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El Rey Min Yoongi entro aquel palacio.

Mostrando siempre imponencia, frialdad con su mirada, dejando una estela de humo frío ante su andar, así mismo dejando un aura intimidante y demandante.

Al entrar aquel castillo. Los Reyes de Busan. Park Yoo-Jin y Park Joong-Hoon, esperaban en el salón principal. Ambos mostraron respeto ante el Rey, con una limpia reverencia, una que por supuesto no fue correspondida.

Tanto Yoo-Jin como Ki-Joon, pensaban que era una gran falta de respeto ante el Rey no mostrar el mismo respeto hacía ellos, siendo que son gobernantes del segundo Reino más poderoso. Era humillante y degradante para ellos tener que inclinarse ante un chico veinte años menor que ellos.

- Su alteza real. Es un honor poder recibirlo en nuestro palacio. ¿Gusta pasar al comedor?, nuestros empleados han preparado un delicioso té con algún postre de acompañamiento - Hablo principalmente la Omega Reina.

- No vine hacer temas de conversación ligero con ustedes. Vine a tratar temas importantes - Demandó el Alfa, utilizando un tono de voz firme y demandante.

- Su majestad, perdone nuestra imprudencia. Pero, ¿Cuáles son esos asuntos que desea tratar con nosotros? - El Rey de Busan se sentía nervioso y presionado con tal presencia tan imponente.

- ¿Quieren que hable ese tipo de temas aquí? ¿Mientras estoy de pie al centro de su salón? - El Alfa elevó una ceja ante la incredulidad y poca cordialidad de los presentes.

- Lo sentimos su alteza. Pasé por aquí, por favor - El Rey los dirigió hasta el despacho de este mismo.

Cuándo entraron. El Rey Joong-Hoon, tuvo que cederle su lugar en el asiento tras el escritorio y él junto a su esposa tuvieron que tomar asiento frente al Alfa líder. Cómo si ellos fuesen los visitantes y no los anfitriones.

- Ahora que estamos en un lugar más privado. Podemos hablar su majestad - Comento el Rey.

- Bien, el tema principal. El pueblerino que quiso cruzar de Busan hasta Gwuangju sin una carta de autorización. ¿Ya lo resolvieron? - Pregunto Min.

- Perdóne usted majestad. Pero aún estamos buscando al culpable de romper una ley tan importante...

- Olvidenlo. Mi gente podrá hacer mejor ese trabajo - Le resto importancia.

- ¿Y... Cuál sería el otro tema? - Pregunto una temerosa Eugene.

Quién rápidamente bajo la mirada ante la frialdad en aquellos oscuros ojos que voltearon a verla al hacer dicha pregunta. Yoongi se estaba preguntando seriamente, ¿Qué hacía la esposa del Rey en una reunión donde deben tratar asuntos de suma importancia?

Claro. Él fue criado por puros Alfas líderes, que poseen voz y voto en todo y le enseñaron que los Omegas son de un rango inferior que le deben respeto y no tienen derecho a opinar o aportar sobre algún tema importante de Reinos. Así que sí, lamentablemente Min Yoongi tenía un pensamiento retrograda hacía los Omegas.

¿Será que ese pensamiento puede cambiar pronto?

- Bueno. Me enteré que ustedes están intentando crear una guerra al reclutar a los Reinos menores y derrocarme antes de convertirme en Rey, y por si eso fuese poco, rompieron no solo una ley, sino que varias de ellas. Al también enviar cartas de reuniones entre Reinos para crear dicho plan. ¿Qué tienen que decir al respecto?

Los Reyes de Busan se habían vuelto tan pálidos como un papel al escuchar las palabras directas de su soberano. Se había quedado sin palabras y no sabían que responder exactamente.

- Su majestad... Esto es una vil mentira creada por quien sabe, para rebajarnos como Reyes - Intento defenderse el Rey.

- Así es su alteza. Nosotros seríamos incapaces de crear tal barbaridad. Solo nos tienen envidia por dirigir un Reino como Busan, el principal creador y exportador de los diamantes - Hablo la Reina.

Yoongi los escuchó atentos y como sabía que algo como aquellos sucedería. No dudo en chasquear sus dedos y al segundo su jefe de guardia personal entro al despacho y le entregó unos documentos a su Rey.

- Majestad - Se inclino ante su Rey y le entrego los papeles.

Yoongi los tomo. Les dió una leve mirada y luego los tiro en el escritorio, cayendo estos frente a los Reyes, quienes ya no tenían ninguna escapatoria con las pruebas que posee el Rey de Daegu en sus manos.

Eran las cartas que ellos y los Reinos menores se estuvieron enviando. Dónde claramente hablan de como pueden hacer para reunirse lo más pronto posible e iniciar un plan de guerra y ataque contra Daegu y hacerlo caer antes de que el temido Min Yoongi llegase al trono.

Pues Busan quería tomar el cargo como Reino líder por ser el principal creador de diamantes y generar grandes cantidades de dinero en todos los Reinos.

- Debo admitir que ser llamado "El terminó Rey de Daegu" es gráficamente - Comento el Rey líder - Pero como acaban de darse cuenta. Con estas pruebas puedo no solo derrocarlos de su puesto como Reyes de Busan, también puedo enviarlos a la horca, por crear un plan en contra de mi persona. Que soy su Rey líder, ¿Entienden la gravedad de la situación?

- Su majestad... Perdonenos... Nosotros, no fue nuestra intención, la idea fue del Rey de Ilsan - Intento excusarse la Reina.

- Su alteza, por favor perdonenos la vida. No podemos dejar a nuestros hijos a su suerte... - Hablo el Rey.

- Haremos los que nos pida. Pero perdóne nuestras vidas - Suplico Eugene. La Reina.

- ¿Lo que sea? - Sonrió ladino el Rey líder.

Y aunque los Reyes de Busan sabían que aquellas simples palabras les traería arrepentimiento después, debían ceder, pues sus vidas eran mucho más importantes que cualquier cosa que el Rey frente a ellos pida.

- Siendo así. Demen a su hijo mayor - Sentenció.

- ¿Qué...? - Eugene quedo en shock.

- ¿Nuestro... Hijo mayor? - Pregunto el Rey, aún sin creer lo que escucho.

- ¿Lo quiere... Cómo su futuro esposo? - Pregunto Eugene, buscando posibilidades.

- Claro que no - Bufó el Alfa líder - Si ustedes quieren que se les sea perdonado sus crímenes. Me darán a su hijo mayor para convertirlo en mi sirviente personal - Sentenció el Alfa sin ninguna pisca de falsedad en sus palabras.

- No puede estar hablando en serio - Se negó Joong-Hoon - Seokjinie es nuestro primogénito, el próximo a la corona. ¿Cómo puede pedirnos que se lo entreguemos para convertirlo en un simple sirviente?

- Es eso o ahora mismo ordenó una reunión pública en el centro principal del centro del pueblo de Busan. Para que toda su gente vea como acabo con la vida de sus líderes quienes plantearon un crimen en mi contra. ¿Qué prefieren?

Bajo el escritorio. Eugene empuñó sus manos ante la rabia e ira que estaba sintiendo. Prefería mil veces regalar a su segundo hijo, pero para su desgracia no podía, ya que Jimin es su mina de oro y no puede permitirse perderlo.

Así que aún con su corazón doliendo ante la idea de su hermoso Seokjinie siendo un simple sirviente del Reino de Daegu. Aceptó.

Confiando en que su hijo podría enamorar al maldito insensible del Rey Min y tomar una posición como Rey, luego buscarían la forma de acabar con su vida y poder quedarse con el Reino de Daegu.

Un plan perfecto ante los ojos de la Reina. Que podría dar resultado y el cuál creo en cuestión de segundos, el sacrificio de su primogénito debía valer toda la pena del mundo.

- Está bien - Afirmó la Reina - Le daremos a nuestro primogénito.

Joong-Hoon la vió incrédulo. Pero la Omega intento transmitirle confianza a través de su lazo y le dijo que después le explicaría lo que tiene en mente. Así que el Rey acepto con mucha impotencia de no poder evitar el futuro de su adorado Jinnie.

- Siendo así. No creo que tengamos más que discutir, les daré una semana para que su hijo pase con ustedes. Vendré personalmente por él y me lo llevaré de aquí - Dió su última palabra el Rey líder, antes de ponerse de pie y encaminarse hasta la salida.

El Alfa abrió la puerta, sin esperar la respuesta de los Reyes. Había tomado una decisión y sabía que tomando al amado hijo mayor de los Park, les estaría dando dónde más les duele.

Pues él sabe todo acerca del hijo mayor de los Park, que es el consentido y mimado de los Reyes, así como que este tiene un amorío con un simple jefe de guardia. Que por cierto aquello podía ser tomado como una atrocidad, pero prefiere jugar un poco y hacer que los Reyes se arrepientan de sus decisiones cuando vean a su primogénito siendo un lava pisos.

Se encaminó a la salida, dónde los Reyes lo despidieron amablemente, pero por dentro querían matar al Alfa por hacerles tal desastre. Así que hoy más que nunca se vengarian de él.

Utilizarían a su hijo mayor. Todo debía salir a la perfección.

- Majestad. El carruaje está listo - Anuncio el guardia real.

- Bien... - Dió solamente cinco pasos, para después detenerse al sentir un leve golpe de viento llegarle al rostro, acompañado de un delicioso aroma.

Frambuesas y vainilla.

Giró el rostro y siguió aquel aroma que lo había atrapado y había hecho despertar a su perezoso lobo. Uno que prefería mil veces dormir y pasar hechado todo el día en vez de estarse aburriendo entre tanto trabajo del humano. Pero que justo ahora, despertaba fácilmente con aquel exquisito aroma.

El Alfa comenzó a caminar hasta encontrar la razón de aquel aroma.

Encontrandolo rápidamente. A una distancia prudente de él.

Una hermoso chico, Omega. Con apariencia de angel. Se veía delicado como un bello muñeco de porcelana, con aquel cabello blanco, sonrisa dulce. Aunque no lograba verlo bien, sabía que es un Omega hermosamente único.

Pero pronto vió lo que hizo. El Omega tomo una simple y nada interesante piedra de sobre la nieve, la dejó sobre la palma de su mano para luego cerrarla y solo un segundo surgió un lejano destello, uno que después se convirtió en algo brillante. Cuándo abrió su mano, pudo observar que el Omega... Había convertido aquella insignificante roca en un hermoso diamante.

El Alfa estaba sorprendido, estupefacto y maravillado con aquella acción y entonces lo comprendió.

Aquel chico es la verdadera mina de oro del Reino Busan. Sonrió ladino y pensó que quizá existían mejores formas de vengarse de los Park.

- Averiguame quien es - Ordenó el Rey a su guardia.

- Como ordene Señor - Afirmó.

Dando un último vistazo al chico, que se despedía de la pequeña niña y luego entraba al castillo a pasos rápidos. Decidió retirarse.

El Alfa subió aquel carruaje, manteniendo en sus pensamientos al bello chico de sonrisa dulce. Pues aún... No había visto sus bellos ojos.

Cuándo llegó al castillo. Pensó en que de verdad aquel chico le había atraído demasiado, pues no lo saco de su mente durante todo el trayecto y su lobo constantemente le exigía volver a ver al chico y acercarse a él.

- Majestad - Llegó Jackson hasta su Rey.

- ¿Lograste averiguar algo? - Pregunto el Alfa, terminando de entrar al castillo.

- Sí. Al parecer el chico es el hijo menor de los Reyes Park, el segundo y oculto por los Reyes durante años a su pueblo. Es un Omega, de 20 años - Informo el guardia.

- 20 años... - Min lo pensó. Son cinco años de diferencia, el Omega es todavía un año menor que su hermano.

- ¿Algo más que deba saber? - Pregunto antes de dirigirse a su despacho.

Pues ya estaba por amanecer en Daegu cuando llegaron al castillo y logro descansar un poco en aquel incómodo carruaje, así que iría a trabajar.

- Según nuestros informes. El Omega posee una extraña habilidad que no todos lo conocen...

- Eso hasta yo mismo lo ví - Obvio el Alfa - Tal parece que convierte cualquier piedra insignificante en un diamante. Eso es... Interesante.

- Dicen que el chico es hijo de la luna. Que por ello posee dicha habilidad y la razón de su apariencia física, el cabello blanco y sus ojos azules son solo una de ellas.

- Ojos azules... - Definitivamente Min cada vez se sentía más ansioso de volver a ver al chiquillo.

- Según lo que logré averiguar. El chico es la verdadera causa del por qué Busan pasa la mayor parte del año en invierno, además de poseer dicha habilidad. Los Reyes Park... Suelen maltratarlo constantemente.

- ¿Pero que dices? ¿Cómo podrían maltratarlo si él es la verdadera mina de oro de ellos? - Pregunto en incredulidad el Alfa líder.

- Lo hacen trabajar la mayor parte del día en las joyas, tiene menos comodidades que el primogénito, suelen golpearlo constantemente y humillarlo. Tengo entendido que después de que salimos del castillo, recibió una golpiza pero ignoró las razones.

Yoongi estaba desconcertado. ¿Qué clase de padres eran los Park? Por qué los suyos son el demonio personificado, pero al menos que él recuerde jamás le dieron una golpiza hasta dejarlo inconsciente, un par de bofetadas quiza por mal hablado y faltarles al respeto.

Aunque nada amorosos con él, siempre fríos, con poco tacto para dirigirse a él en cualquier tipo de tema. Pero amorosos, dulces y pacientes con Jungkook.

- Bien. Cualquier nueva información me dices, en una semana iremos nuevamente a Busan y creo que será ese chico quien vendrá con nosotros - Sonrió ladino.

- Entendido señor - El guardia se retiró y Yoongi se fue hasta su despacho.

Tenía muchas dudas sobre aquel chico. Quería volver a verlo, la imagen de su lejana sonrisa lo tenía abrumado, quería conocerlo más.

Pero aún así, pensó que le serviría mucho. Quizá robarles su más valiosa joya será más que una lección para los Reyes de Busan y quizá ahí si quieran crear una verdadera guerra.

Durante el resto de la semana. Yoongi paso un tanto inquieto, su lobo lo estaba volviendo loco, no dejaba de exigirle ir a ver al chico. Mientras que él también quería lo mismo, pero intenta ser paciente.

Sumándole a ello, que sus padres lo tenían fastidiado con lo mismo sobre una esposa Alfa.

Además de que su hermano menor, parecía no entender sobre palabras claras y acatar sus órdenes.

- Min Jungkook, ven acá ahora mismo - Ordenó el Alfa mayor a su hermano cuando esté intento irse a la cocina.

- ¿Ahora que quieres? - Bufó Jungkook.

- Sabes muy bien que tienes prohibido entrar a esa área. ¿Es que no lo entiendes? ¿Cuántas veces debo decirte que te alejes de ese maldito sirviente?

- No es solo un sirviente Hyung. Es mi Omega, lo quiero para mí y tú eres quien no lo entiende - Jungkook estaba molesto.

- Jamás permitiré que te cases con un simple empleado. Así que buscá la manera de alejarte o lo encarcelare en el calabozo y a ti te encerrare en tu habitación - Demandó.

- ¿Por qué encerrarias a mi pequeño en su habitación? - Llegó So-Yeon. Madre de los Min.

- Tu hijo no quiere soltar al maldito capricho que tiene - Dijo Yoongi.

- No es capricho - Jungkook estaba cada vez más molesto - Es mi Omega. Madre dile por favor... - Rogó aunque no funcionó.

- ¿Aún sigues con ese sirviente insignificante? - So-Yeon mostró un gesto en desagrado - Creo que tú hermano tiene razón, ese chico solo es un capricho cariño. Así que aléjate de él, ¿Sabes que? Yo misma te ayudaré.

- ¿A qué te refieres? - Preguntó un temeroso Jungkook.

- ¡Guardias! - Llamo y al instante ya tenía tres de ellos a sus órdenes - Vayan por el chiquillo ese y encierrenlo en el calabozo - Ordenó y muy pronto los guardias acataron su orden.

- No madre. No me hagas esto - Rogó Jungkook y volteó a ver a su hermano, con mirada suplicante.

Yoongi intento ignorarlo, quería que su hermano entienda que aquel Omega no es para él y si no entendía a las buenas, debía hacerlo a las malas.

Cuándo llevaron al Omega casi arrastras. Jungkook corrió hasta el chico y lo levanto del piso, abrazándolo protectoramente. Evitando que los guardias lo sigan tocando. Yoongi en verdad creía que su hermano debía haberse vuelto loco.

- ¿Qué haces Jungkook? - Dijo So-Yeon - Suelta a ese sirviente. Tú y él no son de la misma clase, no puedes encapricharte tanto con un simple... Sirviente - Dijo despectivamente la mujer.

- Hyung... - Rogó Jungkook a su hermano, quien en verdad lucho por ignorarlo.

- Déjalo madre. Yo me encargaré - Dijo Yoongi y So-Yeon aceptó, de mala gana pero acepto. Se retiró a sus apocentos y dejo a su hijo mayor a cargo del menor.

- Gracias Hyung... - Dijo Jungkook, con un temeroso Omega entre sus brazos.

- Suéltalo - Demandó Yoongi a Jungkook - Si quieres que ese chico deje de sufrir todas las consecuencias de tus actos, entonces déjalo de una buena vez, ¿No te das cuenta que al final quien pagará será él? - Razonó Yoongi - Le daré un nuevo cargo, pero solo si tú prometes alejarte y déjarlo.

- ¿Qué... Cargo? - Jungkook ya no sabía que sentir.

- Después te lo diré. Ahora elije, te alejas de él y le doy un mejor cergo en el castillo o lo envío ahora mismo al calabozo.

El Alfa menor vió los ojitos aterradores de su lindo Omega. Casi podía sentir la tristeza de este, aunque no portaran una marca. Pero prefiere verlo todos los días en el castillo aunque no pueden tocarse o estar juntos a verlo encerrado en una celda de aquel horrible calabozo.

- Está bien. Me alejaré - Aceptó Jungkook. El Alfa menor dejó un corto beso en la frente de su Omega, quien tenía sus ojitos cristalinos.

Después se giró hacía su hermano y no le dijo nada más. Solo se retiró del lugar, sin poder articular una sola palabra, pues sabía que era mejor alejarse de su chico y tampoco decirle nada a su hermano o lo haría cambiar de opinión.

En cuánto a Yoongi, se volteó hacia el Omega quien parecía soltar lágrimas silenciosas y jugaba temeroso con sus manos.

- Prepará una de las habitaciones principales - Se dirigió al Omega - Tomarás el puesto de sirviente personal.

Entonces el Omega levantó la vista hacía su Rey y de inmediato volvió a bajarla, pues le aterro la mirada tan oscura que su Rey le dió.

- Entendido majestad - Afirmó.

- Tengo entendido que eres diseñador, ¿Verdad? - Pregunto.

- Sí. Se... Hacer algunos trajes - Afirmó.

- Bien. Prepara toda la ropa que puedas para un príncipe en dos días y la dejas en el armario de la habitación.

- Entendido majestad - Se inclinó ante su Rey y se fue a realizar su orden.

Yoongi lo vió alejarse y suspiro.

En dos días iría por aquel Omega y lo traería consigo en contra de la voluntad de quien sea.

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¡Hola amigos!

¿Qué les pareció este capítulo?

Se que ya están ansiosos, así que no los haré esperar más. Prepárense mentalmente para el siguiente capítulo y espero que lo disfruten mucho.

¡Nos leemos pronto chiquillos!

Bye💜

No olviden dejar su estrellita si les gustó el capítulo ⭐

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