Capítulo 47
Uriah bota la pequeña pelota naranja en la mesa y roza el vaso central, casi entrando, pero se sigue de largo y cae dentro de otro.
El dueño bebe su contenido y se sirve más rápidamente.
Soy la siguiente en tirar, me preparo unos segundos para hacer mi mejor esfuerzo y conseguir de una vez terminar el juego.
Suelto la pelota con suavidad y logra entrar al vaso de forma limpia.
Todos parecen pasar por un momento de pánico y toman torpemente lo que tienen para girar y comenzar con el último paso.
Pongo el vaso en la orilla y mis intentos por voltearlo comienzan.
Apenas dos logran hacerlo, y aunque todavía hay bastantes posibilidades de que lo consiga a tiempo, me presiona seguir sin poder.
Vuelvo a darle un golpe, el vaso se tambalea un poco pero al final termina bien puesto sobre la mesa.
Uriah es el siguiente en lograrlo y solo quedan Russ y otro chico.
La atención se centra en ellos y ambos comienzan a reírse cuando por más que intentan ninguno logra ganar.
Al final el perdedor es el otro chico y Russ ríe fuertemente por haberlo logrado a tiempo.
—¿Jugamos de nuevo? — propone el chico.
—Claro, pero iré al baño primero — decido.
—Subiendo las escaleras es la primera puerta a la izquierda — explica y se hace a un lado para dejarme pasar.
Vuelvo a entrar a la casa y sigo las indicaciones del chico.
Una vez que subo los primeros escalones el camino está libre de personas y no me tardo en llegar a donde debo.
Giro la perilla despacio por si hay alguien dentro, pero el lugar está vacío y entro prendiendo la luz.
Pongo seguro a la puerta y lo primero que hago es mirarme al espejo.
Luego de quitarme el maquillaje que iba de acuerdo al cabello rubio no sabía cuánto duraría el sobrante ni que tan bien me vería al pasar las horas.
Pero tal parece que no hay demasiada diferencia y mi rostro se ve bien y sin nada corrido.
Me quito del espejo y saco el móvil para revisarlo, pues he sentido que recibí varios mensajes al pasar del tiempo y no he querido mirarlos hasta no estar sola.
El primer mensaje por el que me decido responder es de Rebecka.
"—¿Cómo va todo?
—Todo marcha excelente — respondo —. Pensé bien lo que dijiste por la tarde, y al fin lo hice. Uriah sabe todo".
El siguiente mensaje que leo es el de Ares.
"—Creí que habías rechazado a Eros por malicia, pero al ver que no estabas aquí pensé que tal vez podría tener razón y saliste con Eliot. Pero acabo de encontrarme a Eliot en la cafetería y definitivamente no estabas ahí.
—Pues no — confirmo, aunque en sí, el mensaje me parece muy fuera de lugar de su parte —. Vine a pasar el día con mi madre".
Y dado que no le debo explicaciones prefiero mentirle, pues así al menos me lo quitaré de encima y podré continuar con mi noche sin preocupaciones.
El último mensaje es de Eros y me quiero sorprender de que mi primer rechazo no haya sido suficiente para él. Pero lo conozco, y sé que nada le es suficiente cuando sólo quiere molestar.
"—Creí que negaste tu cita con Eliot para protegerle, pero acabo de topármelo en la cafetería y constaté que realmente no mentías. ¿Acaso conseguiste nuevo juguete?
—¿No paras de joder? — si acaba de decirme que se encontró a Eliot en la cafetería significa que está con Ares, cosa que me resulta un tanto extraña —. Estoy con mi madre, ¿quieres hablar con ella para que te mande personalmente a la mierda? ¿O te conformas con que yo lo haga por ella?
Ya que seguramente suponen que no tengo conocimiento de que están juntos haberles mentido con la misma historia seguro les convence, y no quedan con sospechas de que les estoy engañando.
Guardo el móvil y me apresuro a lavarme las manos, las seco con una toalla azul marino y apago la luz antes de marcharme.
En verdad que Eros comienza a hartarme y solo me motiva a acabar con las cosas más rápido.
Estoy a dos pasos de bajar el primer escalón cuando alguien se interpone en mi camino.
Al principio retrocedo por creer que alguna persona muy ebria está a punto de irse por las escaleras.
Sin embargo esa persona está frente a mi cruzada de brazos y deshecha mi pensamiento.
—Con que eres la nueva adquisición de Uriah — observa sin moverse de donde está, pero estudiándome muy atenta —. Nada espectacular.
—¿Te molestarían quitarte del camino? No tengo tiempo para observaciones.
Vuelvo a caminar segura y con intenciones de quitarla del frente, pero la chica resulta no ser como las demás personas y parece no asustarse mínimamente por mis palabras. Me empuja con una mano y me hace retroceder lo que avancé.
—Aquí yo pongo las reglas, querida, no tú.
—Es una lástima que yo jamás sigo las reglas — avanzo hasta ella plantándome enfrente, sin intenciones inmediatas de iniciar una pelea, pero dejando claro que puedo iniciarla en cualquier momento.
Es más alta que yo, por lo que sí me siento un poco más amenazada que de costumbre, sin embargo sé que los tacones que trae puestos son los que le dan esa altura y en realidad puede que ni siquiera tenga ventajas sobre mí.
—Aléjate de Uriah — ordena —. Hazlo de una vez antes de que te quite de mi camino. Tuvimos un problema y por eso estamos separados ahora, pero eso no significa que lo estaremos más.
—Los problemas que tengas con él no son mi asunto, por favor compórtate como alguien de tu edad y deja estas niñerías a un lado. Si tienes asuntos por resolver con Uriah trátalos directamente con él, pero si ya te rechazó una vez dudo que él piense que dejarán de estar separados ya.
El rostro de la chica sufre de una mueca y esta vez me empuja con ambas manos.
Aunque debería aún no respondo el ataque, creo que podemos evitarnos esos problemas y puedo acabar el asunto con palabras.
—No lo voy a repetir — advierte.
—Yo tampoco, así que quítate de mi camino.
Vuelve a empujarme, y aunque esta vez decido responder una persona más me aprisiona por la espalda y le da libre acceso a mí.
No he pasado los últimos tres meses yendo a lucha para dejar que una cualquiera venga y me golpee sin recibir algo a cambio.
Aunque jamás lo he intentado recuerdo algo que Eliot suele hacer y me enseñó hace poco.
Sostengo tan bien como puedo los brazos de mi captor y hago la parte superior del cuerpo hacia adelante drásticamente. Consiguiendo derribar a la chica que me sostenía y quedando libre nuevamente.
La que aún está de pie no pierde el tiempo y se va contra mí, dejándome sin tiempo para reaccionar y consiguiendo llegar a donde estoy sin que alcance a defenderme.
Logro mantenerme de pie y suelto golpes a todas partes en un intento de quitarla y alejarla lo más posible para poder atacar de forma más certera.
Pero ella se ha adherido a mí y no veo posibilidades de lograr lo que quiero.
Sin más ideas para hacer nos tiro al suelo, pero éste desaparece debajo de nosotras rápidamente y cuando logro comprender lo que ocurre ya vamos escaleras abajo.
Por los ataques de la chica sé que sigue viva y la caída no le ha dado un golpe de muerte, así que intento defenderme, pero al aterrizar acaba sobre mí, teniendo más acceso en mi contra del que yo tengo en la suya.
Me defiendo como puedo y me muevo en el suelto intentando tirarla o estrellarla contra algo.
Pero no puedo y tengo que darme un momento para pensar aunque ella lo ocupa para atacarme.
Por muy difíciles y avanzadas que estén las cosas para este punto, no tengo más opciones que quitármela yo misma de encima, pues por lo que veo nadie se digna a hacerlo.
En un movimiento rápido la tiro hacia un costado, sin perder oportunidad tomo su lugar y estoy sobre ella un segundo después.
Le suelto puñetazos sin detenerme y la mano libre hace su mayor esfuerzo por quitar las suyas de la trayectoria de mis golpes.
En un posible ataque de ira consigue sacarme volando, y justo cuando se va en mi contra de nuevo alguien la detiene.
—¡Ya basta! — grita y ambas dejamos de intentar matarnos —. ¿Qué carajo estás haciendo? — reclama Uriah a la chica y viene a levantarme del piso.
—¡No tienes derecho a estar con ella!
—¡Tengo derecho de estar con quien yo quiera! — brama.
—Pero yo... — intenta discutir.
—Que no se te olvide con quien te fuiste a acostar hace un maldito mes — musita acercándose al rostro de la chica.
—Yo no quería...
—¡Lo hiciste!
—¡No quería hacerlo!
—Vamos, Monica, yo mismo te encontré en la cama con Fenix, deja de mentir, que estuve viéndote durante cinco minutos y ni en un solo segundo me pareció una violación.
¿Escuché bien? ¿Dijo Fenix? ¿Estamos hablando de Eros? ¿Uriah encontró a su novia en la cama con Eros?
Joder, esto es mucho peor de lo que imaginé.
—Pero es que yo...
—Lárgate, niña — intervengo —. Te acostaste con Eros, ¿y tienes el descaro de reclamarle a Uriah que salga con alguien más cuando ya te terminó? Definitivamente no conoces lo que es la dignidad.
Uriah detiene la mano de la chica cuando se va nuevamente en mi contra, evitando que sea golpeada de nuevo.
—Largo, Mónica. ¿Por qué no vas y te quedas con él?
—Porque yo jamás lo tomaría en serio.
—¿No lo tomarías en serio? — cuestiono —. Ambas sabemos que si no estás con Eros ahora es porque el que nunca te tomaría en serio es él, fuiste cosa de un momento, y lo peor del caso es que ni siquiera lo hizo por deseo, lo hizo para joder a Uriah. Él jamás sintió nada por ti.
—¿Por qué dejas que me falte al respeto? — le ladra a Uriah.
—Solo está diciendo la verdad, si para ti es un insulto eso, es tu problema. ¿Por qué no vas por Eros para que te defienda?
—¡Idiota! — chilla haciendo una rabieta y decide salir del lugar luego de hacer todo un desastre.
La fiesta vuelve a la normalidad como si nada hubiese pasado, y a mí me cuesta un momento tranquilizarme.
—¿Te encuentras bien? — pregunta Uriah acercándoseme y observándome un poco preocupado.
—Lo estoy, no pasa nada.
—Claro que ocurre, te golpeó.
—Ya tenía mucho que no me golpeaba una ex.
El chico se ríe y me acomoda el cabello, pues seguro que ahora tengo todo hecho jirones.
—Siento mucho que hayas pasado por eso, en verdad no era mi intención. No sé por qué ha venido, nadie la invitó — habla.
—No tienes que disculparte, comprendo perfectamente la situación, no es culpa tuya.
—Salgamos de nuevo, ¿quieres?
—Claro, vayamos.
Uriah me deja salir primero, y mientras camino me peino un poco el cabello con los dedos.
Cuando mi pelea comenzó creí que las cosas acabarían mucho peor de como en realidad terminaron.
Pero en verdad agradezco eso, pues no sé como me afectarían las secuelas de una pelea en estos momentos.
Regresamos a la mesa donde jugamos hace un rato, todos están reunidos aunque la mayoría parece sólo estar como espectadores.
Uriah y yo nos detenemos del lado vacío de la mesa, los vasos están acomodados en triángulo de ambos lados, todos llenos hasta la mitad con diferentes licores.
—¿Juegas conmigo? — Pregunta Uriah.
—Claro, juguemos.
Transcurren unos segundos hasta que los dos jugadores contrarios están listos y nos preparamos para comenzar.
Los vasos contrarios son transparentes, mientras los nuestros son blancos, y el par de pelotas que tenemos son naranjas y las suyas amarillas.
Uriah decide ser el que haga el primer saque al mismo tiempo que uno de los chicos contrarios.
Ambos se miran fijamente a los ojos y tiran sin dejar de hacerlo.
La pelota naranja entra en el primer vaso del lado contrario, y la amarilla rebota en uno de los nuestros y se sigue de largo.
La intercepto en el aire y la conservo en una mano.
—Sacamos — informa Uriah y me entrega la bola sobrante.
Asiento y respiro profundo para tirar lo más acertado posible.
La bola rebota en tres vasos diferentes y acaba metiéndose en otro.
Uriah no da tiempo entre mi tiro y el suyo, e igual a la primera vez la pelota entra sin rebotar en otros vasos.
Ambos tipos se ven obligados a tomar los tragos que ganamos, y el primer intento en nuestra contra se da unos segundos después.
Antes de que el faltante arroje la bola, los dos intercambian palabras rápidamente.
El chico que sostiene la pelota hace un gesto dudoso sobre lo que ha escuchado, pero no niega nada.
Entrecierra los ojos y calcula la fuerza necesaria antes de tirar.
Ambos chocan las manos cuando el segundo tiro cae en el mismo brazo del primero.
—Joder — musita Uriah y toma tres tragos de la mesa, saca las dos bolas de uno y me pasa otro —. Cuando ocurre eso tocan tres tragos — explica bebiendo uno de una sola intención.
Observo el líquido claro en un intento rápido de prepararme para el sabor de lo que voy a beber, pero no puedo saberlo y prefiero averiguarlo.
Es fuerte, y aunque ya he tomado un poco ha sido mínimo y no el licor solo, por lo que esto me quema la garganta y hago una mueca.
Empezando y tenía que beber tequila.
Uriah toma la bebida sobrante y junta los vasos en un lugar retirado del resto.
—Tira primero — pide.
Tomo la pelota y tiro sin darle rodeos al asunto.
Atinar nuevamente me deja claro que tengo buen tino.
Pero no es nada comparado al de Uriah, aunque seguramente es porque hace esto cada fin de semana.
El chico hace la misma jugada que nos hicieron a nosotros y nuestros contrincantes se ven obligados a beber tres veces como nosotros.
Uriah hace una seña y acomoda los vasos sobrantes de una forma diferente a como estaban.
Los otros dos hacen lo mismo y uno de ellos tira en cuanto Uriah se aleja de la mesa.
Los reflejos de éste son aún más agudos que su tino, pues desvía el tiro de un golpe cuando la pelota rebota en la mesa.
—Puedes tirar de rebote, pero el otro equipo puede desviar la bola en el aire — explica en voz baja.
El otro jugador arroja la pelota sobrante, pero no logra entrar.
—Si logro esto llevaremos ventaja — comento preparándome para el tiro.
—Escucha — pide antes de que lo haga —, en cuanto se distraigan haz el mismo tiro que ellos, tendrás que ser rápida.
—De acuerdo... — acepto no muy convencida de lo que dice. Hacer trampa no es lo mío, pero...
Ambos chicos desvían la mirada del juego un segundo y tiro al instante, rebotando en la mesa y atinando de nuevo con demasiada suerte.
Ambos se quejan de ello, pero mi compañero no da más tiempo y su tiro cae exactamente donde el mío.
Eso significa que tendrán que tomar un trago doble y uno triple, lo que a su vez significa que se han quedado sin vasos y pierden.
Ambos reímos por la victoria y Uriah me rodea con un brazo mientras mira como los perdedores toman todos los tragos de la mesas incluyendo los nuestros sobrantes.
—Vaya, hacen un buen equipo — Russ se acerca con una cerveza —. He sido desplazado.
—Claro que no — niego —, dudo que Uriah deje a un amigo por otro.
—¿Otro? — inquiere mirándome con las cejas arriba.
—Bueno, otra — corrijo.
—No me refería al género empleado, sino al puesto.
—¿Qué?
—Vamos, California, ¿miras a Uriah como un amigo?
—Pues sí, somos amigos... — respondo un poco confundida —, bueno, a menos que no esté enterada de algo.
—Lo somos — confirma Uriah quitándole importancia a la pregunta de Russ.
—Uriah no te mira como una — susurra y comienza a reírse cuando su amigo le golpea en el brazo.
—No le hagas caso, suele ser un idiota cuando está de muy buen humor — explica.
—Entiendo.
Uno de los chicos que perdieron en nuestra contra se acerca a nosotros y le da dinero a Uriah.
Éste cuenta rápidamente los cuatro billetes y los acerca mí.
—¿Qué? — pregunto.
—Sabes como es esto, yo apuesto, me ayudas a ganar y te quedas con la apuesta — explica mirándome.
—No, no es así — niego separándome ligeramente —, esta vez ni quiera he sabido que has apostado... espera, no me digas que de haber perdido hubiera tenido que ir con alguno de ellos.
—Obviamente no — niega haciendo una mueca de desagrado —, yo no puse esa apuesta, y de haber sido por mí no habrías figurado de esa forma en ella. Si perdíamos el juego les daría cuatro dólares y es todo.
—Quédate con ellos, no pienso aceptarlos.
—De acuerdo, tomaré uno y te quedarás con tres — decide guardándose uno en el pantalón y ofreciendo el resto.
Tomo los billetes de su mano, separo uno más y lo guardo en su bolsillo junto al otro.
—Es más justo — decido.
—Bien, señorita justicia.
—Eso no suena bien.
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