Alucinación.
Despierto, no estoy en el piso, estoy en la cama de David, con lágrimas en los ojos, empiezo a reflexionar... He dejado de ser el narrador para empezar a ser un personaje de mi historia... Nuestra historia...
He estado fuera por un tiempo, pero no podía seguir dormido, sin embargo, no se qué ha pasado, no sé que es Real y que no, no quiero terminar en la cárcel así que tengo que ir a liberarlas y escapar de aquí, como era su plan. Me pongo los únicos tenis que tengo, toda la ropa es opaca o en su mayoría gris como la sudadera que he tomado, me siento cansado y es posible que sea porque el cuerpo no ha dormido, no se si tienen a alguien dentro, en ocaciones puedo escuchar que piensan o planean, nunca nos cerramos a nosotros por más feo que nos vieran los demás. Salgo de casa y me dirijo a donde deberían de estar las chicas, corro lo más rápido que puedo, siempre he sido un buen corredor, no me sofoco, tengo una sola cosa en mente y es estar bien, las calles de la ciudad están grises de aquel tono suburbano, los colores resaltan en algunas casa y en toda esa publicidad hecha para distraer, no me importa, todo sigue igual, la gente me mira raro, como si no hubieran visto a alguien correr en su vida, no hay mucha gente pero en toda esa indiferencia logro notar su molestia por verme correr, por 15 minutos de correr he llegado a la privada donde se encuentra esta casa, si lo se, no esta muy lejos de nuestra casa, el guardia de seguridad me detiene y me pregunta a donde voy, le explico que voy a la penúltima casa de las que están al fondo, me responde que en esa casa no vive nadie y por eso no puede dejarme pasar, le digo que soy el dueño pues tengo la llave así que le pide a su compañero que me vigile hasta llegar a la casa y verifique que si es la llave, me acompaña, meto la llave en la cerradura, tomo el pomo y pienso que si en verdad están ahí, todo se sabría ya, tendría que aceptarlo, que más da, he perdido todo, así que solo queda abrir la puerta.
Abro la puerta y la empujo, lo primero que logra apreciarse es la única mesa que se encuentra en la sala, algunas cajas y nada más, la casa está muy empolvada mostrando que ha estado abandonada por mucho tiempo, como si nadie hubiese estado para nada.
—¿A que venías?— Pregunta el guardia.
—Amm, por unas cosas de las cajas.
—Esta bien, no te tardes.
El guardia se va, por lo que entro a la casa y puedo sentir el polvo en la suela de mis zapatos, reviso la bodega que hay debajo las escaleras y no hay nada más que las cosas que guardo mi padre ahí antes de dejar de venir, decido subir a los cuartos de arriba pues es probable que al menos Jella esté ahí, cierro la puerta de la entrada y subo las escaleras, hay algunas telarañas y las paredes tienen marcas de la humedad que han absorbido, los cuartos están cerrados, el primero que abro es el baño pues no creo que este ahí, todo igual y sin espejo, abro el cuarto que tiene la ventana al vecindario pues ahí es poco probable que este por las sombras que puedan proyectarse en la ventana ya que no tiene cortinas, no hay nada por lo que solo queda un cuarto, el de atrás, me siento nervioso al poner mis manos sobre el pomo de aquella puerta, la abro y empujo, pero no hay nada, solo una colchoneta, por lo que si alguien ha estado aquí ha usado ese cuarto para dormir o puede que Jella haya estado aquí y David se la llevó, así que debo hablar con él, encontrarlo antes de que sea demasiado tarde, bajo rápidamente las escaleras, pero antes de irme, decido echar un vistazo a una caja que estaba ahí, donde guardé mi teléfono antes de irme, este se encontraba ahí, sin batería pero tal vez funcione, por lo que es momento de irme.
Al salir de la privada me dirigí a casa lo más rápido que pude, solo que esta vez sin correr 《la ciudad no es tan distinta a como la recuerdo》 vuelvo a pensar, paso por un parque, cruzo un puente y listo, llego a casa y ahí está David, en su auto, justo enfrente de "la casa de Saúl" pues es la misma casa de todos, cruzo la calle y toco el cristal del lado del conductor, David no se había percatado de mi presencia hasta ahora, algo curioso es que él casi nunca tiene su ventana cerrada y el porque la tiene cerrada ahora es fácil, él no está ahí dentro en realidad, es el como nos comunicamos, siguiendo nuestro juego. David después de verme y mostrar algo de desagrado me abre la puerta y sale del auto.
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