Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 37 | Bailemos.

               Cause feelings are hard to find
                                      Feelings are hard.
                          But I feel 'em in my chest
                                       A tiny war within
                       But when I pull you closer
                                            I can't explain.

                                         Lauv - Fellings.

GIANNA

El día tan ansiado por todos llegó luego de casi dos semanas de espera. La emoción reina en todos los alumnos de distintas formas: algunos se emocionan más con la llegada del conocido evento, otros están en modo normal, y, por último, están los que no les mueve ni un pelo.

Supongo que serán alguna raza humana extraña.

Cuando recuerdo a Piero pidiéndome para ir con él, una felicidad y un cosquilleo —que ya tengo familiarizado— me abordan.

La noche del miércoles me tocó sacar la bolsa con residuos a la acera, y ahí estaba él, parado frente a mi puerta. Nos habíamos alejado un poco de mi casa, casi llegando a la plaza del vecindario, cuando se detuvo para hablar. Lo miré, nerviosa —pero ansiosa— por saber qué quería decirme.

Suspiró profundo para calmar sus nervios y me propuso acompañarlo a la celebración de hoy. Quería saltar y tocar el cielo con mis manos, pero me obligué a anclarme al suelo. Sonreí ampliamente, como cuando te regalan eso que tanto esperabas.

Así me sentía.

Regresé a casa y, por suerte, no había nadie en el camino hasta mi habitación. Me acosté en la cama sin borrar la sonrisa y comencé a grabar el recuerdo en mi mente para no olvidármelo nunca. Bueno, tal vez estoy exagerando, pero era algo así.

El brillo de sus ojos cuando dije que sí —parecía una propuesta de casamiento ahora que lo pienso— ilumina mi mente.

Suspiro suavemente.

Un sonido desde el exterior de mi casa me hace salir de mi burbuja de recuerdos. Me levanto rápido del sofá del living y corro hacia la puerta, encontrando una morena sonriente.

—¡Hola! —me saluda animada; muy animada—. ¡Vamos, que tenemos sólo tres horas para prepararnos!

—¿Sólo tres horas? —pregunto ante su tono de desesperación.

—¡Es poco tiempo! —chilla.

Me hago hacia un lado con una sonrisa para que pueda entrar a casa. Subimos las escaleras y entramos a mi habitación, no sin antes cerrarla con seguro, sólo para evitar interrupciones a nuestro ritual de preparación.

—Al fin llegó el día —dice Ash, suspirando—. Estaba esperando esta celebración con todas mis ansias.

—Lo sé, Ash, siempre te pones así cuando hay una fiesta. —Me rio.

—No es cierto. —La miro con una ceja enarcada a lo que se encoje de hombros—. Bueno, tal vez un poco.

—Sí, claro, un poco —repito, irónica.

Camino hacia mi armario. Abro las puertas y me paro frente a las prendas de vestir formal, escaneando sutilmente el vestido nuevo colgado en una de las perchas.

—Me encanta ese vestido —dice  mi amiga apareciendo detrás de mí, por encima de mi hombro.

Giro un poco mi cabeza, lo necesario para sonreírle y que pueda verme.

—A mi también.

Aisha y yo nos separamos y comenzamos a alistarnos para la gran noche. Ella saca su vestido, zapatos y maquillaje de su bolso y comienza por arreglarse el cabello. Quiere plancharse los rulos, pero al final la convenzo de que no lo haga. Sus rulos son increíbles, aún más con el color cobrizo de su cabello.

En toda la habitación hay desastre de ropa, maquillajes desparramados sobre la cama y la cómoda y Ash y yo correteando de un lado al otro. La música infaltable hace más llevadera la situación, haciéndonos parar de vez en cuando para bailar algún estribillo pegadizo.

Después de unas dos horas y unos minutos más de estar compartiendo espejos y espacio para arreglarnos, por fin estamos listas.

Las dos nos miramos en el espejo más grande de mi habitación. Ash, con su vestido color amarillo pastel que se ajusta en sus piernas un poco arriba de las rodillas, con un escote en V con tirantes —que, además, resalta gracias a su tono de piel— está hermosa. Sus ondas rebeldes pero perfectas le caen por encima de los hombros. Su maquillaje natural le ilumina el rostro. Y, por último, sus zapatos de tacón plateados con brillo que combinan a la perfección con el resto del look.

—Estás hermosa —murmuro con una sonrisa.

—Tú igual —responde, mirándome con el mismo gesto.

Yo, por mi parte, me veo reflejada con un vestido color rosa viejo, con la parte de abajo suelta que me llega un poco más arriba de las rodillas, se ajusta en mi cintura y tiene un escote circular con tirantes con pequeñas piedras brillantes. Mi cabello está recogido en un improvisado peinado que hice con ayuda de Ash y que tiene un pequeño prendedor que brilla. Mi maquillaje es un poco más notable, sobre todo el brillo rosa en mis labios, mis pestañas cubiertas de rímel y mis mejillas rosas gracias al colorete. Por último, llevo zapatos de tacón negros con tiras en la parte delantera.

Doy una vuelta en mi lugar, con una gran sonrisa, y Ash se me úne.

—Estamos increíbles —dice con un poco del ego alto.

Le guiño un ojo en respuesta y las dos nos reímos.

—¿Lista? —pregunta mi amiga.

—Lista... —La miro— ...y nerviosa —admito.

—Todo saldrá bien. Que Piero te haya invitado me parece una idea increíble. —Sonríe, divertida, y me da pequeños codazos.

Ruedo los ojos en respuesta.

—¿Y tú? ¿Tienes acompañante? —La miro fijamente, poniéndole un poquito de presión, pero sin dejar se sonreír.

—De hecho, sí —responde, para mi sorpresa.

—¿En serio? —Mi boca abierta  demuestra mi repentino shock—. ¿Quién es?

—Comienza con L y termina con ukas —dice, en un chistoso intento de generar misterio.

—¡¿Vas con Lukas?! —Asiente con una sonrisa. Se está divirtiendo con mi reacción—. ¡Mala, no pensabas decirme nada! —Le regalo un codazo, pero retrocede antes de que llegue a destino.

Ash se carcajea, literalmente, en mi cara.

—Es una falta de respeto hacia tu mejor amiga. —Resoplo.

—Lo siento, señora chismosa.

La miro con mala cara. Se aguanta una risita al ver que no me hace gracia. Antes de que yo pueda decir algo, mira la pantalla de su teléfono y se altera al ver la hora.

Sin darme tiempo a respirar, me toma del brazo y bajamos corriendo por las escaleras. Mi papá —que, por suerte no trabaja los sábados— nos espera en el living para llevarnos a la fiesta.

Las mariposas no dejan de revolotear en mi estómago y trato de tranquilizarme con respiraciones pausadas, pero inmediatamente me pongo ansiosa por lo que sea que pueda pasar.

Tengo un presentimiento, aunque no puedo distinguir de qué.

Los tres entramos al auto. Aisha y yo nos miramos con sonrisas cómplices cuando papá arranca el vehículo, camino a nuestro destino de hoy.

                             [...]

La decoración del colegio es increíble. Realmente increíble. Al llegar a la entrada principal, un gran cartel nos da la bienvenida. En él puede leerse, con letras enormes y de color dorado, "Aniversario de la inauguración de nuestra Institución".

La sonrisa que llevo en mi rostro está ahí, firme, cuando entro al lugar, unida al brazo de mi amiga. Todos los años se realiza una fiesta por el aniversario del colegio, pero esta es más importante ya que se celebran los cien años desde su inauguración.

En el patio principal —donde tantas veces me senté con mis amigos a hablar de cualquier cosa— se puede admirar la delicada decoración. Unas tiras de luces cálidas atraviesan todo el patio desde las alturas, iluminándolo todo en esta noche,  combinando con las brillantes estrellas.

Giro mi cabeza para todos lados tratando de observar más del trabajo de los encargados de la decoración, sin querer perderme ningún detalle. En las columnas de cada pasillo hay tiras de papel dorado, blanco y negro, adornando todo de forma sofisticada.

Junto a Aisha nos adentramos entre los grupos de alumnos. Todos visten de manera formal y elegante, desde los chicos con camisa y corbata hasta las chicas con vestidos brillantes y de colores llamativos.

A duras penas llegamos al salón más grande del colegio donde está la pista de baile y la zona de comidas y bebidas.

Qué suerte que estén cerca.

Una melodía suave pero pegadiza está sonando, lo que hace que me emocione aún más.

Ash y yo observamos la mesa con pequeños y sofisticados bocadillos. Intento tomar uno, pero una voz a mi lado —y que logra escucharse por encima de la música— me hace dar un respingo.

—¿Bailamos? —Me volteo hacia mi izquierda y veo a Piero ahí parado.

Me sonríe tiernamente cuando extiende su mano hacia mí.

Nerviosa, me giro hacia mi amiga, que me guiña un ojo y se dispone a hablar, también por encima de la música:

—Yo también voy a bailar, tengo que buscar a mi pareja. ¡Nos vemos!

Me tira un beso con la mano y se aleja de mí. Lentamente volteo hacia el lado de Piero, el cual no se movió ni un centímetro desde su postura anterior.

—Sí, bailemos.

Extiendo mi mano, tomando la suya junto con una gran sonrisa de felicidad.

                             [...]

Dos horas después, mis pies piden a gritos un poco de descanso. Camino —como puedo— hasta unos puff que simulan un pequeño living y me acomodo en el más largo. En eso llega Ash y se sienta a mi lado. Está cansada, igual que yo, pero sin dejar de sonreír.

—No sabía que Lukas bailaba tan bien —dice. Se tira hacia atrás, recostándose en el respaldo del sillón.

—¿Desde cuando te interesa Lukas? ¿Qué me perdí? —pregunto casi gritando.

Creo que no es el mejor lugar para hablar con mi mejor amiga.

—Desde que me invitó a venir a la fiesta con él —responde con naturalidad—. Siempre me pareció un chico lindo, y eso lo sabes. —Asiento.

—¿Se ha formado una nueva pareja? —hablo con voz de locutora de programa de chismes.

—Sí, la tuya con Piero —replica con una sonrisa burlona.

—Sí que eres malvada.

Me giro hacia el frente con los brazos cruzados, ignorando la carcajada de Aisha.

—Mira, allá viene tu Romeo, ¡ve! —me dice, señalando la diagonal derecha.

Efectivamente, Piero viene caminando con una sonrisa de lado a lado. Y con un detalle, un vaso con refresco en cada mano.

Casi de un salto, Ash se levanta de donde estaba y se va caminando para el lado contrario, dejándome sola con Piero.

Algún día me vengaré.

—Pensé que quizá tendrías sed —exclama alegremente. Me entrega uno de los vasos y le sonrío en agradecimiento.

—De hecho, sí. —Le sonrío.

Aprovecho el momento en el que ninguno habla y me quito los zapatos. Mis dedos se estiran agradeciendo la libertad.

De repente, la música cambia a una melodía más suave que ingresa por mis oídos y me produce mil sensaciones.

Levanto la vista hacia mi acompañante y me mira con una sonrisa inocente. Yo, por el contrario, lo miro con reproche al entender lo que hizo.

Sin saber cómo, estoy de camino a la pista de baile tomada de la mano del castaño. Al llegar a un lugar sin mucha gente al rededor, quedamos frente a frente. Muy cerca.

Al siguiente segundo, tengo ambas manos en los hombros de Piero y él ambas en mi cintura. El corazón me late a mil por hora y me es imposible controlarlo.

Nos movemos al compás de la música, no tan lento ni tan rápido.

—Sé que tú pediste que pongan esta canción —susurro cerca de su oído.

—Ups, me descubriste —se burla en el mismo tono.

Agacho mi cabeza para esconder una sonrisa.

—Aún recuerdo cuando me la dedicaste. —Lo miro fijamente. Sus ojos azules me atrapan y puedo ver más allá de ellos, puedo ver los nervios y la emoción que lo invade.

—Y yo aún recuerdo tu reacción.

Asiento varias veces mientras lo veo sonreír de lado. Es inexplicable lo que ocurre en mi interior, pero ese simple gesto de su parte logra formar unas enormes mariposas que revolotean en mi estómago.

O quizá no sean mariposas, si no más bien dragones.

Sí, seguro que sí.

—Cada vez que la escucho me acuerdo de ese momento con todos los detalles —vuelve a susurrar, erizando los vellos de mis brazos.

Vuelvo a fijar mi vista en él. Gracias a la diferencia de altura el me sobrepasa por unos centímetros por lo que tiene que agachar un poco su cabeza.

La música suena a nuestro al rededor, mientras nos movemos a la par, casi automáticamente.

Piero baja lentamente la vista hacia mis labios. Sé lo que está pensando y sólo quiero que lo haga. Los latidos acelerados ya forman parte de mí, acelerándose cada vez un poco más. Acorta los pocos centímetros que nos separan, animándose y haciendo lo que llevaba esperando hace días.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro