08
ωμέγα φεγγάρι
Los papeles apilados en orden y la falta de tabaco eran las indicaciones de que ambos alphas por fin habían acabado el trabajo del día. Mantener el papeleo y al reino en orden no era una tarea fácil sin ayuda del rey, los ministros esa mañana no habían asistido y todo el trabajo cayó sobre los hombros de el par de alphas azabaches. Suho estiró sus extremidades mientras suspiraba y YoonGi tronó su cuello adolorido. La noche comenzaba a notarse por los largos ventanales de la habitación.
—¿Bajarás a cenar al comedor YoonGi?— El pelinegro preguntó curioso mientras frotaba su abdomen que gruñía con fuerza ante el hambre.
—No, hoy ayudaré a JiMin a escribir su carta, probablemente cene en mi habitación.— El fornido alzó una ceja ante la mención del omega. —¿Le ayudarás a escribir una carta?—YoonGi asintió mientras tocaba su ahora cicatriz en su nuca. —No sabe escribir ni leer, le dije que podría dictarme las cosas y yo escribirlas.
Suho rió entre dientes ante la actitud del menor. Sus actitudes y sus movimientos rápidos al apilar su material de trabajo de vuelta a su lugar irradiando la euforia y nerviosismo con ello.
—YoonGi no me jodas, si hubieses querido habrías mandado a alguien más para que le ayudara, y en cambio irás tú a escribir esa carta, eso suena como una excusa barata para pasar tiempo con él.— Suho miró como el alpha tensó sus hombros y paró sus movimientos para voltear su cuerpo hacia el fornido con la cabeza gacha ocultando su pronunciado sonrojo y nerviosismo, mierda, le había atrapado.
—Parece que desde que llegó ese omega no le puedes quitar el ojo de encima.— YoonGi chasqueó la lengua a la vez que miraba a Suho tomar una copa de vino de una bandeja.—Te equivocas, solo busco ayudarle... además tiene un alpha y parece que esta muy enamorado de él. Siempre habla de él y siempre me restriega en la cara que estaba pronto a casarse.— Frunció los hombros algo molesto ante la mención del sujeto. No negaba que aquel chico castaño con suaves pecas en sus pómulos hacía a su lobo removerse, juraba que era la primera vez que le sucedía aquello ante la presencia de un omega, se sentía tan malditamente hormonal y quería creer que era por culpa de su celo próximo.
—Pobre de ti si llegaras a aventurarte con un omega como él, si tu padre o tu hermano se llegasen a enterar de algo así probablemente te enterrarían vivo y que quitarían el poder.
Suho vio como el alpha delgado se tensó en demencia ante su comentario, tocó un hombro del menor y le sonrió. —Tranquilo, tu padre está lejos y tu hermano es un despistado de primera. Y si llegara a pasar tu secreto estaría a salvo conmigo.— El mayor le guiñó cómplice tratando de darle confort.
YoonGi pensó en aquello mientras su mirada se perdía en el fuego de la chimenea que calentaba la habitación del otoño. Recordó cuando su hermano aún era un príncipe y él un niño, cuando su hyung había tenido una aventura con una sirvienta, su padre le dió una paliza al enterarse de su encuentro. No dejó que su hermano permaneciera con ella, en su lugar le presentó a decenas de princesas para que se casara. No dándole opción de ser feliz.
Tragó nervioso ante el recuerdo de su hermano tendido en el suelo bañado en sangre y su padre golpeándole fuertemente con esos ojos gatunos azules.
Después de unas palabras salió de la habitación sólo para desviarse a la suya en donde ayudaría al omega. Pensó que le vería a fuera esperándole, pero en su lugar encontró vacío el lugar, entró a sus aposentos cansado. Se quitó las botas, sus medias y desabotonó un par de botones de la camisa blanca que traía, arremangó la misma y se quitó el chaleco. Estiró su cuerpo y miró la puerta curioso cuando escuchó sonidos detrás. Abrió la madera y se encontró con el omega que esperaba sonrojado siendo fuertemente agarrado del brazo con MinSeo a un lado mientras le miraba confundida en busca de respuestas.
—¿Qué haces aquí MinSeo noona?— El alpha le preguntó algo dudoso a la omega que le seguía viendo confundida mientras agarraba al castaño de la muñeca para que no huyera. —Vine a ver si cenarías, pero me encontré con este niño andando por los pasillos reales cuando no debería de andar por aquí.
YoonGi sonrió dejando ver sus dientes, negó y alejó la mano de MinSeo de la piel tostada del menor. —Yo le pedí que viniera, no tiene nada de malo. Noona ¿Podrías traernos la cena hasta acá? Ya no quiero bajar.— La omega rechistó los dientes mientras pasaba su mirada del omega al alpha que le veía con esa mirada a la cual no podía resistirse. —Regresaré en unos momentos entonces.— MinSeo se fue murmurando algo en otra lengua que fue imposible de entender ante los otros dos. JiMin siguió con la mirada a la mujer preocupado hasta que se perdió en el pasillo, se asustó cuando sintió un toque frío en su muñeca que anteriormente había sido tocada por aquella omega.
—¿No te lastimó? Perdón, MinSeo a veces llega a ser muy tosca.— El alpha se disculpaba mientras sobaba su muñeca con su dedo pulgar. JiMin negó mientras veía el contraste de sus pieles, sus mano estaba helada, pero su tacto era cariñoso y caliente, su toque se sentía ardiente y podría jurar que sentía pequeñas descargas que le recorrían el cuerpo entero, no lograba comprender cómo es que eso era posible.
—Estoy bien...—YoonGi vio fijamente el rostro del menor, analizando y tatuando en sus retinas el más mínimo detalle. El alpha asomó su cabeza por el pasillo revisando que no hubiera nadie por el mismo y jaló al omega dentro de su pieza.
El omega jadeó al ver la habitación del azabache, era grande y elegante, digna de un príncipe. Volteó sus orbes ante la voz del alpha que le señalaba dos pares de sillones frente a una mesa pequeña, invitándole a tomar asiento. —Eres libre de moverte, puedes tomar asiento si gustas, mientras buscaré el papel y la tinta para escribir.— El castaño asintió mientras seguía viendo la habitación asombrado, caminó y se sentó en el sillón carmín a esperar por el alpha, por unos momentos recordó la casa donde vivía Taehyung, también era elegante pero definitivamente aquel castillo era más que espléndido y gigante que aquella casa. Miró el balcón que estaba abierto, el viento meneaba las cortinas claras y el bosque se asomaba desde donde estaba sentado, alzó un poco la vista y se topó con la luna brillando entre el cielo oscuro. Suspiró al sentir una tranquilidad inigualable bañarle los sentidos con tan sólo ver el astro que se alzaba imponente, su mente de repente trayéndole un recuerdo en específico en donde él-
—Perdona por tardar, no recordaba donde había dejado el papel. Dime, a dónde mandaremos la carta.— JiMin sacudió su cabeza borrando las imágenes borrosas y volvió su mirada miel al alpha que depositaba todas las cosas en la mesa mientras él seguía mirando de reojo la luna ante el extraño recuerdo que de repente le hacía sentir ansioso.
—Tiene una vista muy hermosa desde aquí...—El alpha le miró algo atónito y confundido ante lo dicho, el omega apuntó con su cabeza el balcón, siguió sus orbes y se topó con la noche densa y con el tupido bosque que adoptaba sombras azules pe entre los árboles. —Ah... eso... sí, admito que es buena la vista. A veces puedo ver incluso como estrellas fugases caen.— Sus orbes grises cayeron sobre el perfil del omega que seguía admirando el paisaje nocturno. Imaginándose de repente cómo es que sería poder ver las estrellas con el omega a su lado, sonrió levemente incrédulo ante su pensamiento. Tomó una hoja de papel, la tinta y una pluma para después mirar nuevamente al omega buscando algún gesto o movimiento.
—¿JiMin-ssi? ¿A dónde mandaremos tu carta?—El alpha le preguntó con voz suave, el omega suspiró y respondió con voz baja. —Seúl...— YoonGi le miró perplejo, esperó que fuera una broma de mal gusto, pero por el rostro serio y monótono del omega pudo notar que hablaba enserio. —¿Eres de allá?— Bajó la pluma al ver que el omega asentía mientras miraba sus manos jugar nerviosas entre sí. —JiMin-ssi, no sé si estes al tanto... pero no tenemos una muy buena relación con Seúl en estos momentos. Mandar la carta sería cosa fácil, pero sería casi imposible que no la quemaran o rompieran al llegar a la frontera.— JiMin alzó la mirada preocupado ante lo dicho, sus orbes perdiendo brillo ante la poca esperanza. Sus pensamientos comenzando a hacerle estragos por la noticia del alpha.
—La buena noticia es que dentro de un mes y medio el rey de Seúl planeaba reunirse con mi hermano para solucionar las disputas, escuché eso hace poco.— El corazón de YoonGi se contrajo al ver el mohín que había formado el omega, estaba seguro que ansiaba poder escribirles a sus parientes.
—Podríamos intentar mandarla... puede que al ver el sello real la consideren de importancia...—Y es que no podía negarse ante el encanto de aquel niñato que le miraba esperanzado ante lo último dicho.
Su corazón dio un vuelco al oír la voz del omega -Quiero intentarlo príncipe YoonGi.— Mierda, era la primera vez que le llamaba por su nombre y joder... se sentía realmente bien.
Tae soy yo, JiMinie.
Sé que debes de pensar que esto es una mentira porque tu novio ignorante no sabe leer ni escribir, pero te prometo en verdad que soy yo.
Afortunadamente estoy vivo y esto es gracias al rey de Daegu, él y su gente me salvaron de haber muerto, cuando regrese te contaré todo lo que sucedió, te prometo que pronto volveremos a recostarnos sobre el pasto verde del campo.
Por ahora resido en Daegu, el príncipe esta ayudándome a redactar esta carta y él mismo también me ayudará a regresar a casa con ustedes. Espero que dentro de 2 meses esté entre tus cálidos brazos y los de mi abuela. Por favor dile que estoy bien, dile que le amo con toda mi alma y que pronto volveré al campo a cosechar con ella.
¿Cómo está todo por allá? ¿Están bien? Enserio les extraño demasiado, no es lo mismo sin ustedes en mi vida, cada día los recuerdo, siempre me aseguro de llevarlos en mi corazón para nunca olvidarles.
TaeTae me atrevo a decirte que te extraño todos los segundos que pasan, al ver la llegada del invierno me hace recordar tu fresco aroma cubriéndome, espero que pronto podamos reunirnos para ser felices.
Les ama Kim JiMin.
El pelinegro siseó divertido al leer las últimas palabras de la carta.
Miró la cara del alpha que esperaba una respuesta expectante y no pudo contener una carcajada que hirió un poco el orgullo del alpha que apelmazó los labios disgustado.
—Estás jodido. Dime YoonGi ¿hiciste algo antes de que él te dictara esto? Porque puso incluso el apellido Kim. —Suho señaló las últimas palabras en la carta. El menor apartó la mirada y rascó su ojera nervioso.
—Uh... sólo trate de tomarle la mano... cuando dijo que los extrañaba comenzó a llorar, así que solo quise demostrarle que le apoyaba.— Suho soltó una risa nasal mientras negaba divertido con su cabeza. —Eres un idiota, apuesto que el omega ya sabe de tus intensiones.—YoonGi entrecerró los ojos molesto mientras mordía la uña de su dedo.
—¿Por qué no has mandado la carta? Ni siquiera te has dispuesto a ponerla dentro de un sobre...—Suho tomó un sobre limpio entre sus dedos y vió un pedazo de papel en donde se podían ver los datos torpemente anotados con una letra temblorosa, perteneciente al alpha nervioso que se mordía las uñas, sonrió y comenzó transcribir los datos en el sobre correctamente. —No sé... sólo no quiero...— Suho miró a YoonGi con una sonrisa de labios —Yo sí sé la razón. No quieres que se vaya ¿verdad? Quieres tener más tiempo para verle. Joder, Min YoonGi mintiéndole a un omega con respecto a la relación de dos reinos, que mierda tan más inesperada.
—¡Yah! No le mentí, bueno un poco... pero sabes que hay tensiones por el ataque en el castillo. Mandar a JiMin a sus tierras en estas circunstancias sería de alto peligro, podrían hacerle algo o incluso matarle en el camino; prefiero esperar un mes para que pueda ir seguro y acompañado.
Suho asintió y se sorprendió al ver como la mirada grisácea comenzaba a tener destellos rubí, carraspeó exasperado ante la mirada que le caló su interior ante la presencia del lobo ajeno.
—Tu lobo está saliendo... ¿estás en celo? Porque mierda, enserio tus feromonas se están volviendo fuertes desde la mañana.— El mayor llevó su pipa a sus labios con el ceño fruncido mientras seguía escribiendo en el papel del sobre, por el rabillo de su orbe podía ver al alpha moverse incómodo ante lo dicho.
—No estoy en calor, aún faltan más de 3 semanas...— Suho asintió ante las palabras del menor. —Últimamente mi lobo a estado muy inquieto y susceptible, pareciera que por nada sale y toma el control.— El mayor soltó el vapor que retenía en sus labios y ladeó la cabeza.
—Probablemente tu lobo te este advirtiendo sobre algo, o quiere unirse a alguien, ya sabes, empiezas la edad en la que tu lobo exige a una pareja. — El fornido subió sus hombros y volvió a aspira de la pipa, sus orbes oscuros miraron graciosamente al otro alpha que se coloraba ante sus comentarios. —Podrías ir a leer más al respecto en la biblioteca o preguntarle a MinSeo-ssi.—YoonGi asintió pensante con una mano en su barbilla.
Una sirvienta interrumpió su plática para ofrecerles una merienda que ambos alphas aceptaron en silencio.
—Escuché que los chicos se irán la próxima semana, supe también que afortunadamente lograron contactar a todas las familias de los chicos.— Taemin hablaba mientras remendaba su única camisa habilidosamente. JiMin levantó sus ojos de la corona de flores que tejía sólo para mirar al mayor entrecerrar los ojos concentrado en su camisa. —¿Todos se irán?—Taemin asintió para después ver unos segundos al castaño hacer un puchero. —Sólo nos quedaremos 4, bueno... tú te irás también, pero en un mes. Vele el lado positivo, el príncipe accedió a darnos habitaciones individuales, podremos dormir cómodos dentro de pocos días.— JiMin terminó de colocar la última flor en su corona y miró a su hyung inquieto. —No me gusta el hecho de que tú te quedes aquí a trabajar como sirviente mientras yo regreso a Seúl. Suena muy horrible.
El menor se levantó del apiedrado suelo, sacudió sus ropas y colocó sus coronas de flores dentro de una canasta tejida. —Sé que suena horrible, pero debes admitir que Daegu está más cerca de Seúl que Busan... si el rey me lo permitiera podría ir a verte. Además de que mi cachorro tendrá una vida más cómoda aquí, con el sueldo puedo ahorrar y armar o rentar una casa por aquí cerca.— El menor cerró sus ojos rendido y suspiró. Taemin terminó de arreglar su camisa para después calzársela.
—No te desanimes JiMinnie... ven, vamos, esas coronas no se venderán solas.
Ambos omegas salieron acompañados de otros sirvientes del palacio con dirección al mercado. El castaño vendió sus coronas a una anciana que vendía frutas y flores, alabándole por su hermoso tejido en las coronas.
Caminaron y ayudaron a los sirvientes que cargaban con alimentos que pronto terminarían servidos, JiMin se molestó al ver a su amigo cargar con un costal algo grande. —No hagas esfuerzo, mierda, Taemin recuerda que estás embarazado. — JiMin quitó de sus brazos el bulto para cargarlo él mismo, impidiendo que pudiera ver correctamente el camino, chocó con un alpha torpemente y pidió disculpas apenado por sus acciones. Siguió su andar tras los sirvientes ignorando el bullicio y siendo despistado en sus pasos mientras hablaba con su amigo, sin notar que unos orbes oscuros le miraban fijamente.
—Al fin te encontré zorra...
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