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Capítulo 5


La primera y segunda clase fueron igual de aburridas que siempre, algunos de mis compañeros durmieron la mitad de las clases, otros chateaban en sus celulares, unos tanto escuchaban música con sus audífonos puestos, y menos de la mitad prestaba atención a la clase, entre esos pocos de la mitad, estaba yo, Tae estaba en los que dormía, al parecer no tuvo buena noche, ya que no suele dormir en clases. El profesor indico que la clase había terminado, segundos después sonó el timbre corroborando lo que dijo el profesor. Me acerque a Tae para despertarlo, pero me costó un poco.

—¿Tuviste mala noche? —le pregunte mientras caminábamos hacia el comedor para almorzar—. No es normal que te duermas en clases.

—Me quede viendo una serie hasta tarde, me entusiasme y no me di cuenta de que eran las cuatro de la mañana —bostezo repetidas veces, sobando sus ojos seguido—. Quiero dormir.

—Si tenías tanto sueño, no debiste venir a clases —llegamos al comedor y nos formamos en la fila—.

—No iba a venir, pero mi madre me despertó —bufo molesto—. Ya sabes cómo es ella.

—Lo sé —reí sintiendo lastima por él, su madre es muy estricta, deja que salga con quien quiera, que salga a fiestas y se emborrache si quiere, pero respecto a sus estudios era peor que un sargento, aunque llegara borracho al otro día lo despertaba como fuera con tal que asista a clases—. Ahora tendremos la hora libre.

—¿Por qué? —pregunto emocionado—.

—Como dormías no escuchaste —avanzaba rápido la fila—. El profesor aviso que su colega tuvo una urgencia familiar, por lo que no tendremos clases con él, puedes dormir esas dos horas.

—¡Qué suerte! —exclamó alzando los brazos—. Dormiré entonces.

Una vez que tuvimos las bandejas en nuestras manos, elegimos nuestros almuerzos, ensaladas y postres. Tae busco a sus amigos, quienes ya estaban sentados, me dijo que fuera con él y así lo hice, sentándome frente a Jimin....de nuevo. Ho Seok hizo una mueca al verme, pero Tae golpeo su brazo no tan fuerte y este solo miro molesto a TaeHyung.

—Hola de nuevo —lo salude sonriendo, él solo siguió comiendo, sin darme importancia—. Esta buena la comida.

—Cállate, me duele la cabeza —dijo con tono molesto—.

—Lo siento —me disculpe y deje de hablar, comiendo en total silencio—.

Los cuatro estábamos en completo silencio, siendo incómodo para mí, hubiera preferido almorzar solo, como solía hacer todos los días. En eso el silencio fue interrumpido por la musiquita de mi celular, lo saque del bolsillo de mi pantalón, "Robert" salía en la pantalla.

—¿Qué pasa? —pregunte algo malhumorado, él sabía que a estas horas me encontraba en el colegio—.

—Necesito que llegues una hora antes —siempre con ese tono tan superior—.

—¿Por qué?

—Solo hazlo, no preguntes.

—Está bien, por cierto, necesito que me adelantes un poco de dinero —sabía que odiaba que le pidieran dinero por adelantando, pero no me quedaba de otra, casi no teníamos nada para comer en casa—.

—Está bien, hablamos en la noche, adiós —terminó la llamada, guarde mi celular en mi bolsillo, Tae me miro preocupado, solo le sonreí—.

—¿Otra vez Robert? —Tae y Robert eran conocidos desde hace ya tiempo, pues Tae solía frecuentar mucho ese lugar antes y después de ser novios—. Debería hablar con él.

—No —dije enseguida—. Si lo haces me enojaré contigo —me puse de pie, llamando la atención de Jimin—. Nos vemos después, permiso —y me alejé llevándome la bandeja, la deje en el mesón de las bandejas sucias y abandoné el comedor—.

La siguiente clase estuvimos sin profesor, por lo que aproveche para repasar un poco en matemáticas, ya que en la tarde no tendría tiempo de estudiar. Mire a Tae, quien estaba durmiendo, volví la mirada a mi cuaderno, cuando en eso recibí un mensaje de texto al celular, lo saque y era un número desconocido.

"Necesito ayuda en idioma, Tae me comentó que eres bueno en esa asignatura, ayúdame y te pagare"

No sabía de quién era el número, comencé a mirar a mi alrededor y no veía a nadie con su celular en mano, mire hacia fuera por la ventana y lo vi a él, mirando hacia mi sala, a mí, alzó su mano y me enseño su celular, el mensaje había sido de él, por lo que rápidamente guarde mis cosas y abandone rápidamente mi sala. Estaba en el patio de la cancha de futbol, por lo que tuve que correr por el pasillo del segundo piso, hasta el primero, atravesar el comedor y llegar a la puerta que daba hacia el patio de la cancha, él seguía parado en el mismo lugar.

—El mensaje ¿ha sido tuyo? —le pregunte recuperando el aliento—.

—Sí —comenzó a adentrarse al colegio, por lo que lo seguí—. Vamos al laboratorio, a esta hora debe estar libre.

—Está bien.

Lo seguí sin hablar, en realidad no me molestaba tener que ayudarlo en idioma, no quiero decir que sea el mejor en esa materia, pero al menos me iba bien y mis notas son buenas. Subimos por las escaleras hasta el tercer piso, pues Jimin se refería a ese laboratorio, ya que el otro queda en el segundo piso y lo utilizan los que van en último año. Abrió la puerta, adentrándose seguido por mí, me hizo señal de que la cerrara y así lo hice. Caminé hasta donde él estaba, pero preferí sentarme frente a él.

—Siéntate junto a mí, será más fácil el entender —me dijo sin mirar, esperando que me sentara a su lado—. Date prisa, solo tenemos una hora.

—Sí, lo siento —rápidamente me senté a su lado, saqué mi cuaderno de mi mochila y lápiz—. ¿Por dónde quieres comenzar?

—Hmm.... no entiendo eso del....—de pronto se me quedo viendo, en silencio, por varios segundos ¿Qué debía decir? No entiendo la forma en que me miraba—.

—Este... ¿pasa algo? —pregunte avergonzado—.

—Te quiero follar —aquello me dejo boquiabierto, ¿acababa de escuchar mal? —. Es más, voy a hacerlo.

—¿Qué? Espera... —me puse de pie rápidamente, no es como si no quisiera, solo que... ¿en el laboratorio? ¿era en serio? —. Estamos en el laboratorio y además...

—Cuando te quiera follar, lo haré ¿acaso no te gusto?

—Me gustas...

—Bien —se acercó rápidamente, comenzando a desabrochar el botón de mi pantalón—. Bájatelo, rápido.

Termine por bajarme yo mismo el pantalón y el bóxer. Me agarró de la cintura y me volteó, gire mi cabeza un poco, viendo como comenzaba a bajarse los pantalones y su bóxer, dejando al aire su pene, el cual pude ver erecto, ¿acaso yo lo puse así? Ni siquiera lo toque. Se puso el preservativo y sin más, me penetro, solté un grito por el dolor, al igual que él, pero trató de hacerlo en voz baja, de seguro para que no lo escuchara. Se acomodó, adentrándose más en mi entrada, metiendo lo más hondo que pudo, me dolía, pero me gustaba, el tenerlo dentro de mí me gustaba, me excitaba. Comenzó a moverse de forma bruta, mi abdomen bajo chocaba con la mesa del laboratorio, mis rodillas se golpeaban contra la puerta de la mesa ya que en ellas se guardan los instrumentos para los experimentos. Aun así, no se detuvo, moviéndose con más rapidez, siendo bruto, torpe, sin importarle que me podía doler.

—Jimin...Dios...ah... —mis manos estaban sobre la mesa, apoyadas a ellas, sudadas, entrecerraba mis ojos por la fuerza que estaba ejerciendo en sus penetraciones, mi pene estaba completamente duro, contra la puerta de la mesa, me dolía tanto por el tacto como por la erección—.

No decía nada, solo podía escuchar sus jadeos y sus gemidos, ya no los ahogaba, podía escucharlos con claridad. Dio una nalgada a mi trasero, la cual me dolió mucho, me ardía donde él me golpeó, por lo que sobe esa nalga, pero enseguida quito su mano, colocando la de él, creí me sobaría, pero, al contrario, agarro esa nalga y comenzó a apretarla con fuerza. No le fue suficiente con una, por lo que agarro mi nalga libre e hizo lo mismo, le dio una palmada y siguió con los apretones. Llevo sus manos a mi cintura, atrayéndola hacia él, haciendo más profunda su penetración, si es que eso era posible.

—Aahh... —ya no podía controlar mis propios gemidos, eran más fuertes que yo, la erección mi dolía, por lo que, como pude lleve mi mano a ella y me comencé a masturbar, tenía que hacerlo, lo necesitaba—.

Me estaba muriendo del placer que me estaba dando Jimin y el placer de mi masturbación, era demasiado para mí, sumándole el miedo de que alguien nos pillara y nos reportaran. Aumente el movimiento de mi mano, quería terminar ya con esto.

—Cerdo —le oí decir al ver como mi liquido cayó al piso—.

Minutos después, salió de mí, eyaculando en mis nalgas, lo sé ya que pude sentir su liquido caliente en ellas. Se la sacudió, algunas gotas en el piso, se acomodó la ropa, camino quedando frente a mí, viendo mi cara agotada, sudada, llena de placer y dolor. No sé dónde habrá tirado el preservativo usado.

—Una linda imagen —dijo con tono burlón y sentí el "clic" de una foto, me había fotografiado con su celular, guardándolo en su pantalón—. Otro día me enseñas idioma, te llamaré —caminó hacia la puerta y me dejó solo—.



Jimin POV.


Mi idea, al principio, era que me enseñara idioma, pues no soy para nada bueno en esa materia y Tae me recomendó que le pidiera ayuda a su amigo y que de paso le pagara, ya que estaba falta de dinero. Se había sentado frente a mí y eso no estaba bien, entendía mejor cuando me explican de cerca, por lo que le ordené que se sentara a mi lado, estaba por decirle que era lo que no entendía, lo cual es casi todo, pero lo vi; su cara, sus ojos, esa mirada que me descoloco, las ganas de querer fallarlo ahí mismo me ganaron, tenía que hacerlo, me había excitado con solo verlo unos segundos y ya estaba duro. Odio quedarme con las ganas, por lo que rápidamente le comencé a desabrochar el botón de su pantalón, me miraba extrañado, dudando de hacerlo o no, por lo que me aproveché del hecho de que le "gusto" y al final se dejó hacer y deshacer como quise.

Ver sus nalgas redondas, ansiosas por ser tocadas y azotadas por mi terminaron por ponerme aún más duro. Lo penetre enseguida, fue ahí cuando supe que esta no sería ni la segunda ni la última, porque sí, la primera vez que lo folle en aquel baño, supe enseguida que el culo que tenía frente a mí sería tocado por mí en varias ocasiones. Nadie me había puesto duro con solo una mirada, este chico tiene algo que ni yo mismo sé cómo explicar, sólo sé que el metérselo es demasiado placentero para mí, es más, lo deseo más de lo que desee alguna vez a ... Yoon Gi, pero eso no significa que me guste, solo es un deseo sexual más fuerte que yo, aun amo a mi ex y dudo que el tal JungKook logre hacer que lo olvide.

Al ver su cara llena de sudor y agotada, dejándome ver el placer que aun sentía, no me resistí guardar aquello en una foto, una linda imagen merecía estar guardada en mi celular, me podría servir en alguna ocasión. Abandone el laboratorio, pero antes le dije que otro día me enseñara idioma, que lo llamara y así lo haría. Quizá no logre hacer que olvide a Yoon Gi, pero sí que me diera un placer indescriptible, algo que no se puede explicar con simples palabras.

En clases, el profesor de historia hablaba de la primera guerra mundial, a la cual ni importancia le di, miré por la ventana y vi que Tae estaba en clases de deporte, algo me pareció extraño, JungKook estaba tirado en el pasto, de seguro no se podía el culo ni las piernas. Pero no estaba solo, ese chico de siempre, del cual no recuerdo su nombre, estaba dándole ánimos al parecer, tratando de levantarlo ahora, pero él se negaba, volviendo a tirarse en el pasto.

—Idiota —dije, olvidando que estaba en clases—.

—Si le parezco idiota, puede abandonar mi clase joven Park —me regañó el profesor, por lo que sin discutirle me levante de mi asiento y caminé hacia la puerta, hice una reverencia y abandone la sala—.

Hace tiempo no molesto a mi amigo Tae en clases de deporte, quizás un poco de diversión y bromas no estaría mal. Me dirigí al patio para llevar a cabo mi plan de bromas. Tae estaba haciendo flexiones, por lo que mejor espere a que terminara, mientras.

—¿Tan adolorido te deje que no haces deporte? —se sobresaltó, sentándose en el pasto, sus mejillas se ruborizaron—.

—Algo.... —respondió avergonzado—. Tuve que limpiar solo, no fue justo.

—Tú fuiste el que más manchó, cerdo —me burle, quedando de pie junto a él—. No discutes, bien que lo disfrutaste.

—Tú... —fue interrumpido por mi amigo Tae—.

—Jimin ¿Qué haces aquí? Deberías estar en historia —se sentó junto a su amigo, depositando su cabeza en las piernas del menor—. ¿Te echaron?

—Algo así —los mire—. Te deben de doler más las piernas —dije burlón—.

—¿Hmm? —Tae miro a su amigo, confundido—. ¿Por qué te duelen? ¿Qué hiciste JungKook?

—Nada —tartamudeo—. Pesas Tae, saca tu cabeza —lo empujo, cayendo su cabeza sobre el pasto—.

—Que mala persona, bien que antes no te molestaba —se quejó enojado—. Siempre dejabas que descansara sobre tus piernas cuando éramos novios.

—Cuando lo éramos, ya no —con algo de dificultad se levantó—. Mejor me voy, adiós, Jimin —se despidió sin mirarme y se acercó a sus demás compañeros—.

—¿Qué le viste? —me senté a su lado, lo pensó un rato—. ¿Qué te gustó de él?

—Sus nalgas, muy sexys cuando se lo metía —sonrió con morbosidad, de seguro recordó algunos de sus encuentros sexuales con él—. Sí, definitivamente sus nalgas.

—¿Son mejores que las de Ho Seok?

—No tienen comparación —centró su mirada en el menor—. Aunque dejando el morbo de lado, JungKook es un chico único, nadie se le iguala, nadie —sin quitarle la mirada de encima—.

—Si es tan único ¿Por qué terminaron? —de pronto sentí curiosidad—.

—Porque el merece algo mejor que yo, soy un puto, me gusta el sexo y mi JungKook no se merece eso —me miro—. Él, mi JungKook merece amor y felicidad.

—Idiota —me burle y él sonrió conmigo—.


JungKook POV.


No sé bien qué pasaba por la cabeza de Jimin mientras estábamos en el laboratorio, solo sé que fui feliz estando con él, a pesar de la forma en cómo me trató. Creo que ya me acostumbré a sentirme de esa manera, como su juguete sexual, después de todo, no hay mucha diferencia entre un juguete sexual y un prostituto, sólo que en uno me pagan. A pesar de toda la frialdad y la indiferencia de Jimin hacia mi persona, estoy dispuesto a seguir ese tipo de relación, si es que se le puede llamar relación a eso, aun así, quiero seguir, puedo estar a su lado y sentirme útil para él, eso me da felicidad por unos minutos. En ocasiones me pregunto que le vi, y enseguida recuerdo ese día, en el concierto y cuando me salvó, aunque de seguro él a mí no me recuerda, o al menos no ese momento, ese día.

Cuando llegue a casa, mi madre me preguntó si me sentía mal o si me había pasado algo, diciéndome que me veía más agotado de lo normal y que mi caminar era extraño, cosa que es normal después de lo que paso en el laboratorio, ser al que se lo meten no es tan fácil, al menos había perdido esa costumbre desde que terminé con TaeHyung, siendo puto soy yo el que les da placer a mis clientes, metiéndoles mi pene en sus culos, mamándoselas y entre otras cosas que ellos me piden. Jamás he dejado que un cliente me la meta, sólo uno me lo pidió, pero me negué y en la actualidad sigue yendo, sabiendo que eso no pasara. Después de tiempo, Jimin ha sido quien me la ha metido y bastante fuerte, al menos Tae tenía cierta delicadeza, claro, tenía que amenazarlo, diciéndole que si me lo hacía fuerte se acababa, cosa que con Jimin sé que no funcionará.

—¡Hijo, baja a cenar! —interrumpió mis pensamientos mi dulce madre—.

—¡Ya voy, mamá! —le respondí gritando, terminando de sacarme el uniforme, mi madre había llegado una hora antes, pues había días en los que salía más temprano y otros donde llegaba pasado las diez de la noche—.

El vivir solos, sin más familiares no es tan difícil y doloroso, pues cuando mi padre estaba vivo, siempre fuimos sólo los tres. Sus padres estaban en contra de su matrimonio con mi madre y viceversa con los padres de ella, por lo que rompieron todo tipo de contacto con ellos, así que desde niño sólo los he tenido a ellos, bueno, ahora solo a mi madre. Jamás conocí a mis abuelos, supongo que tendré algún tío o tía, quizá uno o dos primos, no lo sé y a estas alturas de la vida no me interesa el conocerlos.

—Hijo —me sirvió agua caliente en la taza para que bebiera un té—. ¿Cómo vas con tus estudios? estos días he llegado algo tarde y no hemos podido hablar mucho.

—Van bien mamá, no te preocupes —le sonreí para que no se preocupara—. ¿Y tú? ¿Cómo vas con tu trabajo?

—Ya sabes, lo mismo de siempre —se sentó frente a mí, agregando dos cucharadas de azúcar a su café—. ¿Y Tae cómo está? ¿sigue yéndole mal en historia?

—Ya sabes cómo es él —nos reímos—. pero hace lo que puede, quizá te venga a visitar si lo invitas.

—Dile que venga este fin de semana, estaré libre el sábado y puedo prepararles un delicioso almuerzo.

—Le diré.

Media hora después terminamos de cenar, entre platica y platica, recordando la relación que tuve tiempo atrás con TaeHyung. Mi madre nos apoyó desde un principio y ahora lo adora tanto como a mí. Se lamenta el que termináramos, pero agradece el hecho de que siguiéramos siendo amigos. No me pregunta sobre mi vida amorosa en la actualidad, ya que le comenté una vez que no estaba interesado por el momento, también ignora lo que pasa entre Jimin y yo, es que si le comento que tengo quien me gusta, querrá que le hable de él y me llenara de preguntaras, terminare por contarle que solo tenemos sexo y que no es nada amable conmigo, y antes de conocerlo ya será odiado por ella. Me di un baño rápido, pues hoy tenía que trabajar, siendo las ocho, solo tenía veinte minutos para estar listo y llegar justo a las nueve, Robert odia que lleguemos tarde, no aguanta ni cinco minutos de tardanza, lo descuenta todo cuando llega el día de pagarnos nuestras horas extras por así decir, lo que en realidad significa eso, es cuando reemplazamos a otro compañero, en mi caso, cuando tengo que reemplazar a Judith.

—Bien JungKook, esta noche Judith volverá a faltar, así que ya sabes qué debes hacer —termino de darme las ultimas órdenes y me envió a cambiar, ya que el primer cliente esperaba por mí en la barra del local—. No olvides que algunos no querrán más que un oral, ya sabes —me guiño el ojo siendo asqueroso para mi vista y se alejó—.

—JungKook, da lo mejor ¡ya sabes! —me animé y me dirigí a la habitación para cambiarme—.

Otra noche de tener que follar a hombres que en mi vida he visto, hombres de los cuales no sé nada, hombres de los cuales ni los nombres sé, solo sé que son personas importantes y que ellos pagarán mis deudas si hago lo que corresponde. Muchas veces este tipo de cosas me cansa, llegando a sentir asco de mí mismo, pero ¿Qué le haré?, es una vida que yo mismo elegí y no puedo culpar a nadie por eso, ni siquiera a mi padre por morir y dejarnos solos.

Los clientes de Judith son un tanto extraño, pidiéndome cosas que antes no había hecho hasta ser pedido por ellos, no entiendo como Judith puede hacer ese tipo de cosas tan asquerosas y antihigiénico, en fin, tengo que hacerlo quiera o no, sino, luego se quejaran con mi jefe y eso me costara dinero, cosa que no puedo permitírmelo. Uno de los clientes me clavo las uñas en el abdomen, dejándome una marca, la cual de seguro no se borraría al día siguiente, genial, una marca, era lo que menos quería, no ahora en la situación en la que me encuentro con Jimin. Una vez más Hyuk volvió a llevarme hasta mi casa, siendo las dos de la madrugada, quise invitarle un café, pero me confesó que tenía que juntarse con alguien y no podía, pero que para otra invitación aceptada gustosamente, por lo que quedamos para otro día. Volví a darme otro baño y me fui a dormir, mamá estaba dormida por lo que solo besé su frente y me despedí, era hora de unirme al mundo de los sueños.

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