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09


ωμέγα φεγγάρι

Volvió a jadear por aire.

Sus pulmones ardiéndole cuando sollozó fuerte.

Joder... se sentía tan malditamente abandonado y el hecho de que estuviera solo bajo un árbol no ayudaba en lo más mínimo.

Inconscientemente llevó sus manos a su vientre, le acarició por sobre su gastada camisa tratando de darse confort a él mismo. Formó un puchero y cerró sus ojos ante el recuerdo de su bebé.

"Mi sueño es poder formar una familia contigo JiMinie... una casa llena de cachorros con el amor de mi vida suena hermoso ¿no crees?"

Se maldijo, les maldijo y su lobo le recriminó por todo. Ambos extrañaban a su cachorro y a su alpha, quería regresar a sus brazos para que le marcara como le había prometido.

Taehyung, Taehyung, Taehyung

Era lo de siempre, aquel hombre delgado de sonrisa cuadrada invadía su lastimada mente, y aunque trataba de evadirlo esos pensamientos siempre inconscientemente desembocan en lo mismo.

Se limpió las lágrimas y sorbió su nariz molesto, se levantó del pasto y sacudió sus pobres prendas bruscamente. Frunció el ceño y respiró profundamente para tratar de relajarse, miró el cielo y se sorprendió al ver que ya casi anochecía.

—Mierda, llegaré tarde.—Golpeteó suavemente sus mejillas y esperó unos minutos a que la pronunciada evidencia de su llanto disminuyera un poco, cuando hubo mermado las evidencias de su pena se abrió paso por el jardín y evitó a toda costa que le miraran. Subió por las largas escaleras hasta que estuvo enfrente de aquella habitación, su mano izquierda tocó la madera con los nudillos, se presentó y esperó una respuesta del dueño de aquella alcoba.

—¿Su majestad? Soy JiMin...


El atardecer simplemente era hermoso, el astro mayor estaba ocultándose tras las montañas forradas de verde y ocre por el otoño. Las nubes teñidas de suaves colores cálidos corriendo al compás del viento.

Un escalofrío le bañó su columna al sentir el viento soplar contra su pecho desnudo. Siseó y volvió a adentrarse en su habitación, tomó una cereza del plato que estaba posado en un bandeja con bocadillos al pie de la cama. La saboreó y sus labios delgados se tintaron de carmín ante el tinte natural de la baya.

Parado en medio de su pieza tronó sus huesos para eliminar lo entumido de su cuerpo, gimió gustoso ante sus acciones siéndole imposible no poder cerrar los ojos unos segundos ante el placer. Se sorprendió cuando seguido de una voz la puerta de su alcoba fue abierta, miró como las suaves mejillas del chico que estaba en el marco de la puerta se tornaron rosas al verle desaliñado y con la camisa abierta, dejándole ver su abdomen levemente marcado.

—Su majestad...— Tan malditamente tierno y sensual. Sin ser consiente de sus actos se acercó hasta poder tomar el mentón del menor que le miraba impasible y nervioso, tragó grueso al oler el dulzón aroma del omega que perdía su mirada en sus labios tintados por las cerezas.

—Mírame a los ojos.— El omega acató a lo que el mayor dijo, topándose con unos ojos con destellos rubí que le miraban coquetos. Gimió bajito cuando sintió al alpha husmear en su cuello, sus pequeñas manos se situaron en los hombros del más alto y su cabeza se ladeó dándole permiso al alpha de olerle. Sintió como una mano sujetó su cintura jalándole haciendo que sus cuerpos colisionaran, su mano descendió curiosa por el pecho desnudo del mayor pudiendo sentir como la piel nívea se erizaba bajo su toque; el alpha cuando por fin pudo saciar su gusto por el aroma se despegó lentamente para poder verle a los ojos. Una de sus manos ahuecó el rostro sonrojado del omega ante la hermosa vista que le otorgaba.

—Eres tan hermoso...— No soportó aquel impulso que tenía de besar sus abultados belfos que parecían llamarle a gritos. Ambos sintieron mariposas en sus estómagos a la par de que sus labios se movían lentamente, JiMin jadeó sobre los belfos del contrario al sentir su mano viajar por su espalda hasta llegar a su cintura, YoonGi ronroneo complacido y volvió a unir sus labios ante la sumisión del omega. Joder se sentía tan malditamente bien poder tenerle así.

YoonGi jaló al omega hasta la esquina de la cama, el alpha se sentó y tiró del omega invitándole a sentarse sobre él. En segundos tenía el cuerpo del menor a horcajadas sobre sus piernas, sus besos pasionales cada vez subiendo más de tono. Sus manos pálidas trazando círculos en la espalda baja del menor que le besaba con vehemencia, suspiró sobre los labios hinchados cuando le sintió frotarse contra sí, aquella fricción despertando un deseo en él. Metió sus manos al interior del pantalón viejo del omega ido por las sensaciones, topándose con su piel caliente, el castaño gimió gustoso bajo su toque ardiente.

Sus dedos largos tantearon terreno en la piel tostada, bajando lentamente hasta llegar al comienzo de su trasero, siseó complacido cuando tuvo contacto con su punto dulce que estaba húmedo sólo para él, el omega ocultó su rostro en el cuello del alpha tratando de apaciguar sus jadeos ante el contacto recibido. El alpha gimió cuando el menor se volvió a frotar inconscientemente buscándole, llamándole a tomarle, aquella deliciosa fricción viéndose pronto opacada por salvajes besos. JiMin gimió cuando sintió crecer al alpha debajo de él, soltando un suspiro gustoso cuando su labio fue apresado entre dientes.

Los orbes del mayor tornándose enteramente rubí ante la excitación y el aroma dulzón del omega. —Alpha...— El chiquillo inclinó su cuello entregándoselo completamente al príncipe que apretaba la piel de sus muslos fuertemente contra sí. —Mío... eres mío JiMinnie.— Acercó sus fauces al cuello embelesado con las fuertes feromonas del omega que se retorcía sobre su regazo buscando apaciguar su notable excitación.

Separó las mejillas de su trasero e introdujo sus dígitos y se sintió desfallecer cuando el omega gimió directo en su oído, apoyaron sus frentes viéndose directamente, el azabache jadeó al sentir como una mano jugueteaba con su entrepierna, cerró los ojos complacido ante el contacto, los volvió a abrir buscando aquellos ojos miel pero se solo se topó con el techo de la cama.

—¿Príncipe? ¿Está ahí?— Volvieron a llamar a su puerta, haciéndole removerse incómodo, despertó agitado y sudoroso ante aquel sueño. Pasó rápidamente su mirada por la habitación notando su soledad y pronto notando el inconveniente en sus pantalones que le hizo tragar nervioso. Volvieron a llamar a la puerta y la miró aterrado al reconocer la misma voz con la que había soñado. ¿Cuándo se había quedado dormido? Joder, levantó su cuerpo de la mullida cama y se desfajó la camisa para ocultar su inconveniencia. Abrió la puerta y le sonrió nervioso al omega que le hizo una pequeña reverencia. —¿Está ocupado? Si gusta puedo venir después.— El omega balbuceó nervioso ante en grueso aroma del alpha. El pelinegro negó rápidamente, dejándole entrar a la habitación, JiMin jadeó bajito al percibir el fuerte aroma concentrado del alpha. El hombre pareció notar su incomodidad porque en segundos abrió las puertas del balcón para que corriera el aire.

Carraspeó su garganta para llamar la atención del omega que parecía aturdido por el aroma grueso. —Perdón, me quedé dormido.— JiMin sintió y boqueó al ver los ojos rubí del alpha, automáticamente se alejó y se llevó una mano a su cuello buscando protegerse.

Y es que esa escena le trajo recuerdos.

YoonGi trató de acercarse al omega que le veía miedoso.—¿Qué pasa?— JiMin frunció sus cejas y jadeó aterrorizado. —No... no se acerque por favor...— El alpha hizo caso omiso, su lado animal diciéndole que le protegiera, fue hasta que el castaño topo con pared que interpuso sus brazos para frenarle. —JiMin...— El omega se hizo pequeño ante la voz, gruesas lágrimas comenzaron a descender de sus almendrados ojos que evitaban el contacto visual a toda costa. —Tranquilo JiMin... soy yo...— YoonGi estaba más que asustado, nunca había consolado a alguien, no sabía que hacer en tales situaciones y menos con un omega que había sido abusado.

Taehyung... Taehyung...

El menor cerró fuertemente sus ojos ante el miedo, fue hasta que le recordó que volvió a abrir sus orbes, entonces le vio... juraba que ante sus ojos estaba su alpha, aquel chico rubio con una sonrisa hermosa que siempre le cargaba y le besaba. Estaba ahí su Tae... estaba completamente seguro de que le tenía en frente.

—¿JiMinie? ¿Me escuchas?— Joder, sí, era Él... era su alpha. Sin poder soportar aquel peso en el pecho se abalanzó buscando afecto en el alpha que había quedado atónito ante las acciones del omega. El castaño lloró abrazado al alpha que le daba leves caricias en la espalda para tratar de calmarle un poco, su llanto se fue aminorando lentamente por el tacto y por las feromonas que el azabache soltaba. —¿JiMinnie?— Ah, esa voz.

El delgado separó un poco sus cuerpos, sólo lo necesario para poder ahuecar el rostro del mayor entre sus pequeñas manos, sorbió su nariz y le dedicó una sonrisa que derritió su corazón. El pálido miró atónito lo que hacía el omega, podía sentir su corazón en sus oídos de lo fuerte que bombeaba preso de las emociones. Por los centímetros de diferencia JiMin se posó en sus puntas para tratar de verle mejor, su diestra acariciando con cariño la piel bajo su toque, los suaves belfos del omega buscando a los contrarios.

Oh dioses

YoonGi juró ver estrellas ante el roce de labios, cerró sus ojos y jaló al omega contra sí para poder besarle correctamente acatando a sus instintos. Fueron segundos de contacto que le supieron a gloria.

Se separaron pasmados ante lo anterior, y YoonGi se congeló ante la voz del omega.

—Tae... te extrañe tanto. Mi alpha...

Y mentiría si dijera que no sintió una daga atravesarle el corazón. Tragó grueso a oírle y sintió a su lobo gruñirle al omega que volvía a abrazarle eufórico. Su estómago revolviéndose y ardiendo ante la incomodidad.

El omega colocó su pequeña nariz en el cuello del alpha y aspiró fuertemente para calmar a su lobo que le recriminaba por no olerle, jadeó y se apartó rápidamente al no percibir el característico olor de higo, anís y chocolate de Taehyung, en su lugar topándose con el fuerte aroma a café y chocolate amargo que anteriormente había olido en el príncipe. Se sonrojó y huyó del azabache que aún no terminaba de digerir todo lo sucedido. Sintió un ardor en nariz y una corriente que le hizo fruncir el gesto, confundido trató de buscar respuesta en el rostro del alpha, pero sólo se encontró con unos ojos rubí que le miraban furiosos y dolidos.

—Perdón... perdónele la vida de este pobre omega...— Se arrodillo ofreciendo disculpas al hombre que tenía una pelea interna. Mierda, en esos momentos se maldecía por lo idiota que había sido ¿Cómo es que había podido olerle de esa forma? Y peor aún ¿Por qué el príncipe no le había apartado o negado su contacto?

El lobo de YoonGi gritaba y ladraba porque le enseñara su lugar al omega que estaba de rodillas, le pedía tomar el control para hacerle entender quién era el que mandaba en aquella habitación, su lobo quería demostrarle al omega que él era mejor que aquel alpha llamado "Taehyung". Joder el quería arrancarle esa vieja camisa para ver su tersa piel y poder enterrar sus-

—Mírame.— YoonGi habló con su voz más grave y pastosa de lo normal, haciendo que el menor levantara la mirada aterrado en segundos. Vio como el omega tragó ante sus orbes, YoonGi se sentó autoritario en la orilla de la cama viéndole fijamente tratando de intimidarle. El azabache levantó una ceja curioso al ver un pequeño sonrojo en sus esponjosos mofletes. —Quítate esa camisa.— JiMin abrió los ojos y bajó la mirada avergonzado por lo que había dicho, no hizo ningún movimiento y sus mejillas adquirieron más color.—¡¿Acaso no escuchaste?! Te he dicho que te quitaras esa camisa.— JiMin boqueó nervioso, suspiró rendido y comenzó a desabrochar la camisa.

Sabia que por el color de sus orbes ese no era completamente YoonGi, ese era su lobo tomando lugar.

El alpha apoyó sus brazos sobre sus piernas mientras veía fijamente al omega que lentamente iba quitando la camisa vieja. Y por el contrario de lo que pensó, su piel no era completamente lisa, pudo ver un hematoma grande en la parte de las costillas ya casi imperceptible acompañado de lo que parecía ser un rasguño, también pudo notar una marca de una mordedura en el hombro derecho. Apretó los dientes al pensar que ya estaba enlazado con alguien más que no fuera el mismo. —¿Estas enlazado?. —Preguntó sin ningún pudor al castaño que se encogió en su lugar tratando de cubrir su cuerpo. —Uh... n-no- el mayor levantó la mandíbula ante el comentario.— Tienes una marca en el hombro...— el omega chasqueó y se rió nervioso no sabiendo como manejar el lobo ajeno. —Un alpha trató de marcarme pero se lo impedí, sólo pudo morder mi hombro... no nos enlazamos.— JiMin habló mientras veía la marca en su piel y la acariciaba lentamente, se asustó cuando el hombre frente a él se paró y caminó a un armario, vió como abrió las puertas y rebuscó entre las pertenencias. Después de unos minutos sacó una camisa de seda blanca, era realmente hermosa, digna de su dueño.

—Ponte de pie.— El omega le miró incrédulo, no se movió, y es que no quisiera, el aroma, los ojos y su porte hacía que su lobo se doblegara ante el alpha. Sus piernas le temblaron al ponerse de pie, tapó lo que pudo de su piel expuesta con sus brazos y bajó unos segundos la mirada avergonzado de su cuerpo. Exhaló fuertemente al notar que el aroma del alpha comenzaba a intensificarse a su alrededor, jadeó al sentir como el azabache quitó de su torso sus brazos, su piel se erizó cuando los dedos delgados del pálido rozaron contra su marca en el hombro, sus orbes miel se pasearon por el rostro del contrario.

Mierda... se veía tan intimidante que su lobo chillaba aterrado, cerró los ojos fuertemente cuando pensó que recibiría un golpe en su mejilla, por el contrario de lo que pensó, el mayor ahueco su carrete entre su mano y le acarició sublimemente.

—Shhh... tranquilo, no te haré nada. —Parpadeó perplejo ante las acciones del alpha. ¿En qué momento había pasado de oler el cuello del hombre a estar así?

Un quejido salió de los abultados labios cuando él alpha deslizo su diestra por su hombro y apretó por un segundo la cicatriz bajo su tacto, para después disculparse con una mirada, apretó la mandíbula furioso ante el pensamiento de un alpha hurgando en el joven omega que se removía aturdido frente a él.

—Yo... yo te protegeré de todo aquel que quiera hacerte daño.

JiMin se sorprendió ante la promesa oral del azabache, incrédulo buscó la mirada carmín del alpha, las cejas del mayor se fruncieron al ver preocupación en el rostro del omega. ¿Por qué no le sonreía? ¿Por qué solo su rostro se iluminaba cuando hablaba del otro alpha?

Suspiró rendido ante un pensamiento que lastimosamente era acertado. Sus ojos perdieron brillo rápidamente, hizo una pequeña mueca disconforme y tomó la camisa de su antebrazo,deslizó la tela por el cuerpo afilado del castaño, la acomodó pulcramente sobre el pecho amoratado del omega que parecía ido en sus pensamientos y le comenzó a abotonar lentamente. Apretó los labios cuando vió que el omega apartó su tacto de la camisa y de él.

—¿Por qué?...

¿Por qué quiere protegerme? Era lo que buscaba decir, sin embargo sus palabras se vieron revueltas y optó por decir lo primero que se le vino a la mente.

—¿Por qué hace esto?... ¿me tiene lastima?

El pecho del omega dolía y ardía dolorosamente y no sabía el por qué, pudo sentir a su lobo chillar cuando el alpha apartó la vista y bajo la misma no dándole una respuesta. Tomó su silencio como un sí.

Oh

Su pecho se retorció, había pensado en la pequeña posibilidad de que él príncipe fuera tan amable con él solo por lastima. No se había equivocado.

Le daba lastima al príncipe y por eso era amable con él.

JiMin frunció sus bonitas facciones ante la revelación, respondió reacio al alpha que evitaba su mirada consternado.

—No necesito de su lastima. Puedo perfectamente pedirle ayuda a alguien más sin necesidad de que me trate menos sólo por ser yo.

Sus manos pequeñas se cerraron en puños y camino rápido a la puerta de la habitación, tratando de huir del hombre que parecía mudo ante el nerviosismo.

—Espera...— YoonGi trató de jalarle en un intento de retenerle, sin embargo el omega chilló ante el dolor y manoteó al azabache que le miraba con culpa plasmada en las pupilas. El mayor le dejó ir al pensar que era lo mejor, podría hablar y aclarar algunas cosas cuando estuviera más tranquilo el omega.

"Eres un idiota Min YoonGi" su conciencia le regañó ante la actitud que tomó con el castaño.

JiMin se sentía traicionado, pensaba que el príncipe en el que empezaba a confiar sólo le ayudaba por lastima, miró su torso cubierto por aquella camisa de seda cara y rechistó. Caminó resentido y rápido por los largos pasillos del castillo, se detuvo hasta que llegó a su lugar seguro en aquel castillo que apenas conocía. Suspiró rendido y se sentó bajo el roble que le daba confort, tomó del pasto una rama que estaba seca y la rompió preso de su frustración.

Si tan sólo fuera apuesto y de renombre no le daría asco y lastima a los demás...

Trajo sus piernas a su pecho, apoyó su cabeza en sus piernas y suspiró triste. Ocultó su rostro entre su cuerpo encorvado y murmuró molesto.

Se paralizó cuando escuchó ruidos detrás de él, volteó el rostro lentamente y brincó cuando una flecha casi atraviesa su brazo, jadeó y se arrastró lejos consternado al ver caer otra flecha del cielo. Su espalda chocó contra unas piernas musculosas, apartó su cuerpo aterrado al escuchar nuevamente una voz que le hizo temblar ansioso. El hombre con el que chocó le levantó fácilmente del brazo y le encaró casi gruñéndole mostrándole sus colmillos al omega que gritó aterrado por ayuda al ver a un alpha desconocido recitar su nombre.

—Volvernos a vernos JiMinnie...

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