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- ¿Qué sucede? - Llegó la Reina Eugene.

La Omega mayor solo vió a su hijo tirado en la nieve, mientras sangraba de la nariz y probablemente estaba inconsciente.

Seokjin estaba a un lado, llorando silenciosamente al ver en aquel estado a su hermano. Odiaba a su padres, los odiaba mucho. Aún así, Eugene se acercó a su hijo mayor y lo abrazo, al verlo llorar.

El Rey, Joong-Hoon parecía tener sus ojos inyectados en rabia. Tenía sus manos en puños y solo veía como la nieve se manchaba de sangre al igual que la ropa de su hijo menor. Pero poco le importó.

- El maldito inútil de tu hijo perdido la llave del taller y nos acaban de robar todas las joyas - Dijo con furia el Rey.

- ¿Qué? - La mujer estaba incrédula - Así que por eso lo golpeaste - Entendió la mujer.

- Debí haberlo matado de ser necesario - Gruño con rabia el hombre - Kim. Ordena que busquen a los ladrones y que los traigan a mi, necesito recuperar toda esa maldita joyería.

- ¿Si sabes que justo mañana debía exportarse todo no es así? - Hablo la Reina.

- ¡Lo sé maldita sea! ¡No me lo recuerdes que por la incompetencia de tu hijo hemos perdido todo!

- Oh por la madre luna. Esto es un desastre - Dijo la Reina.

Joong-Hoon fue junto al jefe de guardia al taller, para ver cómo había quedado el lugar, importandole poco dejar a su segundo hijo tirado y con golpes grabes. La Reina pretendía entrar al palacio junto a su hijo mayor y dejar a Jimin en la fría nieve. Pero Seokjin la detuvo.

- No madre. Por favor - Le rogó con lágrimas en sus ojos - No lo dejes... Ayúdalo, llama al médico, pero por favor... No lo podemos dejar aquí - Rogó el Omega.

- Se lo merece Seokjin. No entiendo cómo puedes estar abogando por él, entiendo que sientas afecto hacía él, pero no deberías sentir demasiado, es un tonto que solo pasa cometiendo errores y jamás aprende.

- Pero madre. Es tu hijo también, ¿Cómo puedes hablar así de él? - Jin sentía demasiada impotencia.

- Desearía que no fuese mi hijo - Gruño fastidiada la mujer.

- Madre... Por favor, solo ayúdalo por esta vez - Seokjin imploro.

- Como sea - La Reina bufo - Llama al médico real y llevenlo a su habitación - Ordenó la Reina y pronto acataron su orden.

Seokjin se quedó al lado de su hermano todo el tiempo. Hasta el anochecer, cuando el doctor Yugyeom llegó, lo reviso, dejo algunas pomadas para los hematomas y lo vendo del torso al encontrar algunas costillas rotas. Dejó algunos medicamentos y todas las indicaciones del reposo del Principe Jimin se las dejo a Seokjin, pues fue el único que estuvo pendiente de su hermano.

Seokjin jamás entendería la crueldad de sus padres. Desde que tiene uso de razón, sabe que siempre han tratado mal a su hermano. Desde que su madre, la Reina quedó embarazada de su segundo hijo, ella no se lo tomo a bien. Pues siempre había recalcado que solo iba parir un solo hijo. Así que detesto a Jimin desde que supo de su embarazo.

Cuándo Jimin nació y supieron que era hijo de la luna, bendecido con su belleza, esplendor y aquel don que la misma luna le heredó, que los Reyes descubrieron que poseía cuando el niño tenía cinco años y hasta la actualidad. Han demostrado su desprecio, odio hacía Jimin, lo menos precian, solo lo utilizan para su beneficio.

Siempre han recalcado que Jimin solo les sirve para producir y abastecerse de más y más diamantes. Lo utilizan como a una máquina como un objeto.

Nunca le dieron amor, cariño o lo aceptan como a su hijo. Para los Reyes de Busan. Jimin es solamente su mina de oro, aquel chico que tiene la habilidad de convertir cualquier cosa que él quiera en alguna piedra preciosa.

Ya sea una perla, un diamante, oro, pero lo más maravilloso. Un hermoso Zafiro.

Gracias a Jimin, es que el Reino de Busan es uno de los más grandes y con más desarrollo económico de sus tiempos, exportan cada semana grandes cantidades de joyería. Obtienen inumerables ganancias.

Es por esa razón que el Reino de Busan, quiere derrocar al Reino de Daegu.

Piensan que deben ser ellos los líderes de los Reinos por su exquisita economía y no Daegu.

Siendo así, como estuvieron creando un plan. Para apoderarse del liderazgo y hacer caer a Daeu para ellos convertirse como los próximos líderes de los Reinos y ya muchos Reinos menores estaban apoyando la idea.

Pues le temen al Reino de Daegu, pero sobre todo. Le temen a su Rey.

Y quizá podrían lograrlo, debido a que Busan, posee en sus manos un chico como Park Jimin. Quién los mantiene en un pedestal, por quién su economía a ido en aumento y jamás a caído en años. Por Jimin son uno de los más grandes Reinos y con mejor economía.

¿Qué ocurriría si perdieran a su valiosa joya de cristal?

Seokjin se encontraba con la mano de su hermano entre las suyas. Mientras dejaba sentado y recostaba su frente sobre la manita de su hermano menor. Deseando que esté despierte y poder cuidarlo todo el tiempo necesario.

La puerta de la habitación fue tocada y Jin levantó la cabeza con pereza. Suspiro al ver a su sirviente personal entrar.

- ¿Qué sucede Youg-Jae? - Pregunto Seokjin.

- Su alteza - Reverencio - Los Reyes solicitan su presencia en el despacho del Rey.

- ¿No sabes que quieren? - Pregunto.

- No principe. Solo me pidieron que viniera por usted - Explicó el sirviente beta.

- Ahora voy - El príncipe Seokjin, dejo un cálido beso en la frente de su hermano y luego salió de la habitación.

Temía dejar tanto tiempo a Jimin solo. Pero él no tenía una sirvienta personal así como lo tiene él, tampoco hay nadie que se atreva a cuidarlo o protegerlo, pues los Reyes se lo tenían prohibido a todos y nadie quería sufrir la ira del Rey por proteger a su hijo menor.

Seokjin bajo y se dirigió al despacho de su padre. Toco dos veces y escuchó la autorización del mayor para entrar.

Cuándo entro, se encontró a sus padre sentado tras aquel escritorio y a su madre de pie, al lado del mayor. Ambos tenían una mirada sería.

- ¿Todo bien? ¿Encontraron las joyas? - Pregunto Jin, quedándose de pie.

- Afortunadamente logramos atrapar al ladrón y toda la joyería de regreso al taller. Ahora mismo el jefe de guardia, Kim Namjoon se está encargado de que las joyas sean empaquetadas y puedan ser exportadas mañana mismo.

- Eso es un gran alivió - Susurro Seokjin - ¿Puedo quedarme con Jimin está noche? - Pidió - Prometo que tomaré las clases que quieran mañana, pero solo por esa noche... Déjenme cuidarlo por favor - Rogó.

- Con una sola condición - Dijo la Reina.

- La que sea - Afirmó Seokjin.

- Que te cases con el Rey de Daegu.

Entonces Seokjin sintió toda su sangre caer hasta sus pies. Su lobo se aterro y sintió un agudo dolor de cabeza, su corazón se detuvo y solo pudo aparecer la imagen de su amado Alfa en su cabeza.

- ¿Q-ué...? - Pregunto sin comprender.

- No está a discusión Seokjin. Debes aceptar, ya estás mayor. Además, conquistarlo no debe ser difícil y eso nos beneficiaría a todo. Podríamos logran derribarlo si tenemos a uno de nosotros desde adentro - Dijo el Rey.

- Claro, ¿Y que mejor si eres tú siendo su esposo? Sería mucho más fácil si lo tenemos en la palma de nuestras manos - Afirmó la Reina.

- N-o... - Seokjin nego - No lo haré - Retrocedió - No pienso casarme con el Rey de Daegu, no es mi Alfa y me causa terror.

- No fue una pregunta Park Seokjin - Dijo el Rey - Es una orden y debes acatarla, ¿Te quedó claro?

Los ojitos de Seokjin ya soltaban gruesas y dolorosas lágrimas. Estaba aterrado, quería huir de sus padres, alejarse de todo lo que le causa daño. No podía permitir que lo alejen de su amado Alfa, que lo obliguen a casarse con alguien que no sea su grandulon como él, suele llamarlo.

- ¡¿Quedó claro Park Seokjin?! - Repitió el Rey. Con su voz de mando.

- S-í... - Asintió el Omega con resignación y temor hacía su padre.

- Puedes irte - Seokjin dió media vuelta y salió de aquel despacho.

Sus ojos estaban empañados, pero aún así salió del palacio por la puerta de servicio y se fue a un cuarto de limpieza que estaba alejado y detrás del taller de joyería.

En aquel lugar siempre se encontraba con su Alfa cerca de esa hora. Aunque Namjoon creía que su amado no llegaría aquella noche, pues Jimin estaba delicado y Jin quizá se quedaría a cuidarlo.

Pero aún así, Namjoon decidió ir, solo para verificar, pero cuando entro, se encontró con su dulce Omega, en una esquina, llorando a mares y expulsando feromonas demasiado tristes.

- Jinnie, ¿Qué sucede cariño? - Se acercó a su Omega y lo abrazo.

- Nam... - Hipeo el Omega - No quiero - Nego.

- ¿Qué no quieres mi amor? ¿Qué sucede? - Pregunto el Alfa, preocupado por la forma tan dolorosa en que lloraba su Omega.

- Es que... Mis p-adres... Quieren obligarme a c-asarme con el Rey de Daegu - Logro articular con el llanto entre medio de sus palabras.

- ¿Qué? - Namjoon se aterro ante la noticia - No pueden hacer eso mi amor. No pueden separarnos - Negó el Alfa.

- Lo sé. Yo no quiero, pero ellos ya tomaron una decisión - El Omega se refugio entre los brazos de su Alfa y este lo abrazo protectoramente, sintiendo el mismo dolor que su príncipe.

Cerro sus ojos y no pudo imaginarse una vida sin Seokjin, lo ama demasiado, sus lobos fueron siendo conscientes con el pasar del tiempo que ellos son destinados, aunque no portan una marca y su amor a sido secreto durante años, casi pueden jurar que experimentan las emociones del contrario.

Namjoon es muy sobreprotector con Seokjin, desearía poder ser pareja y esposos formalmente. Pero él, es un simple jefe de guardia, mientras que Seokjin es un príncipe, el primogénito y por ende, el primero a la línea de sucesión, el próximo Rey de Busan.

- No permitiremos que eso suceda mi amor. Debemos huir de aquí - Dijo el Alfa y Jin se aterro mucho más.

- ¿Qué? No Namjoon, eso sería aún peor. ¿Qué sucederá si nos descubren y nos atrapan? A mí me encerrarían de por vida y a ti posiblemente te manden a la horca. No mi amor, esa no es una opción - Negó el Omega.

- ¿Entonces que quieres que haga Seokjin? ¿Quieres que presencié como mi Omega destinado se casa con otro? Peor aún, con el Rey y líder de Daegu, ese hombre es el diablo. No me imagino lo aterrador que debe ser estar a su lado. No puedo permitir eso Seokjin.

- ¿Pero que quieres que haga? Tampoco dejaré que mis padres te maten a ti. Prefiero vivir toda mi vida amarrado a un hombre que no amo, a saber que te han quitado la vida, eso no Namjoon... Jamás.

El Alfa suspiro. Abrazo a su Omega y pensó en otras posibilidades. Pero por más que lo intentará, era imposible. En todas, él terminaba muerto y su hermoso Jinnie, sufriendo el resto de su vida, una perdida irreparable y amarrado a un hombre que no ama.

¿Qué sucederá con ellos dos? Que solo desean ser felices. Pero no pueden por evidentes razones.

Quizá un milagro ocurra o quién sabe.

Al siguiente día. Jimin despertó, con un fuerte dolor de cabeza.

Sintió como quitaban un pañuelo húmedo de su frente y con gran dificultad abría sus ojitos. Sonrió al ver a su hermano a su lado, mojando nuevamente el pañuelo.

Pero noto sus ojitos apagados y tristes, algo que lo preocupo. Seokjin siempre estaba alegre, ¿Por qué ahora parecía como si estuviese de luto?

- Jinnie Hyung - Hablo bajito, sintiendo su garganta adolorida - ¿Todo bien? ¿Por qué estás triste? - Jin le sonrió suavemente y colocó el pañuelo en la frente de su hermano menor - ¿Pelaste... Con él?

El Omega pregunto y Seokjin nego, aún con la sonrisa plasmada en su rostro, pero sus ojitos llorosos y más tristes que nunca.

- No Jiminie. ¿Cómo te sientes tú? - Pregunto el mayor.

- Me sentiré mejor si me dices que tienes, tú no eres así Jinnie Hyung. Tus ojitos siempre son alegres y brillantes. Recuerda que tú siempre debes ser el hermano bonito, alegre, brillante y yo lo contrario. No intentes quitarme mi lugar - Intento bromear el menor.

Aunque Jimin quisiera bromear, sabía que sus palabras eran reales. Pues entre ellos dos, Seokjin debe ser feliz y él... Quién sufra por ambos.

- Papá y mamá... Quieren obligarme a casarme con el Rey de Daegu - Los ojos verdes de Seokjin ya soltaban lágrimas - Yo no quiero Jiminie. ¿Cómo podría casarme con alguien como él y dejar a Namjoon?

Entonces un nuevo mar de llanto inicio y Jimin lo consoló. Sabía que en esa ocasión no podría hacer nada contra ello, pues sus padres no estaban imponiendo una simple orden, era algo mucho más grande. Un matrimonio arreglado, forzado y del cuál Seokjin no podrá librarse.

Paso alrededor de una hora. En qué Jin se estuvo lamentando con su hermano, pensando en soluciones y no encontrando nada.

- ¿Cuándo sucederá? - Pregunto Jimin.

- La próxima semana... Creo que él vendrá - Jin suspiro tembloroso.

- Quisiera poder ayudarte Jinnie Hyung - Dijo Jimin con mucha tristeza en su corazón - Pero solo puedo ayudarte a pasar estos últimos días con tu Alfa.

- ¿Lo harías por mi Jiminie? - Pregunto con ilusión el mayor.

- Claro Hyung. Pasa todo el tiempo posible con él, antes que debas casarte.

- Gracias Jiminie. No sabes cuánto me alegra tener un hermano tan hermoso como tú. Deseo que encuentres pronto tu felicidad Minnie. Gracias por siempre apoyarme y estar para mí cuando lo necesito. Voy a extrañarte mucho hermanito.

- Yo igual Jinnie. Te quiero mucho - Los hermanos se abrazaron y Jin lloro una vez más sobre el hombro de su hermano menor.

Jimin ansiaba poder encontrar una forma de ayudar a su hermano, pero lamentablemente en esta ocasión no sería posible. Pues tal parece que los planes de sus padre van en serio y no les importa sacrificar a uno de sus hijos con tal de obtener todo el poder que desean.

La pregunta venía luego. ¿Por qué exactamente los Reyes decidieron casar a su hijo mayor en vez del menor?

¿Será realmente parte de su plan para derrocar al Reino de Daegu? ¿O existirá alguna otra razón?

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¡Hola amigos!

¿Qué les pareció este capítulo?

Espero que haya sido de su total agrado mis chiquillos.

🚫¡¡ADVERTENCIA!!🚫

En el siguiente capítulo habrán escenas explícitas sexuales. Lemon +18, si dichas escenas no son de tu agrado, abstente de leer o dejar tu comentario innecesario. Puedes saltarte el capítulo si gustas.

Sin más que decir... ¡Nos leemos pronto chiquillos!

Bye💜

No olviden dejar su estrellita si les gustó el capítulo ⭐

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