PARTE 4
Taehyung vió su reflejo en el espejo de su habitación. Parpadeó lentamente, su mano alzándose para tocar con delicadeza las marcas en su cuello.
Al menos cinco de ellas estaban relucientes en su piel. Una combinación entre rojas y moradas se esparcieron por su cuello y clavículas. Las marcas de colmillos pequeños sobresalían más que nada, no logrando perforar la piel. Los dientes de cachorro no tenían todavía esa fuerza para romper el tejido.
Cerrando sus ojos con fuerza, el recuerdo del sabor del semen en su lengua seguía fresco. La cálida sensación que realmente disfruto. El semen de Jungkook.
Su corazón se aceleró, queriendo pensar que era pánico. Una mueca molesta se formó en su boca cuando sintió las familiares cosquillas en su vientre. Esas que volvían de su cabeza un torbellino.
Dando media vuelta con brusquedad, vestido con una camisa dos veces su talla y un pans holgado, salió de su habitación.
Evitó mirar hacía la puerta continúa a la suya, pasando rápidamente en silencio. Bajo las escaleras hasta llegar a la cocina, donde observó todo tal y como lo había dejado. Su mirada se desvío hacía el microondas, donde se podía ver la comida de su cachorro, la que no había tocado ayer porque...
Su vientre volvió a cosquillear, sintiendo la humedad arrastrarse por su trasero. La sensación de la noche anterior volviendo a el como un golpe sorpresa. La manera en la que su pequeño le ofreció sus inexpertos dedos para aliviarse... Apretó los puños con fuerza, sacando la comida fría del microondas y tirándola a la basura.
Los restos de su celo seguían ahí. Al menos hasta la tarde se estarían desvaneciendo por completo. Así que decidió culpar a su calor por esas reacciones tan... Enfermas. Indecorosas.
Agarrando el plato sucio lo puso en el lavabo, dispuesto a lavarlo antes de empezar a hacer el desayuno. Pensando en como se supone que debería actuar o disculparse, no reparó en la nueva presencia.
— Hola, papá.
Taehyung saltó asustando desde su lugar. Con la respiración agitada, se tensó.
Sin voltear y sus manos temblando de nervios, respondió en voz baja.
— H-hola, cariño. Y-yo voy a, voy a prepararte el desayuno antes de que vayas a la escuela, solo déjame...
El cuerpo del omega se quedó tieso cuando los brazos de su hijo rodearon su cintura. Una nariz se colo en el hueco de su cuello, aspirando sonoramente su dulce aroma.
— Luces hermoso con mis marcas. Y hueles delicioso, papá.
Inconcientemente Taehyung gimió bajito. Su trasero se lubrico sin resistirse al sentir la entrepierna de su hijo restregarse contra el descuidadamente. Tal hábito no era sorpresa. Incluso antes de, esa, noche, era algo que Jungkook hacía cuando le abraza por detras desde los diez años. Como si quisiese adherirse a el. Un hábito normal entre ellos.
Un hábito que ahora estaba lejos de lo inocente.
— Ggukie, no...
Su camisa se deslizó de su hombro intencionalmente. Un beso húmedo en su hombro lo calló.
El joven alfa estaba satisfecho con lo maleable que estaba su papá entre sus manos, las cuales bajaron con lentitud, colándose bajo la camisa del omega para acariciar con ternura su vientre. Piel tibia y suave. Casi ronroneo, dejando que sus labios volvieran a dejar otro beso.
Su paraíso se derrumbó cuando Taehyung lo empujó, alejándose lo más rápido posible de el.
— Es mejor que te vayas antes de que, de que se haga tarde, cariño — Murmuró con la mirada en el suelo
Por unos segundos, Jungkook se quedó quieto. Luego, apretó los puños, queriendo gruñir, pero aún no contaba con esa capacidad, por lo que se conformo con empujar su lengua contra el interior de su mejilla. No le gustaba que su omega lo alejará así. Absolutamente nada.
Frunció el ceño. Posesivo, acortó la distancia que su padre quería poner y lo sostuvo de la cintura, dándole la media vuelta para mirarse cara a cara. Sin darle tiempo a procesarlo, volvió a enterrar su cabeza en ese precioso y adictivo cuello, mordiendo con más fuerza. La suficiente para sacarle un jadeó doloroso.
Sus manos atraparon el hinchado trasero, amasando con agresividad. Podía olfatear el aroma dulce que seguramente provenía de su lubricante.
— Duele, Gguk... Por favor...
Jungkook no cedió, sus instintos que aún no entendía decididos a darle una lección que solo terminaría si el omega se doblegaba a el. Apretó su mordedura, y Taehyung lloriqueo de dolor. Sin el celo a tope que hacía que tomara el dolor como placer, el sufriendo realmente existía ahora mismo. No quería imaginarse el aspecto que tendría en unas horas. Peores que las marcas que ya tenía. No sería fácil de ocultar.
Mordiéndose el labio inferior, Taehyung se rindió, no queriendo poner más resistencia.
Inclinó su cabeza a un lado, cediendo más piel de su cuello al joven alfa que no desaprovecho tal cosa. Feliz como un niño al que le compraron su paleta favorita, se cernio más sobre el cuerpo de su padre, aspirando con pasión las feromonas que el omega dejo libres por toda la cocina.
Los ojos se Jungkook se cerraron, sintiéndose tan relajado que aflojó su mordida. Su lengua se paseo por la piel que comenzó a sangrar, limpiando su desastre.
Blando como un muñeco de trapo, Taehyung se dejó controlar por su pequeño hijo. El toqueteo del alfa aumentó, acariciando sus caderas y sus muslos como un gato amasando, luego subiendo hasta su pecho, donde rozo los dos pezones puntiagudos que sobresalían bajo la pijama del omega. Sus nariz se rozaron por lo cerca que se encontraban.
Mío, eres mío, decía cada uno de sus toques.
El mayor soltó un suspiro por la boca. Aquella acción atrayendo la atención de Jungkook a ese lugar. Inmediatamente el recuerdo de esos labios abiertos de par en par, estirados por el grosor de su pene logró hacer reaccionar a su entrepierna.
Justo en ese momento, la alarma de su celular que estaba en el bolsillo trasero de sus pantalones sonó en un estruendo que lo sacó de su estado de dominación.
Cinco minutos después, en completo silencio, Taehyung se quedó solo en casa.
[...]
Jungkook llegó a la preparatoria con una expresión alegre pegada en el rostro, cosa que no paso desapercibida por uno de sus amigos.
Bueno, en realidad, Jimin podría considerarse su único amigo en ese lugar. No era por falta de candidatos, simplemente odiaba la idea de la gente amontonandose a su alrededor.
— ¡¿Ya te enteraste, verdad?! — Una sonrisa enorme estaba plasmada en la cara del beta.
— ¿De qué? — Mascullo sin mucho interés, caminando por los pasillos hasta llegar a su casillero. Un grupito de tres paso cerca de el, chocando con su hombro a propósito — ¿Que carajos te pasa, idiota? — Preguntó, mirando con enojo al que parecía ser el líder, pero este solo alzo su mano para sacarle el dedo del medio antes de largarse. ¿En serio? — Imbécil.
— ¡¿Cómo que de que?!, ¡de Im Nayeon! — Jimin agitó los brazos como si tal cosa fuese a darle más importancia, ignorando lo ocurrido hace unos segundos.
Jungkook abrió su locker bufando y saco dos libros que usaría en sus siguientes clases. Justamente, debía poner más atención a Álgebra, una materia en la que estaba muy cerca de la cuerda floja. Si reprobaba, posiblemente su omega se enojaría, el no quería verlo enojado.
— ¿Y mi que? — Respondió, cerrando el casillero.
— ¡Dios, Jungkook! ¡¿En serio no has visto nada en el facebook de Nayeon?! — Como pudo, Jimin trato de seguirle el paso al alfa testarudo que parecía más atento a estupideces y no a lo que tenía que decirle.
— No, Jimin. Creo que no he usado facebook desde hace un año — Se detuvo frente a su aula, contemplando con aburrimiento al muy alterado beta. — ¿Entonces? De verdad que tengo que poner atención a esta clase. Necesito un ocho para pasar.
— ¡Eso no importa! Jungkook, Nayeon público en su cuenta que...
— ¿Que...?
— ¡Que le gustas! Literalmente, puso "Jungkook de primer año me gusta" — Jimin miró expectante al alfa. Pero no obtuvo la reacción que esperada, por lo que preocupó. — ¡A la omega más caliente de la preparatoria le gustas, Jeon! ¡¿No lo entiendes?!
— Lo comprendo. Pero en serio que no me interesa — Era cierto. En ese momento, solo había un omega que le gustaba. Simplemente no le importaba el resto.
Jimin abrió y cerró la boca como un pez, congelado. Jungkook alzo su mano para pasarla frente al beta, intentando que despierte de su transe.
Más calmado, el rubio habló con los dientes apretados.
— ¿No te... gusta?
— No, Jimin. No me gusta.
— Oh.
— ¿Oh?
— Verás, es la omega más bonita de aquí, así que pensé que también te gustaba y yo... bueno...
Jungkook alzó una ceja, exasperado.
— Le di tu número y tu dirección. Así que probablemente después de las clases puede que esté esperándote afuera de tu casa.
La chicharra sonó, por lo que Jimin salió corriendo, huyendo lo más rápido posible y el alfa se quedó quieto en su lugar, enfadado.
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