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❄️ ² ❄️

El hermoso Omega de ojitos azules. Se encaminaba al taller, pues debía comenzar hacer su trabajo del día.

Muchas veces odiaba tener que hacerlo, pero no tenía otra alternativa. Amaba más tener clases de piano y ballet contemporáneo.

Incluso estar en la cocina y aprender de nuevos platillos hechos por la señora Im. Era mucho mejor que irse a encerrar aquel lugar.

Se abrazo a si mismo cuando un fuerte viento lo golpeó. Sorvió por su naricita y siguió su camino. Al acercarse a los establos dónde tenía que pasar para llegar al taller, escuchó un poco de ruido en estos mismos, se extrañó un poco pues ese día en específico sacaban a los cabellos a sus entrenamientos.

Se acercó con curiosidad, a pasos lentos y cuando estuvo demasiado cerca, escuchó que algo cayó. Llevo su manito hasta su boca y resistió el grito del susto que estuvo a punto de soltar.

Entre abrió un poco la puerta donde se guardan los utensilios de limpieza para los caballos y entonces lo vió. Sus ojitos mostraron sorpresa, estuvo a punto de hablar, pero algo peor se acercaba.

- ¡Jimin! - Un nuevo grito que espanto al Omega.

Este cerro aquella puerta de golpe y se volteó. Sentía su corazoncito a mil por hora, estaba aterrado, sentía sus piernas débiles y juraba que en cualquier momento se desmayaría.

- Padre - Mostró una venía.

- ¿Qué demonios crees que haces aquí? - Pregunto un demandante Rey.

- Y-o... Jimin jugaba con sus manitas, su mirada gacha y sin saber que decir exactamente - Solo... Pasaba.

- ¿Solo pasabas? ¿Crees que soy imbécil? ¿Qué me estás ocultando mocoso inútil? - Gruño el Alfa Rey y se acercó amenazador a su hijo menor.

- N-o papá yo... - Jimin se hizo pequeño en su lugar.

Pues pronto sintió una fuerte bofetada caer en su mejilla, que lo hizo caer de golpe al frío pasto de los corrales. Sus manos se vieron un poco lastimadas y sintió un horrible nudo en su garganta.

- Me das asco maldito inútil. Solo por qué me has beneficiado todos estos años no acabo contigo - Gruño con enfado el Rey - ¡Levántate maldita sea! ¡¿Sabes todo el tiempo de producción que perdemos solo por qué a ti se te antoja pasear?!

El mayor tomo al Omega del brazo, lo jaloneo y lo saco del establo. Para llevárselo de ahí, mientras esté retenía el llanto acumulado en su garganta y su padre lo obligaba a trabajar todo el día.

Pero Jimin sintió alivio, al saber que su hermano no fue descubierto besandose con el jefe de seguridad.


Mientras Jimin tenía que pasar largas horas trabajando y produciendo mucho diamante, al igual que joyas de calidad.

Su hermano se encontraba en clases de cultura.

El Omega menor sabía que después de las 4:00pm debía salir del taller e irse a encerrar a su habitación. Pues no debía ser visto por nadie más elaborando joyas.

Cuándo la hora se acerca, el Omega comenzó a guardar todo lo elaborado y lo deja bajo llave. Una que debe entregarle a su padre personalmente.

Salió del taller, cerro muy bien con candado, se aseguro de no dejarse ver por nadie y comenzó a caminar, mientras buscaba su bolsillo para guardar la llave. Pero pronto sintió como choco con un trabajador y lo tiró a la fría nieve.

Jimin se quejo de dolor ante el impacto ocasionado.

- Príncipe. Cuánto lo lamento - Se disculpó el trabajador e intento ayudar al Omega.

- No te preocupes. Estoy bien - Jimin fue ayudado a ponerse de pie y le sonrió amablemente al trabajador - Sigue con tu camino y finge que no me viste por favor - Pidió amablemente el Omega.

- No se preocupe Príncipe. Yo no ví nada - Sonrió y se retiró.

Jimin sacudió sus ropas y siguió con su camino. Se le estaba haciendo tarde para llegar hasta su habitación, si no lograba entrar antes por la puerta de servicio y subir hasta su habitación, estaba seguro que lo dejarían afuera y solo si su hermano logra darse cuenta a tiempo puede abrirle y dejarlo entrar.

En más de una ocasión no logro entrar al palacio antes de las 4:00pm. Llegó justo dos minutos después y las puertas ya estaban cerradas, impidiéndole entrar al castillo, pues Jimin tenía rotundamente prohibido utilizar la entrada principal, él siempre debía salir y entrar por la puerta de servicio, como el resto de trabajadores.

Jimin no entendía como aún se empeñaban en llamarlo "Principe" cuando no se considera uno. Es como cualquier otro empleado, con la única diferencia que ocupa una de las habitaciones del segundo piso del castillo, aunque es la más escondida y pequeña, pero posee una y sus vestimentas son un poco ostentosas.

No como las de su hermano mayor o como las de sus padres. Pero son decentes. Lo único que lo hace diferenciarse de un empleado no es solo su vestimenta, son sus características físicas.

¿Quién no se daría cuenta inmediatamente que Park Jimin es un príncipe?

El Omega es parte de la realeza. Con aquellos hermosos ojos azules, cabello blanco, que son características inigualables de la realeza. Muchos pensaban que el príncipe Jimin es más puro en sangre azul que sus mismos padres. Pues él fue bendecido con el don de la madre luna.

Entonces... ¿Por qué los Reyes lo tratan tan mal? Era una pregunta que todos se hacían y nadie entendía.

Jimin llegó justo un minuto después de las cuatro. Cuándo intentó abrir la puerta de servicio.. Está no cedió.

Los ojitos del Omega se aterraron, logro ver a la cocinera real al otro lado y está solo le pidió disculpas con la mirada. Pues si ella abría y lo dejaba pasar, sabía que quien pagaría las consecuencias sería ella.

El Omega tuvo miedo, pues cuando se queda afuera y su hermano no lograr abrirle, debe irse a dormir a los establos o buscar otro tipo de refugio para pasar la noche. Eso era escalofriante, pues la nieve era una estación difícil de desaparecer.

La Reina siempre contaba la historia. Ella decía que el día en que Jimin nació, cayó una enorme tormenta de nieve, los árboles frondosos estaban blancos, los jardines y rosales permanecían intactos a pesar del frío clima. Todo el Reino de Busan se cubrió con enormes capas de nieve.

Desde ese año, en el nacimiento de Park Jimin, el segundo hijo de los Reyes. Año tras años, el invierno prevalece, de los 12 meses que posee el año, ocho de estos cae nieve y los otros cuatro se apodera del otoño. Pero desde hace veinte años, que la primavera no ve una sola porción de Busan.

La Reina detesta el frío invierno. Entonces, ¿Esa será alguna razón del odio de la Reina Eugene hacía su hijo menor?

Así que Jimin volteó hacía todos lados. Solo podía ver los rosales, los jardines traseros del palacio, suspiro tembloroso y decidió esperar unos minutos, tal vez su hermano puede ir por él y abrirle antes de que sus padres se den cuenta.

Mientras veía hacía todos lados. Jimin se dió cuenta que una pequeña niña lo observaba desde una distancia prudente, ella se encontraba tras los rosales a los cuales Jimin ama cuidar. Le sonrió dulcemente y la niña le regreso la sonrisa.

Así que el Omega comenzó acercarse y mientras avanzaba, se dió cuenta que la pequeña se iba agachando, tratando de ocultarse del Omega, pero fue imposible, pues Jimin lograba verla.

- Hola pequeña - Saludo Jimin - No temas. No te haré daño, ¿Crees que parezco una persona que pueda dañar a alguien?

Jimin pregunto con la misma inocencia con la que la niña le respondió. Pues él no se creía una persona mala, tampoco posee un mal corazón a pesar de todos los malos tratos que sus padres le han dado desde que nació.

- No - Susurro la niña - Eres muy bonito. Me gustan mucho tus ojos - Dijo con confianza la pequeña - Jamás ví a nadie con unos ojitos azules tan bonitos y brillantes como los tuyos - Comento. Encantada con la belleza del Omega frente a ella.

- Gracias - Jimin le mostró su inigualable eyesmile, el cuál no suele mostrar casi nunca - Tu eres una niña muy linda. ¿Te han dicho que tus rizos son hermosos? - Pregunto el Omega.

Pues la pequeña niña de quizá unos seis o siete años. Tenía una hermosa cabellera con risos, a pesar de su vestimenta sucia y aquellos arapos un poco mal oliente y rotos, la hacían ver muy tierna e inocente.

- No... - Respondió con timidez la pequeña.

- Pues eras muy linda, ¿Cómo te llamas? - Jimin se había agachado a la misma altura que la pequeña.

- No puedo decir mi nombre. Mamá dice que no debería dárselo a extraños - Puchereo la pequeña.

- Pues tu mami tiene mucha razón. ¿No deberías estar en casa justo ahora? - Pregunto el Omega.

- Sí. Pero mamá está enferma y debo buscar comida para ella, pero no logro conseguir dinero o al menos un pedazo de pan - Jimin sintió la tristeza de la pequeña.

- ¿Cómo lograste entrar al palacio? - Jimin recapacitó un poco al escuchar las tristes razones del por qué una niña pequeña estaba en la nieve aquella hora y sola.

- Encontró un pequeño hueco entre las rejas. ¿Crees que me lleve algún soltado si me ve? - Pregunto con temor.

- Si logras salir ahora no. Mira, te daré algo para que logres comprarle a tu mami medicina y comida, pero solo si me prometes irte a casa justo ahora, ¿Te parece?

- Sí - Respondió eufórica la niña.

Jimin se irguió. Volteó a ver hacía todos lados y metió su mano a la bolsa del pantalón, pero no encontró el diamante que había creado aquella mañana mientras fregaba los platos. Frunció levemente el ceño y suspiró.

Nuevamente giro su vista y al percatarse que nadie estaba cerca, tomo una pequeña piedra que estaba sobre la nieve, la dejo sobre su palma derecha y la cerro. Se dejó ver un ligero destello, que no fue visto por la pequeña pues ella aún se mantenía agachada y las rosas le taparon la imagen.

Pero si logro verlo alguien más, que sonrió ladino ante aquella gratificante imagen que acaba de presenciar y no solo por qué vio al segundo hijo de los Reyes de Busan crear un hermoso diamante con solo una simple piedra. Sino por la belleza de aquel hermoso chico.

¿Quién habrá descubierto el secreto del Omega?

Jimin le entró un pequeño diamante a la pequeña niña. Quién abrió sus ojitos en sorpresa, lo tomo y pensó que aquello debía ser una broma, pues nunca había visto un diamante real.

- Llévalo a casa, se lo das a tu madre y lo parten en pequeños pedazos, así será más fácil poder venderlo o intercambiarlo por comida.

- Gracias... - La pequeña niña sintió sus ojitos llorosos - ¿Puedo decirle algo príncipe Jimin?

Jimin se extraño un segundo. ¿En qué momento le dijo a la niña que él es el príncipe? Cuándo nadie del pueblo antes lo a visto más que los empleados del palacio.

- Dime linda - Intento restarle importancia a la situación.

- Se que muy pronto encontrarás a tu otra mitad y sabrá apreciar lo linda persona que eres... Aunque primero, debes pasar por muchos obstáculos.

Sin más. La niña le mostró una leve venía y se retiró de los rosales, logrando salir del palacio sin ser vista. Pero dejando a un Jimin totalmente desconcertado.

¿Qué habrá querido decirle exactamente la pequeña?

- Jimin - Escuchó que alguien lo llamaba en susurros.

El Omega se volteó y suspiró aliviado cuando su hermano le abrió la puerta de servicio, así que se apresuró a entrar al palacio e intentar subir a su habitación sin ser visto.

- Papá y mamá están furiosos - Comento Seokjin.

- ¿Por qué? ¿Que sucedió? - Pregunto Jimin cuando estaban por salir de la cocina.

- ¡¿Dónde demonios estabas maldito inútil?! - El imponete grito del Rey se dejó escuchar. Dejando paralizado a los hermanos.

- Papá... Y-o... - El Omega se hizo pequeño al ver cómo su padre levantaba la mano al tener la intención de golpearlo.

- ¡No! - Seokjin se metió - Por favor padre. No lo hagas - Rogó el mayor - Yo me traje a Jimin, le pedí que me ayudara hacer un jugo de naranja, él puede así que yo se lo pedí.

Seokjin sabía que meterse e intentar defender a su hermano traía graves consecuencias. Pero no podía seguir tolerando que sus padres lo quieran golpear o humillar cada vez que quieran sin razón alguna.

El Rey Joong-Hoon, gruño fastidiado. No podía ponerle una mano encima a su primogénito, lo aprecia demasiado como para dañar su delicado rostro.

- Dame la llave Jimin - Demandó el Rey.

Entonces Jimin rápidamente comenzó a buscarla entre sus bolsillos. Pero encontró un problema aún más grave.

La llave no estaba.

Jimin sintió su alma tocar el piso, su corazón bombeaba desenfrenado, su lobo se escondió en lo más recondito de su ser y entonces supo que estaba muerto.

- Jimin... ¡Dame la maldita llave! - Gruño con enfado el Rey.

- Es q-ue... Yo... N-o... La t-engo... - El Omega estaba aterrado.

- ¿Cómo que no la tienes? - El mayor sentía que entraría en alguna crisis o le daría algún infarto en ese instante.

- Y-o... La metí a mi b-olsillo, pero... No está - Las lágrimas ya bajaban por las mejillas del Omega.

- ¡¿Cómo demonios no vas a tener la maldita llave del taller maldito imbécil?! - Gruño el Alfa, intimidando no solo a Jimin al utilizar su voz de mando. También al mismo Seokjin.

Quién sabía, ya no podía proteger o defender a su hermano como él quisiera en ese instante. Pues le aterraba su padre, sobre todo en este momento, que parecía un perro enjaulado queriendo salir y atacar al primero que tenga en frente y ese... Sería Jimin.

- Lo s-iento... - Jimin hipeo del miedo.

- ¡Eres un inútil! - El Alfa tomo del cabello al Omega y lo tiró al piso.

Jimin solo pudo llorar y ocultar su rostro entre sus manitos cuando sintió la primer patada impactar contra sus costillas. Lloro, sintió el dolor quemarle al sentir uno, dos, tres... Muchos golpes en sus piernas, costillas, abdomen, brazos. Eran incontables.

Cuándo su padre, el Rey lo tomo del cabello y comenzó a jalarlo hasta la salida de servicio sin importarle si lo estaba lastimando o no. El Omega sintió mucho más terror y un dolor indescriptible quemarle todo el cuerpo. Estaba aseguro que debía tener algunas costillas rotas y muchos hematomas formándose en su blanca piel.

Cuándo el Rey lo saco y lo lanzó a la fría nieve. Jimin solo pudo quejarse bajito. El mayor tuvo la intención de entrar por algún balde con agua y lanzarle al Omega, para que muera de frío en la nieve por incompetente.

- ¡Mi Rey! - El jefe de guardia se acercó corriendo hasta la triste escena.

- ¡¿Qué quieres ahora?! - Gruño un furioso Rey Park.

- Es el taller su majestad...

- ¿Qué pasa con el taller? - El Rey sentía que algún demonio se lo comería vivo en ese instante.

- Han robado toda la joyería del taller...

Entonces Jimin estaba seguro que su vida acabaría en ese mismo instante.

Sobre todo cuando su padre se acercó a él y le dejo ir un fuerte golpe en la cabeza con su pie.

Dejando al Omega sangrando de la nariz e inconsciente.

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¡Hola amigos!

¿Qué les pareció este capítulo?

Un poco intenso, ¿Verdad? No les diré que se acostumbren a este tipo de escenas, pero si les diré que se preparen por qué apenas va iniciando la trama y el drama es mucho.

¿Tienen alguna teoría de la obra que deseen compartir? Los leo👀

Trataré de no decir mucho al finalizar cada capítulo. Solo lean y disfruten, no olviden leer las indicaciones que están en el apartado del prólogo, para que no me creen bardo por la personalidad de Jimin y los tratos hacía este y digan.. "Jimin, ¿Por qué no te defiendes?"

En mi última obra de "ENTRE DOS ALFAS " en el último capítulo, dejé una imagen de un juego que los chicos juegan (valga la redondancia) en un run y mencioné que quienes adivinaran el capítulo les dedicaría un capítulo de mi nueva obra. Así que por aquí los dejo:

kristtelpima
Aj_24rocio
La_naiki

Era en el episodio 55 del run bts🫶🏻

Sin más que decir... ¡Nos leemos pronto chiquillos!

Bye💜

No olviden dejar su estrellita si les gustó el capítulo ⭐

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