cortos balbuceos hizo que Taehyung se tensara más y fue hasta que respiró hondo que pudo soltarlo. —Yo... y-yo fui abusado, Tae.
—¿Qué? — JiMin volvió a bajar la mirada con un prominente mohín, sus labios temblando un poco ante el aguante de soltar un jadeo.
—Me violaron... — murmuró con su voz sonando chiquita y entrecortada por el gran nudo que sentía en la garganta. —Abusaron de mi cuerpo tantas veces que ahora-
El aliento se le cortó y con él murió su discurso.
Y quiso salir corriendo de ahí al ver a Taehyung tensar sus gruesos hombros, estaba demasiado asustado y tenso como para siquiera pensar en algo que no fuera todo lo que pasó.
JiMin cerró sus orbes fuerte en respuesta instintiva (quizá en hábito), cuando el alpha levantó su diestra y ahuecó su delgado rostro con cariño. Mimó la piel bajo su tacto y JiMin volvió a jadear culpable.
Taehyung estaba llorando frente a él.
—Oh, mi amor, mi JiMin. Lo siento tanto... soy un idiota.— JiMin subió sus cejas, sorprendido de la respuesta ajena.
—¿No... no te doy asco?— Le costó trabajo decir, sonó demasiado bajo, mas fue lo necesario para que el alpha frente a él le escuchara y negara con la cabeza al instante.
—¿Qué dices? Claro que no — JiMin tuvo una especie de paradoja al sentir a Taehyung sostenerle con las dos manos las mejillas, fuerte y estable, como sólo un alpha sabría tocarle —. Hey, escucha. Tú no tienes la culpa de todo lo que sucedió — JiMin jadeó—. Yo sé que todo esto es difícil para ti, mi amor.
JiMin se sintió chiquito ante las palabras reconfortantes del alpha, probablemente en demasía aliviado por la reacción del alpha ante la mención de su abuso.
—Superaremos esto juntos, ¿vale? Te ayudaré en todo lo que me pidas y no me apartaré de tu lado si es necesario — Taehyung besó su frente y JiMin parpadeó algo aturdido.
—T-tu celo...— El alpha agrandó sus orbes y negó rápidamente con la cabeza.
—No tienes que pasarlo conmigo, no así.
—Pero-
—No, JiMinnie. Mi amor, quiero que te quede claro que estas en todo el derecho de detenerme en cualquier momento si soy demasiado encimoso, no quiero incomodarte — el alpha acarició la piel bajo su tacto, con cariño, con cuidado —. Además, no tienes que preocuparte por mi celo. No es la gran cosa, lo pasaré solo por el bien de los dos. Le pediré a las noonas que me preparen un supresor. — JiMin mordió su labio fuerte, con la culpa en sí.
—Tae...
—¿Mh?— le respondió bajito el alpha, mientras cerraba sus orbes y recargaba su frente en la ajena.
—Perdón por hacerte pasar esto... no se supone que deba de ser así.
—No te preocupes, estoy seguro que lo resolveremos juntos — Taehyung se separó un poquitito y ocultó su rostro en el cuello del omega, los largos brazos apresaron el torso delgado en un necesitado abrazo —. Por tonto que suene, sé que podremos resolver todo con nuestro amor.
Oh Dios, Kim Taehyung.
—¿Ustedes quieren ir? — preguntó JinHoo con duda.
—Sí. Es una excelente idea, ¿no crees? — JinHoo frunció los labios y ladeó la cabeza un poco, pensando seriamente en las palabras ajenas —.YoonGi-yah lo propuso. Dijo que era para que no te separaras de SeulGi y el embarazo no se pusiera más en peligro. Además él fue el que terminó encargándose del rescate de los omegas, YoonGi-yah tiene toda la información y los contactos para poder dar con los responsables. ¿No crees que es bueno involucrarlo?
—Suho... dijimos que esto se quedaría entre nosotros dos.— Suho mordió sus labios ante el tono molesto.
—Lo siento... pensé que YoonGi-yah podría ayudarnos.
—Ya no importa...— JinHoo se levantó de su asiento y se acercó al otro alpha que le miró en silencio —. Estoy seguro que mi hermano fue el que propuso esto sólo con el afán de que lo perdone, ¿no?
Suho tragó.
—Ah, él... él lo hizo porque sabe tu situación. Sabe lo complicado que es para ti todo esto.
—Accederé a esto, pero con una condición.
Suho parpadeó algo aturdido al ver los orbes azules de JinHoo intensos, vivaces.
—Pase lo que pase, no dejes que YoonGi vea a ese omega.
Oh.
Suho fingió demencia por el bien de él y YoonGi. —¿Omega? ¿Cuál omega?
—El omega castaño. JiMin.
—Oh, ¡ese omega!— Y por un momento creyó que JinHoo no creería su falsa falta de conocimiento, mas al ver esa mirada azulada confirmó que había caído.
—No dejes que se acerque a él. Sino mamá me matará.
Suho se sintió más que confundido ante el rostro serio y las palabras tajantes del alpha.
—¿Qué? ¿Por qué dices eso? El omega parece ser inofensivo.— JinHoo chasqueó la lengua.
—Ese omega se metió entre las fauces de YoonGi-yah. Es un maldito plebeyo, ni siquiera tiene un rango decente. Sabes que si mis padres llegan a enterarse de que tuvo algo con ese hijo de perra no dudarán en eliminar cualquier atisbo del omega y obligarán a YoonGi a tomar un matrimonio forzado — Suho le miró con los ojos abiertos de más, quizá demasiado asustado del tono algo tosco y acongojado que lograba percibirse en la voz grave del hombre —. La historia volverá a repetirse y YoonGi terminará como yo. Y yo no quiero que él termine así.
Suho se mostró consternado ante la mención del hecho, porque eran contadas las veces en las que JinHoo hablaba de aquello sin terminar furioso al respecto.
—Si me entero que YoonGi-yah se reunió con ese hijo de perra, me aseguraré de cortarte la cabeza. — JinHoo le señaló con su dedo, la mandíbula manteniéndose apretada y haciendo lucir al alpha inquieto.
Y Suho por un instante vio un atisbo de miedo en esos ojo de invierno.
Vio al pequeño JinHoo adolescente temeroso que conocía.
—Sí... yo me encargaré de mantenerlo lejos. Por eso no te preocupes.
JinHoo no tenía por qué saber que en realidad era cómplice del raro romance que mantenía YoonGi con aquel omega.
Suho miró a la puerta cuando fue tocada y un sirviente se asomó levemente. —Señor Suho, el príncipe requiere de su presencia en la biblioteca lateral.
—Infórmale que iré en un segundo.
—¿Te verás con YoonGi?— JinHoo preguntó sonando extraño.
—Sí. Le prometí prestarle un par de libros que tengo— se excusó y JinHoo levantó una de sus cejas —. Ya me voy. También tengo que ir a visitar a mi madre y se hará más tarde. Nos vemos luego, su alteza.
JinHoo bufó, pero le dejó ir en silencio.
Suho caminó rápido por entre los pasillos, con las ansias carcomiendo su sistema, pues sabía por lo que había sido llamado. Pensó en que YoonGi realizó lo que le pidió realmente rápido.
En cuanto vio la espalda del alpha no dudo en espetar su nombre, alto y fuerte. —¡YoonGi-yah!
Siseó divertido al ver al contrario sacudirse en susto al escucharle, pronto giró su rostro y rió tenso. —Hyung, me espantaste.— se quejó con voz baja y Suho amagó burlarse, mas se quedó en silencio, pues vio al omega que habían mandando a buscar permanecer escondido detrás del alpha.
YoonGi pareció notar la atención que le daba Suho a Taemin y con algo de pena, les introdujo otra vez a pesar de ya conocerse anteriormente. —Hyung, él es Taemin-ssi. Fue uno de los que nos brindó apoyo para la expedición
El omega reverenció con la mirada gacha y él sonrió levemente. —Es un gusto volver a verte, Taemin-ssi.
YoonGi tragó ante el aire incómodo que se estableció entre ellos. —Bueno... eh. Yo me reuní con Taemin-ssi hace poco. Él me relató todo lo que consideró importante y yo lo anoté como un reporte; sin embargo él insistió en reunirse contigo personalmente por si tienes alguna duda o pregunta después de leer el reporte.
El mayor recibió la compilación de hojas que YoonGi le extendió y sonrió suave, para evitar intimidar al omega que se notaba demasiado nervioso. —Muchas gracias por tu consideración, Taemin-ssi. Trataré de ser lo más breve que sea posible para evitar irrumpir tus planes. Por favor entremos.
YoonGi sonrió ante la labia ajena, Suho era demasiado bueno tratando de calmar a las personas con palabras.
El par de alphas y el omega algo asustado, entraron al interior de la extensa biblioteca. YoonGi mordió su labio y suspiró un poquito al tener un recuerdo del lugar.
—Mamá...— le llamó con voz baja. Demasiado preocupado de no verle en el comedor central con su sonrisa postiza como siempre. Pues se supone que ambos ya deberían estar preparados para salir a tocar las campanas del castillo e inaugurar un nuevo año.
La omega apenas y se giró para mirarlo recargado en el marco de la puerta.
—¿Qué sucede?— YoonGi tragó ante el tono serio de la mujer que se mantuvo de espaldas a él. Observó a Yuna seguir empacando sus cosas dentro de las valijas y él se sintió asfixiado ante la desesperación ajena.
Joder.
—¿Vas a irte?— preguntó sonando titubeante, olvidando de repente a lo que verdaderamente venía. Yuna terminó de cerrar una de las valijas y con un aire tosco se giró al alpha que jadeó al verle con un moretón debajo de su ojo.
¿En qué momento su padre-?
—Mamá...— sonó aireado, no pudiendo emitir alguna otra palabra, emprendió un paso en reacción natural al verle con el morado adornando su rostro.
Ciertamente estaba un poco sorprendido, porque siempre que sucedía algo entre sus padres, su madre no dudaba un segundo en arreglarse y fingir que todo estaba bien. Y ahora el verle así... despeinada y con un notable deterioro en el rostro, le provocaba preocupación.
La omega le sonrió, así como solía hacerlo cuando era más joven y fingía pretender que todo estaba bien. Y como era costumbre, ignoró la preocupación ajena. —Sí. Me iré mañana por la tarde sin tu padre — le aclaró mientras caminaba hacia una cajonera cercana —. Sólo estaba esperando a sentirme mejor para largarme de aquí.
YoonGi se removió.
—¿Vas a bajar hoy a la cena?— Yuna le miró apenas unos segundos, YoonGi sólo pudo tragar y hacerse chiquito al ver a la fémina negar con la cabeza.
—No. No pienso aguantar al idiota de tu padre y tener que fingir ante el pueblo.
—¿Al menos cenarás aquí?— Yuna detuvo sus movimientos —. Puedo... puedo subir a acompañarte si quieres.— le propuso, tratando de sonar amable y cuidadoso.
Y siendo sincero no sabía por qué seguía intentado recuperar algo de esa relación con su madre, tal vez la culpa de verla padecer siendo un factor para comportarse así.
Su corazón latió fuerte al ver los ojos grises ajenos aguarse levemente.
—¿En serio quieres perderte el festival y en su lugar encerrarte aquí conmigo?— YoonGi conocía de más ese tono que utilizaba Yuna para fingir desinterés, sabía lo complicado que era para ella soltar una afirmativa tan a la ligera.
—Claro que sí, eres mi mamá. Además- yo... yo no tengo con quién divertirme allá abajo y siendo honesto, no tengo ánimos de fingir tampoco.
Yuna frunció apenas su ceño al ver al alpha lucir algo decaído. Notando hasta apenas la falta de ese particular brillo que le venía adornando desde hace no mucho, que inclusive, se le notaba hasta en la sonrisa.
—Bueno, si quieres acompañarme hoy, puedes hacerlo.— La omega subió sus labios para transmitirle algo de paz al alpha que destensó sus hombros y sonrió.
—Vale, entonces vendré en la noche a verte, madre.— YoonGi relamió sus labios y suspiró cortamente ante la incomodidad de usar vestimenta algo ajustada. Se acomodó la manga bombacha de su camisa y en silencio se dio vuelta para salir de la habitación.
—YoonGi-yah— le llamó con suavidad y él no se resistió ante la omega, giró su rostro para darle a entender que le escuchaba —. Gracias por esto, hijo... te amo.
¿Por qué era tan complicado resistirse a las muestras de afecto que llegaba a darle su madre?
Con tan sólo unas palabras Yuna lograba darle esperanzas de tener algo especial con ella.
Y aunque el alpha no le pudo responder como quiso le sonrió lo más cálido que pudo, después de todo, sus emociones no lograban sentirse lo más puras.
Bajar las escaleras del castillo y aguantar los sermones por arribar tarde le importaron poco; sin embargo, estaba esa incomodidad presente entre su familia que le hacía querer morderse las uñas hasta sangrarse.
—Hyukwoo-ah, ven. Tú también deberías de tocar las campanas con nosotros.— YoonGi sólo pudo atinar a subir sus cejas algo sorprendido al ver a su padre sonriendo grande mientras acogía al otro alpha de los hombros; los labios le temblaron en importancia al pensar en que su padre jamás había sonreído así con él.
YoonGi se aguantó el maldecir a su padre cuando lo empujó de su lugar y lo remplazó con Hyukwoo. —Es un honor para mí formar parte de esto.— Y YoonGi sintió a su interior arder en celos.
Él quería y necesitaba ese cuidado de su padre.
—Padre, no es por ser grosero, pero debemos de salir ahora.— Bendito JinHoo que se atrevió a interrumpir la íntima plática que mantenían Hyukwoo y su padre. Al parecer, YoonGi no era el único incómodo ahí.
Las puertas del castillo se abrieron y en conjunto tuvieron que salir al balcón principal a tocar las grandes campanas que anunciaban un nuevo año. Se quedó quieto como siempre, detrás de su hermano mientras el alpha mayor espetaba algunas palabras de aliento.
YoonGi hizo su deber y miró con algo de desdén a Hyukwoo moverse tan a la ligera, como si estuviera en su territorio. Debía de admitir que últimamente el alpha venía comportándose extraño y hasta quizá grosero, y la cizaña de su padre no ayudaba.
—Su alteza, el comedor principal y el banquete para el pueblo han sido abiertos.— Una sirvienta se acercó a avisarle a JinHoo y él asintió en silencio.
—Ingresen a los ministros del consejo y a los duques principales al comedor para tomar el brindis. Díganles que en un momento bajaré a recibirlos.
YoonGi no supo a dónde moverse, porque mientras Hyukwoo y su padre seguían conversando íntimamente, importándoles poco la etiqueta social; JinHoo a su lado mandaba y recibía información del festival que se estaba dando. Se sintió asfixiado y exiliado.
—YoonGi-ah.— Brincó en su lugar algo desconcertado al escuchar a JinHoo hablarle en un murmullo.
Era la primera vez que se dirigía a él de esa forma desde la pelea.
—¿Mh?— No quiso formularle una respuesta, tal vez porque la gente aún seguía con la mirada sobre ellos y YoonGi no terminaba de sentirse libre de remordimiento contra JinHoo.
—¿Mamá bajará?— JinHoo sonó como un niño pequeño necesitado de su madre al decir, y YoonGi notó claramente el ligero temblor de hombros que mantenía el alpha.
—No. No se sentía bien.— dijo tajante.
—Oh... Iré a verla después de la cena.— murmuró JinHoo más para él que para YoonGi.
—No hace falta. Yo cenaré con ella.— Y no pretendía sonar presumido, ni mucho menos, mas la mueca que acompañó al comentario lo hizo ver así.
Vio a JinHoo subir sus cejas, quizá sorprendido de lo que dijo. Pues era de sorpresa, porque siendo sinceros YoonGi escasas veces pasaba tiempo con sus progenitores sin pelear o sentirse atacado. Además de que no había que recalcar que los padres de ambos tenían un notable favoritismo hacia JinHoo.
—¿Entonces te irás?— Preguntó JinHoo.
—Sí. Tendrás que quedarte solo en la cena con papá y Hyukwoo hyung.
Aquello hizo a JinHoo tragar.
—Creo que esa es una de las ventajas de no importarle a nadie, ¿no lo crees, hyung?— YoonGi masculló con un desdén venenoso —. Puedo desaparecerme y a nadie le importará en dónde esté.
JinHoo se quedó en silencio, imposible de replicarle algo, pues le vio irse a paso apresurado.
—JinHoo-ah, es hora de ir al comedor.— Hyukwoo se acercó al alpha y le palmeó la espalda, en un intento de llamar su atención. JinHoo se removió bajo el toque, mas aguantó y sonrió fingidamente antes de asentir, aún con la mirada clavada en la espalda de su hermano menor.
YoonGi mordió sus labios fuerte ante los nervios que sentía en la boca de su estómago al simplemente huir de ahí, quizá porque se adelantó de más y porque ni siquiera se dio el tiempo de bajar a saludar a los ministros y altos rangos de su propio gobierno. Pero aquello no importaba más, ahora estaba huyendo.
Y no debió de haberse detenido en su habitación a cambiar sus prendas por algo menos ostentoso e incómodo, mas la necesidad de sentirse cómodo le ganó. Cambió su ropa en un tiempo récord, suspiró gustoso al sentirse más libre y con algo de culpa, buscó esa almohada que siempre trataba de tenerla cerca, no resistiéndose mucho al capricho de su lobo por oler ese dulzón aroma que extrañaba en demasía y que claro, estaba impregnado en la tela, (claramente no la robó de la habitación que solía ocupar el omega), abrazó y aspiró fuerte la almohada de plumas; gruñó al percibir apenas el olor impregnado de su omega, el aroma casi extinto le otorgó la tranquilidad que necesitaba en ese momento.
Y como si fuera un lobo recién presentado rebosante de hormonas, se restregó contra la tela, buscando impregnarse y tatuarse en la lengua el olor de JiMin.
Dios. ¡Omega, omega!
Se quedó así unos momentos, sólo lo necesario para que su lobo calmara su ansia del omega castaño que siempre rondaba su mente. Se acomodó su lacio cabello y cuando se sintió levemente cuerdo, salió de la habitación, importándole poco el desastre que dejó en la misma.
Cruzó un par de puertas antes de arribar a la habitación de su madre, con algo de inseguridad tocó la madera de la puerta y esperó paciente a que la omega abriera.
El alpha sonrió un poco al ver a su madre, en un intento de relajarse a sí mismo. —YoonGi-yah, pasa.— Yuna se apartó del marco de la puerta y dejó pasar al menor que caminó algo inseguro al interior.
YoonGi observó en silencio el pequeño banquete servido en las mesas de servicio al lado de la cama. —Subiste muy rápido.— Yuna susurró y él asintió en respuesta.
—JinHoo hyung me dejó subir antes.— Se excusó mientras se acercaba a los platos servidos, escrutando la comida en silencio.
—Fue considerado entonces— YoonGi posó sus orbes en su madre otra vez, le vio tomar asiento en un pequeño sofá y acoger entre sus manos huesudas una copa de vino llena —. Tu padre.... ¿Tu padre no dijo nada?— el alpha no pasó desapercibido ese tono vacilante.
—No... ni siquiera hable con él; estaba muy ensimismado con Hyukwoo hyung— Yuna chasqueó la lengua algo inconforme ante el comentario —. Parece que mi padre quiere más a Hyukwoo hyung que a nosotros.
Yuna no respondió y YoonGi no supo cómo interpretar ese silencio extraño.
—Estoy segura que a ustedes los quiere más... Hyukwoo-ah es el karma de tu padre— YoonGi ladeó el rostro confundido —. Ese alpha es el constante recuerdo de sus fechorías en la guerra.
—¿A qué te refieres, mamá?— La omega siseó antes de responderle.
—Tu padre aniquiló a casi toda su familia en la invasión de Busan; él pensó que la familia de Hyukwoo estaba relacionada con los ataques y no dudó en matarlos a todos. La única sobreviviente fue su madre— Aquello hizo al alpha jadear —. Después se dio cuenta que había sido un error, pero la culpa no lo dejó, así que por eso, se encargó de darle trabajo dentro del castillo. Tiempo después un ministro del consejo se enamoró de ella y casaron.
YoonGi se quedó mudo ante la historia, quizá porque desde que tenía memoria, Hyukwoo siempre estaba ahí, jugando junto a su hermano.
—¿Y por qué Hyukwoo hyung siempre estaba con JinHoo hyung?— Preguntó con la curiosidad picándole, también porque quería confirmar aquello que se rumoreaba sobre el padre de Hyukwoo.
—Oh, bueno... El hombre con el que se casó se esforzó por conseguir un título de renombre para escalar dentro del gobierno. No fue sorpresa que después de ascender varios puestos Hyukwoo terminara relacionándose con tu hermano y tú. Recuerdo que te llevaban regalos de vez en cuando para ganar tu cariño.
Aquello hizo a YoonGi sonreír un poco ante la melancolía.
—¿Entonces qué sucedió? ¿Por qué cuando Hyukwoo hyung se presentó se fue junto con su familia?
—No lo sé. Tu padre nunca me dijo todo— Yuna perdió su mirada grisácea en el vino carmín unos segundos antes de levantar la mirada y sonreír fingidamente —. Pero eso no importa en este momento. Vamos a cenar; anda, acércate y come lo que quieras.
YoonGi no pudo quejarse o replicar, pues aunque sabía que su mamá estaba fingiendo estar bien, estaba dando todo de sí para no colapsar delante suyo.
Y aunque se sintió ajeno a las emociones extrañas que retoñaban con su madre en cierto punto de la cena, eso no impidió que tratara de disfrutar de la comida y de la extraña calma que rodeaba a la omega.
—Recuerdo cuando eras pequeño y todas las noches ibas a mi habitación a dormir conmigo a pesar de que tenías tu propia habitación.— le relató con una sonrisa amplia en los labios después de haber terminado de cenar gratamente.
YoonGi rió y frunció sus hombros. —JinHoo hyung hablaba solo mientras dormía y siempre tenía pesadillas. Era demasiado miedoso.— Se excusó YoonGi con las mejillas coloradas por el vino ingerido.
—Lo único que le agradezco a tu padre es haberme dado a tu hermano y a ti— El alpha perdió la sonrisa gradualmente ante los ojos acuosos de la mayor —. Sabes que ese hombre no es el más amable y gentil conmigo, y yo sé que lo odiaría infinitamente por haberme robado mi felicidad si no los tuviera a ustedes.
Era el alcohol lo que hizo a Yuna hablar de más y decir lo que se había tenido guardado por tanto tiempo, y tal vez YoonGi no era la persona más indicada para escucharla, pues era su hijo, mas eso no le importó en ese instante. Sólo quería deshacerse de ese infernal dolor en su marca de unión.
—Mamá...
—Perdón, YoonGi-yah— le interrumpió y él se quedó mudo —. Sé que no he sido la mejor madre y también soy consiente del daño que te he hecho. Y realmente no espero que me perdones por todo, pero al menos, quiero quedar en paz contigo... quiero morir sin el remordimiento de consciencia de pedirte perdón.
El alpha no supo qué responderle. Y es que mierda, realmente no era la primera vez que la mujer se disculpaba, mas esta vez se sentía verdaderamente honesta y pura.
YoonGi por primera vez realizó cuan mal estaba su madre, por milésima vez cayó en cuenta de lo tanto que necesitaba a su madre.
—Te noto extraño. ¿Está todo bien, Minnie?— el tono suave de la mujer le hizo relajar los hombros.
—Uh, sí. Es sólo que estoy algo cansado... ayer me dormí hasta tarde por haber estado platicando con Tae. — Y aunque la justificación era en parte real, no terminó de decir todo.
—¿Te divertiste en la cena?— Haneul le preguntó con voz baja mientras terminaba de picar algunas papas.
—Ujum. Tae y yo nos fugamos al final a la caballeriza. Estuvimos ahí hasta la madrugada conversando.— Le explicó con cuidado, con las manos ocupadas en terminar de armar las tartaletas de frutas que llevaría a la casa de Taehyung al día siguiente.
—¿Estás seguro que sólo conversaron?— La mirada con reproche que le otorgó la mayor le hizo sonrojarse en demasía.
—¡A-Abuela!— Haneul se rió fuerte ante el grito chillón del menor.
—No tiene nada de malo que me cuentes tus encuentros con él. Puede que estén haciendo algo mal y no lo sepas, ya sabes...— Haneul no terminó de decir, pues vio al omega fruncir el ceño y bajar el rostro, como si luciera triste de repente.
Oh.
Le miró ocultar su rostro y hacerse pequeño sobre sí mismo, Haneul encarnó sus cejas preocupada al ver un ligero temblor en los hombros delgados. —¿JiMin-ah? ¿Está todo bien? — y la anciana no pudo evitar aplastar sus labios al ver al omega asentir pequeño sin levantar el rostro.
—¿Te incomodé? Lo siento, cariño. Yo no-
—Está bien... — Haneul le volvió a mirar preocupa ante su tono susurrante —Hay que hornear esto. — JiMin cambió de tema rápidamente y Haneul sabía que cuando el omega se comportaba así, debía de parar.
—Prepararé el fuego entonces.— le respondió Haneul al castaño y él asintió otra vez. Agradecido de verle apartarse levemente, pues debía de admitir verse necesitado de espacio.
Y quizá no debería de haberse puesto tan emocional de repente ante la mención del tema, mas la plática de la madrugada con Taehyung y las hormonas alocadas del alpha aún impregnadas en sí, le remontaron al lugar de los hechos.
La espalda le dolía un poco en consecuencia de mantenerse tenso un buen rato, pero aquello no fue un impedimento para terminar de cocinar lo que comerían en la última cena del año.
Y probablemente fueron sus ansias de olvidar lo que le recorría su mente lo que lo llevó a ayudar a su abuela de más en al cocina, al punto en que la comida resultó exuberante y demasiada para simplemente dos personas.
—¿Ya llevas las velas?— Preguntó Haneul en un murmullo después de haberse aseado rápidamente.
—Sí.— JiMin respondió cortamente mientras terminaba de colocar las cosas faltantes para la ceremonia del pueblo dentro de una reducida canasta.
—Traeré las bufandas y nos iremos.— JiMin asintió apenas, cerró la canasta y volvió a acomodarse la capa oscura que portaba sobre su hombro.
JiMin debía de admitir que no era demasiado fanático de aquellas fiestas que se celebraban en el pueblo al término e inicio del año, porque además de ser tediosas y algo costosas, también eran tiempos en donde debía de cuidarse de más por las personas alcohólicas y ladrones que rondaban por ahí en la noche.
Y no pretendía verse maniático ni mucho menos agresivo, pero con cuidado guardó en su bolsillo una pequeña daga que utilizaba en el campo para aflojar la tierra.
—Ya vámonos.— Haneul le entregó la bufanda después de decir y él se la colocó rápidamente para seguido tomar la canasta y salir de la cabaña.
Caminaron por la vereda del bosque que conducía al pueblo en silencio, la escasa nieve acumulada de nevadas anteriores impidiendo un poco que aceleraran el paso y el frío de la noche sintiéndose hasta los huesos.
Las lámparas encendidas y las docenas de personas del pueblo les recibieron entre bullicio y ese típico ambiente que se establecía cada fiesta de año. El olor de la comida arribó a la nariz del omega que suspiró cortamente ante el antojo, se quejó bajito al seguir caminando y verse alejado del rico aroma, pues ciertamente no venían a comer al pueblo.
Su mirada miel se levantó un poco, lo suficiente como para poder alcanzar a percibir al castillo del reino que apenas y se alcanzaba a distinguir por entre la distancia. Sonrió melánico al recordar el imponente castillo de Daegu.
Con sus labios fruncidos siguió a su abuela por entre las reducidas y concurridas calles del pueblo, las personas siguiendo un solo camino en conjunto. Y debía de ser sincero, no tenia la cabeza en el presente y claramente no estaba poniendo atención a lo que sucedía a su alrededor, simplemente deambulaba detrás de su abuela al lugar que ya conocía desde niño.
—Pásame las velas.— JiMin parpadeó aturdido al darse cuenta que ya habían arribado a la explanada del pueblo y después de preguntarle a su abuela por lo que había dicho, le entregó las delgadas velas a la anciana que le agradeció en un murmullo. Vio a Haneul dar un par de pasos para terminar de acercarse al templo, cerró los ojos y se hincó en el suelo para con cuidado, encender sus velas con la llama de las demás velas que ya residían ahí.
—Ven, JiMin-ah.— le llamó la fémina aún de espaldas y él se acercó despacio; no necesitó de palabras para comprender lo que quería Haneul. Simplemente tomó una de las velas encendidas que tenía en manos la mujer y se hincó al lado de ella.
Suspiró cortamente antes de cerrar sus ojos y sostener la vela pálida con ambas manos.
—Pide tu deseo ahora, JiMin-ah.— Su ceño se frunció en acto de concentración y buscó en lo mas profundo de sí algo que anhelara con todo su corazón.
¿Qué quería?
Amagó reírse, y no lo culpen de falta de seriedad, es que simplemente se le hacía gracioso el pensar en que momentos como ese, en donde debía de pedir algo, su mente se quedaba en blanco y no se le ocurría nada para desear.
—¿Ya pediste algo?— Cuestionó Haneul al verlo sonreír.
JiMin negó al instante. —No, aún no. Espera un momento.— La mayor negó con su cabeza con los labios levantados ante la respuesta.
El omega volvió a concentrarse, mas su rostro se arrugó disconforme cuando algo cruzó su mente, quiso bufar ante la idea, porque sí, aunque lo quisiera y lo atesorara con toda su alma, no estaba bien.
—Pide lo primero que se te venga a la mente por tonto que sea — le murmura Haneul y él se sintió bufar. No podía pedir eso, no quería admitir lo obvio —. Lo primero en lo que piensas es lo que a veces más anhelas.
Y no pudo evitarlo.
Terminó aceptando aquella molesta voz en su cabeza.
Quiero estar con él. Quiero quedarme con él. Deseo renunciar a todo y quedarme con YoonGi hyung.
No se dio tiempo de pensar en lo que deseó, sólo dejó la vela en el lugar correspondiente y se levantó de sus rodillas. Haneul le sonrió apenas, colocó su mano sobre el hombro del omega en una forma de consolarlo.
—¿Quieres ir al festival o regresar a casa?— JiMin sólo quería distraerse de todo.
—Vamos al festival. Quiero bailar un rato.— pidió sonando chiquito y Haneul asintió, no siendo consciente del dilema del castaño que miró alrededor y al cielo para no romper en llanto, ¿y qué mierda?
JiMin sentía a su corazón bombear rápido en euforia porque finalmente lo había hecho. Había admitido querer a YoonGi, mas estaba esa parte dentro de sí que lo percibía impropio, más bien prohibido.
No se supone que al admitir sus sentimientos se sintiera así, tan confundido...
Las voces sonando alto y las luces le aturdieron lo necesario como para que entrecerrara sus ojos un poco, las lágrimas contenidas haciendo el trabajo de enfocar más difícil.
—Mira, están comenzando a bailar — Haneul señaló a la multitud de personas que empezaban a acomodarse para bailar y él vio la oportunidad perfecta para distraer a su mente —Ve a divertirte. Yo aquí te espero.
Sin dudar un segundo, le dio la canasta que cargaba a la omega y se quitó la bufanda del cuello para no morir acalorado. —En un momento regreso.— alcanza a decir antes de correr al círculo en dónde la gente terminaba de acoplarse en parejas. Para su suerte, una alpha alcanzó a preguntarle si tenía pareja antes de que la música empezara a sonar.
Sin pensar mucho comenzó a seguir el paso de la mujer alta que sonreía amplio. Entre brincoteos y aplausos se dejó llevar por la melodía en un intento de desconectar a su mente de recuerdos absurdos.
La primera canción terminó y el jadeó fuerte en busca de aire fresco.
—Bailas muy bien, chico.— le halagó la alpha y el frunció uno de sus hombros.
—Gracias.— susurró en respuesta con el rostro algo sonrojado por el esfuerzo.
Apenas logró acomodarse su capa antes de que otra canción comenzara a iniciar. Abrió sus orbes consternado al reconocer la melodía.
No pudo replicar cuando la misma alpha le haló para seguir bailando, y tampoco es como que se hubiera opuesto, pues siendo sinceros había un buen ambiente y la mujer era respetuosa con él.
Y hubiera querido disfrutar de esa danza, mas las imágenes que se le vinieron a la cabeza en forma de recuerdos le dejaron melánico.
El cambio de pareja llegó y él se sintió revivir una memoria.
Volviendo a bailar aquella extensa danza, volvió a trasladarse a aquella noche fresca en donde colmó sus deseos impetuosos por primera vez.
Dio un par de vueltas antes de juntarse con un beta que le siguió el ritmo rápidamente. Los cambios de pareja siguieron y con ellos llegó el clímax de la danza.
JiMin sonrió melancólico cuando el último cambio arribó y un hombre alto le recibió. —Será un placer para mí terminar esta danza contigo.— El delgado le tomó de la cintura después de decir y JiMin amagó reírse ante la formalidad.
Sin querer aspiró demás y captó un sutil aroma cítrico provenir del hombre. Y si no tuviera el rostro descubierto y esa aura elegante alrededor suyo, pensaría que era un omega.
JiMin mordió su labio al recordar el tacto suave de otro alpha, suspiró en memoria del espeso aroma a café y chocolate, y apretó sus orbes unos segundos para tratar de visualizar a YoonGi delante de él, bailando con él. Quería volver a verlo sonriendo y con el rostro colorado por la cercanía.
Quizá su disociación era demasiado notoria, pues el alpha que le sostenía alzó sus cejas gruesas al ver al omega sonreír ampliamente aún con los ojos cerrados.
JiMin salió de su burbuja justo a tiempo, justo antes de que la danza terminara y quedara cerca del alpha que le escrutó en silencio, con demasiada curiosidad. El castaño se apartó un tanto del tacto ajeno y con algo de pena, siguió los aplausos que toda la multitud soltó.
El alpha también aplaudió, mas su mirada no se apartó del omega que limpió su rostro sudoroso algo apenado. JiMin amagó irse, pero la voz del alpha hablándole llamó su atención. —Disculpa... ¿cuál es tu nombre?
JiMin miró a su alrededor algo confundido; no terminado de fiarse del rostro pulcro ajeno.
—Uh... soy JiMin.— murmuró bajo a propósito, quizá porque no quería que un completo extraño supiera su nombre.
Ladeó el rostro algo extrañado al ver al alpha subir sus cejas y rascar la punta de su oreja sonrojada. —Oh, pensé que eras otra persona...— JiMin frunció sus cejas algo divertido ante la mueca en el rostro del alpha —. Lo lamento, te confundí con alguien más. En serio lamento si te incomodé.
El hombre se disculpó y JiMin sonrió apenas con las manos agitándose en alto para tratar de detener al alpha de reverenciar.
—No hace falta disculparse...— JiMin buscó en la vestimenta elegante alguna pista que le diera noción del cómo referirse al hombre, pues se notaba a leguas que definitivamente no era de cuna baja.
—Soy Seokjin.— se presentó con una sonrisa en sus labios pomposos y JiMin parpadea aturdido al verle tan despreocupado.
—Bueno... no hacía falta disculparse, Seokjin-ssi. — El alpha alzó sus gruesos hombros y guiñó uno de sus ojos, en un acto coqueto.
—Hay que tener modales ante todo, ¿no crees?
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