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Yakov Feltsman podía decir muchas cosas sobre los alumnos que tenía. Siempre iniciaría con el hecho de que todos ellos eran unos niños irrespetuosos y mimados, que creían que todo debía ser para ellos. Haría cientos de comentarios quejándose de ellos para que la gente los bajase de sus pedestales.

Luego añadiría que ninguno de ellos creía que el talento lo era todo. Mencionaría que todos tomaban muy enserio al patinaje y lo respetaban de manera sin igual. Porque para ellos, el patinaje lo era todo y morirían por protegerlo.

Era justo ese motivo el que le había hecho aceptar a un japonés completamente desconocido en el mundo del patinaje para que fuese su nuevo alumno. Desde que la rutina de Viktor había iniciado él había mostrado una habilidad y amor por el patinaje que muchos habían olvidado en la industria. Era por ello que había aceptado que se volviese su estudiante, aunque dudaba un poco sobre si aparecería en la pista luego de que hubiese enviado la carta sin mandar como mínimo algunos pasajes de avión.

Grande fue su sorpresa aquella mañana al notar a un par de chicos corriendo cerca del área de la pista y comprobar que uno de ellos era su futuro alumno. No sabía cómo o cuándo había llegado, pero sin duda le alegraba ese hecho. Así que esperó en la puerta de entrada hasta que él y su acompañante llegaron a esta con las respiraciones agitadas, pero ambos con una sonrisa.


-Señor Feltsman - El joven rubio saludó aun sin suficiente aire en los pulmones - Soy Kai y él es mi hermano mayor Yuuri.

-Es un honor conocerlo señor Feltsman - El japonés hizo una reverencia ante su nuevo entrenador y luego subió su mirada - Espero que mi trabajo y forma de patinar sean satisfactorios.

-No necesitan ser tan formales muchachos - El hombre hizo un movimiento con la mano para relajar a ambos menores y luego los observó fijamente. No estaba habituado a un trato tan respetuoso, y aunque le gustaba, también podía ser problemático en el desarrollo de su relación con su nuevo pupilo - No esperaba que estuviesen aquí.

-Yuuri necesita acoger pronto la pista de entrenamiento como suya o no se sentirá completamente cómodo entrenando en ella - El alemán sonrió nervioso mientras rascaba la parte trasera de su cuello. Había entendido el mensaje implícito de aquella frase, pero lo iba a ignorar por el bien del otro.

-¿Eres un omega? - El de fedora intercambió su mirada entre ambos hermanos tratando de encontrar signo de mentira. Sin embargo, ambos lo miraban como si aquella pregunta no fuese nada nuevo.

-Espero que eso no sea un problema - El patinador observó fijamente al adulto. Se veía calmado, pero por dentro temía la posible respuesta que el alfa le pudiese dar. 


Yuuri sabía que era muy problemático para un entrenador tener un omega entre sus filas y más si era mayor de edad, pues muchas veces estos tenían que abandonar una competencia debido a un posible celo. Era por ello que muchos no querían entrenarlos más allá de pequeñas actividades y eventos locales. Muy pocos omegas eran los que iban a eventos como el Grand Prix y muchos menos eran los que lo ganaban.

Ambos hermanos sabían que estaban pidiéndole mucho a Yakov al entrenar a un omega extranjero cuando ya tenía un omega local entre sus filas. La diferencia es que Yuuri creía que el hombre se negaría, mientras que Kai sabía que aceptaría debido al reto que significaba. Celestino había sido igual cuando conoció al Katsuki y su interés en él no había disminuido ni siquiera cuando se había tenido que despedir de ambos hermanos el año pasado porque volverían a Japón.

Por eso es que Kai estaba ahí en ese momento. Porque él veía todo lo que Yuuri había aprendido a ignorar durante los años. El mayor estaba acostumbrado a rechazar sus sueños hasta el punto de convencer a todos que ya no deseaba ser patinador y que la vida como profesor le gustaba. Pero él podía leer a su hermano como la palma de su mano y sabía lo que significaba ese sueño para Yuuri y había aprendido a notar cuando otras personas también lo notaban.

Así que, mientras el azabache cruzaba las manos nervioso detrás de su espalda esperando una respuesta, él solo observaba fijamente al futuro entrenador de su hermano. Podía apostar todo su dinero como heredero a que Yakov no se negaría a entrenarlo y solo estaba haciendo ese silencio incómodo para ver si su hermano resistía la presión mental. Celestino había hecho lo mismo cuando Pichit los había presentado ante su entrenador, le sorprendía que ambos hiciesen la misma evaluación mental contra su pobre hermano mayor.


-Es mejor que entren de una vez - El ruso se movió de la entrada con seriedad luego de varios minutos en silencio - No tendrán suficiente tiempo para adaptarse a la pista si siguen parados como idiotas aquí afuera.

-Por supuesto - Yuuri sonrió agradecido mientras entraba lentamente a la pista para que sus sentidos fueran aceptando mejor el cambio de lugar.

-Nos vemos adentro Yakov - Kaiser sonrió divertido ante la actitud de su hermano e ingresó detrás de él. A diferencia del mayor, él no tenía que hacer todo un proceso de adaptación. Así que pasaría ese tiempo explorando para asegurarse de que el lugar era seguro para su hermano.


No podía permitir que el sueño de su hermano lo pusiese en riego. Antes muerto que permitir aquello.

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Habían pasado cerca de 2 horas cuando el resto alumnos de Yakov finalmente llegaron junto con otras personas que también entrenaban en el lugar. Todos se detenían unos segundos a observar al dúo de chicos nuevos, pero los ignoraban prontamente al ver la mirada que el entrenador tenía sobre ambos. Era la mirada que le daba a todos sus alumnos diciéndoles que no aceptaría ningún error de su parte.

Los últimos en llegar a practicar ese día fueron un dúo de alfas adultos y un omega adolescente. Los tres mantuvieron su mirada fija en el japonés que cada segundo se veía más tenso. Tensión que acabó cuando un aroma a menta inundó el edificio, calmando sorprendentemente a la mayoría de presentes de inmediato.


-Yuu - El joven extranjero llamó la atención de su hermano mayor al notar que Feltsman quería que se acercaran al pequeño grupo que acababa de llegar - Deja la pista un minuto y ven a presentarte.

-Tienes bien controlado al chico, ¿No es así? - Una fémina de cabellos rojizos sonrió divertida al ver como el muchacho en la pista se acercaba sin tardar hasta donde ellos estaban.

-¿A Yuuri? - El de ojos cielo comenzó a reír mientras negaba con la cabeza - No hay quien lo controle. Pero él es bastante respetuoso y responsable, así que no hay forma de que actúe contra esos valores.

-Ya veo - Yakov asintió sintiéndose satisfecho con la información obtenida. El acompañante de su nuevo alumno sin duda iba a servirle para saber más del chico - Al menos alguien aquí si va a tomarse enserio lo que diga.

-Todos nos tomamos enserio lo que dices Yakov - La chica observó al alfa mientras decía aquellas palabras con sorna - Lo que pasa es que tendemos a ignorarlo después.

-Ese es el problema - El entrenador observó molesto a la muchacha antes de regresar su mirada al dúo nuevo. Principalmente en el chico que acababa de llegar ante ellos - Él es mi nuevo alumno Yuuri Katsuki y el otro chico es Kai, su acompañante.

-Acompañante, guardián, protector y todo lo que se les ocurra relacionado a eso - El mitad alemán sonrió fingiendo inocencia mientras alzaba su mano a la altura de su hombro para saludar - Un placer conocerles.

-Mucho gusto, yo soy Mila Babicheva - La patinadora mantuvo una expresión amable en el rostro que no le agradó al menor de los japoneses - Ellos son Georgi Popovich y Yuri Plisetsky.

-Mucho gusto - El omega hizo una reverencia mientras su hermano se quedaba de pie viendo fijamente a los presentes - Espero aprender mucho de ustedes.

-¡Que dulce eres! - La joven no dudo en acercarse al novato y observarlo fijamente - Eres un omega ¿Cierto? Desprendes el aura de un omega.

-Y tú eres una alfa - Yuuri observó con curiosidad a la mujer. Era la primera vez que conocía un alfa que fuese así de táctil. Ni siquiera Kai había sido así cuando se conocieron.

-Correcto - La pelirroja soltó al moreno para abrazar por el cuello al rubio que estaba a su lado - Viktor y yo somos alfas, Georgi es un beta y el dulce Yuri es un omega.

-¡Suéltame vieja! - El ruso menor se separó bruscamente de la mayor y le observó con molestia una vez que pudo alejarse de su agarre.

-¿Viktor? - Kaiser siguió la charla mientras llevaba una de sus manos a la cintura de su hermano mayor para tranquilizarlo un poco - Creí que solo ustedes tres eran alumnos de Yakov.

-Puede que lleguemos a serlo - La patinadora suspiró sintiéndose derrotada repentinamente - Viktor dijo que no sabía si competiría este año.

-Suficiente tiempo para charlar - Feltsman cortó la charla viendo fijamente a todos sus alumnos - Yuuri sigue entrenando para adaptarte a la pista. Mila, Yuri y Georgi comiencen a calentar. Kai...

-Iré a mi antiguo lugar y seguiré haciendo el plan de calentamiento de Yuuri - El menor mantuvo su mirada tranquila mientras se daba la vuelta y comenzaba a empujar a su hermano de vuelta a la pista - Seguiremos la charla luego Mila.


Mientras los rusos comenzaban con sus entrenamientos, un joven japonés entró a la pista con la cabeza perdida en sus pensamientos. Había escuchado una de las conferencias de prensa de Viktor donde él decía que no sabía que haría la próxima temporada, pero el que los compañeros del varón lo confirmaran le hacía sentir mayor miedo. Temía no cumplir su sueño de compartir la pista de patinaje con Viktor Nikiforov.

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En otro lugar, no tan alejado de la pista de entrenamiento, se encontraba la leyenda del hielo, Viktor Nikiforov. Su mente había estado pensando en los programas que debía ejecutar para la próxima temporada si quería participar en ella. Ya tenía la música y las coreografías del programa corto, pero no se sentía con ánimo de practicarlas ni un poco.

Su celular comenzó a sonar con una tonada que tenía elegida específicamente para su entrenador. Decidió que la llamada siguiese sonando hasta que se acabase el tiempo, pues no tenía ganas de hablar con el adulto sobre su elección final. Era algo que por más que había pensado no lo había llevado a ningún lado.

Quería descansar al menos una temporada de la presión de estar obligado a ganar siempre el oro. Estaba comenzando a perder la pasión en lo que hacía y eso lo estaba matando. Además, tenía ese deseo en lo profundo de su alma de querer encontrar a su destinado y tener una historia de amor con él o ella. 

Pero al mismo tiempo sabía que su alma quería seguir conectada con el hielo. Su amor por sus coreografías y escoger la música correcta para transmitir un sentimiento específico era algo que aún no había desaparecido de su alma. Solo debía encontrar cómo adaptarse y seguir adelante con sus sueños.

Tomó su celular y escribió un corto mensaje a su entrenador antes de seguir acariciando a su adorable compañero peludo.

"Te veré mañana. No iré a entrenar por hoy."

¿Qué podía diferenciar el que llegase o no un día a la pista si todo era igual que siempre?

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Hola, ¿Qué tal?

Ni yo sé de dónde salió la inspiración para actualizar seguido. Pero considérenlo el milagro de la cuarentena que todos agradecemos.

¿Qué pasará cuando Yuuri y Viktor se encuentren? y ¿Qué hará el pobre Kai cuando descubra que el ídolo de su hermano es el destinado de dicho hermano?

Eso lo sabremos en próximas actualizaciones.

Nos leemos pronto.

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