Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 11

Me cuelgo la mochila en el hombro y me encamino a la salida seguida Becka.

Una vez que estamos fuera me doy cuenta que ya han apagado las luces. Todo el sitio está iluminado de una forma parecida al resto de lugares del bar, sin embargo el ambiente es muy diferente.

—Creo que me alegro de que la luz esté apagada ya — oigo que grita Rebecka para que la escuche.

—Es mejor — acepto mientras nos tomamos del brazo.

—Estoy bastante nerviosa... — admite mirando hacia todas partes al tiempo que jala de su vestido para bajarlo más.

—Hey, calma, si sigues bajándolo se te va a salir el pecho — comienzo a reírme al imaginar lo terrible que sería que así pasara.

Becka casi palidece, entonces empieza a jalar para arriba el escote.

—Ya está — ordeno tomándole las manos —. Déjate la ropa en paz, se te va a romper y va a ser peor.

Tal vez exagero en eso de que se vaya a romper, pero cuando más nerviosa estás es cuando más cosas imposibles se hacen posibles.

Pongo la mochila sobre la barra y espero que alguien aparezca al otro lado de ella, Rebecka se sienta nerviosa en uno de los taburetes y comienza a repiquetear el cristal con las uñas. Esta chica necesita relajarse con urgencia, se ve que jamás ha salido a divertirse.

—Cuánto tiempo sin verte — oigo la voz de un chico.

—Pensé que ya ni siquiera trabajas aquí — comento una vez que lo reconozco.

—Tu tío me movió de bar, sin embargo volví hace dos semanas — Sonny (el barman) está frente a mí mientras se seca las manos con una toalla blanca.

—Pienso que está mejor...

—Lo está, este lugar me agrada. ¿Qué te sirvo?

—Bueno, antes que nada, ¿puedo dejarte esto? — pregunto alzando la mochila.

—Claro, no se te olvide pedírmela cuando te vayas — Sonny recoge el bolso de la barra y lo deja debajo de ésta al otro lado de donde estoy —. Y muy bien, ¿con qué quieres empezar?

Miro a Becka, está con la mirada perdida en la pista mientras sus ojos reflejan cierto deseo por estar ahí bailando.

—Dos cosmopolitan — pido luego de pensarlo un poco.

Sonny asiente y desaparece de mi vista mientras se va a buscar copas y los licores.

—Hey — le llamo a Becka —. ¿Quieres bailar?

—No — se apresura a negar y quita la mirada de la pista —. Estoy bien.

—No lo sé... — comienzo sentándome en el taburete de su lado —. Te ves con cara de querer soltarte un poco.

—No, no sé bailar y no me gusta.

—Bueno — acepto encogiéndome de hombros. Sé que en menos de quince minutos va a estar ahí adentro bailando como si no hubiera un mañana.

—Aquí tienes — habla sonriente Sonny en lo que extiende dos copas hacia mí.

—Gracias — contesto tomando una, y acercándole la otra a Becka.

—Pero yo... — comienza ella al notar el trago.

—No sabe mal, pruébalo — pido antes de que termine su oración de "yo no tomo" —. Anda ya, que hemos venido a divertirnos.

—Yo vine porque me obligaste — me recuerda mientras se acomoda el cabello de manera que le cubra la cara del lado que da hacia la pista.

Miro algo curiosa y noto a un chico viendo en su dirección. Por lo que noto está con un amigo, mismo que le da codazos y empujones hacia donde estamos.

—Tómatelo como un favor — contesto mirándola —. Ya lograste lo que querías, entraste a la universidad, ahora relájate que no te hace falta nada más.

—Pero necesito un buen promedio para mantener mi beca, no me voy a quedar si arrastro mis notas.

—Becka, ni siquiera hemos comenzado semestre, deja de tensarte por todo. Ya cálmate, vas a estar bien, el lunes empezaremos con el pie derecho y tú comenzarás a tener una vida, saldremos los fines de semana y vas a dejar de ser tan apagada y retraída.

—Pero...

—Sin peros — le interrumpo mientras le doy un trago a la copa —. Lo vas a hacer y punto. Vas a ver que dentro de unos meses me lo vas a agradecer. No todo es escuela, estudios y responsabilidades. También hay que divertirse un poco.

—Acepto con una condición.

—Ah, vas a ponerme condiciones — comento sinceramente sorprendida.

—Así es — contesta muy segura de sí misma mientras se irgue en el taburete.

—Venga. ¿Qué quieres? — acepto sin temor alguno. Sé que ella no es tan audaz como para pedir algo que me resulte contraproducente.

—Quiero que no me dejes.

—¿Que no te deje...? — pregunto confundida.

—Sé que es algo que no puedo ni debo exigir, y de hecho no lo estoy haciendo. Pero quiero que no dejes de ser mi amiga...

Noto cierto pesar en su voz, hay matices de tristeza en sus palabras y me duele suponer que haya sufrido el abandono de algún amigo.

—Lo prometo — acepto sin preguntar nada sobre el tema —. Los años que nos queden en Umbra los pasaremos juntas.

Becka me mira con ojos brillantes, y luego de pensarlo un momento se viene a abrazarme con fuerza.

—De verdad gracias — habla contra mi cabello sin soltarme aún.

—No hay cosa que agradecer, supongo que hemos hecho ya varias cosas por la otra.

—Pero bueno, ha valido la pena.

—Así es, ha sido divertido, ¿no?

—Sí... la verdad sí. Y otra cosa. Acepto salir contigo los fines de semana y todo lo que tenga que ver con ello, pero de verdad necesito que me cuides en el sentido de que no quiero perderme. En estas cosas, alcohol y todo eso. No perderme de lugar.

—Entiendo — acepto terminando de un solo trago el cosmopolitan —. No hay de qué preocuparse, soy experta en todo eso.

—Sí, se nota.

Rebecka sostiene la copa y la mira pensativa, no sabe si tomarla o no, incluso la huele mientras se decide.

Estoy segura de que va a devolverla a donde estaba, pero me toma por sorpresa cuando se lleva el cristal a los labios y toma el líquido de una sola intención.

—¿Qué tal? — pregunto con cierta emoción.

—Bueno, algo fuerte, pero sabe bien.

—¿Otro?

—Bueno, está bien — acepta con una sonrisa traviesa.

—De acuerdo, pediré otra cosa, será divertido que pruebes otros.

—Bueno, aquí la experta eres tú.

—Dos Daiquiri — le pido a Sonny inclinándome un poco hacia enfrente.

El chico recoge los vasos vacíos y se marcha.

—¿Qué hago si un tipo me mira raro? — pregunta entonces.

—Decirle a tu acompañante que un tipo te mira raro.

—Un tipo me mira raro — confirma con gracia.

—Define "raro".

—Pues... está desde hace unos minutos ahí parado con su amigo, miran hacia donde estoy, y creo estar casi segura de que sí es a mí a quien mira.

Me giro sobre mí misma, recargo la espalda sobre la barra y recorro el lugar con la mirada despreocupadamente.

Una vez que lo he hecho, me centro específicamente en el chico que dice.

Se ve bastante inofensivo, y a leguas noto que es tímido hasta la médula.

—Déjalo — contesto volteándome de nuevo —. Si en dos minutos no viene a hablarte se irá resignado por cobarde.

—Bueno...

—Aquí tienes — Sonny nos da nuevamente las copas y desaparece.

Mientras doy un trago corto, Becka da uno largo y deja vacío el recipiente.

—Con que ya te gustó... — comento tomándome el resto también.

—Estoy harta de ser la chica retraída de siempre. Quiero saber qué se siente ser una adolescente normal.

—No estoy segura de que sigas siendo una adolescente, pero sí, me agrada.

Me asomo en busca de Sonny otra vez, pero me vuelvo a sentar cuando veo que viene de regreso desde el otro extremo.

—Jamás pude vivir mi adolescencia como todos. Así que ahora quiero saber qué se sentía.

—Adivino — inquiere Sonny mientras recoge las copas —. ¿Un Blue Hawaii?

—Eso iba a ser hasta que me di cuenta que la niña quiere divertirse — admito mirando a Becka —. Trae una botella de vodka y que no esté llena.

El chico asiente y da la vuelta, mira el mueble que está pegado a la pared buscando lo que le he pedido.

—No estarás pensando que voy a tomármelo así — se queja cuando ve la botella frente a mí.

—Créeme que te va a embriagar más seguir tomando cócteles que tomártelo solo.

Sirvo vodka en los dos vasos pequeños que nos ha dejado junto con la botella, le doy uno a Becka en la mano y me quedo con el otro.

—Por el inicio de tu vida — brindo antes de chocar ligeramente el cristal con el suyo, y tomármelo de golpe.

—Carajo — se queja haciendo muecas. Me comienzo a reír al tiempo que vuelvo a servirnos —. ¿Estás loca? No pienso volver a tomármelo.

—Después del primero ya no saben, no seas cobarde.

Nuevamente los bebemos de un solo trago. Becka parece sentir menos fuerte el sabor, y de forma casi divertida termino tomando directo de la botella. Pero lo más gracioso es que Rebecka me la arrebata de las manos y se termina el sobrante.

—Prepárate para perder el piso — advierto mientras comienzo a reírme. Becka ríe también, sin embargo de una forma más graciosa a la mía —. ¿O es que ya lo estás perdiendo?

—¡No siento la cara! — grita antes de echarse a reír de nuevo.

Quiero preguntarle si se siente bien, pero sólo consigo reírme como loca junto con ella.

Hasta que de un segundo a otro, Becka desaparece del taburete súbitamente. Dejo de reírme al instante, miro hacia todos lados pero no la veo por ningún lugar.

De pronto la encuentro tirada en el piso privada de la risa.

Me paro de prisa, sin embargo cuando la miro vuelvo a reír. No es posible que llevamos menos de diez minutos tomando y ya esté en suelo.

—Calma — pido mientras me agacho para levantarla—. Todo está bien, no pasa nada.

—No perdí el piso pero sí el asiento — comienza a carcajearse mientras la vuelvo a sentar en donde estaba.

—Me di cuenta.

Rebecka respira profundo y empieza a acomodarse el cabello y un poco el vestido. Mira hacia atrás de mí y se da la vuelta súbitamente ocultando su rostro.

Voy a voltear a mirar, sin embargo siento como me toma con una mano y niega ligeramente con la cabeza.

¿Qué pasa?

—Entonces ya tienes un plan — oigo la platica de alguien que se pone junto a mí.

—¿Un plan? ¿Cómo quieres que tenga un plan? Angus ya... ¿ya la viste?

—Sí, y por cierto, no la he visto desde que se fue con su amiga...

—No hablo de eso — niega exasperado.

—Ya lo sé.

—Me pone mal. Sabes que me cala admitirlo, pero esa chica me pone mal — confiesa Eros.

—California es sólo una más, Cupido, no te compliques.

—Ojalá fuera una más — balbucea.

¿Están hablando de mí? ¿Yo pongo mal a Eros? Genial, ahora sólo falta saber específicamente en qué le pongo mal.

—Dímelo ya. ¿Qué es eso que te da cuando estás con ella? — casi parece que Angus hace las preguntas por mí.

—Son tantas cosas... Quiero destruirla, Angus, quiero eliminarla, deseo que sepa con quien se metió... pero no sé cómo hacerlo. Es tan dura, tan... ni siquiera sé cómo describir lo que es.

—La odias — aclara.

—Maldita sea, no, no la odio.

—¿Entonces?

—Admito que a veces detesto su forma de ser. Sí odio algunas cosas, como por ejemplo que diga que soy una mierda, o un cabrón, o cualquiera de esas cosas cuando ni siquiera me conoce.

—Como si no lo fueras...

—Ese no es el punto.

Y quiero echarme a reír por ello.

—No sé para que piensas tanto. Sólo déjala, si se ve que Ares ya está bien clavado con ella.

—Repudio que salga con Ares — sentencia casi de forma agresiva.

—¿Celos?

—No, ¿por qué habría de sentir celos? — niega muy defensivo.

—Supongo que por la misma razón por la que odias que Ares y California salgan.

Ya decía yo que no era la única en notarlo.

—No sé que hacer — admite con voz cansada mientras deja escapar un largo suspiro.

—Sólo deja estar las cosas... tal vez sea buen momento para retirarse de esto...

—¿Qué? ¿Retirarse de qué?

—De lo que hacemos, Eros. De todas las estupideces que hemos hecho a lo largo de nuestras vidas. De ir por el mundo arruinando más vidas.

—¿Por qué habría de hacer eso?

—Porque ya ni siquiera hallas paz en tu vida.

—¿A quién le importa la paz? Nací para hacer el mal, y es lo que voy a hacer. El mal.

(...)

—¿Podemos hablar de eso mañana con calma? De verdad me siento muy eufórica como para ponerte atención — Becka está moviéndose suavemente al ritmo de la música. Creo que le he dado demasiado alcohol para ser la primera vez.

—Sí, está bien — acepto —. Vamos a divertirnos, ya habrá tiempo para pensar en el problema.

Tuesday (Burak Yeter), es la canción siguiente. La música que se escucha en esta parte del bar tiene algo muy peculiar, pues el sonido parece expandirse de forma diferente.

—¡Amo esta canción! — grita Becka al tiempo que se pone a bailar con mayor intensidad.

Incluso yo me sorprendo de ver la forma tan atrevida en la que se mueve, definitivamente cuando la conocí no me imaginaba que fuera capaz.

—Vamos, muévete más — me incita posando ambas manos sobre mis hombros y moviéndome de un lado a otro.

—Estoy sorprendida, no pensé verte bailando así.

—Dijiste que me divirtiera.

—Claro, lo dije. Pero te veías muy negada a hacerlo.

—Esto de tomar es divertido, ni siquiera sientes pena. Es más, ¡Ni siquiera sientes el cuerpo! — empiezo a reírme entonces. Me da muchísima gracia ver a la chica retraída y conservadora en un club bailando como si lo hiciera todo el tiempo —. Hey — grita acercándose a mi oreja —. Te están mirando.

Giro la cabeza ligeramente sobre mi hombro para ver. En la barra está sentado Eros, tiene un vaso en la mano y mira hacia mi dirección, casi puedo estar segura de que me mira directamente a mí.

—¿Me está mirando? — pregunto lo más discreta posible.

Rebecka comienza a moverse más, da algunas vueltas y luego de un par de movimientos extras, por fin vuelve a ponérseme enfrente.

—Sí — afirma.

—¿Segura?

—Completamente, pero muévete ya o centrará su atención en alguien más.

—Con que me está mirando...

—Es el momento exacto para empezar con tu plan, ¿no? Después de todo creo que no sabe que eres tú.

Es cierto, seguramente pensó que Rebecka y yo nos perdimos por ahí, y dado que llegamos de jeans, dudo que nos reconozca por más parecidos que nos encuentre.

Además, las luces centelleantes y de colores nos ayudan a perdernos fácilmente, o por lo menos los detalles de nuestra cara o cosas con las que pudiese ubicarnos.

—¡Muévete! — me grita entusiasmada al tiempo que alza las manos y se mete por completo en la música.

Termino haciendo lo mismo, estiro los brazos con delicadeza mientras me muevo lentamente de un lado a otro. Muevo la cadera de forma lenta y provocativa.

El hecho de estar bailando específicamente para una persona me pone un poco nerviosa, sin embargo saco la idea de mí cabeza y me concentro en moverme lo más llamativa posible.

Pongo especial atención en Becka, para así sentirme con más confianza y convencerme de que si ella no siente ni un poco de vergüenza, yo ni siquiera debería de tener un vago pensamiento de ello.

Sin dejar de bailar doy un par de vueltas, terminando la segunda, bajo las manos deslizándolas desde mi cabello hacia mi cintura y terminando en la cadera. Becka me mira con la boca abierta, a lo que ambas empezamos a reírnos y a acortar los metros que me separé de su lado.

De forma sincronizada comenzamos a bailar, Rebecka se pega a mí y yo sólo muevo la cadera de un lado a otro mientras ella se va yendo para abajo lentamente.

Veo al tipo de hace un rato acercándose de nuevo, ambas seguimos sin prestarle atención hasta que está frente a nosotras.

—¡¿Quieres bailar conmigo?! — grita para que mi amiga lo escuche.

Pienso que va a decirle que no, hasta que le veo asentir con la cabeza y se voltea a bailar con él de la misma forma que conmigo.

La miro atenta para asegurarme que el tipo no se quiera propasar con ella, ya que como veo que está un poco tomada, la creería capaz de no hacer nada o incluso ni siquiera darse cuenta.

Pero los noto muy tranquilos a ambos, como siempre ella me está sonriendo. Pero su sonrisa se borra unos segundos después, cambiando a una expresión sorprendida combinada con un montón de sentimientos como nerviosismo y entusiasmo.

Obviamente yo le frunzo el ceño sin saber cómo traducir su rostro, estoy a un segundo de gritarle para preguntar qué pasa, pero sin previo aviso siento unas manos deslizarse delicadamente por mi cintura.

Me quedo tiesa en donde estoy, quiero voltear a mirar quién me ha tocado, pero si es Eros echaré parte de mi plan de hoy abajo. Reacciono casi enseguida y continúo bailando, aunque un poco más lento; miro a discreción para abajo y observo las manos que siguen sobre mí.

Los anillos en forma de calavera me confirman que es quien estoy pensando, por lo tanto me restriego a su cuerpo y comienzo a bailarle de la misma forma que Rebecka lo hacia conmigo hace un minuto.

La canción comienza a desvanecerse al tiempo que la introducción de otra se abre paso. Cuando identifico Lurk (TNBHD) casi puedo sentir mi primer victoria, esta canción en particular se me hace extremada sensual.

Empiezo a bailarle de la forma más provocativa posible, me pego a él y dejo que recorra de mi cintura a mis piernas con las manos.

Sin embargo no dejo que mire quién soy, pienso provocarlo antes de revelarle mi identidad.

Mientras me sostiene de la cadera, sube una mano por mi espalda; por lo que veo no es el único con las mismas intenciones que yo, pues aplica la presión exacta para provocarme un escalofrío.

Intento simplemente no sentirlo, pero me ataca con mayor intensidad cuando Eros retira mi cabello de donde está y lo echa al otro lado de mi cuello.

Siento su pecho pegarse a mi espalda, y seguido de eso oigo su respiración en mi oreja al tiempo que acaricia mi brazo con el dorso de los dedos.

—Sé que eres tú, California — susurra.

El corazón me da un vuelco y me quedo pasmada un momento.

Joder, creo que fui descubierta antes de siquiera lograr una parte de mi objetivo. Pero, ¿qué más da? Si ya me ha descubierto y yo he hecho mi jugada, no queda más que terminarla.

Sigo moviéndome, aunque un poco más lento, doy la vuelta y termino mirándolo de frente. El chico no pierde el tiempo, me abraza entrelazando las manos sobre mi espalda y se mueve junto conmigo.

—Sabía que vendrías — contesto al tiempo que le rodeo el cuello con los brazos.

—¿Por eso te pusiste un vestido, tacones y ese lápiz labial?

—No, pero cuando me lo puse supe que qué irías a donde estuviera.

—Pues eres muy inteligente — susurra acercándose peligrosamente a mí.

—Y tú muy estúpido — admito acercándome aún más a su rostro.

—O muy inteligente — corrige antes de eliminar el espacio de un centímetro que nos quedaba.

Odio darme cuenta que ni siquiera se me pasa por la cabeza la idea de hacerle a un lado mientras me besa.

Pero lo que más odio es pensar que tal vez mi plan sea contraproducente, y el que termine enamorado no sea él.


_________________
Siguiente actualización, Martes 12 de enero. 🥴

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro