Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 29: Una impresora rota, un pajarito rechoncho, y un novio seductor



Es sábado, son las once y treinta y cuatro de la mañana, y estoy contando las veces que Brisa ha entrado sin permiso a mi habitación para preguntarme cuánto me falta hasta que termine. Ya van cinco. Les juro que tengo una almohada lista para echarla ni bien entre de nuevo así le enseño un poco de paciencia a esa demonia loca.

Ya les había comentado que me gusta mucho contar. Mi mente encuentra consuelo al saber cuántos minutos han pasado desde la última vez que papá y yo hablamos: me ayuda a generar ese espacio tan necesario para que su voz venga y llene mi pecho dolorido hasta el borde. Nunca he pasado más de veinte horas sin saber de él, lo cual serían mil doscientos segundos esperándolo.

Contando distancias, latidos, cantidad de minutos, y mensajes, el ardor que tengo en el pecho se vuelve tolerable.

Sé cuantos pasos necesito dar para llegar a la reja de entrada del instituto, agarrar mi bicicleta amarilla, y huir pedaleando sin mirar atrás cada vez que me siento invisible.

Los números me ayudan a reducir mi ansiedad...

En este momento, estoy sentada sobre mi cama con las piernas cruzadas como una india. Mi vista se enfoca en mi acolchado, a mi derecha descansa el libro de cuentos de mi padre y escondido dentro de él, un calendario. Dibujé pequeños corazones en su parte superior izquierda por los días que me he visto con River: ya van cinco al hilo. Mi corazón se acelera de solo pensar en el tiempo que hemos compartido juntos, y en las cosas que hemos hecho.

«Alba, ¿dónde quedó esa adolescente inocente y su moral? No sabría contestar. Lo siento...»

Okay, seré sincera. En verdad no me arrepiento de nada. Desde ese día en la fuente, muchos besos han pasado: algunos tiernos, otros demandantes. Todos hermosos.

Juro que sabe tocar cada rincón de mi piel y hacerla cosquillear. Ayer sin más, estábamos sentados en el living de mi casa (tranquilos, mamá no estaba y mis hermanos aún no regresaban de la escuela) y sus caricias se volvieron más jugadas. Luego de una sesión de besos bastantes subidos de tono, mis piernas terminaron sobre las de él. Mi espalda estaba apoyada en el respaldo del sofá, y sus manos descansaban sobre mis muslos mientras escuchábamos a Oasis, su banda favorita, comiendo bizcochos y tomando un rico chocolate caliente.

Estábamos conversando de todo y nada a la vez, pero entonces, suena Champagne Supernova y el ambiente se carga de una vibra sensual y adictiva. Con lentitud, pero sin pausa, River comenzó a subir y bajar sus manos por mis muslos, y por un breve segundo su pulgar rozó mi entrepierna, en esa zona tan privada y personal entre besos desesperados y jadeos que terminaron consumidos por sus labios. Mis ganas de él no tienen límite.

No sabemos qué castigo le van a dar por la pelea con Tadeo, ya pasó una semana y aún nada. Supongo que tarde o temprano nos vamos a enterar, cosa que me pone los nervios de punta, pero mientras tanto estamos disfrutando de todo.

«Alba, respira. Prometiste ayudar a tu hermana con su tarea y aquí estás, soñando despierta con los brazos de River y como se flexionan cuando te abraza, o como se mueven sus omoplatos cuando está de espaldas prendiendo su moto. ¿Ves? No tienes remedio. ¡Concéntrate!»

—Petición denegada —dice mi cerebro, mientras vuelvo a acordarme del azul infinito de sus ojos, decorados con esas pestañas azabache que solo logran profundizar su mirada, e incrementar los latidos de mi enajenado corazón.

O de esa V en su bajo abdomen... La misma que pude descubrir cuando se recostó en el sofá, con ambos brazos detrás de su nuca y su suéter gris topo se subió unos centímetros.

¡Mierda! No puedo parar de pensar en él.

A veces estoy hablando con papá y mi celular suena y sé que es River. Acto seguido, la voz de mi padre se desvanece. Espero que no esté enojado conmigo por pasar tiempo con mi novio.

¡Mi novio! Me colapsan las neuronas al decir semejante cosa. Recuerdo cómo me llamó su novia en la mitad del patio del instituto, y todavía no me lo puedo creer, mi frecuencia cardíaca se acelera a velocidad inhumana. Soy tan inexperta en todo. No quiero ni pensar lo que voy a hacer cuando... ni siquiera puedo enunciarlo.

Buscar en Google "como tener tu primera vez y no morir en el intento" fue el epítome de la vergüenza ajena para los que se tomaron el trabajo de hacer el video, y para mí: lo suficientemente patética para darle clic. Sí, adelante; pueden reírse tranquilos.

En fin, Brisa ha pasado de entrar a mi cuarto, a sentarse detrás de mi puerta y gemir como cachorro abandonado. ¡La mato!

Mi celular vibra y sé perfectamente quién me ha mandado un mensaje. Hasta mi estómago sabe, ya que comienza a dar volteretas en anticipación. Siempre me escribe alrededor del mediodía: es la séptima vez consecutiva que lo hace.


Una sola palabra, que ya se ha vuelto tan nuestra, logra hacerme sonreír como una tonta mientras me da un vuelco el corazón.

Escribo tres veces mi estúpida respuesta, la borro una y otra vez antes de darme cuenta de que solo necesito dejarme llevar...

«Ay, dios mío. ¿Qué me estás haciendo, nenito acuoso?»

Es cierto lo que dice River, las impresoras tienen ese sexto sentido y son muy mala gente: deciden arruinarte la vida y fallarte cuando más las necesitas. Pequeñas mierditas.

Brisa tiene que llevar a la escuela una imagen de su pájaro favorito, y buscar información sobre su hábitat y dieta. Anoche mientras cenábamos, comenzó a quejarse de que no podía hacer la tarea y que la maestra le iba a poner mala nota.

—No es tan complicado, Brisa —le dije, observando su cara de puchero.

—¿A sí? —me contestó poniendo sus traviesos ojos en blanco—. Entonces mejor dibújame uno.

Y aquí estoy. Obedeciendo los caprichos de la infanta juvenil, pintando un colibrí que parece un hada gordita.

Clover me hocica la pierna pidiendo mimos, y mientras la acaricio detrás de sus orejas peludas, le envió una foto a River mostrándole a mi pobre pájaro desahuciado.

Leo una y otra vez su contestación y las mariposas en mi estómago revolotean alocadas. Todo lo que dice y hace es maravilloso. Modo Alba hormonada: activado.

Sonrío abiertamente mirando la pantalla: es un hábito reciente que he desarrollado en torno a todo lo relacionado con esta criatura de nombre acuoso, que parece querer enloquecerme con sus caricias audaces, y sus comentarios divertidos. Cuando pienso en él, nada más me importa. Ni siquiera el sol que rompe las nubes calentando mi cuello a través de las cortinas de mi habitación haciéndome sudar incómodamente.

No dejo de sonreír. Estoy mirando mi celular con cara de tonta, tanto, que si pudiera verme en un espejo me daría vergüenza lo patética que soy.

Clover resopla pidiendo atención, le doy una palmada en la cabeza, y ella apoya su cuerpo contra mi lado derecho cosa que contribuye a que transpire más que antes.

Me la quitaría de encima con un rezongo, pero no puedo. La miro y recuerdo todas las razones por las que es tan importante para mí. La amo demasiado. La dejo estar, ella puede asfixiarme todo lo que se le dé la gana.

Un zumbido trae más cosquilleos y hasta un bailecito ridículo arriba de mi cama.

¿Sobrevivir a una cita de verdad contigo, en tu moto? ¿Con tu voz ronca y toda una constelación de posibilidades que ni siquiera puedo enumerar aunque quisiera?

Sí, claro. Muy fácil.

¡Habla por ti mismo, River!

Mi cuerpo tiene otras ideas: vibrar, desmayarse, temblar, suspirar eternamente.

¿Mi acalorada imaginación? Mejor ni digo.







N/A

¡Hola, mis amores! ¡Los extrañé!

Espero que les guste este capi <3 

Chuik de choko 💋🍫

Noda

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro