Reencuentro.
Seguir a alguien puede resultar fácil, no de un modo "psicopatico", al menos no más ¿cierto? No se necesita seguir cada momento, saber cada segundo de su rutina, planear totalmente como llegar, verificar cada segundo, solo necesitamos ir a un lugar que frecuenta, a veces es tan fácil por que se comparte cada momento de su vida en redes sociales, pero otras simplemente no, solo queremos despedirnos, solo buscamos eso.
Así que nos pusimos de acuerdo y empezamos con Isabella, por el momento sabemos que ella debería estar en sus prácticas profesionales entre semana, trabaja solo los fines de semana, así que solo basta saber con donde va y que lugar seria bueno para un momento. Mario quería seguirla en un principio, solo disimular un poco estar por su vecindario, a pesar de la gente entrometida, realmente no sabrían a quien estuviésemos espiando, de cualquier forma son tan idiotas, tan tontos, bastaría con ir tres días a pie y dos en automóvil, realmente nunca ponen atención en nada, todo parecía estar bien con este planeado hasta que de manera repentina Saul Pregunto:
—No sería mejor, mandarle mensaje, invitarle a salir, no lo hicimos antes por miedo, pero ahora, podríamos intentarlo.
—Supongo que tienes razón.— Dijo Mario.
Tras esto Mario tomó el control, tomó su teléfono y la busco en su red social... Nervioso estuvo esperando por horas, claro estábamos haciendo otras cosas, no era necesario estar esperando siempre ahí, hasta que en su momento, Isabella se conecto, Mario se lleno de nervios y envió un mensaje que decía "Hola", mientras pensaba en como le contestaría, en como la invitaría a algún lado al que anteriormente no pudieron ir, en como sería una buena despedida, a veces es linda la ensoñación ¿Cierto?.
Pasaron 3 días, tres tortuosos días hasta que por fin... Mario dijo:
—Sabía que esto pasaria... No, no me mal entiendan se que no esta en la obligación de contestarme, pero... esto es importante para mi... Muy importante... si la sigo molestando solo seré eso... No me deja otra opción... solo queda este repentino encuentro... Esta vez no lastimaremos a nadie, solo espero que sea rápido, solo quiero verle una última vez.
De manera recurrente siempre espera su autobús enfrente de un parque entre semana, por eso de las 12 de la tarde ¿Irá a su trabajo o a algún otro lado? No lo sabemos, solo queríamos determinar este pequeño punto de encuentro, solo los domingos no está a esa hora, al salir si su autobús no pasa al minuto, pasará a los 10 minutos. Ya todo estaba listo hasta que Mario piensa:
《Ya no se si esto esta bien, Ya no se que pensar, ya no se que hacer, supongo que si no hago esto al final todo terminara y quiero hacerlo, en verdad quiero hacerlo, pero puede que me vuelva a rechazar como aquel mensaje, Miro al reloj y se que puedo llegar a tiempo de poder encontrarme con ella, es probable que sea la última vez, pero puede que nunca lo haga... Algo para decir adiós, algo para que todo esto al fin termine, no quería que acabase así, pero ya no siento que pueda amar a nadie más, lo intente y bueno, el resto es historia, pero si no lo hago, no lo se, siento que esta cosa tan estúpida como decir adiós me ayudaría bastante, así que bueno, supongo que me veo bien, en verdad hace falta ese espejo, pero OK, terminemos este encuentro"
Mario salió directamente a la parada de aquel autobús, se sentó en aquella banca, casi no hay gente aquí y a veces se subía con otras dos personas, no que ella subiera con esas dos es que esas dos también frecuentan el autobús, como sea tras un rato paso su autobús y eso solo quería decir una cosa, que no vendría hoy o que simplemente tiene más tiempo para poder hablar con ella, Mario suspiro, estaba muy nervioso, apoyo sus codos en sus piernas y después giro su cabeza, ahí estába, Isabella venía hacia el, ya no había más, ella se recargo en la parada de autobús, claro esto podía ser un rechazo asegurado pero no quieria mirarlo de aquella manera pues estaba viendo a otra parte... bueno que les puedo explicar yo si no hay nadie mejor que uno mismo.
Lleve mis manos a la cara, frote despacio mis ojos y bueno, a mi no me gusta que me toquen la cara, por lo que después solo me desespere un poco, los nervios me invadían... era ella, que más esperaba, no hay más oportunidades y no hay nada más que hacer, así que me levante de la banca, casi muerto por los latidos de mi corazón, toque su hombro izquierdo a lo que ella volteo y dije:
—Isabella.— Mientras una sutil sonrisa brotaba de mi rostro, no sabría decir si es por los nervios o por el momento, quizá ambos.
—Mario, hola ¿Cómo estás? ¿Cuánto tiempo?
—Hola, estoy bien.—Maldita sea en cualquier momento se van a notar mis nervios... Pero bueno, ya esta pasando, ya esta pasando...—Lo mismo digo ¿Cómo estas?
—Bien, ya sabes voy a trabajar.
—Ou, que bien.
—¿Tu estudias o trabajas?
—Estoy, amm, trabajando, pero de noche...
—De noche... ¿De que?
—Bueno pues me dedico a soñar.
—...
—Perdón, si lo se mal chiste.
—Eso no es un chiste.
—¿Ahora eres experta en comedia? Adelante cuéntame un chiste.
—Había un perro que se llamaba pegamento...
—¿Se cayó y se pego?
—No porque traía tapita.
—Ouh.— Si solté una sonrisa fue porque no podía concebir chiste tan malo en si, toque mi rostro, un reflejo inconsciente de Arturo, pero eso activo mi incomodidad a tocar mi cara a lo que solo pude sonreír más.
—Lo ves te hice reír.
—No, no, no es que... Bueno un poco...
—¿Qué haces por aquí?
—Solo iba a ir al centro por unas cosas.
—Que bien.
—... Sabes, fue bueno volver a verte.
—Gracias, lo mismo digo.
Para este punto su camión se dirigía hacia nosotros, lo que significaba de una vez por todas asumirlo, esto había terminado, por qué solo pude decir.—Ahí viene tu autobús.
—Si, tengo que irme.
—Si... Que tengas un lindo día.
—Si, tu también.
—Adiós Isabella...
—Adiós, cuídate.
Subió a su autobús, no volteo, no hubo más, pero tampoco es que haya sido decepcionante, su última palabra lo dejó bastante claro "cuidate" así que sin nada más que me ate a esto, yo también puedo irme, no sin antes poder asegurar que el cuerpo se cuidara... Ja...
Mario me sedio nuevamente el control, era hora de ir a casa, el siguiente en despedirse es Saul así que a la mañana siguiente comenzamos a buscar alguna manera de poder encontrarnos con Marcella, ella era más sencilla, sabíamos donde estudiaba, solo habría que ir en un horario de salida o a partir de el, suponiendo que podría caer entre uno de los siguientes, después de la 1 de la tarde o a las 8 de la noche... Pero no crean que hicimos este plan nuevamente a lo primera opción, Saul dijo que temía que pasara lo mismo así que simplemente nos pasamos directo a buscarla a su escuela. Pasaron 3 días y tres noches, no busquen a nadie en una multitud, es difícil encontrar a alguien de esa manera, la mente se agota lo que dificulta la tarea, en efecto, el control había pasado a Saul de manera tan sutil que nisiquiera sabríamos decir cuando ocurrió, en la tarde del tercer día empece a considerar la idea de buscarla en las mañanas, para que en la noche botara esa idea debido a que hay más gente en la mañana, al igual que autos y bueno, estoy siempre del otro lado de la calle, que haya más autos no facilitaría la tarea. Al cuarto día en la tarde, la vi, estaba saliendo con un grupo de amigos, 2 chicas y un chico, no soy impulsivo pero, es cansado esto, además no siempre sale a la misma hora por lo que solo me estaría cansado seguido, hasta que ellas se fueron y ya era momento, aunque solo fuese un momento, solo habría que decir adiós, no hay problema con que algo salga mal, siempre planee cada palabra que quería decirle, cada momento y nada resultaba del todo asi que no importaba lanzarme. Disimulando un poco me puse al frente de ella, como hablaba con su amigo supongo que fue normal el no verme al principio, alce la mano y logré que volteara, ella me miró y tras eso sonrió, no puedo creerlo, me sonrió, me acerque a ella y dijo:
—Saul ¿Cómo estas?
—Hola Marcella, estoy bien.
—Amm, bueno yo me voy, entonces lo de la tarea te lo mando al rato.—Dijo su compañero.
—Si, porfa.—Luego se dirigió hacia mi.—Me alegra que estés bien ¿Qué haces por aquí?
—Amm, pasaba a buscar algo a la plaza...— Lo dije mientras señalaba detrás de ella.
—La de allá.—Señaló detrás de mí.
—Ah, si es que me gusta dar vueltas, ya sabes.—Marcella soltó una pequeña risa y dijo:
—Yo no digo nada.
—No, no, si... Bueno... ¿Como vas en la escuela?
—Pues ya es mi último año, pero va bien, dentro de lo que cabe... ¿Sigues viviendo con tus amigos?
—¿Mis amigos?
—Mario y David creo que se llamaba el otro.
—Ah si, Si sigo viviendo con ellos.—Originalmente Marcella hubiese sido la primera en saber lo que pasaba con nosotros pero nunca se presentó la oportunidad.
—Que bien, tengo que irme. Caminar hacia arriba y tú vas para allá.
—Si, si, este, adelante, me dio un gusto volver a encontrarte.
—Lo mismo digo.—En ese momento Marcella extendió sus brazos por lo que simplemente la abrace y mientras Solo pude despedir. Ella también lo hizo y me pidió que me cuidara, cruzo la calle, dio algunos pasos y volteo. Yo solo sonreí y agachando la mirada me fui de ahí... Se perfectamente que algo pasó, me abrazo, me sonrió, volteo y tal vez para ver si seguía ahí, pero tenemos que seguir hacia adelante, tenemos que mejorar aunque eso implique decirle adiós a quienes queremos, o tal vez volteo porque recordó que yo venía en la misma dirección en la que estaba la plaza por lo que no tenía sentido ni que señalará para el otro lado ni que viniera de allá, esas cuestiones a las que nunca tendremos respuestas ¿Cierto? Como sea, es momento de que Arturo se ponga de acuerdo con David.
Al volver a casa había algo que no me dejaba en paz, como podía permitir que David pudiera salirse con la suya después de todo, si el me quito todo lo que tenia, yo le quitaré lo único que le importa.
—Bueno, lo mio será más sencillo, anteriormente sabía que cada fin de semana su no va a un antro de por aquí, se va con sus amigos, siempre viste el mismo vestido y...
—Siempre se va a las 4...—Interrumpi y empece a recordar lo que paso aquella noche...
—Si, salimos de ahí a las cuatro aquella noche.
—Apenas lo estaban planeando en realidad.
—No, solo era un tonto escenario complejo, que haríamos, como buscariamos a las demás, es absurdo pensar que puedes secuestrar a alguien así de fácil, que por más libros que leas tus víctimas no reaccionarán de maneras previstas o preparadas, lo único real es la estupidez y la hipocresía de la gente que abandonaría a sus amigos de aquella manera solo por seguir la fiesta.
—No lo sabemos, no tenemos amigos.
—Cómo sea, podemos encontrarla y puedo hacer que...
—Tú no vas a encontrarte con nadie.
Otra conversación fuera, imagino que estamos discutiendo cuando en realidad solo me encuentro en el sillón pensando en todo esto.
—¿De que estas hablando?
—De que tu, no mereces despedirte de nadie, de que tu planeabas todo esto y ese maldito doctor les hizo creer que todo eso es normal.
—¿Ahora sabes más que alguien que se especializo?
—Lo único que se es que un monstruo como tu no merece ningún tipo de redención.
—Me enseñó también a no seguirte el juego.
En ese momento empecé a sentir como iba a tomar el control, pero me reuse, sin embargo mi cabeza empezó a doler, mientras más trataba este dolor se transformaba en migraña pero no iba a volver a permitir que se saliera con la suya, ya no más, se que este dolor de cabeza también le está afectando a el.
—Podrías por favor dejarme tomar el control.
—No.
—Maldita sea Arturo, después de aquello te rendirte y ahora pretendes hacerte el héroe.
—No, no quiero ser un héroe y nisiquiera estoy seguro de lo que llegue a pasar, pero tú eres y serás siempre un jodido monstruo.
—CÁLLATE.
—Adelante, cállame, callame como siempre lo hiciste con nosotros, sometiéndonos con abusos y golpes, apuesto que no le dijiste eso a tu querido doctor.
—SÍ, si lo hice, le conté todo lo que tu no pudieron aceptar y no aceptarlas nunca porque no quieres escucharme.
—La maldita responsabilidad es tuya, no trates de hecharmela a mi.
—Yo lo intente, pero no quieres oírme, tu eres el único que sigue evadiendo todo esto.
—Porque yo no tengo porque volver a sufrir por tus malditas acciones.
—Pero carajo Arturo, Sigues siendo un maldito cobarde, no quieres aceptarlo.
—Y ¿Por qué tú de nuevo?
—Porque necesito despedirme de ella.
—Por favor David, siempre fue lo mismo, La buscaste cuando Isabella salió con Mario, La buscaste Cuando Saul empezó a conocer a Marcella...
—¿La busque cuando empezaste con Chris?
—No metas a ella en esto.
—No la busque porque en ese tiempo ella me aparto tanto y cambió tanto que ya no tenía sentido volver a hablarle, Chris era aquello que necesitaba en mi vida...
—¿Entonces por que la buscas de nuevo?
—Por qué no conozco nada más ¿Si? Esa vez que la volví a encontrar supe que no se olvidó de mi, supe que aún sabía algo de mi y todo lo que...
—Te abandonó...
—No yo me...
—Si lo hizo...
—No... Cuando mi borrachera estaba en aquel punto en el que sabía que si tomaba una más me perdería, fui por esa bebida energetizante...
—No querias propasarte con ella, ahora entiendo.
—No mames Arturo, no todo gira en torno a tu estúpido mundo de perdida.
—Pero quieres que todo gire a tu estúpido mundo de abandonó.
—... Yo solo tome aquella bebida porque quería recordar todo lo que pasaría esa noche... Cuando volví ella ya no estaba... Solo tome más e imagine que seria de todo el dichoso plan, acéptalo Arturo, yo tampoco quería nada de lo que paso.
—Ya lo acepte... Ya lo acepte... Estaré solo siempre que sigamos en esto.
—... Cierto, cierto... No es tu lucha... Todo el peso de la soledad recae en ti... y tienes tu propia lucha... Como sea, ya tuve mi reencuentro... Descuida, ya no volveré a molestarlos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro