Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 61

Por más que quiero concentrarme en clase no lo consigo.

Miro fijamente el pizarrón, escucho con atención a la profesora, pero mi atención se desvía a los pocos segundos.

Siento que el móvil vibra, y dado que de igual forma no puedo prestarle la atención debida a la clase, decido leer el mensaje.

Cuando leo el nombre de desconocido mi corazón se acelera un poco.

Abro el mensaje y leo sin levantar el móvil de mis piernas.

"—¿Me recuerdas? — no sé qué responder, ni siquiera lo he hecho desde los últimos mensajes que había recibido —. ¿Aún quieres saber quién soy?".

Vuelvo a apagar la pantalla y hago a un lado el mensaje, no puedo permitir ser manipulada ni nada por el estilo.

"—Te veré en la reserva tres en diez minutos, si ya no quieres saber quién soy puedes no ir".

Mi corazón se acelera mucho más con el mensaje.

Claro que quiero saber de quién se trata, necesito saberlo.

Me doy unos segundos para pensar, pero termino parándome rápidamente para salir del salón.

La reserva ecológica en la que me ha citado no está muy lejos de aquí, aunque puede que llegue justo a tiempo.

Salgo del edificio y camino más rápido cuando voy por la acera.

Tal vez debí venir acompañada por alguien, pero nadie más sabe de esto, y no sería justo de mi parte involucrar a una persona que no tiene nada que ver.

Deseo conocer la identidad de esa persona, necesito verle la cara al fin, y tal vez, si lo amerita, rompérsela también.

Tomo un atajo para cortar camino y llegar más rápido, pues la intriga me come por dentro.

Si aún tenía una pequeña sospecha de Eros siendo el desconocido, ahora está totalmente descartada, pues he dejado a ese idiota tomando clase.

Ares... ¿podría ser él?

Se me hace un poco imposible, pero, tal vez pudiese ser él. Sé que el primer mensaje que recibí del desconocido fue mientras estaba en su auto, pero quizá el teléfono estaba en manos de Hades por un plan para que no sospechara de Ares.

¿Podría?

Tal vez sólo estoy enloqueciendo mientras me acerco al lugar donde veré la identidad real.

Pero mientras voy de camino mi cerebro necesita distraerse en ello.

Llego a donde hemos quedado.

La reserva, al igual que las demás, está cercada por una maya azul para que nadie pueda pasar.

Observo todo a mi alrededor y busco a alguien cerca, pero me encuentro sola.

Tal vez llegué antes, creo que caminé más rápido de lo que pensé.

Camino alrededor del lugar para hacer tiempo y en busca de alguien cercano que no haya visto, pero sigo sola.

Miro el reloj rápidamente, y compruebo que los diez minutos ya han transcurrido.

Bueno, debo relajarme, quizá fui muy puntual y el desconocido ni siquiera esperaba que llegara. O puede que haya creído que demoraría más tiempo en decidirme venir.

O quizá sólo haya sido una estúpida broma y jamás se presente.

Mientras pienso en las posibilidades y miro las plantas al otro lado de la cerca, alguien me toma por sorpresa.

Soy amagada por la espalda, me rodean los hombros para inmovilizarme y una mano está sobre mi boca con un pañuelo.

En los primeros segundos intento liberarme, pero al no conseguirlo, dejo de respirar para no desmayarme en caso de que el pañuelo tenga algo.

Pero no lo consigo, y siento que comienzo a perder fuerza.

Lucho para no quedar inconsciente, me obligo a no cerrar los ojos y no dejarme vencer.

Pero es inútil, no consigo seguir despierta, y todo se oscurece en un instante.

(...)

Tardo unos segundos en darme cuenta que he recobrado la consciencia.

Me enderezo rápidamente y todo me da vueltas en cuanto abro los ojos.

Me quedo quieta un momento hasta que todo parece volver a la normalidad.

Miro alrededor y me relajo cuando noto que estoy en mi habitación.

Sin embargo, la preocupación me carcome cuando bajo la vista.

Estoy en mi cama, cubierta por las cobijas, pero desnuda.

Mi respiración está completamente acelerada mientras intento recordar algo o comprender lo que ocurre.

Mi ropa está tirada junto a la cama, mi teléfono en la mesa de a un lado, pero yo estoy aquí, desnuda.

Me examino rápidamente con una angustia mortífera.

Tengo marcas rojas en las muñecas, en la cintura, y un par de moretones en las rodillas.

Me pongo de pie envuelta en una sabana y corro al baño para mirarme al espejo.

Tengo el maquillaje corrido, el labio inferior partido y una marca rojiza alrededor del cuello.

Fui violada.

Al darme cuenta de ello siento un mareo intenso, y apenas logro llegar al escusado para vomitar.

El cuerpo me tiembla y comienzo a llorar sin levantarme del piso.

No sé qué hacer, no puedo ni siquiera moverme de donde estoy.

Quisiera entender lo que ocurrió, poder recordar algo al menos.

Pero mi mente está en blanco, y mi último recuerdo es cuando me atacaron en el punto donde vería al desconocido.

Logro ponerme de pie, salgo del baño y regreso a la cama.

Tomo mi teléfono con manos temblorosas y busco el número de alguien para pedir ayuda.

Intento controlar mi temblor y llanto mientras escucho los timbrazos del móvil, pero me es imposible.

"—¿Bueno? — responde, y aunque quiero hablar sólo se escucha mi llanto —. ¿Hola?

—Ares — consigo pronunciar su nombre.

—¿California?

—Ayúdame — pido sin aliento y me echo a llorar desconsoladamente.

—¿Qué pasa? ¿Qué tienes? Dime qué necesitas.

—Me... me... — y no puedo decirlo, aunque quiero hacerlo mi boca se niega a decir la palabra.

—¿Dónde estas?

—En la residencia.

—No te muevas de ahí, voy para allá".

Dejo caer el móvil a la cama mientras mi llanto no me deja casi ni respirar.

No puedo controlar nada de mi cuerpo, el temblor persiste, mi llanto aumenta y no sé cómo controlar lo que siento.

Mi mente repite una y otra vez que fui abusada a pesar de que ruego que pare.

La culpa se abre paso, y sólo me repite que la responsable de ello he sido yo.

Soy una estúpida por hacer justo lo que un acosador quería.

Yo me entregué sin causarle el menor trabajo.

Yo dejé que me hicieran daño.

He sido yo.

La culpa es únicamente mía.

Abrazo mis hombros con fuerza en un pequeño intento de apoyarme a mí misma a pesar de que soy la primera en culpabilizarme.

La puerta se abre violentamente y pego un brinco asustada, Ares entra luego de mirar un momento dentro, y corre hasta donde estoy.

—¿Qué ocurre? — pregunta hincándose frente a mí —. Tranquila, estoy contigo.

Veo que Artemis cierra la puerta y se para a una distancia considerable de ambos.

—No sé qué pasó — consigo hablar —. Yo... aparecí aquí...

—¿Qué ocurrió antes? ¿Dónde estabas?

Tomo el teléfono con manos temblorosas, consigo abrir el mensaje del desconocido y se lo doy a leer.

Ares no suelta mi mano, lee los últimos mensajes con atención y luego me mira.

—¿Fuiste sola? — pregunta.

—Sí — confirmo y me echo a llorar.

—Tranquila, estás bien — asegura abrazándome y haciéndome sentir protegida —. ¿Viste a alguien?

—Me durmió — respondo sin soltarlo —. Con un pañuelo. No sé qué pasó después, sólo desperté aquí.

Puedo sentir que el rubio está aguantando una ira gigante dentro de sí.

—Vas a estar bien — promete y se separa de mí para quitarse la sudadera —, póntela — pide —. Artemis, busca ropa para que se vista.

La chica corre al armario y hace lo que el chico le ordena.

Yo no puedo parar de sentir miedo.

Y Eliot llega a mi mente.

Eliot no puede saber esto.

No puede mirarme así, no puede.

—¿Dónde está Eliot? — logro preguntar.

—No lo sé... ¿quieres que le llame?

—¡No! No lo hagas, Eliot no puede enterarse de esto — y vuelvo a llorar.

—Relájate, no lo sabrá, tranquila.

—Te ayudaré a vestirte — se ofrece Artemis llegando a mi cama —. Tranquila, todo está bien, vas a estar bien.

Me pongo la ropa tan rápido como puedo, pues necesito salir de aquí cuanto antes.

Ares me abraza en cuanto estoy vestida, y como si me leyese la mente, nos lleva fuera rápidamente.

En el pasillo nadie parece prestar atención a nosotros, pero ambos miramos cuando Eliot aparece en el lugar.

Por las demás personas no logra mirarnos, y Ares me lleva rápidamente al otro extremo del pasillo, abre la puerta de la habitación de enfrente a la mía y nos mete antes de ser vistos por Eliot.

—Bien, permaneceremos aquí — explica —. Eliot está allá afuera y no sé que tan fácil sea sacarte de aquí sin que te vea.

—Pasemos la noche aquí... — propongo.

—Lo haremos, no te preocupes por nada.

La puerta se abre y vuelvo a sobresaltarme, sin embargo Hades entra.

—¿Que ocurre? — pregunta, y luego me mira —. Joder...

______________
Sigue leyendo. 🧿

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro