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PARTE 2

EN LA ACTUALIDAD.


— Tu papá está buenísimo.

Jungkook apretó los puños dentro de los bolsillos de su chaqueta. Con la cabeza baja y recargado contra el pupitre del aula, ignoró el comentario. Cosa que se volvió un poco difícil cuando más le siguieron.

— Dios, si. ¿Has visto ese trasero?, que suerte tienes, Jeon — Se rió uno, a su lado, golpeando con diversión el hombro de alfa. — Ya quisiera yo tener un culo así en casa.

— ¿Crees que si invito a tu padre a una cita acepte, Jeon? Ya ves, podrías llamarme papá en unos meses — El grupito de amigos al lado de Jungkook estallaron a carcajadas.

Frunciendo el ceño, el joven alfa se mordió con fuerza su labio inferior, conteniendose de soltar algo que haría que aquellos imbéciles siguieran molestándolo.

Internamente resoplo. ¿Una cita con su padre?, ¿en serio?, Taehyung jamás estaría con un idiota como Jihoon, ese bravucón con cara de asno no tenía ni una pequeña posibilidad con su papá.

Su omega era hermoso. Y solo para el. ¿Que carajos se creía Jihoon?

Y por más absurdo que sonara tal cosa, la espinita posesiva dentro de el no salía. Una de sus piernas se movía con rapidez, producto de su desesperación por qué las clases terminarán.

No le agradaba escuchar aquellos comentarios de parte de sus compañeros hablando sobre Taehyung. Algo que iba aumentando conforme más hormonales se volvían. Odiaba la sola idea de que esos idiotas tuvieran ese tipo de pensamientos de su papá, como si el omega fuese hacerles caso. Por favor.

Conforme el tiempo avanzaba, las clases se dieron por finalizadas. Mientras caminaba hacía su casa como todos los días, aquel sentimientos agrio dentro de su pecho creció junto con su ira.

No iban a tocar a Taehyung ni en su sueños. Ellos no tenían idea de que su papá portaba su aroma todos los malditos días. Era su papá, le pertenecía. Esos imbéciles no tenían ni idea.

Al llegar a casa, abrió la puerta con rapidez, adentrándose al interior sin importarle donde caería su mochila cuando la aventó en algún lugar. Sus ojos brillosos contemplaron por unos segundos la sala de estar, notandola sola y dedujo que la cocina se encontraba de tal forma. Eso lo llevo a subir las escaleras para dirigirse a la habitación de su papá.

Subiendola de dos en dos, se paro frente a la habitación de Taehyung, respirando agitado por el esfuerzo. Cuando estuvo más calmado, olfateo lo que pudo. Al estar sin su primer calor, su olfato seguía sin desarrollarse por completo, por lo que necesitaba estar cerca de su papá para lograr obtener una bocada de su aroma.

Su boca se le hizo agua, como siempre cuando pensaba en el dulce olor de Taehyung. Sin pensarlo mucho, entro a la habitación sin tocar la puerta, un hábito que a su padre no le agradaba, pero Jungkook de verdad que no lograba comprender el porque de tener que anunciarse en su propiedad.

"Ah, cariño, ya te comportas como todo un alfa" le había dicho su papá entre risas cuando le contestó eso.

Por supuesto que, ninguno de los dos sabía que incluso esa mínima muestra de posesividad no era muy sano para esa edad.

Al ingresar a su habitación, abrió los ojos en grande al verlo.

Jungkook sabía que a veces su papá se sentía con la necesidad de armar un nido. Entendía que mayormente se hacía cuando el omega no se sentía lo suficiente protegido, cosa que no gustaba al joven alfa. Pero entendió rápidamente que el omega lo hacía cuando su celo estaba iniciando.

Sin un alfa para satisfacerle, era inevitable para un omega hacer su nido.

Hace ocho meses, cuando su padre tuvo su calor, Taehyung no había permitido que entrara al lugar por todo el día que duraba su celo. Cómo buen hijo, Jungkook hizo caso a la orden, aunque la mayor parte del tiempo se la paso ansioso al querer entrar y consolar al omega.

Ahora, cuando Taehyung levantó la mirada y le murmuró un débil "ve a tu cuarto, corazón", contrario a la orden, cerró la puerta detrás de él con los labios apretados.

Su mente recordó los estúpidos comentarios de sus compañeros sobre tener a su padre. Sintiendo la necesidad de hacerles saber que su papá era suyo. Que Jungkook era el alfa de Taehyung.

Y como su alfa, era su deber calmarlo, ¿no?

Podía olfatear perfectamente el olor dulce dentro de la habitación, al estar tan infestado con las feromonas del omega. El joven alfa, pese a no sentir la embriagante necesidad que probablemente Taehyung estaba soltando, lograba marearlo un poco.

— Ggukie... Deje tu comida en el microondas... Estoy entrando en celo, así que es mejor que vayas a tu cuarto — Jadeó Taehyung, removiéndose en medio de su nido. Este abrazaba una almohada, con la mejilla pegada a la tela.

Jungkook notó su propia ropa junto con la de su papá alrededor de la cama. Un sentimiento que le hacía querer hinchar el pecho lo rodeó, al verse considerado como reconfortante para el omega.

Aunque bueno, dado que el omega lo consideraba su cachorro, era obvio que estaría la ropa del alfa ahí. Pero el instinto del menor hacía de las suyas, cambiando la verdad a lo que el pensaba.

— Cariño, no te, no te quedes parado ahí... Ve, mañana estaré mejor... — Taehyung murmuró en voz baja, suspirando a la vez que dejaba caer sus pesados párpados.

Lejos de hacer caso, el pequeño alfa se acercó a pasos lentos hacía su papá, sus manos abriéndose y cerrandose mientras pensaba como satisfacerlo. ¿Abrazarlo serviría?, ¿tocarlo?

Tal palabra lo condujo a los videos subidos de tono que de vez en cuando miraba.

Un nudo, se dijo. Un nudo posiblemente aliviaría a su papá.

En los vídeos, siempre el omega rogaba entre gemidos el nudo del alfa que lo empotraba. ¿Eso querría su papá?, ¿El querría que Jungkook lo... Anudara?

El sexo era algo que aún no le llamaba tanto la atención. La única razón por la que miraba videos sobre aquella acción era por la sensación placentera que sentía cuando sus pantalones se apretaba y su pene se rozaba con sus boxers. A veces se restregaba tan rápido que llegaba a mancharlos con un líquido blanco, que según recordaba, era su propio semen.

Claro que, mientras lo hacía, imaginaba a Taehyung en el lugar del omega en la pantalla. Era atractivo hacerlo, de esa forma su erección se formaba debidamente al pensar en su padre desnudo pidiendo por el. Pero nunca se imaginó a si mismo como el alfa en el vídeo. Su cuerpo siendo inmaduro en esas cosas.

Pero ahora...

Viendo los ojos cristalizados de su padre, ahora no le molestaría hacer lo necesario para satisfacerlo.

— Cariño, vete, por favor... Yo, necesito que te vayas, ¿si? — Taehyung se sentó en medio del nido, su mirada nerviosa llendo del cajón al lado de la cama hasta Jungkook repetidas veces, quien seguía parado sin quitarle la mirada de encima.

Una parte de el omega estaba nervioso, preguntándose qué pasaba por la mente de su hijo. La otra parte, queriendo que el pequeño alfa saliera de la habitación para poder sacar los juguetes que usaba para esas ocasiones.

Su trasero ya estaba listo, tan lubricado que sabía que las sábanas ya deberían de estar manchadas por el líquido natural. Su piel se sentía caliente, casi ardía por el calor. El aroma a leche de su hijo funcionaba un poco como relajante, que casi le hizo pedirle que se quedará ahí, pero si lo hacía, el menor sería testigo de como usaría el dildo escondido en uno de su cajones. Algo que definitivamente no iba a pasar.

— Jungkook, por favor... — Rogó Taehyung, respirando errático. En serio necesitaba complacerse, pero su hijo no parecía tener intenciones de irse.

— Puedo, puedo ayudarte, papá.

El omega negó con la cabeza, sonriendo débilmente. En cualquier momento comenzaría a pensar más en reproducirse y llenar el vacío de su agujero que en la lógica. Incluso sus manos ya estaban temblando, maldición.

— N-no, cariño, no entiendes... Solo me puedes ayudar saliendo de aquí, ¿si? Estoy en celo, Ggukie...

El joven alfa apretó los puños.

— Está bien, papá. ¿Quieres un nudo, verdad?, puedo dártelo yo, soy un alfa, puedo dártelo.

Los ojos de Taehyung se abrieron de par en par, sorprendido. ¿Que es lo que acababa de ...

— No sabes lo q-que dices, corazón. En serio, tienes que irte ahora... Yo...

Jungkook tragó saliva, su entrepierna pálpito ante la imagen del rostro de su padre sonrojado. Cómo en el vídeo donde el omega exitado tenía el rostro rojo por las embestidas brutas. ¿Taehyung luciría de la misma manera?

— Pu-puedo anudarte — Insistió, su mirada recorriendo lentamente el cuerpo de su padre envuelto en la seda de su pijama.

— ¡Jungkook! — Quiso que sonará como un regaño, pero el celo estaba afectando cada vez más a Taehyung y salió como un jadeó avergonzado.— No sabes lo que dices, solo vete, Jungkook — Está vez gruño, su mente eclipsandose por la horda de calor.

El joven alfa negó con la cabeza en silencio, acercándose hasta estar a centímetros del colchón donde Taehyung se resguardaba. Si bien muchos omegas se alteraban cuando su nido era interrumpido, no funcionaba cuando eran quienes consideraban sus cachorros. Así que el omega castaño no se molestó por ese motivo, sino que se alteró por la forma en la que Jungkook estiró sus brazos para tomar la cintura del omega entre sus manos.

El agarre fue firme, los dedos fríos colándose bajo su ropa le provocó un intenso escalofrío. Taehyung trato de empujar al pequeño alfa lejos, pero en ese momento se encontraba tan manso y débil que no sirvió de nada. Simplemente se derritió en sus brazos, jadeando por la buena sensación que el sencillo toque le proporciono.

Jungkook alzo su rodilla hasta que trepó sobre la cama, quedando frente a frente con su bonito papá, quien con los ojos casi cerrados, tenía las palmas en el pecho del alfa, sin la fuerza necesaria para alejarlo.

— Déjame ayudarte, papá — Pidió el menor, acercando su rostro al de Taehyung. Sus labios rozaron la mejilla del omega, la línea de su mandíbula hasta el hueco de su cuello, donde sin dudarlo, esparció besos húmedos en la piel morena.

— No hagas eso, cariño... No... — Arrastró las palabras como si estuviera borracho. El mayor sentía perfectamente los labios de su hijo recorrer su cuello en pequeños besos.

Su mente se encontraba nublada, apenas logrando distinguir que la persona que chupaba su piel era su cachorro. Estaba inundado en pensamientos distintos apenas legibles. Rogándose a si mismo parar aquello, diciéndose que Jungkook no tenía idea de lo que hacía y dentro de su inocencia respondía a su aroma en celo.

Pero también, esa parte que empezaba a odiar, quería mendigar y pedirle a la persona que mordisqueaba su piel caliente con esos tiernos colmillos de bebé que por favor le complaciera. Su instinto de omega pidiendo una buena cogida, una buena polla que le monté lo suficientemente bien para dejarlo sumiso y satisfecho.

— Por favor... — Murmuró Taehyung con los ojos cerrados, no sabiendo a qué o a quien.

Su cuerpo se volvió un muñeco de trapo ante las manos que bajaron por su cuerpo y se centraron en sus glúteos. Le apretaron fuerte, amasando la carne en su trasero con divinidad. No pudo evitar gemir cuando junto con las caricias, una lengua lamió su cuello en medio de esos besos y mordidas interminables.

El lubricante chorreaba de su trasero en grandes cantidades como lo era normal en un omega en calor. Su agujero se abría y se cerraba a la nada, cosa que le hizo soltar un sonido molesto.

La persona que lo sostenía bajó sus pantalones de pijama hasta dejar sus glúteos desnudos. El aire frío dejo de lastimarlo cuando los dedos le tocaron directamente.

Jungkook olfateo el líquido transparente que salía de su papá. Olía delicioso, el aroma de su padre pero muchísimo más intenso, mas empalagoso. Le mareaba de tal forma que lo único que quería hacer era enterrarse en el hueco de su cuello y aspirar hasta embriagarse.

Repentinamente, el omega que se recargaba en su pecho mientras el menor repartía besos por su clavícula tomó las manos del joven alfa, sorprendiendolo.

Taehyung sabía que era su cachorro cuando dirigió esas manos tibias a la línea que separaba sus glúteos. Sabía que era Jungkook, el alfa de quince años que no obedecía sus órdenes cuando agarro dos de esos delgados dedos y los restregó en su lubricante, mojandolos. Dándole a entender que tenía, quería, esos dedos dentro de su agujero. Lo sabía, pero el omega también sabía que ese alfa se moría por darle lo que necesitaba.

El olor a leche de su hijo tenía un tenue aroma a alfa exitado. Y eso fue en lo que se guío para que su instinto omega lo reconociera como una posible pareja de celo.

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