El aeropuerto era un lugar interesante de analizar. Si lo veías más allá de un simple habitante podías notar personas que viajaban casi sin ninguna expresión en sus rostros, otras que tenían expresiones de desesperación por el tiempo que perdían, había algunas personas preparándose para recibir familiares y otras que de hecho tenían lágrimas en los ojos por verles partir.

Tal era el caso de algunos miembros de la familia Fukui.

Los únicos presentes en aquel sitio eran el padre de familia, una joven en silla de ruedas, un adolescente de cabellos rojos que actualmente habían vuelto a ser rubios y un adulto joven de lentes. Todos estaban hablando de diferentes vivencias que habían compartido en los últimos años mientras sentían un nudo en la garganta por la nostalgia que tenían. Era, quizá, la última vez que se verían durante el año.

-Cuídate mucho Yuuri - La joven tomó con fuerza la mano de uno de los menores y le sonrió nostálgica mientras recordaba la charla que había tenido la familia noches atrás.

-Lo haré Chiyo, lo prometo - El castaño cerró sus ojos cuando escuchó que llamaban a los pasajeros de su avión, era hora de partir.

-Kaiser encárgate de proteger a tu hermano - El hombre mayor centró su mirada y sus palabras en el más joven del grupo, aunque su actitud demostraba que era bastante maduro para su edad.

-Con mi vida papá, no te preocupes - El falso rubio no hizo más que sonreír con calma antes de fijar su mirada en la ruta que debían comenzar a tomar su hermano y él - Ya es hora de irnos Yuu.

Ambos menores se levantaron de sus lugares y abrazaron a los dos miembros de la familia que se quedaban en el país, luego de ello tomaron sus maletas y caminaron con destino a la revisión de maletas para irse directamente al vuelo que los llevaría a cumplir el sueño del mayor de ellos.

-¿Listo Yuu? - El menor le sonrió a su hermano tratando de darle más confianza.

-Yo... - El japonés observó a su familia una vez más antes de regresar su mirada a su acompañante - Si Kai, estoy listo.

-Vamos entonces - Los ojos cielo se cerraron debido a la sonrisa de su poseedor - Es hora de cumplir tus sueños.

Aquellas palabras eran la promesa de ambos por vivir su futuro, el mismo futuro que habían dejado de lado en más de una ocasión por motivos ajenos a ellos mismos, motivos que está vez no iban a detenerles.

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El llegar a Rusia había sido lo más incómodo del mundo para el mayor de los Fukui. Debido a sus nervios había disparado sus feromonas y con ello, muchos alfas habían aparecido queriendo cortejarle. Cortejo que no llegó a ningún sitio gracias a que su hermano menor expulsaba sus feromonas de alfa y de esa manera ahuyentaba a cualquiera que quisiera acercarse más de lo necesario.

Ahora finalmente estaba en el país que podría ayudarlo a cumplir sus sueños. El japonés conocería a su nuevo entrenador y también a su más grande ídolo, lo cual ya lo tenía extremadamente ansioso. Quería que Viktor tuviese una buena primera impresión de él, lo deseaba con todo su corazón.

-Yuu ¿Todo bien? - El de cabellos tintados observó a su hermano mayor con ligera preocupación. Su hermano había llamado mucho la atención durante el viaje y no quería que atrajese más alfas hacia ellos o podrían terminar generando una pelea, y no era algo que ninguno de ellos desease.

-No te mentiré - El japonés tomó aire de manera profunda y le vio preocupado - Tengo miedo de no estar a las expectativas del señor Feltsman y desperdiciar mi oportunidad.

-Yuuri - El mitad alemán observó con seriedad a su hermano mayor. Sabía que el miedo era normal, pero él siempre veía el vaso medio vacío - Eres un patinador excelente, con la guía correcta serás el mejor patinador del mundo. Incluso superarás al mismísimo Nikiforov.

-¡No digas eso! - El de cabellos oscuros soltó rápidamente su maleta y comenzó a mover sus manos en negativa - No es posible que yo pueda superarlo a él. ¡Él es un prodigio!

-Cualquiera puede superar a alguien que ha comenzado a perder el interés en aquello que amaba - El menor se encogió de hombros mientras tomaba la maleta de su hermano y seguía su camino a la salida - Viktor ha perdido el interés en el patinaje, pero no lo abandona porque es todo lo que ha conocido. De cierta forma es algo trágico, porque terminará odiando lo que alguna vez lo hizo feliz.

El joven omega no supo cómo llevarle la contraria a su hermanito. Aquella idea había sido mencionada por el chico cuando veían una de las últimas presentaciones del ruso. En ese momento Yuuri no estuvo seguro de que lo dijese solo por darle ánimos, y el que lo repitiese justo ahora era una prueba de que su hermano quizá había notado algo que él no había hecho debido a su fanatismo.

Negó varias veces con la cabeza para sacarse esas ideas pronto de la mente y volvió a caminar hacia la salida para encontrarse con el menor que de seguro estaba esperándole tranquilo. Mañana sería un nuevo día con una nueva oportunidad y probablemente sería capaz de ver de primera mano aquello que el otro había notado rápidamente. Por ahora era mejor mantener fría la cabeza y viajar a su hogar provisional para dormir todas las horas que de seguro le faltarían a partir de su próximo despertar.

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Kai sirvió el desayuno mientras veía al mayor con algo de diversión. La noche anterior el chico había estado como loco al ver el pent-house en el que vivirían durante todo el tiempo que durara su aventura. Su emoción había sido tanta que se había quedado despierto por varias horas hasta que el tintado había decidido darle el cuarto de una pastilla para dormir para que finalmente descansara.

Ambos sin duda agradecían aquello, porque de lo contrario el japonés no hubiese sido capaz de cerrar sus ojos durante el resto de la noche. 

-¿Cuán caro puede ser un apartamento de este tipo Kai? - El japonés observó fijamente las vistas que tenía el apartamento tratando de dejar de sorprenderse por lo bello que era Rusia desde ahí.

-Ni idea Yuu - El rubio encogió los hombros para tratar de hacer de menos el hecho - Supongo que no fue nada barato cuando lo compraron.

-¿Seguro de que no hay problema con quedarnos aquí? - Un mal sabor de boca se originó en la boca del mayor y se reprendió por hacer una pregunta que obviamente iba a afectar a su hermano profundamente.

-Mi madre jamás sale de Alemania desde ese día y mi padre ahora le hace compañía tanto cuanto puede Yuuri - El joven respiró profundamente mientras pensaba en sus padres con algo de pena - Así que no hay nada que temer. Estaremos a salvo en este gran edificio perteneciente a mi familia.

Los ojos chocolate brillaron con preocupación al notar la actitud relajada del más joven. Sin importar cuántos años llegasen a pasar ambos sabían que la marca jamás sería eliminada de la mente del muchacho y la de su familia. Los padres del rubio habían perdido tantas cosas valiosas por perseguir la fama, el dinero y el prestigio que no notaron su error hasta que fue muy tarde.

El de cabello ónix observó a su hermano antes de sentarse en la mesa para comer a paso rápido. Iban retrasados en su planificación y debían apresurarse o no lo completarían y el alemán no perdonaría eso. El niñato era bastante estricto con sus planificaciones, así que debía apresurarse o tendría al más alto quejándose por horas.

Una vez el desayuno estuvo comido, el almuerzo empacado y ellos completamente arreglados fue que procedieron a comenzar con el calentamiento planeado. Iban a tardar un par de horas en ello para llegar justo a tiempo al horario de apertura de la pista de hielo y así encontrar al señor Feltsman desde primera hora. Además de que Yuuri debía acoplarse a la nueva ciudad, por lo que la carrera le haría bastante bien.

Kaiser observó a su hermano con una sonrisa para comenzar a correr con él. Ambos tenían que mantenerse en buena forma y que mejor que haciendo ejercicio juntos. Además, él realmente necesitaba olvidarse de sus padres lo más pronto posible o volvería a llorar de dolor.

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Hola otra vez.

Espero disfrutasen bastante el capítulo. Tardé una vida en volver, pero trataré de ser más constante con las actualizaciones a partir de ahora.

No me queda nada más que decir. Toda teoría que tengan será bien recibida.

Nos leemos pronto.