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~Especial Hopze II~
Una semana había transcurrido desde que Hoseok se alejó de Heize. Desde... Que su relación de más de cinco años acabo.
Con un corazón roto, destrozado, desolado y sin vida, Hoseok debía seguir adelante. Levantarse cada mañana y seguir en la organización de su coronación, que sería en una semana.
Aquellas ojeras bajo sus ojos, la palidez de su piel, el nulo brillo en su mirada, el cansancio y dolor en sus acciones. La mayoría de empleados sabían que algo malo le ocurría al principe, todos creían que se debía al luto que aún manejaba por la reciente perdida del príncipe Eun-seok. Pues nadie sabía de la relación que mantuvo oculta el príncipe Hoseok, nadie más que el líder de guardia. Seo-joon.
- Majestad. Aquí tiene la lista que me pidió - El líder de guardia le entrego unas fichas al futuro Rey.
Hoseok observó los documentos, pero no los tomo, no reviso, ni siquiera tenía deseos de averiguar que contenían dentro, aunque ya intuía que era. Pero saberlo era aún más doloroso para él.
- ¿Quiere... Qué lea cada ficha por usted? - Pregunto el guardia y Hoseok solo asintió.
Seo-joon, tomo nuevamente los documentos, carraspeó un poco y los abrió. Analizó un poco la primer ficha y luego le dió lectura a cada una de ellas. Mientras Hoseok, solo escuchaba, pero realmente no prestaba atención, pues nada parecía ser interesante para él.
- ¿Qué le pareció? - Pregunto Seo-joon al terminar de leer la quinta ficha.
- No - Respondió nuevamente el Príncipe Alfa.
- Bien. Entonces, ficha número seis - Siguió el jefe de guardia - Princesa Lee Ji-Eun, del Reino de Inchon, tiene 20 años, sus rasgos físicos son muy bien parecidos. Cabello negro, lacio y largo, ojos expresivos y con un color miel, piel blanca y tersa, sabe tocar el piano, el arpa, toma clases de canto, suele tejer en sus tiempos libres. Es la tercer hija de los Reyes. Es una Omega.
Cuando el guardia terminó de leer la ficha. Hoseok soltó un suspiro, extendió su mano y el guardia le entrego la ficha, Hoseok leyó nuevamente y asintió.
- Envía una carta lo más pronto posible. Informa que yo, el futuro Rey de Seul, solicito a Lee Ji-Eun como mi futura esposa, el mismo día de mi coronación.
Sin más. Hoseok se puso de pie y se retiró, metió las manos en los bolsillos de su pantalón y salió del despacho en el cual se encontraba. Necesitaba despejar su mente.
El Alfa se fue al jardín de margaritas. Uno muy hermoso que se encuentra justo detrás de su castillo, un lugar poco concurrido por el pueblo o el servicio del castillo, pero a él, le encantaba frecuentar con su amada Heize. Para ellos era un hermoso santuario, el cuál apreciaban mucho, solían pasar tardes enteras en aquel lugar.
Quizá, si cada tarde lograba ir al menos unos minutos a ese lugar, sabe que jamás olvidará a su hermosa Heize. El único amor de su vida, pero un amor, que priorizó sobre ella, un amor que pensó en ella y jamás un poco en él. Cuando Hoseok siente, que él dió todo por ella y estuvo a punto de dejar todo, solo pro ella. Pero que lamentablemente ella no pensó de la misma forma.
Hoseok soltó un sonoro suspiro, al llegar a aquel bello jardín de margaritas. Detuvo sus pasos, justo frente aquel bello santuario de margaritas. El Alfa las observó y de inmediato vino a su mente el hermoso rostro de su amada Heize.
De pronto, sintió el aroma de su amada, creyó que estaba imaginando, pensó en verdad que el tanto extrañarla, la vida le hacía creer que ella estaba junto a él.
- ¿Hoseok? - El Alfa sintió su piel erizarse al escuchar aquella dulce voz, llamando su nombre.
Se volteó lentamente y la vió. Justo a unos pocos pasos de él, se encontraba Heize, su amada Omega.
- Heize... - Susurro el Alfa, siendo lo suficientemente audible para ella.
Ambos se observaron fijamente, sus ojitos se llenaron de lágrimas, sus corazones bombeaba desenfrenados, al igual que sus lobos les rogaban por lanzarse uno al otro, por abrazarse, besarse y decirse cuanto se han extrañado.
Pero ninguno cedía. ¿Quién tomaría primero la iniciativa?
Heize siempre fue una chica tímida, sensible, asocial. Creció en un orfanato, jamás conoció a sus padres, no sabe si tuvo hermanos o más familia.
En el orfanato siempre existieron reglas absurdas, desde la prohibición al afecto maternal o de hermandad. Hasta los castigos físicos severos cuando se desobedece una regla.
Por esa razón, Heize no conocía sobre un afecto emocional positivo, solo conocía de odio, golpes, rechazo, gritos. Ella le temía al mundo.
Hasta que conoció a Hoseok.
Ese día, Heize salió a escondidas del orfanato, durante la noche, decidió escapar, pues los niños pequeños del orfanato la culparon de haber tirado la olla de arroz al piso, claramente ella no fue. Pero sabía que los superiores no le creerían y no quería una cicatriz más en su espalda por los azotes, tenía tanto miedo que no lo penso mucho y solo huyó.
La pobre chica, corrió sin descanso, quería escapar lo más lejos posible de aquel infierno en el cual había estado viviendo durante quince años. Por qué Heize solamente tenía quince años cuando decidió escapar.
Se detuvo ante el cansancio, intentando tomar aire, cerro sus ojitos un segundo y trato de tranquilizarse, hasta que un exquisito aroma llamo su atención. Café y eucalipto.
Fue tan delicioso y refrescante en aquella cálida noche, que no pudo evitar cerrar sus ojitos nuevamente y aspirar el aroma con avidez.
- Es muy tarde para que una chica ande fuera de casa - Fueron las primeras palabras de aquel Alfa.
Heize se aterró tanto que retrocedió más de tres pasos al notarlo muy cerca, sobre todo por qué aquella voz la exaltó, sonaba tan bien que ella no pudo identificar como sentirse realmente.
- Oh, lo lamento, no fue mi intención asustarte. ¿Te encuentras bien? - Pregunto el mayor.
Hoseok, se sintió más que atraído al delicioso aroma que llegó hasta sus fosas nasales cuando se dirigía al jardín a tomar aire en aquella calurosa noche. Al sentir aquel exquisito aroma a fresa y coco, se acercó con más ansías.
Hoseok tenía 16 años y Heize 15. Solo eran unos jóvenes inexpertos en la vida, unos jóvenes ansiosos de conocer más del mundo bueno. Ellos no entendían mucho sobre lo que sus lobos expresaban en ese instante, ese sentimiento de anhelo, deseo, sentimientos positivos, los cuales Heize estaba experimentando por primera vez.
- Yo... - Heize quería acercarse, en verdad se sintió bien estar en el mismo espacio que aquel chico. Pero aquella horrible voz llamando su nombre la aterró.
- ¡Heize! - Gritaba la mujer que la tenía totalmente dominada - ¡Se que estás por aquí maldita escuincla! ¡Ven ahora mismo!
Al usar su voz de mando. Heize se aterró más, pues ella jamás pudo negarse ante las ordenes de una Alfa como aquella. La pobre chica chillo de terror y comenzó avanzar, siguiendo la voz de aquella mujer que estaba a nada de encontrarla y quizá matarla a golpes.
- No te muevas - Dijo Hoseok con voz serena, pero por dentro, él y su lobo se sentía furiosos por la forma en que otra Alfa le habla a su bella chica - Quédate aquí, métete entre las flores y agáchate, hazlo, te prometo que todo estará bien.
Heize dudo un poco, ella solo tenía miedo, ese sentimiento de temor la caracterizaba más que nada. Así que no sabía que hacer, no quería morir a golpes, pero tampoco conocía aquel chico el cuál también es un Alfa. ¿Puede confiar en él?
- Hazlo linda - La sonrisa de aquel hermoso y atractivo chico, cautivo a Heize de inmediato - Te prometo que yo te protegeré - El Alfa solo dió un leve toque en la barbilla de la chica y está asintió lentamente.
Heize se oculto entre las margaritas, se agachó lo más que pudo, tal y como lo dijo aquel atractivo chico. Las margaritas comenzaron a suprimir el aroma de la chica, logrando disiparlo un poco y sintiéndose más el fresco aroma de aquellas hermosas flores.
- Príncipe Jung - Llegó aquella Alfa y se inclino ante la presencia del joven.
- ¿Qué la trae por aquí en esta noche? - Fue la sencilla y tranquila pregunta del Alfa - ¿No debería estar en este momento en el orfanato? No puede dejar a esos chiquillos tanto tiempo solos.
- Lo lamento majestad. Es que una... - La mujer detuvo un poco sus palabras y luego siguió - Una de las niñas salió corriendo cuando íbamos a iniciar un juego de escondites, no se dónde está y me preocupa - Mintió la mujer.
Hoseok ahora entendía una cosa. La mujer estaba mintiendo, pues claramente quien huyó no fue una niña, si no una chica de más o menos su edad.
- Entiendo. Sería más facil si solicita la ayuda del Castillo, usted sabe que podemos hacerlo, para que logré encontrarla más pronto. ¿Cómo se llama la niña? Así le diré a mi padre que inicie una búsqueda...
- ¡No! - Se exaltó la mujer - Lo lamento, no es que no necesite su ayuda príncipe. Es solo que... Yo puedo encontrarla pronto y no es necesario armar mucho escándalo por ello.
- No creo que sea innecesario, es una pequeña niña la cual se a perdido - Hoseok sabía lo que hacía y estaba seguro que haría pagar aquella mujer.
- Príncipe, agradezco su buena voluntad. Pero no debe preocuparse, estoy segura que esa pequeña niña anda cerca, la encontraré y llevaré a su hogar muy pronto - La mujer volteó a ver hacia las flores y Hoseok achicó sus ojos.
- Si es así. Está bien, puede seguir su camino - Sugirió Hoseok.
- Gracias majestad - La mujer se inclino ante él Alfa y se retiró.
- Síguela y alejala lo más posible de este lugar - Ordenó Hoseok.
El guardia asintió y se fue tras la mujer. La cual unos pasos más adelante se detuvo con la intención de ver si príncipe no ocultaba a su próxima víctima, pero sus planes se vinieron abajo, cuando unos guardias la obligaron a irse a pesar de sus protestas.
- Puedes salir linda - Llamo el príncipe y la chica salió.
- Gracias... - Susurro tímida.
- No hay de que. Soy Hoseok por cierto, Jung Hoseok - Se presentó el chico.
- Me llamo Heize - Siguió la chica, un poco tímida.
- ¿Solo Heize? - Pregunto el Alfa.
La chica asintió y Hoseok sonrió. Le parecía hermosa, sin importar aquellos trapos sucios, aquel cabello castaño pero un poco revuelto, labios resecos pero aún así, con una mirada inocente, tímida ojitos cafés claritos y una sonrisa dulce.
- Bien Heize. No debes temer más, siempre estaré a tu lado, protegiendote y cuidando de ti. ¿Confías en mí?
La chica lo observó detenidamente, luego asintió y sonrió. Ella se sintió segura por primera vez y desde ese momento, jamás volvió a temer de un Alfa, aprendió sobre una vida feliz, aprendió amarse a sí misma y a su Alfa.
Aprendió mucho y todo, gracias aquel hermoso chico, quien le salvó la vida.
Heize recordó aquellos momentos. Sus ojitos se llenaron de lágrimas ante el recuerdo de la noche en que conoció a su amado Hoseok y la protegido.
Hoseok siempre cumplió con su palabra, jamás falló, jamás la descuidó, siempre estuvo para ella en todo momento, le dió un hogar, comida y educación, que aunque fue poca, fue tan importante como el resto.
No importaba que se haya tenido que mantener oculta durante tantos años por su bien, ella amaba estar en su casita, aquella la cual su amado le regaló y en la cuál a vivido experiencias maravillosas. Pues nunca olvidará, la noche en que por primera vez se entregó a su Alfa, cuando recién cumplió la mayoría de edad. Jamás se arrepentirá.
Pero si se arrepiente, de no aceptar la vida de su amado Alfa, se arrepiente de fallarle a él y no aceptar que él será el próximo Rey y todo lo que quería, es tenerla a su lado.
- Perdóname mi amor... - Susurro a la nada en medio de lágrimas.
La puerta de su casita fue tocada. Aquello la confundió, pues nadie más que Hoseok y algunos guardias de su confianza, conocían la ubicación de aquella casita oculta entre el bosque.
Se levantó y vio por la ventana, en verdad se extraño al ver a una pequeña niña afuera. Abrió y la pequeña le sonrió.
- Hola - Saludo Heize.
- Alguien espera por ti en el jardín de margaritas, debes ir ahora mismo o podría ser muy tarde - Fueron las palabras de la niña antes de irse.
Heize se extraño, frunció levemente el entrecejo ante la confusión de las rápidas palabras de la pequeña. Aún así, tomo una gabardina de lana, se la coloco y salió.
Cuando llegó al jardín, lo vió. Ahí se encontraba su amado Alfa, aquel hombre que la cautivo desde el primer instante en que cruzaron miradas, aquel hombre el cuál a sido todo para ella.
- Hoseok - Llamo y su Alfa volteó.
- Heize - Nombro un asombrado Alfa.
Ninguno de los dos sabía que decir. Los nervios se apoderaron de ellos, pero lo que si era seguro, es que Heize debía iniciar, pues ante sus recientes recuerdos, sabía que debía arreglar lo que ocasionó.
Se asustó mucho al ver aquel decaimiento en su Alfa, le dolió su pecho al verlo con ojeras bajo sus ojitos y una mirada triste, desolada.
- Yo... Perdóname por favor - Rogó la chica, manteniéndose en su lugar y con sus manitas juntas, apretandolas - Te juro que no odio tu mundo, no lo desprecio, es solo que... Tengo miedo - Las primeras lágrimas comenzaron a caer - Tengo miedo de ser rechazada por tu pueblo, tengo miedo de ser señalada como una huérfana, de no ser lo suficiente para ti y tu gente, de cometer errores y hacerte pasar vergüenza, tengo miedo... De arruinar tu vida, tengo miedo... De enfrentar un cargo tan grande y fallar, fallarle a tu pueblo y sobre todo... De fallarte a ti. Cuando tú siempre diste todo por mí... Perdón.
Heize comenzó a llorar, su llanto era silenciosos al igual que su dolor, mantuvo todo el tiempo la mirada gacha, haciéndose daño en sus manitas como hace años no lo hacía.
Hoseok se dió cuenta de ello, sintió el dolor de su amada, a pesar de no compartir un lazo de unión, él sabía perfectamente sobre el dolor que atravesaba su amada chica.
Se acercó a pasos lentos hasta ella, cuando estuvo justo enfrente, tomo las manos de su pequeña chica, no le gustó mucho ver el constante daño que se había ocasionado. Dejo un beso en cada dorso y luego elevó el lloroso rostro de su Omega.
- Sabes que siempre te he dicho mi cielo. Qué tú dolor es mi dolor, que tus miedos son mis miedos, que tus alegrías son las mías. Qué siempre debemos comunicarnos todo, por qué todo se resuelve hablando mi vida, ¿Por qué no me dijiste antes? No debes temer de mi Heize, nunca. Recuerda que soy tu protector.
Involuntariamente la Omega mostró un puchero triste, Hoseok mostró una sonrisa rota, pero sonrió hacia su chica.
- Ven aquí mi linda Heize - El Alfa apreso aquellos apetitosos labios y los hizo suyos. La chica suspiro de satisfacción y de inmediato sintió como su dolor fue desaparecido al tener muy cerca, al único amor de su vida.
- ¿Me perdonas Hobi-Hobi? - Pidió la chica.
- No tengo nada que perdonarte cariño. Pero... ¿Aceptas mi mundo y todo lo que esto trae consigo? - Pregunto directamente el Alfa.
Heize no sabía que decir. A pesar de todo, ella seguía sintiendo miedo, no temía del mundo de su Alfa, temía de arruinar el mundo de este.
- Recuerda que siempre mi cielo, seré tu protector y así como he estado para ti hasta este momento, seguiré estando siempre a tu lado por el resto de nuestras vidas.
- Lo sé Hobi - La chica sonrió - Acepto tu mundo, por qué se que siempre estarás conmigo.
- Te amo cariño - Susurro el Alfa.
- Te amo - Respondió la Omega.
- Por el poder que me otorga el estado. Yo los declaro esposos - Anuncio el líder de consejeros.
Hoseok y Heize sonrieron, para luego darse un dulce beso, uno el cuál fue aplaudido con emoción por el pueblo, quienes sin dudar aceptaron a su nueva Reina.
Pues el pueblo de Seúl, siempre considerarían que no importa quien Reine, siempre y cuando los siga manteniendo felices como durante años. Generación tras generación, han tenido abundancia en comidas, un hogar estable y bonito.
Jung Hoseok y ahora Jung Heize, fueron coronados como los nuevos Reyes de Seul y el pueblo les deseo una larga vida llena de abundancia y prosperidad.
Un mes después de casados. Heize se mantenía muy ocupada todos los días, al igual que su ahora esposo.
La chica estudiaba todo el día, algunas veces con ayuda de su Alfa repasaba las tareas que sus maestros personales le dejaban. En algunas otras ocasiones, con ayuda de su sirvienta personal.
- Aquí tiene su té majestad - Llegó la sirvienta - Descansé un poco.
- Gracias Suran - La Reina suspiro de gusto al sorber de su té.
La sirvienta personal, salió para verificar que la cena de su majestad estuviese lista, mientras Heize siguió repasando la lectura de aquel cuento y subrayando palabras que no comprendía.
Tan concentrada estaba que no sintió la presencia de su amado Alfa. Hasta que esté tomo asiento a su lado y la abrazo. Heize sonrió y dirigió su mirada hacía el mayor.
- Hola mi cielo. ¿Todo bien? - Saludo Hoseok.
- Sí Hobi, ¿Tú? ¿Terminaste tu trabajo pendiente?
- Lo hice. Vine a buscarte para ir a cenar - El Alfa dejo un suave beso sobre los labios de su esposa.
- Vamos entonces, seguiré esto luego.
La vida de ellos era demasiado ocupada, durante los primeros seis meses, se mantenían trabajado, en el caso de Hoseok y estudiando de todo un poco en el caso de Heize. Ella avanzó lo suficiente en su aprendizaje, incluso, Hoseok se dió cuenta que Heize instintivamente aplicaba algunas normas de modales a la hora de comer, de tomar el té, de sentarse, incluso al momento de hablar con alguien más.
Pero durante las noches, en la comodidad de su habitación, ellos seguían siendo aquellos adolescentes que deseaban conocer más del mundo. Claro, que ellos preferían conocer más sus propias anatomías.
Algunas noches eran tan intensas y apasionadas, que definitivamente a la mañana siguiente no querían ponerse de pie a realizar sus labores.
Un día. Para la celebración de cumpleaños de Hoseok, invitaron algunos líderes de Reinos, incluyendo los Reinos principales.
Los Reyes líderes no llegaron, pues según su respuesta a la invitación, tenían asuntos importantes que atender. Los Reyes de Busan, fueron solo con su hijo mayor, pues nadie más tenía suficiente conocimiento sobre el segundo hijo.
Así mismo, fueron más invitados, entre ellos el Reino de Inchon. Dónde se presentaron los Reyes, con sus tres hijos, su hijo mayor y sus dos hijas menores, entre ellas, la Princesa Lee Ji-Eun, la cual se suponía iba ser la Reina junto a Hoseok.
Heize sabía de ello, pues el mismo Hoseok le explicó que antes de ir al jardín, había ordenado enviar una carta a aquel Reino para solicitar a su tercera hija, pero al final envío personalmente una disculpa, explicando el motivo del porque ya no quería a la princesa como su futura esposa.
Así que ahora la Reina de Seul, comenzó a sentirse insegura, al conocer sobre la belleza que posee aquella princesa. La vió y de inmediato sintió como todo su autoestima caía de golpe al piso y toda la velada se sintió inferior, fuera de lugar ante tanta gente con clase y buena educación.
- Reina Jung - Llegó Lee Ji-Eun. Cuando logro ver a Heize sola, quería atormentarla claramente.
Heize no respondió, solo saludo del mismo modo que aquella chica. No quería hablar y decir alguna incoherencia y arruinar todo.
- Felicidades por su matrimonio y su nombramiento como Reina de Seul - Dijo la chica - Yo hubiese sido la Reina de este maravilloso lugar y siendo una excelente esposa para el Rey, pero supongo que el destino estaba en mi contra - Fueron las directas palabras de la chica.
- Supongo - Fue la corta respuesta de Heize, tratando de no decir nada más y empeorar el asunto, aún cuando su lobo aulló de molestia por el comentario de la chica.
- Veo que el Rey Jung la a marcado - Siguió la Omega - Supongo que pronto tendrán crías, aunque... ¿Cuantos meses llevan de matrimonio? ¿Ocho quizá? ¿Por qué aún no lleva en su vientre una cría del Rey? ¿A caso usted es el problema? Puede ser. Los plebeyos no deberían involucrarse con la realeza, los buenos dotes del Rey deben ser mucho para una... Pueblerina como usted - Cuestionó la chica y aquello fue la gota que derramó el vaso.
Aunque Heize no respondió brusca, fuera de lugar o de forma vulgar, si se exaltó un poco, llamando la atención de unos cuantos a su alrededor. Logrando así que Ji-Eun sonriera victoriosa al hacer molestar a la Reina.
- Te prohíbo que comentes sobre mi vida privada e íntima con mi esposo. Sí el destino no te quiso como Reina de este pueblo, por algo será. La clase no se trae desde la cuna, se aprende con buena educación y tú - Señaló Heize - Podrás ser muy bonita por fuera, pero estás podrida por dentro.
Aunque Ji-Eun sonrió victoriosa por hacer enfadar a la Reina, sabe que le molestó mucho la respuesta de esta. Sobre todo, cuando el Rey Jung llegó al lado de su esposa y se centro únicamente en ella, ignorando la presencia de la princesa Lee.
- Tranquila mi amor. Todo está bien, ¿Sí? Terminaremos la fiesta, luego tú y yo iremos a la cama a descansar, ¿Te parece?
La Reina asintió y se tranquilizó. Se sintió mal consigo misma y apenada con su esposo, ella pensó que por su culpa la fiesta terminó. Pero lo que la tenía más molesta y triste, eran las palabras de Ji-Eun.
Heize no sabía, que desde ese momento su matrimonio tendría una caída, que aunque lograron levantarse, sufrieron mucho, durante algunos meses. Meses que fueron una tortura para los Reyes.
Al cumplir un año de matrimonio, nada fue feliz, ese pareció ser un día cualquiera, que aunque Hoseok intento ser detallista con Heize, lo cierto era, que esta se encontraba tan deprimida, triste y culpable que no podía mostrarle amor a su esposo.
- Un año... - Susurro Heize, mientras se encontraba sentada sobre la cama y Hoseok tras ella, dándole la espalda también - Un año y... No he sido capaz de darte un hijo.
- Heize... - Hoseok sabía lo que venía.
- ¿Por qué sigues casado conmigo? - Pregunto la Omega - ¿Por qué insistes en seguir con una mujer que no puede darte descendencia? Eres el último Jung. Deberías seguir un legado, con una mujer que te de todos los hijos que quieras y que tú apellido siga en el trono, por qué... ¿Por qué seguir conmigo?
- Por qué te amo. Lo sabes, te lo he dicho muchas veces.
- Amor... - La Omega suspiro - Amor es algo que no puedo ser capaz de dar...
- ¿Hasta cuándo seguirás con lo mismo Heize? ¿Hasta cuándo vas a entender que no debes sentirte responsable de darme un hijo? Sí la madre luna no lo quiere así, pues olvídalo. Pero deja de actuar de esa forma.
- ¿Crees que para mí es sencillo? Soy una inútil, yo... Jamás podré ser madre, jamás podré cargar un pequeño entre mis brazos y... Amarlo, amar un pequeño ser que sea fruto de nuestro amor. Entiende, que para mí es aún más doloroso.
- Y lo entiendo cariño. ¿Pero no te das cuenta que estamos deteriorando nuestro matrimonio? ¿No te das cuenta que estamos al borde de un precipicio? Te amo Heize y se que debe haber una explicación, pero por favor mi amor, sigue siempre confiando en mí, ¿Sí? Solo... Confía mi cielo.
Heize asintió lentamente. Se abrazo fuertemente a su esposo y se aferró a él, se aferró tanto que pudo sentir un poco de tranquilidad en su angustiado y dolido corazón.
Un par de semanas después. Heize fue revisada por una curandera, la ansiana le dió a beber un té de fertilidad, luego regreso a la semana siguiente y reviso el estado de la Omega nuevamente.
- Majestad - Inicio hablar la ansiana - El único problema aquí, es que su majestad la Reina, bebió tes supresores durante mucho tiempo, además que ella aún es muy joven, su cuerpo no está listo para cargar una cría. Debe primero limpiar su cuerpo, beber solamente una vez el té supresor durante sus celos o noches de intimidad, deben ser pacientes, pues cuando el cuerpo de su majestad se encuentre apto, podrán engendrar un cachorrito, sin pensarlo se podrán convertir en padres.
La explicación de la curandera fue tan clara que todo el dolor, angustia y preocupación desapareció de la pareja. Ahora entendían la razón del por qué Heize no podía quedar en estado.
El miedo de Hoseok de que el consejo se enterase desapareció, el medio de Heize de no poder convertirse en madre y darle descendencia a su esposo, también desapareció.
Todo se debía a la cantidad exagerada que Heize antes tomaba de te supresores, cuando solo eran novios y por nada del mundo podían tener un bebé y además que Heize aún es una chica de 20 años, su cuerpo parece ser que no se encuentra apto para cargar una cría.
Solo debían ser pacientes y también muy constantes con los medicamentos. Claro, que eso no evito que ellos disfrutaran de sus celos, con el deseo de muy pronto, poder ser padres.
La historia de Hoseok y Heize, es triste, llena de miedos, tropiezos, dificultades y muchos obstáculos. Pero al final siempre lograban salir adelante.
Se comunicaban sus problemas, sus miedos, dudas. Confíaban uno en el otro y aunque en más de una ocasión dudaron de esa confianza, no quería decir que no lo hicieran.
Todos los matrimonios tienen sus altos y bajos, luchan por mantenerse estables, luchan por ser felices siempre. Pero para ser felices, deben aprender de la vida.
Y ellos, aprendieron mucho más que ello.
Siendo ahora, una de las parejas más estables de todos los Reinos, una pareja próspera, dulce y amorosa.
Una pareja de Reyes, que después de cinco años, esperan a su primer cachorro.
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¡Hola amigos!
¿Qué les pareció este capítulo?
Espero que este especial de Hobi y Heize haya sido de su total agrado mis chiquillos. Me salió mucho más largo de lo que creí😅 según yo el especial sería de un capítulo. Pero pues aquí les dejo.
Denle mucho amor mis chiquillos.
¿Qué les pareció la historia del Hopze?
Sin más que decir... ¡Nos leemos pronto chiquillos!
Bye💜
No olviden dejar su estrellita si les gustó el capítulo ⭐
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