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❄️ ²⁴ ❄️

~ Especial Namjin ~


Desde que Jimin se fue junto al temible Rey de Daegu.

Seokjin había pasado triste por su partida. El Omega se quejaba contra sus padres, los culpaba de todos sus problemas y sobre todo de haber dejado que Jimin se fuese.

El Omega comenzaba a sentir unos cambios hormonales muy severos. Habían días en que no quería comer, en algunos otros se levantaba con náuseas, con pereza, cansancio y mucho sueño.

Entonces Seokjin recordó algo muy importante. Él no tomo el té supresor el día que Jimin se fue, olvidó por completo pedírselo a Jimin y justo hace tres semanas su hermano se había ido. El Omega entro en pánico.

Su aroma comenzó a cambiar muy lentamente, hace un par de días, comenzaba a sentir como su aroma a miel desaparecía y solo quedaba el aroma a canela, siendo así como la miel sería reemplazada por el aroma a leche materna.

El Principe Seokjin entro en pánico, cuando una mañana, despertó y su habitación estaba repleta del aroma a leche materna. Sabía que tenía un neutralizador de olores, así que se rocío completamente de este y evito que su sirviente sintiera su nuevo aroma.

Pero Jin estaba preocupando, no sabía que hacer, tenía miedo. No podía estar en cinta, eso sería desastroso para él, ¿Cómo va ocultar su aroma tanto tiempo? Peor aún, ¿Cómo ocultaria un embarazo a sus padres? Eso era imposible.

- Príncipe, ¿Por qué no se siente su aroma? - Pregunto Youg-Jae, cuando ayudaba al Omega a cambiarse.

- Es que... Creo que mi celo está cerca y prefiero prevenir antes. ¿Puedes conseguirme más neutralizadores? - Pidió Jin, sintiéndose nervioso.

- Claro. Enseguida se los traeré - Aunque el sirviente no creyó en la mentira de su alteza. Él sabía que algo ocultaba y lo descubriría.

Ese día, Jin les dijo a sus padres que se había rociado neutralizador ya que su celo estaba cerca, es así como ellos lo creyeron y pensaron que era mejor. Durante todo el día, el aroma del príncipe Omega no se sintió. El sirviente personal le llevo los neutralizadores, pero él sabe cómo descubrirá aquella verdad.

Durante la noche. El Príncipe Seokjin, no fue a ver a su Alfa. Pues tenía miedo que este descubriera la verdad, así que se mantuvo oculto de jefe de guardia todo el día. Algo que Namjoon lamento, pues el siguiente día, él debía trabajar todo el día en el pueblo, así que no podría ver a su lindo Jinnie.

Cuando la mañana del siguiente día llegó, entonces Youg-Jae descubrió la verdad.

El sirviente llegó mucho más temprano de lo que suele llegar durante la mañana. Al abrir la puerta y entrar, sintió el fuerte aroma a leche materna mezclado con canela en toda la habitación y entonces lo descubrió.

El Príncipe Omega, se encuentra en estado de embarazo.

Sonrió ladino y sabía que hacer. Pero primero, esperó a que el Príncipe despertará. Cuando Jin despertó, se asustó mucho al ver a Youg-Jae en su habitación.

- ¿Qué... Haces aquí tan temprano? - Pregunto Seokjin.

- Sabía que algo ocultaba majestad - Dijo el sirviente.

- ¿A qué... Te refieres? - Seokjin estaba aterrado.

- No intenté fingir. Usted está embarazado y sabrá la madre luna de que pordiosero - Dijo el sirviente - No me puedo quedar callado ante esto, si yo lo cubro, entonces pagaré los platos rotos también.

- No... Youg-Jae, espera... - Jin se levantó e intento detenerlo - Por favor... No le digas a mis padres, lo haré yo, pero no digas nada, por favor... - El Príncipe prácticamente se arrodilló ante su sirviente.

Youg-Jae sonrió ladino ante las suplidas de su alteza, tener a un primogénito y heredero arrodillado ante él, se sentía bastante bien y sabe que se podría sentir más gratificante si recibe algún incentivo por decir la verdad y no quedarse callado ante sus Reyes.

- Lo siento mucho majestad. Pero esto no puedo ocultarlo, usted sabrá que explicación darle a los Reyes.

Siendo así, el sirviente se soltó bruscamente del agarre del Principe y le importo poco, que este cayera al piso. Salió de aquella habitación, con toda la intención de decir la verdad.

Mientras tanto, Seokjin, se levantó, muy aterrado, preocupado y al borde del llanto. Se puso su bata de dormir y salió de su habitación, tratando de correr y alcanzar al sirviente y poder evitar una de las tragedias más grandes de su vida.

Youg-Jae llegó hasta el comedor, dónde se encontraban los Reyes a punto de tomar el desayuno. Entro y se inclino ante sus soberanos.

- Majestades - Saludo - Tengo una información muy importante y de gravedad para ustedes.

- ¿Qué es eso tan importante que debes decirnos cómo para irrumpir? - Cuestionó el Rey.

- ¡Youg-Jae! - Seokjin grito, el sirviente al escuchar su nombre sonrió ladino.

Los Reyes se extrañaron ante el grito de su hijo hacía su sirviente personal, fijaron su vista en el empleado, esperando una explicación.

- El Principe Seokjin se encuentra en estado de embarazo - Soltó sin más.

Los Reyes abrieron sus ojos en grande. Pero fue algo que Jin ya no pudo reparar, negar o explicar, pues cuando el entro de golpe al comedor y vió a sus padres con aquellos rostros pálidos, pero al mismo tiempo furiosos, supo que su buena vida se había acabado y que todo se vendría abajo en cuestión de segundos.

Sus padres se levantaron de golpe al sentir el penetrante aroma a leche materna provenir de su hijo mayor.

- ¡Explícame esta basura de una buena vez Park Seokjin! - Se exaltó el Rey hacía su hijo.

- Y-o... Puedo explicarlo, p-ero por favor... Escuchénme... - Rogó Jin, en medio de un llanto imparable.

La Reina salió de su asiento y se dirigió a su hijo, sin aviso alguno, le dejo ir una fuerte bofetada en la mejilla, que envío al Omega directamente al piso.

- ¡Acabas de cometer una atrocidad Seokjin! ¡Eres una vergüenza para el trono y el Reino! ¡Eres un maldito cualquiera! ¡Dime de una buena vez! ¡¿Quién es el padre de ese maldito bastardo?! - Exigió la Reina.

El Rey Joong-Hoon, se colocó al lado de su esposa. Levantó fuertemente del brazo a un aterrado y lloroso Seokjin, quien no podía articular palabra alguna, solo lloraba con dolor y con miedo.

- ¡Eres una deshonra maldición! - Entonces el Rey Joong-Hoon también dejo ir una bofetada al Omega, mandándolo al piso.

Es así como los golpes iniciaron, pero el Omega principe, solo de preocupaba por cubrir y proteger su vientre y que no lastimaran a su cachorro.

- ¡Te arrepentirás de haber cometido tal error! - Dijo el Rey, dejando ir golpes en los brazos y piernas de su hijo.

Aquel hermoso Omega que había sido su orgullo, ahora era su decepción, la deshonra para la familia y el Reino. El Rey golpeaba al pobre Omega, sin resentimiento alguno, aún dándose cuenta que Jin protegía su vientre a como diera lugar, ellos no dejaban de golpear la zona.

- ¡¿Quién es el padre?! - Exigía la Reina, pero no obtenía ningún tipo de respuesta.

Entonces arrastraron a su hijo hasta la sala principal del Castillo, ordenaron a todos los empleados que se hicieran presentes y obligaron a Seokjin arrodillarse. Todos los empleados sentían pena por su Príncipe, no podían entender el grado de crueldad de los Reyes.

Jin lloraba y sentía su cuerpo adolorido, pero sus manos siempre permanecían en su abdomen plano, tratando de proteger a su cachorro.

- Te haré otra vez la pregunta y cada vez que te niegues a responder, entonces sufrirás las consecuencias Seokjin - Advirtió el Rey.

El pobre Omega sintió aún más terror al ver aquel látigo en las manos de su padre. Sabía lo que vendría y si jamás había sufrido en manos de sus padres por un golpe o latigazo como su hermano sufrió, está sería la primera vez para él.

- ¿Quién es el padre de ese bastardo? - Pregunto el Rey, esperando respuesta.

Pero Seokjin se negó a responder y sintió los primeros dos latigazos caer en su espalda y esto hizo que gritará de dolor y casi caiga al suelo, pero sus manos se mantenían firmes en su vientre.

- ¡Responde maldición! ¡¿Quién es el padre de ese bastardo que llevas en tu vientre?! - Cuestionó el Rey, cada vez más enfurecido.

Pero nuevamente, no recibió respuesta y tres latigazos más cayeron en su espalda y así, hasta llegar a más de 20. pues Jin prefirió soportar, todo aquel dolor físico y emocional, antes de dar el nombre de su amado Alfa y padre de su bebé.

Jin quedó tirado en el piso, cuando su padre se canso de preguntar y no recibir más que solo sollozos y llanto doloroso de parte de su hijo, los empleados ya habían quitado su vista, pues no podían soportar ver aquella magnitud de crueldad.

El Príncipe Omega, dejaba derramar lágrimas silenciosas mientras se encontraba tirado en el piso, de costado y sintiendo el ardor en su piel, solo podía ver los zapatos de sus padres y algunos empleados, pero sus manos siempre protegieron a su pequeño cachorro.

Su madre no lo ayudo ni una sola vez y jamás lo defendió, así como decía amarlo más que nada, así mismo le dió la espalda y apoyo el castigo de su padre. Hacía él, Seokjin vivió un infierno aquella mañana.

Sabía que su Alfa no estaría ese día en el Castillo, pues si hubiese estado, estaba completamente seguro que él hubiese salido a defenderlo, pero se sentía aliviado que no fuese así.

- Averiguaré quien es el maldito responsable - Dijo el Rey.

- Yo conseguiré alguna bruja, que me dé algún remedio para que aborte a ese bastardo - Dijo la Reina.

Y Jin solo pudo cerrar sus ojos, ante la negación de que querían hacer que él pierda a su bebé, pero se aferrara a la vida de su pequeño, no permitirá que nadie le haga daño.

- Llevenlo a la habitación que fue de Jimin - Ordenó el Rey.

Seokjin solo sintió un enorme dolor cuando lo levantaron, aún si los empleados trataron de ser delicados, no lo lograron del todo, pues lastimaban al príncipe con aquellos toques.

Algunas empleadas se encargaron de curar las heridas del Principe, se mantuvieron al pendiente, pues Youg-Jae, solo llegaba a mandar sobre ellas y a gritarle una sarta de tonterías al Omega.

Tres días después. Jin se encontraba sobre una silla de la habitación, veía a través de la ventana e intentaba no topar su espalda en el respaldo del asiento, pues aquello dolía.

Él imaginaba que para ese momento, Namjoon ya debía saber lo que le hicieron y por qué razón, quizá el Alfa debía estar vuelto loco, pero por lo visto aún no había dicho o hecho nada, pues no había llegado a verlo o había intentado nada.

Para Jin era un enorme alivio, pues así su Alfa se mantendría alejado de todo el problema y quizá sus padres al final lo dejen tener a su bebé, al menos a escondidas pero no quiere que se lo quiten. Incluso se lo podría dar a su Alfa, para que él se lo lleve lejos de la maldad de sus padres.

Para Seokjin era una grandiosa idea, pues así su Alfa y su hijo, podría vivir una vida saludable y prospera en otro lugar y cuando él sea Rey, podrá buscarlos y tenerlos a su lado nuevamente. La idea de Seokjin no era absurda ante sus ojos, era un buen plan, pasaría quizá solo dos años y medio alejado de sus amores, pero podría resistirlo.

Lastima que no todo sucede como lo deseamos.

Aquella tarde, Youg-Jae entro, el sirviente vio al Príncipe ver directo a la ventana y sin vida alguna. El sirviente no obtuvo ningún tipo de reconocimiento como él pensó.

Al contrario, los Reyes amenazaron a toda la servidumbre, que si alguien llegaba a comentar sobre el embarazo de su hijo, ellos mismos los matarían por blasfemar en contra de la monarquía.

Así que no tenía de otra más que cerrar su boca y seguir sirviendo al Príncipe. Aunque lo odiase con su vida.

El sirviente olvidó preparar el almuerzo del Principe. Así que sin darse cuenta, dejo sin llave la habitación y se dirigió hasta la cocina. Seokjin tampoco se dió cuenta que Youg-Jae dejo sin llave.

Unos pocos segundos después, la puerta se abrió muy lentamente y el corazón del Alfa cayó al piso en picada.

Sintió el fuerte aroma a leche materna mezclado con canela y sobre todo, aquel aroma a tristeza impregnado en su lindo Omega.

Se acercó a su chico lindo y al posarse frente a él, sintió su corazón oprimirse, al verlo tan triste, apagado, preocupado.

- Mi Jinnie... - Habla Namjoon.

Seokjin que ya lo había sentido y noto su presencia, solo pudo llorar, soltó al llanto y por más que quiso decirle que se fuera de ahí o podían descubirlo, no pudo articular palabra alguna.

- Mi amor... - Namjoon quiso abrazarlo, pero sabía sobre los golpes en la espalda de su amado, así que solo pudo tomar su rostro, limpiar sus lágrimas y consolarlo con sus palabras - Te prometo que te sacaré de aquí mi cielo, solo debes ser fuerte, pero te sacaré de aquí...

Jin nego con su cabecita y Namjoon se extraño ante ello.

- N-o... No h-agas nada estúpido Nam, por favor... Solo espera a que... Nuestro bebé nazca y te lo llevas de aquí Namjoon. Prométeme que te lo llevarás lejos, lo cuidarás y protegeras con tu vida. Espérame hasta que yo logré ser Rey y entonces... Podré traerles de vuelta conmigo - Seokjin explicó su plan.

Namjoon no estaba tan seguro de aquello, no sabía si los padres de este dejarían con vida a su cachorro. Sabiendo que la Reina se encuentra desesperada por encontrar alguna bruja o alguna pócima para hacerlo abortar, no cree que el plan de su Omega funcione.

- No mi cielo. Solo espérame un poco, yo te prometo sacarlos de aquí, llevarlos a un mejor lugar, lejos... Perdóname mi amor, por no estar con ustedes y protegerlos - Namjoon soltó alguna lágrimas, de impotencia, dolor y rabia en su corazón.

- Solo quiero... Que nuestro bebé esté bien - Lloro Jin - Solo quiero... Que él viva y pueda ser feliz - El Omega se desmoronó.

- Y lo serán mi amor. Te prometo que tú y él, serán felices. Jamás dejaré que los lastimen más, solo debes protegerme que serás fuerte y resistiras lo necesario en lo que logró sacarlos de aquí mi cielo, ¿Si?

Seokjin asintió y puchereo, aún llorando y destrozado. Namjoon le dió un rápido y profundo beso en los labios. Él debía ser fuerte, por su familia.

Pero ninguno de los dos, se dió cuenta que una tercera persona los vió.

Cuando Namjoon salió de la habitación y bajo, en la sala principal del Castillo, ya esperaba por él, los Reyes.

- Kim Namjoon, ven acá - Ordenó el Rey.

- Mi Rey - Se inclino el jefe de guardia ante sus soberanos.

Pero se dió cuenta de la presencia de Youg-Jae, tras sus Reyes y como este sonreía con suficiencia, entonces Namjoon comprendió todo. Debía estar preparado para lo que recibirá, pues aún se debe mantener fuerte, para el día en que deba escapar llegué pronto y saque a su familia de aquel infierno.

- Haz traicionado a mi confianza al haberte aprovechado de mi hijo primogénito - Hablo el Rey - Y como tal, serás castigado.

Namjoon apretó sus manos tras su espalda, pues ahora sus sospechas habían sido confirmadas. Pronto, otros guardias lo despojaron de sus prendas principales y lo dejaron solo en ropa interior sobre el frío piso de la sala principal. Lo arrodillaron y lo mantuvieron en aquel lugar unos pocos minutos.

Pronto, el alma de Namjoon tocó el suelo, al ver cómo llevaban a su hermoso Jinnie, y como este bajaba temeroso. Namjoon sabía lo que vendría.

Seokjin, al darse cuenta como tenían a Namjoon, se aterro, detuvo sus pasos abruptamente y vió a su padre con un látigo de tres cuerdas de cuero y algunas de estas tenían una muy imperceptible púa, que al ser tocado en piel viva, era como sentir el mismísimo infierno tocar tu piel.

- N-o... - Seokjin susurro y comenzó a bajar rápidamente - No papá. Por favor deten todo esto - Rogó Seokjin a su padre, dejándose caer de rodillas ante Namjoon y tomando sus manos.

- Solo quería confirmar lo predecible - Dijo el Rey y dejo ir el primer latigazo, Namjoon gruño y apretó los dientes.

Pero Seokjin comenzó a llorar y trato de cubrir a su Alfa, pero todo fue en vano. El Rey lo empujó y el Omega cayó al piso, unos guardias lo tomaron, por órdenes del Rey y lo sostuvieron fuertemente.

El Príncipe Omega, presenció como su propio padre golpeaba a latigazos con púas a su Alfa y él solo podía gritar y llorar que se detenga. Mientras Namjoon trataba de resistir, pero cada latigazo era más cruel, más doloroso, sobre todo cuando caían en heridas ya abiertas.

Las piernas del Alfa se debilitaron y comenzó a caer al piso cuando el latigazo número 50 llegó al final, él se encontraba ensangrentado, tirado en el piso y sintiendo su piel quemar. El Alfa se encontraba débil, adolorido y veía borroso por la cantidad de sangre perdida.

Seokjin no había parado de llorar y sentir el mismo dolor que su propio Alfa sentía, lo aterrado que se encontraba ante aquella imagen tan desgarradora.

Los guardias lo soltaron y Jin casi se arrastró hasta su Alfa, acarició su rostro salpicado de sangre e intento hacerlo reaccionar, pero Namjoon estaba por perder la consciencia.

- D-espierta... Por favor... - Rogó el Omega, pero Namjoon estaba casi desmayado.

- Llevenlo al calabozo, se quedará ahí hasta que muera lentamente de hambre - Ordenó el Rey - Y llevense a Seokjin a su habitación, no saldrá de ahí, hasta que mi esposa encuentre como deshacerse de ese bastardo.

Es así, como en medio de ruegos, llanto y súplicas. Seokjin fue separado de Namjoon, a él, lo encerraron en una pequeña habitación y a Namjoon en el calabozo.

Desde ese día no se habían visto ni una sola vez. Seokjin vivía con el miedo constante de que su Alfa haya muerto y que su madre llegué con alguna pócima para hacerle perder a su cachorro.

Un día antes de que el Rey de Daegu llegase. Un guardia, logro decirle a Seokjin que Namjoon aún seguía con vida y que él mismo se encargaba de darle un poco de comida y agua al menos una vez al día, a escondidas de los Reyes.

Aquello alivio mucho a Seokjin y él solo pudo decirle al guardia que tuviese mucho cuidado.

Quizá pronto... Seokjin logré escapar de sus padres y salvar a su Alfa.

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¡Hola amigos!

¿Qué les pareció este capítulo?

Se que fue realmente doloroso para ustedes tanto como lo fue para mí, escribirlo. Aún así, espero que haya sido un capítulo interesante para ustedes y lo hayan disfrutado al menos un poco.

¿Creen que Jin y Nam logren escapar pronto?

Sin más que decir... ¡Nos leemos pronto chiquillos!

Bye💜

No olviden dejar su estrellita si les gustó el capítulo ⭐

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