Bajo de la moto y Becka ya está esperándome como lo habíamos planeado.

—Gracias — digo al chico una vez que estoy un paso alejada de él —. Ve con cuidado, ¿bien?

—Tú también — pide —. Espero verte pronto, te llamaré en estos días.

—Claro, nos veremos luego.

Y tras dedicarle una sonrisa retrocedo y me reúno con Becka, nos saludamos y comenzamos a caminar en dirección contraria a la que Uriah arranca.

Apresuramos el paso para resguardarnos de la llovizna que recién va comenzando, pues se hará una tormenta en poco tiempo.

—¿Cómo estuvo todo? — consulta una vez que el sonido de la moto se escucha lejano.

—Muy bien, descubrí cosas nuevas.

—¿Quieres contarme?

—Claramente, no puedo quedarme con esto adentro. 

—Bien, te escucho.

—Bueno, pues hay cosas del chico y de los dioses también — comienzo mirando hacia la calle para asegurarme de que Uriah no está cerca por algún motivo desconocido, y entramos a Umbra sin problema —. Primero, acabo de enterarme de que Uriah vive en una fraternidad.

—¿Guiliot tiene fraternidades? — cuestiona igual de sorprendida que yo.

—Yo tampoco lo sabía. Pero sí, las tiene, y él vive en una. 

—Vaya.

—También sé el porqué de su enemistad con Olympus.

—¿Se lo preguntaste? — interroga casi asustada.

—No directamente. Solo que saqué la información de una manera más fácil.

—¿Cómo hiciste eso sin arriesgarte?

—Cuando nos conocimos lo hicimos en una de las fiestas de Olympus, y recuerdo que dijo algo sobre fiestas que también hacía él. Así que le pregunté por qué estaba en aquella fiesta si tenía la suya. Él me dijo que comúnmente las carreras se hacían entre chicos de diferentes institutos, y que al tener su propio grupo, uno de sus rivales era Olympus, aunque, explicó algo sobre la popularidad de los grupos, y dijo que tanto Olympus, como Ashes, su grupo, son los que están a la cabeza. Lo que genera más competitividad entre estos dos, y así como él va a las fiestas de los dioses, algunos de ellos también asisten a las suyas.

—¿Por eso se odian tanto?

—Pues no. Resulta que ellos se conocen de antes.

—¿De antes?

—La preparatoria.

—¿Preparatoria? ¿Por qué se conocerían de alguna escuela?

—Bueno, resulta que nos saltamos un detalle importante cuando juntamos su información.

—¿Cuál?

—Su último año de preparatoria no la cursaron en la escuela en la que estaban, según Uriah, cambiaron a los dioses de escuela a donde él estudiaba, todo por un supuesto castigo, eso no sé que tan cierto sea. Y de ahí nació su rivalidad. Uriah, tal como lo es ahora, en esos momentos era el rey de su preparatoria; y como bien sabes, los dioses no dejan que nadie gobierne sobre ellos. Entonces esa escuela recordará por siempre su primer y peor guerra.

—¿Y después?

—Como los buenos niños ricos que son, su instituto universitario fue Umbra, y bueno, Uriah, como buen niño malo, fue a Guiliot.

—Y supongo que luego, sus grupos se formalizaron más, y ahora son esto.

—Pues sí. Además, me platicó algo... que al parecer es un tema un tanto secreto que no se toca en Olympus.

—¿Qué cosa?

—Tal parece que cuando recién comenzaba todo, Ares competía en las carreras, más que Eros, pero Uriah me contó que tuvo un accidente.

—¿Ares?

—Sí, él.

—¿Qué clase de accidente?

—En una carrera. Mira, la verdad Uriah no sabía mucho, y por lo mismo yo no podría asegurar nada de lo que voy a contarte. Pero según esto, Ares perdió el control y quedó gravemente herido, pero el detalle malo no es ese.

—¿Entonces?

—Se supone que no iba solo, y al accidentarse él se hirió peligrosamente, pero la persona con la que iba murió ahí mismo.

Rebecka se detiene y pone cara asustada y atónita.

—¿Qué tan cierto crees que sea?

—La verdad no lo sé, pero cuando fui a aquella fiesta, escuché que Ares dijo algo sobre no subir más a una moto por un accidente.

—Entonces debe ser cierto...

—No puedo saberlo, tal vez iba solo y solamente le ha agarrado respeto a la muerte después de eso.

—¿Piensas investigarlo?

—No creo que sea conveniente, sería sospechoso que yo supiera esas cosas y prefiero no decir nada. Además, hay algo que no te he contado... — confieso algo nerviosa y mientras me quito la peluca para que nadie me vea con ella.

—¿Qué cosa?

—Ares me descubrió.

—¿Qué? No, espera, ¿de qué estás hablando? — pregunta con angustia.

—Ares sabe de esto — muestro el cabello rubio.

—¿Cómo lo hizo? ¿Estás segura de eso?

—Me enfrentó y lo dijo. Sabe de esto, aunque cree que solamente los estoy espiando a ellos, técnicamente el plan inicial. No tiene ni la menor idea de mis encuentros con Uriah.

—Esto está muy mal.

—No me va a delatar 

—¿Cómo lo sabes?

—Me lo dijo.

—¿Y cómo estás segura de que en verdad no va a hacerlo?

—Es Ares, si tuviese intenciones de hablar ya lo habría hecho.

—¿Y seguirás con esto? ¿A pesar de haber sido descubierta vas a seguir?

—Solo lo sabe Ares, no es tan grave. Además, si somos realistas, esto de salir con Uriah fue precisamente para salvarlo a él.

—¿Crees que cumpla su amenaza?

—Pues, obviamente no ha hablado nada del tema, pero si consigo ganarme su confianza seguramente lo hace. Por lo menos ya hemos comenzado a hablar de ellos.

—Es un gran avance, pero peligroso — advierte.

Me quito el aro falso de la nariz y lo guardo en la bolsa de la chamarra, Rebecka me da una pequeña caja plástica para guardar los lentes de contacto y me quita la peluca de las manos para guardarla en su bolso.

Me tallo un poco la ceja para borrar el espacio, y entramos al edificio.

Por ser domingo, hay un poco más de gente de lo normal a esta hora que el resto de días, pues es momento de que todos los que salieron a pasar el fin de semana con su familia regresen.

Cruzamos el pasillo sin mucha dificultad, y rebasamos a algunas personas en las escaleras hasta llegar al nuestro.

Oigo un golpe seco en una pared, sin embargo se escucha un poco lejano y supongo que a alguien se le cayó algo.

Entro de lleno al lugar y veo una pelea no muy llamativa, pero sí bastante inusual y peligrosa.

Eros tiene a Eliot afianzado de la chamarra y pegado en uno de los muros, por lo que comienzo a suponer que fue su cuerpo el responsable del ruido.

Veo que Eros le dice algo, y Eliot se queda quieto donde está, pero su rostro no parece asustado, más bien que hace su mayor esfuerzo por no responder los golpes para no dar lugar a la pelea.

Para mi mala fortuna, no puedo escuchar las palabras de ninguno, y aunque quiero ir ahora mismo, me detengo a pensar rápidamente si me he quitado todo lo referente a Alana y soy por completo California.

Eliot responde sin moverse aún, y el dios habla al instante, diciendo una oración larga, y provocando al fin un movimiento del chico.

Se quita los brazos de Eros de encima, y le da un empujón, avanzando varios pasos y encarándolo ahora él.

Corro hacia donde están y me interpongo entre ambos, separándoles y quedando de lado de Eliot deteniéndole del pecho.

—¿Qué está pasando? — cuestiono al instante, pero más en forma de queja que de pregunta.

—Nada — habla Eliot —. Es solo que Eros está celoso.

—Cierra la boca, eres un idiota.

—¡Qué carajo te ocurre! — bramo mirándole.

—Eliot es un imbécil.

—Eres más ridículo de lo que podía pensar. Decir que California solamente está usándome para molestarte fue lo más estúpido que alguien pudo inventar.

—¿Qué? — no puedo creer lo que escucho.

—Niégalo — me ordena Eros directamente —. Niega que usas a Eliot para jodernos a Ares y a mí.

—¡Eres un idiota! — insulto con más odio del posible —. ¡Si quisiera darles celos lo haría únicamente con ustedes! No necesito de Eliot para hacerlo, si te quiero joder basta con que salga con Ares, incluso funciona mejor con él que con cualquier otra persona.

—Lo haces porque Ares odia a Eliot.

—Ares no tiene celos de él, es tan inteligente que sabe que no tenemos nada y molestarse sería lo más estúpido que podría hacer. En cambio, tú eres tan impulsivo y estúpido que no puedes ver que salude a alguien más sin creer que lo hago para ti.

—¡Sé que lo haces! Te gusta jugar con mi mente.

—Eliot me gusta, a ti solo te tomo como parte del juego.