28
ωμέγα φεγγάρι
Vomitó en el retrete, sus uñas se aferraron a la cerámica cuando una nueva zancada le cruzó la garganta. Limpió las nuevas lágrimas que se estancaron en la comisura de sus orbes, se exaltó cuando unos golpes en la puerta del baño se dejaron escuchar interrumpiendo su accionar.
—¿Su alteza, se encuentra bien?— SeulGi suspiró y trató de hablar, pero se arrepintió al instante siguiente que sintió a su garganta arder lastimada por los jugos gástricos. —Sí...
Después de limpiarse salió del baño y miró con ojos grandes a las tres sirvientas que preparaban su atuendo y demás. —Omega SeulGi, le mande a traer un té.
La castaña sonrió levemente en agradecimiento y tomó la taza de cerámica, dio un trago al líquido caliente, apretó sus labios cuando su garganta ardió por lo cálido.
Con las cejas fruncidas vio el vestido que estaba siendo preparado para usar ese día y negó con la cabeza, estaba segura que se iba a asfixiar con ese corset tan ceñido. —¿Podrían preparar un vestido menos ceñido por favor? Hoy no me siento bien del estómago, estoy segura que si utilizo eso terminaré por vomitar nuevamente.— Las mujeres asintieron y no tardaron en empezar a moverse por la habitación.
SeulGi relamió sus labios cuando fue sentada frente al tocador para empezar a peinarle su largo cabello lacio, con algo de nervios acaricio por encima de su ropón su vientre plano y una mueca surcó su rostro al pensar en que aún no había anunciado nada sobre su estado. Debía de apresurarse antes de que su esposo partiera a Seúl...
Con el rostro monótono fue vestida, el vestido rosa dándole un poco de libertad para respirar como ella quería. Después de haberse alistado se sorprendió un poco al ver entrar a JinHoo por la puerta de la habitación, dio una corta indicación de que las sirvientas les dejaran solos y se sentó en el pie de la cama con notable hartazgo.
—Luces cansado.— El azabache asintió y ladeó su cabeza, cerró sus orbes un momento tratando de bajar su mal genio.
—Sorprendente ¿no? Apenas es de mañana y ya estoy harto.— SeulGi frunció sus labios en una mueca ante su comentario, buscando mermar ese pesar en su alpha se acercó un poquito, se posó frente de él y acarició las hebras oscuras del cabello corto, JinHoo apoyó su frente en el torso de la mujer, ahuecó la estrecha cintura de la fémina entre sus manos y buscando calmarse un tanto, restregó su rostro por sobre la seda del vestido que olía a su omega. La castaña se removió algo nerviosa, mordió su belfo y suspiró al sentir al hombre detener sus movimientos justo en su vientre, permaneció quieta bastante asustada.
JinHoo sin querer olfateó por encima del vestido notando que en esa zona el aroma de SeulGi era un poco distinto, tal vez más dulzón y pastoso. Tragó ante el olor, la boca sabiéndole dulce cuando inhalo fuerte. JinHoo últimamente se venía encontrando bastante adicto al aroma que se había engrosado de su mujer.
Le resultaba tan malditamente adictivo que le hacía babear, su lobo movía la cola alegre ante el rico aroma dulzón. Dios, era demasiado débil.
—Siempre hueles tan jodidamente bien.— JinHoo habló con la nariz hundida en la seda y SeulGi trató de fingir una risa demasiado hueca.
—Deja de olerme, se siente extraño. Mejor vamos a desayunar, seguro se te pasa el mal genio con una buena comida.— La fémina palmeó la espalda de su esposo y trató de apartarse. JinHoo gruñó bajito.
—Hay que tomar el desayuno aquí, no tengo ánimos de ver cómo se matan con la mirada mis padres.— SeulGi iba a comentar sobre YoonGi, pero cerró sus labios al recordar que estaba "castigado", además de que JinHoo parecía estar demasiado molesto aún con él. La curiosidad le picaba la lengua por saber qué había sucedido con el par de hermanos, pero JinHoo siempre cambiaba de tema cuando trataba de hacerle hablar y YoonGi parecía haber desaparecido de su vista, no le había visto en un par de días.
Sus pequeños pies descalzos caminaron rápido por sobre la alfombra, llegó hasta las cortinas de los grandes ventanales y se ocultó ahí hecho ovillo. Tembló poquito demasiado nervioso y mordió su labio cuando oyó la voz de su padre gritar a lo lejos.
Se tapó la boca con su pálida mano tratando de no emitir algún ruido y con demasiado terror imploró que el mayor no le encontrara. Grande fue su pánico cuando oyó los pesados pasos de su papá irrumpir en el silencio del pasillo, cerró sus orbes que acumulaban lágrimas bastante fuerte y apretó la mano sobre su boca. No debía de llorar.
Suspiró cuando oyó a su padre pasar bastante rápido, se asomó levemente por la cortina después de seguir hincado unos minutos más, no le vio por el pasillo y esa fue la señal para volverse a poner de pie, tocó su cabello azabache, sus orbes derramaron unas pocas lágrimas al sentir los mechones disparejos. Frunció su ceño cuando sintió sus piernas desnudas húmedas y agrandó sus ojos al notar que se había orinado encima por el miedo.
Oh.
—Ay no, mami me regañará...— Formó un puchero cuando se sintió incómodo por estar húmedo y brincó en su sitio al escuchar a su nana hablarle bajito.
—YoonGi-ah, ¿te encuentras bien?— YoonGi boqueó y negó con su cabeza, sus orejitas se tomaron rosas y señaló su parte inferior del cuerpo a la par de que susurraba bajo demasiado avergonzado. —Nana... me orine encima.
La mujer subió sus cejas y miró alrededor del pasillo para después regresar sus orbes al niño que permanecía quieto mientras tocaba su melena tusada, traía una canasta con ropa sucia y se dirigía a dejarla, sin embargo eso no le privó de darle la atención merecida al niño. Le extendió sus brazos y YoonGi entendió a la perfección sin necesidad de palabras.
—Venga, le limpiaré y cambiaré.— YoonGi asintió agradecido y señaló el lugar en donde su orina permanecía. —Tranquilo, mandaré a alguien a que limpie la alfombra. Este será un secreto entre usted y yo.
YoonGi le sonrió a MinSeo cuando ella le tocó la punta de su nariz de botón. Y sintiéndose demasiado protegido en los brazos ajenos, se ocultó en el cuello de la mujer buscando mermar aquella incomodidad instalada en su pequeño pecho por las palabras que le había dicho su padre anteriormente por su aspecto.
Cerró sus ojos un momento y la vívida imagen de su padre sometiéndole a la par de que cortaba toscamente su cabello largo le caló cuando le bañó la conciencia. Tembló en los brazos ajenos al recordar la voz fuerte de Sun vociferándole lo horrible que lucía.
"—Pareces una niña con el cabello largo. Das asco así, tan raquítico y miserable, me das vergüenza.—"
—MinMin Nana...— MinSeo sonrió levemente ante el apodo con el que era llamada por el infante. —¿Qué sucede?— La mujer le dejó sobre la cerámica fría de la bañera y le quitó la única camisola que portaba. YoonGi formó un puchero sin saber cómo formular aquella idea que le cruzó la cabeza, juntó sus manitos frente a su estómago mientras veía a MinSeo llenar la bañera de agua limpia.
—Uh... es que... mami dice que tengo que ser un niño grande, así como mi hermano; pero yo me sigo haciendo pis encima y sigo tomando teta, y yo-... yo quiero dejar de hacerlo... pero no sé cómo.— MinSeo levantó las cejas y le sonrió cálidamente tratando de calmarle.
—Aún eres un bebé, no te compares con tu hermano. Él es mayor que tú, es bastante evidente que tiene otros intereses por su edad. En cambio tú aún eres el bebé de la familia, es normal que aún no controles esos impulsos, eres un cachorro después de todo. Te prometo que cuando crezcas un poquito más, dejarás de hacer todo aquello que consideras de niño pequeño.
Realmente no supo porqué en ese momento se encontró recordando y contando a medias aquel vergonzoso momento de su infancia, mordió su belfo al recordar que de crío siempre terminaba orinado cuando estaba sumamente nervioso o asustado. Y esa maña no terminó de irse hasta que cumplió los 6 años, era sumamente vergonzoso.
Ladeó su cabeza cuando JiMin frente a él rió levemente y asintió. —Yo también llegué a hacerme del baño encima, pero era más porque no sabía avisar que por miedo o nervios. Mi abuela siempre me regañaba por eso.
YoonGi realmente nunca se esperó que terminaría con el omega relatando cosas de su infancia en aquella vieja sala abandonada, y menos que dormirían ahí la noche anterior con el pretexto de que no quería dejar a JiMin solo después de lo que había sucedido en el jardín el día anterior. Porque parecía que su lobo buscaba a toda costa protegerle pobremente de todo.
Y no quería admitir que fuera un romántico, sólo culpaba a su pecho que se había oprimido horriblemente al verle llorar sobre su regazo pidiendo que se detuviera, se sintió de gelatina ante los sentimientos ajenos que salieron a flote, viéndole transformarse en un ramillete de tristeza, suspiros y suplicas entre cortadas.
Realmente él no era muy fuerte e indiferente ante los sentimientos ajenos. Sabía que estaba mal el hecho de querer proteger en demasía al castaño que en esos momentos reía bonito, pero su lobo enamorado simplemente parecía no querer reaccionar ante aquellas ideas de alejarse del castaño.
No por nada le seguía viendo a escondidas cuando incluso su hermano le había impuesto un "castigo y una amenaza" sobre no acercase a él ¿Verdad?
Estando ahí sentado riendo frente al omega se preguntó si verdaderamente estaba enamorado. Y es que era su inexperto corazón resguardado que no sabía dilucidar lo que estaba sintiendo; él no tenía permitido tener amoríos no autorizados, y aunque a veces tuvo algunos deslices con omegas, nunca llegó a nada serio realmente.
Sonará algo bobo e infantil, pero YoonGi podía admitir que sólo conocía el amorío dentro de las novelas escritas, porque ni siquiera en su propio seno familiar pudo experimentar esa especie de amor completamente. Con un padre violento y ausente,un hermano mayor bastante reacio y con una madre voluble era más que complicado hallar esa clase de afecto.
Leyendo esa clase de libros románticos a una corta edad trató de darle forma a ese sentimiento abstracto llamado amor, pero ahora que era un tanto mayor y por primera vez estaba experimentando esta clase de sentimientos, se dio cuenta que realmente el amor no era como lo pintaba esas novelas sosas.
O al menos su amor no se sentía así.
Porque dolía, era como un fuego abrazador que le cegaba los sentidos, en parte le calentaba y le hacía sentir cómodo, pero por otra parte le quemaba, formando llagas en su espíritu que desembocaban en pensamientos mal construidos que le decían "Él ya tiene a alguien más..."
Pensaba que su castigo en este vida se encontraba más allá de un amor prohibido, porque era demasiado obvio de las problemáticas que tenía a pesar del estilo de vida que llevaba. Era como si estar en un puesto como lo era la familia real, fuera tan hipócrita y vacío. No podía hacer absolutamente nada sin previa autorización, además de que ante el más mínimo movimiento miles de ojos se posaban sobre él expectantes.
—Podría algún día visitarnos en Seúl y yo con gusto le enseñaría a cosechar.— JiMin le dijo después de haber hablado un poco sobre su vida en el campo.
YoonGi asintió sonriente demasiado embelesado.
No hacía falta ponerse a maquilar de más para notar cómo su personalidad cambiaba un poco estando con el omega, aludía eso a su bonita forma de ser y a ese dulce encanto que provocaba en él sensaciones. Encontraba un atisbo de libertad metal con JiMin.
Parpadeó lento y algo cohibido recargó su cabeza en el pecho del omega que rió levemente ante la cercanía. —Usted en definitiva tiene una obsesión con mi cuello.
El azabache negó y se separó levemente de la piel para defenderse. —Nuh huh, sinceramente tengo una obsesión con todo tú.
JiMin se coloreó de carmesí y apartó su vista demasiado avergonzado. YoonGi aprovechó la distracción ajena para volverse a colar en el pecho ajeno; gruñó poquito al sentir removerse al omega.
—Uhm, perdón, me causa cosquillas su respiración.— YoonGi subió una de sus cejas y a propósito volcó su respiración en la piel sensible que se estremeció. El alpha levantó la comisura de sus labios es una sonrisa algo malévola al oír la risa ajena.
Oh, nunca le había estuchando reír realmente.
Y no queriendo perderse ningún cuadro del rostro joven que reía fuerte ante la sensación que había dejado su respiración, se separó levemente con afán de provocar aún más esa sonrisa.
Picoteó el estómago del omega que trató de retener sus manos rápidas, pero fue en vano porque pronto pareció perder fuerza alguna ante la falta de aire y se dejó hacer rendido.
En un segundo de descuido YoonGi terminó con el omega sobre su regazo tratando de tumbarle con cosquillas. Rió bonito cuando no pudo soportar el peso de ambos y cayó de espaldas sobre la alfombra llevándose consigo al omega que carcajeó cuando sintió al alpha bufar ante el golpe.
JiMin llevó sus orbes miel un tanto preocupado al alpha que fingió dolor ante la caída. —¿Está bien?— YoonGi negó y recargó su frente en el hombro del castaño que se exaltó al oír un quejido bajito. JiMin se separó del delgado y posó sus manitos en el rostro del alpha que sonrió al instante siguiente y se abalanzó sobre él, dándole la vuelta, provocando que YoonGi quedara sobre JiMin.
El menor carcajeó fuerte cuando YoonGi le hizo cosquillas por todo su torso, casi se siente lagrimear de la risa cuando el alpha encontró aquel punto en sus costillas que le hacía retorcerse. —Ya... basta... — A penas y pudo formular ante la falta de aire y YoonGi se detuvo al instante con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro. JiMin débilmente golpeteo el hombro del azabache en forma de reproche y después le atrajo a su pecho tratando de someterle.
YoonGi se dejó hacer, tal vez tratando de hacer cizaña contra el omega que trataba de hacerle cosquillas y picotearle, se dejó caer sobre él, haciendo que JiMin se quejara levemente por el peso.
Fue una batalla algo divertida que acabó con el alpha ronroneando sobre el omega que se quejaba de vez en cuando por tener a YoonGi completamente sobre él mientras acariciaba las hebras de pelo azabache. —Me está aplastando...— YoonGi siseó enternecido y dejó caer su cuerpo al lado del omega, aún con la cabeza sobre el pecho cubierto en una forma bastante infantil apresó la cintura delgada del castaño entre su brazo, obligándole a quedar juntos.
JiMin relajó su rostro y cerró sus orbes al sentir el calor que emanaba el cuerpo del alpha al lado suyo, la cabeza del hombre sobre su pecho se sentía un tanto pesada, sin embargo se compensaba, encontraba algo adictivo el acto de enredar y acariciar los lacios cabellos.
YoonGi comenzaba a creer que el pasatiempo favorito del omega radicaba en crear nudos en su melena y conciencia.
—Su cabello es bonito... es bastante lacio y es negro como la noche.— YoonGi suspiró ante el tacto suave que le relajaba en demasía, como recompensa acarició lentamente la cadera levemente descubierta del menor. Su lobo movió la cola y le impulsó a marcar con su olor a JiMin, mas la vergüenza del momento le impidió realizar su acometido.
Relamió sus labios delgados y suspiró gustoso. La mirada grisácea subió cuando sintió al omega acunar su mano entre sus dedos pequeños, levantó sus cejas al notar que JiMin estaba sonriendo mientras le veía profundamente. Y no queriendo deshacer esa bonita cercanía, apoyó su peso en su brazo tratando de obtener un poco de altura, con sus rostros a escasos centímetros JiMin sintió a su cuello explotar en calor ante el atractivo hombre sobre él.
YoonGi no fue consciente del momento en que sus orbes se encendieron en rubí unos escasos segundos, como si el lobo del mayor buscara comunicarse con el omega haciéndole saber que ahí estaba, esperándole. El azabache tragó al ver aquel bonito azul ultramar iluminar los orbes ajenos en pequeñas líneas pintando el iris miel.
Ambos sintieron a sus manos juntas arder, la piel erizándose ante esa sensación que les picaba la conciencia y les gritaba por contacto.
Eran dos lobos imposibles unidos por la diosa Luna, clamando unión...
Síganme en ig, ahí estaré subiendo pequeños spoilers de esta historia y demás, aparte ahí subo edits y ajá. Si me siguen les doy un pan. 🕴🏻
Me encuentran como @ladymorgan.eft
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