
04
ωμέγα φεγγάρι
Los grillos cantaban fuertemente en el inicio de la noche siendo acompañados por la ventisca que hacia suspirar al bosque. La casa gigante llena de ostentosos objetos detonaba el poder familiar.
Un joven rubio veía la Luna desde su balcón, viendo en ella a su amado. Suspiró y una lágrima descendió de su mejilla al recordarle. Se sentía triste y abandonado, constantemente se replicaba y se culpaba a sí mismo de lo que había pasado. Podía sentir a su lobo desgarrándole desde el interior ante la ausencia de su pareja. Sus piernas temblaron débiles al recordar, gimió adolorido y volvió a llorar por su omega, se abrazó a sí mismo tratándose de darse aliento. Maldijo a su mente cuando las imágenes de su omega volvieron a drenarle los sentidos.
Sintió una mano posarse en su hombro, volteó su cuerpo y encontró a su amigo sonriendo para él, suspiró y le abrazó tratando hallar una pizca de la esencia de su omega.
—Tranquilo Tae... todo estará bien.
—Eso... e-eso me han d-dicho todos y sigo en la mierda. He de tener una m-maldición por todo lo que me pasa.
El pelinegro golpeteó la espalda del más alto en forma de aliento. Su pecho se retorcía nervioso y ansioso por ver al alpha rubio así, joder, había pasado tanto tiempo y aún no le superaba.
El azabache separó sus cuerpos y miró al ojiazul, le limpió sus lágrimas con sus dedos y le dio un beso en su frente tratando de reconfortarle.
—Mierda JungKook, lo extraño tanto.
JungKook frunció su ceño preocupado y le acarició el rostro.
—Extraño tanto su esencia, su olor, sus pequeñas manos, todo... extraño tanto a mi JiMinie...
—¡No te muevas! Tienes tu pierna lastimada y tienes moretones en tu torso. Ahórrate el moverte Chim.
El otro le miró confundido, volvió a cerrar los ojos y maldijo en su mente.
—Llamaré a las sirvientas para que nos ayuden.
El rubio se fue sin siquiera decirle en donde estaban, ¿sirvientes? ¿Qué mierda? Trató de mover sus manos, solo pudo mover unos cuantos dedos. Se sentía entumido y cansado.
Pronto vio como llegó su amigo con gente extraña, en un abrir y cerrar de ojos ya estaba sentado y con una cuchara tratando de introducir alimento en su organismo. Decir que estaba confundido era poco, ¿por qué de la nada le trataban como rey si hasta donde recordaba todos le llamaban la puta del pueblo?
—Pensé que nunca despertarías, comenzaba a desesperarme, pero al fin lo hiciste, despertaste y te notas bien.
Dale gracias al rey y a su gente que estamos aquí, de no ser por ellos probablemente estaríamos muertos.
¿Estaba en un palacio?
—Ya les he dicho a los demás que despertaste, después de que comas les podrás ver. Aunque es una lástima que hayas despertado apenas, mañana los chicos de Busan regresan a sus tierras. Por si te preguntas yo no iré. No tengo nada que hacer allá.
JiMin estaba confundido, estaba siendo limpiado y curado, diría que le dolía el cuerpo pero sinceramente no sentía nada.
Pronto las sirvientas le volvieron a arropar para que descasara, pero joder, él no quería estar acostado quería correr e ir a casa.
Caras conocidas invadieron su espacio personal, sus amigos le abrazaron emotivos e incluso unos se dispusieron a soltar lágrimas de alivio por su amigo recién despierto.
Esa noche ninguno de los omegas durmió, todos platicaron juntos y sonrieron para JiMin. Podría jurar que esa noche fue una de las más feliz en toda su joven vida.
Despertó en la mañana, las escasas 2 horas que había dormido se sintieron como gloria. Estiró su cuerpo, acarició su vientre y volteó a ver a JiMin que aún seguía durmiendo profundamente.
Quería estar con él, se levantó de su cama y se metió lentamente a la de su amigo, le abrazó y no tardo en volver a caer en los brazos de Morfeo.
Pasaron minutos o quizá horas, pero cuando despertó su amigo castaño no estaba en su cama. Jadeó sorprendido y miró a todos lados tratando de encontrarle. ¿Cómo era que se había podido levantar? si hasta donde recordaba estaba débil —¿Chim?— Sintió lo peor, rápidamente buscó con la mirada a alguno de sus amigos.
—Kyung, ¿viste a JiMin?
—Oh sí, salió con JiSoo Noona y con JungWoo-ssi.
Agradeció y fue a donde recordaba que era el jardín. Al llegar le vio sentado en el pasto, llorando siendo abrazado por JungWoo y por JiSoo. Su corazón se apretó triste al ver a su amigo así.
Se acercó y los dos omegas pelinegros posaron sus ojos en el rubio. —Con que aquí estaban, me preocupe al no verte en la cama JiMin.
—Perdón Oppa, es mi culpa... yo le propuse salir a tomar un respiro.
—No tienes porque disculparte JiSoo, está bien que salgan... sólo asegúrense de despertarme o decirme a donde van.
Vió como el castaño ocultaba su rostro entre sus pequeñas manos, tratando de que su sonrojo no se notara. —No necesitas ocultarlo Chim, vi que estabas llorando, no finjas.
Apoyo sus rodillas en el suelo y quitó sus manos del rostro hinchado.
—¿Por qué lloras Chimmie?— Hipó y ocultó su rostro en el pecho del mayor mientras sus amigos le acariciaban la espalda.
—M-mi bebé... lo pe-perdí y a Tae lo extraño tanto...
El rubio apretó la mandíbula, joder hasta ahora recordaba el embarazo de JiMin.
"—Taemin... ahora que los dos estamos en cinta, podemos cuidarnos juntos. ¿Te imaginas? Sería muy lindo que en un futuro nuestros cachorros crecieran juntos y fueran amigos."
Ahora recordaba como era que JiMin ansiaba tener a ese bebé entre sus brazos.
"—Espero que se parezca a su padre, sería muy lindo tener a un niño rubio con ojos azules, ¿No lo crees hyung?"
Ver a su amigo destrozado y herido era algo que le partía el alma. El pobre chiquillo había terminado desamparado, realmente aquel joven omega tenia una vida buena antes de todo. Su mejor amigo había perdido todo al igual que él...
Unas pinzas cortaban y jalaban el hilo en la nívea piel a medio cerrar. Se escuchó un quejido del azabache cuando jaló fuera el hilo de la carne.
El médico limpió la herida cerrada y comenzó a guardar sus utensilios.
—He acabado su majestad. La herida ha cerrado bien, pasar tiempo en su forma animal le ha ayudado. Sólo será cuestión de días para que esté completamente sano.
—¿Debo de seguir con la terapia y los tés?
—Sí su majestad, este lapso de tiempo es determinante para que la herida sane correctamente. Y para que no quede marca en su piel.
El azabache asintió y se volvió a colocar su camisa blanca, se puso su chaleco y miró al doctor irse de su habitación.
Suspiró al recordar que ese mismo día su hermano se iría. No habían interactuado desde la reciente pelea, el príncipe ni siquiera había bajado a desayunar con él como usualmente lo hacía. Seguía herido y molesto.
Salió a su balcón, vio parte del bosque y el cielo azul de la mañana. Bajó su mirada a lo que se alcanzaba a ver de jardín y jadeó al ver a un rubio ayudando a caminar a un castaño, estaban de espaldas y parecían bromear por la forma en que se movían. Frotó sus ojos fuertemente al ver la escena.
—Debo de estar soñando.
Volvió a mirar a los omegas y vio el perfil castaño.
Con qué así se miraba de pie
Estaba feliz al verle al fin despierto, cuando iba al salón siempre se preguntaba cómo es que se miraría despierto.
Sus labios delgados se alzaron gustosos ante su vista, su lobo movió la cola al verle y su corazón aumentó su bombeo sanguíneo al percibir su presencia a pesar de la larga distancia.
Era bonito, muy bonito para su gusto.
Comenzó a quitarse su ropa nuevamente, importándole poco que alguien le viera, se transformó en un lobo y bajó por los pasillos con más de una mirada sobre su lomo —¿YoonGi? ¿Niño qué haces transformado en lobo?
El lobo ignoró la voz sorprendida de MinSeo y siguió su andar.
—¡YoonGi!— El lobo comenzó a ir más rápido huyendo. Cuando al fin llegó a la puerta del jardín bastó con mirar a los guardias para que los mismos movieran la madera.
Movió su cola gustoso y caminó por los largos jardines en busca de cierto castaño. Le vio junto con aquel rubio sentados en unas bancas mientras miraban las flores.
A propósito se pasó por delante de los omegas, tratando de llamar su atención con su aroma y su lobo.
Miró por el rabillo del ojo que le habían visto, sonrió satisfecho al echarse bajo un árbol. Apoyó su cabeza en sus patas y cerró los ojos, su sentido del oído se agudizó, tratando de escuchar algo de lo que hablaban los omegas.
—Nunca había visto un lobo tan grande.— Movió las orejas al escuchar la voz del rubio.
—¿Quién es? Debe de ser un sangre pura para lucir así.
—Uh, no lo sé. Debe de ser alguno de los ministros o algo así.
El castaño dijo algo que no alcanzó a entender y seguido de eso negaciones del rubio. Se sorprendió cuando escuchó pasos acercarse, abrió los ojos y le vio. Estaba de pie frente al él con la mano extendida.
—Tienes ojos bonitos. Nunca había visto ese color en un lobo.— Sin temor a una mordedura el castaño acercó más su mano, le rascó detrás de la oreja y le acarició el oscuro pelaje. YoonGi ronroneó por el rose y se paralizó al sentir una fuerte electricidad atravesarle por el cuerpo que le caló los sentidos, su toque se había sentido como fuego en su pelaje y piel, alejó su cuerpo del menor consternado y le miró extrañado.
—¿Te lastime? Perdón, no era mi intención.
¿Qué mierda? ¿Acaso él no lo había sentido?
Definitivamente se estaba volviendo loco...
Les amo muchísimo amores, gracias por todo ❤️❤️
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