
Simple egoísta.
Hubo un silencio hasta que Saúl lo interrumpe.— Tal vez fue cuando me alejé de mis redes sociales, déjame buscar.
—Tal vez, creí que eras tu quien no quería saber de mi...
— Mira estoy algo cansado y supongo que tu también, no te lo tomes a mal pero tengo que volver a ponerte la mordaza.— Le decía mientras se la colocaba.— Así que mañana hablaremos de aquello.
Saúl se levantó rápidamente, abrió y cerró la puerta muy brusco, se dirigió al comedor donde David le recibe:
—¿Como te fue? No pareces muy...
—¿Lo sabias?
—¿Saber qué?
—Que ella me había buscado ¿Lo sabías?
—Yo... no...
—¿O a caso fuiste tú?— Le dijo Saul a Mario.
—No tengo ni la menor idea de que estas hablando.
—Si lo se... Fuiste tú— Señalando a David y tras esto él se levantó de su asiento— Tú eres el único idiota que se interpone en los planes de los demás solo cuando ve que podría...
—Yo no fui.
—Ah, claro, quizá fue Ar...
—No digas su nombre.— Mientras David decía esto, Mario se levantaba de la mesa.
—¿Por qué? ¿A caso es como un espectro maligno que aparecerá si decimos su nombre? ¿A caso le temes?
—Cállate.
—¡¿Fuiste tu o no?!
—Yo...— David se quedó en silencio por un rato.
—Esta bien, lo llamaré.
—¡No! Ya estamos muy lejos como para que él lo tire todo por todo por la borda.
—¡Entonces contesta mi maldita pregunta!
—... Sí, sí, sí... fui yo ¿ok?— Tras decir esto Saúl dio un paso al frente con intenciones de golpear a David pero al mismo tiempo Mario se acercó a ellos para impedir aquella pelea, Saúl entiende que no es lo mejor pelear, aún así la ira se mantiene latente y libera sus pensamientos de una forma tan áspera para así dejar pensando a David.
—No soy el único al que le has arruinado el futuro... y lo sabes.— Saúl se va indignado de la casa pero antes de cerrar la puerta dice:— Volvere mañana, ya hemos llegado muy lejos.
—¿Por que tienes que ocultarnos cosas?— Pregunta Mario.
—¿También tú?
—Tu problema es que no confías en alguien que no sea Jella.
—Yo solo trato de protegerlos.
—¿Protegernos de que? Simplemente eres un egoísta.—Impone Mario tras dejar aquella sala y dirigirse a su habitación, mientras David sólo se sienta, pone sus manos en su cabeza y se dice a sí mismo con voz baja:
—Yo no fui.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro