Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 54

Para cuando llegamos al lugar de la fiesta el cielo comienza a oscurecerse.

El lugar al que hemos llegado es una zona residencial privada y todo luce muy tranquilo y elegante.

Las casas son grandes, con fuentes en el jardín, decoraciones de Halloween por todo el lugar y un ambiente pacífico.

En realidad, es como una pequeña ciudad preciosa en la cual cualquiera quisiera vivir.

—¿Dónde es? — pregunta Rebecka mirando a todas partes.

—No tengo idea, sólo estoy intentando seguir las indicaciones que nos dieron — respondo tranquila y sin pensar que nos hemos perdido.

Al final de la calle sobre la que vamos caminando hay una fuente de gran tamaño, con iluminación por dentro y por fuera, de la cual el sonido del agua cayendo me provoca satisfacción y más calma.

Damos vuelta a la derecha para continuar con la calle y entonces veo el lugar.

Aún nos faltan unos cuantos metros, pero no son demasiados como para no poder observar.

La casa a la que vamos está arriba al nivel del piso en el que caminamos, una barda de piedra se eleva de la calle por la vereda, y una reja negra deja a la vista el lugar.

—Bien, llegamos — informo y me apresuro a llegar.

La reja de la entrada está abierta de par en par y un túnel hecho con telarañas es la forma de entrar.

Hay velas artificiales en el piso recorriendo el túnel, y una vez dentro puedo observar las arañas y murciélagos falsos colgando.

Puedo sentir que Rebecka se pone un poco tensa mientras entramos, pero no pregunto nada sobre ello e intento darle confianza enganchándome de su brazo.

Cuando el túnel termina puedo ver el jardín dividido por el sendero de piedra sobre el que andamos.

Todas las luces de la casa están prendidas, y las del interior son de colores morados, azules, rojos y verdes.

En el techo hay lo que parece un diablo, que se asoma desde la parte trasera y solo deja ver su rostro

Hay demasiadas personas, por lo que nadie nota que hemos llegado y consigo que Becka aplaque sus nervios.

Andamos más lentamente, mirando el entorno, y posiblemente en busca de algún conocido.

Mientras avanzamos veo a alguien salir de la casa, y aunque quisiera poder reírme de élse ve tan bien que solo puedo admirarlo.

Eros viene con sus botas negras, jeans negros rasgados y no trae camisa, por lo que sus tatuajes son lo que combina con su ropa. Sobre el pecho tiene algo atravesado, me tardo un segundo en ver las flechas asomadas por detrás de unos de sus hombros y luego las alas blancas.

No me sorprende que Eros se haya disfrazado de cupido.

El siguiente al que veo es a Ares, que sale tras su amigo.

Igual a él no trae playera puesta, y su ropa inferior es prácticamente la misma.

Él no tiene tatuajes, pero sobre su piel hay heridas falsas que se miran muy reales.

Una espada cuelga de un cinturón de su cadera y trae puesto un casco espartano.

Ares siendo el implacable dios de la guerra.

Me acerco a ellos y noto que Rebecka quiere librarse de ser vista.

—Es el único día del año en el que no necesitan ocultar lo que son — hablo en cuanto les tengo enfrente

—Dime algo — pide Eros —. Te gusta las zanahorias.

—Se supone que pertenezco a Playboy, no a los Looney Tuns — respondo.

Ambos se ríen, pero no han dejado de mirarme.

Como si no me hubieran visto antes incluso con menos ropa de la que traigo ahora mismo.

—¿Y tú novio Eliot? — pregunta Ares.

—No es mi novio — corrijo —, no vendrá, surgió algo importante.

—¿Algo importante en Halloween?

—Tal vez una misa para aplacar la energía del festejo al infierno — propone Eros.

—Cierra la boca, cupido, no quieres que te enseñe lo que una de esas flechas puede hacer.

—Yo sí puedo enseñártelo — responde —. Pero un lugar más privado.

—Vete a la mierda.

Soy abrazada por alguien, y cuando el rostro Artemis sale a luz no me creo que esté aquí también.

—Hola, California — saluda entusiasmada.

—Es increíble verte, no tendré que seguir mirando a tu hermano y su amigo — y parece comprenderlo, pues nos lleva con ella, pasa entre el par de dioses y entramos a la casa.

—¿Ha pasado algo con Uriah? — pregunta en voz extremadamente baja.

—Todo está bien, él... ya sabe de mí.

—¿Bromeas? ¿Le contaste?

—Lo hice, pero todo está bien, ha sido mejor decirlo y ya no tienes que preocuparte por Ares, estará bien.

—¿Bien?

—Te dije que me encargaría, ahora olvídate de lo que ocurrió en la última fiesta.

—¿Estás segura?

—Completamente. Uriah no es como creímos al principio, quítate esa impresión de la cabeza.

—¿Entonces Ares va a estar bien...?

—Lo va a estar, tranquila — prometo y su expresión preocupada comienza a relajarse.

Pero algo en su preocupación me deja pensando un segundo.

Y decido ir a tomar una de las bebidas en lata para poder pensar un poco en mis dudas.

Mientras finjo observar y leer el sabor para elegir, pienso a profundidad en la conducta de Artemis.

Estoy segura que si el amenazado a muerte por Uriah fuera su propio hermano no se preocuparía como lo hace por Ares.

Y aunque no parecen tener una relación muy cercana cuando están juntos o intercambian palabras, algo en la expresión de la chica me deja claro que siente un cariño particular por él.

Tal vez...

Tal vez Artemis está enamorada de Ares en secreto.

Posiblemente en secreto para todos, hasta para el mismo chico.

Sé que Eros no sabe de esto, pues Artemis sabe de los problemas entre ambos chicos, y hablar con su hermano sobre los sentimientos que tiene por su amigo no seria la mejor idea que podría tener.

Sabe que a pesar de que Ares no sintiera lo mismos provocaría una pelea de todas formas.

Y por eso prefiere mantenerlo en secreto, incluso para Ares, pues tener conocimiento de ello lo pondría en peligro.

Aunque, existe una posibilidad de que lo sepa.

Incluso, podría ser posible que además de saberlo, fuera algo recíproco, y tuvieran un ligero romance en total secreto.

Abro una lata y doy la vuelta para volver de mis conjeturas al mundo real.

El chico en cuestión entra a la cocina también, y aunque sólo son pocos segundosconsigo ver una mirada cariñosa para Artemis, con todo y una sonrisa.

Puede que tenga razón, es posible que exista algo y lo pasé por alto todo este tiempo.

(...)

Hay un jardín trasero, y a hora y media de haber llegado la casa ya no tiene rincones vacíos por ningún lado.

Ambos jardines están repletos, adentro hay más gente y desde el punto donde estoy del jardín puedo ver que en la calle más chicos se aproximan para entrar.

No he visto a ninguno de los dioses en bastante tiempo y no sé si eso es algo bueno o malo.

Rebecka encontró a su prima hace poco, y aunque estaba con ellas decidí dejarlas un momento mientras buscaba algo de tomar.

Y también algo importante que mirar y puedas servirme después.

Como lo pensé, dentro de la casa no hay fotografías de ningún tipo, seguro es algo que todo el mundo guarda cuando va a tener una fiesta masiva y no desea recuerdos rotos, robados, extraviados, ni nada malo que alguien pueda hacer con una foto.

Y en realidad, no hay nada de que sacar información.

Tendré que ir a la parte de arriba, cosa que es peligrosa y no puedo hacer sin saber primero dónde están los siete dioses.

—¿Dónde está Eros? — y detengo mi camino al escuchar el nombre en boca de una chica.

—Están todos atrás, yo iba a buscarlos a ustedes — y puedo identificar la voz de Hades.

—Tendremos que jugar también — responde Hera, y volteo a mirarla con cuidado.

Va con Hades y Zeus en dirección al jardín trasero.

Y por lo que entendí los demás están fuera.

Creo que tengo un poco de tiempo para escabullirme a algún lugar de arriba sin ser detectada.

Subo las escaleras tranquilamente y sin duda para no parecer sospechosa y no llamar la atención de nadie.

Aunque las escaleras están iluminas tenuemente por las luces que rodean un domo en el techo, puedo ver que el primer piso está a oscuras, iluminado únicamente por la poca luz que consigue llegar de afuera.

Me detengo en cuanto subo el último escalón, dejo que mi vista se adapte a la poca iluminación y observo el entorno para decidirme a dónde ir primero.

Hacia la izquierda hay un pasillo, justo frente a mí una puerta y del lado derecho una pequeña estancia cuadrangular.

Dudo unos segundos más hasta decidir que comenzaré por la estancia.

Hay un ventanal, y fuera una terraza por la cual nadie puede verme, pues está al costado de la casa y tiene vista a la ciudad.

Hay algunos aparatos de ejercicio, un mueble con libros y algunas figuras de partes del cuerpo.

En realidad, nada interesante, aunque esperaba fotografías no las hay tampoco.

Mientras busco algo importante, escucho un ruido detrás de mí, fue casi imperceptible y tengo que quedarme quieta mientras pienso que podría ser.

Doy la vuelta y me encuentro con una persona. Aunque el momento da para ser alguno de los dioses, el desconocido tiene puesta una máscara y viene vestido totalmente de negro.

Mi corazón se detiene y justo cuando voy a gritar el tipo pone una mano sobre mi boca.

Me arrincona entre su cuerpo y el mueble que husmeaba, y logro escuchar un siseo de su boca para que no haga ruido.

Mentiría si dijera que no tengo miedo, y ahora más que nunca deseo que hubiera sido descubierta por Eros.

En los pocos segundos que han transcurrido mi cerebro piensa en las posibilidades que hay para mí.

Y dadas las circunstancias, mi mente negativa y pesimista me recuerda que esta es una oportunidad perfecta para ser violada por este tipo.

Sin destapar mi boca me obliga a darle la espalda. Y a pesar de que no está amenazándome con ningún tipo de arma, me muevo con él mientras nos lleva a un lugar diferente. Pasamos frente a las escaleras y escucho más pasos.

—Bajaré en seguida — dice dicha persona, y tardo un instante en identificar la voz de Eros.

Nunca creí que podría sentirme tan aliviada de escucharlo, menos cuando debía esconderme de él. 

La puerta que está frente a las escaleras es abierta y soy metida a la fuerza.

La luz del baño es roja y no consigue más que ponerme más angustiada.

Quiero gritar y pedir ayuda, sé que Eros debe estar arriba ya y me escucharía.

Pero mi miedo me hace pensar bien las cosas y no me atrevo a hacer nada.

Mi raptor vuelve a ponerme de frente a él, mi boca sigue cubierta y estoy tan concentrada en buscar una solución y un poco de valor que no pongo atención en cómo me sube al lavábamos.

El tipo se lleva la mano al cuello en busca del borde de la máscara, haciéndome pensar que va a quitársela sin importarle que reconozca su rostro después.

—Deberías perfeccionar tu espionaje, llevo una hora espiándote y no te diste cuenta.

—¿Uriah? — suspiro aliviada, pero aún siento el recuerdo del miedo en mi pecho.

—Es probable que no hubieras podido huir de Eros.

—¿Tenías que ser tan escalofriante? Creí que iba a ser violada.

—Nadie toma por sorpresa a alguien que está alerta. Eso significa que tú no lo estabas.

—Tal vez no. Pero, ¿qué estás haciendo aquí?

—Salvarte de ser descubierta.

—Hablo de la fiesta, no del baño.

—También fui invitado — dice enseñándome la pulsera que tiene en la muñeca —. Y no habría venido si no supiera que estarías aquí.

—¿Viniste por mí?

—No me perdería de mirarte con un disfraz.

Y tras una sonrisa me besa.

—Casi me provocas un infarto, no ha sido muy caballeroso de tu parte.

—No había tiempo para los reconocimientos, Eros estaba a punto de subir las escaleras.

—Pudiste llegar siendo Uriah y no un payaso.

—No puedo quitarme la máscara en un lugar donde más personas puedan verme.

—Me dijiste que estabas invitado.

—Lo estoy, pero no dejaré que me vean hasta que no investigue primero.

—No encontré nada, y no sé qué tan buena idea sea continuar con esto. Además... sé que Eros comenzará a buscarme en poco tiempo, y cuando vea que Rebecka no está conmigo sospechará. Continuar es peligroso, puede encontrarnos juntos.

—Veremos la forma de conseguir algo — acepta.

—Me encargaré de ello — decido.

—¿Que piensas hacer?

—Ya veré — no tengo un plan, pero sé que algo saldrá después —, confía en mí.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro