Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 38

—Iremos de nuevo a Tandem, y no aceptaré un no por respuesta.

—Todavía tienes el descaro de ponerte exigente — me quejo sin prestarle atención a Eros y mirando la pantalla del móvil.

—No vas a rechazar un plan de sábado en la noche.

—No dije que fuera a hacerlo.

—¿Aceptas ir entonces?

—Tampoco dije eso. Más bien, creo que haré mis propios planes. Creo que hoy Eliot está disponible.

—De eso nada, te pedí primero, ya habrá tiempo para que salgas con tu bola de grasa.

Y sin que incluso yo lo prevea, le suelto una cachetada tan fuerte que no pasa desapercibida por ninguno de los pocos presentes que quedan aquí.

—No me interesa que tan increíble y superior te sientas. No tienes el puto derecho de faltarle al respeto a ninguna persona. Eliot jamás te ha hecho nada, deja de ser un maldito cruel con él y compórtate como la persona decente que dices ser por tener dinero — y dicho eso, me pongo de pie y me voy a encerrar al baño sin darle oportunidad de discutir.

A veces, la superioridad de Eros me parece totalmente desagradable, en ocaciones puedo sobrellevarla, pero en otras tantas no.

Y he observado que puedo tolerar sus irreverencias hasta que van dirigidas a alguna persona que quiero o me agrada.

Eso significa que ya quiero lo suficiente a Eliot como para haberme atrevido a dar la cara por él y abofetear a Eros.

Respiro profundo y me decido por salir nuevamente, pues no puedo evadir al chico para siempre y no estoy ni un poco arrepentida de lo que hice.

Me pongo detrás de la puerta y una voz me detiene antes de abrirla.

—¿Hablaste con él? — escucho a Eros preguntar.

—Uriah dijo que no estaría disponible hoy — responde quien creo que es Ares —. Dijo que iba de camino a Manhattan.

—¿De camino a Manhattan? — pregunta Eros incrédulo —. ¿Qué va a hacer Uriah precisamente a Manhattan?

—No tengo idea, también me parece extraño, pero no íbamos a entrar en detalles, ¿no crees?

—Uriah es un maldito jodido hambriento. ¿Qué se supone que haría en Manhattan? Es como si me dijeras que Rebecka irá a Beverly Hills.

—Deja, a Becka en paz, ¿quieres?

—Bien, sólo quería que entendieras el ejemplo.

—Y lo entiendo, créeme que tampoco entiendo los motivos de Uriah para ir a Manhattan, pero no creo que haya inventado eso para quitarme de encima. Él no buscaría excusas para librarse de nosotros. Si no quisiera vernos simplemente nos lo diría.

—Esto me parece extraño.

Nos parece, cupido.

Saco el teléfono y me preparo para enviar un mensaje al chico en cuestión. Haré mis propios méritos en cuanto al tema.

"—¿Estás disponible hoy? — envío el mensaje. Sabiendo que seguramente no le parecerá extraño, ya que ayer me invitó a salir y prometí verlo otro día. Además, por lo que entendí ese otro día sería hoy.

—Lo siento, Barbie, tuve un plan de último momento y voy de camino a Manhattan, pasaré la noche ahí, ¿podrías mañana?

—Por supuesto, mañana será".

Aunque aún hay ciertas posibilidades de que esté mintiendo, supongo que realmente va de camino allí.

Sin embargo también me parece extraño.

Es más que obvio que los dioses conocen mucho mejor a Uriah que yo, pero si ellos no encuentran una razón lógica para que vaya a dicho lugar, yo tampoco la encuentro.

Y lo peor del caso es que aunque tal vez no se lo dijo a Ares, me acaba de decir que pasará la noche ahí.

Guardo el móvil y salgo de una vez.

Ambos chicos se voltean a mirarme y terminan su platica de la cual ya estoy mas que enterada.

—Siguen aquí, eh — observo como si hubiese tenido la esperanza de salir y no encontrarme a nadie.

—Te dije que tenemos planes — responde Eros.

—Creí que había quedado claro que no pienso formar parte de tus planes.

—Ya me golpeaste, podrías al menos aceptar salir ahora.

—¿Y si no quiero salir qué?

—Vamos, California, no te hará daño salir conmigo un rato.

—¿Contigo? Creí que iban a salir todos ustedes.

—Lo haremos.

—Siendo así... está bien — acepto y al chico se le ilumina el rostro —. ¿Tienes espacio para mí en tu auto, Ares?

El rubio se ve tomado por sorpresa pero no deja pasar la oportunidad.

—Por supuesto, vámonos.

Camino hacia el chico y me abraza de la cintura para salir de una vez, dejando a Eros parado en donde estaba sin entender lo que acaba de ocurrir.

—Ah, cierra la puerta al salir — pido deteniéndonos cuando estamos unos pasos fuera. 

(...)

Luego de habernos dado cuenta que era demasiado temprano como para comenzar los planes de un sábado, decidimos perder el tiempo en una cafetería.

Sin embargo, a pesar de perder tres horas ahí, las dos de la tarde tampoco era muy buena hora para comenzar con dichos planes.

Así que luego de pensar todo por unos minutos más, decidimos darnos unas cuantas horas extras, dejando que todos pierdan el tiempo necesario de la forma que quisieran, y quedamos de vernos en Tandem a las ocho.

Hermes invitó a Rebecka a salir, y dado que a nuestro parecer, es el más inofensivo y tranquilo de todos, mi amiga no puso peros.

Hera se marchó junto con Zeus. Eros, Angus y Hades se fueron juntos ya que Ares y yo decidimos irnos solos sin darle tiempo a cupido de intentar robarme.

Y aunque a ciencia cierta no tengo idea de donde estoy, no me siento en peligro.

—¿No crees que es algo arriesgado estar aquí? — interrumpo el beso del chico.

—¿Te parece?

—Un poco.

—¿Por qué?

—Alguien podría vernos.

—California, estamos en medio de la nada, nadie podría vernos aunque lo quisiera.

—De acuerdo — respondo aceptando que sus argumentos son ciertos.

—¿Por que siempre que vas a Tandem llevas falda? — pregunta con voz aterciopelada acercándose más a mí y jugando con su boca para hacerme creer que volverá a besarme, pero solo dejándome con ganas de ello.

—Es más fácil aprovechar las oportunidades de esta forma — susurro mirándole a los ojos y por fin se va contra mis labios.

Las manos del chico se meten debajo de la falda, les siento tomar mi ropa interior de ambos lados y la desliza por mis piernas sin dificultad alguna.

—Creo que me quedaré con esto — susurra en mi oído y me provoca un escalofrío.

—No querrás dejarme sin ellos lo que resta del día — supongo.

—¿Por qué no? Como tú lo dijiste, es una forma fácil de aprovechar las oportunidades, si pasas la noche completa conmigo te aseguro que oportunidades no van a faltarte.

Esta vez siento que sus dedos se mueven ágiles sobre mi falda, y comprendo que está desabrochándola, dejándome únicamente con los tres botones de arriba abrochados.

El chico no demora un solo segundo en aprovechar lo que ha hecho con mi ropa y aunque claramente esperaba una acción por su parte, me toma por sorpresa precisamente lo que hace.

Se retira de donde estaba, y aunque el espacio en el auto es minúsculo, logra adaptarse a ello.

Transcurren muy pocos segundos, tantos que no logro asimilar nada y no reacciono a tiempo para evitar sus intenciones.

Podría jurar que se tardó más en quitarme las bragas que en ponerse entre mis piernas, y apenas entiendo las cosas siento su boca ponerse sobre mí.

Lo primero que logro sentir es un cosquilleo incontrolable, luego me pongo nerviosa y la mezcla de emociones me inhabilita de tomar una decisión rápida sobre el tema.

—Joder, detente, Ares — ordeno, aunque mi voz suena más como un jadeo que como una orden. Por lo que bien, el chico en vez de tomarlo como tal, seguramente lo ha tomado como una petición disfrazada a que siga con lo que hace —. Hablo en serio, detente — reitero en un vano intento por hacerle entrar en razón.

Pero ya ni siquiera yo siento que eso exista en mí en estos momentos.

—Ares, ya basta — repito logrado darle una entonación lo suficientemente seria a mi voz.

El chico regresa a donde estaba hace un minuto, y su rostro queda muy cerca del mío.

—¿De verdad quieres que pare? — pregunta con un peligroso encanto que no le había visto antes, y al cual no sé como enfrentarme ahora —. Repítelo mirándome a los ojos — reta sin siquiera parpadear, y mi corazón está latiendo como un loco por lo que me acaba de hacer sentir —. Repite que quieres que me detenga, pero si te tiembla la voz voy a seguir hasta que sean tus piernas las que tiemblen.

Y la que acaba temblando por la amenaza soy yo.

Estoy tan nerviosa que sé no conseguiré articular una sola palabra sin que mi voz tiemble. Por lo que me veo obligada a pensar rápidamente si debo simplemente permitir que siga con lo suyo, o hacer mi máximo esfuerzo por impedirlo aunque sea casi imposible que lo logre.

—¿Y bien? — insiste muy bajo, pero dándome un beso rápido para provocarme.

—Sigue — decido con voz temblorosa, lo que me confirma que de todas formas iba a ocurrir.

El rubio sonríe y pasa la lengua sobre sus labios.

Retrocede y retoma el lugar donde estaba antes de mi fallido intento por detenerle.

Mi pecho sube y baja de manera veloz por lo agitada que se encuentra mi respiración, y siento que mi corazón se acelera aún más cuando veo al chico aproximarse a mí de nuevo.

Cuando salí de la cafetería con Ares estaba totalmente consciente de que pasaría algo entre nosotros, sin embargo ni siquiera habría podido imaginarme que sería precisamente esto.

Su lengua hace movimientos marcados, y puedo sentirlo parecido a cuando me besa.

Mi cuerpo se ve cautivado por el chico, casi siento que se enamora de él mientras mis músculos se contraen y relajan en repetidas ocasiones.

Pero aunque mi cuerpo lograse de alguna forma enamorarse del chico, yo estoy segura que mis sentimientos conservan la misma postura de siempre y no sienten ni más ni menos de lo normal por él.

Una de sus manos se aproxima a donde su boca se mantiene, y sin ser agresivo introduce un dedo.

Consigo mantenerme en silencio, dejando que el único ruido sea mi respiración.

Sin detener los movimientos de su lengua, y de manera sincronizada, otro de sus dedos se suma, y eso es suficiente para conseguir un quejido por mi parte.

Aunque me pone ligeramente nerviosa la situación en la que me encuentro, también admito que me parece agradable lo que Ares me hace sentir.

Su mano hace movimientos continuos, metiendo y sacando los dedos a la velocidad perfecta para hacerme gemir y conseguir que deje a un lado mis planes y rivalidad para disfrutar totalmente el momento.

Cierro los ojos en busca de concentrarme y así mantenerme serena.

Mi mano busca el cabello del chico y le jala ligeramente, liberando un poco de tensión con ello. Y consiguiendo que Ares se queje ligeramente.

El teléfono del chico comienza a sonar, y aunque pienso que se tomará el tiempo de responder, simplemente lo silencia y le avienta hacia el asiento.

Respiro profundo y mi corazón termina acelerándose un poco más por ello.

Escucho un metal tintinear, y solo me toma unos cortos segundos entender que ha sido el cinturón de Ares.

Sus labios me abandonan poco después, nuestros ojos vuelven a tener contacto y cuando observo que se baja los jeans me muevo de donde estoy.

En cuanto me acerco a él nos besamos con necesidad, me estrecha contra sí y le guío hacia el asiento para que se siente sin despegarme de él.

Pongo las rodillas a cada lado de sus piernas, mi mano busca su miembro sin ayuda de mi vista, y se mueve frenéticamente arriba y abajo.

Ares tiene la boca entreabierta y hace contacto visual conmigo, sus ojos lucen casi desorbitados por mi tacto y estoy segura que puedo escuchar su corazón latir rápidamente.

Por un corto momento, pienso en regresarle el gesto y usar mi boca para algo más que simples besos.

Sin embargo, me deshago rápidamente de la idea y me acerco un poco más a él.

Mi cadera desciende lentamente, y su expresión se intensifica cuando la punta de su erección roza con mi piel.

Disfruto un momento de su expresión tan libidinosa y termino lo que comencé.

Ares cierra los ojos, suspira aliviado echando la cabeza hacia atrás, y aprovecho para irme contra su cuello.

Sus manos me toman de la cintura y me animan a moverme más rápido sobre él.

El chico jadea y le veo sonreír mientas me acomoda el cabello detrás de la oreja.

—¿Te gusta? — pregunto sonriendo por ver su expresión.

me gustas — corrige pasándose la lengua sobre los labios de una manera tan sexy que me provoca deseo de besarle y no soltarle por un buen rato —. Incluso más que eso, me encantas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro