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Primera, Segunda Y No Hay Una Tercera.

Me despierto en el sillón, hay una nota con la letra de Saul "Solo chachareamos", es irónico como aún sin realmente querer ser gracioso lo es. Es martes, así que hoy lo más importante es la cita con el psicólogo, así que me levante, me bañe y me puse aquella ropa gris que solamente tengo, me dirigí a la consulta y lo primero que pensé es, que avance tendría hoy, si por alguna forma me podría dar un resumen ya que se que ha pasado mucho y es evidente que la mejoría está.
Entro en su consultorio, me siento en su sillón de terapia y digo:
—Hola doctor.
—Hola.
—¿No sabe quien soy?
—Oh, Arturo, podría decir que es complicado saber con quién estoy hablando a veces, sin embargo es una buena señal, además, su voz cambia sutilmente.
—OK.
—¿Cómo estas?
—No lo se, esperanzado tal vez.
—Interesante ¿Por qué lo dices?
—Veo progreso, veo avance, no lo se, siento que es posible.
—OK ¿Podemos hablar de ti?
—Supongo que si.
—La última vez que hablamos, hablamos de Chris ¿recuerdas?
—Sí.
—Mario me dijo, que le hablaste de algo muy importante.
—¿Aja?
—El que te motiva a levantarte cada mañana, me podrías decir ¿Que es eso?
—Se que a ella no le gustaría verme así, se que en su mejor momento ella me apoyaría en todo y aunque no esté aquí, se que no querría que estuviese mal.
—Entonces, no estas haciendo las cosas por ti ¿Lo haces por ella?
—Si porque se que no le gustaría verme así.
—¿A ti te gustaría verte así?
—Lo que yo piense de mi no importa doc, soy un monstruo y eso solo puede cambiar si ella lo aprueba.
—¿Estas esperando a que vuelva?
—No, nunca lo hará.
—¿Cómo esperas que lo apruebe?
—En su momento lo habría hecho.— Empecé a cuestionarme si en verdad no quería que volviera o si en verdad ella le gustaría verme así.— O quizá ya no, quizá solo me odia y nunca podré salir de aquí.
—Arturo, una persona debe hacer las cosas que son mejor para uno mismo, nunca para complacer o esperar algo de alguien más, a veces no hay recompensa, a veces no hay gratificación y ese principio que estas siguiendo, no te traerá paz.
—Pero, es lo único que me invita a levantarme.
—Arturo, se que es lo único, pero no lo tienes que hacer más por ella, tienes que hacerlo por ti, si ella se alegra porque estés bien, oye esta bien, pero si no lo hace y sigues asi tendrás una recaída.
—Es que, es la única persona con la que podía ser yo...— Una angustia tremenda emprzo a recorrer cada lugar dentro de mi.— ya no quiero estar aquí...
—Tranquilo Arturo, estas teniendo un ataque de ansiedad, es normal ante estas situaciones, respira y te vas a concentrar en lo que sientes.
—No, no, yo...
—Tranquilo, dime ¿Que ves?
—A usted, su escritorio, sus libros.
—¿Qué puedes sentir?
—El sillón, mi ropa...
—Respira hondo y ahora dime ¿Que sientes?
—Solo siento miedo.
—Esta bien sentir miedo ¿Puedes decirme a que?
—A que ella no regrese.
—Ese es un punto de vista en especifico, puedes generalizarlo.
Lo sentí tan claro como el agua, la visión general de mi problema abarca desde el como siempre me he tenido a mi, pero siempre he querido a alguien a mi lado.—Tengo miedo... a quedarme solo.
—¿Te sientes solo, Arturo?
—Muy solo.
—¿Por qué?
—Siempre he estado solo, de niño mis amigos me menospreciaban, siempre hacían a un lado, era el último para escoger. No podía confiar nadie, maestros, padres, alguien, no existía. Siempre estuve solo.
—¿Ahora entiendes por qué te fragmentaste? Fue la única manera en la que tu mente pudo subsistir, tenias que sobrevivir por tu cuenta. No es que solo te tengas a ti, pero eres una persona muy importante como cualquiera, recuerda, todo lo que hiciste lo hiciste por ti y así tiene que ser, debes escoger todo siempre para ti, a veces lo harás sin querer, pero ya no debes esperanzarte a que Chris te apruebe.
Un profundo silencio empezó a invadir la sala, solo podía sentir como me estaba durmiendo, como alguien más estaba saliendo hasta que el doc dice:
—Estas disociando e incluso creo que estas cambiando, por favor es necesario que luches por quedarte, no solo en la terapia, si quieres tomar un tiempo para digerirlo esta bien, pero necesitas quedarte en el control, por favor, no dejes el cambio, vuelve a concentrarte en lo que vez, hueles, oyes y sientes, respira hondo y tranquilo, estás seguro aquí.
Solo podía enfocarme en aquello que me había pedido, sentía de nuevo mi cuerpo, solo que me sentía muy cansado, necesitaba tiempo.
—¿Puedo irme doctor?
—Adelante, pero necesito que reflexiones sobre lo que hablamos hoy, es muy importante.
—Si doctor.
Salí, me fui directamente a mi casa, no podía pensar con claridad, como era posible que no importará, claro que importa, mi vida no sería nada sin ella, pero en verdad vivir sin ella, no puedo imaginar eso, me siento muy mal, supongo que solo me queda dormir.

Al despertar me sentí algo más tranquilo, desperté en mi cama, pero había un problema, era Jueves, eso quiere decir que alguien más había salido ayer, otra vez vuelvo a perder el control, bueno, suponiendo que no volvería a verla o que a ella no le importe lo mejor sería que yo desapareciera, se que no puedo decirle esto completamente a mi psicólogo, pero se que le diré que estoy listo para integrarme, quedarme dormido y si de alguna forma pudiese, a veces pensar en ella ¿Cierto? Así que me preparo, para ir a mi terapia y todo está claro.
Al llegar al consultorio, entrar y sentarme en el sillón el psicólogo dice:
—Hola Arturo.
—Hola.— Digo con un pequeño toque desilusión en mi voz.
—¿Cómo te sientes?
—Me siento mejor.
—¿Estuviste pensando en aquello que te dije?
—Sí, lo estuve pensando.
—¿Qué pensaste?
—Que me quiero curar doc., así que quiero integrarme.
—Sabes de la integración ¿Cómo lo sabes?
—Hablando con Mario, el me dijo que es una posibilidad.
—Esta bien, si en algún momento te sientes incómodo, dime y pararemos la sesión, el proceso de integración es el más difícil en estos casos y todo lo relacionado a este trastorno parece independiente, hay quienes creen que existe y quienes se oponen, pero bueno, basta de hablar, empecemos, ponte cómodo.
—Esta bien Doc.— Me acosté en el sillón.
—Tu cerebro se fragmento para poder seguir con vida, todos tienen que cooperar y se hará en su momento, pero se tienen que aceptar.
—Si.
—¿Entiendes lo que digo?
—Sí.
—Debes aceptar y escuchar a todos. Es paulatino, no existe ritual que junte a todos en un cuarto y que de un momento a otro todos sean uno, necesita un proceso riguroso, si no quieres hacerlo o en cualquier momento tienes dudas, coméntame, es normal tener estas dudas y al mismo tiempo puedes arrepentirte y esta bien, eres una persona como los demás.
—Esta bien.
—OK, empecemos, has escuchado a David.
—Ja... No y no quiero hacerlo.
—Sabes que el al igual que tu son de los más importantes del sistema, debes escucharlo.
—Escuchar ¿Qué?
—El ha hablado conmigo sobre lo que paso aquella noche, lo conoces bien y mentiroso no es, deberías...
—No quiero escuchar al monstruo que me quito todo.
—¿Por qué?
—Por su culpa Chris ya no está en mi vida, no quiero ni pensar lo mal que la paso, ella sufrió por la culpa de David.
—¿Y si solo estas buscando a quien culpar? No te quieres hacer responsable de lo que paso y por eso estas buscando como reprimir esto, estas justificándote pero si no te escuchas no podrás avanzar.
—Claro que no, el sabía lo que hacía y me arrastro a su maldita condena.
—¿Cómo puedes asegurar lo que sabía?
—¿Por qué la presiono a algo que no quería?
—No lo has escuchado, de cualquier forma ¿Podrías decirme cuantas parejas sexuales has tenido? No crees que haya influido que era su primera pareja sexual.
—Claro que no, el sabía que estaba haciendo.
—Arturo, todos cometen errores, el cometió uno y luego...
—Luego ¿Que? La hizo sentir mal.
—Y ¿Cómo has estado tu? Has estado mal y todo porque no puedes explicar lo que paso porque tu mismo lo estas negando.
—Yo no estoy negando nada.— La ira recorría mis venas, me senté en el estúpido sillón encarando a este tonto psicólogo.
—Lo has estado negando, no quieres escucharte.
—Claro que me escucho, quiero ser mejor.
—Para eso deberás perdonarte y escucharte, eso implica perdonar a David y oírle.
—¿Qué mierda estás diciendo?
—Debes oírle.
—Claro que no, estoy seguro que al igual que usted no sabe el daño que le cause, estoy seguro que lo único que busca es justificar un acto deplorable solo para que se sienta bien.
—Estas dejando que tus emociones te controlen.
—Si y ¿sabes que? No necesito que te apiades de un maldito violador.— Dije mientras me levantaba y me dirigía a la puerta.
—Arturo, no siempre voy a decir cosas que quieres escuchar.
—Pero supongo que tampoco debería decir que no quiero escuchar.
Cerré la puerta y me dirigí a casa.

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