Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

13


ωμέγα φεγγάρι

Estaba más que cansado, joder que sí lo estaba. Juraba que sus piernas pulsaban ante el cansancio, suspiró y se levantó unos momentos de su silla y caminó por el estudio en el que estaba.

Alguien llamó a la puerta y accedió el paso dejando ver a dos sirvientes, la mujer dejó en la mesa de centro una tetera y aperitivos para el hombre que los había exigido unos momentos antes, su acompañante habló y le extendió al príncipe la correspondencia que había llegado en la mañana.

—Su majestad, su hermano el rey y su omega le han mandado una carta urgente desde Busan. Además el médico real esta esperándole para revisarle su majestad.

El alpha vio las cartas que le fueron entregadas, viendo rápidamente los remitentes ente los sobres. Apretó los labios nervioso al ver la carta de Busan, sabía que su hermano siempre le mandaba una carta al llegar a cualquier reino, pero nunca era informado sobre la urgencia de leerlas.

El alpha separó la carta de su hermano del resto y dejó las demás en la extensión del escritorio. Abrió el sobre y sacó el papel, comenzó a leer las líneas, abrió sus orbes grisáceos consternado.

Mandó a hablar a Suho y al consejo por el sirviente que permaneció en la habitación, esperó a que le dejaran solo para poder gruñir con fuerza. Jaló sus hebras negras y jadeó frustrado ante todas las noticias que le estaban acongojando.

Mierda

Aspiró fuertemente tratando de calmar sus sentidos, estaba siendo infantil al dejarse sobre pasar por sus emociones, pero su mente no le ayudaba en mucho al plasmarle en pensamientos escenarios hipotéticos en donde todo terminaba hecho un desastre. Suspiró y su garganta ardió poquito ante la falta de hidratación, se acercó a tomar la taza de té que reposaba sobre la mesa, el líquido caliente descendió por su garganta raspándole y calentándole de por medio, tomó unas cuantas galletas y las comió en silencio para después salir de aquel estudio para recibir a su médico.

Sabía que ese día en particular, iba a joderle los sentidos...

Tenía sueño, su delgado cuerpo estaba entumido y tambaleaba ante el sueño, acercó su mano a su pecho y cerró los ojos, tratando de conciliar el sueño rezagado, apoyó su melena castaña en la pared y suspiró cansado. En todo el día había sido abusado y su lobo estaba más que asustado ante el ajetreo, reflejando aquel miedo en un suave temblor en su delicada anatomía. Su mente dándole un poco de espacio para relajarse, después de haber llorado por tal vez horas, sintiéndose en ese momento como un cachorro necesitado de amor... y con aquel cosquilleo en su cuello que nunca le dejaba en paz arrullándole un poco.

Pronto sintió el sueño consumir sus sentidos, dejándole inconsciente. Su mente llevándole al mundo de los sueños, en donde no sufría tanto  como en su realidad...

Cerrando lentamente sus ojos, buscando descansar un poco encontró un mundo nuevo.

Abrió sus orbes miel y se encontró instalado en un ambiente que no existía, rodeado de flores y de un sonido efímero que hacía revolotear sus sentidos, miró a su alrededor, buscando indicios de alguien, pero no notó a nadie, estaba solo en aquel lugar.

Algo dudoso de su andar, caminó por el no tan tupido bosque, sus pies descalzos ensuciándose con la hierba y la tierra, frunció sus pomposos labios al ver sus ropas y pies ensuciarse, levantó su mirada, buscando algo con que limpiarse. Agudizó sus sentidos y en breve el sonido de agua chocando contra piedras llegó a sus odios.

Una cascada.

Caminó hacia donde creía que estaba la cascada que acababa de escuchar, notando momentos después que no estaba tan cerca como pensaba, siguió su andar, disfrutando del aroma a pino y naturaleza. Topándose con una pequeña mariposa blanca posada en el tronco de un largo pino, curioso se acercó a mirar el aleteo de las níveas alas; el omega pronto sintiendo algo extraño en el pecho, un ajeno sentimiento de plenitud, y al mismo tiempo sintiendo una extraña familiaridad con esa mariposa blanca.

Sacudió su cabeza buscando apartar sus tupidos pensamientos y siguió con su andar por aquel bosque. Pronto siendo preso de la tranquilidad no pudo evitar susurrar una canción que recordaba cantar cuando era tan sólo un crío.

"Aves, bichos, bestias, pasto, árboles y flores"

Sonrió apenas y sus ojos brillaron al ver que por fin había llegado a aquella cascada, la cual cargaba caudales frondosos, forrada de musgo y naturaleza, bañando sus faldas con agua traslúcida y con una corriente tranquila, en la que estaba seguro que podría nadar.

"Traigan a la primavera, verano, otoño e invierno"

Sus ojitos rasgados pasándose lentamente por el hermoso panorama, algo dudoso colocó su diestra sobre su camisa, pensando en si era buen idea nadar y lavar su ropa en ese lugar abierto. Pronto apartando esos miedos junto con sus ropas, finamente quedando desnudo, miró el agua a sus pies y cantó un poco más alto.

"Ven la ronda, vengan a la ronda"

Retrocedió unos pasos, para después correr y brincar hacía el agua traslúcida, su cuerpo impactando y sumergiéndose con el agua fría, chilló y se rió solo ante la sensación. Sumergió su cabeza bajo el agua y nadó un poco hasta llegar a una roca algo alta que se asomaba por entre el agua, se sentó ahí y comenzó a enjuagar su cuerpo con el agua limpia, siguió tarareando y cuando terminó de lavarse se volvió a sumergir en la corriente a nadar un rato.

Pasaron unos minutos en los que se permitió relajarse, después salió y se quedó cerca de la orilla de la cascada para lavar sus ropas blancas, talló con fuerza y cuando quedó conforme con el resultado las tendió en una roca bajo el rayo del sol. Se hincó un rato bajo el sol, sintiendo su cuerpo calentarse lentamente por la luz.

Se acostó boca abajo y cerró sus ojos ante el rico calor que sintió en su espalda. Suspiró gustoso y volvió a cantar aquella canción que parecía no querer irse de su mente.

"Ven a la ronda, oh tiempo distante. Ven a la ronda, llama a mi corazón"

Levantó su mirada al oír algo a lo lejos, se hizo pequeño un tanto asustado y frunció su ceño al ver que se trataba de un lobo negro. Extrañamente no tuvo miedo al ver al animal, en cambio su corazón se aceleró y sintió un cosquilleo particular en su cuello que le hizo tener un fuerte escalofrío.

Juraba que conocía a ese lobo de algún lugar... mas no recordaba de dónde.

¿Acaso él-?

Jadeó cuando vió que se le acercó el lobo lentamente, en su mirada carmín expresando un deseo extraño, como si quisiera cazarle. Se quedó quieto cuando pareció notar que el omega estaba desnudo. Se sentó y le vió fijamente con sus ojos carmín, esperando un movimiento proveniente del omega. El castaño tanteó en el pasto la roca en donde había puesto su camisa, todo esto sin romper el contacto visual con el lobo que movía sus orejas impaciente; cuando encontró y sintió la tela húmeda de su camisa, la jaló y se la calzó rápidamente, tratando de tapar aunque sea un poco de su anatomía.

El lobo gruñó poquito al ver las acciones del omega, se acercó aún más y pudo ver cómo el omega se paralizó nervioso ante la cercanía, el lobo paseó sus fauces por el cuello limpio del omega siéndole imposible no aspirar el dulce aroma del mismo.

JiMin boqueó sorprendido y giró su rostro tratando de encontrar aquellos ojos rojos para confirmar su teoría.

El lobo se despegó lentamente del cuello del omega, sus orbes conectándose en el camino que se sintió eterno, cáliz y otoño se encontraron, haciendo una deliciosa plétora de esencias y emociones entre el omega y el lobo, sus corazones galopando rápidamente ante el desconocido deseo que les carcomió.

El castaño sintiendo sus sentidos agudizarse al sentir el aroma proveniente del lobo. Joder, era tan malditamente delicioso, de pronto recordándole un poquito al campo en donde había crecido, al espeso y delicioso chocolate que su abuela solía prepararle en su cumpleaños, hallando en el aroma un extraño confort que le volaba los sentidos, al punto en el que le dejaba siendo solamente instinto, omega, un omega necesitado de un alpha...

Y no pudo resistirse a aspirar un poco más de aquel grueso aroma, ocasionando que su vientre burbujeara caliente al reconocer aquel delicioso y particular olor de ese lobo.

Sí, definitivamente era él.

El lobo atrapó entre sus dientes la tela de la camisa y la jaló levemente hacia abajo, siendo un poquito torpe en el camino, dándole señal al omega de lo que quería. El castaño se coloró ante la insinuación del canino y cuando iba a hablar vio al lobo caminar de regreso al bosque, paró cuando vio que el omega no le seguía como él quería. Movió la cabeza apuntando al bosque y el omega ladeó su cabeza confundido ante las acciones del canino.

Pronto entendió el mensaje del lobo, con el rostro sonrojado apartó su vista a las plantas que estaban al lado de él y una risilla se le escapó cuando escuchó al otro ladrar juguetón.

¿Cómo es que puede ser tan insinuante?— Sus pomposos labios se curvaron divertidos al oír un bufido. Se permitió ser un poco coqueto, y cuando consiguió su acometido le dio una orden al animal que chillaba y bufaba por su cercanía. —Voltéese, por favor.

El lobo soltó aire ruidosamente y se volteó molesto, esperando por el omega.

JiMin giró su cuerpo, dándole la espalda al lobo, miró inseguro al animal que le esperaba sentado mirando al bosque, sintiéndose de repente un poco temeroso e inseguro al desnudarse. Y es que debía de admitir que era muy pudoroso en el aspecto de desnudarse frente a otros, siempre con una incomodidad de que las personas le juzgaran. Formó un puchero y respiró hondo para ahuyentar su miedo, con un temblor nervioso en sus manos y con sus feromonas un poco descontroladas ante la presencia pura de un alpha, quitó nuevamente la tela húmeda de su cuerpo que a penas y le cubría, siseó cuando una ráfaga de aire se coló por su piel desnuda, suspiró y apretó sus orbes tratando de traer a su lobo, después de unos segundos sintió a sus huesos crujir y a sus sentidos agudizarte.

El lobo negro movía la cola ansioso esperando por el omega, y pronto chilló alegre cuando sintió la presencia de otro lobo, ese en particular que le volvía loco, uno castaño que era más pequeño que él y que también le movió la cola en forma de saludo. Ambos se olieron, rozando levemente sus fauses, reconociéndose, dándose el tiempo suficiente de disfrutar sus presencias, y cuando quedaron conformes con su reconocimiento comenzaron a correr por el bosque.

El lobo más pequeño siguiendo al más grande.

El omega con aquella canción aún en mente.

"Ven a la ronda, llama mi corazón"

Sus patas estirándose y dejando atrás parte del bosque. Ambos lobos sintiendo a su corazón galopar salvajemente ante el esfuerzo hecho y ante las feromonas que ambos lobos se soltaban mutuamente, llamándose; y también sintiendo a sus pulmones estirarse en busca de aire.

"Aves, bichos, bestias, pasto, árboles y flores"

El lobo negro se detuvo cuando llegó a un especie de campo abierto.  Miró a sus lados y su parte humana pareció reaccionar ante aquel lugar.

"Ven a la ronda, llama mi corazón"

Buscó la mirada del lobo castaño y vio al omega chillar cuando su vista cruzó con la cabaña en donde fuera de aquel sueño estaba encerrado. El castaño ladró y gruñó al verse a mismo sentado fuera de la caballa.

Esperando por algo

"Aves, bichos, bestias, pasto, árboles y flores. Enséñame a sentir"

El lobo negro le ladró al castaño, buscando atrapar su atención, pero  parecía que el omega no le escuchaba, ensimismado en su pequeño mundo.

El lobo volvió a ladrar desesperado por su atención.

"Si escuchó que me extrañan. Regresaré a ustedes..."

La parte humana del lobo negro gritó desesperada y chilló cuando todo desapareció a su alrededor.

—¡JiMin!— Sus pulmones se vaciaron cuando gritó en la oscuridad de su alcoba.

Dándose cuenta de que todo se había reproducido en su mente. Se paró rápidamente de su cama y salió de su alcoba con dirección a su estudio, siéndole algo difícil el camino por la poca luz que brindaban las velas de los candelabros en el techo.

Cuando llegó y abrió la puerta se topó con Suho fumando de su pipa, le miró extrañado y habló.

—¿YoonGi? ¿Qué haces despierto? Pensé que habías ido a dormir, te notabas cansado. Yo ya me iba a mi habitación.

El alpha azabache le ignoró y se abrió paso a su escritorio, del cual tomó su pluma y su tinta.

—¿Dónde estaban los mapas de las fronteras?—Suho frunció sus cejas extrañado ante su actitud.

—Uh, no están aquí. Están en el estudio de tu hermano. ¿Para qué los quieres?

—Necesito ver algo, es importante.— El alpha azabache salió de la pieza y caminó apresuradamente al estudio de su hermano. Manipuló la manija de la puerta y entró, buscó entre la oscuridad el mapa que tanto ansiaba ver.

Pronto sintió a Suho a sus espaldas alumbrarle con una vela sus acciones, un tanto confundido por la extraña actitud del joven príncipe que rebuscaba por entre los estantes. YoonGi sonrió cuando encontró el papel que buscaba, lo tomó entre sus huesudas manos y salió de la habitación, para volver a su estudio en donde había la luz suficiente para poder ver el mapa adecuadamente. Suho le siguió en silencio y cuando el alpha menor cerró la puerta detrás de sí, habló.

—Luces un tanto... ¿emocionado?— YoonGi alzó su mirada y negó lentamente, extendió el mapa en un espacio libre de su escrito y buscó con la mirada algo en particular.

—Aquí está...

—¿De qué hablas? ¿Qué encontraste?

YoonGi no le contestó, en su lugar tomó nuevamente la hoja de papel, acercó su tinta y comenzó a dibujar rápidamente en el papel de aspecto blanco. —¿Por qué estás dibujando? Y ¿Por qué específicamente un mapa de la frontera con Busan?

—Porque sé que no puedo llevar conmigo este mapa en el camino.

—¿Qué? ¿De qué mierda estás hablando?

YoonGi fijó sus orbes grises en los oscuros de Suho y sonrió poquito ante el pensamiento que tuvo. —Vine porque tuve un sueño en particular...

—¿Una pesadilla acaso?

—Uhm, no. Yo lo llamaría una especie de visión. Dime loco, pero creo que acabo de encontrar en dónde está JiMin.

Suho rió ante el comentario del alpha y negó divertido. —No digas esas tonterías, seguramente es producto de tu imaginación. Acabas de decir que era un sueño.

YoonGi suspiró frustrado, sabía que nadie le creería, pero es que él sentía aquel instinto gritarle que fuera a por el omega. Su parte animal gruñéndole furiosa ante su lentitud por tomar acción. —Créeme que es verdad, lo siento en mi ser.— El alpha azabache posó una mano sobre su corazón mientras hablaba, para después bajarla y escribir detrás de la hoja en donde había dibujado rápidamente lo que quería (un bosque un tanto torpe y una especie de valle). Buscó un sobre y metió la hoja, tomó cera color carmín y la calentó con la flama de una vela, para después posarla justo en la hendidura del sobre, el sello del reino cerró completamente la carta.

—Suho, trae a un sirviente, necesito informar con urgencia a Busan de esto.

—¿Qué harás?

—Mandaré a un escuadrón a inspeccionar la zona, también necesito ayuda de los Reyes de Busan en caso de que algo se salga de control.
Rescataremos a JiMin...

Despertó más que agitado, sintiéndose extrañamente sensible a su entorno, aquel cosquilleo en su cuello haciendo presencia otra vez.

El sueño que acababa de tener sintiéndose extrañamente real, y Dios, juraba que podía aún sentir la respiración del lobo en la hendidura de su cuello. Una de sus manos acarició levemente su piel, justo en donde recordaba que el lobo le había olido, tal vez intentando replicar la sensación y el toque de ese animal, que en su sueño se habían sentido más que exquisitos, y gimió cuando un rico escalofrío bañó sus sentidos ante el roce de sus falanges con su zona erógena. Justo donde la marca de un alpha debía de poseer.

Juntó sus labios y apenas y curvó sus labios ante la extraña particularidad del sueño, sintiéndose casi como una singularidad, y es que nunca en su joven vida había tenido un sueño con tales sensaciones, admitía haber tenido sueños un tanto eroticos y hasta pesadillas, pero nunca sueños que replicaran en su ser colisiones de sensaciones tan... ¿únicas?. Era la primera vez que soñaba con tantas emociones y en particular... era la primera vez que soñaba a aquel lobo negro.

Juraba que le había visto antes.

Su boca se secó al momento en el que recordó, cayendo en cuenta de que ese lobo era el mismo que había acariciado hace tiempo en el castillo. Y joder... el jodido aroma, ese olor amargo y hogareño que sólo había olido en aquel hombre.

¿Era él?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro