Capítulo 26
Alguien toca la puerta y nos distrae a las tres.
Rebecka se pone de pie enseguida y va a abrir.
Angus pasa luego de hacer un gesto para saludar a mi amiga, y ésta cierra la puerta rápidamente.
—Vaya, cuanto tiempo — comento —, creí que te habrías arrepentido de tus planes.
—¿Artemis? — pregunta mirando a la hermana de Eros.
—No tienes nada que temer, estoy con California — informa.
—¿Sabes que estoy en contra de tu hermano?
—Pues... California me dijo algo, pero no te preocupes, sé que sigues siendo el mejor amigo de Eros y que no lo quieres perjudicar realmente.
—De acuerdo — acepta aliviado de no correr peligro.
—¿Qué te trae por aquí? — pregunto.
—Siento no haber venido antes, tenía que fingir que todo estaba igual para que no se dieran cuenta.
—Entiendo.
—Creo que todo va bastante bien. Ares cada vez se aleja más de todo, y sin quererlo directamente, estás haciendo que Eros se apacigüe. Eso solo provoca que el resto se calme al instante. Al no tener a la mente de Eros encima ni siquiera parecen pensar en joder. Solo falta que vulneres a alguien.
—¿A quién?
—A Hera. Ella sigue arriba.
Oigo a Artemis quejarse por ello, pues a leguas se nota que no lleva buena relación con Hera.
—¿Cómo lo hago?
—Esa está la cuestión — señala sentándose en la orilla de la cama de Becka junto a ella —, no tienes forma de llegar hasta Hera.
—¿Entonces?
—Pues... tendrás que seguir enfocándote en los que tienes a tu disposición. Hera es prácticamente inalcanzable, e intentar atacarla sólo sería una pérdida de tiempo. Lo único que podemos hacer es protegerte de ella, te diré cuantos planes contra ti surjan por su parte, así podrás sabotearlos o adelantarte a los hechos, pero no podrás hacer nada directo en su contra.
—Está bien — acepto —, es suficiente.
—¿Algo más? — pregunta Becka.
—Solo puedo decir que estás bien. Ares comienza a ponerse celoso de Eros, eso significa que en cualquier momento van a pelear, solo falta la jugada maestra.
—¿Y cuál es?
—Bueno, eso tendrás que idearlo tú. Yo sólo puedo decirte que creo que es momento de dar un tirón a la correa de Eros. Ya le diste mucha "confianza", creo que es momento de darle un giro a todo, que le quede claro que no tiene porque confundir las cosas, y tú solo estás siendo amigable.
—Eso estoy siendo en realidad.
—Eros tiende a confundir las cosas y abusar de ellas a su conveniencia.
—Ya lo tengo — respondo pensando en el plan perfecto para hacer lo que quiere —. Tengo una cita con Eliot mañana.
—Excelente, eso es perfecto, te llevarás a los dos de una sola intención. Eros verá que tienes interés en otra persona que no es ni él ni Ares, y éste verá que le prestas atención a su otro rival... esto va a estar bueno — agrega con emoción.
—Y una vez que hagas eso sigue jugando con ambos un poco más — continúa Artemis —, así los vas a confundir, comenzarán a hartarse, y cuando des el golpe final se destruirán solos.
—¿Creen que de verdad esto funcione? — pregunto comenzando a dudar ligeramente de todo.
—Funcionará — asegura Angus mirándome a los ojos —, créeme, nada va a funcionar mejor que esto.
Sin más remedio me encojo de hombros y acepto.
Ahora que lo pienso, puede ser que realmente estos chicos no son tan malos y yo he exagerado todo desde el principio.
Para empezar, podrían ser los chicos temidos del campus solo por una mala fama que fueron creándose con el paso del tiempo. Así que todos hacen lo que ellos digan por el simple hecho de que le tienen miedo a lo que dicen ser.
Y sobre sus bromas, probablemente sólo son como todos los idiotas que te encuentras en una escuela. Ingeniosos y con ganas de joder a los demás. Nada que no hagan otras personas.
Siendo así, ¿me equivoqué y estoy arriesgándome demás?
¿Acaso todo este tiempo caí en el mismo juego que el resto de alumnos y me dejé llevar por rumores?
¿Será que he sido la presa desde el primer momento, y me he entregado sola?
Una idea nueva brota cada segundo mientras las otras tres personas presentes me miran esperando algún comentario extra.
Pero esto es algo que tengo que guardarme y no poner a consideración del equipo.
Después de todo, no puedo olvidarme de que Angus sigue siendo el mejor amgo de Eros, y Artemis su hermana.
Por mucha confianza que ellos estén teniendo conmigo, no quiero fiarme completamente, y creo justo que me reserve algunos detalles.
—¿Todo bien? — pregunta Angus rompiendo el silencio.
—Sí — acepto el instante regresando a la plática —, algunas ideas se han pasado por mi mente. Nada importante.
—Escucha... ten cuidado con ambos — recomienda en tono serio —, es probable que puedas con ellos, sabes jugar bien tus cartas, pero tienes que recordar que ninguno de los dos está solo. Si no te vas con cuidado con Eros, Hera sabrá darse cuenta, ella es sus ojos.
—¿Y de Ares?
—Por ese lado, aunque no lo parezca, es Hades.
—¿Hades?
—Así es, Hades. Es su mejor amigo. Lo sé — inquiere al instante —, no parece, lo disimulan bien, pero lo es, por eso mismo comparten habitación.
—¿Que no eras tú el mejor amigo de Eros entonces?
—Lo soy — asegura.
—¿Y por qué no duermes con él?
—Bueno... para inicio de ciclo no estaba seguro de que fuera a volver, por lo menos no para quedarme en la residencia, por lo que Eros se emparejó con Zeus y yo me quedé con Hermes cuando supe que sí volvería.
—¿Entonces Hera?
—Ella... es extraño, no puedo decir como tal que es su mejor amiga, pero ambos tienen una conexión muy fuerte, supongo que debe a sus cosas en común y la similitud de sus broncas de la infancia.
—Me parece tan extraño... — confieso dejándolo de lado.
—Tengo que irme — avisa y se pone de pie —, quedé de verme con ellos en media hora y no será bueno que alguno me vea aquí.
Angus camina a la puerta y sale sin decir más.
Las tres nos quedamos en silencio y sin movernos de dónde estamos. Becka en su cama frente a mí, y Artemis a mi lado.
—Esperen... — comienza Art entonces y se para.
—¿Qué? — cuestiono un tanto tensa de que esté por decir algo malo.
—Angus acaba de irse.
—Sí — afirmo.
—Irá con ellos.
—Sí — repito.
—Irá por algo serio...
—¿Por que estás segura de ello?
—Porque van a reunirse todos, y no lo harán aquí. Angus dijo que se verían en media hora e iría para allá. Eso significa que no es un lugar en el campus, sino fuera, lo que significa que es algo más serio, pues no quieren tener algún encuentro con alguien o que alguna persona conocida pueda escuchar accidentalmente algo de lo que digan, y así arruinar su plan.
Me quedo pensándolo un momento, pues lo dice tan rápido que parece que su boca habla al mismo tiempo que su cerebro va hilando las ideas.
—¿Quieres decir que ahora tenemos que salir corriendo para alcanzar a Angus y poder seguirlo sin que se de cuenta? — propongo.
—¡Eso mismo!
Artemis da la vuelta y sale disparada a la puerta. Me paro enseguida para ir detrás de ella y veo como Rebecka nos sigue al instante.
Atravesamos el pasillo en un segundo y casi bajamos las escaleras de un salto.
Corremos esquivando a todos los que están regados por el pasillo principal y salimos por fin del edificio.
Miramos a ambos lados, probablemente en busca de Angus.
—Esperen — nos detengo —, un auto, ¿como carajo lo vamos a seguir?
Las tres nos quedamos quietas en busca de opciones para la situación.
—¡Ares! — responde Artemis —. ¡Tengo las llaves de su auto! — exclama sacándolas del bolsillo y mostrándonoslas.
Corre hacia la izquierda y vamos detrás de ella.
Abre el auto de Ares y prende el motor mientras nos estamos subiendo.
Me voy enfrente y dejo que Rebecka vaya atrás.
Art saca el auto de forma veloz y va manejando como loca sin importar que cualquier chico podría atravesarse y terminar arrollado por nosotras.
Me pongo el cinturón rápidamente cuando veo que esta chica es otra loca al volante como Eros y mi vida corre peligro.
—Espera — intervengo intentando que baje la velocidad —, Angus no puede darse cuenta que le seguimos.
—Lo sé — acepta yendo más lento —. Pero tenía que acelerar para llegar al final de la cola de los autos y que no lograse verme por los espejos — explica —, ya lo he visto, va hasta adelante de la fila.
Asiento y me volteo a mirar la parte trasera para cerciorarme de que Rebecka lleva abrochado el cinturón también.
—Artemis, abróchate el cinturón — pido cuando la veo libremente en el asiento.
—Uy, ese sentimiento de hermana protectora — menciona sonriente y me hace caso.
—No tengo hermanos — explico.
—¿Eres hija única?
—Así es.
—¿Te gusta? Algunas personas dicen que es divertido porque la atención y mimos se centran en ti. Pero otras personas dicen que es horrible porque no te dejan hacer nada.
—Pues... — comienzo pensando cuál es mi caso.
Mi madre es una loca aprensiva sobre protectora, mi padre es mucho más relajado y comprensivo. La atención siempre se centró en mí y los mimos también, y aún con el carácter de mi madre fui libre de hacer ciertas cosas.
—No ha sido tan malo — determino.
—Debe ser.
Logramos salir del campus y al instante buscamos el auto de Angus.
Artemis es la primera en encontrarlo y nos ponemos en marcha, yendo por un carril diferente y guardando una distancia considerable para no ser detectadas.
—Bien — comienza Art —, esto puede ser un gran descubrimiento o una pérdida de tiempo.
—Por como pintan las cosas, no creo que perdamos el tiempo.
—Eso espero.
Mi teléfono vibra y me sobresalta por mi estado tan tenso.
Lo saco de la bolsa sin quitar la vista del auto al que seguimos, y bajo la mirada rápidamente para ver qué he recibido.
Sin embargo termino con los ojos fijos en la pantalla del móvil.
"—¿Me extrañaste?"
El remitente es el mismo desconocido de la otra vez, y el mensaje no hace más que terminar de ponerme los nervios de punta.
La estoy haciendo de espía y mi acosador decide venir a importunar mi investigación.
"—En lo absoluto — respondo.
—Vaya, yo sí que te he extrañado.
—No me digas. ¿No me has visto en Umbra?
—¿Verte? Por Dios, te veo todos los días.
—¿Entonces por qué me extrañas?
—Bueno, para ser un buen acosador debo tomarte por sorpresa y hacerte creer de vez en cuando que me he detenido. Ya sabes, para mantener el suspenso.
—Claro, lo entiendo perfectamente.
—¿Cómo van las cosas con todos? ¿Tu plan funciona hasta ahora?
—Bueno, pues digamos que mi plan ha dejado de servir — comienzo a inventar.
—¿Fallar?
—Como lo escuchas, ahora resulta que Eros me ha caído bien, he perdido el interés en Ares, y comienzo a tener mis entendidos con otro chico que conocí en lucha — empiezo a idear una historia claramente diferente. Pues tal vez esto me ayude a descubrir quién es en el gracioso anónimo que está intentando vulnerarme.
—¿En verdad? — pregunta.
—Como lo lees.
—Me parece que alguien aquí está mintiendo — observa dándose cuenta de mi clara invención.
—Fíjate y verás — decido responder para darle un poco de incertidumbre al anónimo. Claramente estoy mintiendo, pero él no puede estar seguro de ello completamente, y yo sí que puedo fingir que estoy diciendo la verdad —, en fin, me gustaría continuar la interesante platica de mis pésimos planes y decisiones, sin embargo estoy en algo importante y tendremos que dejar esto para después".
Decido apagar el teléfono y olvidarme de que alguien en el mundo puede intentar buscarme. Igual que me deshago del acosador y una posible llamada de Eros o alguno de ellos.
Artemis se desvía de la carretera y vuelvo a buscar el auto al que seguimos.
Sigue a varios metros al frente, y vamos detrás de una camioneta evitando que logre vernos.
Miro todo alrededor y noto que comenzamos a salir de la ciudad, dejo de ver tantos edificios continuos y veo un poco más de vegetación.
Esto me resulta extraño, pues cuando pensé que se verían en algún bar o algo parecido, resulta que comenzamos a dejar todo atrás.
Por lo que mi mente decide imaginar que esto es algo aún peor de lo que creí cuando salimos de Umbra.
Angus da la vuelta en una nueva calle y nosotros disminuimos rápidamente la velocidad. Dándole oportunidad al chico de alejarse lo suficiente para continuar siguiéndolo sin que luzca sospechoso.
Damos la vuelta lentamente y seguimos el camino a no más de 20k/h.
Angus cada vez nos saca más ventaja, pero dado que desde mi punto no veo nada alrededor, no hay forma de perderlo.
Las tres seguimos en silencio. Estamos tan concentradas en nuestro espionaje que hasta emitir algún sonido nos sería distractor.
Veo campo a nuestro alrededor, y conforme avanzamos una casa aparece de la nada.
Es de madera y la fachada completamente blanca. Tiene dos pisos y se ve de un tamaño mediano.
Varios árboles la rodean, uno de gran tamaño yace junto al camino, y a varios metros de la casa veo otra construcción.
Es un cobertizo de considerable tamaño, sólo unos cuantos metros más chico que la casa, y un poco más bajo.
Tiene un gran portón negro, junto a éste hay una puerta y la madera es color gris.
Angus sale de la carretera y va a meterse a dicha propiedad.
Mantenemos nuestra velocidad y pasamos de largo mientras veo al chico atravesar el jardín en dirección al cobertizo.
Artemis sale de la carretera y va a meterse detrás de unos arbustos que logran cubrir el auto completamente.
Sin decir nada bajamos y nos quedamos mirando desde la seguridad de los arbustos.
—Nadie nos verá — asegura Artemis y es la primera en salir de nuestro escondite.
Le seguimos y corremos literalmente.
La vegetación que rodea a la casa nos permite no ser vistas hasta que logramos llegar.
Sin pensarlo mucho avanzamos hasta estar junto al cobertizo, y nos vamos lo más lejos de la puerta posible.
—¿Qué se supone que hacen aquí? — susurro tan bajo como puedo.
—Esta casa es de mi abuela — responde Artemis —, dejó de vivir aquí hace algún tiempo, nos dijo a Eros y a mí que podríamos usarla si así lo queríamos. Yo no tomé la oferta pues no vi ni ocaciones ni necesidad de. Pero como ves, mi hermano no pierde ni una oportunidad. Así que le halló un buen uso.
Nos ponemos cerca de una de las ventanas y permanecemos agachadas.
Comienzo a oír ruido adentro y pongo atención a cada cosa que escucho.
Hay una bocina prendida, el volumen no es tan alto y Like a stone (Audioslave) sirve de fondo.
Oigo algunas platicas, aunque no entiendo muy bien ninguna, pero noto que no tienen importancia.
Escucho la risa de Hera perfectamente, y un segundo después logro oír como destapa una cerveza y la tapa cae al piso tintineando.
—¿Podemos comenzar ya? — escucho la intervención de Eros.
—Vaya, ¿ya quieres que comencemos algo todos de nuevo? — responde Hera en su tono sarcástico.
—¿Ya vas a empezar con tus comentarios sarcásticos y fuera de lugar? — cuestiona Eros.
—Es que como ya todo lo haces con California, no sabíamos si querrías volver a hacer algo con nosotros.
—No empieces.
—¿Podemos dejar de lado las actitudes manipuladoras de Eros y comenzar con lo que importa? — interviene Hades en la plática de alacranes de los otros dos.
—¿Yo soy manipulador? — cuestiona Eros claramente ofendido.
—Manipulador, mentiroso, posesivo, con un gran sentimiento de rivalidad hacia cualquiera... bueno, la lista es larga y no hay que ser hipócritas.
—Estás loco.
—Eres un imbécil, sólo está manipulándote — le ataca Ares.
—Y yo sólo estoy mintiéndole y victimizándome. ¿Crees que no sé que soy un manipulador y todas esas cosas?
—La victimización es para cobardes que no saben hacer hasta las cosas malas bien.
El ambiente comienza a hacerse tenso y estoy esperando escuchar la pela.
—Saca la cámara, Hermes — pide apresurada Hera —, esto va a ponerse bueno.
—Podrás entrar a un concurso de fotografía y llevar una de ellos demostrando la violencia que provoca la inmadurez mental y poco razonamiento en el hombre en la época actual — menciona Hades.
—Podrías llamarle, "hombres primitivos en la era moderna" — continúa Hera.
—Por qué no mejor le tomas una foto a Hera demostrando la promiscuidad en la era moderna — contraataca Eros distrayéndose de su pelea con Ares.
—Y un título como: "antigua práctica que esta amante de la historia no quiere dejar morir" — termina Ares acabando de diseminar la discusión con su amigo.
—¿Hobbie o profesión?
Ambos comienzan a reírse y por un segundo parece que han dejado de existir los roses entre ellos.
—Aguarda — inquiere Ares —, comienza a molestarse, no vaya a ser que quiera formar parte del primer título y no del segundo.
—Tengo uno mejor — responde Eros ignorando completamente la advertencia —, "Neurosis o forma de vida".
—Muchos lo catalogan como enfermedad mental. Pero ella prefiere llamarlo mecanismo de defensa.
Ambos comienzan a reírse sonoramente, y alcanzo a escuchar que algunos sueltan unas risitas también.
—¿Te parece que comencemos ya? — pregunta Eros.
—Por favor — responde Hera con clara molestia en la voz.
—Gracias.
—¿Por que hemos venido hasta acá? — pregunta Zeus.
—Bien, no sé por donde comenzar — continúa Eros —, tango bastante por decir. Y estamos aquí porque quiero enseñarles algo. Pero justo ahora quiero recordarles que antes no era extraño venir aquí, ¿por qué lo hicimos algo de momentos serios o importantes?
—¿Quieres dejar en claro que nos estamos separando? — propone Ares.
—Eso está pasando. Antes éramos uno solo, todos íbamos a donde fuera uno. Y ahora... ¿cada quien tiene sus asuntos? En qué momento se hicieron asuntos personales cuando antes no existía una sola cosa privada entre nosotros.
—Las diferencias entre nosotros nos han hecho esto — responde Hades.
—Antes no había diferencias.
—Eros, quieres matar a Ares cada día que pasa — habla Hera —, tú tienes la mayor diferencia en este lugar.
—Todos hicimos una promesa cuando acordamos ser esto. ¿Ya se les olvidó?
—Para ser hermanos todos tienes que aceptar a Ares como tu hermano también. Si todos te consideramos un hermano, por qué tú dejaste de considerarlo a él.
—De acuerdo — acepta —, he tenido mis diferencias con él, y de cierta forma ambos conservamos resentimientos en contra del otro, pero no quiero más esto. Quiero que sea como antes.
Todos se quedan en silencio un largo momento hasta que escucho algo parecido a una estrechada de manos.
—Acepto — habla Ares y todos terminan riéndose y agradeciendo la reconciliación del par de amigos.
—Resuelto nuestro problema familiar, ¿que sigue? — pregunta Zeus.
—Bien, acabo de traer algo — Eros parece moverse de lugar entonces.
Me acomodo en donde estoy y busco una rendija en la madera en la cual poder ver algo hacia adentro.
Y de forma casi mágica, la encuentro.
Eros se detiene algo retirado de sus amigos y se agacha para tomar la esquina de un plástico que está cubriendo algo.
Tira de ello y deja al descubierto cuatro motos deportivas.
—Vaya, dime la gran idea que no estoy entendiendo nada — pide Hera mirando con atención.
—Bien, el plan es este — comienza haciéndose a un lado y jalando un pizarrón con algo escrito que no logro leer —, son las mejores motocicletas para carreras, por lo tanto llevas una gran ventaja si compites con una. Entonces, cuando hagamos carreras, vamos a rentarlas a cualquiera que se crea capaz de ganar. Si gana se le dará un porcentaje del dinero de las apuestas, o el ochenta por ciento del dinero que el otro competidor apostó. En caso de que se haya apostado una motocicleta, nosotros nos quedamos con ella y le damos el porcentaje acordado. En esta parte podemos hacer dos cosas. Invertimos en la moto ganada y la ocupamos después, o la vendemos. Ya veremos qué conviene más.
—Me agrada, se oye bien.
—Hice los cálculos y estaríamos ganando cerca del doble de lo que ganamos ahora.
—¿Y el resto qué? — pregunta Hera.
—El cultivo prácticamente está listo, y el resto de cosas van a entregármelas mañana. Además, antier acabaron la construcción del sótano y todo está prácticamente hecho. Si las cosas salen como lo planeamos, este viernes derrocaremos definitivamente a Ashes y Olympus será el nuevo dios.
_______________
Siguiente actualización, Martes 16 de febrero. ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro